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Es un estudio respetuoso y bien fundamentado de la vida y obra del gran artista que fue Germán Pinelli, con valiosos testimonios y acucioso. Germán Pinelli fue un artista polifacético, locutor por excelencia, animador de programas radiales y televisivos, artista de los cuatro medios: cine, teatro, radio y televisión. Pianista y cantante de variedades.
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Seitenzahl: 309
Veröffentlichungsjahr: 2023
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Edición:
Ilaín de la Fuente Guinart
Corrección:
Barbarella González D’Acevedo
Diseño de cubierta:
Ángel Manuel
Diseño de interior y composición:
Seidel González Vázquez (6del)
Imagen de cubierta:
Lienzo de Teodoro Ríos
Epub:
Valentín Frómeta de la Rosa y Ana Irma Gómez Ferral
© Sobre la presente edición:
© Ángel Manuel Pérez Álvarez, 2021
© Editorial enVivo, 2023
ISBN:
9789597268437
INSTITUTO CUBANO DE RADIO Y TELEVISIÓN
Ediciones enVivo
Edificio N, piso 6, Calle N, no. 266, entre 21 y 23
Vedado. Plaza de la Revolución, La Habana, Cuba
CP 10400
www.envivo.icrt.cu
Sitio web:https://www.icrt.gob.cu/tv/
A Mónica Piniella por atesorar con pasión todo el patrimonio de su abuelo, Germán Pinelli, por la confianza y apoyo que ha brindado para la realización de todas las obras dedicadas a él y por ser la primera persona que tuvo la brillante idea de hacer un libro sobre el artista.
PROEMIO
Escribir el prólogo, prefacio, preámbulo, preludio o las palabras preliminares de un libro, requiere mucha responsabilidad, antes debes leer la obra y en el caso que nos ocupa creo que es obligatorio tener conocimiento de causa del biografiado. Para este trabajo primero pensé en sus hijos Germán y Tony, no aceptaron, no pude convencerlos, por una u otra causa tampoco tuve tiempo ni oportunidades para encontrar a la persona, desde mi punto de vista, ideal. Otra dificultad que me golpeó: tras 26 años de la desaparición física de Pinelli casi todos los artistas de su momento han fallecido, en otros su estado de salud no es el adecuado y algunos de ellos, que conocieron, trabajaron, convivieron en su tiempo tienen testimonios dentro de la obra como Mariana Ramírez-Corría, Verónica Lynn, José Ramón Artigas y Lolina Cuadras, entre otros. Para decidir entre el testimonio y el prólogo prefiero su verbo vivo acerca del animador. No me queda otra alternativa que asumirlo; el tiempo para entregar la obra a la editorial es inmediato.
Me gustaría usar la máquina del tiempo, si existiera, volver atrás y disfrutar de sus actuaciones en vivo, en el teatro donde hace galas de su buen decir cuando participa en un espectáculo y utiliza los adjetivos justos para calificar al artista que presenta. Recuerdo con sabor dulce sus apariciones en la Televisión, en el programa Listo estudio, Juntos a las 9 y En vivo, por solo mencionar algunos. Son memorables sus actuaciones en San Nicolás del Peladero, su Éufrates del Valle, bordado, cuando con el juego de palabras a que nos tenía acostumbrados se dirigía al alcalde del pueblo Plutarco Tuero, encarnado por su gran amigo Enrique Santisteban, llamándolo “epónimo” o “perínclito” y este ni se enteraba del significado de las palabras.
Su aparición en el séptimo arte cubano no es cuantiosa. Participa en tres películas y en cada una de ellas deja una huella en el recuerdo de sus admiradores.
El momento más trascendental de su vida, según sus palabras: “la única vez que me sentí útil a mi patria”, es cuando en el año 1967 viaja a España para recoger el premio “Ondas” que lo declara como el Mejor Animador de Hispanoamérica en ese año.
Germán Pinelli, nombre artístico de José Gregorio Germán Piniella Vázquez, destacado y versátil artífice cubano, que nace en la isla grande del Caribe, Cuba un 15 de diciembre de 1907, aunque su fe de bautismo señala que es el 9 de marzo del propio año, ha sido el centro de dos libros, inéditos aún: Vivir solo vivir elaborado en coautoría con Flor Nodal Montalvo y Habla Pinelli de mi creación. Si bien su nombre, y parte de su vida y obra están recogidos en esos volúmenes y en entrevistas que en vida concediera a los diferentes medios: periódicos, revistas, en películas, documentales, videos, programas de Televisión, de Radio y cuanto soporte audiovisual existe, compilo en este volumen una breve biografía, otras fotos y 80 valiosos testimonios de personas, artistas o no, que guardan un grato recuerdo hacia la figura del archipopular animador.
Ojalá reciban esta obra, que completa la trilogía dedicada a Germán Pinelli, con el mismo amor y pasión que la he realizado.
Muchas gracias.
El autor
DATOS BIOGRÁFICOS
El quinto hijo del matrimonio de emigrantes, Soledad Vázquez y Germán Piniella, nace en Cuba. Soledad, madrileña por adopción y nacida en Gijón y el asturiano Germán llegan de la península ibérica acompañados de sus hijos Valentín, Eduardo, María Soledad y Rafael.
Soledad Vázquez y Germán Piniella, padres.
La Iglesia Parroquial del Espíritu Santo, auxiliar de la parroquial mayor, una de las pocas que existen en la época, inscribe y bautiza al nuevo miembro de la familia Piniella-Vázquez.
Imagen del original de la inscripción de nacimiento de Germán Pinelli.
Transcripción literal del documento:
Parroquia de Espíritu Santo
Libro: 3 GB
Folio: 93
Número: 295
El día veintidós de diciembre de Mil Novecientos siete años: en la Iglesia Parroquial de Término del Espíritu Santo de la Ciudad, Provincia y Diócesis de La Habana, yo Joaquín Mariano Martínez y Torres, Cura Párroco de la misma bauticé solamente a un niño de raza blanca que dijeron haber nacido a las siete de la noche del día nueve de Marzo del corriente año, hijo legítimo de los Sres. Germán Piniella, natural de Infiesto, del comercio, y de María de la Soledad Vázquez, de Cangas de Onis, y vecinos de esta feligresía calle del Sol numo. Sesenta y uno. Le puso por nombre Gregorio José Germán, abuelos paternos, los Sres. Bernardo Piniella, difunto y Dorotea Farnas, su casa, de dho Infiesto. Maternos los Sres. Casimiro, labrador, y Petra Remis. Difunta de dho. Cángas, estos y los padres corresponden a la provincia de Oviedo. Fueron sus padrinos los Sres. Gregorio Parajon, natural de Navas, prova. De Oviedo, del comercio, vecino de Reina numo. Noventa y nueve y Paulina Valor, de esta Ciudad, vecina de Picota numo. Cuarenta y tres, solteros, a quienes advertí el parentesco espiritual y obligaciones que contrajeron y para que conste firmo fecha ut supra. Joaquín M. Martínez. Rubricado.
Foto actual de la Iglesia Parroquial del Espíritu Santo ubicada en las calles Cuba y Acosta, La Habana Vieja. (Foto del autor).
Años muy difíciles, los de principios del siglo XX, para un matrimonio joven de emigrantes con cinco hijos.
En entrevistas concedidas (las fuentes se relacionan al final de la obra) Pinelli expresa:
Nací en una calle de la Habana Antigua, muchos años después de ser tomada por los ingleses, ya después que los ingleses, la tomaron muchos políticos hicieron horrores con La Habana. Nací a las 8:15 de la mañana, un 15 de diciembre de 1907, fui un niño que pesó 8 libras menos 42 onzas, es decir una cosa insignificante, posiblemente un beso convertido en carne pero mal hecho. De modo que soy habanero puro.
Puedo decir que en el arte me inicié desde niño, mi madre nos reunía en tertulias, donde cantábamos villancicos y muchas canciones cubanas, al extremo que mi mamá, de profunda fibra artística, se complacía en verme tocar el piano con los dedos de los pies ¡Solemnemente! Ahora si afinaba o desafinaba, no recuerdo. Pero a mamá le encantaba. Y a los vecinos que ella invitaba, como era espléndida y convidada a manga ancha, les encantaba también. Tuve una infancia normal sin ser un niño precoz, somos cinco hermanos y cada uno tenía una voz distinta y definida, y mi madre nos obligaba a leer por el placer de leer, a estudiar lo que leíamos, y sí, fui precoz de cierto modo, porque a mí me encantaba la lectura, prefería dejar el trompo y los juegos infantiles para reducirme a un rincón donde nadie me molestara para poder leer. Tuve incluso el atrevimiento de leer obras que para mí no eran de fácil asimilación, escogía a los autores por su fama, no por su literatura propiamente. Claro, Cervantes fue mi caballo de batalla y la biblia también la leí muchas veces, todavía hoy en día es consultada por los grandes hombres de la humanidad, es fuente inagotable, un manantial para todo género de literatura.
Foto del Convento Belén de principios del siglo XX.
Estudié en el Colegio Belén, a los seis años y medio canté en el Teatro Nacional, porque me dediqué al canto y pude más tarde obtener una beca para ir a estudiar a Milán, beca que como era concedida por los políticos, estos se la zamparon y no me dieron el dinero para la beca, de modo que tuve que contentarme aquí.
Mi hermana Sol y yo éramos los más apegados a mi madre. Ella tenía el afán de hacer de nosotros lo que no pudo ser, porque pertenecía a una familia de un nivel social elevado; había estudiado en París y pasó al conservatorio de Madrid a estudiar declamación. En aquella época en Europa, en España y en América también, ser artista era una deshonra, entonces mamá al no poder realizar sus ensueños, al no poder cristalizar aquella ansia que ella tenía, nos la inculcó a nosotros, nos alentaba con entusiasmo, con tesón (…).
Foto del Convento Belén de principios del siglo XXI. (Año 2017, foto del autor).
Aunque están criados bajo la misma disciplina y similar educación, ya por esta fecha se avizora la personalidad de cada uno de los hijos de Soledad y Germán. El mayor, Valentín, muy inquieto, de pensamiento rápido, vivaz, el más aventurero, le dicen “Tín”. Eduardo, apacible; Sol, de temperamento fuerte, emprendedora, interesada en cantar, bailar, organizar, quiere ser artista; Rafael, tranquilo, serio, centrado, después es militar, y Germán, tímido, muy a la expectativa de su hermana, atento a su decir, y siguiendo sus ordenanzas, ya se divisa cierta pasión entre ambos.
Debuté en una función homenaje en el Teatro Nacional. Hice 6 números; canciones asturianas con gaita. El público me lo soportó porque yo tenía 6 años. A los 14 años cantaba en el coro del Colegio Belén las misas completas de Ubeda, tenía voz de tenor dramático. Quería ser cantante. El canto era vital para mí.
El tenor italiano Enrico Caruso, visita La Habana en el año 1920 y se hospeda en el hotel Sevilla, Pinelli comenta al respecto:
Tenía 14 años y mi madre le escribió a Caruso, que estaba de visita en La Habana, pidiéndole una entrevista. Me recibió en el Hotel Sevilla. Allí le canté la conocida aria del tenor de Cavallería Rusticana ópera de Mascagni. Dijo que era muy joven para el canto lírico. Al terminar de cantar recuerdo que dijo: “Ma come canta!, che tono!, che voce!”[1]
A partir de entonces la vida de Germán Pinelli se vuelca a estudiar música, después de haber debutado en el teatro Nacional, Centro Gallego de La Habana, hoy Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso. Conoce en el propio coliseo al destacado músico español, de visita en la isla, maestro Penella, autor de obras tan famosas como Doña Francisquita, este, a su solicitud, le escribe una canción con la que se presenta en el teatro Campoamor:
Cuando voy a cantar al teatro Campoamor, un teatro lindísimo que lo han dejado destrozar, ¿no sé por qué?, un teatrico, pequeño pero muy bello. Ese día me acompañó el pianista Vicentico Lans, canté, me aplaudieron. Ya me habían explicado que tenía que hacerlo de frente a un aparato que parece una sartén, tiene un hueco en el medio, “cante, pero no se acerque tanto”, y tiene unas ligas, como las que se usan en las medias, para sujetarlo, ante el que tuve que actuar, pensando más que se trataba de un instrumento de tortura que de un medio de difusión. Después de mi actuación pregunté ¿eso para qué era? y me dicen que era un micrófono, que estaban haciendo unas pruebas, que yo acababa de hacer el segundo control remoto que hacía la Cuban Telephone Company, y el primer control remoto musical de la planta el 28 de octubre de 1922 (…). La primera voz masculina de cantante que se escuchó por la Radio en Cuba fue la mía (…). Sin petulancia y sin creer que fui un niño prodigio, ese día, al escuchar como una sala repleta de público me aplaudía, me sentí triunfador.
Germán Pinelli con 18 años.
Pinelli continúa estudiando, termina el bachillerato, matricula en la Universidad de La Habana para estudiar Leyes. En el centro permanece poco tiempo porque la escena siempre está rondando por las venas de su hermana Sol, que aunque estudia Farmacia, no puede contener este anhelo y lo arrastra a hacer una gira por la isla con una compañía artística de las muchas que coexisten en ese tiempo, compañías “Bururú”, como se les denomina, eso ocurre alrededor del año 1928, en cuyos repertorios están incluidos: dramas, comedias, zarzuelas. Allá se fueron los dos hermanos.
En la Compañía de Comedias de Manolo Fernández —con la que nos escapamos mi hermana Sol y yo a viajar Cuba— me anunciaban como “El Barítono de la Voz de Terciopelo”. Ah, no me haga emocionarme, ahí cantaba Marta,Ojos verdes,Rimpianto, de Tocelti, Vals de Pierrot de Los Millones de Arlequín.
Ya en esta época es cuando adoptan sus nombres artísticos Sol y Germán Pinelli.
Mi madre me cambió el apellido artístico porque decía que el Piniella le sabía a “fabada” a “caldo gallego” y la realidad es que el Piniella se pronunciaba “Piniel la”, pero mamá dijo: mira así ahorramos tinta al escribir, vamos a poner “Pinelli” y así el público se lo aprende más rápido.
Sol Pinelli, hermana
Pues resulta que por tener que acompañar a Sol en sus giras, iba yo a saltos de teatro en teatro, conquistando para ella muchas flores y para mí mucho sueño. Claro: llegó el momento que yo rehuía hasta el trato de la gente y me volví un poco misántropo[2] (…). Un día papá decidió que escogiéramos; o los lauros de la gloria, que no sirven para sazonar la olla o la carrera.
Son años difíciles, Pinelli expresa que sufre de: [...] un infarto hiliar calcificado en el lóbulo superior del pulmón derecho y eso me restó la voz, empecé a adelgazar, se me debilitó el diafragma, tuve que dejar de hacer canciones líricas y me dediqué a cantar un género musical que estaba muy en boga en esos momentos, los tangos, yo tocaba el piano y mi hermana Sol cantaba cuplés.
Orquesta Hermanos Palau, Germán Pinelli segundo de derecha a izquierda, primera fila.
Posteriormente trabaja en el Casino Nacional con la orquesta de los Hermanos Palau, alterna con el famoso cantante cubano que después se radica en España, Antonio Machín, quien forma parte de la orquesta de Don Aspiazu.
Germán Pinelli en el centro, con espejuelos.
Germán Pinelli el quinto de la fila posterior.
Germán Pinelli, segundo de derecha a izquierda.
Luego pasé al Sevilla. Más tarde al Sans Souci[3], donde estuve por espacio de tres años. Luego en Château Madrid.
Desde el año 1930 y hasta el año 1933 trabaja en el cabaret Sans Souci, en este centro nocturno conoce a notables figuras internacionales como el compositor norteamericano George Gershwin, al actor de cine Gary Cooper y a la cantante Libertad Lamarque.
Refiriéndose a los sucesos acaecidos en su vida sobre la década del 30, expresa:
A la caída de Machado[4] militaba en el ABC[5] y paso al ABC Radical, nos confabulamos para atacar el Castillo de Atarés, por una parte y el de Columbia, por otra, a mí me tocó el de Columbia. En Atarés hubo una carnicería espantosa, en la que murió hasta el hijo de Pizzi de Porras un periodista que después fue apóstata. Tuve que irme a Panamá con la orquesta. Con aquel infarto, aquella humedad excesiva y ese calor abrazador cogí una disfonía casi total.
En Panamá, en la provincia de Colón, trabaja en un cabaret donde las figuras principales son Carlos Gardel y su ya amiga Libertad Lamarque.
Con Gardel y Libertad Lamarque llegué a cantar en Panamá. Con ella, un dúo; luego los tres, en un momento determinado del espectáculo, cantábamos a trío.
Carlos Gardel y Libertad Lamarque.
A su regreso de la gira artística al país istmeño, que incluye otras naciones, necesita asentarse en Cuba, en entrevista refiere:
Después de una gira por otros países regresé a Cuba. Volví a trabajar en la Radio. Etapa muy difícil. Recuerdo que tocaba piano y cantaba en la CMBN[6] por solo 5 pesos mensuales, ya había perdido las facultades como cantante, entonces me quedaba la voz que sirve para todo, es decir lo mismo para dar un grito que no se oye o para cantar un tango que nadie escucha. En esa emisora hacía de todo.
Gabriel Tremble, afamado locutor al que Germán hace referencia.
Entro en Cuban Telephone Company, canto en el Hotel Palace de 25 y G, canto en la Metropolitana, en el Hotel Plaza, canto con Tremble, el imponderable Tremble, el hombre de las multitudes, un tipo muy simpático, muy dinámico. En todas estas emisoras actuaba como cantante, locutor, animador, también hacía de operador, redactaba textos, barrendero e iba a buscar el café a la esquina. Mi primer gran sueldo en Radio fueron cinco pesos al mes, cantando martes y jueves de diez a once de la noche en una hora masónica. En esa hora hacía de todo, tenía solo tres anunciantes, uno chino, otro sirio y el último era un español, que no pagaba por los anuncios, solo nos traía cada semana un pan con jamón. Ahí tenía discos en chino y en sirio, yo era el operador y el locutor y una vez puse un disco chino seis veces y se quejó el patrocinador que pagaba cuarenta pesos mensuales por la hora, tres veces a la semana, se quejó que había puesto la misma canción seis veces, a mí francamente me sonaba todo igual, no tenían un número uno y un número dos, sino chinchanchun, chanchunchin, me sonaba igual no sabía diferenciar, toda esa música china me sonaba igual por eso lo repetí (…). Con el tiempo me empezaron a pagar 10 pesos.
En los primeros tiempos la planta CMQ, radicaba en la calle 25 entre 6 y 8 en el Vedado.
Mi entrada a la CMQ es de una forma curiosa. Llegan Zequeira, Ventura Montes y Miguel Gabriel que tenía acciones en la CMBN y en una ocasión me escuchó cuando improvisaba un editorial sobre la triste situación laboral de los empleados de Comunicaciones. Eso de la improvisación lo prefiero a leer, no es que haya hecho un arte de eso, no creo que esto que hago tenga mérito alguno, simplemente oficio, no es talento sino hábito, investigo, hago mi composición del lugar, sé de qué se trata, entonces de acuerdo con la multitud si hay que utilizar un lenguaje un poco lírico lo uso y si no un lenguaje llano, simple, preciso para que se enteren de lo que uno quiere decir.
Al día siguiente me entregó una carta escrita en francés para que la tradujera. Era de una conocida empresa de cosméticos que deseaba anunciarse. Hice la traducción. A vuelta de correo dicha empresa se interesó que la anunciara y de ahí surgió el primer gran contrato de CMQ. Eso sucede en el año 1935. Fue así como me vi empleado de esa emisora. Ahí ya cobraba 12 pesos mensuales y me daban la comida. Posteriormente, cinco pesos semanales y el derecho al café.
Goar Mestre compra la emisora en 25 mil pesos y establece un diálogo con Germán Pinelli:
Me comunicó que yo no servía para la Radio, pues no tenía buena voz y que solo debía ocuparme del noticiero por el mismo salario. Me defendí y le respondí que yo sí servía, lo que pasaba era que a él no le gustaba, pero que algún día me necesitaría y me pondría la mano en el hombro para que le hiciera programas.
Ante esta situación Germán hace una reflexión sobre la calidad de su voz y alega:
Realmente no he tenido nunca una voz de calidad para la Radio ni para la Televisión. Tenía una voz que, a fuerza de hacerla salir por la Radio, el pueblo se habituó a ella y llegó hasta tomarle cariño…
Fotos dedicadas a la familia 1938 y 1939.
En la Radio se marca el inicio de sus actividades como animador.
Mis primeras actividades como animador, dentro de la Radio, fue cuando Pedro Vargas vino a La Habana que estrenamos los estudios de Monte y Prado, eso sería por el año 1938, tenía los apellidos más largos del mundo “CMQ de Jabón Candado, Jabón Palmolive y la crema dental Colgate desde los estudios Arco Sónicos de la RCA Víctor de Monte y Prado”. Es un apellido más largo que el de un noble español antiguo (…). Ahí había 150 butacas y mientras Pedro Vargas se preparaba yo iba animando al público entreteniéndolo, como ya había sido actor cómico me fue fácil. Nunca usé el retruécano, nunca usé la frase grosera, ni las frases hirientes, nunca usé las frases modadas en la calle, yo tenía mi propio vocabulario y siempre aspiré en mi vida y lo seguiré aspirando hasta que me muera a provocar una sonrisa y no una carcajada. La sonrisa es motivo de una cosa simpática, la carcajada la provoca un exabrupto y siempre trae un sentido un poco grosero, la sonrisa se recuerda, el exabrupto ya al otro día dicen: oye oíste a fulano, estuvo muy duro, y ese es el comentario que deben tener en cuenta todos los que trabajan para este ambiente del arte.
Fotografía actual (año 2021) de Monte y Prado, edificio donde estuvo la CMQ-COCQ (Foto del autor).
Columna escrita por Germán Pinelli para el periódico Avance.
Por ese tiempo el periódico Avance ya está en circulación, dirigido por el abogado Oscar Zayas Portela, además personalidad política y social. Arturo Liendo Lazcano destacado poeta, dramaturgo y locutor, brillante en el arte de la palabra, atiende una sección dedicada a promocionar y comentar el mundo artístico y los programas dentro de la CMQ. A partir del 3 de febrero del año 1942 Germán Pinelli se encarga de dicha columna y aparece en este periódico el primer escrito realizado por él. El 5 de marzo como titular de la columna hace un comentario sobre José Antonio Alonso, que desde el programa La Corte Suprema del Arte, comparten micrófonos. Demuestra así su espíritu de compañerismo, lealtad y justeza al realzar el trabajo de su colega. El debut de Tito Guizar, promociones de programas radiales como La Familia Pilón y el Rincón Criollo, del circuito CMQ, son temas que también aborda en su debut en la sección La CMQ en Avance.
En el año 1993 la Unión de Periodistas de Cuba le reconoce por sus aportes al ramo.
Una de las aristas más importantes de Pinelli, que constituye uno de sus mayores éxitos en la profesión, es el ejercicio del periodismo. Su alta capacidad de riesgo, tenacidad e inteligencia lo hacen llegar a lugares insospechados en busca de la noticia y estar presto para captar cualquier información importante.
A mí me costó mucho trabajo ser periodista, no me daban el título por temor a que yo, sin serlo, triunfara con mi entrevista Habla Pinelli que eran 7 minutos. Este programa llegó a tener un rating extraordinario porque eran muy bien escogidos los personajes que se entrevistaban (…). Conversé con todas las personalidades que pasaban por La Habana y otras del país. En 1950 viajo a Ecuador, cuando el terremoto de las 11 mil víctimas, y traje 36 entrevistas que mostraban el desamparo del pueblo ecuatoriano. Eso me valió un Premio como el mejor animador, en México.
Certificado de aptitud otorgado a Germán Pinelli el 17 de enero de 1950 por la Escuela Profesional de Periodismo “Manuel Márquez Sterling” que lo acredita como Periodista.
Hay varias anécdotas que demuestran esta sapiencia periodística, una de ellas es el enfrentamiento a tiros de bandas enemigas pertenecientes a la policía nacional, conocido como los Acontecimientos de Orfila, hecho ocurrido en la tarde del 15 de septiembre de 1947, en la Ave. 41 y Orfila, en Marianao, a su decir, la narración y grabación de este hecho es uno de sus momentos periodísticos que recordaba con orgullo.
(…) Eran muchos los intereses políticos por el medio, pero intereses de una sola parte. El presidente Grau alimentaba la divergencia de varios grupos simultáneamente. Eran cuatro grupos, él los mantenía en constante tensión alimentando a cada uno por separado con el propósito de tener en un momento dado una fuerza a su disposición, pero tenía cuatro que eran como una fuerza centrífuga y centrípeta. La centrífuga era él en medio sosteniendo a las cuatro fuerzas que querían dispersarse o querían atacarse y ocurrió aquel hecho.
Pinelli reporta para la CMQ.
Narra con detalles aquel acontecimiento:
Tomé aquel pisicorre de CMQ y me llegué por Calzada de Columbia. Al llegar, una cuadra antes vi a Piro Pendá, Miguel Suárez Fernández —que era el presidente del senado— y a unos cuantos políticos, y el ejército con el arma portada, no me dejaban pasar. Tomamos por la esquina aquella para adentro del reparto y me situé justamente a cincuenta metros de la casa del tiroteo y ahí narré todo el tiroteo de Orfila. El crimen lamentable y atroz de una mujer con una bandera parlamento que era la mujer de Morín Dopico. Veo por detrás quién mata, quiénes son los que tiran, quiénes son los que piden parlamento y quién, con un sentimiento de impiedad manifiesto, no respeta hasta el parlamento y asesina (…). Cuando cesó el tiroteo fueron a verme grupos diversos de los cuatro sectores a decirme: “esto que has hecho no te conviene, mira ver lo que haces, tú tienes hijos”, y eso era como el anuncio de una próxima funeraria. Eso lo reduje a diez o doce minutos. Fue impactante cuando salen al aire los disparos, los gritos, los disparos del tanque, la detención de algunos de los elementos que había ahí y Guayo, que fue el que sacó la película, fueron los dos únicos testimonios de aquel acontecimiento que duró tres horas y media.
Ahí tirado en el suelo realicé todas las grabaciones del tiroteo por el que murieron varias personas. Pineda me acompañó en el pisicorre. Yo tengo una ropa que una bala me atravesó por encima del hombro y en el saco se ve el hueco, pero la bala no me hirió. Los gases lacrimógenos me afectaron mucho y tenía que callarme a cada rato porque no podía grabar (…). Ahí, al finalizar el tiroteo, se aparece Fabio Ruíz Roja, jefe de la policía, bajito, canoso, muy atildado, con un traje blanco y un delicioso olor a colonia Guerlain y le digo: Coronel ¿quiere decir algo?, “¿qué cosa voy a decir si yo me enteré ahora mismo?” y me dijo al instante una grosería. No le dije nada pero me fui a CMQ y ahí grabé: Terminado el tiroteo que conmovió a toda la sociedad cubana, llegó el jefe de policía impoluto, blanco, algo tarde llegó la paloma de la paz que traía un delicioso olor a perfume a Guerlain. El coronel Ruiz Roja no sabía que durante tres horas y media había habido un tiroteo en el que se produjeron muertes en el reparto Orfila. Así lo terminé y lo saqué al aire y tuve muchos problemas por haber dicho eso así.
Después que lo hice me preguntaba: ¿cómo he logrado hacer esto? Orfila marcó un hito en mi carrera (…).
Germán Pinelli es el locutor en el acto de inauguración de la CMQ Televisión.
En el momento en que funge como locutor oficial de las alocuciones dominicales que ofrece Eduardo Chibás, presidente del Partido Cubano de Renovación Ortodoxa ocurre un hecho extraordinario:
Ese domingo 5 de agosto de 1951 yo no fui a trabajar, pues había llevado al cine a mi mujer, quien se encontraba embarazada. Cuando salgo, un chofer de alquiler me dice que habían matado a Chibás en la CMQ. Dejé a mi mujer en casa y seguí para allá. Al llegar me informan que Chibás se había dado un tiro y que lo han trasladado al Centro Médico Quirúrgico. Aquello estaba lleno de gente; no dejaban entrar a nadie, ni a los periodistas. Como conocía el lugar, entro por detrás. Tomo uno de los ascensores. De repente, cuando voy subiendo este se detiene en uno de los pisos. Para sorpresa mía tropiezo con una camilla en la que llevan a Chibás para el salón de operaciones. Él estaba consciente y me reconoce. Me expresó: “Dile a la gente que si muero no olviden mis palabras”.
Eduardo Chibás, en las alocuciones dominicales. Detrás José Pardo Llada y de saco y corbata el joven Fidel Castro. A su izquierda Agramonte, seguidamente Manuel Bisbé.
Se refería a la alocución que había hecho esa noche titulada “El último aldabonazo”. Bajé rápidamente. Los periodistas que estaban en los jardines de la clínica se sorprendieron al verme. Incluso Mestre, que también estaba allí, se me acercó y me preguntó: ¿Qué está pasando? Le comenté lo que Chibás me había dicho. Me ordenó que fuera enseguida para la CMQ y lo dijera por Radio. Me mandó en su propio auto. Al llegar a la emisora interrumpimos el programa que estaba en el aire. Pusimos la chicharra del noticiero durante casi un minuto. Le comunico a la población que he visto a Chibás, lo que me ha dicho. Vuelvo a leer su testamento político “El último aldabonazo”. Eso constituyó una de mis hazañas periodísticas.
10 de marzo de 1952, Fulgencio Batista acaba de dar un golpe de estado y allí en Columbia donde surge la noticia, está Germán Pinelli.
Hemos querido tomar en consideración para este libro otro hecho periodístico de Germán:
Terminada la Segunda Guerra Mundial, llega Churchill aquí, él era un ídolo internacional, ídolo momentáneo porque después de terminada la guerra él va a unas elecciones y las pierde. El problema es que Churchill era el hombre de una Inglaterra en guerra ¡qué psicología la de los pueblos, escogen al hombre propio de acuerdo a las circunstancias que están ocurriendo! Llega Churchill a La Habana, entonces no teníamos un equipo para llegar a él. Yo tenía una grabadora Bosch, que fue la primera que vino a Cuba, me compro cien metros de alambre eléctrico, del más corriente, lo conecto en la oficina de la aduana del aeropuerto. Cuando llega el avión de Churchill, un avión grande de cuatro hélices, lo rodean un grupo de infantes de marina de Guantánamo. El que menos tamaño tenía creo que era catorce pies de alto, por ocho pies de ancho, se toman de la mano y hacen un círculo alrededor del avión. Aún no habían parado las hélices y yo, con mi micrófono en mano, y allá lejos como a cincuenta metros, mi grabadora con Juanito Pineda, un camarógrafo, excelente persona y un trabajador incansable. Me lanzo por arriba de las manos de los infantes de marina, llego a la escalerilla del avión pero todavía las hélices estaban girando, me hicieron succión las hélices y me lanzaron contra las gomas del avión, me agarré como pude, cogí el micrófono, subí la escalerilla y en un inglés de “agua dulce” o “macarrónico” le pedí a Mr. Churchill unas palabras para el pueblo de Cuba. Pero al extender mi mano el traía un tabaco grande y le doy con el micrófono al tabaco, este se le tuerce y se queda con el tabaco atravesado en la boca. Él se defiende pensando que yo voy a atacarlo y me “tira” un golpe, le da al micrófono y este me partió un diente. Definitivamente, me dijo las palabras. Luego me llama el ayudante presidencial y jefe de protocolo, que eran dos coroneles, a regañarme, por haber hecho aquello, podían haberte matado. Bueno pues ya estaba hecho, pude grabarlo y esa fue la única vez que salió Churchill por Radio en Cuba.
Entrevistando al presidente Ramón Grau San Martín.
En esa época me consideraban una persona muy polémica porque todos los políticos pedían que yo los presentara. Tenía todos los domingos cinco programas de cinco partidos políticos diferentes. Aunque yo era totalmente apolítico. No pertenecía a ningún partido. Aunque mis simpatías eran por Chibás. A mí me pagaba 50 pesos cada político por su hora de los domingos. Yo vendía tiempo. Tenía entonces un contrato de 1200 pesos mensuales para hacer las cosas que no eran patrocinadas. Lo otro que hacía era aparte. Llegué a ganar al mes hasta 3500 pesos mensuales.
Germán Pinelli, como reportero y periodista entrevista a visitantes que llegaron a Cuba:
Entrevistando a la actriz argentina Blanca Ledesma.
Con el cantante y músico de jazz norteamericano Cab Calloway.
Entrevista al torero mexicano Silverio Pérez, “El Faraón de Texcoco” de visita en Cuba.
Con el Poeta Nacional, Nicolás Guillén.
Pinelli conversando con Fidel Castro en un acto por el Primero de Mayo. Osvaldo Dorticós, en ese entonces Presidente de la República también aparece en la foto.
Muestran su quehacer muchos programas de Radio y después de Televisión: el Noticiero CMQ, Habla Pinelli, Aquí todos hacen de todo, Jueves de Partagás, El Show del Mediodía, En Vivo, San Nicolás del Peladero y Juntos a las 9. Un intenso e importante trabajo como periodista, las despedidas de duelo, los controles remotos de los actos por el Primero de Mayo, presentaciones en teatros, cabarets, giras artísticas, nacionales e internacionales, como cantante, actor, animador y el cine completan su labor profesional.
Mi primera gran actividad en la Radio fue el entierro de Pablo Quevedo. Impresionante manifestación de pueblo fue aquel sepelio que comenzó a las dos de la tarde en la Víbora y terminó a las ocho de la noche cuando el cortejo llegó al cementerio Colón. Yo hice esa despedida de duelo.
Me puse a pensar quién había sido Menocal, claro, estaba de cuerpo presente en el capitolio, estaban sus hijos, estaba su partido y ahí hice ese control remoto que la gente recuerda.
Igual que tuve la suerte de presentar a Benny Moré por primera vez en Televisión tuve el desdichado honor de despedir su duelo frente a la estación terminal ante una muchedumbre silenciosa y doliente para que lo enterraran en Santa Isabel de las Lajas.
Estuvo casado en más de una oportunidad, al respecto refiere:
Somos cinco hermanos, yo fui el más prolífico de la familia. Soy muy enamorado, me enamoro de todo lo bello por eso me casé tres veces, mis mujeres me adoran, fui muy respetuoso con cada una de ellas. Nunca le fui infiel a ninguna de mis esposas. Hice del amor un culto y del respeto a la familia otro culto.
Primera esposa: Ana Luisa Sardiñas.
Primogénito y único hijo del matrimonio: Germán Piniella Sardiñas.
Nace el 10 de agosto de 1935. Nietas: Mónica y Verónica.
Ana Luisa Sardiñas.
Segundo matrimonio con Otilia Cabrera, se casaron el 29 de marzo del año 1941.
Hija: Isabel Piniella Cabrera, nace 5 de marzo del año 1943.
Nietas: Adria y Roxana
Hijo: Antonio Piniella Cabrera (Tony Pinelli) nace 25 de agosto del año 1945.
Nietos: Germán David y Ari.
Las terceras nupcias llegan para Germán Pinelli:
Esposa: Concepción Nanín Pérez.
Fecha del matrimonio: 1 de agosto de 1949.
Hija: Alina de la Concepción Piniella Nanín, nace el 5 de octubre de 1950.
Nietas: Sarah Margaux y Miriam Elizabeth.
Otilia Cabrera. Concepción Nanin.
De sus relaciones familiares, Sol Pinelli, su única hermana, es quien influye sobre Germán, es la persona que lo arrastra a los caminos del arte, cuando la artista fallece, él declara:
Antes de hablar de mi hermana Sol como familiar, quiero hablar como artista, no conozco un carácter tan entregado a su labor como Sol no conocí jamás una persona tan amante de la humanidad como Sol Pinelli, ni tan generosa espiritualmente.
Yo le debo a mi hermana Sol el hecho de que cuando fui huérfano de mi madre, ella me tomó como si fuera su hijo. Por eso yo la respetaba mucho y la obedecía mucho, donde quiera que trabajáramos su voz era la voz que yo tenía que seguir. Ella ayudó a mucha gente, protegió a mucha gente, enseñó a mucha gente, era muy responsable, era una Señora Artista.
Muriéndose de artrosis, caminando hasta la calle P para buscar los discos y musicalizar sus programas, era un ejemplo de artista, por eso quiero que la recuerden como ella era.
Al perder a mi hermana Sol fue como si de repente hubiera un gran eclipse y toda mi vida se oscureciera.
Con su hermana Sol.
A lo largo de su carrera artística tiene momentos agradables y desagradables, al respecto nos comenta:
El día más triste de mi existencia fue cuando a mi hija Alina su madre se la llevó a la edad de nueve años para Canadá.
El más emotivo cuando nueve años después viajé a este país a ver a mi hija. Al encontrarnos y abrazarnos ninguno de los dos pudo hablar. Nada más que lloramos (…). Esa separa