De cara al abismo - Sara Eloísa Magariños - E-Book

De cara al abismo E-Book

Sara Eloísa Magariños

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Beschreibung

"De cara al abismo" es un relato valiente y sincero sobre la lucha contra la depresión y los pensamientos suicidas. La autora comparte sus experiencias más oscuras y cómo encontró pequeñas luces de esperanza. Este libro es un llamado a la empatía y una guía para entender la importancia de la salud mental, ofreciendo un rayo de esperanza a quienes están en su propia batalla.

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Seitenzahl: 75

Veröffentlichungsjahr: 2024

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Sara Eloísa Magariños

De cara al abismo

Magariños, Sara Eloísa De cara al abismo / Sara Eloísa Magariños. - 1a ed - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2024.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-87-5253-2

1. Biografías. I. Título. CDD 808.8035

EDITORIAL AUTORES DE [email protected]

Tabla de Contenidos

EN CAIDA

Echándole la culpa al pasado

Pensamientos Emergentes

Angustia de muerte

ASFIXIA

Un lugar vacío

Notas

Las paredes rojas

RESCATE

Movilizando

La Insistencia

Buscar ayuda

Dejarse rescatar

INTENTOS

¿Tengo un rol en esta vida?

Notas, de nuevo..

CLARIDAD

Momentos de Claridad

Respire hondo. Contenga el aire. Puede respirar

Prohibido levantarse sin ilusiones (Hay un poquito de psicoanálisis en este capítulo)

¿Qué voy a hacer?

Si después de pasar la tormenta

sigo inundada por dentro

Si después de esperar tanto tiempo

no se fue el sufrimiento.

qué voy a hacer,

cuando se terminen los motivos

por los que decidí luchar,

cuando no exista nada

que me pueda parar.

qué voy a hacer,

si dentro mio hay un mar revuelto

si las luces se apagan

las puertas se cierran

y no hay salida del pensamiento

(No, este libro no va a ser un poemario, pero este poema es la introducción.)

EN CAIDA

No siempre supe que es lo que lleva a una persona a pensar en el suicidio, y hablo de pensar en el acto de suicidarse, no lo que pasa hoy en día que hay una cultura de la muerte naturalizada donde decir que queremos morir es lo cotidiano y nadie se lo toma en serio

No digo que esté mal tomarse con humor las desgracias que vivimos y que nos hacen pensar que la vida es un asco (en realidad, es algo que hago todo el tiempo) pero también hay una línea muy fina que separa el humor de la verdad, porque que algo sea gracioso no significa que no sea verdadero. Y muchas veces ignoramos frases o palabras que podrían ser un pedido de ayuda real.

Aclaro que, además de ser chistosa (porque si, justo soy parte de esta cultura de naturalizar las ideas de muerte) voy a ser realista y cruda, para que no quede muy romantizado todo el asunto de hablar de suicidio.

Como decía, no siempre supe por qué uno piensa en su muerte anticipada, por qué terminar con uno mismo cuando no sabemos lo que nos espera aún, no sabemos si estamos a punto de encontrar lo que tanto deseamos, lo que queremos, lo que buscamos (aunque éstas sirven de motivación, con el tiempo me di cuenta que vivir esperando que pase algo puede generar mucha angustia), tampoco se porque pensaba que vivir es esperar que pase algo, debe ser porque en ese momento mi forma de vivir era esperar, no vivia porque quería vivir, sino que solo lo hacía porque estaba esperando que algo cambie, que algo pase.

Pero si recuerdo la primera vez que fui consciente de mis pensamientos de muerte, fue una de las tantas veces que fui a la guardia, en ese tiempo me atendía mucho con un médico en específico que me conocía bastante, me dió una charla intensiva sobre lo que él hizo en su vida, y creo que me hablaba sobre cómo (yo) podría ayudar a otros que estén pasando por malos momentos en su vida; por mis vivencias y mi actitud frente a las adversidades, tengo potencial para ese tipo de cosas.. No se cómo se dió esa conversación, tampoco me acuerdo el hilo que unía todo lo que me dijo porque es un recuerdo muy borroso como la mayoría de mis recuerdos depresivos en ese año, pero no me puedo olvidar que hubo un momento de la charla en donde él dijo que tuvo que asistir a una joven que intentó suicidarse, y se preguntaba que llevaba a una persona a quitarse la vida, que pasaba en su cabeza para que cometiera tal acto...

Lo que mi médico no se imaginó, era que por mi mente se cruzaban las mismas ideas que esa joven. Yo no lo sabía, o no me percaté hasta ese momento de lo que me pasaba, no me daba cuenta porque estaba viviendo mis días en automático, y no en el automático productivo, ni si quiera eso, vivía en un automático quedado, solo existía.

A veces pienso que algo vió en mis ojos ese día, y que su charla fue a propósito para ayudarme un poco, creo que en el fondo sabia lo que yo estaba sintiendo..

[Llevaba meses pensando en lo que se sentiría morir]

Tenía miedo, estaba asustada, y completamente rota, obviamente nadie entendía esto, porque ese es el gran problema de las personas que terminan suicidándose.. No suele haber otros a su al rededor que entiendan lo rotos que están por dentro...

Y digo entender, porque puede que si sepan que lo están, porque en este mundo donde habitamos las redes sociales y todo es express y gracioso, hay muchos memes y muchas frases desmotivacionales que compartimos constantemente, que le damos like, que damos rt, y sería raro que absolutamente nadie sepa o se de cuenta un poquito que nos pasa algo, y ahí hay otro problema; suponer que no podemos hacer nada, que no hay que involucrarnos, que mientras se esté expresando va a estar bien, y a veces no es suficiente expresar el dolor en una historia de instagram, sino tener a alguien que nos acompañe a transitarlo.

Y sino fuese así, ¿para qué compartiríamos que nos está pasando algo?

Hay que sacarse ese miedo de involucrarnos en la vida de las personas, y aflojar un poco el corazón para que nos atraviese lo que le pasa a otros, no solo para salvar a alguien sino muchas veces para salvarnos a nosotros mismos.

Estoy muy segura que mi médico supo aflojar y dejarse atravesar por mi vida, por eso fue tan atento y no se guardó nada de lo que sentía que tenía que decirme. Quizás en ese momento no lo valoré lo suficiente, pero es que yo estaba totalmente desconectada y recién después de mucho tiempo pude volver a ese recuerdo para comprender lo que me pasaba.

De todas formas, no recae todo en las personas que no pueden involucrarse para salir en rescate de alguien, muchas veces somos nosotros los que no nos sale dejarnos rescatar, y es que muchas veces ni si quiera sabemos que tenemos que ser rescatados.

No nos damos cuenta de cómo estamos.

Debe ser la costumbre de este mundo que nos grita constantemente que hay que aceptarlo todo, lo que te pasa, lo que sentís, lo que no podes controlar, como sos, como te tratan, tu vida, tu entorno, tu contexto, la vida es así y vos sos así, querete, aceptate, y listo.

Re fácil che. Gracias.

Pero guardarse todo y solo mostrar lo positivo que uno es (o intenta ser), no es la mejor decisión que podemos tomar, claramente es bueno, y van a decirte que hay que ser así, que nunca hay que bajar los brazos, y si no le ves el lado positivo a la vida no vas a poder seguir por el sendero que te lleva a las cosas buenas, pero mi pregunta es:

Si estoy mal, si algo no me gusta, si esto me duele...

«¿Por qué no puedo mostrar mi disconformidad?»

Estoy sufriendo, hay algo que no me deja dormir en las noches, no puedo evitar llorar en todo momento y solo siento dolor, grito en silencio y dejo de comer, o como todo el tiempo para satisfacer algo, y la idea de que los demás vean esa parte de mi, me irrita, no quiero, me niego a que todos sepan que estoy sufriendo. Solo quiero que sepan que si puedo y que si puedo ver el sol después de la tormenta, y que me quiero y me acepto y y y. Basta.

Siento que hay un discurso contradictorio en la sociedad de que ¨ei hablemos de brillito salud mental brillito¨ ¨vayamos a brillito terapia brillito¨ ¨ei está bien estar mal, brillito todo es un proceso brillito¨

Pero, a la vez, nadie entiende que no te levantes de la cama, que no quieras salir, que no quieras bañarte, que no te cambies de ropa, que tengas mala cara, que dejes de hacer cosas, que no quieras vincularte, que estes de malhumor, que llores constantemente, que canceles planes, que no contestes mensajes, que desaparezcas, que no te proyectes, que no quieras hacer nada.

Hay un discurso de salud mental, de que está bien ir a terapia y toda la bola, de la depresión, de la ansiedad, los ataques de pánico, pero todavía falta mucho porque hay temas que siguen sin tocarse.

Como el seguir juzgando a las personas por no poder salir del lugar en el que están.

Juzgar que no quieran levantarse, no quieran hacer algo, no quieran hablar o contestar, que no quieran buscar ayuda o dejarse ayudar.

El tema es que hay que cambiar el querer por el poder.

No pueden levantarse, no pueden hacer algo, no pueden hablar o contestar un mensaje, no pueden buscar ayuda o dejarse ayudar.

Muchas veces yo no pude, y se lo que es estar ahí.

Y se lo difícil y contradictorio que es estar en ese abismo.