Ruth y Billy Graham - Hanspeter Nüesch - E-Book

Ruth y Billy Graham E-Book

Hanspeter Nüesch

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Beschreibung

Nüesch analiza a la pareja Graham y el impacto y logros alcanzados por Billy Graham y su esposa Ruth Bell. Entiende como una labor en conjunto, como "el legado de una pareja" más que de un hombre solo. En un recorrido por sus vidas, nos muestra 10 valores centrales que, en forma de legado espiritual, deben guiar nuestras vidas.

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Hanspeter Nüesch

Ruth y Billy Graham

El legado de una pareja

10 valores centrales para el siglo XXI

Editorial CLIE

C/ Ferrocarril, 8

08232 VILADECAVALLS

(Barcelona) ESPAÑA

E-mail: [email protected]

Internet: http://www.clie.es

© 2012 Hanspeter Nüesch

«Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra».

© 2012 Editorial CLIE, para esta edición en español.

Ruth y Billy Graham. El legado de una pareja

ISBN: 978-84-8267-675-3

eISBN: 978-84-8267-895-5

Clasifíquese: 860 - Grandes Predicadores

CTC: 02-11-0860-09

Referencia: 224776

Índice

El libro – Un proyecto conjunto

Prefacio por Gigi Graham

1. Compañerismo – El legado de una pareja

2. Autenticidad – Una vida genuina

El mensaje de Ruth Graham a las esposas

3. Humildad – Una vida dependiente

4. Intimidad – Viviendo en la presencia de Dios

5. Enfoque – Una vida disciplinada

6. Integridad – Una vida responsable

El Manifiesto de Modesto

Una actitud exenta de juicio – especialmente hacia otros cristianos

Responsabilidad los unos ante los otros – particularmente en lo relativo a las finanzas

Veracidad – especialmente a la hora de informar sobre datos estadísticos

Pureza moral – especialmente hacia al sexo opuesto

Billy Graham y las Iglesias locales

7. Fe – Viviendo por la Palabra de Dios

8. Responsabilidad global – Una vida comprometida

Desde Edimburgo 1910 hasta Ciudad del Cabo 2010

9. Empoderamiento – Una vida dirigida por el Espíritu Santo

Billy Graham y el Espíritu Santo a lo largo de los años

10. Gracia – Una vida compasiva

El mensaje de Ruth y Billy Graham

Notas

El libro Un proyecto conjunto

Son muchas las personas que han contribuido a la elaboración de este libro. Pero, sin la supervisión soberana de Dios y sin Su dirección, nunca hubiera llegado a conocer a estas personas. Por lo tanto, es a Él a quien primeramente doy gracias. Justo después, viene mi esposa, Vreni, el gran amor de mi vida durante los últimos 40 años. Tú eres una fuente continua de ánimo para mí y tus consejos han sido muy acertados. Gracias por las muchas conversaciones y por los tiempos de oración por este libro, algunas veces incluso a mitad de la noche. También me gustaría agradecer a nuestros cuatro hijos: Stephan, Gretina, Daniel y Seraina, quienes, no solo oraron por el proyecto del libro, sino que también contribuyeron de forma práctica con pequeños toques aquí y allá. Gretina, junto con Iris Fontana, ayudaron a meter cientos de citas en el ordenador para un uso posterior. Mis dos hermanas, Christine Koenig y Marianne Baechtold, revisaron el manuscrito original en alemán con la mirada propia de profesoras preparadas, y sugirieron muchas correcciones oportunas.

Pero, humanamente hablando, ninguna otra persona ha sido tan crucial para el éxito del proyecto del libro que Gigi Graham, quien se ha convertido en una verdadera amiga para Vreni y para mí en el proceso. Fue ella quien nos acogió en su casa y nos visitó varias veces en Suiza. Ella compartió con nosotros experiencias de su propia vida como la hija mayor de Ruth y Billy Graham, y nos permitió echar una mirada a las vidas de sus padres. También posibilitó que pudiéramos encontrarnos con su padre en dos ocasiones en su casa. Gigi abrió sus álbumes de fotos privadas y reunió un número importante de documentos de valor para el libro. No puedo imaginar una persona más genuina y servicial que Gigi Graham. Gracias, Gigi, por tu prefacio tan personal.

Gracias también al personal del Archivo Billy Graham de Wheaton College, que me ayudó a encontrar documentos perdidos. Igualmente, estoy muy agradecido al personal de Billy Graham en la oficina de Montreat. Gracias a ellos, pude obtener una serie de documentos valiosos, así como un libro largamente deseado sobre los años de adolescencia de Billy Graham. También fue grande la generosidad mostrada por el personal de Stone Table Media en Black Mountain, quienes me proporcionaron gratuitamente muchos DVD de entrevistas a Ruth Graham.

Agradezco a mi equipo de Campus für Christus y, concretamente, a mis asistentes personales: Felix Rechsteiner y Michelle Mäder, quienes han invertido cientos de horas en este proyecto y quienes, a menudo, fueron los únicos capaces de mantener una perspectiva global. Ellos hicieron suyo este proyecto y fueron una fuente inestimable de ayuda para mí. El libro no hubiera podido hacerse sin su gran dedicación. Finalmente, me gustaría agradecer al personal de CLIE y, sobre todo, a Sílvia Martínez, quien me ayudó a iniciar el proyecto, no solo por su enorme competencia profesional, sino también por su compromiso interior.

Gracias especiales a José María Almarza —traductor— y Carlota Verdura —correctora—, quienes pasaron largas horas tratando de comprender lo que realmente quería comunicar plasmándolo en un español correcto.

Y, por último, pero no por ello menos importante, me gustaría agradecer a mis doce compañeros de oración, quienes nos han estado apoyando a mi esposa y a mí en oración durante muchos años, y que también oraron específicamente por el proyecto del libro. Vuestra fidelidad y vuestro compromiso son un testimonio increíble. Así que, en cierto modo, este es también vuestro libro.

Hanspeter Nüesch

Prefacio de Gigi Graham

Una mañana, recibí una llamada de mi hijo informándome de que un hombre suizo, relacionado con Cruzada Estudiantil para Cristo (Ágape), había contactado con él diciéndole que quería encontrarse conmigo porque estaba escribiendo un libro sobre mi madre y mi padre. Como he recibido muchas peticiones de este tipo, estaba un poco dudosa y no muy entusiasmada. Sin embargo, solamente para ser educada, convine reunirme con él.

Más tarde, en esa misma semana, Hanspeter llegó a mi casa en Florida.

A los pocos minutos de su cálido saludo, supe que acababa de conocer a un amigo nuevo, pero, ya en ese momento, muy querido.

Su exuberancia, su entusiasmo, su energía, su risa, su sonrisa, su sentido del humor, su amor por la vida…, todas estas cosas que emanaban de él eran contagiosas. Pero, más que todas ellas, fue su amor por el Señor y su sentido de propósito lo que me atrajo de esta persona tan especial. Hanspeter compartió conmigo acerca del proyecto que él creía que Dios le había puesto en el corazón: escribir un libro sobre mis padres.

Se trataba de un proyecto grande, y yo no estaba muy segura de si iba a ser capaz de conseguirlo. Pero pronto me di cuenta de que si Hanspeter decide hacer algo… ¡mucho cuidado!

Unos cuantos meses más tarde, cuando hice una visita a Hanspeter y a su familia en Suiza, comencé a percibir la seriedad de este proyecto. Él ya había pasado cientos de horas investigando sobre mi familia.

Había recopilado cada libro y cada artículo que se había escrito sobre mi familia o por mi familia. Había conseguido todas las piezas de información que estaban al alcance de su mano: libros, papeles, cartas y artículos que yo nunca había visto y que ni sabía que existían. A veces, no podía hacer otra cosa que reírme porque daba la sensación de que él sabía más sobre mí y sobre mi familia que yo misma. Una vez más, me quedé prendada por su energía y por su entusiasmo y… sí, ahora sí que creo que va a llevar a cabo su tarea.

El verano del siguiente año, Hanspeter y su esposa Vreni me visitaron en Carolina del Norte. Un día, fuimos a la casa de mis padres para comer con mi padre. Durante esta deliciosa visita, Hanspeter apenas podía contener la emoción que estaba experimentando. Estaba tan lleno de energía y de exuberancia para con el Señor y su obra en Suiza, en Europa y en otras partes del mundo, que yo pensé que iba a ser demasiado para mi viejo padre que tenía dificultades para oír bien. No obstante, no pasó mucho tiempo para darme cuenta de que mi padre también estaba muy emocionado con todas las cosas que Dios estaba haciendo a través de este cristiano suizo. Su manera de hablar denotaba un entusiasmo tal que deseaba seguir oyéndole hablar más. Así que mi padre nos invitó a que volviéramos a comer con él al día siguiente.

Vreni, la esposa de Hanspeter, me escribió una carta en la que describía a Hanspeter y el proyecto de este libro de la siguiente manera:

«Hanspeter está tan emocionado de poder poner sobre papel todas esas buenas e interesantes historias y mensajes… Está tan lleno de ellas que a veces da la impresión de ser un volcán».

Yo me reía al recordar el tiempo que pasé unos pocos meses atrás junto a la ventana de su casa preciosa a las afueras de Zúrich, deleitándome en la belleza que rodeaba su casa en lo alto de aquella colina, y el pueblo encantador que se divisaba abajo.

Vreni se encontraba en la cocina preparando una raclette deliciosa, uno de mis platos favoritos. El aroma que se desprendía de la preparación de dichas viandas hizo difícil que pudiera dar toda mi atención a Hanspeter, quien trataba de hacerme retomar mi atención completa hacia el proyecto de su libro. Hanspeter estaba tan lleno de energía y de entusiasmo, tan enfocado, tan dedicado, tan determinado, tan lleno de pensamientos y de ideas que, sencillamente, no podía contenerse. Lo único que le faltaba era entrar en erupción como un volcán. Fue entonces cuando supe que, hasta que este proyecto estuviese completo, Hanspeter no tendría más que una idea en la cabeza.

El entusiasmo bien enfocado y la obediencia de Hanspeter a lo que sentía que Dios le había llamado a hacer han merecido la pena. Este libro, Ruth y Billy Graham: el legado de una pareja, es el producto final.

Gracias Hanspeter, y gracias Vreni por mantener vuestro volcán. Los dos me habéis bendecido más de lo que yo pueda decir. Vosotros también sois personas «que habéis cambiado el mundo». Y yo me siento agradecida y privilegiada de poder llamaros «mis queridos amigos».

Gigi

Gigi Graham, la hija mayor de Ruth y Billy Graham, junto con su padre.

Compañerismo El legado de una pareja

CAPÍTULO 1

Ella nació en 1920 en la costa este de China y se crió como la hija de un misionero doctor norteamericano en medio de la guerra. No pasó ni una noche en la que no escuchara disparos y peleas. La gente llamaba a los misioneros «demonios extranjeros». Muchos de ellos murieron como mártires. Solía arrodillarse junto a su cama y oraba: «¡Señor, permíteme a mí también morir como una mártir por ti!». Su hermana mayor oraba al mismo tiempo: «Por favor, no te tomes en serio sus oraciones. Es demasiado joven para entender lo que está orando». Cuando era adolescente, su único deseo era ir al Tíbet como misionera. Para hacer eso, no necesitaba nada ni a nadie, ni siquiera un esposo. Jesús y la Biblia bastaban. Aun así, también era una chica alegre, llena de vida, y siempre estaba bromeando. La enviaron a Pyongyang, la capital de la actual Corea del Norte, para que recibiera la educación adecuada. Fue allí, lejos de sus padres, donde aprendió a vencer la soledad y la nostalgia poniendo su confianza en Jesucristo y haciéndole su confidente y su amigo. Las largas cartas a su familia y los poemas que escribía le servían para intentar expresar sus pensamientos y sus sentimientos. Lo que era todavía más importante para ella era el tiempo que pasaba a solas con Dios. Su ocupación favorita era el estudio de la Biblia. Su llamado parecía estar claro.

Él nació en 1918 en Charlotte, Carolina del Norte, al sureste de los Estados Unidos. Era hijo del propietario de una granja de productos lácteos. Ordeñar vacas era parte de su rutina diaria, aparte de ir a la escuela. Pero, lo que más le gustaba era conducir el coche de su padre con una chica guapa a su lado. Sus intereses preferidos eran el béisbol, las chicas y la Historia Universal, especialmente la historia de los presidentes estadounidenses. También leía con avidez los libros de Tarzán. Más tarde, se convirtió en una cruzada de evangelización en su ciudad, y se fue a estudiar a un instituto bíblico. Para costearse los estudios que hizo después, trabajó como vendedor a domicilio de productos de limpieza. Más tarde, abandonó el instituto bíblico porque en algunas cosas pensaba que eran demasiado rígidos y autoritarios. Había carteles por las residencias de estudiantes que decían: «No se permiten las quejas». En la entrevista final que tuvo con el director del instituto bíblico, este le dijo que, si seguía así, no iba a hacer nada importante en la vida. Como mucho, le dijo, sería un pobre predicador bautista de pueblo en mitad del campo. Después lo intentó en otro instituto bíblico en Tampa, Florida, donde tenía más libertades, y pronto se enamoró de una preciosa estudiante que se convirtió en su novia. Cuando ya hacía planes de boda, ella cortó con él. Amable, pero claramente, le dejó bien claro que, aunque era un chico estupendo, ella deseaba casarse con un hombre que supiera lo que iba a hacer en la vida y que fuera a hacer algo provechoso. Ella pensaba que él no lo iba a hacer. El mundo se le vino abajo. Comenzó a buscar a Dios y Su voluntad todavía con más intensidad. Una noche, se dio un paseo por el campo de golf de la escuela bíblica mientras en su cabeza le daba vueltas a su vida. Cuando llegó al hoyo 18, hincó las rodillas y oró:

«Está bien, Señor, si quieres, puedes contar conmigo. Haré lo que Tú quieras, seré lo que quieras que sea, e iré adonde quieras que vaya».1

Aunque no fuera a ser un famoso predicador, al menos quería ser un ganador de almas. Vez tras vez, remó por las zonas pantanosas predicando a árboles y a aligátores, al tiempo que esperaba que alguien lo descubriera. Pronto llegaron las primeras oportunidades para predicar en varias iglesias. También comenzó a predicar regularmente en un parque de caravanas, lo cual era en cualquier caso más prometedor que sus sermones en la calle donde, a menudo, tenía que lidiar con dueños de comercios enfadados.

La hija del médico misionero en China tuvo que salir del país bruscamente por causa de la guerra, y fue enviada a estudiar al Wheaton College, cerca de Chicago. El hijo del granjero recibió una beca para ir a la misma universidad al terminar los estudios en la escuela bíblica, y fue allí donde se conocieron. El hijo del granjero se enamoró de la hija del misionero. A ella le impresionaban la fe y el fervor de él y, al oírlo orar en una habitación junto a donde ella se encontraba, pensó para sus adentros: «Este hombre sabe a quién está hablando». Él la invitó a ir a escuchar El Mesías de Händel. Ella aceptó la invitación. Después, escribió en su diario que consideraría todo un privilegio pasar el resto de su vida junto a este hombre. (Años más tarde, confesó que, de haber sabido lo que eso iba a significar, probablemente nunca habría tenido las agallas para escribir algo así). Ella todavía soñaba con ir de misionera al Tíbet. Sin embargo, él sentía que Dios le había encomendado un llamado distinto. Tras conversar largo y tendido sobre el tema, ella renunció al sueño de su vida, con pesar en el corazón, y se comprometió a apoyar el llamamiento de él desde ese momento en adelante. El 13 de agosto de 1943, Ruth Bell y Billy Graham se casaron y comenzaron una vida que iba a influenciar a innumerables personas de todos los continentes.

Ruth y Billy Graham con motivo de su matrimonio en 1943.

Este libro trata sobre dos personas con trasfondos muy distintos: su relación con Dios y con la gente, sus prioridades y sus principios, su compañerismo… Se trata de una pareja casada que ha ejercido una influencia duradera en el mundo: Ruth y Billy Graham. La historia del ministerio mundial de Billy Graham ya se ha tratado desde muchos ángulos. Desafortunadamente, no se puede decir lo mismo de la contribución tan significativa que Ruth hizo a su ministerio y que, todavía, no ha recibido la atención que merece. Lo que Billy representa actualmente no habría sido posible sin su esposa, Ruth.

A lo largo de la segunda mitad del siglo XX, nadie hizo tanto como Billy Graham para comunicar el Evangelio a tantas personas cara a cara. Aparte de esto, también alcanzó a millones de personas por medio de los medios de comunicación masivos. Predicó en la cadena de televisión norteamericana NBC cuando apenas uno de cada cuatro estadounidenses tenía televisión. Transmitió el Evangelio de Jesucristo en muchos lugares importantes del planeta y retó a las personas a que tomaran una decisión. En la reunión que clausuraba su primera cruzada en Londres en el año 1954, el Estadio Wembley no podía contener a la multitud que se acercó para escucharle.

Billy Graham predicó en todo tipo de lugares. En esta ocasión se le ve predicando en una plaza de toros en Caracas, Venezuela, el 20 y 21 de enero de 1962.

Sus campañas de evangelización por Europa, especialmente en el Reino Unido, Alemania y Finlandia, siguen siendo los acontecimientos cristianos más grandes que jamás han ocurrido en estos países. Lo mismo puede decirse de Australia, Nueva Zelanda y muchos otros países del mundo.

Solamente los papas, sobre todo Juan Pablo II, han predicado a multitudes así. En 1954, la revista semanal alemana Der Spiegel incluyó un artículo acerca de la cruzada de Billy Graham en Alemania. Un año después, el periódico suizo Zürcher Kirchenbote decía que nunca antes tantas personas habían escuchado el mensaje de la Biblia al mismo tiempo: «Fue un momento emotivo cuando decenas de miles de personas escucharon fervientemente el evangelio de redención en Jesucristo».2 Muchos años después, el periódico francés Le Figaro tituló un artículo sobre su ministerio: «Billy Graham, la voz de Dios». El periódico lo describía como si fuera una institución o una estatua prácticamente intocable: un predicador sin parangón que creía totalmente en la verdad de la Biblia.

El Estadio Olímpico de Berlín se llenó por completo en 1954, cuando Billy Graham predicó ahí el evangelio.

A lo largo de los años, alcanzó a innumerables personas por medio de programas televisivos, de su programa de radio semanal La hora de la decisión y de su artículo diario «Mi respuesta». Para muchos, él era el mensajero de Dios por excelencia. En 1972, el diario Saturday Evening Post lo describía como «el mayor fenómeno personal en tiempos recientes» y «el hombre más conocido en el mundo actualmente». Esta última frase puede haber sido un tanto exagerada. El New York Times pudo haber estado más acertado cuando, después de sus apariciones en Trafalgar Square de Londres y en Times Square de Nueva York, declaró que «Billy Graham había transformado los cruces de caminos en enormes catedrales». La culminación de su ministerio de evangelización mundial se produjo durante su «Misión Global» en 1995, cuando los sermones del predicador de 77 años se transmitieron desde Puerto Rico a 165 países por medio de una red de 30 satélites. Se estima que unos mil millones de personas escucharon al menos uno de sus mensajes en esta emisión, junto con otras que la siguieron. En el transcurso de más de medio siglo, se cree que Billy Graham ha hablado cara a cara a más personas que cualquier otro individuo en toda la historia, habiendo predicado el Evangelio en más de 185 países y en más de 400 cruzadas.

En el año 1957, Billy Graham predicó en la escalinata del Ministerio de Economía en Wall Street, en Nueva York. El tráfico estuvo completamente colapsado durante una hora.

Pero Billy Graham no solo fue el embajador de Dios para las masas. También fue, al mismo tiempo, confidente de reyes y consejero de jefes de Estado, entre los que contamos no menos de once presidentes de los Estados Unidos. Según los miembros de su asociación que le acompañaron, usó con regularidad sus reuniones con políticos de todo el mundo para hablar sobre aspectos clave de la fe cristiana. Él sabía que tenía que ser el embajador de Dios y no el de los Estados Unidos. Él fue el primero y, durante mucho tiempo, el único predicador occidental que predicó el Evangelio más allá del telón de acero durante la Guerra Fría. Entre los años 1969 y 1988 predicó en Yugoslavia, Hungría, Polonia, Alemania del Este, Rumania, Checoslovaquia y varias veces en la Unión Soviética.

No solo fue un evangelista que invitaba a muchos a seguir a Jesús, sino que también fue un profeta, una voz de Dios para las naciones, sobre todo para los Estados Unidos. Para el catedrático de sociología William Martin, autor del libro Un profeta con honor (A Prophet with Honor), sin duda la biografía más completa de Billy Graham, él es «un icono, no solo para el cristianismo norteamericano, sino para Estados Unidos como país».3

Billy Graham recibió acertadamente la denominación de «pastor de Estados Unidos» en la segunda mitad del siglo XX. Desde 1965 en adelante, fue él el encargado de hacer la oración en la ceremonia de nombramiento de los presidentes de Gobierno, y fue también una de las personas que trató de traer consuelo, por ejemplo, después de los atentados del 11 de septiembre o después de la inundación de Nueva Orleans. Durante muchos años, Billy y Ruth Graham fueron «la primera pareja del cristianismo norteamericano», sobre todo para los estadounidenses. En 1996, el Congreso de los Estados Unidos condecoró a Billy y a Ruth Graham con la Medalla de Honor del Congreso por su servicio a la humanidad, la más alta condecoración que el Congreso puede dar a un ciudadano estadounidense. Esa era la tercera vez en la historia en la que una mujer recibía dicha condecoración.

La revista TIME escribió lo siguiente sobre él:

«Las autoridades morales han venido y se han ido, pero Graham ha permanecido con su honor intacto, y eso a pesar de su proximidad a las tentaciones destructivas del poder».4

Durante 50 años siempre estuvo en lo más alto en las encuestas hechas en Estados Unidos sobre las personas más respetadas.

Cuando Ruth y Billy Graham se casaron, ni se les pasó por la cabeza la fama que iban a alcanzar. Después de casarse, Billy pastoreó una pequeña Iglesia bautista durante un tiempo. Durante ese tiempo, el fundador de Juventud con una Misión, Torrey Jonson, puso sus ojos en él y le pidió que se encargara de su programa de radio de 45 minutos llamado Canciones en la noche (Songs in the Night), que se emitía los domingos por la tarde. Después de consultarlo con su Iglesia, Billy Graham accedió a la oferta. También consiguió convencer a George Beverly Sea para que se ocupara de la parte musical. Ruth ayudó mecanografiando los textos. Cada vez, las dotes evangelísticas y de palabra de Billy se fueron haciendo más evidentes, especialmente para Torrey Jonson. Él estaba convencido de que el llamado de Bill era el evangelismo, y que tenía que renunciar a su posición de pastor a favor de convertirse en evangelista. Así que desafió al joven de 26 años a que ayudara a fundar una misión para alcanzar a los jóvenes para Cristo. Pronto se convirtió en un evangelista, y también en uno de los primeros obreros a tiempo completo de Juventud para Cristo, un movimiento entre los jóvenes que trabajaba principalmente con miembros del Ejército y que, especialmente, deseaba alcanzar a soldados jóvenes cuando estos estaban de permiso. Torrey Jonson comenta lo siguiente sobre el ministerio de Billy Graham por aquel entonces: «Ha contactado a líderes de jóvenes en Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña, los países escandinavos y el resto de Europa, y les ha transmitido fuego y entusiasmo para comenzar reuniones de Juventud para Cristo».5 Fue durante este tiempo cuando Billy aprendió cómo hacer el mensaje del Evangelio atractivo a las personas, pero sin comprometer el contenido. El personal de Juventud para Cristo se dijo a sí mismo: «¿Y por qué no usar utensilios que el enemigo de Dios usa normalmente para hacer justo lo contrario, es decir, llevar a las personas a Jesús?». En el libro Una deconstrucción del evangelicalismo (Deconstructing Evangelicalism), el método para evangelizar del momento se describe un tanto exageradamente:

Lo especial del homenaje del Congreso estadounidense fue que se reconociera a una pareja.

«Sus dirigentes, un grupo de avivadores desconocidos, han combinado la fe de los nacidos de nuevo con el “estilo” y los medios de comunicación de Hollywood y de la radio… Estos dirigentes estaban tomando prestado de las mismas profundidades del diablo… para llevar a cabo los propósitos del Señor».6

Y cientos de adolescentes y jóvenes reclutas confesaron públicamente su fe en Jesucristo.

Billy Graham fue el primer empleado a tiempo completo de Juventud para Cristo. Era conocido por sus corbatas estrafalarias, su empeño insuperable y su oratoria dinámica.

Incluso en años posteriores, Billy Graham quiso utilizar todos los medios de comunicación mundanos, particularmente los medios de comunicación, para divulgar el mensaje más maravilloso del mundo. Incluso antes de que existiera Internet, él utilizó la tecnología de los satélites para emitir el Evangelio a varios países simultáneamente. Aun así, tanto él como su equipo no querían poner su confianza prioritariamente en las técnicas modernas de comunicación, sino más bien en la obra del Espíritu Santo. Para él era importante no transigir con el contenido a la hora de hacer uso de los modernos medios de comunicación, sino más bien comunicar el Evangelio de Jesucristo claramente, sin menoscabar su contenido.

Por esto mismo, siempre, antes de sus apariciones televisivas, pasaba mucho tiempo en oración para hacer justicia con la gran responsabilidad que tenía como embajador de Dios haciendo uso de las herramientas del mundo. A menudo, se le invitaba a ir a programas televisivos de entrevistas, sobre todo, por su talante natural, carente de afectación. Larry King, quien le entrevistó no menos de 24 veces, honró su trabajo con las siguientes palabras:

«Su ministerio en la radio, en la televisión y en todo tipo de revistas ha alcanzado a millones de personas de todo color, tribu y raza. Desde parlamentarios hasta presidentes; desde reyes hasta ciudadanos de a pie, cada uno escuchó la verdad de la gracia increíble de Dios».7

Larry King le llamó «buen amigo» y le dio las gracias por sus oraciones cuando estuvo enfermo.

Billy Graham también reconocía los peligros del circo mediático:

«En estos tiempos de publicidad y de exposición a los medios de comunicación, la gente tiende a pensar que uno es más grande que la vida. Muchas personas me ponen en un pedestal en el que no me corresponde estar. Yo no soy el profeta santo y justo de Dios que mucha gente piensa que soy. Comparto con Wesley el sentimiento constante de mi propia incompetencia y de mi pecaminosidad. A menudo, me sorprende sencillamente que Dios pueda usarme».8

Bono, el cantante de U2, que visitó la casa de los Graham, dijo acerca de su actitud humilde:

«En un tiempo en el que la religión da muchas veces la impresión de entorpecer la obra de Dios, agradezco simplemente la cordura de Billy Graham, por esa voz clara y enfática».9

Las vidas de Billy Graham y de su equipo han producido tanto fruto, y tan constante, a lo largo de los años, porque su raíz, su relación con Dios, era sana. Igualmente, de la relación que cada individuo tenía con Dios se desprendía un espíritu de equipo saludable. El núcleo más visible del equipo (Billy Graham, Cliff Barrows y George Beverly Shea o Bev Shea) permaneció unido a lo largo de más de 60 años, y proclamaron el Evangelio sencillo con palabras y con canciones en todos los continentes. Ellos mismos fueron los que más se asombraron de que Dios les usara.

El equipo principal alrededor de Billy también trabajó muy duro para la misión. Siempre quisieron dar lo mejor para Dios y para los demás. «Excelencia» era su lema en todos los campos, ya fuera en las grabaciones para los programas de radio, al cantar las canciones o en la planificación de los acontecimientos de evangelización. Este deseo de hacer las cosas lo mejor posible también trascendió a las personas que trabajaban en las oficinas.

En los años 70, tuve la oportunidad de visitar la sede de la Asociación Evangelística Billy Graham (BGEA), que por aquel tiempo se encontraba en Mineápolis. Lo que más me llamó la atención fue la absoluta profesionalidad con la que cada cual llevaba a cabo sus tareas. Todo lo hacían de tal manera que las personas que respondieran a la proclamación del Evangelio recibieran la mejor atención posible, y para que se encontraran en compañía de cristianos activos. Billy Graham dijo en cierta ocasión que el mejor de los mensajes merecía ser respaldado por la mejor gestión posible. La gestión buena y profesional era especialmente importante para el seguimiento, para que los frutos del ministerio no se echaran a perder, sino que maduraran completamente.

Billy Graham: «La mejor noticia merece el mejor marketing». La imagen muestra un ejemplo especial de la publicidad creativa de los años cincuenta en Alemania.

Actualmente, las oficinas de la BGEA están ubicadas en Charlotte, Carolina del Norte, no muy lejos del lugar donde Billy creció. Están organizados tan profesionalmente como solían estarlo en Mineápolis. El centro de llamadas, donde se reciben llamadas telefónicas de personas con inquietudes, se ha quedado pequeño. Por otro lado, se han añadido nuevos ministerios, tales como el Equipo de Respuesta Rápida (Rapid Response Team), que también se dedica a ofrecer consejería en casos de desastres, y «Dare to be a Daniel» («Atrévete a ser un Daniel»), un ministerio que está específicamente orientado hacia la generación de jóvenes. Billy Graham ya no predica más públicamente, aunque todavía se utilizan grabaciones de sus sermones como parte central de cruzadas de evangelización donde cristianos normales y corrientes ven las películas con sus vecinos y amigos. Por medio de los proyectos de televisión «Mi Esperanza» («My Hope»), los creyentes de ciudades y pueblos de toda una nación o de una región geográfica reciben formación para abrir sus casas y compartir el Evangelio, haciendo uso de emisiones filmadas de sermones evangelísticos de Billy y de Franklin Graham.

Volviendo al ministerio activo de Billy Graham, sus campañas evangelizadoras (muchas de las cuales se emitían a todo el país), sus programas de radio semanales, sus artículos periodísticos diarios, así como sus libros (algunos de los cuales han llegado a ser éxitos de venta)…, todo, tuvo una enorme influencia avivadora en los creyentes cristianos y en las personas que llegaron a la fe por medio de ellos. Todos los historiadores de la Iglesia están de acuerdo en afirmar que el ministerio de Billy Graham contribuyó de forma determinante a un avivamiento de la fe y a un incremento en el número de personas que acudía a las iglesias, particularmente en el período de tiempo posterior a la Segunda Guerra Mundial en los Estados Unidos y en el Reino Unido.

A mediados de los años cincuenta, se vendieron tres veces más libros cristianos en los Estados Unidos que el total de los demás libros combinados. En los años sesenta y setenta, una de cada dos personas que entró al ministerio cristiano a tiempo completo en el Reino Unido lo hizo reconociendo el impacto que tuvieron las campañas de evangelización de Billy Graham sobre su vida. Yo, personalmente, he conocido a no pocos dirigentes espirituales que me han dicho que recibieron una motivación espiritual clave en alguna de sus cruzadas. Entre ellos están personas tan diversas como George Verwer, fundador de Operación Movilización, Norman Rentrop, el iniciador de la televisión cristiana alemana, el pastor de nuestra Iglesia bautista local, así como el presidente de la Iglesia protestante local.

La revista Life dio amplia cobertura al ministerio de Billy Graham, como en 1950 en Columbia, Carolina del Sur, donde Billy predicó ante un estadio lleno de gente.

Cuanto más tiempo pasaba evangelizando en un lugar en concreto, mayores y más duraderos eran los resultados. En muchas de sus campañas de evangelización, algunas de las cuales se prolongaron durante varias semanas, los efectos en la sociedad se hacían patentes. Después de sus cruzadas en el Reino Unido, la atmósfera social cambió de tal manera que la fe y Jesucristo eran temas de vivo debate para todo el mundo, desde el obrero de a pie hasta el director de mayor rango.

Los efectos de sus tres cruzadas de evangelización en Australia fueron asombrosos. El Sydney Daily Mirror comentaba en 1959 que la cruzada de Billy Graham había hecho descender a la mitad el índice de criminalidad en ciertas partes de Sydney. La Oficina Australiana de Estadística registró una reducción significativa del consumo de bebidas alcohólicas, así como de nacimientos ilegítimos, además de la bajada del índice de criminalidad. La revista Christianity Today comentaba en el año 2007 que los efectos de las cruzadas de Billy Graham todavía persistían en el presente. «Verdaderamente, cambiaron el curso de la historia de Australia». Las cruzadas de Graham en Australia también afectaron a las Iglesias locales. Marcus Loane, arzobispo de la Iglesia anglicana por aquel tiempo, lo resumió así: «Las Cruzadas de Graham… significaron un resurgir en la experiencia de muchas parroquias. Durante la década siguiente, se ha constatado un flujo constante de candidatos para el ministerio y para el servicio misionero: hombres (o mujeres) cuyas vidas fueron tocadas por el Espíritu de Dios y que no pudieron resistirse al llamado para servirle».10 El doctor Peter Jensen, arzobispo anglicano en Sydney, quien, junto a su hermano Dean Philip Jensen, se hizo creyente en una cruzada de Billy Graham, organizó una Celebración de Acción de Gracias por las cruzadas de Billy Graham en Sydney y en Australia en general en mayo de 2009, con motivo del 50 aniversario de la primera cruzada. Así de enorme fue el impacto que su ministerio tuvo en Australia.

Los cambios en la sociedad siempre comienzan con cambios en los individuos. Como suizo, recuerdo un día cuando leí con gran interés un artículo en un número antiguo de U.S. News & World Report sobre un hombre de negocios suizo. Este hombre se había convertido después de leer el libro escrito por Billy Graham Paz con Dios, y en 1957 flotó un DC 6 para hacer volar a sus amigos a una cruzada en Nueva York. Los hombres de negocios que fueron invitados fueron allí por fe, y la persona que les invitó dijo literalmente: «Cada dólar que gano debe ser un dólar honesto».11

Una de sus mayores preocupaciones era que, no solo los inconversos se hicieran cristianos, sino que los cristianos no se convirtieran en paganos otra vez. Para fortalecer y profundizar la fe de los nuevos cristianos, lanzó la revista mensual Decisión, que aún hoy en día alcanza a un gran número de personas que en su día decidieron aceptar a Jesucristo en el transcurso de su ministerio de evangelización. Billy Graham también estaba preocupado por los predicadores, pastores y misioneros a tiempo completo que necesitaban ánimo e inspiración. La revista Cristianismo Hoy (Christianity Today), que precisamente vio la luz con esta finalidad en 1956 con la ayuda de su suegro Nelson Bell, ofreció a los evangélicos una voz respetada combinando la fe y la razón, la obra misionera práctica y un trabajo de estudio profundo de la Palabra de Dios. De esta manera, Graham se oponía a la opinión de muchos creyentes contemporáneos en el sentido de que la teología era por lo general dañina para la fe y, por lo tanto, no era la voluntad de Dios. Al estar evangélicos practicantes trabajando juntamente con teólogos evangélicos reconocidos, los misioneros cristianos evangélicos se beneficiaban de una mayor profundidad bíblica sin menoscabo de su vida de devoción a Dios. Los «evangélicos» recibieron una identidad claramente reconocible, y los cristianos que deseaban cumplir la gran comisión de Jesús disfrutaban de una red internacional.

¿Y cómo era su relación con la Iglesia católica?

Para los católicos, a los sermones de Graham les faltaban algunas doctrinas católicas claves tales como los sacramentos. En los años cincuenta, dirigentes católicos de Sudamérica y de Filipinas prohibieron a los católicos asistir a las cruzadas de evangelización de Billy Graham. También en los Estados Unidos, muchos dignatarios católicos se manifestaron en contra de dicha participación. Aun así, él siguió invitando a todas las comunidades cristianas de una zona en particular para que participaran en sus campañas de evangelización, tal y como había estado haciendo durante años. En el transcurso de los años, más y más parroquias aceptaron su invitación. Este hecho se tradujo en un número cada vez mayor de católicos en la audiencia y también en las decisiones. Fueron muchos los dirigentes de la Iglesia católica que deseaban que no hubiera uno, sino muchos Billy Grahams para ayudarles a llevar a cabo su evangelización. El cardenal Richard Cushing, arzobispo de Boston, confesó en 1964 que nunca había conocido una cruzada religiosa que fuera más efectiva que la de Graham. También el cardenal Basil Hume declaró abiertamente que «la gracia de Dios está obrando» en el Congreso Misión ’89 de Billy Graham en Gran Bretaña. El papa Juan Pablo II se mostró particularmente favorable hacia él y hacia sus esfuerzos evangelizadores. Fue en su propia diócesis, con el movimiento fuertemente evangélico de Oasis «Luz y Vida», dirigido por el profesor Franciszek Blanchnicki, donde él experimentó la gran bendición que la simple proclamación de los elementos esenciales del Evangelio puede significar cuando viene aparejada con un llamado para tomar una decisión. En el momento en el que el cardenal Karol Wojtyla era elegido como el papa Juan Pablo II en Roma, Billy Graham se encontraba predicando el Evangelio durante una gira de evangelización en Polonia, en la Iglesia de origen de Wojtyla en Cracovia. También predicó en varias catedrales polacas. Más tarde, se desarrolló una cálida amistad entre ambos, todo ello a pesar de sus distintos trasfondos. Después, Billy escribiría el prólogo a un número especial de la revista LIFE con motivo de la muerte del Papa, cuyas últimas palabras fueron: «Conforme el mundo se enfrenta a los retos de un nuevo milenio, que la llamada de Cristo al arrepentimiento y a la fe sea escuchada cada vez con mayor claridad por cada uno de nosotros».12

Cientos de personas dieron la bienvenida a Billy Graham en el aeropuerto a las afueras de Buenos Aires, Argentina, en octubre de 1962, en el comienzo de la cruzada que duró ocho días.

Billy Graham se reunió en 1990 por segunda vez en un encuentro personal con el papa Juan Pablo II sobre la situación de los cristianos en el mundo.

Billy Graham fue repetidamente criticado por invitar a toda clase de cristianos, incluso a católicos y a adeptos a la teología liberal, para que trabajaran en sus cruzadas de evangelización. Cuando se le preguntó sobre esto, respondió: «Si alguno compromete su fe, lo hace él, y no yo». También afirmó en otra ocasión que se sentía más cercano a los creyentes católicos que a los protestantes más liberales. Por otro lado, él creía que muchos cristianos han llegado a ser teológicamente liberales y han perdido su creencia en la fiabilidad de la Biblia a causa de experiencias negativas con cristianos que leen la Biblia regularmente. En un mensaje a la Asociación Nacional de Evangélicos de los Estados Unidos, fue muy franco en cuanto a esto: «Hay cientos de hombres que están actualmente en el bando liberal, no necesariamente porque quieran estar ahí, sino porque han sido empujados ahí por todas las piedras que hemos puesto en su camino. Creo que nuestras tácticas tienen que cambiar, y le doy gracias a Dios que están cambiando. Es posible amar a las personas y aceptarlas para que estén con nosotros, en vez de echarlos a palos».13

Pocas cosas han contribuido tanto a la definición de la identidad misionera-evangélica y al avance de las misiones mundiales como los congresos internacionales sobre misiones iniciados por Billy Graham. Los Congresos Internacionales sobre Evangelización Mundial de Berlín ‘66, Lausana ‘74 y Manila ‘89 contribuyeron significativamente al cumplimiento de la Gran Comisión, y vinieron a ser una prioridad para las Iglesias resultantes de la Reforma, todo ello a pesar de la postura cada vez más liberal del Consejo Mundial de Iglesias. El «Pacto de Lausana» (para ver el texto completo, puede entrar en www.lausanne.org/covenant) es actualmente algo parecido a la declaración teológica en lo que respecta a las misiones para los cristianos evangélicos de todo el mundo. En el capítulo titulado «La responsabilidad en el mundo», entraré más en detalle en la importante contribución de los congresos que Graham y su organización convocaron, y los relacionaré con el contexto más amplio de la historia de la teología y de las misiones en el siglo XX.

Mientras que a los tres Congresos de Evangelización Mundial en Berlín, Lausana y Manila asistieron, sobre todo, misiologistas y dirigentes de Iglesias, los tres Congresos Internacionales para Evangelistas Itinerantes celebrados en Ámsterdam en los años 1983, 1986 y 2000 prepararon a miles de evangelistas para llevar a cabo sus tareas. Cuando se le preguntó quién sucedería a su padre como evangelista, Franklin, hijo de Billy Graham, quien hoy en día dirige la Asociación Evangelística Billy Graham (BGEA), aludió a los miles de evangelistas de todo el mundo que habían sido preparados para sus ministerios en Ámsterdam. Yo fui una de las personas que se beneficiaron de estos congresos. Personalmente, Ámsterdam ‘83 fue particularmente importante, ya que la conferencia tuvo lugar en las mismas fechas en las que fui llamado a dirigir Campus für Christus (Ágape o Cruzada Estudiantil para Cristo) en Suiza.

A lo largo de los años sucesivos, he encontrado rastros del ministerio de Graham en muchos países, desde Alemania hasta Corea del Norte. Para los cristianos norcoreanos que conocí en nuestra cooperación en el ámbito de la agricultura, las dos visitas que él hizo al país en 1992 y en 1994 supusieron mucho ánimo y un gran fortalecimiento de su fe. Los coreanos publicaron un pequeño folleto sobre su ministerio que todavía uno, después de los años, puede coger a la salida de alguna reunión de Iglesia allí. Con lágrimas en los ojos, un cristiano de más edad comentó que la Iglesia reconocida por el Gobierno recibía frecuentemente la visita de delegaciones eclesiásticas de otros países, pero raramente de hermanos y hermanas en la fe que amaban al Señor Jesús como ellos lo hacían. Yo visité Corea del Norte por primera vez en el año 1995, un año después de la muerte de Kim II Sung. Debo dar crédito a las visitas que previamente había hecho Billy Graham por la gran confianza que desde el primer momento nos mostraron como cristianos, desde los funcionarios de menor rango hasta el nivel ministerial del Gobierno. Pero también disfrutamos de ventajas en otras áreas por razón de los ministerios de Billy Graham y de su organización (BGEA). Por ejemplo, su ministerio cinematográfico World Wide Pictures nos regaló películas tales como Refugio Secreto, que pudimos transmitir por medio de nuestra agencia de televisión cristiana New Life Network a la televisión educativa en China, y también a más de 300 centros culturales financiados por el Gobierno de Cuba.

Especialmente en los años 60 y 70, las películas con mensajes de Billy Graham llegaron a miles de personas, como en Tolosa, España, en noviembre de 1970. Estas películas daban lugar a un interesante tiempo de puesta en común.

Muchas agencias de misiones y dirigentes cristianos dan testimonio de que él supuso para ellos un empujón determinante para que dieran comienzo sus ministerios. Para él, la meta nunca fue que su ministerio se engrandeciera, sino que el ministerio del cuerpo de Cristo, en su conjunto, creciera. Vez tras vez, él utilizó su reputación para promover iniciativas de Iglesias y de misiones. Concretamente, siempre valoró a exponentes del movimiento carismático-pentecostal tales como Oral Roberts y David Yonggi Cho, considerándolos hermanos entrañables, y habló públicamente a favor de ellos. Haciendo esto, prestó un servicio incalculable al mantenimiento de la unidad dentro del cuerpo de Cristo. Su única meta era que el mayor número posible de personas escucharan el Evangelio de Jesucristo. Durante toda su vida, su mayor deseo fue «ganar almas», y el resto de las cosas quedaron subordinadas a dicha meta. Junto con las personas que le acompañaron durante muchos años en el ministerio, Billy Graham cambió la vida de innumerables personas en la segunda mitad del siglo XX por medio de sus sermones evangelizadores y a través de su extensa red de ministerios. Siempre se trató de personas que fueron cambiadas de forma duradera. No obstante, como había tantísimas personas (se estima que millones de personas), las repercusiones llegaron a innumerables familias y a los círculos de contacto de estas personas transformadas. Algunos de los que se convirtieron estaban dentro del ámbito de Billy Graham y de los ministerios de su organización. No solo dieron fruto al cincuenta o al ciento por uno, sino que también ayudaron a miles y a decenas de miles de personas a escuchar el Evangelio. No pocos de entre ellos fueron también llamados al servicio cristiano a tiempo completo. Hay cientos de obreros en el Reino de Dios extendidos por todo el mundo que atribuyen su llamado al ministerio de Billy Graham.

¿Quién es la persona que permaneció junto a él como esposa a lo largo de su vida? Ruth Graham, que falleció en 2007, no cabe duda de que fue un ser humano extraordinario. Los autores del libro titulado Esposas cristianas (Christian Wives), que esboza y compara las vidas y el servicio de siete esposas de personajes públicos cristianos, describe de la siguiente manera a Ruth Graham:

«Pero de todas estas siete mujeres que se incluyen en este libro, ninguna es más única que Ruth Graham. Y “única” significa que es una y nada más que una, y esa es la mejor descripción que se puede hacer de Ruth Graham».14

Los cinco hijos de los Graham están de acuerdo en afirmar que Billy Graham, tal y como lo conocemos, no podría haber existido sin Ruth. Es necesario contar a Ruth entre las personalidades cristianas más prominentes del siglo XX. Hay una serie de rasgos en su carácter que estaban simbióticamente entrelazados en ella: una profunda fe y un interés por el mundo; sensibilidad y disposición a ayudar; una impetuosidad y un sentido de aventura; una inteligencia y una fuerza brillantes; un enfoque de la vida poco convencional unido a una gran valentía; «La valentía de un león», como su hijo Franklin dijera en cierta ocasión refiriéndose a ella. Pero hay algo que sobresalía en ella: su ingenio y su sentido del humor. Aunque Billy también era guasón, su sentido del humor era distinto al de su esposa. Yo conservo una foto encantadora de él con mi esposa: Vreni se está partiendo de risa y él no parece tener ni idea de por qué. Según los hijos de Ruth y Billy Graham, a menudo sucedía que todo el mundo se estaba riendo, menos él, quien era en realidad la razón de las risas. Su hijo menor, Ned, comentaba respecto al humor de su padre:

«Bueno, papá tiene sentido del humor, pero él no se da cuenta que es gracioso. Hace que la gente se parta de risa y después mira alrededor preguntándose por qué todo el mundo se está riendo. Es muy divertido».15

Ruth veía la casa como su tarea principal. En cierta ocasión, dijo que su esposo solamente tenía un solo proyecto, y que ella tenía varios: sus hijos. Todos los hijos —tres hijas y dos hijos— siguieron los pasos espirituales de sus padres y, de hecho, están sirviendo a su prójimo de varias maneras. Sin embargo, los dos hijos varones estuvieron bastante despistados por un tiempo. Para Ruth, los hijos siempre eran su prioridad y, para ella, no había privilegio mayor que ser madre. Para sacar tiempo para sus hijos, raramente estaba activa en el ministerio público. Creía que era suficiente con que un solo miembro de la familia viajara por el mundo y predicara. A menudo, Billy se ausentaba durante semanas, por lo que era importante que, al menos ella, se quedara en casa. Los períodos en los que Billy se ausentaba eran muy duros para los dos. A menudo, Billy tuvo que secarse secretamente las lágrimas al dejar a su familia cuando partía para una cruzada que iba a durar varias semanas. Ruth nunca se quejaba delante de sus hijos por las ausencias de su marido. Aun así, ocasionalmente llevaba a la cama una chaqueta de Billy para al menos tener algo suyo cerca de ella.

Ruth y Billy Graham, con sus cinco hijos, de izquierda a derecha: Gigi, Anne, Ruth («Bunny»), Franklin y Ned.

Esto era algo que ayudaba a Ruth para expresar por escrito y lidiar con sus sentimientos en forma de poemas. Las siguientes palabras revelan el estado emocional de Ruth durante los períodos en los que Billy estaba lejos por mucho tiempo:

«Cuando

por la mañana

hago nuestra cama,

extendiendo las sábanas

y, sobre ellas, las mantas,

yo sé que las lágrimas

que no debería derramar

caerán espontáneamente

como la lluvia;

y que me arrodillaré

orando otra vez

palabras que quiero decir,

pero que no puedo sentir.

“Señor:

que no se haga mi voluntad,

sino la Tuya”.

Y las dudas se diluyen,

una tras otra…

Pues me doy cuenta,

cuando oro,

que por eso sucedió

…y de esta forma».16

Aparte de con sus tareas como esposa y como madre, Ruth permaneció junto a su marido de muchas otras maneras. Ella era la asesora constante y sabia de Billy.

Había recibido una buena educación y había leído mucho. Era una mujer de altas miras. Aportaba ideas y recogía ilustraciones para sus sermones. Le ayudaba a escribir sus libros y sus artículos aludiendo a versículos bíblicos o a libros adecuados para un tema en particular. Gracias a su excelente conocimiento de la Biblia y a su formación, Ruth fue una fuente constante de inspiración para su marido. Muchas ilustraciones de los sermones de su marido llevan la marca de ella.

John Pollock, el biógrafo oficial de Billy Graham, deja bien claro que no hubo persona que contribuyera tanto a ampliar el horizonte de Billy como Ruth:

«No necesitaba refinar sus maneras, sino que era una mujer cultivada, que había viajado, alguien con un gran amor por el arte y por la literatura. Evitó que su seriedad degenerara en una solemnidad tediosa, y también que se extinguiera ese toque delicado, esa sencillez de niña. Además, Ruth y su familia, fieles presbiterianos, aliviaron a Billy Graham de su tácita convicción de que una fe vigorosa basada en las Escrituras no podía darse en el seno de las grandes denominaciones».17

Aun así, Ruth fue de gran inspiración y ánimo, no solo para Billy, sino también para muchas mujeres. Vonette Bright, fundadora de Ágape junto a su esposo Bill en 1951, describe a Ruth en un acto de reconocimiento a Billy como un ejemplo magnífico para infinidad de mujeres, por ejemplo, para ella misma:

«Ruth ha sido un gran ejemplo para muchas mujeres de todo el mundo: una gran cristiana, una gran madre, una gran esposa que te ha apoyado tanto [Billy], y un ejemplo para millones de personas, especialmente para mí. Le estoy muy agradecida por su apoyo en tiempos de necesidad. Ha estado siempre tan dispuesta para dar todo el tiempo que le era posible dar a los demás: ¡todo un ejemplo!».18

Ruth Graham tenía un don especial para dar a la gente que buscaba consejo la palabra justa en su situación personal. Escribió innumerables cartas a las personas que se dirigían a ella con cualquier problema.

Ruth tenía un don formidable para animar a los demás. Su vida demuestra lo que unas buenas palabras de ánimo pueden desencadenar en otras personas. Tenía la convicción de que hay más gente que fracasa por causa de falta de ánimo que por ninguna otra razón. Ruth tenía la habilidad de tener un gran ánimo, a pesar de su sensibilidad, porque había aprendido a enfocarse no en los problemas, sino en las promesas de Dios. Por ello, decidió dar gracias a Dios incluso en medio de las situaciones más difíciles, para mantener el control y para hacer que algo bueno saliera de esas situaciones. Vez tras vez, tomaba la decisión de no quejarse por esto o por lo otro, sino de regocijarse en Dios. Si la frase «el gozo del Señor es mi fuerza» se aplica a una persona, entonces no cabe duda que se aplica a Ruth. Con ese gozo sí que daba ánimo a todas las personas con las que se encontraba.

El primero que podía contar con el ánimo de Ruth era el mismo Billy. A menudo, era Ruth quien, en medio de tiempos de inseguridad y de duda, animaba a Billy para que se aferrara a lo que Dios le había mostrado. En un tiempo en el que surgieron muchas dificultades, antes del Congreso sobre Evangelización Mundial que tuvo lugar en 1974, Billy estuvo a punto de cancelarlo, pero Ruth afirmó a su marido para que mantuviera su resolución de mantener el plan original. Al ver la cada vez mayor erosión del mensaje cristiano y del significado del término «misión», ella sintió que era vital que los cristianos enfocados en las misiones se reunieran y se fortalecieran los unos a los otros en su llamamiento para vivir y compartir el Evangelio de Jesucristo.

Ruth y Billy Graham formaban un equipo, en el que cada socio aportaba sus dones para el bien colectivo.

Ruth solía recordar continuamente a Billy cuál era su tarea: proclamar el Evangelio y guiar a otros a hacer lo mismo.

Billy recibió muchas ofertas de trabajo muy atractivas. Hubo varios presidentes que quisieron darle importantes puestos en el ejecutivo. En cierta ocasión, estaba siendo presionado a presentarse a las elecciones como presidente. Esta fue la respuesta de Ruth: «En ese caso me divorciaría de ti, y los estadounidenses nunca elegirían una persona divorciada para que fuera su presidente». Digamos que esa respuesta dejó las cosas claras de una vez y para siempre.

Ruth era muy sabia. Siempre tenía en mente el sentido de lo que era la voluntad de Dios en una situación en particular. Este conocimiento intuitivo lo obtenía en sus tiempos a solas con Dios y con Su Palabra. Billy aceptaba, agradecido, el consejo de Ruth. Él sabía que Dios había puesto a Ruth a su lado y, por lo tanto, debía escucharla. En su última aparición en el programa de «Larry King Live» del 16 de junio de 2005, Billy le lanzó un gran piropo:

«No creo que me hubiera podido casar con nadie que fuera de tanta ayuda para mi trabajo y para mi ministerio como ella lo ha sido. Y todavía es muy brillante».19

Ruth se fue con el Señor para siempre el 14 de junio de 2007 a la edad de 87 años. Billy dedicó el siguiente testimonio sobre ella en ocasión de su fallecimiento:

«Ruth fue compañera de vida y Dios nos llamó como un equipo. Nadie habría podido sobrellevar la carga que ella cargó. Ella fue una parte vital e integral de nuestro ministerio, y mi trabajo a lo largo de los años habría sido imposible sin su ánimo y sin su apoyo… Mi esposa Ruth fue la persona a la que yo acudía buscando guía espiritual. Ella fue la única persona en la que yo confiaba completamente. Fue una gran estudiante de la Palabra de Dios. Su vida estuvo gobernada por la Biblia, más que cualquier otro individuo que jamás haya conocido».

El deseo de Ruth era que en su lápida estuviera escrito: «Fin de la construcción - Gracias por su paciencia». Originalmente, esta frase la había visto al final de las obras en los caminos y las carreteras.

Cuanto más estudiaba las vidas y el ministerio de Billy y Ruth Graham, tanto más descubría lo decisivo que fue el compañerismo que vivieron juntos para la expansión mundial del ministerio de Billy. Algo que fue especialmente útil fueron los testimonios de personas que habían estado conectadas personalmente con el matrimonio Graham. Para entender a los Graham, resultó de gran ayuda el hecho de que mi esposa y yo nos hiciésemos buenos amigos de su hija más joven, Gigi. Gigi, quien pasó sus primeros años de vida matrimonial en Suiza, compartió con nosotros muchas historias interesantes y a veces chistosas sobre sus padres, y nos permitió echar un vistazo entre bastidores. Muchas de las fotografías, hasta ahora no publicadas y que aparecen en este libro, provienen de los álbumes familiares de Gigi.

Ruth y Billy Graham no eran cristianos perfectos. Tenían puntos fuertes y puntos débiles como cualquiera de nosotros. Hubo veces en las que Billy confundió la cultura americana con el reino de Dios, tal y como él mismo reconoció más tarde. Hubo veces en las que estuvo en peligro, no solo de estar junto al presidente de los Estados Unidos como consejero espiritual y moral, sino que comenzó a dar consejos de carácter político. Si Ruth no le hubiera advertido repetidamente de ese peligro, esto habría sucedido más a menudo. En cierta ocasión, cuando se encontraban cenando con el presidente Jonson, Ruth dio a su marido una patada bajo la mesa cuando este intentaba dar al presidente consejos de naturaleza política.

Billy Graham en una conversación con el presidente Lyndon B. Johnson.

De los doce presidentes que él tuvo la oportunidad de conocer, once se convirtieron en amigos suyos, y siete en amigos íntimos. A menudo, en momentos en que era necesario tomar decisiones importantes, sencillamente estaban felices de poder encontrar en él un amigo que era cercano, en quien confiaban y con quien podían orar. En su libro de TIME, El predicador y los presidentes (The Preacher and the Presidents), Nancy Gibbs y Michael Duffy describen la relación personal de los presidentes con Billy Graham:

«Entraron en un pacto tácito de asesoramiento privado y de apoyo público. Los presidentes buscaban en él consuelo y hacían las preguntas más sencillas: “¿Cómo puedo saber si voy a ir al Cielo?”, quería saber Eisenhower. “¿Crees en la Segunda Venida?”, se preguntaba Kennedy. “¿Veré a mis padres cuando muera?”, preguntaba Johnson».20

Durante mi indagación, descubrí bastante sorprendido que Billly Graham conoció personalmente a muchos de los presidentes estadounidenses de su tiempo (con la excepción del presidente Truman) muchos años antes de que llegaran a alcanzar la Casa Blanca. Billy llegó a conocer a Ronald Reagan en un campo de golf en el año 1953, cuando todavía era un actor de cine, ya que la madre de Nancy quería presentar a Billy a su nuevo yerno. ¿Cómo habría podido imaginar Billy entonces que, casi 28 años después, él mismo pronunciaría la oración en la toma de posesión de Reagan como presidente de los Estados Unidos? ¿Podría habérsele pasado por la cabeza que en una campaña de evangelización que llevó a cabo en el año 1959 en Little Rock pudo conmover tan profundamente a Bill Clinton, quien por aquel entonces era un muchacho de 13 años, cuando predicó valientemente el mensaje del amor de Dios y de la reconciliación en medio de serios conflictos raciales? Bill Clinton recuerda que, inmediatamente después de ese día, comenzó a dar dinero a Billy Graham de vez en cuando. Años más tarde, cuando Bill Clinton era gobernador de Arkansas, llegó a conocer a Graham personalmente cuando visitaron al pastor de Bill Clinton, que entonces sufría de cáncer y, de hecho, oraron juntos por él.

Está claro que fue Dios quien preparó todos estos encuentros, ya que, ¿de qué otra forma habrían podido los presidentes estadounidenses y sus esposas recibir a dos personas como Billy y Ruth para que estuvieran a su lado como consejeros? Al menos yo no puedo explicar este hecho extraordinario de otra manera. Ruth siguió siendo amiga de varias primeras damas. Guardó en particular una amistad cercana con Bird Jonson, Nancy Reagan y Barbara Bush. Aun con todo, ella siguió siendo ella misma, algo que las Primeras Damas apreciaban mucho.

El expresidente Bill Clinton habla en la Cruzada de 2005 en Nueva York: «Billy Graham me visitó después de que el dolor de mis pecados privados se hicieran públicos y suscitara un enorme debate político. Hablamos sobre el arrepentimiento, la restitución y el perdón. Él fue una fuente de fortaleza, confianza y de fe más allá de mi capacidad».

A pesar de los errores que Ruth y Billy cometieron, fue mucho lo que hicieron bien, incluso muy bien. De hecho, lo hicieron tan bien que Dios les confió una responsabilidad muy grande. Esto pudo hacerlo porque ellos le amaban por encima de todas las demás cosas, y porque lo único que buscaban era la gloria de Él. Dios podía confiar plenamente en su determinación para dedicarse a la tarea que se les había encomendado y a propagar Su Palabra con sencillez y sin transigir, sin ponerse ellos mismos en primer plano. El presidente George W. Bush atribuye el ministerio exitoso de Billy Graham al hecho de que su humildad y su amor evidente para Dios y para Cristo pueden abrumar incluso a un cínico. Bush lo describió como un imán para las personas, aunque el mismo Billy Graham no era un imán para sí mismo. Era un imán para un poder más alto.21

Es verdaderamente notoria la manera tan fiel en la que llevaron a cabo su mandato evangelizador durante sesenta años, sin distraerse en forma alguna. Por eso, Dios podía confiar a Ruth y a Billy con la responsabilidad de ser Sus embajadores, ya que amaban a las personas de todo corazón, y no solamente a las personas simpáticas. Ruth sentía una afinidad especial para las personas de dudosa reputación y para aquellas que habían fracasado a los ojos de los demás. Trataba de verlas a través de los ojos de Dios.

Esta manera de vivir la misericordia es con seguridad una de las razones por las que Dios nunca retiró su bendición de Ruth y Billy Graham y de su equipo durante más de 60 años. Cuando cometieron algún error, pidieron la gracia y el perdón de Dios de la misma manera en la que ellos eran misericordiosos para con sus hermanos y hermanas espirituales. Otra razón por la que permanecieron en el camino, contrariamente a algunos otros dirigentes espirituales, es que nunca estuvieron implicados en escándalos, sino que siguieron fieles a las directrices a las que se aferraron desde el comienzo de su ministerio.