Erhalten Sie Zugang zu diesem und mehr als 300000 Büchern ab EUR 5,99 monatlich.
El califa de Bagdad es un texto para zarzuela de la autora María Rosa Gálvez de Cabrera, definida por su misma autora como una "ópera cómica en un acto" y que gira en torno a enredos amorosos en un entorno oriental.
Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:
Seitenzahl: 37
Veröffentlichungsjahr: 2022
Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:
María Rosa Gálvez de Cabrera
ÓPERA CÓMICA EN UN ACTO.
Saga
El califa de Bagdad
Copyright © 1804, 2021 SAGA Egmont
All rights reserved
ISBN: 9788726551716
1st ebook edition
Format: EPUB 3.0
No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.
www.sagaegmont.com
Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com
La Scena es en Bagdad.
El teatro representa el interior de un aposento. En el lado izquierdo habrá una ventana que cae á la calle; y mas léjos una puerta que conduce á otra habitacion. A la derecha hay otra ventana, y mas allá una puerta por la que se baxa al jardin: otra puerta en el fondo por la que se sale de la casa. La habitacion y quanto encierra deberá ser muy sencillo.
DUO.
Zetulbé y Kesia, que salen del aposento inmediato.
Kesia. Descúbrase vm. á mí.
Zet. No me atrevo...
Kesia. ¡Niñerías!
Hable vm.
Zet. No puedo, no.
Kesia. ¿Por qué?
Zet. ¿Quieres que te diga
que tengo amor?... no me atrevo.
Kesia. Vm. el secreto publíca á su pesar.
Zet. ¡Justo cielo!
¡Qué imprudencia! Con que, amiga,
me has arrancado el secreto.
Kesia. Le ha descubierto vm. misma.
¿Y ese objeto que vm. ama
ha nacido en este clima?
Zet. Yo de eso no me he informado.
Kesia. ¿Tiene destino por dicha?
Zet. Creo que no.
Kesia. ¿Tiene bienes?
Zet. Tambien lo ignoro á fé mia.
Kesia. ¿Quál es su nombre?
Zet. No puedo
decírtele todavía.
Kesia. ¿Y le ama vm.?
Zet. Muy de veras.
No me chancéo, no amiga:
su nombre y todo lo ignoro.
Ya sabes que soy sencilla,
y que no gasto misterios
contigo. Estás instruída
en este asunto, y ahora
te ruego que no lo digas.
Kesia. ¡Sin saber su nombre amarle!
es cosa extraña. Tranquila
viva vm., que yo el secreto
no descubriré en mi vida.
Despues de las señas que acaba vm. de darme,
no falta mas que me diga, cómo fué el conocer á su amante.
Zet. Tienes razon, y voy á sacarte al momento de dudas. Hace dos meses que volviendo yo de pasco, acompañada de la que nos servia ántes que tú vinieses á casa, nos asaltó cerca de la plaza una tropa de esos Arabes del desierto, que vienen casi todas las noches á robar en la ciudad: al espanto me tenia fuera de mí, quando de repente se presenta un jóven desconocido, y arrojándose á los malvados que me rodeaban, los dispersa, llega á mí, me mira, arroja un suspiro, y yo me pongo á huir precipitadamente. Amiga mia, te confieso que aquel suspiro y aquellas miradas introduxéron en mi corazon una inquietud, una conmocion que al principio atribuí al agradecimiento, pero despues conocí que era efecto del amor.
Kesia. ¿Ha dado vm. parte de esa aventura á su madre?
Zet. Sí; pero ya sabes que sus contínuas desgracias la hacen desconfiar de todo: y así es que á pesar de lo mucho que la he recomendado mi libertador, aun está creyendo que segun su trage y el aparecimiento repentino en aquel terrible momento, era tambien del número de los salteadores. Dice además, que á no ser por mi pronta fuga, hubiera caído en sus manos despues de haber escapado de las de los otros. Pero oxalá, Kesia, oxalá le hubiese visto mi madre, que así haría de él otro juicio mejor, y no me hubiera tratado de loca esta mañana quando la hablaba de este hombre generoso.
Kesia. ¿Y le ha vuelto vm. á ver desde aquel dia?
Zet.