Sin más amigos que las montañas - Behrouz Boochani - E-Book

Sin más amigos que las montañas E-Book

Behrouz Boochani

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Beschreibung

El 2013 Behrouz Boochani fue ilegalmente detenido en la isla de Manus, un centro de detención de inmigrantes cerca de la costa de Australia. En la cárcel, donde ha pasado seis años, sin herramientas ni espacio para la creación, Boochani escribió heroicamente a través de WhatsApp este libro. Un libro sobre la violencia y las injusticias que se cometen en nuestro nombre con la excusa de la ley. La obra se publicó en Australia y ganó los premios más importantes del país convirtiéndose en una denuncia y visibilizando una vergüenza internacional. Uno de los libros más vendidos en 2019 es el grito de resistencia y el extraordinario testimonio de un refugiado. Una voz que representa las vivencias de tantos refugiados y migrantes apátridas encarcelados en todo el mundo. Behrouz Boochani es periodista y un reconocido defensor de los derechos humanos, ganador de un Media Award de Amnistía Internacional de Australia, se le han otorgado también los premios del Diaspora Symposium Social Justice Award, del Liberty Victoria 2018 Empty Chair Award y del Anna Politkovskaya de periodismo.

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Sin más amigos que las montañas

Colección Rayos globulares

(37)

BEHROUZ BOOCHANI

Sin más amigos que las montañas

Escrito desde La Prisión de Manus.

Primera edición: septiembre 2020, 1200 ejemplares

Título original: No Friend But the Mountains

© Behrouz Boochani 2018

Primera edición Picador, 2018, de Pan Macmillan Austràlia Pty Ltd

Publicado de acuerdo con The Jane Novak Literary Agency, Australia.

© de la traducción del farsi al inglés, Omid Tofighian

© de la traducción del inglés al español, Juan-Francisco Silvente Muñoz

© de esta edición, Rayo Verde Editorial, 2020

Diseño de la cubierta: Tono Cristòfol

Ilustración de la cubierta: © Agustín Comotto

Ilustración corona de laureles de la cubierta: © Sunflake para Adobe Stock

Corrección: Gisela Baños y Antonio Gil

Producción editorial: Víctor Sabaté y Xantal Aubareda

Composición ePub: Pablo Barrio

Publicado por Rayo Verde Editorial, S.L.

Gran Via de les Corts Catalanes 514, 1º 7ª

08015 Barcelona · [email protected]

www.rayoverdeeditorial.com

RayoVerdeEditorial

@Rayo_Verde

ISBN ePub: 978-84-17925-31-4

THEMA: DNXR, DNBL1, DNB

Una vez leído el libro, si no lo quieres conservar, lo puedes dejar al acceso de otros, pasárselo a un compañero de trabajo o a un amigo al que le pueda interesar.

La editorial expresa el derecho del lector a la reproducción total o parcial de esta obra para su uso personal.

Índice

PrólogoRelato del traductor: Una ventana a las montañasUn descargo de responsabilidadBajo la luz de la lunaMontañas y olasLa balsa del purgatorioMeditaciones sobre el barco de guerraUn cuento de (la isla de) NavidadLos kowlis errantes actúanEl Anciano GeneradorLa tortura de hacer cola: la Lógica de La Prisión de ManusEl Día del PadreEl canto de los grillos, ceremonias de crueldadLas Flores Que Parecen ManzanillaEn el crepúsculoPosfacioSin más amigos que las montañas: Reflexiones del traductorNotas

Para Janet Galbraith

Que es un ave

Prólogo

Sin más amigos que las montañas es un libro que merece formar parte de la literatura carcelaria universal, junto a obras tan diversas como De Profundis, de Oscar Wilde; Cuadernos de la cárcel, de Antonio Gramsci; Into the Smother, de Ray Parkin; El hombre ha muerto, de Wole Soyinka, y la «Carta desde la cárcel de Birmingham», de Martin Luther King Jr.

Escrito en farsi por un joven poeta kurdo, Behrouz Boochani, en situaciones de coacción, tortura y sufrimiento prolongados, la sola existencia de este libro es un milagro de coraje y de tenacidad creativa. No se escribió en papel ni con un ordenador, sino utilizando un teléfono móvil, y fue sacado de contrabando de la isla de Manus en forma de miles de mensajes de texto.

Para valorar en su justa medida la importancia de la obra de Behrouz Boochani, en primer lugar es preciso destacar la dificultad de su creación, la práctica imposibilidad de su existencia. Nuestro gobierno ha hecho todo lo posible por deshumanizar a los solicitantes de asilo. Sus nombres y sus historias se mantienen en secreto. En Nauru y Manus, viven en un zoo de crueldad. Sus vidas están despojadas de todo sentido.

Todos estos prisioneros fueron encarcelados sin cargos, sin ser condenados y sin sentencias judiciales. Se trata de un destino particularmente kafkiano que acostumbra a ejercer un efecto tremendamente cruel en la destrucción de toda esperanza, destrucción en la que sus carceleros australianos se aplican sin medida.

Así, su grito de libertad se transformó en carne carbonizada cuando Omid Masoumali, de veintitrés años, se inmoló en señal de protesta, o cuando la joven de veintiún años Hodan Yasin también se prendió fuego.

Esto es en lo que nosotros, Australia, nos hemos convertido.

En las ignoradas súplicas de una mujer violada en Nauru.

En una chica que se cosió los labios.

En un niño refugiado que se punzó un corazón en la mano sin saber por qué.

La sublevación de Behrouz Boochani tomó otra forma. Lo único que sus carceleros no podían destruir en él era su fe en las palabras: su belleza, su necesidad, su posibilidad, su fuerza liberadora.

Y así fue cómo, a lo largo de su encarcelamiento, comenzó una de las carreras más sobresalientes en la historia del periodismo australiano: informando sobre lo que iba sucediendo en la isla de Manus mediante tuits, textos, vídeos, llamadas y correos. De este modo, desafiaba al gobierno australiano, que llegó hasta unos extremos inimaginables para evitar que las historias de los refugiados se dieran a conocer, denegando de forma constante el acceso de los periodistas a Manus y a Nauru; llegando incluso, en una ocasión, a legislar la draconiana sección 42 de la Ley de la Fuerza Fronteriza Australiana, que permitía encarcelar durante dos años a cualquier médico o trabajador social que hubiera sido testigo de algún maltrato o abuso sexual a menores, actos de violación o de crueldad.

Sus palabras se han leído en todo el mundo, se han escuchado por todos los océanos y con más fuerza que los estridentes gritos de las sufragadas legiones de propagandistas. Con tan solo la verdad de su lado y un teléfono en la mano, un refugiado encarcelado alertó al mundo de los enormes delitos cometidos por Australia.

Ahora, Behrouz Boochani acaba de escribir un extraño y terrible libro en el que relata la experiencia de un hombre joven que ha pasado cinco años en Manus como prisionero de las políticas de asilo del Gobierno australiano; políticas por las que nuestros dos partidos más importantes han competido públicamente en crueldad.

Leer este libro es duro para cualquier australiano. Nos enorgullecemos de nuestra decencia, amabilidad, generosidad y buen talante. Ninguna de estas cualidades emerge de entre los relatos de hambruna, miseria, malos tratos, suicidios y asesinatos de Boochani.

Tristemente, su descripción del comportamiento de las autoridades australianas en Manus me recordó a la que mi padre me había hecho de los mandos japoneses en los campos de prisioneros de guerra, donde él y sus compañeros habían sufrido tantísimo.

¿En qué nos hemos convertido ahora que somos nosotros quienes cometemos tales atrocidades?

Esta revelación clama justicia. Alguien debe responder por esos crímenes. Porque, en caso contrario, la historia nos demuestra que la injusticia de Manus y de Nauru se repetirá algún día en Australia a una escala mucho mayor, más intensa e infinitamente más trágica.

Alguien es responsable, y es quien debería estar en prisión, y no los inocentes, ante cuyo gran sufrimiento esta obra se erige en un testimonio perturbador.

Aun así, este libro es mucho más que un J’accuse. Es la contundente victoria de un joven poeta que nos ha mostrado a todos la importancia que las palabras todavía conllevan. Australia encarceló su cuerpo, pero su alma continuó siendo la de un hombre libre. Sus palabras se han convertido irrevocablemente en nuestras palabras, y nuestra Historia debe en lo sucesivo rendir cuentas ante su historia.

Espero poder recibir algún día a Behrouz Boochani en Australia como lo que ha demostrado ser en estas páginas: un escritor. Un gran escritor australiano.

Richard Flanagan, 2018

Relato del traductor: Una ventana a las montañas

OMID: —He leído su último artículo… Sinceramente, admiro su trabajo.

BEHROUZ: —Es usted muy amable… Solo espero despertar pronto de esta pesadilla.

Las múltiples narraciones convierten la traducción del libro de Behrouz en una experiencia rica en sí misma; algunas se remontan a antes de nuestro primer contacto, son incluso anteriores a la construcción de La Prisión de Manus. En los últimos años, especialmente tras haber conocido a Behrouz, me he percatado de lo esenciales que son los relatos para vivir la vida correctamente, y el proceso de traducción de este libro ha confirmado y expandido mis impresiones y experiencias con la narración de historias. Este relato del traductor ofrece algunas impresiones sobre las muchas experiencias y conversaciones que han dado forma al libro y perfila nuestra visión compartida de la narrativa y la vida.

A las pocas horas de haber llegado a la isla de Manus, me fui corriendo a la estación central de autobuses de Lorengau. Fue allí donde nos conocimos en persona. Behrouz no había comido nada en todo el día, no se había alimentado más que de cigarrillos tanto para desayunar como para almorzar. Estaba ocupado con su teléfono móvil cuando salí del vehículo para darle la bienvenida. Aquel mismo día, me enteré de que habían descubierto el cuerpo del refugiado Hamed Shamshiripour entre unos árboles cerca de una escuela, apaleado y con una soga en el cuello; de hecho, había pasado junto al grupo de manusianos curiosos y de la policía en mi camino desde el aeropuerto.1 Las circunstancias eran muy sospechosas y muchos refugiados siguen afirmando que fue asesinado. Behrouz es el primer punto de contacto para muchos periodistas tanto australianos como internacionales y había estado ocupado con entrevistas durante todo el día. Se suponía que mi primer viaje a Manus iba a estar dedicado a la traducción del libro; pero en Manus, tan solo la tortura se ejecuta siguiendo el programa previsto.

En el momento de la publicación, se conocen los nombres de al menos diecisiete personas que han perdido la vida en las detenciones llevadas a cabo mar adentro de la isla de Manus, Nauru y la isla de Navidad.

Mohammed Sarwar (Nauru, 2002)

Fatima Irfani (Christmas Island, 2003)

Saeed Qasem Abdalla (Christmas Island, 2013)

Reza Barati (Manus, 2014)

Sayed Ibrahim Hussein (Nauru, 2014)

Hamid Khazaei (Manus, 2014)

Fazal Chegani (Christmas Island, 2015)

Omid Masoumali (Nauru, 2016)

Rakib Khan (Nauru, 2016)

Kamil Hussain (Manus, 2016)

Faysal Ishak Ahmed (Manus, 2016)

Hamed Shamshiripour (Manus, 2017)

Rajeev Rajendran (Manus, 2017)

Mohammad Jahangir (Nauru, 2017)

Salim Kyawning (Manus, 2018)

Fariborz Karami (Nauru, 2018)

Sayed Mirwais Rohani (Manus, 2019)

Mi familiaridad con el enfoque de Behrouz sobre la escritura, ya era patente antes de conocer su trabajo, incluso antes de haber oído hablar de este prolífico escritor encarcelado en La Prisión de Manus. Mi padre falleció súbitamente en 2015, unos ochos meses antes de ponerme en contacto con Behrouz por primera vez. Él también pertenecía a un grupo iraní históricamente perseguido y vivió gran parte de su vida en el exilio; tras abandonar Irán en tiempos de la revolución, jamás regresó. Se llamaba Manoutchehr, como un mítico sah del Sha Nameh, o Libro delos Reyes, un libro de poesía épica que también contiene el nombre de Behrouz. Practiqué moldeando e incorporando mitos, leyendas y poesía cuando escribí el panegírico para su funeral y los subsiguientes oficios en su memoria, especialmente la parte relacionada con los últimos días de su homónimo. Además del Sha Nameh de Firdawsi, la vida de mi padre fue honrada con la poesía del poeta Omar Khayyām y de la poeta T.āhirih Qurratu’l-‘Ayn, también filósofos, que fueron condenados al ostracismo y oprimidos en su propio contexto. Conmemorar la vida de mi padre se convirtió en una celebración literaria y cultural para mí y mi familia, y también comprendió actuaciones y conversaciones de amigos cercanos que vivían en la diáspora. Así pues, cuando Behrouz y yo tuvimos finalmente la oportunidad de sentarnos juntos en Manus y discutir el estilo y otros detalles del libro, incluido el método de traducción, pronto nos percatamos de que los dos teníamos la misma concepción de la narración, la filosofía, la memoria y de cómo ejecutar nuestro trabajo. Su plasmación fue algo asombroso. Para mí, traducir el libro de Behrouz fue una continuación del festival previamente inaugurado para Manoutchehr.

La oportunidad de traducir el libro de Behrouz fue una bendición inesperada. Me hizo el ofrecimiento después de que hubiera estado traduciendo artículos periodísticos suyos durante seis meses. Todo aquel tiempo, estuvimos hablando de otros modos de colaboración. No tardó en mencionar que estaba trabajando en un libro, pero no hablamos mucho de ello porque estábamos obcecados en la traducción de sus artículos y en cómo desafiar el sistema de detección. Una vez centrados en el libro, la traducción se convirtió en un componente intelectual y creativo de nuestra relación, siendo este proyecto el epicentro de nuestra interacción. También ha sido la fuente de muchos encuentros y descubrimientos inspiradores y prometedores.

Todo el proyecto se llevó a cabo durante mi estancia en Sydney, El Cairo y la isla de Manus. El método y los planteamientos sobre la traducción se fueron desarrollando y cambiando en función de las coyunturas. Los temas de cada capítulo están supeditados a distintos acontecimientos y dinámicas acaecidas en la prisión y en la política fronteriza australiana. Por lo tanto, los cambios de técnica, estilo y voz difieren en función del contexto narrativo y del momento; en algunos casos, los hechos y acontecimientos estaban ocurriendo en el mismo instante de la redacción.

La historia tras la traducción funciona como una narración enmarcada en el mismo libro; es decir, el libro contiene la historia principal enmarcada por un complejo proceso traductor como contexto. La relación entre el marco y las narraciones contenidas tiene sus raíces en las distintas técnicas narrativas habituales en la práctica contemporánea de la narración tradicional de historias y cuentos de los pueblos iraníes (kurdos incluidos). Ofrezco algunos ejemplos de este marco narrativo para poder discutir brevemente temas, conceptos y cuestiones claves. Este planteamiento me permitirá expresar, en primer lugar, cómo la traducción ha conllevado una experimentación literaria y, en segundo lugar, cómo los esfuerzos colaborativos entre autor, traductor, asesores y personas de confianza fueron madurando hacia una actividad filosófica compartida.

Colaboración y consultas

BEHROUZ: —Con el periodismo no tengo más elección que emplear un lenguaje simple y conceptos básicos. Cuando escribo nuevos artículos, debo considerar diferentes tipos de lectores… son para el público en general, así que no puedo ahondar tanto como quisiera. Y este es el problema, ahora mismo. No puedo analizar y expresar la intensidad de la tortura en ese lugar, pero creo que es inevitable que en los años venideros acabe por abrir espacios críticos que me permitan acercarme al fenómeno de La Prisión de Manus… este trabajo será de interés para todas las disciplinas del ámbito de las humanidades y de las ciencias sociales; creará un nuevo lenguaje filosófico. Estoy preparado para facilitarle información sobre ese lugar de modo que podamos iniciar los proyectos de investigación pertinentes.

Por ejemplo, es posible examinar La Prisión de Manus utilizando un marco foucauldiano y aplicar su crítica filosófica sobre la prisión, el psiquiátrico y la psicología… o se pueden aprovechar reflexiones bien conocidas de Žižek o de Gramsci y su disertación sobre hegemonía y resistencia.

OMID: —Cada vez que me reúno con Moones y Sajad, su libro se convierte en la base de una profunda discusión crítica… las posibilidades son muchas.

BEHROUZ: —Ese lugar necesita mucho trabajo intelectual… Hace falta un equipo que lleve a cabo una investigación rigurosa y académica… las universidades se han de involucrar.

Ahora mismo, estoy colaborando con amigos de Irán en el tema de La Prisión de Manus… Nuestro objetivo es publicar la investigación en un artículo académico. Los trabajos firmados por coautores son ideales.

Mis primeras conversaciones con Behrouz fueron via Facebook, y con el tiempo nos comunicábamos a través de WhatsApp porque la conexión en Manus era tan pobre que solo podíamos enviarnos mensajes escritos o de voz. Así que no se podía mantener una conversación en directo. Behrouz escribió todo el libro (así como sus artículos periodísticos, y codirigió un documental) mediante la mensajería. En ocasiones, me enviaba el texto a través de WhatsApp, pero lo que solía hacer era enviar largos pasajes de texto a Moones Mansoubi, una defensora de los refugiados y también traductora de Behrouz, que pasaba los textos a PDF. Una vez preparados, Moones me enviaba por correo electrónico capítulos enteros en este formato. En algunos casos, Behrouz me enviaba más tarde nuevos pasajes que añadir a los capítulos, generalmente para colocar al final. La versión completa de los capítulos de Behrouz aparecía como un largo mensaje de texto sin separaciones entre párrafos. Fue este hecho el que creó un espacio único e intelectualmente estimulante para la experimentación literaria y la actividad filosófica compartida.

El proceso de traducción fue una intensa experiencia de aprendizaje que nos permitió desarrollar unos análisis referentes al encarcelamiento de los refugiados en Manus y muchas cuestiones relacionadas con ello. La traducción comenzó en diciembre de 2016 y, desde entonces, el proceso ha estado muy influenciado por los múltiples y desastrosos acontecimientos acaecidos en el centro de detención, así como por las políticas y los discursos sociopolíticos reaccionarios en Australia.

Los intentos de Behrouz por terminar el manuscrito y mi traducción se vieron seriamente obstaculizados por el asedio de tres semanas tras el cierre forzoso del campo de prisioneros (31 de octubre de 2017) y la urgente necesidad de informar del implacable y selectivo castigo a aquellos que se negaban a ser trasladados.2 Como muestra del estilo del libro, diremos que Behrouz empleó una mezcla de estilo literario y periodístico para describir el uso estratégico del hambre, la sed, el insomnio, la enfermedad y la presión emocional y psicológica como herramientas de tortura. Y son este mismo estilo y esta misma visión los que permitieron estructurar y personalizar su manifiesto poético «A Letter from Manus Island» (traducido por mí y publicado en The Saturday Paper el 9 de diciembre de 2017).

Uno de mis propósitos con esta nota del traductor es compartir algunas de las historias que permiten comprender cómo se ha diseñado y dirigido el proceso de traducción. La extraordinaria lucha personal de Behrouz incluye una gran diversidad de ingeniosas estrategias creativas e intelectuales para superar una terrible opresión y ataques impredecibles. Los esfuerzos de colaboración que provocó configuran otra parte del trasfondo de la historia. En este sentido, mi agradecimiento a varias personas, todas ellas comprometidas y esenciales para el proceso de traducción, y sin dejar de ofrecer su respaldo en todo momento.

Janet Galbraith

JANET: —Esta mañana, me he despertado recordando nuestra correspondencia que versaba sobre poesía, un tipo de correspondencia poética que duró años. Ciertamente, fue una relación creativa muy intensa por la cual te estoy muy agradecida. Recordé que al principio, Behrouz, no querías utilizar tu verdadero nombre para presentar o publicar tu trabajo. Dimos muchas vueltas sobre nombres y seudónimos. Hablábamos de aves, como teníamos por costumbre —todavía hoy, a veces— y nos decidimos por la garza de cuello blanco. ¿Te acuerdas? Lo elegimos porque la garza de cuello blanco es un ave que vuela entre Manus y Australia. Era un ave que los dos habíamos visto. Por entonces, yo vivía en el centro de Victoria, como ahora pero en otro pueblo. De vez en cuando, aparecía una única garza de cuello blanco que se estaba unos días en un pequeño estanque justo delante de la casa donde vivía.

El libro está dedicado a Janet Galbraith, que coordina y gestiona el grupo de escritores Writing Through Fences,3 una organización que colabora con los refugiados encarcelados (o anteriormente detenidos), promocionando su escritura y su arte. Janet ha trabajado incansablemente para apoyar a Behrouz desde los inicios de su carrera como escritor en la isla de Manus (en 2014, Janet fue una de las primeras personas que se pusieron en contacto con Behrouz interesándose por su trabajo y su situación). También colaboró con Moones para traducir un capítulo que se publicó en la Mascara Literary Review (publicado con el título «Becoming MEG45»), un texto indispensable para conseguir un contrato con Picador.

Arnold Zable

ARNOLD: —Dices que cuatro años después de abandonar Irán te sientes como un apátrida, que no perteneces a ningún país. ¿A dónde perteneces ahora? ¿Cómo sientes el mundo a tu alrededor? ¿Qué se siente al acercarse y cruzar fronteras desconocidas?

BEHROUZ: —¿Qué es una frontera?… Toda mi vida ha estado marcada por ese concepto de ‘frontera’.

El escritor Arnold Zable también ha estado colaborando desde el principio con Behrouz en sus escritos y su resistencia. Arnold y Janet presentaron el trabajo de Behrouz a PEN Internacional, declarando su caso como una urgencia global. Desde que se comprometió con Behrouz en 2015, Arnold ha escrito una reseña del documental Chauka, Please Tell Us the Time, codirigido por Behrouz y Arash Kamali Sarvestani, ha presidido debates públicos y ha entrevistado a Behrouz para las publicaciones de un gran número de importantes grupos de comunicación. Actualmente, trabaja en un nuevo proyecto literario, una iniciativa de debate prometedora. Al igual que Janet, Arnold ha aportado muchas y útiles observaciones, así como su apoyo durante todo el proceso de traducción.

Kirrily Jordan

KIRRILY: —Hola, Behrouz… quiero elaborar un pequeño trabajo artístico para uno de mis proyectos con la intención de aportar más información sobre lo que está ocurriendo en Manus y en Nauru. He dado con algunos de tus poemas en línea y me preguntaba si podía utilizar algunas de tus palabras en mi proyecto.

Kirrily Jordan también desempeñó un papel determinante en el proceso de redacción de Behrouz. Kirrily, académica y artista en la Universidad Nacional de Australia, conoció a Behrouz a través de un proyecto artístico colaborativo a principios de 2016, inspirado en la poesía del autor. Desde entonces, no ha dejado de hacer sus aportaciones al trabajo de Behrouz cuando este escribe en inglés. Sus mensajes sobre los borradores del libro después de la traducción desde el farsi ofrecieron a Behrouz un contexto importante e ideas y sugerencias brillantes para su consideración en los siguientes borradores.

Picador

En 2017, la revista Island publicó una primera versión del capítulo diez «Chanting of Crickets, Ceremonies of Cruelty. A Mythic Topography of Manus Prison». (El canto de los grillos, ceremonias de crueldad. Una topografía mítica de La Prisión). El equipo de Picador reconoció al instante la urgencia del proyecto y del crucial mensaje que conllevaba, siguiendo la delicada situación y los escritos de Behrouz durante el proceso. A raíz de ello, surgieron muchas e importantes decisiones estéticas y estructurales, y la correspondencia compartida desembocó en unos resultados originales y creativos. Picador, Behrouz y el equipo de traducción también están en deuda con Sarah Dale, asesora jurídica del servicio australiano de asistencia social y asesoramiento a los refugiados. La experiencia jurídica de Sarah en el mundo del voluntariado fue esencial para revisar el libro desde una perspectiva legal.

Najem Weysi, Farhad Boochani y Toomas Askari

Durante el tiempo que Behrouz permaneció en La Prisión de Manus, se comunicaba con tres amigos de Irán: Najem (Najmedeen) Weysi, Farhad Boochani y Toomas Askari. Najem y Behrouz son grandes amigos desde que entraron en la universidad. Farhad y Behrouz son primos (ambos por parte paterna) y siempre han sido muy amigos desde la infancia. Toomas y Behrouz son amigos desde la universidad. Najem, Farhad y Toomas gozan de la máxima confianza de Behrouz y su influencia ha sido capital en el libro, ya que Behrouz compartía regularmente su trabajo con ellos por WhatsApp desde la prisión. Sus intercambios y esfuerzos por comprender el fenómeno de La Prisión de Manus dan pie a un nuevo discurso respecto de la colaboración en un contexto de trabajo intelectual y creativo. Su relación, en combinación con el proceso de traducción, también perfila la noción de actividad filosófica compartida.

Moones Mansoubi y Sajad Kabgani

Moones Mansoubi comenzó a traducir los artículos periodísticos de Behrouz en 2015 y ha sido fundamental por su respaldo al autor y su continuada descripción y análisis de los horrores de La Prisión de Manus —merece una mención especial más allá de su labor en este proyecto en particular. El compromiso de Moones con la traducción fue absoluto; me asistió desde el principio como asesora. Su profundo conocimiento de las tradiciones literarias iraníes (tanto clásica como contemporánea) fue inestimable. Moones también sacó provecho de su formación en relaciones internacionales y servicios de apoyo a los refugiados para pulir muchos de los matices sociales, culturales y políticos del libro.

Sajad Kabgani también trabajó conmigo como asesor de traducción. Es investigador en filosofía educacional y literatura y, al igual que Moones, su contribución amplió enormemente mi comprensión de la lectura original. Mis sesiones de consulta con Sajad fomentaron unas perspectivas multidimensionales más vastas que dieron como resultado una traducción más profunda.

Las consultas abarcaron varias semanas para cada capítulo. Traduje largas secciones de una tirada y resalté palabras y pasajes para comentar con los demás asesores. Durante aquellas sesiones, yo leía en inglés mientras los asesores me seguían y revisaban en farsi. Trabajaba o bien con Moones o bien con Sajad, por separado, para completar cada capítulo. Nos reuníamos una vez a la semana o cada quince días, y cada sesión duraba desde unas pocas horas hasta la mayor parte del día. Desde el principio, nuestras interacciones con cada asesor tomaron la forma de unos dinámicos seminarios filosóficos. Pasamos largos ratos examinando, interpretando y reflexionando sobre los pasajes; de vez en cuando, nos poníamos en contacto con Behrouz para clarificar algunos puntos y conocer su opinión, o simplemente para compartir nuestras ideas y expresarle nuestra admiración. Esta traducción es genuinamente un proyecto colaborativo con múltiples perspectivas. Las conversaciones que tuve con Moones y Sajad han tenido un evidente efecto en la traducción y es crucial que ciertos fragmentos de nuestras conversaciones se documenten y analicen aquí para contextualizar el proceso de traducción y para dejar testimonio de sus indispensables contribuciones.

Significado, estructura y lugar

MOONES: —Ahora me doy cuenta de lo inadecuados que son muchos de los diccionarios farsi-inglés, inglés-farsi… Además, el uso que Behrouz hace de las palabras y de las frases es muy complejo y personal; el contexto en el cual utiliza este lenguaje es complicado y desafiante, y a menudo singular, en un sentido ostensiblemente creativo. La diversidad de situaciones y su imaginación aportan unos matices nuevos y profundamente originales a los términos y las frases.

OMID: —De haber dispuesto de tiempo, podríamos haber creado un glosario para explicar frases y palabras claves.

MOONES: —Sería un excelente proyecto como continuación. Sin embargo, trabajar en este libro me hace ver la urgencia de iniciar un diccionario exhaustivo y multidisciplinar. Pienso que el libro de Behrouz expande el significado de algunas palabras, añade nuevos niveles de relevancia.

Hallar las palabras y las estructuras oracionales inglesas apropiadas dependía de diversos factores. La literatura farsi escrita se basa principalmente en largas y elaboradas frases con muchos tipos diferentes de oraciones en orden consecutivo. El sujeto se sitúa al principio y el verbo suele estar al final del todo, antecedido por una serie de variadas oraciones. Tratar de traducir manteniendo la integridad de la estructura oracional original da como resultado una lectura muy engorrosa en inglés; los largos y complejos pasajes y frases parecen funcionar en farsi debido a la resonancia poética de la lengua y a los movimientos rítmicos. En la traducción, opté por dividir las frases de diferentes modos y repetir las frases y palabras claves, en consonancia. En ocasiones, combinaba esta técnica con el paralelismo, la aliteración y sinónimos consecutivos. En otras, simplemente dividía frases largas en otras más cortas, o frases cortas en frases de una sola palabra. Otras veces, utilizaba la puntuación de forma creativa para comunicar cada idea o punto de un modo más fácil, y para crear un cierto tipo de cadencia sostenida.

La paradoja y la yuxtaposición son rasgos definitorios del estilo de Behrouz, y ofrecieron muchas oportunidades de dividir las frases y reestructurar los pasajes. Su estilo y su empleo de los recursos literarios me permitieron explorar el uso de antónimos y del oxímoron con cierta creatividad, a medida que iba traduciendo. El uso del flashback (analepsis) y del flashforward (prolepsis) resalta y amplía los mensajes y el potencial emotivos, la heurística filosófica y el sentido de asombro en el texto. Behrouz incorpora estos elementos en su estrategia literaria combinándolos con el folclore y la resistencia kurdos, la literatura persa, las tradiciones narrativas sagradas, historias locales y símbolos de la naturaleza, rituales y ceremonias. Los rasgos culturales y filosóficos no son exclusivos del Kurdistán y de Irán, sino que también incluyen otros ejemplos, especialmente del pensamiento y la cultura manusianas. También evidencia influencias literarias occidentales (por ejemplo, estaba leyendo El proceso, de Kafka; El extranjero, de Camus, y Molloy, Malone muere y El innombrable, de Beckett). Ser consciente de tales técnicas e influencias, y remodelarlas estratégicamente en inglés utilizando varios recursos literarios, me ha permitido garantizar la conservación de las cualidades poéticas y del estilo literario idiosincrático contenidos en el original.

La escritura de Behrouz se enriquece con marcos culturales, históricos y políticos a modo de referencias y alusiones. Los condicionamientos sociales y culturales de las muchas narraciones entrelazadas tienen su origen en el Kurdistán, Irán, la isla de Manus y La Prisión de Manus…, y también en los mares durante los angustiosos viajes en barco. Intuí que el mejor modo de capturar esas características era presentando las frases como fragmentadas y reconfiguradas, y también versificando algunas secciones. A mi modo de ver, algunos de los pasajes más cautivadores e intensamente conmovedores son aquellos en los que la prosa se convierte súbitamente en verso y luego vuelve a ser prosa. Para permanecer fiel a los elementos poéticos del lenguaje y el estilo de Behrouz, traducir la prosa como poesía ha resultado ser la opción más acertada y apropiada.

La elección de una palabra también venía determinada por la sensibilidad hacia un lugar. Los emplazamientos, las situaciones y los entornos narrativos están presentes en todas las escenas para transportar al lector. A fin de no comprometer en exceso el potencial sensorial que Behrouz construye meticulosamente, he intentado seleccionar las frases y las palabras que pertenecían a los lugares y entornos correspondientes. Por lo tanto, la traducción inglesa de nombres, verbos, adjetivos y adverbios es en muchos casos metafórica y particular de los aspectos geográfico y físico de los capítulos y sus diferentes pasajes. En algunos casos, la terminología abstracta y filosófica es más destacada; en otros, describo las escenas con mayor realismo. Al traducir teniendo en mente esta concepción narrativa basada en los lugares, la misma palabra en farsi podía traducirse diferentemente en función de la ubicación, la atmósfera, los personajes, los objetos, los acontecimientos, la arquitectura o el entorno. El uso de símbolos de la naturaleza, del antropomorfismo y de la personificación ilumina las interpretaciones tan personales de Behrouz sobre la comprensión de las transespecies. De hecho, Behrouz es categórico cuando afirma que si los refugiados no hubieran establecido una relación de respeto con el entorno y los animales, la fuerza opresiva de la prisión los habría matado hace mucho; la naturaleza se alía con los prisioneros para combatir el sistema.

Colonialidad (el colonialismo como proceso perpetuo y estructura permanente)

MOONES: —Estoy leyendo The Coup, de Ervand Abrahamian, un historiador armenioiraní que vive en Gran Bretaña. Me recuerda a los textos de Behrouz porque Abrahamian reconoce la importancia del compromiso en una discusión crítica y matizada sobre el papel del colonialismo.

OMID: —No creo que los lectores puedan apreciar realmente la profundidad de los pensamientos y el mensaje de Behrouz, a menos que reconozcan y comprendan el impacto y las consecuencias del colonialismo en el Kurdistán, Irán, Australia y la isla de Manus…, y también la relación entre colonialidad y migración forzosa.

MOONES: —Lo interesante del libro de Abrahamian es su análisis sobre la conexión intrínseca entre los términos este’mār (colonialismo/imperialismo) y estesmār (explotación económica). En muchos casos, podrían ser sinónimos. Del mismo modo, muchos textos de Behrouz ilustran la conexión entre los dos; enfatiza el modo en que la dominación y el control están relacionados con la extracción agresiva y la manipulación de los recursos naturales, la destrucción del ecosistema y la explotación de las personas.

El libro de Behrouz es un texto descolonial que representa una forma descolonial de pensar y de hacer. Para ser coherente con los matices de su aguda crítica y su visión perspicaz de los fundamentos coloniales del sistema de detención, fue necesario incorporar algunos términos técnicos al trabajo literario. En el ensayo suplementario examino más detalladamente la noción de género, pero es importante mencionar aquí que Behrouz fusiona intencionadamente la literatura con los comentarios políticos y el lenguaje perteneciente a diferentes discursos eruditos, método vinculado al juego literario que comprende formas y recursos pertenecientes a distintos géneros. Estos elementos se juntan para presentar la prisión como un experimento neocolonial y conforman su literatura como una intervención descolonial.

En ciertos momentos, la traducción utiliza deliberadamente un lenguaje académico para transmitir la visión multidisciplinaria que recorre el libro. El análisis que Behrouz hace del colonialismo es el resultado de su educación, su investigación académica y su experiencia vital; entiende el colonialismo desde un punto de vista histórico, filosófico y visceral.

Nombrar

MOONES: —El nombre Behrouz significa ‘buen/mejor’ (beh) ‘día’ (rouz), próspero o afortunado, y también es el nombre de un mando militar del Sha Nameh. E s un tanto premonitorio que su madre le llamara Behrouz; le puso un nombre farsi tradicional perteneciente a la literatura clásica, el nombre de un guerrero. Su nombre destaca de entre los de sus hermanos y primos, los cuales tienen connotaciones religiosas. Es como si su madre hubiera intuido que él era diferente.

Los nombres tienen funciones estéticas, interpretativas y políticas específicas en el libro. Para Behrouz, renombrar las cosas es un modo de afirmar su condición de ser humano y establecer un sentido de autoridad; nombrar es un modo de reclamar autoridad desde la prisión, de despojar de poder al sistema y redirigir la soberanía hacia la tierra. Nombrar es también parte del afán creativo, y funciona como herramienta analítica para examinar las circunstancias políticas y materiales.

Behrouz nombra muchos de los personajes utilizando una técnica exclusiva. Emplea frases nominales y apodos graciosos para referirse a ciertos individuos en particular, ya sea tanto para proteger su identidad como para construir el personaje, o ambas cosas. El farsi no utiliza mayúsculas, pero en inglés contamos con la ventaja de poder crear nombres propios poniendo una mayúscula a cada palabra (incluso al artículo definido). De este modo, estipulamos que en el contexto del libro la descripción o el apodo es el nombre de la persona y también refleja su personalidad y características (un rasgo físico, su actitud o temperamento).

Hay un importante concepto abstracto en el libro denominado «El Sistema Kiriarcal». En el ensayo suplementario exploro el concepto académico de «kiriarcado», un término que define los sistemas sociales interseccionales que se refuerzan y se multiplican con el objetivo de castigar, dominar y reprimir. «El Sistema Kiriarcal» es cómo Behrouz denomina a los substratos ideológicos que cumplen una función de mando en la prisión; es un título que denota el espíritu soberano del centro de detención y del omnipresente complejo fronterizo-industrial australiano. El término farsi system-e hākem también se podría traducir como «sistema opresivo», «sistema gobernante», «sistema de gubernamentalidad» («gubernamentalidad» se usa en el libro para describir ciertas aplicaciones particulares del sistema) o «sistema soberano». Sin embargo, la noción de kiriarcado amplifica el alcance y la omnipresencia de la tortura y el control en la prisión, y remarca el aspecto subversivo del nombre.

Behrouz también rebautiza el centro de tramitación regional de la isla. A lo largo de todo el libro, se refiere al centro de detención como «La Prisión»; lo etiqueta, lo define y hace un análisis crítico con sus propios términos. Del mismo modo, cada sección del centro recibe un nuevo nombre. Conceptualmente, la prisión es suya.

La combinación de estas dos frases compuestas de nombres propios — La Prisión y El Sistema Kiriarcal— consolida las reflexiones de Behrouz sobre la tortura estructural y sistemática del régimen de detención, y también refleja la destreza académica de Behrouz. En este sentido, su destacado uso de términos académicos en los diálogos combinado con un lenguaje y un estilo literarios invita a múltiples respuestas y lecturas.

Otro ejemplo significativo de esta inspiración multidisciplinaria son los títulos de los capítulos. Compartí ideas sobre los títulos con Behrouz en diferentes momentos del proceso y, juntos, los redefinimos y los ampliamos. Decidimos que cada capítulo debería tener al menos dos títulos que subrayasen un aspecto diferente del capítulo. En un primer momento, la relación aparentemente incongruente entre los numerosos títulos para cada capítulo provocó una sensación de perplejidad y absurdo; la naturaleza non sequitur de los títulos y el sentido ilógico e impredecible que evocan son consecuentes con las técnicas y temáticas que Behrouz emplea en el libro. El título «Nuestra Golshifteh es realmente preciosa» ocupa un lugar especial para Behrouz porque para él destaca los pasajes más importantes del capítulo; el personaje de «Nuestra Golshifteh» es su mayor inspiración de entre sus relatos.

Imaginería y realidad

SAJAD: —Su uso de las metáforas relacionadas con los lobos es excepcional y evocador… Una vez oí que en Irán cuando un perro pastor se enfrenta a un lobo para defender el rebaño ataca a la yugular. En muchos casos, los lobos son demasiado fuertes y feroces para los perros, pero hay ocasiones en las que el perro consigue cerrar las mandíbulas alrededor de la garganta del lobo y se queda sujeto a ella hasta que su presa no puede resistir más la presión; el perro persiste hasta que el lobo se rinde. El perro pastor sale victorioso, con una extraordinaria confianza en sí mismo; la experiencia transforma al perro, el encuentro lo hace sentir poderoso. El perro pastor desarrolla un nuevo sentimiento superior a la autoconfianza, se reidentifica como un lobo. Los pastores conocen los peligros de este fenómeno, saben que cuando la identidad de un perro se transforma hasta ese punto ya no se le puede controlar. Lo sacrifican.

Durante algún tiempo interpreté el uso que Behrouz hace de las imágenes visuales épicas y míticas, de las visiones oníricas y de la mezcla de fantasía y realidad como una forma de realismo mágico. Sin embargo, también hay muchos pasajes de autorreflexión en los que Behrouz se analiza a sí mismo, su concepción de la prisión, su método de descripción de las escenas y las situaciones, y sus propios estilos retórico y literario. Estos componentes lo alejan del género del realismo mágico y lo sitúan en un campo muy particular. De hecho, el trabajo de Behrouz se resiste a muchos ejemplos de género, aunque hay importantes rasgos distintivos de numerosos géneros presentes en el texto. Pero la traducción de la obra requería al menos alguna forma de marco conceptual y teórico, siquiera provisional o conjetural. Para mí, las técnicas y las formas de expresión literarias de Behrouz conectan con el realismo del horror y ciertas formas de surrealismo culturalmente, o étnicamente, establecidas. La identificación de estos factores facilitó la traducción: hizo que expresar la voz de Behrouz, elegir las palabras, desarrollar el tono y el estilo, y crear figuras intertextuales fuera más persuasivo y congruente. Entiendo su género (o antigénero) como un «surrealismo horrífico».

Literatura, política y respeto a lo que no se dice

SAJAD: —¿Explica Behrouz en algún lugar del libro su persecución en Irán o critica al gobierno iraní?

OMID: —No.

SAJAD: —Bien. No hace falta hablar de ello ni justificar por qué se fue. Por eso es una obra literaria tan bella y tan valiosa. Todo lo que necesitas saber sobre su vida en Irán se resume en su relato del primer viaje en barco. Todo lo que necesitas saber sobre opresión y discriminación en Irán está ahí, en el océano. Toda la convulsión política queda narrada cuando describe las olas. Toda la represión del estado se explica cuando describe un torbellino en el mar.

Vi esta oportunidad de traducción como una ocasión para hacer mi contribución a la historia universal documentando y, de algún modo, respaldando a las personas olvidadas que estaban siendo perseguidas; la traducción, para mí, como escribir para Behrouz, es un deber con la historia y una estrategia para que la cuestión del indeterminado número de detenciones de refugiados penetre profundamente en la memoria colectiva de Australia.

Sin embargo, cuando leí los capítulos, me pregunté si era siquiera posible comunicar en inglés la experiencia de Behrouz de un modo que hiciera justicia a su perseverancia y su perspicacia. Sus consideraciones, críticas y expresiones son tan crudas, acuciantes e implacables; las historias transmiten desesperación, reflexión, rabia y revelación. También hay un fuerte y admirable sentido del humor perfectamente ubicado en algunas partes, que tenía que ser traducido con precaución; además de la imaginativa riqueza del texto necesaria para reflejar el punto de vista y la voz exclusivos del autor.

Un aspecto del que siempre he sido consciente es que Behrouz estaba escribiendo en farsi, no en kurdo. Estaba escribiendo en la lengua de sus opresores, aunque sea un ferviente defensor de la cultura, la lengua y la política kurdas. Y el libro se estaba traduciendo a la lengua de sus carceleros y torturadores. Amén del potente diferenciador australiano ciudadano/no ciudadano, no podía perder de vista que estaba traduciendo la obra de un hombre kurdo oprimido siendo yo alguien que se identifica con la cultura étnicamente dominante en Irán (mi grupo étnico es el persa, aunque no formo parte del grupo sociorreligioso dominante que ha definido el poder político desde 1979). Así pues, era imperioso que la traducción estuviera en sintonía con los matices relativos a la injusticia histórica, la marginalización y la representación, y comprometida con la investigación. Tenía que plantearme una serie de preguntas:

¿Cómo doy a conocer las condiciones en las que se ha escrito este libro?

¿Cómo expreso las ideas, emociones y la crítica que emanan de los mensajes escritos y orales?

¿Cómo expreso las nuevas formas y técnicas que Behrouz crea en farsi?

¿Cómo expreso la mezcla de experiencia kurda con la experiencia carcelaria, y muchas más…?

¿De qué maneras puede la literatura transmitir significado, a partir de la sugerencia, la indicación y la alusión? ¿Qué relatos coloniales son los que cuenta un prisionero kurdoiraní cuando narra su experiencia en La Prisión de Manus? ¿Qué hay de especial en el punto de vista de un hombre kurdo que está ligado inseparablemente a su país natal y empeñado en la liberación; o en la perspectiva de un indígena del Kurdistán? ¿Qué códigos facilita para poder interpretar el sentido? ¿Cuál es la relación entre forma y sentido? Y, ¿existen capas narrativas que prioricen otros pueblos y lugares colonizados?

La responsabilidad era abrumadora; las posibilidades eran estimulantes.

Al principio, tuvimos problemas traduciendo tanto el aspecto sociopolítico como la calidad poética, además de la naturaleza del farsi original. El estilo de Behrouz se basa en diversas tradiciones literarias y refleja convenciones pertenecientes al estilo poético. No obstante, las dificultades de interpretación y traducción del farsi abrieron nuevas vías ante un novedoso tipo de experimentación literaria.

Para poder evocar en inglés la atmósfera y los rasgos distintivos del texto, tuvimos que experimentar con diferentes técnicas. Por lo tanto, la traducción ordena y presenta de un modo poco ortodoxo las historias y, deliberadamente, algunos fragmentos; además de trastocar frases y pasajes, adecuando y combinando género y estilo.

Actividad filosófica compartida

BEHROUZ: —Para poder comprender la combinación de arte y pensamiento que hay en este libro, primero debes familiarizarte con mi relación con Najem, Farhad y Toomas. Mientras escribía, me relacioné con ellos de forma regular, y esas conversaciones han influido en el texto en términos de aspectos dramáticos, posicionamientos intelectuales y temas tratados. El resultado es que el libro es un guion para una obra de teatro que incorpora mitos y folclore; religiosidad y secularidad; colonialidad y militarismo; tortura y fronteras. Najem, Farhad y Toomas son pensadores intelectuales y creativos. En Irán, expresaríamos nuestros análisis críticos de un modo teatral; para nosotros, la representación forma parte de la filosofía y la defensa de las causas. Representamos nuestras cavilaciones, personificamos nuestros pensamientos… el argumento es narrativa… la teoría es drama. Najem, Farhad y Toomas son unos intelectuales ilustrados en todos los sentidos del término.

Las condiciones en las que se creó el libro y la relación entre escritor, traductor y asesores conforman un espacio propicio para unas indagaciones filosóficas únicas. La experimentación resultó ser necesaria para poder transmitir esta actividad filosófica compartida.

En 2015, cuando Moones comenzó a trabajar con Behrouz, los prisioneros estaban sometidos a una vigilancia constante y siempre corrían el peligro de que les confiscaran los teléfonos móviles. Me explica que había batidas regularmente durante las que los guardias buscaban móviles. Aquellas incursiones eran brutales y ocurrían entre las cuatro y las cinco de la mañana. Siempre circulaban rumores sobre los planes del sistema carcelario para llevar a cabo un registro de móviles, por lo cual los refugiados vivían constantemente espantados y atemorizados.

A Behrouz le confiscaron el primer móvil. Los siguientes dos o tres meses estuvo escribiendo su libro a mano y utilizaba el teléfono de Aref Heidari para enviar mensajes de voz a Moones para que los transcribiese. Aref siempre ha sido un buen compañero de Behrouz y lo ha apoyado en muchos aspectos; también colaboró en el largometraje codirigido por Behrouz, Chauka, Please Tell Us the Time (2017). Él es quien canta la conmovedora y triste canción de liberación kurda.

Al final, Behrouz consiguió hacerse con otro teléfono. Esta vez, le buscó un buen escondite para guardarlo mientras dormía: lo insertó en una cavidad que había hecho dentro del colchón. Los guardias no volvieron a dar con su móvil, aunque alguien se lo robó en 2017 y los textos se retrasaron por un corto espacio de tiempo, antes de adquirir otro. También hubo largos periodos de semanas o meses en los que la comunicación personal con Behrouz se vio suspendida. Durante las épocas de máxima seguridad y vigilancia, se vio obligado a dejar el móvil escondido durante mucho tiempo.

Las comunicaciones de Behrouz con Najem, Farhad y Toomas fueron vitales. Sus comentarios y preguntas cruciales ayudaron a que Behrouz se sintiera en comunión con su tierra natal y vigorizaron su herencia y su lengua nativa (Najem y Farhad son kurdos, Toomas es persa). También consolidaron la actitud y el ingenio que había adquirido en los círculos intelectuales y culturales en los que se movía en Irán, y la comunicación con sus tres amigos mermó la sensación de distancia. De modo similar, su correspondencia con Janet y Arnold aportó nuevas dimensiones y perspectivas a su escritura. Su interacción con dos escritores que vivían en Australia le proporcionó una sensación de reconocimiento e influyó en los puntos de vista y matices transculturales que se iban entretejiendo en el transcurso del proceso. Durante la redacción y traducción del libro, Behrouz proseguía con sus otros proyectos de escritura, investigación, arte y defensa: el libro se iba conformando a la par que unos artículos de prensa, informes de investigación, un documental, presentaciones académicas, discursos reivindicativos y su defensa de los derechos humanos.

Mantuve mi proceso de asesoramiento revisando de forma regular mi lectura filosófica con Behrouz. Nuestras charlas también se adentraron en la redacción del texto por parte de Behrouz e influenciaron mi posterior traducción. Uno de los rasgos exclusivos del libro es que la planificación, la redacción y la traducción fueron simultáneas (hubo instantes en que las historias se iban escribiendo a medida que los hechos iban ocurriendo). El proceso de consulta y revisión durante mi visita a Manus sirvió para dilucidar mis interpretaciones, corregir errores y desarrollar puntos cultural y políticamente sensibles. Hay muchas maneras de interpretar las narraciones de Behrouz; sin embargo, su principal objetivo es llamar la atención sobre la realidad de la tortura sistemática en La Prisión de Manus. El libro sirve para instigar a los lectores a combatir la mentalidad colonial que rige el régimen de detenciones australiano e inspirar la autorreflexión, la investigación profunda y la acción directa.

Este es un proyecto filosófico compartido que no ha concluido, es una llamada abierta a la acción.

Omid Tofighian,

Sydney – Isla de Manus – El Cairo, 2018

Un descargo de responsabilidad

Este libro se ha escrito con la intención de presentar un relato veraz sobre la realidad del Centro de Tramitación del Litoral Regional de la Isla de Manus y para dar a conocer una experiencia real vivida en primera persona sobre qué ha supuesto ser detenido en ese sistema. Existen ciertos límites sobre lo que se puede revelar, especialmente en lo que respecta a algunos compañeros detenidos. Hemos considerado que no bastaba con cambiar algunos detalles como el color del pelo, de los ojos, la edad, la nacionalidad, el nombre…, para asegurar que los más vulnerables dentro del sistema pudieran permanecer suficientemente ocultos. Ningún detenido ni refugiado de este libro está basado en una persona en concreto, por muy detalladas que sean sus historias. No son personas disfrazadas. Sus descripciones no son reales. Sus identidades están absolutamente fabricadas. Son personajes compuestos: una amalgama extraída de diversos acontecimientos, múltiples anécdotas y, a menudo, están inspirados en la lógica de la alegoría, no del reportaje. Los detalles sobre los dos hombres que murieron en Manus, Reza Barati y Hamid Khazaei, son del dominio público y se les identifica por su nombre en señal de respeto.

Bajo la luz de la luna El color de la ansiedad

Bajo la luz de la luna,una ruta desconocida,un cielo color ansiedad intensa.

Dos camiones transportan pasajeros asustados e inquietos por un laberinto serpenteante y pedregoso. Aceleran en una carretera rodeada de jungla, con los tubos de escape emitiendo rugidos aterradores. Unas lonas negras envuelven los vehículos, de modo que solo podemos ver las estrellas en lo alto. Las mujeres y los hombres van sentados unos junto a otros, con sus hijos en el regazo…; miramos hacia arriba, a un cielo color ansiedad intensa. De vez en cuando, alguien intenta acomodarse mínimamente en el suelo de madera para que la sangre circule a través de los fatigados músculos. Rendidos de tanto estar sentados, todavía nos quedan fuerzas para soportar el resto del viaje.

Durante seis horas he permanecido sentado sin moverme, con la espalda apoyada contra el parapeto de madera y escuchando a un viejo loco quejarse a los traficantes, blasfemando con su boca desdentada. Tres meses deambulando hambrientos por Indonesia nos han conducido a esta miseria, pero al menos ahora escapamos por esta carretera a través de la jungla, una carretera que nos llevará hasta el océano.

En un rincón del camión, cerca de la puerta, alguien ha hecho una pared provisional de tela; una pantalla que te aísla de los demás, donde los niños pueden orinar en unas botellas de agua vacías. Nadie presta atención cuando algunos hombres con actitud displicente van detrás de la pantalla a tirar las botellas llenas de orina. Ninguna mujer se mueve de su sitio. Seguro que necesitan ir, pero tal vez la idea de vaciar sus vejigas detrás de la pantalla no les atraiga.

Muchas mujeres sujetan a sus hijos en los brazos mientras consideran el peligroso viaje por mar. Los niños botan arriba y abajo, asustados en medio de las sacudidas de los baches de la carretera. Incluso los más pequeños sienten el peligro. Se sabe por el tono de sus llantos.

El rugido del camión,los dictados del tubo de escape.Miedo y ansiedad.El conductor nos ordena mantenernos sentados.

Junto a la puerta hay un hombre delgado y curtido de aspecto sombrío que gesticula con regularidad pidiendo silencio. Sin embargo, dentro del vehículo el aire está cargado de los llantos de los niños, el susurro de las madres que intentan calmarlos y el espantoso rugido del estridente tubo de escape.

La amenazante sombra del miedo aviva nuestros instintos. A medida que avanzamos, las ramas de los árboles cubren el cielo por momentos; en otros, lo revelan. No estoy seguro de qué ruta hemos tomado, pero espero que el barco que deberíamos coger rumbo a Australia esté en alguna apartada orilla al sur de Indonesia, en algún lugar cerca de Yakarta.

Durante los tres meses que estuve en el subdistrito de Kalibata, en la ciudad de Yakarta, y en la isla de Kendari, oí a menudo hablar de barcos que se habían hundido. Pero uno siempre piensa que este tipo de incidentes fatales solo le suceden a los demás. Es duro creer que puedes llegar a afrontar la muerte.

Uno se imagina su propio fin de manera diferente al de los demás. No quiero ni pensarlo. ¿Sería posible que estos camiones que viajan en convoy, directos hacia el océano, fuesen correos de la muerte?

No,seguro que no, mientras lleven niños.¿Cómo es posible?¿Cómo podríamos ahogarnos en el océano?Estoy convencido de que mi propia muerte será diferente,tendrá lugar en un escenario más tranquilo.

Pienso en otros barcos que en los últimos tiempos han bajado hasta las profundidades del mar.

Mi ansiedad aumenta.¿No llevaban estos barcos niños pequeños también?¿No eran las personas que se ahogaron iguales que yo?

Momentos como estos despiertan una especie de fuerza metafísica interior y la realidad de la mortandad desaparece de los propios pensamientos. «No, no puede ser que deba rendirme a la muerte tan fácilmente.» Estoy destinado a morir en un futuro lejano y no ahogándome ni nada parecido. Estoy destinado a morir de una manera concreta, cuando yo elija. Decido que mi propia muerte debe suponer un acto de voluntad; lo determino en mi fuero interno, en lo más profundo de mi alma.

La muerte debe ser una cuestión de elección.

No, no quiero morir,no quiero renunciar a la vida de un modo tan fácil.La muerte es inevitable, lo sabemos,solo otra parte de la vida;pero no quiero sucumbir a la inevitabilidad de la muerte,especialmente en un lugar tan alejado de mi tierra.No quiero morir ahí fuera rodeado de agua,y más agua.

Siempre presentí que moriría donde nací, donde crecí, donde he pasado toda mi vida hasta ahora. Es imposible imaginarse a uno mismo muriendo a miles de kilómetros de la tierra de sus raíces. Qué manera tan terrible y miserable de perecer, una absoluta injusticia; una injusticia que me parece del todo arbitraria. Por supuesto, no cuento con que me pase a mí.

Un joven y su novia, Azadeh,4 van en el primer camión. Los acompaña nuestro conocido común El Chico De Ojos Azules. Los tres albergan dolorosos recuerdos de las vidas que tuvieron que dejar atrás en Irán. Cuando los camiones nos recogieron, los dos hombres lanzaron su equipaje en la parte trasera de uno de ellos y subieron como los soldados. Durante los tres meses que estuvimos en Indonesia, fueron un paso por delante del resto de refugiados. Su eficiencia para encontrar una habitación de hotel, conseguir comida o viajar al aeropuerto, irónicamente, siempre resultó ser una desventaja. En una ocasión, cuando teníamos que viajar a Kendari, salieron antes que nadie hacia el aeropuerto. Pero, cuando llegaron, la policía les confiscó los pasaportes y perdieron el vuelo. Estuvieron deambulando por las calles de Yakarta durante días, viéndose obligados a mendigar comida por callejones y callejuelas.

Ahora, otra vez van primeros, viajando a la velocidad de la luz, en cabeza de grupo, cortando los fuertes vientos. Los tubos de escape de los camiones rugen en su camino hacia el océano. Sé que El Chico De Ojos Azules conserva un antiguo miedo en su corazón de cuando estaba en el Kurdistán. Estando en Kalibata, durante las noches que pasamos confinados en los bloques de pisos de la ciudad, fumábamos en los diminutos balcones y hablábamos sobre cómo veíamos el viaje que se acercaba. Confesó su miedo al océano: el furioso río Seymareh, en la provincia de Ilam,5 le había arrebatado la vida a su hermano mayor.

… Un caluroso día de verano, durante su infancia, El Chico De Ojos Azules acompaña a su hermano mayor hasta las redes de pesca que habían lanzado la noche anterior en la parte más honda del río. Su hermano se sumerge hasta el fondo; como una pesada roca, su cuerpo perfora el agua. Aparece una ola inesperada y, en su estela, poco después, solo se ve una mano pidiendo ayuda a El Chico De Ojos Azules, todavía tan niño que es incapaz de agarrar la mano de su hermano. Solo puede llorar y llorar; llora durante horas esperando que este emerja. Pero se ha marchado. Dos días más tarde rescatan su cuerpo del río al son de un tradicional tambor mensajero, el dhol. El sonido del dhol persuade al río para que devuelva el cadáver ahogado; una relación musical entre la muerte y la naturaleza…

El Chico De Ojos Azules carga con ese viejo y morboso recuerdo. Le tiene un insuperable miedo al agua. Y sin embargo, esta noche corre en dirección al océano para embarcarse en un viaje de una enorme importancia. Un amenazante viaje ciertamente lastrado por ese antiguo y descomunal terror…

Los camiones siguen su carrera por la densa jungla, perturbando el silencio de la noche. Después de haber estado sentados en el suelo de madera del vehículo durante horas, el cansancio es patente en todos los rostros. Una o dos personas han vomitado, arrojando en envases de plástico todo lo que habían comido.

En otro rincón del camión hay una pareja de Sri Lanka con una criatura. Los pasajeros son, en su mayoría, iraníes, kurdos e iraquíes, y se nota que se sienten fascinados por la presencia de una pareja de Sri Lanka entre ellos. La mujer es extraordinariamente guapa, de ojos negros. Está sentada sujetando a su bebé, que todavía mama, en los brazos. Su compañero intenta reconfortarlos, se ocupa de ellos lo mejor que puede. Necesita que ella sepa que está ahí para sustentarlos. Durante todo el viaje, el hombre parece intentar tranquilizarla masajeándole los hombros y sujetándola fuerte cuando el camión traquetea con violencia sobre la carretera llena de baches. Pero se nota que la única preocupación de la mujer es su bebé.

La escena en ese rincónes amor.Maravilloso y puro.

No obstante, ella está pálida y, en cierto momento, vomita en un recipiente que su marido lleva consigo. Desconozco su pasado. ¿Quizá su amor conllevó las dificultades que los han traído hasta esta noche horrible? Es obvio que su amor lo ha superado todo: queda manifiesto en los cuidados que vuelcan en su pequeño. No hay duda, sus corazones y pensamientos también están marcados por las experiencias que les han obligado a abandonar su tierra natal.

En el camión hay niños de todas las edades. Niños a punto de convertirse en adultos. Familias completas. Un ruidoso, detestable y desconsiderado kurdo nos obliga a respirar el humo de su tabaco durante todo el viaje. Lo acompaña una mujer muy delgada, un hijo adulto y otro hijo, un pequeño cabrón. El chico tiene los rasgos físicos de su madre y el carácter de su padre. Es tan ruidoso que atormenta a todo el camión riéndose sin parar y molestando con su impaciencia y su mala educación. Incluso consigue poner nervioso al traficante, que le grita. Y a mí me hace pensar que, cuando crezca, este niño será mil veces más inconsciente que su padre.

Los camiones ralentizan su velocidad; parece que hemos llegado al final de la jungla, a la costa. El contrabandista comienza a mover las manos con vehemencia, todos deben permanecer en silencio.

El vehículo se detiene.

Silencio…, silencio.

Incluso el pequeño bastardo comprende que debe guardar silencio. Nuestro miedo está justificado; tememos que la policía nos encuentre. En muchas otras ocasiones han detenido a los viajeros en la misma orilla, justo antes de que ninguno alcanzara el barco.

Nadie dice ni una palabra. El bebé de Sri Lanka se aferra al pecho de su madre, mirando con fijación pero sin mamar. El menor ruido o llanto podría arruinarlo todo. Tres meses deambulando por Yakarta y Kendari, desplazados y hambrientos. Todo depende del silencio.

Etapa final.

La playa.

Hasta el momento he soportado cuarenta días de práctica inanición en los sótanos de un pequeño hotel de Kendari. Históricamente, Kendari había sido atractivo para los refugiados porque era un punto crucial, un lugar donde podías negociar con facilidad una prolongación del viaje. Pero cuando llegué allí estaba desierto como un cementerio.