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Adonis y Venus es una tragedia teatral de corte mitológico del autor Lope de Vega. Se basa en el mito griego de Adonis tal y como se retrata en la Metamorfosis de Ovidio, pasado por un filtro pastoril muy querido por Lope de Vega. -
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Lope de Vega
Tragedia
Saga
Adonis y Venus Lope de VegaCover image: Shutterstock Copyright © 1603, 2020 SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726616224
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
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Encarecióme tanto Vuestra Excelencia, el día de aquel insigne torneo, la gallardía, destreza y gala con que se representó El premio de la Hermosura por lo mejor del mundo, que habiendo de salir a luz esta tragedia, que tuvo en otra ocasión las mismas calidades, he querido ofrecerla a su entendimiento y honrarla de su nombre, seguro de que los dueños de la traza, y que con tanta gracia y gentileza la representaron, darán por bien empleado mi pensamiento, y mi elección por justa. Reciba Vuestra Excelencia este reconocimiento humilde, en tanto que con mayores musas canto las hazañas de su Excelentísimo padre en Flandes, que tanto dejó que imitar con su heroica vida, y que sentir con su temprana muerte. Dios guarde a Vuestra Excelencia.
Lope de Vega Carpio.
Salen MENANDRO y TIMBREO, pastores.
[Quintillas.]
MENANDRO Prosigue, amigo Timbreo,
la relación de tu mal;
que ya sus desdenes creo.
TIMBREO Ver tu sentimiento igual
a mis desdichas, deseo. 5
Como digo, entró Camila
en el templo de Diana;
seguí sus rayos, y vila
como el alba, entre oro y grana,
menudo aljófar destila. 10
Huyó la noche de ausencia
luego que su luz salió.
Más con esta diferencia:
que el campo reverdeció,
y me abrasó su presencia. 15
Iba con otras, y entre ellas
excedía las más bellas
lo que excede al cuerpo el alma,
al mirto humilde la palma,
y la luna a las estrellas. 20
Las colores que tenía,
aunque al rubí y esmeralda,
la rosa y clavel vencía,
envidiaba la guirnalda
que sus cabellos ceñía. 25
Cegaba el vellos tan bellos,
que el aire formaba de ellos
ondas, como suele el mar:
pienso que para anegar
mil vidas y almas en ellos. 30
Iban los azules velos
de sus ojos, dulce guerra
de amor, vistiendo los cielos;
porque cielos en la tierra,
daban a los cielos celos. 35
El vestido pudo hacer
envidia a su compostura;
que el saberse componer
no es la menor hermosura
de una gallarda mujer. 40
Las cuatro esferas primeras,
Menandro, en Camila vieras:
la luna en el pie gentil,
de donde el florido abril
sacaba las primaveras. 45
La esfera de Venus bella
era el cuerpo, el dulce hablar
Mercurio, el sol en la estrella
del rostro.
MENANDRO Aprenda a pintar
la naturaleza, de ella. 50
si no es arte que te debe.
Pero prosigue, que es breve
el tiempo.
TIMBREO A la lumbre pura,
Menandro, de su hermosura
llegué, convertido en nieve. 55
Fuíla a hablar, pero sentí
asir la lengua al temor,
y quedé fuera de mí:
pero venciendo el amor,
de tres veces, dije así: 60
«Pastor a de ojos serenos,
aunque de mil rayos llenos,
¿cuándo vida me darás?»
MENANDRO Prosigue.
TIMBREO No dije más,
y me entendiera con menos. 65
Quedó entonces tan hermosa,
como del alba a la risa
suele salir vergonzosa,
entre su verde camisa,
bañada en sangre, la rosa. 70
Cuando quiso responder,
vi que Frondoso llegaba;
y sin hablar, sólo en ver,
vi, Menandro, que la amaba.
MENANDRO Bien se puede conocer: 75
que si a Camila tenías
por espejo, bien verías
si se miraba Frondoso
en la luz del rostro hermoso,
cuando en su cristal te vías. 80
Al templo habemos llegado
de Apolo.
TIMBREO De este cuidado
me sacará su respuesta.
MENANDRO Gente viene.
TIMBREO Ninfa es ésta
de extranjero monte y prado. 85
(Sale ATALANTA, ninfa, con un tocado de muchos velospendientes con plumas, y el vestido a la traza antigua, concalzadillos o coturnos encintados, y un dardo en la mano.)
[Canción (canzone).]
ATALANTA No desdice al estado
de una doncella tierna
querer saber el que tendrá su vida;
que el femenil cuidado
que nuestro ser gobierna, 90
no es bien que al varonil valor se mida.
Cuando la edad florida
a su límite llega,
es la igual compañía
lo que es el sol al día, 95
y el claro norte al que en el mar navega.
Los hombres fueron hechos
para alivio vital de nuestros pechos;
que, fuera de ser forma
de la materia nuestra, 100
y de nuestras potencias y sentidos
alma que los informa,
que los guía y adiestra,
son Argos del honor, siempre advertidos.
Amores atrevidos 105
defienden el deseo;
y aun esto no es de suerte
que con temprana muerte
no descendiese la mujer de Orfeo
al centro en que hoy suspira 110
contra la fuerza de su dulce lira.
Saber quiero de Apolo,
en su templo divino,
qué esposo quiere darme en casamiento;
que este cuidado solo 115
es solo peregrino
de mi primero y casto pensamiento.
Si miro el firmamento,
unas con otras veo
sus esferas casadas, 120
con manos argentadas.
La luna abraza al sol, cuyo himeneo
la alumbra y vivifica,
y a su humildad los rayos de oro aplica.
Si contemplo la tierra, 125
¿cuál animal no tiene
su semejante, con quien ande y viva?
Cuantas plantas encierra,
amor las entretiene;
que su generación de amor deriva. 130
Esta hiedra lasciva,
y esta vid trepadora,
fresnos y olmos enlazan;
los espinos se abrazan,
la tórtola casada gime y llora, 135
del caro esposo ausente,
su centro busca el agua de esta fuente.
Dígame, pues, Apolo,
qué esposo será el mío:
Fórmese de dos almas Androgeo. 140
Quien nace para solo
(cosa que desconfío),
o es bestia o es deidad; y así deseo
al yugo de Himeneo,
rendir el cuello, a ejemplo 145
de cuantas cosas miro.
Pero ¿por qué suspiro,
si aqueste suntuoso y rico templo
es, por lo menos, donde
Apolo por su oráculo responde? 150
(Salen CAMILA y ALBANIA, pastoras.)
[Redondillas.]
CAMILA [A ALBANIA.]
A buen tiempo hemos llegado,
que aún está Apolo cubierto.
ALBANIA Más me mata un bien incierto
que un daño determinado.
Pues no pienses que será 155
solo aquí nuestro deseo:
Menandro es aquél.
CAMILA Timbreo,
Albania, con él está.
ALBANIA ¿Qué querrán saber de Apolo?
CAMILA Lo que nosotras también. 160
ALBANIA ¿A cuál de ellos quieres bien?
CAMILA Sábelo Amor.
ALBANIA ¿Amor solo?
CAMILA Sí, porque no me forzara
a declararme, sin ver
que a quien me inclino a querer, 165
a quererme se inclinara.
ALBANIA ¿Que ninguno de los dos
te ha dicho amores jamás?
CAMILA Pienso que celosa estás.
ALBANIA ¿Yo celosa?
CAMILA Sí, por Dios. 170
ALBANIA ¿De quién?
CAMILA De mí.
ALBANIA Pues ¿tú sabes
lo que yo quiero?
CAMILA Imagino,
temo, sospecho, adivino.
ALBANIA Si son nuestros ojos llaves
de los secretos del alma, 175
abre con ellos el pecho.
CAMILA Ya lo contemplo, y sospecho
de su tormenta y su calma.
Que como la imán se va
tras el norte, a quien camina, 180
así amor la vista inclina
donde el pensamiento está.
TIMBREO [A MENANDRO.]
Camila, Menandro, viene
a saber algún secreto.
MENANDRO Si ella te quiere, ¿a qué efeto 185