Juan de Mañara - Antonio Machado - E-Book

Juan de Mañara E-Book

Antonio Machado

0,0

Beschreibung

Juan de Mañara es una obra de teatro de Antonio Machado que revisita el mito de Don Juan, aunque basada en el personaje histórico de Miguel Mañara. Narra el triángulo amoroso entre el propio Juan, la pérfida Elvira y la sacrificada Beatriz en una historia hacia la redención después de un calvario de crímenes.-

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 78

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Antonio Machado

Juan de Mañara

DRAMA EN TRES ACTOS, EN VERSO

Saga

Juan de Mañara

 

Cover image: Shutterstock

Copyright © 1927, 2021 SAGA Egmont

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788726485356

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.

 

www.sagaegmont.com

Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com

A Josefina Díaz de Artigas,

A (Santiago Artigas

“creadores“ admirables de Beatriz de Montiel y Juan de Mañara. Cordiaimenie,

Los Autores.

Esta comedia se estrenó en Madrid, en el teatro Reina Victoria , la noche del 17 de Marzo de 1927, con el siguiente

REPARTO

PERSONAJES ACTORES Beatriz de Montiel Josefina Díaz de Artigas. Elvira Monserrate Blanch. Doña Casilda Elena Rodríguez. Juan de Mañara y Montiel Santiago Artigas. Don Gonzalo de Montiel . Fulgencio Nogueras. Esteban Larios Manuel Díaz González. Don Gil , sacerdote José Trescoli. Pedro, jardinero Rafael Ragel. Un pobre Manuel Dicenta. Pablo, criado Aniceto Alemán. Mujer 1 .a Eulalia Blanch. Id. 2. a Conchita Ajenjo. Id. 3. a Elisa Hernández. Hombre l. ° Rafael Acevedo. Id. 2. ° Enrique Alvarez.

Hombres y mujeres del pueblo de Sevilla

ACTO PRIMERO

Jardín de una finca de los alrededores de Sevilla

ESCENA PRIMERA

don gonzalo, don gil y doña casilda.

 

don gil

La vocación religiosa

es rara. Cuando la Iglesia

de una piedad desconfía,

que al vulgo asombra, da prueba

de cordura. Pocos nacen

para la vida perfecta

del claustro. Y a la mujer,

que un mundo entrevisto apenas

quiere renunciar, conviene

enseñarle cuantas sendas

son de Dios, que a nadie obliga

a seguir la más estrecha.

 

don gonzalo

Don Gil, conozco a mi sangre:

monjitas y calaveras.

Ya sabe usted que tenemos

los cascos a la jineta

los varones de mi casa,

y ellas—Dios las oiga—rezan

para que Dios nos perdone.

Por cada Montiel tronera,

hay una Montiel que gana

el cielo, o ganarlo intenta.

Mas siempre por el atajo

vamos nosotros y ellas.

 

doña casilda

Cúmplase la voluntad

de Dios. Sí, Beatriz nos deja;

la llama el claustro; parece

su vocación verdadera.

¿Usted lo duda?

 

don gil

¡Dudarlo!...

Sólo aconsejar prudencia

es en asunto tan grave

mi deber.

 

don gonzalo

¡Santa cautela!

Don Gilhabla como deben

hablar los libros. Mi ciencia

es saber que no se rige

el mundo por las cabezas.

La mía no me ha servido

de mucho.

 

don gil

Quien lo confiesa

camino va de emplearla

para bien.

 

don gonzalo

Hoy, que blanquea,

veleta fuiste, le digo,

con perdón de las veletas,

que al fin señalan el viento

que sopla, y tú ni siquiera

eso hiciste. Pero vamos

con Beatriz: Beatriz es buena;

educada santamente

por esta santa

Señalando a Doña Casilda.

—¡ protestas

no permito, hermana mía!—,

la vida devota lleva

con el afán que su padre

tuvo por las bagatelas

del mundo. De mí ha heredado,

ya que no virtud, vehemencia;

temor de Dios, de mi pobre

Angustias, que gloria tenga.

Su vocación religiosa,

o mística ventolera,

yo respeto. ¿Quiere ser

monjita? ¡Bendita sea!...

Seguirá las tradiciones

de la casa. Sor Teresa,

su tía, mi hermana, en Soria

carmelita; Sor Lorenza,

mi otra hermana, capuchina

en Navarra, hoy abadesa;

Sor María de los Angeles,

mi prima, ¡ qué linda era!,

monjita de Santa Clara

no sé dónde; Sor Aurelia,

sobrina mía, ¡un asombro

por lo juncal!, en Sigüenza

dominica, y tantas otras...

Vaya mi niña con ellas.

Pausa.

¡ Sor Beatriz!, qué lindo nombre

para una monja.

Pausa.

¿Y Esteban?

 

doña casilda

Esteban...

 

don gonzalo

Comprenderás

que mi pregunta no lleva malicia.

 

doña casilda

¡ Oh, no!... Resignado.

 

don gonzalo

Otro santo, a su manera.

Le quiero bien, aunque no

lo entienda siempre. Poeta,

pintor, tan enamorado

de Beatriz y... ¡tan babieca!

 

doña casilda

¡Pobre muchacho!

 

don gonzalo

Un bendito;

también le sobra la tierra.

Mas no es el claustro, es la luna

quien lo llama. Yo le diera

a nuestra Beatriz, mas santo

y santa no hacen pareja

ni en matrimonio; son pan

con pan, de bobos merienda.

En esto del santo yugo

tengo también mis ideas,

Don Gil.

 

don gil

Que serán donosas,

como de usted.

 

doña casilda

Si pudieras

dejarlas para otro día...

Vamos a lo que interesa.

 

don gonzalo

Nuestra Beatriz será esposa

del Señor; no habrá quien tuerza

su inclinación, porque ya

el hombre que ella pudiera

amar no se estila o no

es fácil que ella lo vea

en su mundo. Dios me libre

de calumniar a esta nueva

generación, pero creo

que a mi niña no le inquietan

esos pisaverdes que

tozudamente acocean

el pelotón, o que danzan

al son de esas murgas negras

que hoy se gastan. No es galante

la juventud: es atlética,

gimnástica, deportiva.

Ya no es la mujer su tema,

como en mis tiempos. En cambio,

los viejos aun galantean,

y así, el amor es ya cosa

de viejos, sosa o perversa.

¿Qué piensa usted?

 

don gil

Don Gonzalo,

bajo múltiple apariencia,

los enemigos del alma

son hoy los tres que ayer eran.

 

don gonzalo

Convencido y aplastado,

Don Gil, por esa sentencia.

Pausa.

¿Y mi sobrino?

 

doña casilda

¿ Quién?

 

don gonzalo

Juan.

 

doña casilda

Hoy ha de venir. De él cuentan

y no acaban. Ahora dicen

que vende toda su hacienda

de Sevilla y de Sanlúcar

y se va a París.

 

don gonzalo

¿Con ella?

 

doña casilda

¿Con quién? ¿Con Elvira?

 

don gonzalo

No...

con la última que tenga.

De cuanto el vulgo propala,

sólo es verdad que la venta

me hace de Los Espartales;

y de cuanto se chismea,

que Elvira, su antigua novia,

o su antigua lo que fuera,

vive en Sevilla, casada,

y por Sevilla pasea

a un polaco, su marido,

y a un perro de fosca greña;

y en coche, a pie o a caballo

la ha visto Sevilla entera.

Pausa.

 

doña casilda

¿La sigue Juan?

 

don gonzalo

No lo creo;

acaso ni la recuerda.

Juan es de mi casta, mi

sobrino por excelencia.

Su padre, mi primo, tuvo

un harén en la bodega

de su casa, y le decían:

Don Enrique, in vino, vertias.

¿Qué piensa usted?

 

don gil

Don Enrique

murió en Sevilla, de vuelta

de Roma, y arrepentido

de sus locuras.

 

doña casilda

Clemencia

tendría Dios de su alma.

 

don gonzalo

Sin duda. Mas Juan no lleva

camino de arrepentirse.

Verdad que aun tiempo le queda.

 

Aparece Esteban en el jardín por el primer rompimiento de la izquierda, senda que figura comunicar con la puerta principal de la verja. Al verle Don Gonzalo exclama:

Pintorcito, ¡ Dios te guarde!

ESCENA II

Dichos. esteban , con un caballete de mano y una caja de pinturas, que abre a su tiempo, sacando de ella una tabla, con el busto del retrato de Beatriz.

 

doña casilda

Esteban...

 

don gonzalo

A Don Gil, por Esteban.

Mejor paleta

no hay en Sevilla.

 

esteban

Señora...

Don Gil... Don Gonzalo...

 

don gonzalo

A Esteban.

Enseña

ese portento.

 

esteban

¡ Portento...

un borrón!

 

don gonzalo

No es la modestia

virtud de pintor. Veamos.

 

esteban

¿No hay otro remedio? Sea.

Muestra el retrato borrado.

 

don gonzalo

¡ Pintorcito, tú estás loco!

 

doña casilda

¿ Qué ha hecho usted, querido Esteban, de nuestra Beatriz?

 

esteban

Borrarla.

 

don gil

¡ Borrar una obra maestra!

 

esteban

No, Don Gil, un mal retrato.

Nada hay perdido si ella

quiere hoy posar; todavía

queda luz.

 

don gonzalo

Mas la paciencia

del modelo...

 

esteban

Don Gonzalo,

si hoy, al mirarla, no veo

lo que quiero ver, renuncio

a pintar.

 

don gonzalo

¿Por mucho tiempo?

 

esteban

Para siempre. Hoy he soñado

con el retrato. Del lienzo

salir quería y gritaba:

¡ Mal pintor, cómo me has hecho!

Toda obra mala reniega

de su autor.

 

doña casilda

Siempre el maestro

desconfía.

 

don gonzalo

Sobre todo

si aplaude el vulgo.

 

esteban

No es eso,

Don Gonzalo; en esta casa

nadie es vulgo; y yo agradezco

su elogio de mi pintura.

Pero un retrato no es bueno,

aunque aplauda el sabio, si

no es trasunto del modelo.

¿Qué es un retrato? Es un rostro

pintado que largo tiempo

mirará con ojos que

no parpadean, y, abiertos

o entornadas, seguirán

mirando, vivos y quietos,

a otros ojos cuando no

los puedan mirar los nuestros.

Los ojos han de tener,

no como dicen misterio,

sino verdad. Enfoscados

bajo de turbio entrecejo,

o bajo frente tranquila,

dulces, claros y serenos,

los ojos en un retrato

no pueden ya ser espejos

del mundo en que los miramos,

mas del mundo que ellos vieron.

Importa, cuando unos ojos

han de quedar en el lienzo

para siempre, que nos digan