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El libro Francisco Formell Madariaga. Su obra, de María Elena Marqués Tablón, recoge la obra artística musical de Francisco Formell y tiene como objetivo contribuir a incentivar la divulgación y conservación de su obra como parte del patrimonio cultural cubano.
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Seitenzahl: 242
Veröffentlichungsjahr: 2022
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Edición y corrección: Raysa Martínez Ladrón de Guevara
Diseño y diagramación: Lino A. Barrios Hernández
Conversión a E-book: Rafael Lago Sarichev
© María Elena Marqués Tablón, 2020
© Sobre la presente edición:
Ediciones Cubanas ARTEX, 2020
ISBN 9789593141000
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El libro Francisco Formell Madariaga. Su obra, de María Elena Marqués Tablón, recoge la obra artística de Francisco Formell y tiene como objetivo contribuir a incentivar la divulgación y conservación de su obra como parte del patrimonio cultural cubano. Constituye una deuda que se tiene con un músico silenciado incomprensiblemente, quien supo utilizar sus dotes musicales y su oficio para la instrumentación ágil y audaz en función del desarrollo de intérpretes de modestos recursos, emergiendo en su obra lo cubano como signo vital; y destaca a su protagonista como ferviente defensor de los ideales políticos de avanzada en su tiempo, coincidente con nuestros actuales preceptos. Es el resultado de una investigación llevada a cabo durante veinte años por parte de la autora, quien es la secretaria de la Cátedra de Música Popular Juan Formell de la Facultad de Música de la Universidad de las Artes. Se destaca a Francisco Formell Madariaga como «horcón» oculto de la familia, factor concluyente para que naciera una dinastía de músicos cubanos donde sobresale uno de ellos, Juan Formell, ese mismo que mediante su obra y la agrupación Juan Formell y los Van Van, devino cronista de una dilatada época que lo trasciende y trascenderá, y que su padre, como expresa la autora, supo guiar disciplinadamente para que los sentidos de su hijo transformaran una realidad cotidiana en hecho artístico y multitudinario. En definitiva, el padre fue el artífice esencial y decisivo de «las raíces» morales y musicales de su hijo.
Sinopsis / 4
Agradecimientos / 7
Prólogo / 9
Palabras al lector / 13
Introducción / 15
PRIMERA ETAPA DE QUEHACER ARTÍSTICO / 18
SEGUNDA ETAPA DE QUEHACER ARTÍSTICO / 33
TERCERA ETAPA DE QUEHACER ARTÍSTICO / 121
Sobre la autora / 190
A María, “horcón” oculto de la familia
En primer lugar, agradezco a todos aquellos que desde distintas posiciones en la esfera de la música en Cuba, durante veinte años me hicieron falsas promesas de dar a conocer la obra que este libro expone, en la forma que considero debió haber sido la más idónea según el quehacer artístico de Formell Madariaga, es decir, interpretando su música. Esas falsas promesas me llevaron a tomar la determinación de escribir este libro por esfuerzo propio, porque era lo que resultaba factible para mí.
Agradezco a tres generaciones de Formell por la forma especial y específica en que han colaborado para que este libro sea tal. A Francisco Formell Madariaga por la organización en que dejó los datos de su propia obra; a Francisco Formell Cortina, su hijo, por toda la información familiar y de trabajo de su padre que me transfirió y por todas las veces que con paciencia ilimitada leyó mis borradores; a Francisco Formell Marqués, su nieto, por haber tenido la claridad de conservar y poner en mis manos papeles y documentos pertenecientes a su abuelo, de contenido desconocido para él, pero que supo valorar cuando le fue otorgada la casa que había pertenecido a la familia Formell Cortina.
A mis hijos y mis nietos por haber aceptado y cedido la parte de mi tiempo que a ellos pertenecía a la realización de esta investigación, que ha permitido la escritura de este libro. A mi hija Vivian por las veces que ha interpretado al piano obras de su abuelo. A mi hija Ileana por la exhaustiva lectura de mi borrador final y sus precisas recomendaciones.
A mi amigo de la niñez, Andy, por su ejemplo de trabajo y tesón al escribir su libro que me sirvió de motivación.
Al Mtro. Juan Piñera que con tremenda valentía y datos desconocidos hasta enero de 2019 ha defendido la pertenencia del Mtro. Formell Madariaga al Grupo de Renovación Musical, hecho que se había pretendido ignorar, a pesar de las pruebas prestigiosas presentadas de forma documental.
A la Cátedra de Música Popular Juan Formell de la Facultad de Música de la Universidad de las Artes, y en especial a la Decana, la Mtra. Mary Rosa Hernández, por confiar en mí, valorar mi trabajo y darme su constante e incondicional apoyo.
A la Lic. Nadia Reyes por haber trabajado la obra de Formell Madariaga en su tesis de diploma universitario, por ser mi hija adoptiva.
A mis amigas de siempre Arinosdelia Castillo, por su apoyo a mi labor en la Biblioteca Nacional José Martí, y Ada Suárez, por haber sido mi asesora en todo lo referente al trabajo con las imágenes que aquí se presentan.
Gracias anticipadas a todos mis lectores y a todos los que puedan aportar algún dato que permita ampliar y profundizar en la obra del Mtro. Formell Madariaga.
Todo lo que se haga para esclarecer cualquier capítulo de la historia de la cultura cubana es válido en defensa de nuestra identidad. Francisco Formell Madariaga. Su obra, de María Elena Marqués Tablón, no es sólo la deuda que se tiene con un músico silenciado incomprensiblemente por unos y otros, y por el acomodo mental que se padece, sino, y más bien, es un acercamiento al contrapunteo de pensamientos de una época, los años treinta, esencialmente los cuarenta y, por supuesto, los siguientes del siglo xx, a través de un hombre con actitudes y aptitudes para ser protagonista de aquellos tiempos y de los venideros, caldo de cultivo preparatorio de una nueva etapa social tras el 1º de enero de 1959.
A través de una redacción clara, sin edulcoraciones, la autora va presentando en su libro, con cierta emoción subyacente y documentación concluyente, quién fue en verdad Francisco Justiniano Formell Madariaga; pensamos y asentimos, un hombre que, en el laboreo diario, a pesar de tener bien puestos los pies en su tierra soñaba… y todo artista —Formell Madariaga lo fue sin dudas—, en su necesidad de soñar está expuesto a incomprensiones y silencios, y mucho más, si la crudeza de una sociedad, la necesidad de llegar a la mañana siguiente y la relativamente temprana desaparición física no le permitieron expresar los posibles alcances de su soñada, aunque verdadera dimensión artístico-musical.
Pero Francisco Formell Madariaga, también «horcón» oculto de la familia, fue factor concluyente para que naciera una dinastía de músicos cubanos donde sobresale uno de ellos, Juan Formell, ese mismo que mediante su obra y la orquesta Van Van devino cronista de una dilatada época que lo trasciende y trascenderá, y que su padre, como María Elena Marqués Tablón lo expresa develando palabra tras palabra en su libro, supo guiar disciplinadamente para que los sentidos de su hijo transformaran una realidad cotidiana en hecho artístico y multitudinario. En definitiva, el padre fue el artífice esencial y decisivo de «las raíces» morales y musicales de su hijo.
Otro aspecto que Marqués Tablón devela en su libro Francisco Formell Madariaga. Su obra, es la filiación de este músico al Grupo de Renovación Musical, liderado por José Ardévol. Para sorpresa de la autora, este prologuista conocía de la existencia de Francisco Formell Madariaga desde los tiempos en que estudiaba en la naciente Escuela Nacional de Arte, al igual que también lo hiciera Juan Formell en aquellos primeros días de formación artística. Sucede que Enrique Bellver, profesor de armonía en la institución y otro de los poco o nada mencionados, para no expresar que excluidos históricos de Renovación Musical, mencionó en alguna que otra ocasión al también integrante Formell Madariaga. Años más tarde, la maestra de polifonía Dolores Torres, quien perteneció y permaneció en el grupo, en alguna que otra clase hizo visible al cuasi invisible Francisco Formell Madariaga, lo que intrigó al autor de estas líneas. Solamente la «cabeza negadora» del Grupo de Renovación Musical, Hilario González, a quien hay que estudiar y revalorizar en lo intelectual y lo musical, fue meridiano en sus planteamientos al expresar que Ardévol, como también otros integrantes de Renovación más conocidos y, por tanto, reconocidos en la cultura cubana, nunca tomaron en cuenta al músico santiaguero, un artista ávido de superación, o quizás pensamos, pensaron que era una figura secundaria, nunca protagonista.
Sin embargo, Francisco Formell Madariaga, a través del valioso material expuesto en Francisco Formell Madariaga. Su obra, es decir, sus escritos y requerimientos, tanto compositivos como críticos, se nos presenta como un intelectual acorde a la altura del pensar y el hacer de un grupo de músicos, suerte de vanguardia intelectual surgida ante las ausencias prematuras de Amadeo Roldán y Alejandro García Caturla. Así mismo, en los años cincuenta del pasado siglo, durante una etapa cruenta, pero plena de interés artístico e intelectual, una parte sustancial de los miembros del Grupo de Renovación Musical integrarían la Sociedad Cultural Nuestro Tiempo a la que hay que estudiar detenidamente en el contrapunteo de ideas de la sociedad. Bien hubiera pertenecido Francisco Formell Madariaga a dicha sociedad, quien nunca vivió de espaldas a lo que sucedía en Cuba por aquellos y todos los tiempos de su vida.
María Elena Marqués Tablón, en sus afanes de mostrarnos cuán ricos somos y podríamos llegar a ser siempre que escudriñemos bien nuestro pasado por humilde que sea, sin sectarismos y generosamente, más bien, ecuménicamente, nos lleva de la mano hacia un hombre con intenciones de saberes renacentistas, quien fue capaz de polemizar para crecer, criticar para llegar al salto cualitativo necesario e integrar otras artes a la música y viceversa. Este es uno de los capítulos más apasionantes del laboreo por décadas del incansable, porque era soñador, Francisco Formell Madariaga, en el entramado de la sociedad en que vivió.
Libro útil para desentrañar el por qué de algunos sucesos de nuestra historia cultural en el siglo xx, Francisco Formell Madariaga. Su obra, de María Elena Marqués Tablón, es punto de partida, eslabón indispensable e instrumento que no puede soslayarse, para reconstruir un momento de la música cubana: el de décadas de una Republica en tránsito hacia una revolución musical dentro de una Revolución social y definitiva.
Juan Piñera
La Habana, Cuba
4 de diciembre del 2019
…el hombre vale, no por sus títulos de familia
ni por lo que hereda, sino por lo que por sí propio
hace y conquista.*
* José Martí: «En casa», en: Patria, Nueva York, 7 de mayo de 1892, t. 5, p. 361.
Si el título de este libro te ha motivado, con seguridad que pasarás a hojearlo antes de decidirte a comprarlo o pedirlo en préstamo en la biblioteca donde te encuentras.
Deseo ayudarte a continuar tomando decisiones sobre tu elección. Para ello responderé a cuatro preguntas que con seguridad te haces frente a esta autora desconocida, aunque en la contraportada se ofrezcan algunos datos curriculares de esta pretendida escritora que quiere llegar a ti.
Estas preguntas son: ¿Quién soy? ¿Cómo escribo? ¿Sobre quién escribo? ¿Por qué escribo?
Soy una amante de la lectura que piensa que los libros nos permiten llegar a los más recónditos parajes de los sentimientos humanos, a los lugares más intrincados de la naturaleza, a los conocimientos más diversos, a las más profundas imaginaciones. Sin embargo, nunca he escrito para literatura ni periodismo, y las razones para hacerlo ahora por primera vez las conocerás en las respuestas a las siguientes preguntas.
Escribo los resultados de un trabajo de recopilación, análisis y sistematización de la obra de una personalidad artística, en la que he utilizado las mismas herramientas de mi trabajo en la investigación geocientífica que hice durante toda mi vida laboral. En aquella hice informes y tesis que defendí ante los organismos competentes. En esta redacto este libro y lo someto a la consideración de mis pacientes y amables lectores.
Escribo sobre un cubano, santiaguero, que dedicó sus años de vida al arte en distintas manifestaciones, tales como música, teatro, periodismo y que muy injustamente ha sido relegado, olvidado, a pesar de haber sido ganador, en algunas ocasiones, de altas distinciones en legítima competencia por encima de personalidades de la cultura cubana reconocidas antes y ahora.
Escribo por dos razones fundamentales. Es deber de todo ciudadano velar por la salvaguarda del patrimonio nacional y contribuir con datos a su alcance a que la historia del país que te vio nacer se conserve y se trasmita de generación en generación. Es necesario hacer justicia y honrar a quien lo merece, tanto por la persona que honramos como por la enseñanza que eso representa en la transmisión de valores en quienes estamos en la obligación de educar.
Con estas palabras queda en tus manos la decisión de pasar a la siguiente página.
Finales del año 1969. En cualquier familia cubana se prepara el pantalón y la camisa gris «de trabajo», aparece una mochila auténtica y otras veces inventada, pero que igual servirá para llevar los utensilios indispensables para pasar una larga temporada fuera de casa en donde la familia será, entonces, de muy diversas edades, de distintas procedencias, pero de un solo apellido Cubano. Vibra el país de ilusión y entusiasmo, la consigna se repite: Los Diez Millones Van, Los Diez Millones Van, Los Diez Millones Van.
En un lugar de La Habana hay un joven que sueña con la música porque nació con ella. Supo por su padre de las dificultades y miserias del campo, de los macheteros, de los obreros del azúcar, pero nunca pensó tomar ese oficio. Y ahora piensa qué hará en este minuto de compromiso. Y decide, sí, decide que pondrá la alegría en el albergue cañero, que bailará toda Cuba al compás de las mochas y de las notas musicales que él pondrá en sus composiciones e interpretaciones. Nace para Cuba y el mundo Juan Formell y los Van Van.
¿Qué cubano no conoce y no ha sentido vibrar sus más profundos sentimientos con las composiciones musicales de ese hombre que con el pentagrama fue cronista social de los hechos más populares de su pueblo, que le cantó al «buey cansao», que identificó la «titimanía», que tenía que probar sus composiciones en conciertos llenos de hombres y mujeres del pueblo en La Tropical, que en enardecido patriotismo gritó en la Plaza de la Revolución en el histórico Concierto por la Paz del 20 de septiembre de 2009 «Duélale a quien le duela ya se hizo el concierto por la paz».
Efectivamente, hablamos de Juan Formell.
Sin embargo, muy pocos cubanos y el mundo conocen cuáles son las raíces morales y musicales de Juan Formell. Esa persona fue su padre, Francisco Justiniano Formell Madariaga, quien creó una familia, y en el seno de ella trasmitió a sus hijos los más profundos valores patrióticos y puso sus manos en las cuerdas de su primer contrabajo.
Francisco J. Formell Madariaga, nacido el 5 de septiembre de 1904 y fallecido el 14 de octubre de 1964 es la semilla de la cual fructificó esa gloria de Cuba y de otros muchos descendientes que llevan su apellido y la música en diversas expresiones.
Formell Madariaga tuvo una vida artística muy variada por su manifestación en distintos géneros. Fue músico, escritor de obras teatrales, periodista y maestro por su constante labor educativa. Al leer y analizar su obra debemos tener en cuenta que ha transcurrido más de medio siglo desde que Formell Madariaga escribió sus obras de teatro, sus artículos periodísticos y compuso su música. La acción del tiempo es inexorable para producir cambios, pero no destructiva, si sabemos conservar y comprender el valor patrimonial del conocimiento para elevarnos y seguir avanzando a partir de lo que aún hoy pudiera resultar obsoleto.
Dar a conocer su obra es el propósito de este libro.
Parecería que Francisco Formell Madariaga presintiera que tendría que darse a conocer más allá de su propia presencia física, que debería suplir él mismo la injusticia de ser desconocido por algunas generaciones posteriores a su quehacer artístico. Digo esto porque dejó su obra y la acreditación de la misma organizada de una forma que ha permitido exponerla en estas páginas.
Lo conocí siendo una joven de diecisiete años un día cualquiera, no sé si de invierno o verano, en la entrada de mi trabajo a donde él llegó acompañando a su hijo, y nunca imaginé que la vida me daría la oportunidad de recuperar su obra, procesarla y escribir estas páginas. Entonces no éramos nada más que dos personas de edades muy diferentes y con sueños muy desconocidos uno del otro. Quién diría entonces que seríamos familia, porque lo somos, al correr por las venas de mis hijos su sangre y la mía.
No tuvimos oportunidad de conocernos profundamente porque su muerte tronchó tempranamente su vida sin llegar a la esperanza de vida de la época. Sin embargo, quien escribe aprendió a admirarlo, respetarlo y quererlo a partir del momento en que comencé a recuperar su obra artística. Así mismo les ocurrirá a ustedes y quizás, algunos superen las deficiencias de estas páginas cuando profundicen en la obra aún desconocida y extraviada en algún archivo, biblioteca o colección personal.
Formell Madariaga tuvo tres razones para las que vivió y por las que vivió: música, familia y patria. Estas razones no están citadas por orden alfabético ni de importancia en su quehacer. En su vida fueron inseparables. Estos tres elementos se nutren unos a otros dando como resultado una unidad de vida.
Este hecho determina que en su quehacer artístico se puedan identificar también tres etapas fundamentales. Estas tres etapas son también identificadas, con alguna pequeña diferencia en los años que comprende, en la tesis de graduación de nivel superior de la Lic. Nadia Reyes.1
La primera, finalizando la veintena de años de vida, viviendo en Santiago de Cuba, su ciudad natal; habiendo realizado estudios básicos elementales comienza una etapa en la que se dedica a la música relacionada con las representaciones teatrales, unas haciendo la musicalización de obras de teatro vernáculo con guiones de diversos artistas y otras de música con inmediata salida teatral y en ocasiones compuestas especialmente para algún intérprete reconocido. En esta etapa hace giras por Centroamérica con algunas compañías promotoras de esta actividad cultural.
La segunda, que se determina por su traslado de vivienda a La Habana, la constitución de su familia, el nacimiento de sus hijos, comienza en la segunda mitad de la década del treinta del siglo xx y se extiende hasta 1946 dedicándose en sus comienzos a la escritura de los argumentos para obras de teatro vernáculo, a la superación de sus conocimientos musicales y al trabajo periodístico con distintos temas en su expresión; se incorpora asimismo al Grupo de Renovación Musical.
La tercera etapa parte de la anterior y termina con su fallecimiento, poniendo de manifiesto sus dotes musicales y su capacidad adquirida a partir de su superación y teniendo una intensa y variada producción en la composición musical, muchas de las cuales presenta en concursos nacionales de diferentes géneros y en los que se alza con diversos premios y reconocimientos. Es la etapa de absoluta madurez como compositor musical.
Esta presencia de etapas en su producción artística es la que ha permitido decir que la música, la familia y la patria fueron una sola razón en su existencia. Vemos como a partir de la música buscó el sustento personal y familiar, con la educación de sus hijos fue ejemplo y promotor de valores patrios y a su vez con su cubanía compuso su música siempre acorde al momento en que vivía su Cuba querida.
No desperdició momento ni oportunidad para ser un buen cubano, un padre ejemplar y un músico respetable.
1 Nadia Reyes: Tesis de grado «Francisco Formell Madariaga: acercamiento a su obra», ISA, año 2005.
Formell Madariaga, quien diría de la música: «(…) nada cumple tan importante misión como la música, que tiene, entre otras cualidades, el poder “divino” de unir las almas en un sentimiento común (…)»2 y «(…) de la más sublime y divina de las Artes: la Música»,3 fue flautista a los diez años y a los quince ingresó a la banda militar de la entonces provincia de Oriente en la que permaneció durante dos años.4
A los diecisiete se trasladó a La Habana para estudiar piano y armonía con Fernando Carnicer. Acerca de sus estudios iniciales en la música el propio Formell Madariaga dice: «(…) y el de los estudios musicales que realizó primero, con el maestro Fernando Carnicer de tendencia conservadora (…)».5
Concluidos estos estudios regresa a su Santiago natal y comienza su primera etapa de producción musical.
En los primeros años de la década del treinta se observa en el quehacer artístico de Formell Madariaga una intensa actividad, determinada, con toda seguridad, por la necesidad de introducirse y darse a conocer en el mundo cultural de la época. Se siente capaz y le apremia ganar un nombre y un reconocimiento, darse a conocer en su Santiago natal, en toda la región oriental y llegar a la capital del país. Por eso, como veremos, trabaja los géneros más populares y de salida inmediata en los teatros de las provincias orientales, compone, interpreta, dirige las agrupaciones que lo requieren, hace programas musicales en la radio y crea con Salustiano Lorié una compañía de zarzuelas.
De todo el quehacer artístico de Formell Madariaga la obra musical más antigua que se posee es la comedia lírica Humo de opio, escrita en Santiago de Cuba con fecha 2 de octubre de 1929 (ver figura 1).
Fig. 1.Humo de opio (primera y última páginas).
Sobre esta obra, en el Boletín del Teatro Villaclara, de Santa Clara, con fecha 26 de julio, sin año, se dice: «Para el día de su debut en el magnífico Teatro de Parque y Cuba, el fresco, amplio y concurrido “Villaclara” ha elegido esta notable compañía una de sus mejores obras en su extenso repertorio» (ver figura 2).
Fig. 2.Boletín del Teatro Villaclara.
Además, en el periódico Bambalinas, de Santa Clara, con fecha 26 de julio de 1930, se dice: «(…) es indudable que la obra de más éxito de las escritas por el Mtro. Formell es Humo de opio; en ella, el inspirado compositor ha hecho un verdadero alarde de conocimientos, ya que la variedad de sus números musicales así lo justifican (…)» (ver figura 3).
Fig. 3. Bambalinas, Santa Clara, 26 de julio de 1930.
Y en «Apuntes al Vuelo» de La correspondencia, Cienfuegos, fechada 29 de julio de 1930 se dice:
(…) anoche debutó en el Luisa; a pesar de la lluvia, enemiga mortal de los empresarios, se llenaron las dos tandas. Por el inquieto Pimentel, arquetipo del representante activo y atento, sabíamos lo que era el elenco de la compañía de Bolito, un conjunto excelente, donde la dirección se deja sentir con suavidad y eficiencia. Prueba de lo que decimos, el estreno de Humo de opio, que sirvió para presentación de los artistas. Esa revista, de Roger de Lauria —el culto y talentoso escritor— y del maestro Formell, que toma en serio estas cosas, responde perfectamente al propósito de los autores; distraer al público y darle un magnífico pretexto a Bolito y a sus compañeros para distinguirse y obtener muchos aplausos. El público encontró muy buena la revista de Roger de Lauria y el maestro Formell y (…) (ver figura 4).
Fig. 4. La correspondencia, 29 de julio de 1930.
Sobre Humo de opio encontramos otra opinión en El País-Excélsior, La Habana, 31 de mayo de 1930 en la sección «Teatros», escrita por el periodista M. Franco Varona a partir de una entrevista hecha al comediógrafo Roger de Lauria que expresa: «(…) como revista podría citarse Humo de opio, otro de mis grandes éxitos allá. El maestro Francisco Formell, tan valioso como modesto, escribió esa obra consagrándose con ella como uno de los grandes compositores nacionales. Formell es una de las glorias musicales de Oriente y el día que se le conozca en La Habana su música triunfará aquí (…)» (ver figura 5).
Fig. 5.El País-Excélsior, mayo de 1930.
En los comienzos de la década de los años treinta el actor Roberto Gutiérrez, Bolito creó una compañía de zarzuelas, comedias y revistas a la que se incorporó Formell Madariaga en la labor de componer la música para los libretos de diferentes autores. De este hecho aparece crédito en el Boletín del Teatro Villaclara, de 26 de julio, sin año, donde podemos leer: «(…) Francisco Formell, el conocido Mtro. concertador que avalora la compañía del simpático Bolito y pone a gran altura la interpretación de la verdadera música criolla, es una garantía de triunfo (…)» (ver figura 2).
En entrevista concedida por el comediógrafo Roger de Lauria al periódico El País-Excélsior de La Habana, con fecha 31 de mayo de 1930, el entrevistado, cuando cita las obras presentadas por la compañía de Bolito (Los cuatro diablos, El negro que tenía el alma blanca y El último tango) dice: «(…) debo aclarar que todas las obras citadas llevan música del maestro Formell (…)» (ver figura 5).
De este trabajo en la compañía de Bolito no se poseen las partituras de su música, pero se conoce por la prensa la variedad y calidad de su trabajo.
Así, las obras teatrales estrenadas en julio de 1930 El Son en París, Los cuatro diablos, La caída del dictador, El fantasma del hambre son citadas en Bambalinas, de Santa Clara, con fecha 26 de julio de 1930 y se dice: «(…) muchas son las obras que ha musicalizado el Mtro. Formell, tales como El Son en París, Los cuatro diablos, La caída del dictador, El fantasma del hambre y otras, obras éstas que han obtenido un verdadero éxito de crítica, perteneciendo sus libretos a Roger de Lauria, el conocido periodista y autor teatral (…)» (ver figura 3).
En la presentación de la obra Los cuatro diablos, el 27 de septiembre de 1930 en el Teatro Eligio Torres, de Placetas, la orquesta fue dirigida por Formell Madariaga (ver figura 6).
Fig. 6. Teatro Eligio Torres, 27 de septiembre de 1930.
Estrenada en agosto de ese mismo año podemos mencionar Cienfuegos al día, bajo el titular «Las noches de Bolito en el verde coliseo de La Estrella» de El Comercio, de la ciudad de Cienfuegos y con fecha 29 de agosto de 1930, donde se dice: «(…) charlando con el amigo Pimentel me decía anoche que el mayor éxito de la temporada sería Cienfuegos al día, donde el celebrado y muy aplaudido maestro Francisco Formell ha escrito una música exquisita, cascabelera y traviesa, sin olvidar que el libreto de Ramos y Bolito es por demás sugestivo (…)» (ver figura 7).
Fig. 7.El Comercio, 29 de agosto de 1930.
Firmada en Santiago de Cuba con fecha 18 de octubre de 1930 compone Preludio en forma de criolla, cuya partitura aparece en la figura 8.
Fig. 8. Preludio en forma de criolla (primera y última páginas).
Comienza el año 1931 y Formell Madariaga continúa trabajando para la musicalización de las obras teatrales. El 17 de marzo se estrena La República Española. El programa del Teatro Social refiere que se trata de una «humorada cómico-lírico-fantástica, en prosa y verso, en un acto y cinco cuadros» con letra de Ruper Fernández e indica que la orquesta está dirigida por el Mtro. Formell. En este mismo programa para la primera y la segunda parte se anuncia: «Sinfonía por la orquesta dirigida por el maestro Formell» (ver figura 9).
Fig. 9. Programa del Teatro Social, 17 de marzo de 1931.
En el año 1931 compone y divulga las obras que señalamos a continuación y de las cuales advertimos una incongruencia entre la fecha de escritura y la de presentación, cuando ambos datos los encontramos en las propias partituras. Esta discrepancia entre fecha de composición y estreno se debe, quizás, a los requisitos exigidos para que una obra pudiera ser inscrita, es decir, que para poder ser inscrita debía haber sido estrenada. De ser así, la fecha de composición no la conocemos, pero inferimos sería antes de la fecha de estreno, y la que aparece firmada por Formell Madariaga fue la fecha en que él preparó la partitura que debía ser entregada para su inscripción. Debemos aclarar que todas estas obras fueron localizadas en el Archivo Nacional donde gentilmente se nos ofreció la posibilidad de copiarlas. Estas son:
1. Por un fox-trot, fox-trot-couplet, firmado por Formell en Santiago de Cuba el 8 de septiembre de 1931 y en cuya portada aparece como estrenado el 1º de marzo de 1931 en el teatro Trocha Park de Santiago de Cuba (ver figura 10).
Fig. 10. Por un fox-trot (portada y última páginas).
2. Pancho el diablo,