Los libros sagrados [Mitología griega] - Anónimo - E-Book

Los libros sagrados [Mitología griega] E-Book

Anónimo

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Antología que incluye mitos del origen del mundo, los dioses y los hombres, y los de Peleo, Teseo, Orfeo y Eurídice, Midas, Ixión y Sísifo. La sección Aquí y ahora muestra la presencia de lo mítico en la vida cotidiana. En Enfoques para analizar, las actividades facilitan la comprensión y el análisis a partir de bibliografía específica, y proponen la producción de textos narrativos, argumentativos y explicativos.

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Colección Generación Z

Realización: Letra Impresa

Autor: Anónimo

Versión: Patricia Roggio

Diseño: Gaby Falgione COMUNICACIÓN VISUAL

Fotografía de tapa: Macarena Díaz Bradley

La fotografía de tapa fue tomada en la Costanera Sur de la Ciudad de Buenos Aires y reproduce la Fuente de las Nereidas, de la escultora argentina Lola Mora.

Los libros sagrados : mitología griega / adaptado por Patricia Roggio.- 1a ed.- Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Letra Impresa Grupo Editor, 2020. Libro digital, EPUB Archivo Digital: descarga y online ISBN 978-987-4419-23-1 1. Mitología. 2. Literatura Griega. I. Roggio, Patricia, adap. CDD 880

© Letra Impresa Grupo Editor, 2020 Guaminí 5007, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. Teléfono: +54-11-7501-126 Whatsapp +54-911-3056-9533contacto@letraimpresa.com.arwww.letraimpresa.com.ar Hecho el depósito que marca la Ley 11.723 Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción parcial o total, el registro o la transmisión por un sistema de recuperación de información en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin la autorización previa y escrita de la editorial.

La mitología siempre presente

Si en un buscador de Internet escribimos “mitología griega”, aparecen cientos y cientos de sitios y documentos referidos al tema. Algunos son esperables: enciclopedias y diccionarios sobre mitología; relatos de mitos; árboles genealógicos de dioses y héroes; imágenes de esculturas y cuadros famosos que representan personajes y escenas mitológicas; publicidades de libros sobre el tema. Pero también encontramos otros inesperados y hasta insólitos: guías de nombres de la mitología para elegir el de los bebés que están por nacer; dibujos de escenas mitológicas para usar como fondo de pantalla; y hasta diseños de tatuajes y test para saber qué dios griego podríamos llegar a ser, según nuestra personalidad y carácter. Hay Facebook y blogs de fanáticos de la mitología, consultas de alumnos que tienen que hacer trabajos sobre este tema, y el sitio más completo sobre mitología griega: el Theoi Project.

Y como pasa con todo, fuera de Internet la mitología también existe. Solo como ejemplos, en ella tienen su origen los signos del zodíaco. También circulan documentales sobre mitología para mp3, video y DVD, y películas de ficción, algunas muy viejas y otras recientes, como Troya y Furia de titanes. Esto tiene su explicación: la mitología sigue presente en la cultura actual.

Los mitos de hoy

La palabra mito forma parte de nuestra comunicación cotidiana. Se habla de mitos urbanos para referirse a aquello que circula como un hecho conocido por muchos y supuestamente sucedido, pero que no puede verificarse. Como un ejemplo entre tantos, citamos el “mito de la culebrilla”. Para quienes no lo sepan, la popularmente llamada culebrilla es una enfermedad viral –un herpes, específicamente– que suele aparecer en la zona de la cintura. Para esta enfermedad existe un tratamiento médico. Pero también otro, realizado por curanderos, que consiste en rezos y el dibujo de líneas con tinta china que funcionan, supuestamente, como límites para el avance de la afección. Porque una creencia popular dice que, si la erupción termina rodeando la cintura (si el círculo se cierra), quien sufre de culebrilla muere. La ciencia niega la veracidad de este mito. Sin embargo todavía circula, como el del mal de ojo, el del empacho, etc.

Otros mitos urbanos de nuestros días y muy generalizados son, por ejemplo, el del secuestro y asesinato de personas con el fin de robar sus órganos, el que habla de la “carne” con la que se hacen las hamburguesas de los grandes negocios de comida rápida, la existencia de animales o seres extraños como el “chupacabras”. Algunos muy llamativos son los referidos a mensajes subliminales incluidos en la publicidad y a mensajes satánicos en grabaciones de música. Estos últimos fueron atribuidos en su momento a los Beatles y a los Rolling Stone y, en nuestro país, a los Redonditos de Ricota, como cuenta Jorge D. Boimvaser en A brillar mi amor. Mitología no autorizada de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. Sin duda, todos son interesantes de escuchar. Aunque algunos sí dejan dudas acerca de su condición de mitos.

Sean o no mitos los mencionados hasta aquí –algo que analizaremos más adelante– hay otros que resultan incuestionables como tales. Están siempre referidos a personas que adquieren categoría de dioses populares en vida o después de ella. Y, al igual que en los mitos clásicos, de esta gente se dice que nunca muere, en sentido literal o figurado.

Por ejemplo, se niega la muerte de Elvis Presley, uno de los grandes ídolos del rock. Y para sostener la credibilidad de esta afirmación se recurre a una serie de argumentos, entre los que reproducimos solo algunos: en el momento en que se comunicó que había fallecido pesaba 115 kilos, pero en el certificado de defunción (cuyo original desapareció) figuran 76. Dos horas después de que se anunciara su muerte, un hombre muy parecido a él compró en efectivo un pasaje de avión a Buenos Aires a nombre de John Burrows, pseudónimo que el cantante usaba habitualmente. Por su vinculación con la mafia, se dice que Elvis habría ayudado al gobierno de Estados Unidos para desbaratar una banda, a cambio de una nueva identidad. Y por último, hasta hoy nadie ha cobrado su seguro de vida. ¿Qué hay de cierto en esto? Difícilmente pueda responderse a esta pregunta. Por otra parte, además de ponerse en duda su muerte física, se afirma que la música de Elvis sigue viva en cada grupo de rock, aunque el estilo sea muy diferente, porque lo que perdura es su espíritu, lo que significó socialmente como revolución musical. Por todo esto, Elvis Presley es el gran mito del rock.

Pero no necesitamos recurrir a ejemplos extranjeros: en Argentina hemos elaborado nuestros propios mitos.

Los grandes mitos argentinos

A diferencia del mundo clásico, las sociedades actuales no son politeístas. Reconocen un solo dios o ninguno. Sin embargo, siguen teniendo la necesidad de que sus valores sean encarnados por seres superiores, que sirvan como ejemplos de vida. Y si ya no hay dioses cercanos y visibles, o personajes heroicos que representen con sus actos lo que es la prudencia, la fuerza de voluntad, la astucia, el espíritu de superación, la capacidad de adaptación y de reacción ante lo malo, y todas las condiciones que esas sociedades ven como positivas, recurren a seres humanos para llenar ese vacío.

Partamos de un concepto: los mitos de una comunidad son su interpretación de la vida y de un modo de ser que considera bueno y deseable. Un grupo social ve en una persona y en su modo de ser y de vivir lo que entiende como valioso y lo que quiere ser, aquello a lo que aspira. Entonces la convierte en mito y la rodea de todo lo que le dé permanencia, para que siga siendo un ejemplo, para que siga marcando un rumbo.

Si buscamos mitos argentinos indiscutidos, debemos nombrar a Evita, a Gardel, al Che, a Maradona. Revisemos el primero, teniendo en cuenta que analizamos un mito y que, como tal, es una construcción social, un relato armado con datos, algunos verificables y otros no, pero aceptados por muchos.

Tomás Eloy Martínez publica Santa Evita en 1995 –después de cuarenta y tres años de la muerte de Eva Perón– y la novela se convierte en uno de los libros más vendidos y el más traducido de la literatura argentina. Toma el título de una frase popular, pues para el pueblo “Evita era una santa”. El peronismo endiosa a Eva Perón, la convierte en algo sagrado, primera condición para transformarse en un mito. ¿Pero qué cualidades reunía Eva para adquirir este estatus superior al del común de los mortales?

De origen humilde e hija ilegítima, trascendió los límites de su destino y se hizo poderosa. Al valor que de por sí tiene la superación, la sociedad le agrega otro, que agranda su figura: no negó ni olvidó su pasado y dedicó su acción en beneficio de los desposeídos (de los que ella había sido parte). Además, es modelo de belleza. Su cuerpo, el del prototipo del hada rubia, es un símbolo. Su imagen ilustra tarjetas a modo de estampitas y, luego de su muerte, su fotografía presidió altares con el epígrafe: “Santa y mártir, eterna en el alma de su pueblo”. A estas virtudes se suman otras: Eva era buena y justa y, al mismo tiempo, era temible, porque su justicia no tenía límites. Era valiente, pues se enfrentó a los poderosos en beneficio de los oprimidos. Se la reconocía como “la madre de todos” y en sus discursos, su voz potente representaba la voz de los que no tenían posibilidad de hacerse oír. Por último, Evita es mártir, pues se olvidó de sí misma (de su cuerpo, de su salud) para luchar por los demás. Dio la vida por su pueblo y su muerte temprana es considerada un sacrificio.

La construcción de la imagen de una Evita santa (endiosada y por lo tanto, inmortal) se pone de manifiesto en la comunicación oficial de su fallecimiento. El 26 de julio de 1952, la radio anunció que, a las 20. 25, Eva Perón “pasó a la inmortalidad”. Poco tiempo antes había escrito en su testamento: “Quiero vivir eternamente con Perón y con mi Pueblo”..

Su cuerpo fue embalsamado para evitar el deterioro de la muerte. El cadáver, secuestrado después del golpe de estado que derrocó a Perón –por considerarse que amenazaba con convertirse en bandera de un resurgimiento peronista– fue desaparecido y ocultado diecisiete años. En ese tiempo, se tejieron todo tipo de historias sobre los poderes de dicho cadáver durante su peregrinación. Y su reaparición se convirtió en una bandera política.

Eva murió joven y, de ese modo, su imagen no sufrió las alteraciones de la vejez. Permanece hermosa y eterna, en el recuerdo, en fotografías, en el nombre de una agrupación, que es también el título de una columna de una revista actual (“Evita presente”), y en los cantos de las manifestaciones (“Se siente, se siente, Evita está presente”)..

“Evita vive”, “Evita está más viva que nunca”. El mito es popular, de todos, y se adapta a las distintas épocas y necesidades sociales. Por eso en los 70, muchos militantes entonaban: “Si Evita viviera, sería montonera”. Por eso su mito se unió al de Ernesto “Che” Guevara, como encarnaciones de la lucha por reivindicaciones sociales. Y seguirá vivo en tanto continúe representando valores a los que la sociedad aspira. Porque esta es la función de los mitos.

Para terminar, una última reflexión que muestra hasta qué punto el tema de los mitos sigue vigente aquí y ahora. El 29 de octubre de 2010, el diario La Nación de Buenos Aires publicó un artículo con motivo de la muerte del ex presidente Néstor Kirchner. Su título es: “La construcción del mito político”. ¿Se convertirá Kirchner en otro de los mitos argentinos? El artículo, que pueden leer en el archivo de la edición digital del diario, analiza las posibilidades de que esto suceda, confrontando las características del ex presidente y su actividad política con las de los personajes míticos. Sin embargo –más allá de las coincidencias que allí se señalan– esta es una pregunta que solo el tiempo podrá responder.