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¡Ay, verdades que en amor!, es una comedia teatral del autor Lope de Vega. En la línea de las comedias del Siglo de Oro Español, narra un malentendido amoroso que acabará por provocar varias situaciones humorísticas y de enredo.-
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Lope de Vega
Saga
¡Ay, verdades que en amor!
Original title: ¡Ay, verdades que en amor!
Original language: Castilian Spanish
Cover image: Shutterstock
Copyright © 1625, 2022 SAGA Egmont
All rights reserved
ISBN: 9788726618860
1st ebook edition
Format: EPUB 3.0
No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
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Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com
-fol. 25v-
Personas que hablan en ella.
-fol. 26r-
Salen CELIA y INÉS con mantos. DON JUAN y MARTÍN, su criado.
CELIA Porfiar no es cortesía,
y más con una mujer.
DON JUAN ¿Cuándo ha sido agravio el ver
ni el rogar descortesía?
Porque pedir luz al día, 5
oro al Sol, plata a la Luna,
¿cuándo fue culpa ninguna?
CELIA Culpa es grande porfiar
el que no puede alcanzar
lo que siguiendo importuna. 10
DON JUAN César no hubiera llegado
al Imperio si no hubiera
porfïado ni tuviera
del mundo el cetro envidiado;
de Troya se vio vengado 15
porfiando Agamenón,
y pide Pigmaleón
volver un mármol mujer,
y el campo del mar romper
con lienzo y tablas Jasón. 20
CELIA ¿Historias? ¡Oh, qué donaire!
DON JUAN ¿Quién persüade mejor?
CELIA Caballero historiador,
toda vuestra prosa es aire.
Id con Dios.
DON JUAN ¡Bravo desaire 25
dese tallazo es no ser,
en dejarse ver, mujer!
CELIA Si os habéis de arrepentir,
yo sé que es dejaros ir
mejor que dejaros ver. 30
DON JUAN Tener en cárcel escura
el sol desos ojos bellos,
ingrata al cielo que en ellos
copió su misma hermosura,
poner en prisión tan dura 35
sus jazmines y claveles,
sinrazones son crüeles.
Dejaos, señora, mirar,
porque os pueda retratar
el alma divino Apeles. 40
CELIA ¿Otra historia?
DON JUAN ¡Que seáis
tirana de tanta nieve!
CELIA ¡Qué poco la nieve os debe,
si arrendador me llamáis!
DON JUAN ¿Pues para qué la guardáis? 45
CELIA Para el verano la guardo.
DON JUAN Desde aquí la nieve aguardo
si me decís vuestra casa.
CELIA Eso los límites pasa
de vuestro ingenio gallardo. 50
Estraños los hombres son,
pues sin ver una mujer,
su casa quieren saber.
¡Qué liviandad! ¡Qué traición!
Aquí no obliga afición, 55
pues no amáis lo que no veis;
luego de liviano hacéis
esta necia diligencia
¿o por ver mi resistencia
tanta codicia tenéis? 60
DON JUAN ¡Notable error!
CELIA ¿Cómo error?
DON JUAN Vós lo veréis.
CELIA ¿Cuándo?
DON JUAN Agora.
De cuerpo y alma, señora,
¿cuál tiene mayor valor?
CELIA El alma.
DON JUAN Luego mi amor 65
no fue liviano argumento,
si tiene por fundamento
amar el alma que vi.
-fol. 26v-
CELIA ¿Vós vistes mi alma?
DON JUAN Sí.
CELIA ¿Dónde?
DON JUAN En vuestro entendimiento. 70
Luego sin ver vuestra cara,
bien me pude2 enamorar
y la casa preguntar
donde la vista ocupara
y el cuerpo el alma igualara, 75
porque fuera yo muy necio
si creyera en su desprecio
que diera el cielo, su autor,
a joya de tal valor
caja de tan poco precio. 80
CELIA Vós sois hombre peligroso.
Id con Dios.
DON JUAN Oíd.
CELIA Decid.
MARTÍN Y ella, ninfa de Madrid,
¿piensa con tanto reposo
hacerme gastar a mí 85
la prosa que a mi señor?
INÉS ¿Cómo me hablara de amor
sin haberme visto?
MARTÍN Ansí:
«Pues, ¿qué pleito tengo yo
que pueda solicitarme? 90
¿Qué valonas que lavarme...?»
INÉS ¿No sabe otras cosas?
MARTÍN No,
que en viendo mujer que sea
de mi parte, no sé más
de «¿Quién eres? ¿Dónde vas? 95
Bien te aliñas. No eres fea.
¿Tienes cuyo? ¿Eres mostrenca?
¿Dónde posas? Di tu nombre.
¿Quieres un hombre muy hombre?
Quítese allá; quedo, penca». 100
¡Por vida del rey de copas,
que de una tamborilada
dejo a la más entonada!
INÉS ¡Cómo en lo vivo me topas,
que en viendo un hombre de rumbo 105
deseo verle en galeras!
MARTÍN Pues, hermana, no me quieras,
que yo blasono y retumbo;
todo soy armas.
INÉS Pues yo
nunca de fieros me obligo: 110
mansos quiero, tiernos sigo,
que bravos ni hablantes, no.
Lo que gasta el escribano
y el señor procurador,
lo que se lleva el doctor 115
y la fe del cirujano,
más lo quiero en gorguerán
y aun en parda picardía.
MARTÍN Pues descúbrete, luz mía,
que también yo soy galán 120
de los que dan en dinero
el moño y la bigotera,
que si eres dama espetera
o tarima saber quiero.
INÉS No puedo, porque se parte 125
mi ama.
CELIA No me sigáis.
DON JUAN ¿No os veré?
CELIA Si me buscáis.
DON JUAN ¿Adónde?
CELIA En la misma parte.
(Vanse las dos.)
DON JUAN ¡Bizarra mujer!
MARTÍN ¡Famosa!
DON JUAN No se descubrió.
MARTÍN Ni a mí 130
su criada.
DON JUAN A un lado vi
por brújula cierta rosa,
campo de una clara estrella.
MARTÍN Yo la sigo.
DON JUAN ¿Para qué?
Pues de vella me libré, 135
¿no estaré mejor sin vella?
MARTÍN ¿Eso dices?
DON JUAN Si es mujer
que el alma puede inquietarme,
yo quiero sin ver quedarme
por no perderme por ver. 140
Si viese un hombre venir
un león, ¿no es más cordura
darle la espalda segura
que no quererle seguir?
Cuando hay un toro furioso 145
y sin resistencia humana,
¿no es mejor una ventana
que espada y capa en el coso?
-fol. 27r-
Cuando un juez está airado,
¿no es mejor estar seguro 150
por el estranjero muro
o por el propio sagrado?
Cuando hay un pleito que en él
se pueden dos concertar,
¿no es mejor que no aguardar 155
una sentencia crüel?
Pues así en esta ocasión
me libré con no la ver
de hallar en esta mujer
toro, juez, pleito y león. 160
(Salen DON GARCÍA y CLARA.)
DON GARCÍA Pintarte su condición,
hermosa Clara, sería
la luna, el mar, la porfía,
la mudanza y la traición:
luna en crecer y menguar, 165
mar en bonanza y tormenta,
porfía en que lo que intenta
se ha de hacer y ejecutar,
la mudanza en que parece
tornasol, y la traición 170
en que mostrando afición
al mismo tiempo aborrece.
Esta es Celia, y yo soy quien
amo la luna y el mar,
el mudarse, el porfiar 175
y aun la traición quiero bien,
que con todos los defetos
que ves son sus gracias tales,
que nacieron celestiales
para examinar discretos. 180
Amar un hombre en virtud
de amarle es ley de razón,
y discreta perdición
amar con ingratitud.
Yo no entiendo estos secretos, 185
mas dicen los entendidos
que es amar aborrecidos
razón de estado en discretos.
CLARA3 ¿De manera, don García,
que es ley de la discreción 190
querer a quien sin razón
aborreciendo porfía?
Debe de ser por fineza,
porque, querido, querer
pienso que debe de ser 195
la ley de Naturaleza,
que querer donde el rigor
estiende sus asperezas
más parecen que finezas
bachillerías de amor. 200
Pero pues habéis venido
a que os ayude a vencer
el desdén desta mujer
y el agravio de su olvido,
mirad que habéis de dejar 205
de ser discreto también,
pues amaréis sin desdén,
y con desdén se ha de amar.
DON GARCÍA No agravia la discreción,
Clara, hacer las diligencias, 210
que conquistas, resistencias,
efetos discretos son.
Al que cercase un lugar,
¿no sería valentía
sufrir de noche y de día 215
defensas sin pelear?
Por eso advierte mi intento
en lo que has de hacer por mí.
CLARA Ya lo estoy.
DON GARCÍA Pues oye.
CLARA Di.
DON GARCÍA Amor es conocimiento 220
de las partes de quien ama,
por donde se viene a amar,
las que le suelen llegar
por terceros a una dama
mejor que por propia vista, 225
que la buena información
califica la opinión,
-fol. 27v-
facilita la conquista.
Tú, pues, no como tercera,
que tienes muy poca edad 230
para vender voluntad,
sino en razón de primera,
has de fingir que, celosa,
a Celia vas a rogar
que no me permita entrar 235
en su casa, porque es cosa
que suele al mayor desdén
tocar al arma en el alma
y al sueño de mayor calma
despertar a querer bien. 240
Añadirás a estos celos
las partes que no hay en mí,
con que envidiosa de ti
abrirá puerta a desvelos,
que celos y privación 245
y el ver que me adoras, Clara,
y que tu talle y tu cara,
calidad y discreción
desprecio por su desdén,
hará por dicha en su fría 250
condición más batería
que haberla querido bien.
CLARA ¡Qué arbitrista, de que hay tantos
en esta edad, como Amor!
¡Brava industria!
DON GARCÍA La mejor, 255
aunque se consulten cuantos
remedios se han inventado
contra desdenes.
CLARA Quisiera
decirte, si me atreviera,
una cosa que he pensado. 260
DON GARCÍA Cuando sea contra mí
te doy licencia.
CLARA Mirando
tus prendas y reparando
que Celia te trate ansí,
sospecho que me has callado 265
que a otro debe de querer.
DON GARCÍA¿Querer? ¿Cómo puede ser
donde es Argos mi cuidado?
Que las alas del pavón
no se igualan a mis celos 270
ni las luces de los cielos
como mis cuidados son.
Si un hombre un átomo fuera
y en sus aposentos, Clara,
cubierto del sol entrara, 275
pienso que mi amor le viera.