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Con reveladoras anécdotas sobre su desempeño como diplomático, Carlos Martínez Salsamendi narra sobre los orígenes del servicio exterior cubano en la Revolución, así como los desafíos y accidentes que puede experimentar un profesional del área.
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Seitenzahl: 266
Veröffentlichungsjahr: 2017
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Título original: Carreras para ser diplomático
Edición: Marta Lesmes Albis
Corrección: Denise Ocampo Alvarez
Diseño de cubierta: Claudia Méndez Romero
Diseño interior: Yadyra Rodríguez Gómez
Diagramación: Hamlet López García
© Carlos Martínez Salsamendi, 2013
Sobre la presente edición:
© Ruth Casa Editorial, 2013
ISBN: 978-9962-697-74-9
Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público.
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ÍNDICE
Introducción /7
Carreras para ser diplomático / 18
Primer almuerzo diplomático(La Habana, 1959) /20
Señor marqués, váyase pa’ España(La Habana, 1960) /25
Un capítulo de las milicias delMINREX (La Habana, 1960)/30
Confusión de himnos nacionales(La Habana, 1960) /33
Primeros recorridos del cuerpodiplomático por el país (1960) / 36
El senador Alfredo Palacios en la campiña cubana (1960) /42
Ignorante ingenuidad(La Habana, 1960) /45
Arribo “clandestino” de Roa ycomitiva (La Habana, 1960) /49
Restricciones a diplomáticosnorteamericanos(La Habana, 1960 y 1961) /53
Bake Alaska(La Habana, 1960) /57
Otro capítulo de la milicia en elMINREX(abril de 1961) /59
Sorpresa en viaje a Praga(La Habana, marzo de 1962) /63
Yuri Gagarin en la Embajada de Cuba en Tokio (mayo de 1962) /69
Primeras palabras en japonés(Japón, 1962) /72
Visita inolvidable a Filipinas (1962) /75
Dos fotos famosas del Che con Fidel (1962 y 1967) /89
Pelotero cubano famoso en Japón (1962-1996) /95
Primera experiencia como Cónsul(Japón, verano de 1962) /101
Crisis de octubre en Japón(octubre de 1962) /106
Pakistaní en ConferenciaTricontinental (La Habana, 1966) /123
Afición alfado(Bruselas, 1969) /129
Cataneo, ciclista devenidomusicólogo (Bélgica, 1969) / 132
Miren, los cubanos son buenaspersonas (Japón, 1969) / 137
Viejo comunista (Toledo, 1970) / 140
Singular amistad belga(La Habana, 1973) / 143
Misión a Guinea Ecuatorial (1973) / 147
Homenaje a un mártir de Barbados (Guinea Ecuatorial, 1974) / 159
Colaboración Suecia-Cuba en días sin noches (Estocolmo, junio de 1974) / 165
¡Cubano!... Pasen, pasen(Guinea Bissau, 1975) / 170
Salsamendi’s mother(Londres, 1975) / 175
Bofetada sin mano shakesperiana (Gran Bretaña, mayo de 1975) / 179
“Novia” de la policía montada deCanadá (septiembre de 1975) / 186
Corrido mexicano al internacionalismo cubano (México, febrero de 1976) / 188
“Escolta” en Santo Domingo(República Dominicana, 1977) / 191
Custodiomasai(Tanzania, 1977) /196
Frustrada posibilidad de diálogoCuba-Estados Unidos (Nueva York, 1978) /201
Ex actor presidente(Estados Unidos, 1981) /209
Aporte a recorrido por Nueva York (1982) /215
Dígale al Comandanteque allí estaré (Caracas, 1985) /219
Muchacha con bebé pidiendo limosna (Uruguay, 1986) / 223
Reunificación de Alemania (Bonn, 1990) /226
La clave de Ginebra (Ginebra, 1990) / 231
Recuerdos de una visita a Ecuador (agosto de 1992) / 236
Anécdotas centroamericanas(marzo de 1995) / 241
Recuerdos de peloteros cubanosen Baltimore (Estados Unidos,1995) / 253
Amistad en el corazón de Galicia (Orense, 1996) / 259
Chicho y María en Shanghái (1999) / 266
Solidaria amistad desde Macao(2000-2002 / 271
Ritmos cubanos en las inmediaciones del río Yangtsé (Shanghái, 2000)/276
Orgullo cubano en el lejano oriente (Hong Kong, 2001) / 282
Mireya Luis en Shanghái(marzo de 2001) / 288
Televisor con tecnología cubana (Shanghái, 2002) / 292
Modesto homenaje a Alicia Alonsoen su 90 aniversario(Shanghái, mayo de 2002) / 296
Cuban doctor?(Gambia, 2004) / 299
Amistad popular intuitiva(Gambia, 2006) /305
Humanismo del personal cubano de la salud. Un buen ejemplo (Gambia, 2007) /309
Combativa solidaridadcon los cinco héroes (Gambia, 2007) /312
Pa’ la casa (Gambia, 2008) /320
Del autor / 322
Otros títulos / 323
INTRODUCCIÓN
Al recibir de manos del General de Ejército Raúl Castro Ruz, presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, la medalla como fundador del Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX), en el acto por la conmemoración de su 50 aniversario, el 23 diciembre de 2009, me pareció oportuno rendir mi modesto homenaje a esa fecha con anécdotas sobre mi experiencia en la esfera de la política internacional. Toda mi vida laboral después del triunfo de la Revolución estuvo vinculada a la política internacional, con excepción de una breve etapa, en la que trabajé en la economía interna, aunque también con misiones cortas en el extranjero.
En septiembre de 1959, junto a un grupo de jóvenes de mi generación con una trayectoria más relevante que la mía en la lucha contra la tiranía de Batista, fui escogido para fundar el Ministerio del Exterior de la Revolución cubana. Ocurrió poco después de que fuera designado al frente de esa cartera el doctor Raúl RoaGarcía, cuando todavía, como vestigio delplattismo,1la institución se llamaba Ministerio de Estado. Fue mi comienzo en lo que hoy conocemos como MINREX.
1 Como plattismo se denomina la tendencia injerencista de Estados Unidos sobre Cuba, como consecuencia de la implantación de la Enmienda Platt. Dicha Enmienda, al justificar legalmente el dominio norteamericano sobre la nación cubana, impedía su plena independencia.
En 1963 Roa expresó que el Servicio Exterior era la trinchera de la Revolución cubana en el frente internacional, concepto al que se pueden añadir los incluidos en la frase pronunciada años después por Carlos Rafael Rodríguez: “los que trabajan hacia el exterior”, es decir, los funcionarios y trabajadores del Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, del Banco Central, de los ministerios de Salud Pública, Educación, Educación Superior, Cultura, elInstituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER), el Turismo, y organismos del Estado cubano, organizaciones de masas y entidades nacionales.
Las anécdotas están agrupadas en los distintos momentos de mi desempeño en la actividad internacional:
- 1959-1961: Jefe de Ceremonial, Protocolo, MINREX.
-1962-1964: Consejero, Embajada de Cuba en Japón.
-1964-1965: Especialista, Dirección de Países Socialistas.
- 1965-1966: Subdirector, Protocolo, MINREX.
- 1969: Al frente de una misión técnica durante cuatro meses por Europa y Japón.
-1972-1977: Director General de Colaboración Bilateral (excepto países socialistas), Comisión Nacional para la Colaboración Económica y Científico-Técnica, que posteriormente pasó a denominarse Comité Estatal para la Colaboración Económica (CECE), dirigidos ambos por Carlos Rafael Rodríguez.
- 1978-1995: Asesor —que en realidad, no me consideré como tal, sino Ayudante de Política Internacional— de Carlos Rafael Rodríguez, Vicepresidente a cargo de los organismos del exterior.
- 1993-1998: Presidente de la Cámara de Comercio.
- 1999-2002: Cónsul General en Shanghái, República Popular China.
- Octubre de 2004-julio de 2009: Embajador en la República de Gambia.
Las anécdotas se corresponden con algunos hechos de los cuales fui testigo, otros en los que estuve involucrado en función de mi trabajo, y varios que recuerdo a partir de referencias directas. Algunas incluyen, como lo fueron en realidad, momentos humorísticos. En muchas se podrá apreciar el impacto de Fidel en laRevolución: las simpatías, el respeto y la solidaridad hacia ella y hacia él.
No incluyo todas las anécdotas de la primera etapa en la Dirección de Protocolo porque serían relatos muy extensos sobre eventos y hechos muy similares, pero no puedo dejar de destacar la inigualable experiencia bajo las orientaciones de Manuel Yepe Menéndez, su jefe. Por un lado, nos enfrentábamos directamente a los ya declarados enemigos de la Revolución acreditados como diplomáticos de Estados Unidos y de gobiernos de países latinoamericanos que pronto comenzarían a romper las relaciones, siguiendo órdenes de Washington, con la honrosa excepción de México. Por otro lado, tomábamos parte del proceso de establecimiento de las relaciones con los países del campo socialista y los primeros vínculos con los del llamado Tercer Mundo.
Entre finales de 1959 y la primera mitad de 1961 llegaron a Cuba representaciones diplomáticas del campo socialista y del Tercer Mundo, además de la representación del Frente de Liberación de Argelia. En ese corto, pero enriquecedor tiempo, no existía el Equipo de Servicios de Traducción e Interpretación (ESTI) y comenzaba a gestarse el servicio de seguridad personal para las delegaciones extranjeras. En tales circunstancias algunos de nosotros tuvimos el privilegio de acompañar a los visitantes extranjeros en entrevistas con nuestros máximos dirigentes y, en ocasiones, servirles de intérpretes. Resultó una singular e irrepetible oportunidad para aprender sobre la historia, los antecedentes, el desarrollo y las perspectivas del proceso revolucionario, por boca de sus principales actores. En ocasiones tuvimos que desempeñarnos a la vez como escoltas del visitante extranjero.
Protocolo fue la mejor formación adquirida en aquellos primeros años del proceso revolucionario, al escuchar en persona a los comandantes Fidel, el Che Guevara, Raúl Castro, Juan Almeida, al entonces presidente, doctor Osvaldo Dorticós, y a Roa, entre otras figuras de la Revolución, experiencia más aleccionadora e ilustrativa que muchos libros. Conservo como imborrable recuerdo una conversación en el despacho del Che, en el Banco Nacional (hoy Banco Central), después de la comida ofrecida por el Guerrillero Heroico en honor de Alí Sastroamidjojo, uno de los tres dirigentes de la lucha independentista de Indonesia, de los primeros asesinados durante el cruento golpe de Suharto. Estaban también Fidel, Roa y Manuel Yepe, además, Fabricio Ojeda, destacado revolucionario venezolano, presidente de la Junta Patriótica que a finales de 1958 derrocó la dictadura del general Pérez Jiménez, y quien poco después de esa visita a Cuba fuera asesinado en su país por el régimen de Rómulo Betancourt. Terminada la comida, en la cual no estuve, entré al despacho del Che y pude presenciar allí una clase magistral de Fidel sobre la estrategia de la lucha en la Sierra Maestra, señalando en el mapa de Cuba el lugar de las batallas y describiendo estas y otras acciones principales.
Así comenzó la carrera de la “novel diplomacia revolucionaria”, en la que debo destacar también las indicaciones de Roa a la “savia joven que en oleada inundó el Ministerio”, al advertirnos “la necesidad de aprovecharnos de los veteranos, cuyas experiencias y conocimientos eran invaluables”. En tal sentido, rindo homenaje a Carlos Lechuga, Leonardo Fernández Sánchez, Salvador Vilaseca, Manuel Bisbé, Luis Amado Blanco, Salvador Massip, Enrique Camejo Argudín, Carlos Alfaras, José Antonio Portuondo, Américo Cruz, Carlos Maristany y otros, muchos de los cuales fueron los primeros embajadores de esa nueva diplomaciarevolucionaria. Como deuda de honor, también rindo homenaje a los miembros del Servicio Exterior caídos en el extranjero por acciones terroristas, comoAdriana Corcho y Efrén Monteagudo, en Lisboa, y Sergio Pérez, en Canadá, en atentados dinamiteros; a Jesús Cejas Arias y Cresencio Galañera Hernández, “desaparecidos” por los militares golpistas en Argentina, y a Félix García, acribillado a balazos en Nueva York por asesinos de origen cubano que, reconocidos como los autores materiales del crimen, gozan de una inmerecida e insultante libertad ciudadana en Estados Unidos de América.
Incluyo también algunas anécdotas de momentos vividos con Carlos Rafael Rodríguez. Solo algunas porque todas las que recuerdo merecen ser relatadas en otro texto más abarcador. Trabajar durante veinte años bajo su dirección fue una singular escuela para mi formación en la política internacional de la Revolución.
Aspiro a que este libro sirva para contribuir a la “savia joven” actualmente en formación en el Instituto Superior de Relaciones Internacionales “Raúl Roa García” (ISRI), al añadir a la sólida base teórica, la experiencia de quienes nos iniciamos “a la carrera” en la esfera internacional y en las primeras batallas en ese frente, así como de otros que nos siguieron, muchos de los cuales también se graduaron años después, como una forma de brindar nuestro aporte a la Escuela Diplomática de la Revolución cubana.
Atendiendo al título de este trabajo, empiezo por un hecho que sucedió en los primeros meses de mi estancia en Japón.
El autor sirviendo de intérprete en la visita que el comandante Ernesto Che Guevara hizo al presidente de indonesia Ahmed Sukarno en la residencia de Protocolo donde estuvo alojado durante su visita a Cuba. Mayo de 1960.
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CARRERAS PARA SER DIPLOMÁTICO
En Japón, comenzaba el otoño de 1962. Poco antes de la Crisis de Octubre había estado de visita en Tokio el entonces presidente de México, Adolfo López Mateos. Yo había llegado a principios de abril y en ese momento de me desempeñaba como Encargado de Negocios de nuestra Embajada, con solo veinticuatro años de edad.
La primera actividad del programa de la visita en la que participé fue un almuerzo en honor del mandatario mexicano ofrecido por el entonces Decano del Cuerpo Diplomático latinoamericano, el Embajador de Chile. Después del almuerzo, estábamos todos los representantes de los gobiernos de nuestro hemisferio, todos ellos de más edad que yo, algunos bastante mayores. Como correspondía a mi reciente nombramiento como Encargado de Negocios de la Embajada, me encontraba al final de la fila. El Embajador chileno era un típico diplomático reaccionario. Iba llamando uno a uno por el orden de la fila a quienes estábamos en ella, presentándonos al mandatario mexicano. Cuando llegó mi turno, el chileno dijo: “Mire, señor Presidente, este es el representante de Cuba” y virándose hacia mí, con evidente intención de burla preguntó: “¿Y usted es diplomático de carrera?”, a lo que, dirigiéndome a López Mateos, contesté: “No, señor Presidente, carreras son las que debo dar para ser diplomático”. El mexicano recibió esta respuesta con evidente agrado, a tal punto que parece que mi actitud le quedó grabada, pues en las próximas dos actividades a las que estaba invitado el cuerpo diplomático —una recepción ofrecida por él y otra por el Emperador japonés— en el medio de los salones el Presidente mexicano me mandó a llamar e hizo un breve aparte conmigo; me pareció tenía intención de destacarlo, lo cual no dejó de sorprender a mis “colegas” del referido almuerzo y, como pude apreciar, también al Embajador estadounidense.
En aquella ocasión, en respuesta a la aviesa intención del diplomático chileno, se me había ocurrido decir esa frase, sin haber oído el término “diplomático a la carrera”, después —y ahora— muy utilizado en elargotde esta esfera.
PRIMER ALMUERZO DIPLOMÁTICO
(LA HABANA, 1959)
En diciembre de 1959, el entonces decano del Cuerpo Diplomático, Gilberto Bosques, embajador de México, demostrado simpatizante y amigo de la naciente Revolución cubana, ofreció un almuerzo con motivo del fin de año; participaron todos los jefes de misiones extranjeras. Por la parte cubana, como figura principal y, sobre todo, como fiel defensor de la Revolución en los primeros y difíciles momentos de esta en el poder, asistió el doctor Luis Buch, secretario de la Presidencia, de destacada participación en la etapa insurreccional.
Al almuerzo, celebrado en el salón Aguiar del Hotel Nacional, también fuimos invitados varios funcionarios de la Dirección de Protocolo. En aquel momento lo consideramos como un gran reto, por las formalidades de las costumbres diplomáticas a las cuales íbamos a someternos, y por la obligación de compartir con embajadores cuyos gobiernos ya habían demostrado animadversión —muy poco después, enemistad— hacia el gobierno revolucionario, comenzando por el embajador Philip Bonsal, de Estados Unidos. Tuvimos que aprender a actuar según las circunstancias, de acuerdo ala actitud de nuestros interlocutores, para no caer en provocaciones, ni insultarlos, si no venía al caso.
Como solo tenía costumbre de usar los cubiertos de la comida casera: la cuchara, el tenedor, el cuchillo, un solo plato y un solo vaso, traté de buscar información sobre las reglas o costumbres de losgourmetsdiplomáticos. Recurrí a una improvisada profesora e intenté fijar bien lo trasladado por ella: el tenedor chiquito era para el pescado, el cuchillo para la carne era de tal tipo y el del pescado de otro, muchos detalles. Como alternativa, si tenía duda, ella me recomendó me fijara en lo que hacían los demás invitados. Lo hice, pero no fue una buena idea. Me di cuenta, con lo que apresuradamente aprendí, de que algunos de los embajadores sentados cerca lo mismo cogían el tenedor de la carne para el pescado o el cuchillo del pescado para la carne.
Más adelante, por las relaciones establecidas con camareros de primera, supimos la “mecánica” de una mesa de este tipo de eventos: los cubiertos se ordenan de afuera hacia adentro, en el mismo orden de los platos a servir, y son retirados una vez ingeridos los alimentos correspondientes; algo similar con las copasde vino, servidas y retiradas por los camareros en dependencia de si el plato es de pescado o de carne.
Claro, esas fueron, aunque valiosas, enseñanzas elementales. Después, a los “diplomáticos a la carrera” se nos presentaron situaciones no previstas en las “lecciones” recibidas. Por ejemplo, cuando después de un plato en que se debía coger algún alimento con las manos (como quitarle la “cáscara” a los camarones), nos ponían un platico hondo con agua y pétalos de flores, muchos nos preguntábamos: “¿Y esto qué es?”. En ocasiones como esas debía hacérsele caso a lo de “fijarse en los otros”, porque de lo contrario se podía pasar por el mal rato de tomarse el contenido del platico, cuyo uso era para enjuagarse las manos. O cuando a la mitad de una cena servían en una copa alargada una cosa parecida a un daiquirí, sofisticada manera para “cambiar el paladar” de un plato a otro. En fin, debíamos aprender sobre la marcha y, del término “protocolo”, recordar también su acepción de darle orden lógico a las cosas.
Más adelante, para suerte de los futuros diplomáticos ya no formados “a la carrera” —porque pudieron pasar por el ISRI— se creó la asignatura de Protocolo Ceremonial y se ha tenido acceso a manuales y clases impartidas por personas con experiencia en la materia. Una de ellas, considerada pionera, fue Isabel de Amado Blanco, esposa de Luis Amado Blanco, uno de los primeros embajadores del gobierno revolucionario. A ella le siguió Emma Cárdenas Acuña. Emma, a quien le fue entregada la medalla conmemorativa por el 50 Aniversario del MINREX, es desde hace años la profesora de esta asignatura en el Instituto.
SEÑOR MARQUÉS, VÁYASE PA’ ESPAÑA
(LA HABANA, 1960)
La noche del 20 de enero de 1960 estaba en mi casa frente al televisor viendo y escuchando una comparecencia de Fidel ante las cámaras. Súbitamente, se escucharon unos gritos y, de manera violenta, irrumpió en el estudio el embajador de España, Juan Pablo de Lojendio, quien ostentaba el título de Marqués de Vellisca. De forma irrespetuosa, el Embajador pretendía impugnar lo expresado por el Líder de la Revolución sobre la situación en España bajo el dictador Franco. Por supuesto, el representante de Franco fue sacado inmediatamente del estudio.
Como supuse, recibí la llamada de parte de Marcelo Fernández Font para presentarme en el Ministerio. Marcelo actuaba como ministro interino y el teniente Richard Danza Sigas, como subdirector de Protocolo, jefe en funciones de esa Dirección. El Ministro, Roa, y el director de Protocolo, Manuel Yepe Menéndez, se encontraban en un recorrido por países árabes y europeos.
Cuando me presenté ante Marcelo se estaba preparando una nota diplomática que declarabapersona non grataal embajador Lojendio y le daba veinticuatro horas para abandonar el país. Ya serían alrededor de las diez de la noche. Se me instruyó entregar la nota en persona.
Antes de cumplir la instrucción se intentó contactar por teléfono, pero no hubo respuesta en ninguno de los números de la Embajada española, ni de las residencias del personal diplomático. En las distintas ubicaciones de la Misión española tampoco contestaban mis insistentes llamadas a las puertas. Incluso, en la residencia del segundo de la Embajada, como no respondían mis timbrazos, brinqué el muro. Imposibilitado de entregar la nota, llamé a Marcelo y a Richard para explicarles lo sucedido y recibir nuevas instrucciones. Me indicaron me quedara con ella y la entregara al día siguiente, en las primeras horas de la mañana. Era evidente, los diplomáticos españoles, con razón, suponían que se le iba a plantear al Embajador un plazo de veinticuatro horas para salir del país, algo usual en casos de esa índole, y no daban la cara para extender el plazo.
Temprano en la mañana fui a la residencia del Embajador, situada a la entrada de El Laguito, en el reparto Cubanacán. Esta vez sí pude entrar. Expliqué el carácter de mi visita y pedí ver al Embajador. Había un grupo de funcionarios españoles y Lojendio me recibió con varios de ellos. Ante su soberbia y zoquetería, hiceacopio de paciencia para evitar lo que pudiera ser una provocación.
Lojendio bufaba como un toro con muletillas. Al leerle la nota pretendió que yo la firmara con la hora de la entrega; me negué argumentando que él sabía que el gobierno revolucionario cumpliría la palabra empeñada. El Embajador se puso más colorado de ira.
Después de precisarse los detalles de la operación de la salida, en horas de la tarde cumplí la encomienda de explicárselos al Embajador. De nuevo fui a su residencia. Esta vez me recibió muy calmado y tranquilo. Al parecer le aconsejaron y se dio cuenta de lo no conveniente de seguir teniendo una actitud arrogante; además, debió haber visto el dispositivo “de seguridad” situado “discretamente” en los alrededores de la residencia.
La salida ocurrió a la mañana siguiente. Allá fui de nuevo a la residencia para “acompañar” al Embajador, como es usual en las normas diplomáticas. La dirección de la operación, a cargo de nuestro Ejército Rebelde, decidió variar la ruta hacia el aeropuerto y entrar por la zona del Wajay, pues contaba con la información de que en la Avenida de Rancho Boyeros había concentraciones populares con consignas y carteles contra el Embajador.
Para sorpresa de todos, sobre todo de Lojendio, cuando nos dirigimos a la escalerilla del avión observamos que había un nutrido grupo de trabajadores del aeropuerto concentrado a la vista de la comitiva y de los diplomáticos presentes en la despedida. Ese grupo, que no profirió frase o palabra alguna, blandía mazos de hierba. El día anterior, en su espacio radial, el periodista José Pardo Llada,2entonces defensor de la Revolución, había dedicado el editorial a la actitud de Lojendio, calificándolo de burro.
2 Vinculado al Partido Ortodoxo, visitó brevemente la comandancia de Fidel Castro en la Sierra Maestra hacia finales de la campaña que culminaría con la Revolución cubana. Su espacio radial, de corte político e informativo, contaba con una amplia audiencia sobre todo en La Habana.
Había que ver la cara del Embajador, quien, con otra muestra de su altanería y rencor, al despedirse desde la portezuela del avión, se viró hacia donde estaban los mazos de hierba, levantó la mano en forma despedida y susurró: “Adiós, hijo de p…”, y entró a toda velocidad en la cabina de pasajeros.
Días después, para deleite de los que vivimos aquel episodio, en los carnavales la comparsa Los Guaracheros de Regla, que había salido por primera vez en el año anterior, entre los estribillos que coreaban llevabanuno dedicado al Marqués de Vellisca: “Allá la uva/ Aquí la caña/ Señor Marqués/ Váyase pa’ España”.
UN CAPÍTULO DE LAS MILICIAS DEL
MINREX (LA HABANA, 1960)
En febrero de 1960, en el MINREX se constituyeron las milicias, bajo la responsabilidad de Manuel (Manolito) Ferrer,3reconocido combatiente de la clandestinidad durante la lucha contra la tiranía del dictador Batista. Debido al horario irregular de la Dirección de Protocolo, muchos de sus trabajadores y funcionarios no podían asistir de manera estable a las sesiones de entrenamiento y a otras actividades desarrolladas en horas la tarde, después de terminada la jornada laboral habitual. Por esa razón se propuso tener las sesiones en horarios nocturnos para un grupo reducido del personal, incluyendo parte del de las Residencias de Protocolo, con su jefe, José (Pepín) Gómez Olazábal, al frente. Al grupo se incorporaron también algunos colegas de otras direcciones.
3 Manolito falleció hace algunos años.
Por las noches, entre semana, era común encontrar en las inmediaciones del MINREX, por las cuadras comprendidas entre la Avenida G y las calles 3ra y 5ta, a un grupo de personas aprendiendo a marchar según las voces de mando del instructor. Entre ellos se veían algunos con el uniforme de milicias y otros en ropa de civil, con camisa de cuello, porque habían venido de alguna reunión o actividad diplomática, sin tiempo para cambiar la indumentaria por el uniforme.
En momentos del comienzo del recrudecimiento de las acciones terroristas y de sabotaje de la contrarrevolución interna, la jefatura de la entonces Octava Estación de la Policía Nacional Revolucionaria,4ubicada entonces en la Avenida de Malecón, entre la calle L y el fondo de la entonces Embajada de Estados Unidos, propuso que aquel grupo se integrara a una operación contra las acciones terroristas de la contrarrevolución a desarrollarse en la demarcación. Aceptada la propuesta por Manolito Ferrer, se organizaron patrullas en autos de la Dirección de Protocolo y hasta en los particulares de algunos de sus integrantes, que recorrían una vasta zona del sur de la barriada del Vedado.
4 Hoy el local de aquella unidad es una dependencia del cuerpo de protección de la Sección de Intereses norteamericana.
Antes de ser sustituido ese operativo por otro más profesional y eficiente, las patrullas del contingente nocturno de las milicias del MINREX brindaron su aporte al enfrentamiento contra los enemigos internos de la Revolución. Incluso, unos delincuentes que habían hecho estallar un petardo en la peluquería ubicada en los bajos del edificio Naroca,5fueron capturados por la patrulla de Pepín Gómez cerca del lugar del atentado terrorista. De esa manera, los trabajadores, agregados y jefes de la Dirección de Protocolo alternaron su labor en la esfera diplomática con la vigilancia revolucionaria, ambas funciones con similar dimensión en la defensa de la Revolución.
5 Sito en la esquina de las avenidas Línea y Paseo.
CONFUSIÓN DE HIMNOS NACIONALES
(LA HABANA, 1960)
Es costumbre en las ceremonias de presentación de credenciales,6frente a la entrada principal de la sede del Gobierno, que la banda de música, por lo general de las Fuerzas Armadas, interprete el himno nacional del país anfitrión y, al cierre, el himno del país acreditante.
6 Acto formal en el cual se acredita a los embajadores ante un país sede.
En febrero de 1960 presentó sus credenciales el embajador de la entonces República Federativa de Yugoslavia, Zvonko Grahek. Después de la interpretación del himno nacional extranjero, el representante de Yugoslavia, sin mostrar enfado, le expresó al jefe de Protocolo, Manuel Yepe: “Toca muy bien la banda militar, pero el himno que interpretó es el de la monarquía, no el de la nueva república”.
Pocos meses después, en junio, se acreditó como primer embajador de la República Socialista de Checoslovaquia, Vladimir Pavlicek, quien hablaba muy bien el castellano y dejó muy gratos recuerdos de su estancia en nuestro país. Al terminar la banda su interpretación, Pavlicek, de forma muy cuidadosa dijo a los funcionarios de Protocolo que lo acompañaban: “Suenamuy bien la banda de música, pero el himno que interpretó no es el de mi país, es el de Polonia”.
Ambos lamentables incidentes, causados por la inexperiencia habitual en esos menesteres protocolares, llevaron al alto mando de las Fuerzas Armadas a enviar a Cayo Largo del Sur7a toda la banda, incluyendo a sus directores. Desde entonces no se produjo ningún otro incidente como los ocurridos con los embajadores de Yugoslavia y Checoslovaquia.
7 En aquel tiempo Cayo Largo era un islote inhóspito, no el actual famoso centro turístico.
Además de la estancia en Cayo Largo del Sur, se tomaron otras medidas, como la de solicitar a las embajadas las partituras de sus respectivos himnos nacionales, tanto para las presentaciones de credenciales como para las visitas de Jefes de Estado o de Gobierno. También se hacía un ensayo previo en presencia de algún funcionario de la Misión diplomática, que pudiera señalar cualquier fallo en la interpretación. De esta forma se aseguró que en los actos oficiales, tanto los funcionarios, como el propio pueblo cubano, quedaran complacidos y elogiaran el desempeño de la banda de música.
Sirva también esta ocasión para rendir tributo a la excelente calidad de las bandas de música de las Fuerzas Armadas.
PRIMEROS RECORRIDOS DEL CUERPO DIPLOMÁTICO POR EL PAÍS (1960)
El 19 de noviembre de 2009 el cuerpo diplomático visitó Cienfuegos y eso me hizo recordar la primera excursión, realizada a principios de 1960.
Para dar a conocer a los representantes de gobiernos extranjeros los ya evidentes logros de la naciente Revolución y a la vez contrarrestar la malintencionada desinformación del enemigo, a principios de 1960 la Dirección de Protocolo del MINREX inició una serie de visitas a las provincias a lo largo del país. La primera de ellas fue a la entonces provincia de Matanzas.
En ese primer recorrido participó la mayoría de los embajadores y jefes de misiones extranjeras acreditadas ante el gobierno revolucionario. Se visitaron una de las primeras cooperativas constituidas (la cooperativa tomatera de Horquita), en el sur de la provincia, próxima a la Ciénaga de Zapata; la Laguna del Tesoro, también en la Ciénaga; Playa Larga y Playa Girón. En todos estos lugares ya se podía apreciar el avance del proyecto de convertirlos en centros productivos y turísticos, y, más importante, lo que se estaba haciendo para liquidar la gran miseria, el atraso y el abandono a los que había estado sometida la población de esa región durante muchos años. Se hizo también una breve escala en Varadero para pernoctar.
Además de quedar bien impresionados por lo visto, al año siguiente, cuando la invasión mercenaria de Bahía de Cochinos, los diplomáticos extranjeros pudieron entender mejor las informaciones y explicaciones de lo que fue la Primera Gran Derrota del Imperialismo Yanqui en América Latina, pues habían conocido directamente muchos de los lugares donde hubo combates.
En 2008, en ocasión de la reunión anual de embajadores cubanos, se hizo un recorrido por la provincia de Cienfuegos, comenzando por la cooperativa de Horquita, la cual después de la nueva estructura político-administrativa, en 1976, pasó a esta provincia, y hoy no solo se dedica al cultivo del tomate. Pudo apreciarse la enorme diferencia con la de 1960, en la producción y, sobre todo, en las condiciones de vida de la crecida comunidad de habitantes.
Los embajadores cubanos pudimos conocer de primera mano los logros, problemas y notables avances de esa provincia que llamamos la Perla del Sur, recorrimos la recién reactivada refinería de petróleo, y visitamos laspetrocasas, notables ejemplos de la colaboración con la República Bolivariana de Venezuela.