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Beschreibung

Il primo numero della rivista è stato pubblicato nel 1990 all’interno della collana “Studi di letteratura Ispanoamericana” diretta dal prof. Giuseppe Bellini dell’Università degli Studi di Milano. Dal fascicolo n. 9/2000 è rivista del Dipartimento di Scienze Linguistiche dell’Università Cattolica del Sacro Cuore sotto la Direzione del prof. Dante Liano, Ordinario di Lingua e letterature ispanoamericane nella medesima Università.
«Centroamericana» tratta temi legati alla lingua, alla letteratura e alla cultura dei paesi del Centro America e delle Antille. Esce con due fascicoli all’anno.
A partire dal dodicesimo volume, la rivista viene pubblicata presso il Servizio Editoriale di EDUCatt, l’Ente per il diritto allo studio dell’Università Cattolica.

Fascicoli precedenti il numero 12

I fascicoli precedenti al n. 12 sono stati pubblicati con i tipi di vari editori; possono essere richiesti, qualora disponibili, alla Segreteria del Dipartimento di Scienze Linguistiche dell’Università Cattolica del Sacro Cuore.

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La pubblicazione di questo volume ha ricevuto il contributo finanziario dell’Università Cattolica sulla base di una valutazione dei risultati della ricerca in essa espressa.

Dei giudizi espressi sono responsabili gli autori degli articoli.

Sito internet della rivista: www.educatt.it/librario/centroamericana

© 2010EDUCattEnte per il Diritto allo Studio Universitario dell’Università Cattolica

Largo Gemelli 1, 20123 Milano - tel. 02.72342235 - fax 02.80.53.215

e-mail: [email protected] (produzione); [email protected] (distribuzione)

web: www.unicatt.it/librario

isbn edizione cartacea: 978-88-8311-760-2

isbn edizione ePub: 978-88-6780-847-2

issn: 2035-1496

CENTROAMERICANA

INDICE

Francisco Albizúrez PalmaPoemas publicados en el primer año de «El Imparcial»(junio 1922 – junio 1923)

Arturo AriasPost-identidades post-nacionales transformaciones en la constituciónde las subjetividades globalizadas

Sandra GondouinPenélope y Ulises en la poesía contemporánea de América Central

Rosa Maria GrilloAlejo Carpentier y el 1949. Un nuevo mundo parala literatura latinoamericana

Rafael Lara-MartínezAritmética náhuat. Hacia una descolonización del pensamiento

Dante LianoLa presencia de los animales en los cuentos de Arévalo Martínez

Silvana SerafinEscritoras en la Cuba del siglo XX

POEMAS PUBLICADOS EN EL PRIMER AÑO DE «EL IMPARCIAL» (JUNIO 1922 – JUNIO 1923)

Francisco Albizúrez Palma(Universidad de San Carlos de Guatemala)

Entre julio y diciembre de 1999, emprendí una investigación financiada por el Ministerio de Cultura de Guatemala, la cual quedó inconclusa por haberse rescindido, en enero de 2000, el contrato respectivo, lo que afectó a una quincena de colegas de diversas disciplinas humanísticas y artísticas que también tenían en marcha proyectos de investigación.

Ahora bien: ¿hacia dónde se dirigía mi quehacer, en qué se basaba y en qué consistía? Comencemos por la segunda parte de la pregunta.

Durante casi 20 años, hasta que El Imparcial dejó de existir, mantuve perenne contacto con el archivo de este diario – la “morgue”, según la jerga periodística –. Esa fuente de información estaba a cargo de don Rufino Guerra Cortave, cuya amplia cultura y vocación por el servicio público permitió contar con una valiosa cartografía de la cultura impresa guatemalteca. En un país como Guatemala, donde el concepto de archivo tiene que ver necesariamente con la recuperación de las señas y los datos de las víctimas de un pasado violento, no deja de sorprender el nombre anticipatorio – “morgue” – que la voz popular otorgó a ese archivo. Pero, a la vez, resulta admirable la lucidez histórica de don Rufino al percatarse de la importancia del dato almacenado como garante de una memoria histórica, en un medio donde la desidia estatal y la dinámica de sustitución frenética del mercado, obnubilan cualquier intento de reconstruir el pasado, como premisa para entender y reflexionar sobre el presente.

El archivo contiene miles de recortes clasificados por autor y por materia; en ellos figura todo aquel que haya publicado algo en ese diario o que haya sobresalido en la vida nacional. Por fortuna, la “morgue” fue adquirida por el Centro de Estudios Regionales y Mesoamericanos – CIRMA –, en cuyas instalaciones de La Antigua Guatemala ocupa lugar importante y es objeto de especiales cuidados, juntamente con una colección completa del mencionado diario.

Pues bien: el conocimiento personal de El Imparcial, cuyas páginas recorrí en múltiples ocasiones , en particular la sección a cargo de César Brañas – oficialmente llamada “Comentarios, colaboraciones, variedades”–, pero más conocida como “la página literaria”, me reveló que en aquel periódico existe un caudal riquísimo de textos literarios, históricos, filosóficos, de crítica artística – entre otros ramos de la cultura – escritos por diversos autores nacionales y extranjeros; algunos, devenidos escritores de primera categoría; otros, quizá sumidos en la modestia o en el desdén.

Así, diseñé una propuesta de investigación destinada a 1) examinar los textos poéticos publicados en El Imparcial desde su fundación hasta su muerte; 2) elegir los textos que a mi juicio fueren más valiosos, para integrar con ellos una antología de textos literarios publicados en aquel célebre periódico. La investigación quedó en la segunda etapa, de lo cual queda constancia en un fichero donde figuran los nombres de los textos elegidos, el autor, la fecha y página de publicación. Esta tarea se realizó en la Hemeroteca Nacional “Clemente Marroquín Rojas”, situada en el Centro Histórico de la ciudad de Guatemala.

«El Imparcial»: breve panorama

Ante todo, y para evitar equívocos, debo apuntar que en Guatemala hubo, en la segunda mitad del siglo XIX, dos periódicos con aquel nombre, según informan Francisco Albizúrez Palma y Catalina Barrios y Barrios en el tomo segundo de la Historia de la literatura guatemalteca (1986). El primero se publicó dos veces por semana, entre el 9 de agosto de 1872 y el 11 de enero de 1873; en total, 24 números. El otro periódico con dicho nombre circuló entre el 2 de mayo de 1889 y finales de 1890.

El Imparcial que ahora nos interesa fue un diario vespertino que apareció por vez primera el 16 de junio de 1922 y terminó sus días en junio de 1985. Podríamos aseverar que este periódico mantuvo desde su fundación hasta la mitad del siglo, un perfil moderno e innovador, tanto en el aspecto gráfico como en la redacción noticiosa y en la inclusión de textos literarios. En sus páginas – durante ese lapso – quedan recogidos los hechos y los personajes del acontecer nacional e internacional. Para comprobarlo, conviene acercarse al apartado “Viaje panorámico por El Imparcial, 1922-1933”, de Gerald Martin, incluido en el volumen de la Colección Archivos dedicado a la obra periodística de Miguel Ángel Asturias[1].

Pasada la mitad primera del siglo XX, hubo una etapa de estancamiento que impidió a El Imparcial competir con los nuevos diarios matutinos, vigorizados por el actuar de periodistas jóvenes dueños de un espíritu innovador y animados por columnas editoriales y artículos de opinión con contenidos que tocaban incisivamente el acontecer nacional y escritos con una prosa fresca y por demás dinámica. Diarios de formato tabloide, matutinos, producidos con rapidez: recuerdo – allá por 1975 – cómo las páginas de información nacional y de opinión de uno de aquellos periódicos se levantaba e imprimía a lo sumo en un par de horas, mientras que El Imparcial producía esas mismas páginas en cuatro o cinco horas.

Por otra parte, el viejo diario nunca supo hacerse de una tecnología renovada para el levantado de textos, la diagramación y la impresión; más bien descuidó estos aspectos, según lo revelan – por ejemplo – las abundantes letras “matadas”, como producto de que muchas teclas de los linotipos se hallaban melladas. Asimismo, los dirigentes de El Imparcial no se pusieron al día en cuanto a los nuevos procedimientos relativos a la publicidad y a la administración.

Interesa subrayar la apertura mantenida por El Imparcial respecto de los escritores guatemaltecos, no importa si novatos. Esta actitud se consolidó desde cuando César Brañas asumió la responsabilidad de dirigir la página ”literaria”. En todo caso, conviene subrayar que una apertura tal no ha vuelto a existir en el periodismo guatemalteco. Hoy – y estamos escribiendo en 2009 – los escritores guatemaltecos carecemos de un periódico o una revista cuyas páginas se encuentren disponibles a los textos dignos de ser divulgados.

Ciertamente, la publicación de textos literarios, en el lapso entre los años veinte y cincuenta, fue compartida por otros diarios guatemaltecos de esos años, en especial Nuestro diario, El liberal progresista y Diario de Centro América. Pero sobre estos periódicos pesaban compromisos políticos tan fuertes que los convertían en órganos semioficiales, en particular durante la dictadura de Jorge Ubico (1931-1944).

Poemas durante el primer año

El viernes 27 de octubre de 1922 aparece el poema”Vanitas”, de Alberto Velásquez. Este poeta (1891-1968) es una de las voces guatemaltecas menos conocidas. En vida, publicó solamente una plaqueta llamada Canto a la flor de pascua y siete poemas nemorosos, pero – afortunadamente – la Universidad de San Carlos de Guatemala patrocinó la preparación de una antología de sus poemas y de un estudio sobre su obra, así como la edición de un volumen con ambos componentes. Los textos – dispersos en publicaciones periódicas – fueron recopilados y analizados por Hugo Cerezo Dardón, y el libro respectivo (de 472 páginas) apareció en 1958. Años después, y con motivo del centenario del nacimiento de Velásquez, el autor de estas líneas preparó una nueva antología y un estudio de ella, lo cual apareció en forma de libro en 1992.

Gran parte – por no decir la mayoría – de poemas divulgados por Velásquez aparecieron por vez primera en El Imparcial. Por lo tanto, “Vanitas” posee una índole inaugural: el primer poema dado a la imprenta en aquel diario, del cual fue nuestro poeta uno de los amigos y colaboradores más valorados por los redactores y por el lector.

De Carlos Wyld Ospina (1891-1956) se publicaron tres poemas: “Los caseríos”, el sábado 9 de septiembre de 1922; “La parábola del desterrado”, el sábado 2 de diciembre del mismo año, y “La carreta tropical”, el lunes 1 de enero de 1923. Para 1922, Wyld Ospina era ya un hombre de 31 años de edad, con generalizado reconocimiento de sus dotes literarias. Había publicado el poemario Las dádivas simples (1921), signado – como la mayoría de su obra poética – por las huellas de aquel tipo de posmodernismo preocupado por la sencillez y por el amor a las cosas cotidianas, tanto en la escogencia de los motivos como en la forja idiomática.

Contemporáneo de Wyld Ospina y de Velázquez es Félix Calderón Ávila (1891-1924), quien publica los poemas “La garza”, el lunes 4 de diciembre de 1922, y “El río”, aparecido el 27 del mismo mes y de igual año. Para esas fechas, este poeta contaba ya con dos poemarios publicados, Lira altiva y La voz de los Andes, ambos editados en 1913, y – miembro de la Generación de 1910 – había transitado la ruta modernista, para preferir luego temas y motivos propios del posmodernismo o mundonovismo.

De 1923 son tres colaboraciones poéticas y una de índole narrativa originales de Flavio Herrera (1895-1968): “La amargura remota”, del lunes 1 de enero; “El navío medroso”, del 26 de junio, y “Marina bohemia”, del miércoles 28 de junio; el cuarto aporte consiste en el cuento “Su recuerdo”, del 13 de diciembre de dicho año.

Como en los casos ya comentados, Herrera gozaba ya de un prestigio literario en el contexto guatemalteco. Muy joven – más bien, un adolescente – se había sumado a la Generación de 1910, en cuyo órgano oficial (la revista Juan Chapín, 1913) inició su trayectoria literaria, y en 1914 fue uno de los fundadores de la revista La esfera. Siete años más tarde, publicó su primer libro de cuentos: La lente opaca (1921). En el ya mencionado 1923, Herrera se hallaba en Leipzig, realizando estudios de posgrado en Derecho, y en aquella ciudad germana editó su segundo libro de cuentos: Cenizas (1923).

Un año menor que Flavio era Luz Valle (1891-1971), de quien se publican dos poemas: “Noche buena”, correspondiente al sábado 23 de diciembre de 1922, y “La eterna canción”, del sábado 10 de febrero de 1923. Para entonces, Luz Valle había obtenido un galardón en los Juegos Florales de Quetzaltenango por su pieza teatral La revancha, y su nombre era conocido como el de una dama culta e inquieta única integrante femenina de la Generación de 1920 y, sobre todo, diestra escritora.

De Miguel Ángel Asturias (1899-1975) se divulgan dos poemas, ambos publicados en diciembre de 1922: “Quietud”, el martes 5, y “Sed”, el sábado 16. Desde luego, para entonces nuestro autor era ampliamente conocido en el medio guatemalteco.

Finalmente, del eminente polígrafo David Vela (1901-1992) – quien llegará a ser director del diario – aparece el poema “Somos sombras vanas”, publicado el sábado 6 de enero de 1923.

Observaciones

–Conviene subrayar que el proyecto literario que supuso El Imparcial ha sido único en la historia moderna del periodismo guatemalteco. Algunas razones:

a)la amplitud en cuanto a géneros,

b)la apertura en cuanto a tendencias estéticas e ideológicas,

c)el tiempo de publicación (es decir, la estabilidad del proyecto),

d)el riesgo empresarial asumido en cuanto a un público no proclive a leer textos literarios.

De alguna manera, ese proyecto representa el intento más visible en la historia del periodismo guatemalteco moderno por situar a la letra (proceso de leer) y a la creatividad inherente a la literatura (leer los signos más allá de la pura referencialidad) como posibilidades de construir una nación.

–Yendo al año comentado en estas cuartillas, cabe aseverar que, ya en sus inicios, El Imparcial incorporaba en sus ediciones a escritores distinguidos, que habrían de figurar en primera fila en las letras guatemaltecas.

–En el año aludido, no aparecen escritores principiantes, contrariamente a la apertura que el diario mostrará para los ‘nuevos’. Según mi registro, la primera muestra de un escritor de esta categoría aparece el 7 de diciembre de 1926; se trata de un poema de Alfredo Balsells Rivera (1904-1940), quien – como se ve – contaba entonces con 22 años de edad, y cuya calidad literaria y periodística le ha ganado un sitio prominente en las letras guatemaltecas.

Bien. Estas cuartillas dan fe de cómo la presencia de textos poéticos en El Imparcial es un valioso filón para los investigadores. Pero en verdad todo el diario constituye una fuente inapreciable para estudiar la historia de Guatemala en el siglo XX.

POST-IDENTIDADES POST-NACIONALES TRANSFORMACIONES EN LA CONSTITUCIÓN DE LAS SUBJETIVIDADES GLOBALIZADAS

Arturo Arias(University of Texas at Austin)

A partir de 1990, las fuerzas globalizadoras impactaron Centroamérica de manera marcada, introduciendo un nuevo modelo transnacional de economía y sociedad, como ya lo señaló William I. Robinson[2]. El proceso globalizador no era unidireccional desde luego. Era un movimiento dialógico que tensionaba las prácticas locales, nacionales y globales, en las cuales la resistencia y/o modificaciones provenían de la misma heterogeneidad que marcaba las condiciones locales. Estas últimas nunca han sido pasivamente afectadas por la globalización. También la modifican y la adaptan a sus condiciones

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