Correspondencia - Alfredo Nemirovsky - E-Book

Correspondencia E-Book

Alfredo Nemirovsky

0,0
4,99 €

-100%
Sammeln Sie Punkte in unserem Gutscheinprogramm und kaufen Sie E-Books und Hörbücher mit bis zu 100% Rabatt.
Mehr erfahren.
Beschreibung

Pasó la maldita pandemia, tres años en que mi "Correspondencia" transcripta quedó guardada. Estaba frente a una intervención quirúrgica a mis 75 años, supongo que entrañaba algún riesgo y sentí angustia. Es la edad aproximada que tendría mi viejo cuando comencé a escribirle. Allí decidí mandar a editar el texto pero como en la introducción no figura mi sexto nieto, vaya el agregado de Julián. Los seis nietos son milenials, así que puede interesarles este pequeño recorte del siglo pasado y de su bisabuelo. Un cuentito que circulaba hace unos años empezaba con la pregunta: ¿Qué separa a un "cuentenic" (vendedor ambulante judío de principios del siglo XX ), de un psicoanalista? Y la respuesta: Dos generaciones. En mi caso mi Zeide Mote fue feriante. Bueno, por suerte y/o la habilidad del cirujano, la operación salió bien. Si alguien a partir de la lectura quiere conocer algo más de esta historia , le dejo mi e-mail [email protected] Alfredo Nemirovsky. Junio 2023.

Das E-Book können Sie in Legimi-Apps oder einer beliebigen App lesen, die das folgende Format unterstützen:

EPUB
MOBI

Seitenzahl: 178

Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Alfredo Nemirovsky

Correspondencia

Nemirovsky, AlfredoCorrespondencia / Alfredo Nemirovsky. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2023.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-87-3990-8

1. Narrativa. I. Título.CDD A866

EDITORIAL AUTORES DE [email protected]

Índice de contenido

Correspondencia

Abraham Nemirovsky

Alfredo Nemirovsky

Hace unos años recuperé una carpeta con las cartas que envié a mi padre y sus respuestas (entre 1984 y 1989 poco antes de su fallecimiento), correspondencia que él guardó.

Al releerlas, me emocioné mucho y pensé en su publicación. Son manuscritas y es difícil su trascripción pero lo voy a intentar. Ya le había hecho una introducción que debe estar guardada en algún rincón de esta computadora y recuerdo que a aquella emoción, le siguió un lagrimón.

La cuarentena que se produjo en Buenos Aires y toda la Argentina, por el COVID19 (corona virus marzo 2020) fue la oportunidad de tener los tiempos y el aislamiento necesarios para este trabajo. Fue muy conmovedor releer una vez más y me sentí muy acompañado.

Empezó en 1984, hace 39 años y el 7-8-84 (tenía justo 36 y el 77) escribía lo siguiente:

Querido Papá:

Parece medio ridículo escribirte y sin embargo sé que ya antes mis hermanos usaron este medio para comunicarse con vos. Debe ser difícil hablar con vos cara a cara.

Se me ocurre pensar que siempre preguntás primero y es una larga lista de preguntas que impide al otro preguntar. Pero no alcanza para justificar una falta de diálogo.

Dialogar implica una participación en igualdad de condiciones y aunque un padre y un hijo nunca estén en igualdad de condiciones, de tu parte yo no sentí que me lo posibilitaras. De mi parte la desigualdad se expresa en un temor oculto a enfrentarte (psicoanalíticamente muy conocido como miedo a la castración).

Supongo que me valgo del psicoanálisis como un medio para darme valor. Me ha permitido aprender algunas cosas de mí y muchas de los “otros”.

Mis relaciones con mis maestros se parecen mucho a la que mantengo con vos. Hay un gran respeto, yo diría un gran amor que se va ensombreciendo con el miedo. Miedo a perderlos es una primera explicación. Sé que no es suficiente y con tu ayuda puede que lo entienda mejor. Pero lo cierto es que el miedo me paraliza e impide crecer.

Necesito tu ayuda y quiero confiar en vos para que de tu experiencia (con tu padre por ej.) y de tu sinceridad me des una versión y una otra visión de mí.

Sé que detrás de este conflicto con vos están las mujeres. Es un universal, que se le va a hacer. En mi vínculo con ellas me encuentro también frente a ciertas repeticiones.

Con todas (incluso además de mi madre y mi hermana, la categoría de esposa y amantes) se plantea un vínculo maternal del que salgo abruptamente en búsqueda de una supuesta libertad. Libertad que por supuesto no encuentro, primero porque ellas no me privan y segundo porque creo que la tengo que encontrar dentro mío.

No me resulta fácil ver como entrás vos en este juego, pero sé que algo tenés que ver.

Me gustaría que pienses antes de responderme. Y que lo hagas por escrito. Me siento contento de haber podido empezar. También supongo que querrás algunas aclaraciones de ciertos puntos. Es como para escribir un libro.

Te puedo agregar que en mis incursiones psicoanalíticas he llegado a descubrir que tengo situaciones ambivalentes respecto de la mayoría de las áreas en que me desarrollo. Esto es, además del amor con el que seguramente empieza y termina la cosa, en lo que hace a religión, profesión, posición política, dinero y otros derivados de ellas.

A pesar de este balance, pesimista, no es la palabra más adecuada, sería negativo aparentemente, quiero decirte que te quiero mucho, que me gustaría saber más de lo que pensás y que ser tu hijo me está permitiendo entre muchas otras cosas escribirte en este momento. No creo dejar de ser tu hijo por querer ser más YO MISMO.

No sé tampoco si te va a gustar recibir esta carta, me lo dirás vos, pero quisiera también relacionarla con mis mejores deseos para tus primeros 77 años.

Un abrazo grande

Alfredo

14-8-84

Querido hijo Alfredo (Alfredito):

No alcanzarías a imaginarte la sorpresa y el impacto grato de tu preciosa carta. El solo hecho de que le escribas a tu padre del modo en que lo has hecho, demuestra, para mí gran satisfacción, tu grado de madurez, sólida y exquisita.

Resulta innecesario que nos demos explicaciones científicas, sobre lo que implica un diálogo, y los porqués de algunas inhibiciones, ya superadas (por lo que aprecio a través de tus líneas), para que nos comuniquemos abiertamente.

Te recuerdo que un par de veces, cuando tuviste algún tiempo, me visitaste y caminamos juntos, conversando sobre cosas tuyas y mías, que nunca antes habíamos tocado. Nos resultó grato, en aquel entonces, la caminata y la charla que lamentablemente no se repitió, sin que valga la pena analizar las causas.

El cariño y el respeto que me profesas, al igual, según dices, con tus maestros, yo lo siento a pesar de las distancias y de las ausencias y considero que no debes sentir miedo alguno, hacia nosotros, pues no existen motivos para ello. En lo que a mí respecta, no he sentido nunca jamás que perderías algo con tus explicaciones, confidencias, críticas o intercambio de cualquier clase de ideas.

Debes partir de un punto xque es capital. Yo te quiero con toda mi alma, a pesar de cualquier detalle que te parezca que falta. No hace mella, ni tu falta de tiempo, ni tus reservas en relación con Graciela, ni tus secretos de los “pecadillos” que los hombres cometemos, y que a veces cuando hay confianza profunda y comunidad de pensamiento resulta importante, comentar. Sobre todo con el padre, si lo sentimos verdaderamente “amigo”.

Superá tus miedos, que entiendo no tienen base. Tené la noción exacta de tus valores, que son muchos aunque siempre luchemos por mejorarlos y aumentarlos. Sos un buen esposo, un buen padre y un buen hijo. Tenés tu carrera y tu situación económica, que a esta altura de tu vida, muy pocos tienen mediante sus propios recursos. Es decir sin herencia, ni actividades especulativas de orden alguno. Aunque reiterativo, yo como padre, como viejo y como amigo, te recomendaría siempre que gastes un 10% menos de lo que ganás, sin auto-engañarte. Es muy importante, para afirmar la propia seguridad, sentir una base económica bajo los pies. A mayores reservas, mayor confianza y seguridad de si mismo. Y debes luchar contra todo y contra todos para alcanzarlo.

Las relaciones con mi padre fueron excepcionales y bendigo al cielo por ello. Desde niño fuimos muy amigos y confidentes. A los 10 años conocía yo, sus penas, sus sacrificios, su lucha por la vida, sus amarguras por sus frustraciones y por las desgracias que lo persiguieron, en Rusia y aquí. Tuvo en su vida con mi madre once hijos y perdió en vida de él, cinco. En sus oraciones matutinas, pedía a Dios: si merezco castigo, “castígame con dinero”…adoraba a sus familiares y a sus hijos. Pero conmigo fue una cosa aparte. Sabía qué ganaba… qué nos faltaba a fin de mes… sus penas por desgracia muchas que nos acercaban aún más. Comprendé pues lo que significó que a los 16 empezara yo a ganar dinero, primero poco y luego más que yo le entregaba en su totalidad, para darle el gusto de que él me diera para los gastos de la semana. Mi hermano Samuel (q.e.p.d) y luego José siguieron por el mismo camino. Y así superamos la época miserable, para alcanzar una vida “pobre pero digna” sin que faltara lo necesario. Gracias a ese “comunismo” se casó Rosa, Teresita (q.e.p.d.) y Samuel. Esos últimos veinte años de vida de mi padre de los cuales varios era yo ya casado y padre, los seguí con trato afectuoso y cariñoso y de contacto diario hasta que Dios lo llamó a su seno. No hubo un solo día, salvo mis pequeñas ausencias, que no lo llamara.

Tal vez comprendas mejor ahora, mi vínculo con mi familia anterior y porqué aunque ya grandes, y cada uno con su propia vida realizada, me consultan, se aconsejan conmigo y me hagan partícipe de sus alegrías y pesares. Continúo con ellos como si mi padre viviera.

Desde que me casé en 1945 (enero 6) mi hermano José, ya médico, asumió la responsabilidad económica de la casa paternal. Siguió el mismo sistema que seguí yo hasta casarme. Lo que ganaba lo entregaba a nuestro padre y éste me lo informaba, comenzó entonces un nuevo régimen. Mi padre era el administrador de las entradas de su hijo médico. Este recibía una suma semanal o quincenal y el resto papá lo hacía invertir por mi intermedio en operaciones financieras. El capital crecía y de los intereses y frutos, papá disponía de la mitad para todos los gastos familiares, incluido José y la otra mitad se agregaba al capital que iba creciendo paulatinamente y que luego papá entregó a mi hermano cuando se casó con Cuca. En el interín papá vivió conociendo todos los ingresos míos, aunque ya los manejaba yo para atender a mi familia, y también los ingresos de José en su vida independiente.

Pero lo valioso, era que mi padre participaba de los éxitos y luchas de sus dos hijos y conocía al dedillo sus actividades profesionales y sus progresos apoyando siempre con algún valioso consejo, que lo hacía feliz, y nos hacía felices a nosotros. Y por ser esta mi primer carta, es suficiente. Ya vendrán, así espero en futuras cartas otros comentarios al respecto.

Hablo nuevamente de vos. Tenés que sentirte como me siento yo, protector cariñoso de tu mujer y tus nenas. Pero debés ir de a poco, convirtiéndote en algo que no sos todavía. El jefe de tu familia. Tu cariño hacia las nenas y tu comodidad personal, tratando tal vez de rehuir problemas de mayor o menor cuantía, te hacen débil frente a las tres y cuando lo analisás a solas, estoy seguro que no te satisface. Por lo menos así lo veo yo.

Tratá de tener una exacta noción de tus valores. Yo te aseguro que son muchos pero que vos mismo no los apreciás debidamente. Tenés que estudiar, tenés que seleccionar vos especialmente para tu elevación y superioridad, la calidad de tus amistades. Otra vez lo repito que observo pocas veces, pero es así, que por comodidad aceptás amistades que te imponen y que están ni midianamente a tu altura.

Vas a llegar muy arriba. Sos un hombre de valores y espero que no los desperdicies y que no permitas que los hagan desperdiciar. Tenete confianza porque sin halagarte yo aprecio muy bien cuanto valés. Pero no puede ser ni debés ser el objeto de aprovechamiento de personas que no te retribuyen tus obras porque no las comprenden o porque les resulta cómodo desentenderse y seguirte aprovechando.

En un futuro que espero no sea muy lejano y a través de esta correspondencia que te ruego por vos y por mí, no se interrumpa y se mantenga lo más reservada posible, trataré dentro de mis posibilidades para que te ubiques clara y sinceramente en lo que realmente sentís y querés respecto a problemas religiosos, políticos o familiares de toda índole. Hay que tratar de ser sincero consigo mismo, luego con tu padre, si lo considerás merecedor de tu confianza y por último con los demás. Para estos demás, se hace necesario muchas veces ser diplomático, humano, comprensivo y llegar a tener la grandeza de alma que ayuda a comprender y perdonar.

Te agradezco tus buenos deseos con referencia a mi cumpleaños y te pido que trates de mantener cuanto contacto puedas conmigo. Sé que te haría bien. En cuanto a tu mamá, hay un solo camino, que vos seguís pero no tan asiduamente. Mimala, querela, demostrale tu cariño, aunque te parezca innecesario. Te quiere mucho y sabe reconocer todas tus manifestaciones afectuosas. Ella como yo, te adoramos y te deseamos toda la felicidad de la tierra. Pido a Dios que así sea.

Te abraza y besa.

Papá

El 21-8-84

Querido viejo:

Te aseguro que la misma ansiedad que veía en tu pregunta acerca de si recibí tu carta, tenía yo por recibirla, como un regalo muy preciado.

Efectivamente lo fue, tuve que releer varias veces algunas partes y siento muchas ganas de responder inmediatamente.

Me alegró saber que me ves maduro, empiezo a entender que madurar es admitir lo que uno no sabe, lo que uno no puede y a pesar de eso seguir viviendo.

Me interesa especialmente que me amplíes tus ideas acerca de las amistades y de cómo me dejaría aprovechar. Creo ser alguien amplio dispuesto a no rechazar a nadie. Cada vez más compruebo que los prejuicios son el peor enemigo de las relaciones humanas.

Es muy difícil conocer a un ser humano plenamente. Nos esforzamos por mostrar nuestras partes supuestamente mejores y a ocultar quizás lo que no sería tan malo como pensamos. Ya sé que a nadie le gusta exhibir sus debilidades sobre todo si le enseñaron a disimularlas, pero lo hermoso es tener vínculos tan sanos, tan basados en la confianza que eso sea posible. Creo que eso inclusive puede modificar muchos prejuicios mutuos.

Me gustaría que reflexiones acerca de tus vínculos familiares y que te interrogues respecto de tu relación con Mote. Si además de amor y admiración hacia él no habría inseguridad o temor en vos a ser un hombre independiente. Yo noté una gran interdependencia en la familia y aunque supuestamente vos tomaste el lugar del padre, ellos te sostenían en ese lugar. (Descuento que no lo tomarás como crítica).Tengo también curiosidad por saber cómo era Charne.

Creo ser heredero de muchas cosas tuyas, deseos muy profundos. Noto que mis ideales originales en los que por ejemplo no se incluiría la búsqueda de riqueza han ido sufriendo modificaciones. Sé que la sociedad en que vivimos marca pautas en ese sentido, pero es como si uno postergara cosas espirituales en pos de lo material. Esto podría aplicarse a la política en que siento una postura de esceptisismo.

Una vez estando en el consultorio de un oculista a quien te acompañé a consultar, me hablaste de tus deseos de ser médico y tu amor por el teatro y me sorprendí como cumpliendo tus deseos sin saberlo. (Fue muy emocionante por otro lado)

También en lo que hace a mi forma de amar siento similitudes con vos. Creo que le tememos al amor o mejor dicho al rechazo de nuestro amor.

Yo a mi esposa y a mis hijas las amo profundamente pero se que establezco como barreras para que no me posean.

Tuve una amante con la que pude ser sincero y entregarme más íntegramente pero supongo esta relación fue posible por lo condicionada y por lo infrecuente. (lo clandestino).

Creo que todos tenemos derecho a la privacidad, pero si ella se convierte en una forma de división de la persona ya pasa a otro nivel. No quiero necesitar del engaño que como muy bien detectaste es un engaño a uno mismo.

Ya al escribirte siento que voy tomando conciencia de muchas cosas y me hace bien.

Trato también de entender que es eso de ser un jefe de familia. A eso se llega. Eso no se logra por imposición. La clave es la sabiduría. Yo te veo a veces como un tipo sabio pero que cuando tenés que mostrarlo es cuando más dudas tenés. Y hasta te ponés soberbio. Lo lindo es poder quererte con todo eso. Antes eso me enfurecía porque no tenía con que enfrentarlo. Hoy es como poder entenderte mejor y desear compartir todas estas cosas con vos.

Hay momentos en que me pregunto si mis hijas podrán logra esto que hago con vos, conmigo. Porque creo que es un logro tuyo. Hay una contradicción, lo correcto sería: si yo podré lograr de mis hijas... Debe ser un logro de los dos

Podría seguir y es una tentación pero creo que es mejor esperar tu próxima para realimentar el circuito.

Feliz cumpleaños con mucho amor

A Nemirovsky (firma)

23-8-84

Querido Alfredito:

De los diversos cariñosos regalos recibidos, tu carta fue lo mejor. Es muy cierto que sos amplio, generoso y receptivo con todas tus relaciones. Se comprueba con solo observar el núcleo de gente que tratás y que te rodea, que te estima y agasaja.

Pero mi modesta observación y mi pretencioso consejo, apunta a otra cosa.

Cuando dentro de las horas que te exigen tus tareas y tu dedicación a tu esposa e hijas comiences una era disciplinada, de estudio, amplio y profundo, de tu propia especialidad y de las diversas ramas de la ciencia y aún de la filosofía, te darás cuenta paulatinamente de lo poco valiosas que son algunas relaciones o amistades que por su escaso valor, no aportan con su compañía, con su trato y con sus agasajos o atenciones, nada valioso para enriquecer tu valiosa personalidad. No te regalo ningún concepto, respecto del valor de tu persona, ni me dejo guiar por mi cariño de padre para halagarte, ni elogiarte gratuitamente. Lo que te digo es “objetivo” y al margen del profundo cariño que te tengo. Es probable que no alcance a expresar en detalle mi consejo pero de lo que sí estoy seguro es que a medida que avances en las disciplinas científicas, culturales y espirituales me comprenderás mejor y penetrarás en inestimable de mis sugerencias.

No se trata de hacer tabla rasa con tus amistades o las de Graciela, o las que se van creando a raíz de las relaciones de tus nenas o en los lugares en que te distraés necesaria y comprensiblemente, en tus cortos momentos de descanso. Para mí es otra cosa. Además de los imprescindible deberás ir para tu bien seleccionando dentro de lo posible el trato personal con personas de valía, lo cual se obtiene dedicando los ratos libres a escuchar conferencias literarias o aún científicas y dentro del marco donde uno concurre para esos fines, se van estableciendo contactos con otras amistades, dentro de las cuales y mediante un trato continuado se producen intercambios de ideas y de conocimientos que al no disponer de tiempo alguno, por ocupado en distracciones que no sirven para nada y que absorben el poco que te permite tu pesada actividad obligada, no te alcanza para lo otro. Tomalo bien. Es probable que me equivoque pues no conozco en detalle tus actividades, pero aún así espero que te resulte útil mi recomendación.

Respecto de lo que escribes sobre mi intervención desde niño en los problemas familiares y personales de Papá, Mamá, mis hermanos y otros familiares, te aseguro rotundamente que no había temor a la vida ni desconfianza hacia mis condiciones. Todo lo contrario. Sentía que representaba una función indispensable y que todos mis familiares hubieran sufrido si no lo hubiese realizado. Siempre me tocó obrar por sobre mi capacidad física y económica y de sentimientos, y redoblaba mis esfuerzos para poder ampliar mi función. Gracias a ello estudié mientras trabajaba porque sentía que los niños precisaban cada vez más y que mis recursos aun trabajando en un buen empleo no alcanzaban. Así luché y conseguí mi independencia económica, que aunque no amplia me ha servido y me sirve para vivir dignamente siempre contento con mi parte. Así dice el Talmud, se vive como rico, contento con lo que se tiene y sin ver como viven otros que tienen más. Esto último crea sinsabores.

Me dices que ésta recién comenzada correspondencia te hace bien. Ello me gratifica pero te ruego que cada vez que discrepes me lo manifiestes cómoda y sinceramente.

En tu querida carta me decís que te gustaría saber como era tu abuela Charne. Escuchá bien querido: Tu abuela fue una mujer superior, pero modesta, suave y discreta. Sentía adoración por mi padre, a quien amó desde niña, cuando él ni reparaba en ella por ser menor (seis años) porque mi padre quiso inicialmente otra chica que era vecina suya y que se casó durante el servicio militar que le llevó cinco años, por la presión de la familia de ella y después de haberle jurado a su partida “amor eterno”.

Mi padre no la olvidó jamás y creo aunque no estoy seguro que la abuela Charne a pesar de la discreción de mi papá, lo sospechaba. Pero ella, la dulce Charne lo acompañó en la buena, en la regular y en la mala con una ternura y una dedicación que a la larga conquistó a Mote. Le dio once hijos. Perdió en vida de ella seis. Y a nosotros nos cuidó y amó por igual. Un hermano mayor un año, se fue a los 42, quería a la bobe con un sentido exagerado del cariño y del amor. Se casó con Susana con quien tuvo dos hijos pero jamás dejó ni un solo día de su vida hasta que se enfermó de venir a ver a la vieja querida. Que descansen ambos en paz.

Charne vivió miseria y dolor en gran escala pero yo no recuerdo haberla visto quejosa o llorosa o mimosa ante mi padre o ante nosotros. Te aseguro sin exagerar, querido Alfredito, que tuviste en ella una abuela ejemplar. A veces pienso que muchas de sus cualidades de bonhomía y cariño y afectuosidad las heredaste de Charne “dir ze longue ioren” quiere decir que la mención te sea grata por muchísimos años. Amén.