Kudrun - Anónimo - E-Book

Kudrun E-Book

Anónimo

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Kudrun está considerado como el segundo gran poema épico-heroico de la Edad Media alemana tras el Cantar de los nibelungos, obra de la que es deudora en muchos aspectos, si bien de temática muy diferente. Conservado en un único manuscrito tardío (del siglo xvi), Kudrun data realmente del siglo xiii, y se le ha comparado en ocasiones con la Ilíada y la Odisea, lo que da muestra de su importancia. Efectivamente, Kudrun es una suerte de "odisea germánica", plagada de aventuras marítimas cuyos protagonistas pertenecen a varias generaciones y cuya geografía abarca casi todos los países ribereños del mar del Norte. La presente edición, traducida a partir del original en alto alemán medio, pone a disposición del lector en lengua castellana una obra ya fue considerada por el estudioso Ramón Menéndez Pidal como imprescindible para la comprensión de la literatura medieval.

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Akal / Básica de Bolsillo / 343

Clásicos de la literatura alemana

Anónimo

KUDRUN

Edición de: Oliva Paradés Tierno y Francisco Manuel Mariño

Kudrun está considerado como el segundo gran poema épico-heroico de la Edad Media alemana tras el Cantar de los nibelungos, obra de la que es deudora en muchos aspectos, si bien de temática muy diferente. Conservado en un único manuscrito tardío (del siglo XVI), Kudrun data realmente del siglo XIII, y se le ha comparado en ocasiones con la Ilíada y la Odisea, lo que da muestra de su importancia. Efectivamente, Kudrun es una suerte de «odisea germánica», plagada de aventuras marítimas cuyos protagonistas pertenecen a varias generaciones y cuya geografía abarca casi todos los países ribereños del mar del Norte. La presente edición, traducida a partir del original en alto alemán medio, incluye el Romance de don Bueso, un poema en lengua castellana estudiado por Ramón Menéndez Pidal, que refleja la enorme influencia que Kudrun tuvo en la literatura medieval europea.

Diseño de portada

Sergio Ramírez

Reservados todos los derechos. De acuerdo a lo dispuesto en el art. 270 del Código Penal, podrán ser castigados con penas de multa y privación de libertad quienes sin la preceptiva autorización reproduzcan, plagien, distribuyan o comuniquen públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, fijada en cualquier tipo de soporte.

Nota editorial:

Para la correcta visualización de este ebook se recomienda no cambiar la tipografía original.

Nota a la edición digital:

Es posible que, por la propia naturaleza de la red, algunos de los vínculos a páginas web contenidos en el libro ya no sean accesibles en el momento de su consulta. No obstante, se mantienen las referencias por fidelidad a la edición original.

© Ediciones Akal, S. A., 1994, 2018

Sector Foresta, 1

28760 Tres Cantos

Madrid - España

Tel.: 918 061 996

Fax: 918 044 028

www.akal.com

ISBN: 978-84-460-4625-7

Kudrun

Este es el libro de Kudrun

Aventura I

1 Vivía en Irlanda un poderoso rey llamado Siegband. Su padre se llamaba Ger, y la reina Ute era su madre, digna de amor por sus grandes virtudes.

2 A Ger, el rey poderoso –esto es sabido–, pertenecían muchos castillos y las tierras de siete principados, donde tenía más de cuatro mil caballeros con los cuales era capaz de adquirir día a día tanto bienes como honor.

3 El joven Siegband fue enviado a la corte[1]. Allí debía aprender, para futuros peligros, a cabalgar con la lanza[2], defenderse con el escudo y arrojar el venablo. Si alguna vez se topara con el enemigo, sacaría beneficios de estas enseñanzas.

4 Llegó el momento en el que ya podía llevar armas y estaba suficientemente versado en los hábitos guerreros, adquiriendo así honor entre los hombres y los parientes, en lo cual el noble no perdía un momento.

5 Poco tiempo después, los separó la muerte[3]. También los nobles tienen esa desgracia, y en todos los reinos se oye ese mensaje que con gran pena debemos esperar cada día.

6 Como la madre de Siegband se quedó viuda, el valiente y buen héroe decidió no amar a mujer alguna para el matrimonio, aunque nobles reinas suspiraban por Siegband.

7 Su madre aconsejó a su hijo que tomara esposa. Ello supondría un beneficio para su vida y para todo su país. Después de la desgracia acaecida, la muerte de su padre, tendrían él y su estirpe gran alegría y gloria.

8 Los consejos de la madre le gustaron y decidió seguirlos, como debe seguirse al pariente. Así, mandó cortejar a la mejor de entre las nobles, que vivía en Noruega; para ello le ayudaron amablemente sus familiares.

9 Ella le fue prometida, tal como se nos ha narrado. En su cortejo había muchas bellas doncellas y setecientos caballeros del país de Friedenschotten, quienes la acompañaron de buen grado, ya que conocían al joven rey[4].

10 Con honor virginal la llevaron sus acompañantes al país, según costumbre principesca. Se veía salir al paso a los que allí de buen grado la recibieron, de tal forma que el camino se llenó de gente hasta alcanzar tres cuartos de milla.

11 Cubierta por todo el camino estaba la hierba y también las flores, a causa de la multitud. Era la época del nacimiento de las hojas, y también los pájaros cantaban en el campo de la mejor manera.

12 Muchos jóvenes alegres cabalgaban junto a ella. Las acémilas llevaban ricos adornos y vestidos, que su cortejo traía desde su tierra. Iban miles al lado de ella con tesoros y vestimentas.

13 Se recibió a la muy bella y agradable niña en la frontera de dos países, ya que el viento del Oeste la llevó sobre las olas a la costa. Se le dio albergue tal y como había ordenado el joven rey.

14 Con torneos[5] fue recibida la caballeresca doncella. Cuando terminaron las duras luchas, fue conducida al país de Ger. Allí llegó a ser muy poderosa y, más tarde, conocida a lo lejos.

15 Todos estaban dispuestos a servirla en lo posible. A su buen corcel le colgaba la vestimenta desde la silla hasta los cascos y la hierba. ¡Qué alto tenía el ánimo el defensor de Irlanda!

16 En el momento en el que él debía besar a la agradable joven se aglomeró con dificultad la gente para verlos, de tal forma que los escudos chocaban unos con otros con gran estrépito y no podían separarse de la multitud.

17 A la mañana siguiente, se enviaron por delante mensajeros para anunciar que llegaban al país del príncipe[6], donde, junto al caballero, ceñiría la corona. Más tarde, sería la reina y se ganaría la consideración del rey.

18 Que él la tomase por esposa, no le parecía bien a nadie, puesto que ella era una reina y él todavía servidor. Entonces lo hicieron rey sobre todos los nobles. A esto le ayudaron sus parientes, para que lo fuese de manera loable.

19 Quinientos jóvenes tomaron las armas junto a él[7]. Todo lo que deseaban les fue concedido, tanto caballos como vestidos y diversos arneses. El joven y noble rey perseveró en su honor sin mácula.

20 Mucho tiempo vivió en Irlanda, de tal forma que siempre se manifestó su alta nobleza. Rectamente hablaba a las gentes, y paliaba el dolor de los pobres. Daba a manos llenas; era un héroe como pocos: tenía gran generosidad y era un héroe por su propia mano.

21 Las tierras que poseía le proporcionaban grandes bienes. A su esposa, la reina, la hizo gobernadora de treinta reinos: si ella los deseaba, se los daba en mano.

22 A los tres años, según se nos ha contado, concibió ella del rey un noble niño. Fue bautizado y se le impuso el nombre de Hagen. La historia sería muy conocida.

23 Se le proporcionó una educación esmerada y una protección rigurosa. Si salía a sus antepasados, sería un gran espada. Era cuidado por sabias mujeres y por muchas bellas jóvenes. El padre y la madre tenían en él el deleite de sus ojos.

24 Creció hasta cumplir siete años[8]. Grandes caballeros lo cuidaban con esmero, y al niño empezaba a aburrirle la compañía de las damas y gustaba de la de los hombres. Pronto les sería desconocido a todos, ya que iba a ser llevado lejos de allí[9].

25 Reconocía pronto las armas, en cuanto las veía en la corte, y deseaba como vestimenta el yelmo y las mallas[10]. Estos deseos se acabarían y desaparecerían sus anhelos caballerescos.

26 En cierta ocasión, se hallaba Siegband en la escalinata del palacio cuando comenzó a hablarle su esposa, la reina, que se encontraba bajo un cedro: «Tenemos mucho honor, pero me inquieta algo que no quiero silenciar».

27