El perro del hortelano - Lope de Vega - E-Book

El perro del hortelano E-Book

Лопе де Вега

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Beschreibung

En 'El perro del hortelano' de Lope de Vega, se explora la complejidad de las relaciones amorosas a través de una trama llena de giros y conflictos. La obra se caracteriza por su estilo barroco, con diálogos ingeniosos y personajes bien desarrollados que reflejan la sociedad de la época. Lope de Vega utiliza el humor y la ironía para criticar las restricciones sociales que afectan a los protagonistas, creando una obra vigorosa y entretenida que sigue siendo relevante hoy en día. Lope de Vega, uno de los dramaturgos más importantes del Siglo de Oro español, escribió 'El perro del hortelano' en un momento de gran actividad creativa. Su amplia experiencia en el mundo teatral se refleja en la estructura sólida y la profundidad psicológica de la obra. La habilidad de Lope para mezclar comedia y drama le permite abordar temas profundos de una manera accesible para el público. Recomendaría 'El perro del hortelano' a aquellos interesados en la literatura clásica española y en las complejidades del amor y las pasiones humanas. Esta obra maestra de Lope de Vega ofrece una visión única de la sociedad de su tiempo y sigue siendo una lectura fascinante para los amantes del teatro y la buena literatura.

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Lope de Vega

El perro del hortelano

 
EAN 8596547767541
DigiCat, 2023 Contact: [email protected]

Contenido

HABLAN EN ELLA LAS PERSONAS SIGUIENTES
Acto I
Acto II
Acto III

HABLAN EN ELLA LAS PERSONAS SIGUIENTES

DIANA,

condesa de Belflor.

LEONIDO,

criado.

EL CONDE FEDERICO.ANTONELO,

lacayo.

TEODORO,

su secretario.

MARCELA,

de su cámara.

DOROTEA,

de su cámara.

ANARDA,

de su cámara.

OTAVIO,

su mayordomo.

FABIO,

su gentilhombre.

EL CONDE LUDOVICO.FURIO.LIRANO.TRISTÁN,

lacayo.

RICARDO,

marqués.

CELIO,

criado.

CAMILO.

Acto I

Salen TEODORO, con una capa guarnecida de noche, y TRISTÁN, criado. Vienen huyendo.

TEODORO
Huye, Tristán, por aquí.
TRISTÁN
Notable desdicha ha sido.
TEODORO
¿Si nos habrá conocido?
TRISTÁN
No sé; presumo que sí.

(Váyanse y entre tras ellos DIANA, condesa de Belflor.)

DIANA
¡Ah, gentilhombre! ¡Esperad!
¡Teneos! ¡Oíd! ¿Qué digo?
¿Esto se ha de usar conmigo?
Volved, mirad, escuchad.
¡Hola! ¿No hay aquí un criado?
¡Hola! ¿No hay un hombre aquí?
Pues no es hombre lo que vi,
ni sueño que me ha burlado.
¡Hola! ¿Todos duermen ya?

(Sale FABIO, criado.)

FABIO
¿Llama vuestra señoría?
DIANA
Para la cólera mía
gusto esa flema me da.
Corred, necio, enhoramala,
pues merecéis este nombre,
y mirad quién es un hombre
que salió de aquesta sala.
FABIO
¿Desta sala?
DIANA
Caminad,
y responded con los pies.
FABIO
Voy tras él.
DIANA
Sabed quién es.
¿Hay tal traición, tal maldad?

(Sale OTAVIO.)

OTAVIO
Aunque su voz escuchaba,
a tal hora no creía
que era vuestra señoría
quien tan aprisa llamaba.
DIANA
¡Muy lindo santelmo hacéis!
¡Bien temprano os acostáis!
¡Con la flema que llegáis!
¡Qué despacio que os movéis!
Andan hombres en mi casa
a tal hora, y aun los siento
casi en mi propio aposento
(que no sé yo dónde pasa
tan grande insolencia, Otavio),
y vós, muy a lo escudero,
cuando yo me desespero,
¿ansí remediáis mi agravio?
OTAVIO
Aunque su voz escuchaba
a tal hora, no creía
que era vuestra señoría
quien tan aprisa llamaba.
DIANA
Volveos, que no soy yo;
acostaos, que os hará mal.

(Sale FABIO.)

OTAVIO
Señora…
FABIO
No he visto tal;
como un gavilán partió.
DIANA
¿Viste las señas?
FABIO
¿Qué señas?
DIANA
¿Una capa no llevaba
con oro?
FABIO
Cuando bajaba
la escalera…
DIANA
¡Hermosas dueñas
sois los hombres de mi casa!
FABIO
… a la lámpara tiró
el sombrero y la mató;
con esto, los patios pasa,
y en lo escuro del portal
saca la espada y camina.
DIANA
Vós sois muy lindo gallina.
FABIO
¿Qué querías?
DIANA
¡Pesia tal!
Cerrar con él y matalle.
OTAVIO
Si era hombre de valor,
¿fuera bien echar tu honor
desde el portal a la calle?
DIANA
De valor aquí, ¿por qué?
OTAVIO
¿Nadie en Nápoles te quiere
que, mientras casarse espere,
por donde puede te vee?
¿No hay mil señores que están,
para casarse contigo,
ciegos de amor? Pues bien digo
si tú le viste galán
y Fabio tirar, bajando,
a la lámpara el sombrero.
DIANA
Sin duda fue caballero
que, amando y solicitando,
vencerá con interés
mis criados. ¡Qué criados
tengo, Otavio, tan honrados!
Pero yo sabré quién es:
plumas llevaba el sombrero
y en la escalera ha de estar.
Ve por él.
FABIO
¿Si le he de hallar?
DIANA
¡Pues claro está, majadero!
Que no había de bajarse
por él cuando huyendo fue.
FABIO
Luz, señora, llevaré.
DIANA
Si ello viene a averiguarse,
no me ha de quedar culpado
en casa.
OTAVIO
Muy bien harás,
pues, cuando segura estás,
te han puesto en este cuidado,
pero aunque es bachillería,
y más estando enojada,
hablarte en lo que te enfada,
esta tu injusta porfía
de no te querer casar
causa tantos desatinos,
solicitando caminos
que te obligasen a amar.
DIANA
¿Sabéis vós alguna cosa?
OTAVIO
Yo, señora, no sé más
de que en opinión estás
de incasable, cuanto hermosa.
El condado de Belflor
pone a muchos en cuidado.

(Sale FABIO.)

FABIO
Con el sombrero he topado,
mas no puede ser peor.
DIANA
Muestra. ¿Qué es esto?
FABIO
No sé.
Este aquel galán tiró.
DIANA
¿Este?
OTAVIO
No le he visto yo
más sucio.
FABIO
Pues este fue.
DIANA
¿Este hallaste?
FABIO
¿Pues yo había
de engañarte?
OTAVIO
Buenas son
las plumas.
FABIO
Él es ladrón.
OTAVIO
Sin duda a robar venía.
DIANA
Hareisme perder el seso.
FABIO
Este sombrero tiró.
DIANA
Pues las plumas que vi yo,
y tantas que aun era exceso,
¿en esto se resolvieron?
FABIO
Como en la lámpara dio,
sin duda se las quemó
y como estopas ardieron.
¿Ícaro al sol no subía
que, abrasándose las plumas,
cayó en las blancas espumas
del mar? Pues esto sería.
El sol la lámpara fue,
Ícaro el sombrero, y luego
las plumas deshizo el fuego
y en la escalera le hallé.
DIANA
No estoy para burlas, Fabio;
hay aquí mucho que hacer.
OTAVIO
Tiempo habrá para saber
la verdad.
DIANA
¿Qué tiempo, Otavio?
OTAVIO
Duerme agora, que mañana
lo puedes averiguar.
DIANA
No me tengo de acostar,
no, ¡por vida de Diana!,
hasta saber lo que ha sido.
Llama esas mujeres todas.
OTAVIO
Muy bien la noche acomodas.
DIANA
Del sueño, Otavio, me olvido
con el cuidado de ver
un hombre dentro en mi casa.
OTAVIO
Saber después lo que pasa
fuera discreción, y hacer
secreta averiguación.
DIANA
Sois, Otavio, muy discreto,
que dormir sobre un secreto
es notable discreción.

(Salen FABIO, DOROTEA, MARCELA, ANARDA.)

FABIO
Las que importan he traído,
que las damas no sabrán
lo que deseas, y están
rindiendo al sueño el sentido.
Las de tu cámara solas
estaban por acostar.
ANARDA
De noche se altera el mar
y se enfurecen las olas.
FABIO
¿Quieres quedar sola?
DIANA
Sí,
salíos los dos allá.
FABIO
¡Bravo examen!
OTAVIO
Loca está.
FABIO
Y sospechosa de mí.

(Vanse.)

DIANA
Llégate aquí, Dorotea.
DOROTEA
¿Qué manda vuseñoría?
DIANA
Que me dijeses querría
quién esta calle pasea.
DOROTEA
Señora, el marqués Ricardo,
y algunas veces el conde
Paris.
DIANA
La verdad responde
de lo que decirte aguardo
si quieres tener remedio.
DOROTEA
¿Qué te puedo yo negar?
DIANA
¿Con quién los has visto hablar?
DOROTEA
Si me pusieses en medio
de mil llamas, no podré
decir que, fuera de ti,
hablar con nadie los vi
que en aquesta casa esté.
DIANA
¿No te han dado algún papel?
¿Ningún paje ha entrado aquí?
DOROTEA
Jamás.
DIANA
Apártate allí.
MARCELA
¡Brava inquisición!
ANARDA
Cruel.
DIANA
Oye, Anarda.
ANARDA
¿Qué me mandas?
DIANA
¿Qué hombre es este que salió?
ANARDA
¿Hombre?
DIANA
Desta sala, y yo
sé los pasos en que andas.
¿Quién le trajo a que me viese?
¿Con quién habla de vosotras?