Obras breves de María Rosa Gálvez de Cabrera - María Rosa Gálvez de Cabrera - E-Book

Obras breves de María Rosa Gálvez de Cabrera E-Book

María Rosa Gálvez de Cabrera

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Beschreibung

Este volumen recoge cuatro obras teatrales de María Rosa Gálvez de Cabrera, en las que apreciamos su radical feminismo adelantado a su época y su dura carga contra el patriarcado y la violencia activa o pasiva a la que sometía a las mujeres.

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Seitenzahl: 55

Veröffentlichungsjahr: 2022

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María Rosa Gálvez de Cabrera

Obras breves de María Rosa Gálvez de Cabrera

En los días de un amigo de la autora: oda

Saga

Obras breves de María Rosa Gálvez de Cabrera

 

Copyright © 1804, 2021 SAGA Egmont

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788726551792

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

#REF!

 

www.sagaegmont.com

Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com

En los días de un amigo de la autora: oda

María Rosa de Gálvez

Por llegar a la cumbre

del Parnaso eminente,

dejaba alegre mi apacible choza,

antes que por las puertas del oriente

la brillante carroza 5

de la rosada aurora

fuese de la de Febo precursora.

A celebrar los días

felices de Sabino

al templo de las musas me acercaba, 10

cuando escuché sonar eco divino,

que el Pindo alborozaba,

y en confusa armonía

el nombre de Sabino repetía.

Apresuro mis pasos, 15

y, donde Apolo estaba,

vi el coro de los dioses congregado,

que a mi feliz amigo festejaba

con el himno sagrado,

que él mismo componía, 20

por aumentar la gloria de su día.

Neptuno sin tridente,

Minerva sin la egide,

sin su lanza Belona, y Marte, fiero

sin la sangrienta espada, con que mide 25

la suerte del guerrero,

cantaban el destino,

que inspiraba la lira de Sabino:

Júpiter sin el rayo,

que aterra a los mortales, 30

al lado de Mercurio y de Diana

dejaba las moradas celestiales;

mientras Venus ufana

de ser la más hermosa

hizo a Juno quedar más envidiosa. 35

En tanto vi a las musas

brillantes y festivas,

que a los alegres genios repartieron

sacros ramos de palmas y de olivas.

En pos de esto pusieron 40

en la cima del monte

verde asiento, que admira el horizonte.

Sabino conducido

por la fama y la gloria:

Sin orgullo sentose. Arrebatada 45

yo entonces de su dicha, hice memoria

de mi lira olvidada,

y esperé que algún día

su silla se igualase con la mía.

«Anima, caro amigo, 50

(le dije) con tu ejemplo

los versos de mi numen atrevido;

porque la fama en su glorioso templo

librarlos pueda del obscuro olvido;

y a pesar de los hados 55

siempre serán tus días celebrados.»

Risueño se levanta,

y antes de responderme,

por aliviar mis infinitos males,

quiso de gracia algún presente hacerme; 60

y los puros cristales

de la castalia fuente

amistoso señala y complaciente.

Amira, dijo, llega;

bebe el agua que inspira 65

el amor celestial de las virtudes;

si alguna vez tu corazón suspira,

en seguirlas no dudes;

si su fuego lo inflama,

tu canto gozará de inmortal fama. 70

Yo bebí, y en mi seno

sentí, que poseído

mi dócil corazón de ardores puros,

los afanes de amor daba al olvido;

y en los tiempos futuros 75

de la sabia natura

señalara este día mi ventura.

Ya había de las horas

el celo cuidadoso

en el délfico carro los caballos 80

uncido para el curso vagaroso

El dios a sujetallos

subió sobre su asiento

y luego hollaron la región del viento.

Yo volví con Sabino 85

gozosa a mi morada,

y del licor de Baco prevenida,

rebosando la taza colorada,

le dije enternecida:

«el resto de este día 90

a tu amistad consagre mi alegría.»

La beneficencia: oda a la Excma. Sra. Condesa de Castroterreño, con motivo del discurso que pronunció en la Real Junta de Damas en Elogio de la Reina Nuestra Señora

María Rosa de Gálvez

Virtud consoladora, don del cielo

pura beneficencia,

si el tierno pecho que tu fuego inspira,

en tu elogio desplega su elocuencia,

no te desdeñes, no, de oír mi lira, 5

invocar y aplaudir tu nombre santo;

no te desdeñes, no, de oír mi canto.

Tú, que para aliviar a los mortales

del Olimpo desciendes,

buscando el corazón noble y piadoso, 10

que con tu llama celestial enciendes;

a ti, entonando el himno sonoroso,

naturaleza sus consuelos canta,

y adora el ser que tu bondad levanta.

Amira es el modelo venturoso 15

que elegiste en la tierra

para animar la humanidad doliente:

su noble pecho la ternura encierra

que necesita el mísero inocente;

y hallan su amparo en él, y su disculpa 20

los infelices hijos de la culpa.

Oigo su voz de gratitud sublime

hasta el trono elevarse;

del genio y la piedad arrebatada,

contra el prestigio de razón armarse: 25

por la virtud y compasión llevada,

ella ofrece a la España en su elocuencia,

de su Reina la gloria y la clemencia.

Yo te admiro, y te sigo en las tareas

de tus tiernos cuidados; 30

penetras la mansión adonde gimen

los desgraciados niños desgraciados;

allí con la miseria los oprimen

de la orfandad los males horrorosos,

y allí gozan tus dones generosos. 35

Cual suele el austro del helado polo

en el hórrido invierno

asolar la campiña deliciosa,

que el decreto inmutable del Eterno

deja volar con furia vagarosa, 40

quedando a su rigor naturaleza

afligida, sin pompa ni belleza;

Que al tornar la brillante primavera

de rosas coronada,

alza del polvo la abatida frente, 45

de flores y de frutos adornada;

abre su helado seno al sol ardiente,

y por doquier fertilidad mostrando

va al hombre sus tesoros prodigando.

Así tú, Amira, el infeliz albergue 50

donde reinaba el llanto,

recuperas también de inmensos males;

tanta es tu compasión, tu celo tanto,

que imitas a los seres celestiales;

todo siente tu vista la terneza 55

que te inspira la fiel naturaleza.

Si a ti fue dado de la Real Luisa

elogiar las virtudes,

también fue dado con benigna mano

practicarlas por ti; gozosa acudes 60

al socorro que anhela el ser humano;

por sus alivios velas y te afanas,

y en su conservación el lauro ganas.

Yo vuelo a par del tiempo, viendo el curso

de las generaciones; 65

en mi mente su giro retratando

oigo a tu nombre dar las bendiciones,

que el egoísmo en vano fue buscando:

la patria te celebra, te engrandece,

y tus hechuras a mi vista ofrece. 70

¡Cuántos brazos la diste, que propagan

la abundancia en su seno!

¡Cuántos son de su gloria defensores,

que perdiera sin ti! Su imperio lleno

de artesanos está, de labradores, 75

que la industria fomentan, y natura

ve aumentarse por ti la agricultura.

Y vosotros, viciados corazones,

con el lujo engreídos,

de la beneficencia ved el fruto; 80

y cuando no podáis enternecidos

pagar a sus bondades el tributo