El diablo mudo (Primera versión) - Pedro Calderón de la Barca - E-Book

El diablo mudo (Primera versión) E-Book

Pedro Calderón de la Barca

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Beschreibung

El diablo mudo es un auto sacramental de Pedro Calderón de la Barca, género en el que llegó a alcanzar la plenitud, al combinar a la perfección con su talento natural, amante de la pintura y de las sutilezas y complejidades teológicas.

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Seitenzahl: 51

Veröffentlichungsjahr: 2020

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Pedro Calderón de la Barca

El diablo mudo (Primera versión)

Auto sacramental

Jesús, María y Josep

Saga

El diablo mudo (Primera versión)Cover image: Shutterstock Copyright © 1648, 2020 Pedro Calderón de la Barca and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726496987

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

El diablo mudo

[PERSONAS]

EL HOMBRE. EL DEMONIO. EL APETITO. EL CONOCIMIENTO. EL JUDAÍSMO. LA GENTILIDAD. EL PEREGRINO. LA FE. LA PENITENCIA. LA NATURALEZA HUMANA. LA NATURALEZA DIVINA. UN ÁNGEL. Músicos.

Salen el DEMONIO y el HOMBRE, luchando.

 

HOMBRE Primer delito, en quien

las ciencias aprendí del mal y el bien,

¿qué pretendes de mí

si ya a tu saña mi valor rendí?

DEMONIO Que pues del bien y el mal 5

sabes, sepas también que eres mortal,

pues Pablo ha de decir

que se vio por el Hombre introducir

el pecado, y por él la muerte.

HOMBRE ¿No bastó que, áspid cruel 10

de ese hermoso jardín

de quien me arroja airado querubín,

hicieses que traidoramente atroz,

con rostro humano, con humana voz,

destruyesen mi ser, 15

cauta la sierpe, incauta la mujer,

en cuya acción perdí

la original justicia en que nací,

infestando tu error1

aun el fruto primero que la flor, 20

sino que ausente el bien, presente el mal,

la sentencia me [intimes]2 de mortal?

DEMONIO No bastó, no bastó3,

y no tan solo vitorioso yo,

hoy en particular 25

en ti del Hombre tengo de quedar,

mas del Hombre en común,

no sólo según Pablo, mas según

Job, y según David,

pues hablando los tres en esta lid, 30

en tres tiempos, en tres

leyes que te han de suceder después,

a tres voces dirán:

uno, todos pecaron en Adán;

otro, en pecado concebido fui, 35

y otro, perezca el día en que nací.

HOMBRE Sí dirán, mas también

dirá antes en su Génisis Moisén

que si una mujer fue

mi ruina, de otra el no tocado pie 40

de tu aliento infeliz

quebrantará su güella tu cerviz.

DEMONIO Tarde o nunca será;

y porque veas cuán lejana está

esa esperanza en ti, 45

has de ver que pasando desde aquí

a alegórico frase el historial

y a místico sentido el literal,

siendo del cielo el siempre azul pensil,

del suelo siendo el tarde verde abril, 50

teatro, escena y dosel,

te represento en él

sin remedio avasallado ya

de mi absoluto imperio el hombre4 está;

pues siendo una la culpa de los dos 55

en querer tú también ser como Dios,

al que pudiste tú por ti ofender

tú por ti no podrás satisfacer.

Y para que mejor

en tu pena se explique mi rencor, 60

pues tiempo ni lugar se sabe, ya5

que en las alegorías no se da,

has de ver cómo empieza desde aquí

la representación que te ofrecí.

La gran Naturaleza Humana que 65

de ti infestada se lamenta en fe

de que a tan grande fin,

la autoridad le valga de Agustín,

cuando mire en el águila de Juan

al pecador metáfora de Adán. 70

 

(Sale la NATURALEZA HUMANA, de villana, como asustada.)

 

NATURALEZA HUMANA Hermosa fábrica altiva,

que fuiste en tu edad primera,

según los profetas, nada,

caos según los poetas.

Tú, que en la faz del abismo, 75

sobre cuyas ondas era

el espíritu de Dios

llevado, te viste envuelta

de oscuras tinieblas, hasta

que la Suma Omnipotencia, 80

por ostentarse Criadora

y comunicarse Inmensa

sin necesitar de ti,

pues se gozaba en [sí]6 mesma,

dividió al primero día 85

las luces y las tinieblas,

mostrando que en el principio

crió Dios el cielo y la tierra.

Tú, que al segundo miraste

sobre el firmamento puestas 90

divididas de las aguas

las aguas, cuya soberbia,

para que no se desboque,

dorado freno de arena

tiene a raya, porque Dios 95

le está tirando la rienda,

dejando su agregación

la tez aterida y yerta

del orbe, hasta que al tercero,

los esmaltes de la yerba 100

la vieron de árboles, plantas,

flores y frutos cubiertas.

Tú, que al cuarto claro día,

a quien siguió la funesta

cuarta noche, presidir 105

viste esas lámparas bellas

del sol y luna, de quien

la inumerable caterva

de tanto esplendor mendiga

luces para las estrellas. 110

Tú, que, al quinto, poblar viste

aire y mar de tan diversas

especies como en [sus]7 dos

mansiones nadan y vuelan;

bien, como al sexto, habitar 115

de los montes y las selvas

ya las floridas campañas,

ya las campañas desiertas,

tantos varios animales.

Y tú, en fin, que por postrera 120

obra de Dios, en que echaron

el resto sus excelencias,

viste que inspirado el barro

de su anhélito, a materia

tan tosca dio alma tan noble, 125

que en la duración de eterna

es de fe que la crió

a su semejanza mesma.

Atiende a mi voz, atiende

a mi lamento, a mi pena, 130

a mi ahogo, a mi desdicha,

mi aflición y mi miseria

antevista en el no acaso

con que Dios, todas aquellas

fábricas de los seis días, 135

volviendo criadas a verlas,

vio que eran buenas, y solo

la del hombre no vio que era

buena, porque la dejó

adbitrio con que él hiciera, 140

artífice de sí mismo,

su fábrica mal[a] o buena.

Y siendo así que dejando

su dicha a la contingencia

de su albedrío, incur[r]ió 145

en el delito de lesa

majestad, tan en primero

capítulo, que cabeza

del mundo, comprometida

en él la Naturaleza, 150

avenenó en un bocado

a toda su descendencia.

Compadécete de mí,

y en representable idea,

en voz de todos pretendo 155

apelar a la suprema

piedad de Dios, y pues laudes

suyos en un canto enseñan

que las obras del Señor

al Señor bendigan, sean 160

idiomas de mis gemidos

las calladas voces vuestras,

diciendo en cláusulas dulces

al son de lágrimas tiernas:

 

(Canta la MÚSICA y ella repita8.)

 



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