Cholo y Noel: historias de la clandestinidad - Bernardo Granado Sosa - E-Book

Cholo y Noel: historias de la clandestinidad E-Book

Bernardo Granado Sosa

0,0

Beschreibung

Ensayo biográfico hecho con profundo amor y tesón, como quien necesita saldar una deuda de gratitud con esos hermanos caídos. el libro que nos ofrece no es una obra acabada, perfecta, pero contiene los requisitos indispensables para entregar a los lectores la vida de dos hijos de la clase obrera, devenidos mártires de la Patria. El autor de Cholo y Noel: historias de la clandestinidad es un testigo, un protagonista de muchos de los hechos que narra, y que no se localizan en ningún archivo, sino en la memoria de los participantes de aquella gesta heroica. Dar a conocer la vida y obra de nuestros mártires es un deber sagrado para con las nuevas generaciones.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 125

Veröffentlichungsjahr: 2023

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Página Legal

Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público. Si precisa obtener licencia de reproducción para algún fragmento en formato digital diríjase a CEDRO(Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org o entre la web www.conlicencia.com EDHASA C/ Diputació, 262, 2º 1ª, 08007 Barcelona. Tel. 93 494 97 20 España.

Premio Testimonio del Concurso “Aniversario del Triunfo de la Revolución” del MININT (2016), con el título “Dos combatientes de la clase obrera contra la tiranía batistiana”.

Jurado: Julio A. Martí Lambert

Lucía Sardiñas Ruiz

Raúl Aguiar Álvarez

Edición: Carla Otero Muñoz/Diseño de cubierta: Zoe Cesar/

Diseño interior: María Elena Cicart

© Bernardo Granado Sosa, 2023

© Sobre la presente edición:

Editorial Capitán San Luis, 2023

ISBN: 9789592116382

Editorial Capitán San Luis, calle 38 no 4717 entre 40 y 47

Playa, La Habana, Cuba.

Email: [email protected]

Web: www.capitansanluis.cu

https://www.facebook.com/editorialcapitansanluis

Sin la autorización previa de esta Editorial, queda terminantemente prohibida la reproducción parcial o total de esta obra, incluido el diseño de cubierta, o su trasmisión por cualquier medio.

Índice de contenido
Página Legal
Prólogo
Al lector
ANTONIO LÓPEZ CAMERO (CHOLO)
ELISEO CAAMAÑO ÁLVAREZ (NOEL)
Anexos
Anexo no. 1: Reportajes publicados el 11 de febrero de 1956 en los periódicos El País y El Crisol acerca de los acontecimientos del 8 de febrero del mismo año, cuando Antonio López Camero (Cholo) es detenido en el paradero de la ruta 19.
Anexo no. 2: Reportaje publicado el sábado 21 de junio de 1958 en el Diario de La Marina acerca del atentado frustrado contra Batista organizado por Eliseo Caamaño Álvarez.
Testimonio fotográfico
Testimoniantes
Bibliografía
Datos del Autor

Prólogo

El autor de este libro es un destacado combatiente de la clandestinidad durante la lucha contra la cruenta dictadura de Fulgencio Batista. Compañero en el quehacer revolucionario de los biografiados, no deja de expresar su admiración por ellos. Los ve como mártires, esos “padres y hermanos de los hombres en cuyo beneficio mueren”, como dijera José Martí. Para Bernardo Granado Sosa, Antonio López Camero (Cholo) y Eliseo Caamaño Álvarez (Noel) son sus hermanos.

Granado Sosa se adentra en la vida de estos destacados combatientes, de origen muy humilde, que lograron acumular relevantes méritos en el enfrentamiento a la tiranía hasta ofrendar sus vidas. Es un mérito de este libro habernos develado sus fascinantes personalidades: sencillos, modestos, valientes, de elevados principios éticos y revolucionarios. Al concluir la lectura, sentimos admiración por esos bravos hombres, encarnación misma del pueblo como figura principal de la gesta emancipadora librada por la conquista de la liberación nacional y social de Cuba.

Bernardo Granado no es un intelectual, no es un historiador de profesión. Pero ello no ha constituido un obstáculo para ofrecernos un ensayo biográfico, hecho con profundo amor y tesón, como quien necesita saldar una deuda de gratitud con esos hermanos caídos. El libro que nos ofrece no es una obra acabada, perfecta, pero contiene los requisitos indispensables para entregar a los lectores la vida de dos hijos de la clase obrera, devenidos mártires de la Patria, y que hicieron suyo el apotegma martiano de que “el hombre verdadero no mira de qué lado se vive mejor, sino de qué lado está el deber”.

El autor de Cholo y Noel:historias de la clandestinidad es un testigo, un protagonista de muchos de los hechos que narra, y que no se localizan en ningún archivo, sino en la memoria de los participantes de aquella gesta heroica. Dar a conocer la vida y obra de nuestros mártires es un deber sagrado para con las nuevas generaciones. Que esos ejemplos nos guíen, nos inspiren, solo puede ser posible cuando ellos son conocidos. No basta con biografías engavetadas en archivos, muchas veces personales; hay que divulgarlas, hay que publicarlas, que lleguen a nuestras bibliotecas, sobre todo a las escolares, y que los maestros realicen una verdadera labor de promoción de sus lecturas.

No pocas veces ocurre que la vida de un mártir, cuyo nombre lleva una escuela o un centro laboral, es desconocida por estudiantes y trabajadores. La historia, aunque con sujeción a leyes, la hacen los hombres, y mención aparte merecen los que dieron su vida por una causa justa. Conocer a esos hombres se erige en un deber. Ya lo dijo Martí: “los cuerpos de los mártires son el altar más hermoso de la honra.” Gracias a Bernardo Granado Sosa por su contribución al conocimiento de ese altar sagrado de la Patria que son sus mártires.

Arnaldo Silva León

Agradecimientos a:

María Elena Gil, por su apoyo.

José R. Fernández Vega, quien trabajó en el proceso de edición.

Eduardo González, por el trabajo realizado.

Biblioteca Nacional.

Archivo Nacional.

Al lector

En la década de los años ochenta, cuando conocí a mi esposa, María Elena López Sicilia, sus amistades y familiares me hablaban sobre las actividades revolucionarias de su padre, Antonio López Camero. No obstante, ella no tenía conocimiento profundo de la historia de él, pues este falleció cuando ella apenas tenía cinco años, y no existía información escrita sobre su quehacer.

Por ello, y con el fin de conocer su vida y obra, me dispuse a investigar con sus compañeros, familiares y la prensa de la época los hechos en que participó. Pude lograr así una visión más amplia de su historia.

En el año 2000, formando parte de la Cátedra de Historia José Ramos Rodríguez López, me asignaron la tarea de localizar una biografía de Eliseo Caamaño Álvarez, quien se había incorporado al M 26/07 junto a mí en la célula 8, al mando de Rodríguez López.

Después de varias gestiones, consultar biografías, entrevistarme con la viuda de Caamaño y con Eduardo González (Gonzalito), no encontré un relato que abarcara el accionar revolucionario de este mártir. Por lo que, aprovechando lo ya escrito y las entrevistas realizadas, me propuse ofrecer una visión más amplia de su quehacer.

Luego, los compañeros de López Camero y de la dirección de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana (ACRC) del municipio Plaza de la Revolución, me sugirieron presentar un libro sobre la vida de estos dos combatientes de la clase obrera contra la tiranía batistiana, que sirviera para el conocimiento de las actuales y futuras generaciones de cubanos.

El autor

ANTONIO LÓPEZ CAMERO (CHOLO)

Nace Antonio López Camero (Cholo) el 13 de junio de 1926 en Aguada de Pasajeros, provincia Las Villas. Era el menor de cuatro hermanos. Hijo de Ramón Carmona, veterano de la Guerra de Independencia, y de Luisa López Camero, matrimonio que se deshace cuando Luisa estaba embarazada de él, y es inscripto con los apellidos de la madre.

En Aguada de Pasajeros transcurre su niñez, marcada por los rigores del desamparo y la pobreza en que los desposeídos vivían sumidos antes del triunfo de la Revolución. Desde pequeño, y durante los primeros estudios en su ciudad natal, muestra admiración y respeto por los héroes y mártires de la patria.

A los trece años de edad se traslada con la familia para La Habana, donde su hermana Leonila ha logrado encontrar empleo, unas veces de doméstica y otras como trabajadora de la fábrica de dulces en conservas El Palmar. Durante esa etapa, vive con sus familiares en unas humildes casuchas que existieron en los barrios Pan con Timba y La Pelusa, en el Vedado.

Desde su llegada a La Habana alterna períodos de desempleo con algunos trabajos ocasionales, que le van forjando un espíritu rebelde ante la miseria y corrupción entonces imperantes.

Por el año 1944 comienza a trabajar junto a sus hermanos Cheo y Leonila en la fábrica El Palmar, situada en Carlos III y Pozos Dulces. Funcionaba allí un sindicato patronal y él, junto a otros compañeros, comienza a luchar para derrocarlo hasta que finalmente lo consiguen con la participación de un representante de la Confederación de Trabajadores de Cuba (CTC), dirigida por Lázaro Peña en aquella época.

Cholo tenía facilidades para establecer comunicación y amistad con otras personas, por lo que despertaba particular simpatía entre las jóvenes.

En 1948 logra obtener un empleo como conductor de tranvías en el paradero de El Príncipe, que radicaba en Carlos III y Boyeros. Allí se gana el respeto y la estimación de todos por su disciplina y seriedad. Es por esa época cuando, gracias a un relativo aumento en sus ingresos, alquila un apartamento en el edificio Ortiz, sito en A entre 33 y 35, Vedado.

Sus inquietudes políticas lo llevan a militar en la organización Acción Revolucionaria Guiteras (ARG), junto a un grupo de tranviarios. La finalidad de aquella organización fue defender a los trabajadores de la injusticia patronal y profesar un convencido antimperialismo. Aunque la ARG era anticomunista, Cholo mantenía relaciones fraternales y amistosas con los comunistas del paradero.

Mientras ello acontecía la organización, que en sus inicios se había proyectado como continuadora de la obra revolucionaria de Antonio Guiteras, se iba degenerando. Se dedicó a perpetrar actos gansteriles. En busca de financiamiento, y por órdenes de sus dirigentes, visitaban entidades económicas exigiéndoles el pago de una cuota mensual, incluso por medio de la fuerza. Quien se negaba era agredido y veía destrozar su establecimiento. Junto a tan malsano actuar, buscaban con los politiqueros de turno las llamadas botellas.

Vinculada a la línea del gobernante de turno Carlos Prío Socarrás, la ARG se dedicaba a enfrentarse y reprimir a los miembros del Partido Socialista Popular (PSP).

Cholo se muestra en desacuerdo con el rumbo al que los dirigentes habían llevado la organización. En 1949 se enfrenta resueltamente a ella oponiéndose a que a Aníbal Aparicio, secretario general de la Joven Guardia Guiteras del distrito 9, de 10 de Octubre, fuese sancionado al ser acusado por los líderes de estar en contra de los métodos que empleaba la organización, y especialmente contra los comunistas.

Cuando se anuncia el regreso del sanguinario senador electo Fulgencio Batista, que tanto dolor había causado al pueblo cubano en su primer mandato, Cholo, junto con otros trabajadores y dirigentes sindicales de los autobuses modernos, lanzó la consigna de repudiar el regreso del tirano poniendo un crespón negro en señal de luto en cada uno de los autobuses y tranvías que circulaban por la ciudad, lo que se cumplió al pie de la letra en el paradero de El Príncipe.

Inmerso en tales trajines, es detenido por luchar contra el asesino que propició la muerte de Antonio Guiteras y llenó de terror y luto a Cuba en su primer gobierno.

Por esta época el movimiento sindical de La Habana Electric, nombre de la compañía que operaba los tranvías, plantea la demanda de conseguir para los trabajadores el pago por seis horas de trabajo el salario de ocho. Al negarse la patronal, se orienta una huelga en apoyo a este reclamo. Cholo se destaca en su organización y ejecución, por ello es detenido por los órganos represivos del gobierno de Prío.

En 1949 se une sentimentalmente a Silvia Matos Izquierdo, y de esa relación nace su primer hijo, Antonio, en 1950. Luego de concluido este vínculo, en agosto de 1951 enlaza su vida a Roselia Cicilia Hernández (Mima).

Por su acción y honestidad en defensa de los intereses de los obreros adquiere gran popularidad entre los trabajadores del transporte, de lo que se aprovecha Marcos Hirigoyen, entonces secretario general de la Federación de Transporte, mostrándose con él y sus compañeros en asambleas y visitas a los paraderos.

En estos años existían diferentes grupos en los paraderos que pugnaban por el control de los trabajadores, entre ellos el Partido Socialista Popular, la Unión Insurreccional Revolucionaria (UIR), ARG y los seguidores de Mansferrer. Cholo era respetado por todos, incluso por los llamados “del gatillo alegre”. Sus principales enemigos eran los mansferreristas, quienes, habiéndolo amenzado de muerte, lo golpearon y abandonaron una vez dado por muerto.

En 1951 toma verdadera consciencia de la traición que los dirigentes de ARG han hecho a los postulados antimperialistas de Antonio Guiteras, a partir de haber llevado la organización por el camino del gansterismo y el entreguismo, poniéndose al servicio del imperialismo yanqui, y proclamándose falsamente defensores de los intereses de los trabajadores.

Esta toma de consciencia de Antonio López y otros compañeros culmina en ocasión de un nuevo juicio que realiza la organización a Aníbal, quien antes había protestado por los atropellos que se cometían contra los dirigentes honestos y con los miembros del Partido Socialista Popular.

Se pretendía llevar a Aníbal por la fuerza para una finca, propiedad de la organización, con el objetivo de darle un escarmiento. Para ello, los dirigentes se habían presentado aparatosamente armados intentando imponer sus criterios. Cholo sacó una pistola ametralladora que portaba y se opuso a que tomaran medidas contra a Aníbal, y a los métodos que seguían los dirigentes de ARG.

Exhortó a todos los revolucionarios de ideas puras a continuar la lucha, habiéndose separado de los que habían prostituido ARG. En consecuencia con este llamado, una cantidad considerable de miembros abandona la organización, que había dejado de responder a los postulados por los que se fundó, y forman otro grupo bajo las orientaciones de Cholo.

Al conocer del fatídico Golpe del 10 de marzo de 1952 dado por Batista y su camarilla, participa al amanecer en una reunión efectuada en casa de Aída Pelayo, en la que se decide oponerse al golpe por todos los medios posibles. Se dirigen al Palacio Presidencial y junto con los compañeros de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) reclaman armas para luchar contra la naciente tiranía.

Como es sabido, Prío estuvo de acuerdo en convertir la Colina en un bastión contra el Golpe, y orientó a los congregados que se concentraran en la Universidad, a donde prometieron enviar armas que se entregarían al pueblo.

Cholo y algunos de sus compañeros se dirigieron a la Universidad y después, al no llegar las armas, a sus respectivos paraderos para orientar el paro del transporte de pasajeros, acción que se cumplió en el de El Príncipe y en casi todos de los Autobuses Modernos.

Después se dedican a orientar el paro en todo el transporte de pasajeros, para lo cual abordan los ómnibus y autobuses que pasan por la calle 23, Línea, Carlos III e Infanta, y la Habana Vieja. Bajan de los ómnibus a los pasajeros, conductores y choferes, dejando paralizados los vehículos en el lugar. Personalmente Cholo, secundado por Mario Ballote, estuvo varias horas en la Habana Vieja en dicha labor antigolpista. Ya por la tarde los carros comienzan a salir acompañados de soldados y se produce un intercambio de disparos por los alrededores de L y 23, entre los grupos dirigidos por Cholo y soldados que custodiaban los vehículos.

Esa noche se reciben orientaciones de Marcos Antonio Hirigoyen de reiniciar las labores. Para Cholo y otros compañeros que querían oponerse al Golpe de Estado con la lucha armada, fue un duro revés, pues el miserable líder sindical, que después traicionó, planteó esperar a que se restablecieran las libertades democráticas suspendidas por el golpe militar y a que los soldados se retiraran a sus cuarteles para luego reiniciar la lucha contra la tiranía naciente.

En este sentido, en la revista Bohemia del 26 de marzo de 1952 se reseñaría: