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El sitio de Breda es uno de los dramas teatrales de Pedro Calderón de la Barca. Suele emplear en ellos auspicios y profecías iniciales que desvían la atención del público, con componentes mitológicos, rasgos deudores de la obra de Lope de Vega y centrados en temas clásicos de la época como la religión, el amor y el honor. -
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Pedro Calderón de la Barca
Comedia famosa
Saga
El sitio de BredaCover image: Shutterstock Copyright © 1678, 2020 Pedro Calderón de la Barca and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726497236
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
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SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
Personas que hablan en ella:
Tocan cajas y chirimías, salen el MARQUÉS ESPÍNOLA y ALONSO
LADRÓN, capitán.
ALONSO2 Hoy es, señor, el venturoso día
que obediente a las órdenes que diste,
—247v→
donde te espera tanta bizarría,
que el tiempo de lisonjas y honor viste;
porque el bronce y las armas a porfía 5
le ven alegre y le obscurecen triste,
cuando, confusos entre sí, presumo
que es la aurora su luz, la noche el humo.
Aquí la plaza de armas has mandado
hacer y aquí la frente de banderas, 10
que son ciento y noventa, y numeradas
el ejército ya por sus hileras
es la muestra que han hecho y que he hallado
que entre propias naciones y extranjeras,
de ejércitos del Rey solo son treinta 15
y cuatro mil seiscientos y noventa.
Las del país, que llaman escogidos,
son dos mil, de felices esperanzas,
y seis mil y ochocientos prevenidos
de los que llaman gente de finanzas, 20
de la Liga Católica lucidos
cinco mil y trecientos, que a venganzas
ya se previenen, cinco mil la gente
de nuestro Emperador, noble y valiente.
Hasta aquí repetí la infantería 25
y no menos admira la opulenta
majestad de la gran caballería,
si se reduce a número su cuenta
de ejércitos del reino, más había
siete mil y seiscientos y sesenta; 30
dos mil, no sé si diga Martes fieros,
de bandas, de hombres de armas y de arqueros.
ESPÍNOLA Mi humilde celo, mi temor piadoso
dichosamente sus aplausos fía
a la fe de Felipo poderoso, 35
cuarto planeta de la luz del día;
y espero que su intento religioso
ha de asombrar en Flandes la herejía,
dando el sangriento fin alguna hazaña,
alabanzas al cielo, honor a España. 40
Estos, ¿quién son?
—248→
(Tocan cajas.)
ALONSO Seis regimientos llegan,
dos borgoñones, cuatro de alemanes,
cuyos tercios al conde Juan se entregan
y marqués Barlanzón, ambos Roldanes.
(Sale el CONDE JUAN DE NASAU, de alemán, y el MARQUÉS BARLANZÓN, de tudesco.)
JUAN Denos los pies.
ESPÍNOLA Los brazos no se niegan 45
a dos tan valerosos capitanes.
Sean Vueseñorías bien venidos.
JUAN Siendo de Vuexcelencia recibidos
con tanto honor, es fuerza lo seamos.
ESPÍNOLA ¡Buena gente, Marqués!
BARLANZÓN Señor, recelo 50
que es de provecho; pues en fin llevamos
gente nacida en el rigor del hielo.
¿Vamos a Grave, o al infierno vamos?
Que voto a Dios que ha de tener el cielo
poco que aposentar, si considero 55
que están ya aposentados con Lutero.
(Tocan.)
ALONSO Estos son italianos y valones.
ESPÍNOLA ¿Sufren mucho en un sitio estos soldados?
ALONSO Si el saco esperan, sí.
ESPÍNOLA No los baldones,
que pelean tan bien.
ALONSO Si están pagados. 60
(Sale de inglés PABLOS BALLÓN y MARQUÉS DE BELVEDER, italiano.)
PABLOS Así cumplen, señor, obligaciones
los que a tu sombra viven obligados.
ESPÍNOLA Señor Pablos Ballón, ilustre conde
de Belveder...
BELVEDER Por mí el honor responde.
—248→
(Tocan.)
ALONSO Estos son españoles. Ahora puedo 65
hablar, encareciendo estos soldados,
y sin temor; pues sufren a pie quedo
con un semblante bien o mal pagados.
Nunca la sombra vil vieron del miedo,
y aunque soberbios son, son reportados. 70
Todo lo sufren en cualquier asalto,
solo no sufren que les hablen alto.
En tres tercios su gente determina
divertirse, y tres maeses se previenen:
el uno es don Francisco de Medina, 75
y don Juan Claros de Guzmán, que tiene
sangre al fin de Guzmán; y por divina
muestra de su valor, con ellos viene
un capitán famoso, un don Fadrique
Bazán, a quien la fama altar dedique. 80
(Salen DON FRANCISCO DE MEDINA con hábito de Santiago, y DON FADRIQUE BAZÁN con jineta.)
ESPÍNOLA Vuesa merced, señor Fadrique, sea
mil veces bien venido, que con esto
mi intento más alcanza que desea.
MEDINA Siempre a servir al Rey estoy dispuesto.
FADRIQUE Previniendo la fama que ligera 85
los vientos rompe con veloces alas,
que líneas son de la sutil esfera,
troqué al acero cortesanas galas,
los ecos de la envidia lisonjera
al ruido leve de espirantes balas3 , 90
la alegre corte a la marcial campaña.
Y al fin por Flandes he trocado a España.
(Tocan.)
ALONSO Don Gonzalo de Córdoba ha venido.
ESPÍNOLA Como en las guerras del Palatinado
Maese de campo general ha sido, 95
puesto ninguno en Flandes ha ocupado,
que no hay que darle, aunque haya merecido
victorioso, prudente, afortunado,
—249→
ser general, porque a su bisabuelo
en él enseña repetido el cielo. 100
No ha perdido fación, y no ha tenido
suceso desdichado ni infelice,
gracias a su valor; porque yo he oído,
y a voces el ejército lo dice,
que todos los soldados han vencido 105
por Dios y por el Rey, ¡suerte felice!,
y los suyos, ¿qué gloria aquesta igualo?,
por Dios y por el Rey y don Gonzalo.
(Sale DON GONZALO DE CÓRDOBA.)
ESPÍNOLA Ya no puedo temer desdicha alguna,
pues nuevo Amiclas, a decir me obligo 110
que va, ¡oh gran don Gonzalo!, la fortuna
de Fernández de Córdoba conmigo.
GONZALO Vuexcelencia remita la importuna
retórica a los brazos, que si hoy sigo
su milicia, del Betis al Hidaspes 115
me harán eterno mármoles y jaspes.
(Tocan un clarín.)
ALONSO Ya el gran Velasco, general valiente,
va conduciendo la caballería.
Con él viene el ilustre don Vicente
Pimentel, que llegó de Lombardía, 120
cabo de mil caballos.
ESPÍNOLA Benavente,
ilustre rama de su tronco, envía
aquel que al mundo dio fértiles plantas,
aunque la muerte haya deshecho tantas.
Pues ya el rebelde bárbaro, ¿qué espera? 125
Si muerto el mundo aqueste nombre yace,
en cuanto mira el sol desde la esfera
adonde siempre muere y siempre nace.
En dos mitades dividir quisiera
el alma.
(Salen los dos.)
LUIS Bien tal honra satisface 130
nuestros deseos.
—249v→
ESPÍNOLA Triunfos soberanos
tendréis con imitar vuestros hermanos.
VICENTE4 Yo, que siendo el menor, será forzoso
serlo en valor también, hoy solicito
mostrar, de mis hermanos envidioso, 135
que, si no los excedo, los imito,
pues su blasón el tiempo presuroso
en láminas de bronce tiene escrito
cuando en la tierra y mar, para memorias,
se escriben con su sangre sus vitorias. 140
Murió en Vergas mi hermano don García,
lograda con su muerte su esperanza.
Vuexcelencia perdone la osadía,
que no es vil, aunque es propia la alabanza,
donde es tan justa. Aqueste mismo día 145
insigne triunfo nuestra gente alcanza;
que pareció, no triste, alegre suerte,
que pagó su vitoria con su muerte.
Don Alonso en Verceli, que amparado
de un cestón por instantes esperaba, 150
de máquinas de fuego rodeado,
la ardiente flecha de frondida aljaba,
de un rayo artificial arrebatado,
que trueno y lumbre a un mismo tiempo daba,
subió tan alto, que entre fuego y viento, 155
de sus huesos ignora el monumento.
Cuando el mar, envidioso de la tierra,
del viento y fuego, por grandezas sumas
quiso en azul campaña, en naval guerra,
manchar con nuestras sangres sus espumas; 160
y del profundo seno desencierra
dos holandeses, aves, cuyas plumas
eran de pino, pues con él volaban,
que hijas del viento serlo imaginaban.
Por heladas campañas discurría 165
en su alcance con otras dos don Diego;
y cuando, atento a su fación, se vía
sordo el mar5 , mudo el aire y el sol ciego,
cada cual de las cuatro parecía
sobre balas de sal, montes de fuego, 170
—250→
siendo a tanto esperar humo importuno
de sus hados volcanes de Neptuno.
La más igual batalla que ha tenido
en sus ondas el medio mar de Europa,
esta fue. Mas después de haber vencido 175
la española arrogancia cuanto topa,
mi hermano, a su fortuna agradecido,
estaba desarmándose en la popa,
y apenas quita el peto, ¡oh suerte triste!
¿Qué prevención a lo fatal resiste? 180
Cuando una bala, ¡caso lastimoso!,
le rompe el pecho con furor violento,
porque allí con su sangre venturoso
quedase inoble ya tanto elemento.
Entró en Nápoles muerto y vitorioso. 185
Y yo, que a un punto envidio lo que siento,
vengo a ofrecer a Dios y al Rey la vida
cuanto bien empleada, bien perdida.
ESPÍNOLA Valerosos caballeros,
a cuyo poder augusto 190
hoy fía el Cuarto Filipo
la máquina de dos mundos,
por órdenes de Su Alteza
la señora Infanta, cuyo
valor dignamente eterno 195
vivirá siglos futuros,
hoy a veinte y seis de agosto
en Tornante estamos juntos.
El invierno viene ya,
en Flandes, más importuno; 200
porque, acercándose al Norte,
va sintiendo sus influjos.
Si no están entretenidos
los soldados en algunos
de los sitios que se ofrecen 205
para vitorioso asunto
de nuestras armas, podrán
amotinarse; y no dudo
que la esperanza del saco
pueda sufrir con más gusto 210
el grave peso a las armas,
cuando el diciembre, que anuncio,
molduras de escarcha y hielo
labre en sus hombros robustos.
Dos plazas se nos ofrecen, 215
que cualquiera dellas juzgo
por dichoso fin. Bredá
tiene inexpugnable muro
por los fosos que le cercan;
que el siempre contino curso 220
del mar, que río munda
sus calles, le ayudan mucho;
y es una plaza tan fuerte
que han pasado siete lustros,
que son treinta y cinco años, 225
que la ganaron los suyos,
y nunca la hemos cobrado:
¡afrenta y baldón injusto
de las armas españolas,
pero así al cielo le plugo! 230
—250→
Grave es una villa rica,
y de su asiento presumo
que fuera muy importante
al dichoso fin que busco.
El conde Enrico de Vergas 235
doce mil caballos tuvo
a la vista de sus torres,
y escribió lo que pronuncio:
«Yo estoy a vista de Grave,
donde informarme procuro 240
qué gente tiene de guerra,
y qué defensa en sus muros.
Y como a mí se me envíe
ocho mil hombres, presumo
que podré tomarla6 , siendo 245
de los ocho mil que busco,