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Amar, servir y esperar es una comedia teatral del autor Lope de Vega. En la línea de las comedias del Siglo de Oro Español, narra un malentendido amoroso que acabará por provocar varias situaciones humorísticas y de enredo, en este caso articulado en torno al personaje de Feliciano, que salva a la bella Dorotea en Sierra Morena tras ser asaltada por unos bandoleros. Ambos se enamorarán de inmediato, pero Dorotea está prometida y ha de casarse con un rico indiano en Sevilla. Feliciano moverá cielo y tierra para conseguir su amor.-
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Lope de Vega
Saga
Amar, servir y esperar Lope de VegaCover image: Shutterstock Copyright © 1635, 2020 SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726616262
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
-fol. 41r-
Salen FELICIANO de camino, y ANDRÉS, con dos escopetas, tocan primero una caja como que es tempestad.
FELICIANO ¡Válgame el cielo Andrés, válgame el cielo!
ANDRÉS El cielo pienso que se viene al suelo,
y hiciera mal, señor (si ser pudiera
que al suelo se viniera)
que no está el suelo ya para vivirle. 5
-fol. 41v-
FELICIANO Erramos el camino.
ANDRÉS Más dicha fue, señor, que proseguirle.
FELICIANO ¡Jesús, qué escuridad de torbellino!,
pienso que vienen dentro
todas las furias del escuro centro. 10
La máquina del cielo se desata
de sus ejes de plata,
sus orbes de relámpagos vestidos
están más temerosos que lucidos.
Parece que una y otra ardiente llama 15
por el cristal rompido arroja al suelo.
la tierra se estremece, el aire brama,
y en víboras de fuego escupe yelo;
si esto hace la tierra,
¿quién se fía del mar?
ANDRÉS Cuando esta sierra 20
no fuera tan Morena,
hoy lo quedara como el nombre suena.
Pobres de los caballos,
apenas pude atallos,
mas no podrán moverse 25
que si llegan a verse
los animales en peligros tales,
¿no se apartan del hombre, aunque animales?
FELICIANO Dices verdad, y no me maravillo,
que huyendo de un halcón un pajarillo, 30
sobre la mano se me puso un día,
y pienso que chillando me decía,
hombre deste tirano me defiende.
ANDRÉS Ya parece que el cielo se suspende,
lástima es ver entapizado el suelo 35
de rotas verdes hojas
entre balas de yelo.
FELICIANO Ya por las nubes cárdenas y rojas
acecha el sol la tierra,
como que no se atreve 40
a mirar los despojos de la guerra,
y revueltas las ramas y la nieve
precipitarse arroyos turbulentos
entre dientes de bárbaros acentos.
Pero escucha, ¿qué es esto 45
-fol. 42r-
que entre aquellas encinas
parece voz humana?
ANDRÉS El eco al son funesto
responde, ¿qué imaginas?
FELICIANO Que no es sospecha vana. 50
(Dentro DOROTEA dama.)
DOROTEA Ay de mí, que aun la muerte,
que suele ser remedio en desdichados,
huye de mí.
FELICIANO En lo que dice advierte.
ANDRÉS Los aires más templados
traen la voz de una mujer que llora. 55
FELICIANO Aún no se ha puesto el sol, y ya el aurora
las yerbas humedece.
ANDRÉS No lejos destos árboles parece
que suenan sus estremos.
DOROTEA ¡Ay Dios!
FELICIANO ¿Andrés qué haremos?, 60
que llanto de mujer obliga al hombre,
no más de por el nombre,
que fue escritura, que a naturaleza
hicieron la piedad y la nobleza.
ANDRÉS ¿Si estamos encantados? 65
DOROTEA ¿Para qué vivo yo, cielos airados?
FELICIANO Otra vez se lamenta.
ANDRÉS Aquí, señor, te asienta,
mientras que voy a ver de rama en rama
quien con tanto dolor la muerte llama. 70
(Vase.)
FELICIANO Oye gemir la blanca tortolilla
el casto esposo en álamo frondoso,
y acudiendo al chillido, el vagaroso
viento con pico y plumas acuchilla.
Oye bramar la tímida novilla 75
el hosco toro, que se huyó celoso,
y arrojándose al río caudaloso
sacude el agua en la florida orilla.
¿Pues qué milagro que llorando asombre
una mujer, a quien las debe tanto, 80
pues para socorrerla, basta el nombre?
-fol. 42v-
¿Qué fiera, qué león le causa espanto?
Todo lo puede el corazón del hombre,
mas no sufrir de una mujer el llanto.
(Vuelve ANDRÉS.)
ANDRÉS ¡Caso estraño!
FELICIANO ¿De qué suerte? 85
ANDRÉS Al nudoso tronco atada
de un roble, por mejor fruta
que las doradas manzanas
de la güerta de Medea,
llora una afligida estampa 90
de aquella Andrómeda triste,
que en el mar de Tiro estaba
dando lágrimas, que fueron
perlas en conchas de nácar.
FELICIANO A propósito del caso 95
pintas, Andrés, esa dama
con fábulas, pues lo son
decir, que en estas montañas
haya tales aventuras.
ANDRÉS No lejos, toda la cara 100
bañada en sangre, está un hombre,
que con piadosas palabras
atado también a un roble,
solicita consolarla;
y cerca dél en la tierra 105
yacen tres cuerpos sin alma,
los dos mancebos y el otro
tiñendo en sangre las canas
de su venerable aspecto.
FELICIANO Bien se conoce la causa 110
de esa desdicha; esta es gente
que a Sevilla caminaba
y dio en manos de ladrones,
que por estos montes andan.
Bien sé que fuera prudencia, 115
acabar nuestra jornada
en paz, pero no valor;
este mancebo desata,
y dale tu espada, Andrés,
que los tres….
ANDRÉS No doy la espada, 120
de que me precio, a ninguno,
la escopeta sí, que es arma
que no ha menester valor.
FELICIANO Siempre tuve confianza
de tus manos; si es cuadrilla, 125
aunque pedazos nos hagan,
habemos de acometerlos,
y si unos de otros se apartan,
no dudes de que tendremos
buen suceso.
ANDRÉS Dios lo haga, 130
que a quien por justa piedad
emprende tan noble hazaña,
¿cómo es posible que falte?
FELICIANO Mientras el hombre desatas
estaré, valiente Andrés, 135
con la escopeta de guarda.
(Retírase.)
(UN PASTOR y Cuatro Salteadores.)
SALTEADOR] 1.º Dale, quítale la vida.
PASTOR ¿No basta que me quitéis
el ganado?
[SALTEADOR] 2.° ¿Vos tenéis,
villano, lengua atrevida 140
con el señor capitán?
PASTOR ¿Pues no bastan seis carneros,
donde hay tantos ganaderos,
que en Sierra Morena están?
No lo pague todo yo, 145
quitad a todos su parte.
[SALTEADOR] 3.° Vive Dios, que estoy por darte.
[SALTEADOR] 4.° No le matéis.
[SALTEADOR] 3.° ¿Cómo no?
[SALTEADOR] 4.° ¿No veis que es un ignorante?
PASTOR ¿En qué entiende la Hermandad, 150
-fol. 43r-
que por esta soledad
sufre maldad semejante?
¿Seis carneros?
[SALTEADOR] 1.° ¿Quién sabrá
desollarlos?
[SALTEADOR] 2.° ¿Quién mejor
que el mismo dueño?
[SALTEADOR] 1.° A pastor. 155
(Entran FELICIANO, ANDRÉS y JULIO con escopetas,y DOROTEA.)
FELICIANO Aquí la cuadrilla está,
escondeos hasta ver
si son más.
DOROTEA Ayude el cielo
la piedad de vuestro celo.
[SALTEADOR] 1.° Pues si lo sabes hacer, 160
ven donde quedan atados
desollarás los dos dellos,
y ayudarás a comellos
como quien toma los dados,
que con eso los podremos 165
tomar con buena conciencia.
PASTOR Vida, tengamos paciencia,
que en gran peligro nos vemos.
(Vanse.)
JULIO Agora es tiempo, señor,
si habemos de acometer. 170
DOROTEA Caballero, aunque mujer,
sabed que tengo valor.
Dadme una espada.
FELICIANO Teneos,
que no os habéis de empeñar
donde podáis mal lograr 175
la fe de nuestros deseos.
Tras dellos habemos de ir,
esperad adonde estáis.
DOROTEA Con más pena me dejáis
que allá me diera el morir. 180
Estos previniendo están
cena y fiesta, en que he de ser,
como ellos piensan, mujer
de su infame capitán.
Si os vencen, yo soy perdida, 185
y así es partido, señor,
que no pierda yo mi honor
y que vos perdáis la vida,
sino que muera con vos.
FELICIANO No habéis de pasar de aquí. 190
ANDRÉS ¿Cómo vencer, pesia mí
si en disparando los dos,
queda con la hoja Andrés
como el mismo Rodamonte,
que los ladrones y el monte 195
ha de poner a tus pies?
(Vanse.)
DOROTEA Ay soledades tristes,
si el alma de mis quejas lastimadas,
después que las oístes,
os hizo, siendo mudas, animadas 200
en tanto desconsuelo,
no vida para mí pedid al cielo
si no la que merece
el caballero ilustre y generoso
que aquí me favorece; 205
árboles deste valle temeroso
su vida le pidamos,
lenguas haced las hojas de los ramos.
Y tú manso arroyuelo,
que duermes por las márgenes amenas 210
-fol. 43v-
deste pintado suelo,
en palabras convierte las arenas,
los cristales desata,
cohecha al cielo, pues le ofreces plata.
Oh sospechas inquietas 215
dejad el alma un átomo, un instante,
ya de las escopetas
respondiendo la pólvora tronante,
(Disparan dentro.)
dice que me consuele,
aunque en el humo mi esperanza vuele. 220
Si dos solas han sido,
las nuestras son y buen efeto hicieron;
¿si se habrán remitido
a las espadas los que no murieron?,
¿ha puesto la fortuna 225
en tanta confusión mujer ninguna?
De todo cuanto veo
muerto y perdido en la ocasión presente,
si vive quien deseo
me sabré consolar, que solo siente 230
mi alma en mal tan fiero
la vida deste ilustre caballero.
(Sale FELICIANO y los demás.)
FELICIANO Oh buen pastor, que has sido
la causa con tus tiros acertados
de que hayamos vencido. 235
PASTOR No cenarán a fe los convidados
de mis pobres carneros.
DOROTEA ¡Cielos, qué vitoriosos vengo a veros!
A vuestros pies rendida
la tierra besaré.
FELICIANO Ya mi señora 240
tenéis honor y vida,
asegurarla es lo que importa agora,
¿cuánto hay de aquí a la venta?,
por si la gente que ha quedado intenta
seguirnos y vengarse. 245
-fol. 44r-