El nuevo pacto - Rev. Daniel G. Caram - E-Book

El nuevo pacto E-Book

Rev. Daniel G. Caram

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Beschreibung

El pacto recibido en el monte Sinaí simbolizaba la religión inalcanzable. Este mismo monte estaba cubierto con nubes, el mediador de este pacto estaba velado, y el pueblo no podía entrar al tabernáculo santo. De hecho, ¡tres mil personas murieron en la inauguración de este pacto!
Sin embargo, El nuevo pacto simboliza la religión alcanzable. Cuando este pacto se inauguró tres mil personas recibieron vida. ¡El velo fue rasgado, y nuestro Mediador siempre está allí para nosotros! En este libro el Rev. Caram nos enseña cómo todo el propósito de este pacto es llevarnos a un lugar de verdadera intimidad, donde Su Ley está escrita en nuestros corazones y donde podemos escuchar al Señor decir: "Y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo". 

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EL NUEVO PACTO

La suprema expresión de la salvación

 

DANIEL G. CARAM

Título original: “Salvation to the Uttermost- An Exposition on the New Covenant”

Registrado © 2005 Daniel G. Caram

Versión 1.0 en ingles

 

Título en español: “EL NUEVO PACTO

La suprema expresión de la salvación”

Registrado © 2010 Daniel G. Caram

Versión 1.0 en español

 

Publicado por Zion Christian Publishers.

Libro de texto de Zion Christian University.

Usado con permiso.

Todos los derechos reservados.

 

Traducción: Equipo de traducción IBJ Guatemala.

Primera edición en español impresa en marzo 2010

Guatemala

 

A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas fueron tomadas de la versión Reina-Valera 1960, © 1960 Sociedades Bíblicas Unidas.

 

Publicado en formato e-book en Diciembre 2020

En los Estados Unidos de América.

 

ISBN versión electrónica (E-book) 1-59665-490-2

 

Para obtener más información comuníquese a:

Zion Christian Publishers

Un ministerio de Zion Fellowship, Inc

P.O. Box 70

Waverly, NY 14892

Tel: (607) 565-2801

Llamada sin costo: 1-877-768-7466

Fax: (607) 565-3329

www.zcpublishers.com

www.zionfellowship.org

Agradecimientos

Al equipo de trabajo de Instituto Bíblico Jesucristo - Guatemala, por su labor en la traducción y edición de la edición en castellano.

Al equipo editorial de ZCP: Carla Borges, Suzette Erb, Mary Humphreys, David Kropf, Jeremy Kropf, Justin Kropf, Sarah Kropf, Raquel Pineda, Caroline Tham y Suzanne Ying.

Prólogo

Desde hace algún tiempo he sentido que el Espíritu de Dios ha estado haciendo vida en mí las verdades del Nuevo Pacto: Elnuevo corazón, el nuevo espíritu y las leyes de Dios escritas sobre las tablas vivas. Todas estas verdades forman parte de las promesas del Nuevo Pacto y, sin embargo, muchos no las comprenden fácilmente.

Es con esta intención que estamos presentando este comentario: que podamos capacitar al lector para comprender las promesas del Nuevo Testamento en forma más apropiada. De ninguna manera es una disertación exhaustiva; sin embargo, provee un marco en el cual el estudiante puede comenzar a ver los propósitos de Dios en una forma más precisa. Como decía el apóstol Pablo: “ Que seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura; y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento…”

El Antiguo Pacto (dado en el monte Sinaí) tenía muchos factores debilitantes en él, y únicamente duró un tiempo, ¡tuvo un final! Las promesas del Nuevo Pacto son eternas, “el pacto eterno” (He. 13:20). Son eternas porque están selladas con la sangre de la Divinidad. La promesa del Nuevo Pacto es una redención total: una salvación perpetua. Debido a que nuestro primer padre pecó, el hombre perdió su lugar en Dios y perdió su herencia. Sin embargo, a través de la obra redentora del “Segundo Adán” (Cristo), el hombre puede, de hecho, entrar a un mejor lugar en Dios ¡y a un paraíso mejor que el que perdió!

El Nuevo Pacto no solamente provee el poder para perfeccionar al que busca, sino también promete darle una herencia eterna. ¡Permitámosle al Espíritu de Dios mostrarnos la grandeza de lo que nuestro Salvador ha forjado para nosotros a través de Su propia sangre!

“ Los secretos del SEÑOR son para los que le temen, y Él les dará a conocer su pacto”. (Sal. 25:14 LBLA).

Introducción

A través de todo el Antiguo Testamento, hay muchas alusiones acerca del legado del Nuevo Pacto. Sin embargo, Jeremías es el único profeta que usa el término “Nuevo Pacto”. En la época en que Jeremías escribió el capítulo treinta y uno, una porción de Israel había sido llevada cautiva a Babilonia. No obstante, el Señor le estaba dando a Jeremías un mensaje de esperanza y restauración para Israel antes de su última dimisión. Cuando Jeremías vio la bondad y la misericordia tan abundantes que serían restauradas a Israel en los tiempos del fin, estaba tan anonadado, que fue como si estuviera despertando de un hermoso sueño. Fue en este momento que el Señor comenzó a hablarle a Jeremías acerca del “Nuevo Pacto”.

“He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado” (Jer. 31:31-34)

No como el pacto que rompieron

El Antiguo Pacto tenía sus demandas. Estaban los Diez Mandamientos que fueron grabados en piedra. También estaba el “libro” del pacto (Ex. 24:7). El libro del pacto imponía muchas cosas: estaban las ordenanzas, tales como las leyes sabáticas y los días festivos; las ordenanzas levíticas para los sacerdotes; diversas prescripciones para las ofrendas; y regulaciones para la impureza ceremonial tales como tocar los muertos o los leprosos. También estaban las leyes civiles: juicios entre vecinos, etc.

Todas estas regulaciones eran parte del Antiguo Pacto, aun así podemos decir legítimamente, que todas ellas están representadas (o resumidas) por los Diez Mandamientos. Básicamente, la Ley grabada en piedra simbolizaba el Antiguo Pacto (Ex. 34:28), “¡ Cuya ley quebrantaron!” Mientras Moisés ascendía el monte Sinaí para recibir las “tablas del pacto”, el campamento (mientras tanto) estaba erigiendo un becerro de oro (Ex. 32). Cuando volvió Moisés y vio la corrupción del pueblo, en ira santa, destruyó las tablas del pacto, ¡una señal siniestra de que Israel quebrantaría este pacto!

Nuevamente Moisés ascendió al monte, y de nuevo el Señor escribió Sus leyes sobre las tablas de piedra. Cuando Moisés descendió la segunda vez, colocó la ley dentro del arca: “Y escribiré en aquellas tablas las palabras que estaban en las primeras tablas que quebraste; y las pondrás en el arca” (Dt. 10:2). La ley que fue puesta dentro del arca significaba la ley que debía ser guardada, pero no por Israel. Israel no la guardaría, porque durante toda la era del Antiguo Pacto el arca siempre estaría velada. En otras palabras, sería inaccesible en el sentido más amplio.

El Arca es simbólica del Nuevo Pacto

El Arca del Pacto (en este caso) simboliza el Nuevo Pacto porque la ley residía allí. Al morir Cristo en la cruz, el velo del templo se rasgó, dando a entender que el Nuevo Pacto estaba ahora en vigor. El camino había sido abierto, y era un pacto alcanzable. Este escenario también nos ayuda a comprender lo que el apóstol Pablo estaba diciendo en Segunda de Corintios, capítulo tres, cuando habla del velo que aún está puesto sobre los ojos de Israel. Ellos aún están bajo el Antiguo Pacto, aunque ya no es válido. Sus ojos todavía están velados al Nuevo Pacto, y no pueden entrar al Nuevo Pacto (como nación) ¡sino hasta que reconozcan a Aquel que rasgó el velo!

Si podemos apreciar el arca como un símbolo del Nuevo Pacto, esto nos ayudará a comprender muchas verdades. Por ejemplo, nos ayuda a entender el Tabernáculo de David. Luego que David tomó el monte de Sion, llevó el arca a Jerusalén y la colocó en una tienda sin velo. En figura, David experimentó cuál era la intención de la adoración del Nuevo Testamento (Hch. 15:15-16): ¡ministrar en la presencia del Señor! Él experimentó (en figura) el don de la justicia que provee el Nuevo Pacto, el cual es, ¡para aquellos que lo buscan!

Israel entra al pacto en el Milenio

La visión de la restauración que Jeremías vio en el capítulo treinta y uno, supera por mucho cualquier cosa que Israel hubiera experimentado hasta ese momento. Supera la restauración de Esdras y Nehemías. En realidad la visión supera la edad de la Iglesia. No es sino hasta el Milenio que Israel (como nación) recibirá a Cristo. No es sino hasta el Milenio que Israel será magníficamente restaurada (verdaderamente, muchísimo más de lo que antes fue). No es sino hasta el Milenio que Israel entrará al “Nuevo Pacto”. ¡Ciertamente no podemos aplicar Jeremías 31:33-34 al Israel actual! La ley no está en su corazón; no han sido perdonados de sus pecados; y no le conocen a Él. Sus ojos están velados de Él.

El apóstol Pablo reclama el Nuevo Pacto

En el libro a los Hebreos, el apóstol Pablo reclama el Nuevo Pacto para todo aquel que cree. Obviamente, “Hebreos” fue escrito para los judíos creyentes en Jerusalén. Aunque Israel como nación rechazaría a Cristo, hubo un gran número de judíos que sí creyeron. De hecho, Pablo hizo esta declaración en 2 Corintios 3:14: “Pero el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado”. Porque a los judíos que recibieron a Cristo, el velo de ceguera les fue quitado y ahora podían experimentar la realidad del Nuevo Pacto.

Incluso entre los creyentes judíos existía un problema. Muchos de ellos aún seguían aferrados al Antiguo Pacto, y algunos estaban retrocediendo. El apóstol tuvo que enderezar algunas de sus teologías. Consideremos algunos versículos del libro de Hebreos:

• Hebreos 8:7 “Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo”.

• Hebreos 8:8 “ Porque reprendiéndoles dice: He aquí vienen días, dice el Señor, en que estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto”.

• Hebreos 8:9 “No como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto; y yo me desentendí de ellos dice el Señor”.

• Hebreos 8:10 “Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré; y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo”.

• Hebreos 8:11 “Y ninguno enseñará a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor; porque todos me conocerán, desde el menor hasta el mayor de ellos.

• Hebreos 8:12 “Porque seré propicio a sus injusticias, y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades”.

Como veremos, el autor de Hebreos está reclamando las promesas de Jeremías 31:31-34, para aquellos que creen. Los judíos creyentes en Jerusalén estaban regresando a diversos rituales del Antiguo Pacto, y esencialmente, esta fue la razón para escribir esta epístola. (Más adelante, estaremos considerando algunas de estas verdades). Sin embargo, por el momento necesitamos entender claramente que la Iglesia estaba entrando a las promesas del pacto dado a Israel. Israel (como nación) estaba siendo excluida de las promesas del pacto hasta la Segunda Venida (Ro. 11:25-27).

En los siguientes versículos, el apóstol prosigue mostrando a los creyentes hebreos que ahora el Nuevo Pacto es:

• Hebreos 10:15 “Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque después de haber dicho…”

• Hebreos 10:16 “Este es el pacto que haré con ellos después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, y en sus mentes las escribiré”.

• Hebreos 10:17 “Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones”.

• Hebreos 10:18 “Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado”.

• Hebreos 10:19 “Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo…”

• Hebreos 10:20 “Por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne”.

Evidentemente, Cristo abrió el velo por medio de Su crucifixión. Más aún, es a través de la sangre de Cristo que podemos comprender las hermosas promesas del Nuevo Pacto: los pecados perdonados, el acceso al trono de gracia y la expectativa de tener un nuevo corazón, ¡uno que ame las leyes de Dios! ¿No da testimonio el Espíritu Santo? Nuevamente, enfatizamos el hecho que este Nuevo Pacto es uno que debe ser guardado. ¡Podemos comprender sus rígidas demandas por medio de nuestro Señor y Salvador! ¡Amén!

Todas las provisiones que están disponibles para nosotros a través del Nuevo Pacto, nos capacitan para que seamos la “Nación Santa” que Cristo anhela.

Puede ser que la secuencia de algunos de los próximos capítulos no esté en el orden del capítulo 31 de Jeremías. Jeremías comienza la promesa con “teniendo las leyes escritas en el corazón”, mientras que la versión de Ezequiel finaliza con “teniendo las leyes escritas sobre el corazón”. Al convertirnos, (en teoría) se nos da un nuevo corazón y un nuevo espíritu. Sin embargo, ¡la realidad de esto puede tomar un tiempo considerable!

A lo largo de este comentario habrá algunas repeticiones. Esto es intencional, y es clave para retener ciertas verdades. Escuchar algo tres veces no es redundancia, es un hecho que debemos escuchar algo por lo menos tres veces para retenerlo.

Israel pierde su privilegio y lo cede a la Iglesia

En la introducción de este libro, hicimos mención al hecho de que Israel perdería su privilegio del Nuevo Pacto y lo cedería a la Iglesia. Ciertamente, Israel estaba destinado a ser destituido del pacto prometido, durante todo el tiempo de la era de la Iglesia (cerca de 2000 años). Para que nosotros apreciemos en plenitud su destino predeterminado, debemos considerar algunos de los tipos y sombras del Antiguo Testamento.

El escenario del Tabernáculo

Primero, consideremos el tabernáculo de Moisés, el cual era una sombra de las verdades espirituales (He. 9:5). Había tres secciones en este tabernáculo, lo cual habla de las tres dispensaciones: El Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento y la era Milenial. (En griego, las palabras testamento y pacto en griego son la misma palabra). Las dimensiones de las tres secciones del tabernáculo son las siguientes:

• El Atrio Exterior 1500 codos cuadrados.

• El Lugar Santo 2000 codos cúbicos.

• El Lugar Santísimo 1000 codos cúbicos.

El Atrio Exterior nos habla del Antiguo Pacto, aproximadamente 1500 años. Comenzó cuando el pacto fue entregado en el monte Sinaí, hasta el inicio del Nuevo Pacto, en la cruz (He. 9:16-17).

El Lugar Santo nos habla de la era de la Iglesia, la cual es cerca de 2000 años. La era de la Iglesia comenzó con la muerte y resurrección de Cristo, y continúa hasta la Segunda Venida o el Milenio (Ro. 11:25-26).

El Lugar Santísimo nos habla de la era Milenial, cuya característica principal es el reinado de mil años de Cristo en la tierra. Comienza en la Segunda Venida y concluye con el juicio del gran “Trono Blanco” (Ap. 20:6-15).

Reflexionando sobre el escenario del tabernáculo: Israel encaja en el Atrio Exterior, y la Iglesia en el Lugar Santo. Lo que divide al Lugar Santo del Lugar Santísimo es el velo. (Recuerde que el arca estaba en el Lugar Santísimo). Para aquellos de nosotros que estamos en la era de la Iglesia, el velo ha sido rasgado. ¡Tenemos acceso a las promesas de este pacto por medio de la sangre de Cristo! Para los que están en el Atrio Exterior (Israel) hay una brecha de dos mil años entre ellos y el pacto prometido.

La brecha “2000”

Consideremos aún otra figura; cuando Israel estaba cruzando hacia la Tierra Prometida, debían mantener una distancia de 2000 codos entre ellos y el arca: “Y mandaron al pueblo, diciendo: Cuando veáis el arca del pacto de Jehová vuestro Dios, y los levitas sacerdotes que la llevan, vosotros saldréis de vuestro lugar y marcharéis en pos de ella. A fin de que sepáis el camino por donde habéis de ir; por cuanto vosotros no habéis pasado antes de ahora por este camino. Pero entre vosotros y ella haya distancia como de dos mil codos; no os acercaréis a ella” (Jos. 3:3-4).

El Tarbernáculo de Moisés