Guía breve de seres elementales y otros seres fantásticos - Alberto García Gutíerrez - E-Book

Guía breve de seres elementales y otros seres fantásticos E-Book

Alberto García Gutíerrez

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Beschreibung

Una exhaustiva obra de carácter enciclopédico que repasa todo lo que los humanos conocemos de las hadas. El buen pueblo, los reinos de las brumas, la hermosa gente, el pueblo secreto, los habitantes del otro lado, los antiguos, los hombrecitos, los gentiles, los seres elementales... todos estos nombres y muchos más se les han dado a seres como hadas, elfos y duendes. Este libro hace un repaso pormenorizado de todas las tradiciones que creen en ellos. De África a Europa, de América a Oceanía. Su origen, sus leyendas, su simbolismo y su clasificación son algunos de los rasgos que encontraremos en esta obra clave para entender el mundo de las hadas.

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Seitenzahl: 197

Veröffentlichungsjahr: 2022

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Alberto García Gutiérrez

Guía breve de seres elementales y otros seres fantásticos

Ilustraciones de Elena Ibáñez

Saga

Guía breve de seres elementales y otros seres fantásticos

 

Copyright © 2019, 2022 Alberto García Gutiérrez and SAGA Egmont

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788726939859

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

www.sagaegmont.com

Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com

A Marisa, mi luz en la oscuridad

 

A Irene, Daniel y Jordi

Que nunca dejéis de imaginar y soñar,

son los alimentos más dulces

en la mesa de la vida

«Hay más cosas en el cielo y en la tierra, Horacio, que todas las que pueda soñar tu filosofia».

Hamlet, Acto I, Escena V William Shakespeare

AGRADECIMIENTOS

«¿Por qué no dejas por escrito lo que sabes de los Antiguos?», me dijo un día Marisa. No solo ella, otras personas muy queridas para mí me lo pedían desde hacía muchos años. Con timidez dejé durante mucho tiempo que solo a través de charlas, en reuniones con amigos, en conferencias y en la radio expusiera el rico legado de lo que yo llamo el legado de los Antiguos.

Creo que es de justicia en esta obra agradecer también a quienes me alentaron en el arte de escribir desde mi adolescencia y primera juventud y así lo hago constar:

Gracias a Marisa , que lo alentó y sostuvo a lo largo del tiempo.

A Carmen , mi madre, que me dio el bien más preciado, poder acceder al saber y a Alberto (1931-1987), mi padre, que me dio a conocer el mundo de los Antiguos con sus tradiciones, relatos y folklore. Gracias a los dos por los sábados en las librerías de viejo y los domingos en el mercado del libro de Sant Antoni, en Barcelona, cuando era un crío y un adolescente que con una insaciable curiosidad conseguía el mayor de los tesoros: libros, revistas y comics.

A Mercedes (1923-2018), que en las noches estrelladas de fin de semana en Cunit, alrededor de la chimenea, nos preguntábamos si existían esos seres y otros igual de míticos y cómo serían.

A Mara y Emilia , verdaderas hadas madrinas de mi infancia y adolescencia. Buenas, justas y sabias.

Y de forma especial para la elaboración de la presente obra:

A José Luis del Río Fortich , que como editor sabe tener una paciencia infinita con sus autores y más conmigo que como Acuario estoy en el futuro más que en el presente y en mil y un proyectos de todo tipo y condición a la vez.

Y a la autora de las ilustraciones que enriquecen el libro que el lector tiene en sus manos, Elena , que con su arte ha sabido plasmar imágenes bellas de esos seres intermedios entre los dioses y los seres humanos.

INTRODUCCIÓN

«—¿Y cómo volverás? —preguntó. —Pues no lo sé. He oído decir que cuando se entra en el País de las Hadas ya no se puede regresar.»

Cuentos escoceses, R. Mc Donald

Erase una vez, cuando el mundo era joven, que humanos, animales y plantas convivían en armonía. Un mundo en el que los animales tenían el don del habla y el raciocinio que conlleva, un mundo en el que los espíritus elementales eran mediadores e intercesores de los viejos dioses, un mundo donde los bosques eran sagrados e impenetrables al ser humano. Los seres humanos, frágiles, débiles y temerosos, convivían con seres fantásticos de todo tipo y condición, la maravilla era la sustancia del día a día y la incredulidad estaba desterrada.

Todo era explicado, entendido, comprendido y aceptado a través de la intervención de lo maravilloso en el día y la noche, donde el azar, la suerte, los hados, lo divino, eran parte del día a día de los seres humanos.

En aquella era dorada, en aquel paraíso aun no perdido, hadas y elfos, gnomos y enanos, duendes y tritones, sirenas y ondinas, gigantes y multitud de otros seres fantásticos poblaban bosques y lagos, ríos y prados, cuevas y minas, el mar y los océanos, siendo guía unos y tentación otros para los seres humanos.

Más todo tiene su principio y fin y aquel mundo fue poco a poco desapareciendo entre las brumas del tiempo. Los reinos de los seres elementales, de la hermosa y buena gente, del otro lado, fueron escondiéndose, cerrando sus puertas al ser humano que al final los fue alejando también de su mundo, un mundo alejado de la naturaleza trocado por otro en el que reina la máquina y la incredulidad.

Aquellos seres fueron convirtiéndose en mito, leyenda, fábula y cuento.

Así podría ser explicada la existencia y desaparición de hadas, elfos, gnomos, duendes, gigantes y toda una pléyade de seres fantásticos.

Otra explicación sobre estos seres se encuentra en la riqueza imaginativa del ser humano. Es tan vasta y bella que la elaboración de todo tipo de seres extraordinarios ha sido múltiple a lo largo de los siglos. Unos salidos de sus propios miedos, de su propia ignorancia sobre la naturaleza y el medio en el que vivían, otros surgidos de las observaciones primeras de seres reales, tangibles; fueran estos animales fabulosos a sus ojos o seres teratológicos otros.

Primero de forma oral y luego escrita su pervivencia en la memoria de los seres humanos es firme, sigue plasmada a día de hoy en las diferentes disciplinas artísticas.

Estos seres fantásticos son manifestaciones del inconsciente colectivo y del Anima Mundi de las épocas en que fueron elaborados. Como estratos históricos cada era, cada época y siglo fueron sedimentando un elenco de seres no humanos en todas las civilizaciones y culturas humanas para formar un rico crisol.

Hubo un tiempo en que los seres humanos creyeron que convivían con lo maravilloso, lo increíble, lo fantástico, lo extraordinario. El mundo se explicaba a través de relatos, leyendas y cuentos transmitidos de forma oral alrededor del fuego, en noches donde se veía con claridad nítida el espinazo de la Vía Láctea. Los seres humanos aceptaban que convivían con fuerzas de la naturaleza, guiados por la mano de los dioses, que estos seres eran guardianes de los bosques y ríos, poseedores de arcanos poderes lejos del alcance de los frágiles, débiles e ignorantes mortales.

El mundo real se interconectaba con otros mundos paralelos a través de entradas, de lugares físicos, como lagos, cuevas, grutas, bosques, prados, islas, cruces de caminos o verdes campos. Era en esos lugares, en esas puertas dimensionales, donde hacían aparición seres que encarnaban los poderes de la naturaleza que los seres humanos no comprendían y no podían dominar, someter y anular.

A lo largo de la historia de la especie humana estos seres fantásticos han recibido diversos nombres: El buen pueblo, los reinos de las brumas, la hermosa gente, el pueblo secreto, los habitantes del otro lado, los pequeños, los señores del bosque, los demonios del bosque, las damas del bosque, los antiguos, los hombrecitos, los gentiles, los seres mágicos o los seres elementales, entre otros muchos nombres tanto generales como específicos.

No son ni dioses ni humanos, son algo intermedio.

En la obra que tiene el lector en sus manos se les denominará de forma general, por comodidad para el propio lector, seres elementales y otros seres fantásticos.

En el siglo XXI nos parece que estos mitos son leyendas, relatos, cuentos e historias contadas en épocas antiguas y que a día de hoy no tienen más que un sentido: ser puro entretenimiento. Pero no nos dejemos llevar por una soberbia intelectual que esconde desconocimiento sobre épocas históricas pasadas, sobre nuestros antepasados y sobre sus mitos y creencias. Antropólogos, historiadores, etnólogos, mitólogos, folkloristas y artistas, entre otros, han estudiado y profundizado en el por qué de esos seres y se han preguntado por sus orígenes, su evolución y la necesidad de su existencia. Por tanto, lector, entra sin prejuicios. Nada es lo que parece y lo evidente esconde muchas máscaras.

En Europa, de las islas británicas a la península griega, de la península ibérica a los Urales, en el continente americano, de norte a sur, en África, en Ásia y en Oceanía hay una rica tradición sobre los seres elementales y otros seres fantásticos. Es quizá en Occidente donde más se hayan popularizado, estudiado y compilado sus leyendas, relatos y cuentos. Esta obra se centra en la visión occidental de los seres elementales y otros seres fantásticos que le es más cercana al autor.

Una advertencia previa. En esta obra no aparecerán seres fantásticos que se engloban en el llamado bestiario fantástico o criptozoológico mítico; dragones, grifos, arpías, medusas, gorgonas y demás seres englobados en esta categoría. Quizás en otra ocasión puedan ser expuestos en una obra futura, otra guía, por parte del que escribe.

La presente obra pretende ser un inicio y un complemento, una breve guía, para que aquellos lectores que deseen saber más sobre estos seres tengan una base con la que empezar a profundizar en otras obras de diversas disciplinas más vastas y profundas.

Espero que esta pequeña obra despierte la insaciable curiosidad, innata en el ser humano, en este caso, por este tema.

Bienvenidos a un mundo tan antiguo como el ser humano y tan rico y bello como su imaginación.

PRIMERA PARTE

DE LOS SERES FANTÁSTICOS LLAMADOS ELEMENTALES

«El hombre es un instrumento por el cual los tres mundos existentes —espiritual, astral y elementario— están obrando. En él hay seres de todos estos mundos, racionales y no racionales, criaturas inteligentes y sin ninguna inteligencia.»

Los Elementales, Paracelso

ORIGEN Y RASGOS COMUNES DE LOS SERES ELEMENTALES Y OTROS SERES FANTÁSTICOS

ORIGEN

Para adentrarnos en el profundo e ignoto universo de los seres elementales y otros seres fantásticos primero hemos de definir la raíz, los cimientos en los que se basan todas las leyendas, relatos, historias y cuentos sobre ellos, y en general sobre todo ser fantástico que el ser humano haya recreado en su imaginación.

Hemos de empezar por el Mito.

¿Qué es el mito?

Es un relato, una historia, de origen antiguo u olvidado, que trata de explicar aspectos del mundo en una comunidad de seres humanos. El Mito trata, en gran parte, sobre la existencia de seres superiores en poder a los seres humanos que han interactuado e intervenido a lo largo del tiempo con estos últimos. Los mitos eran, en esencia, verdades reveladas, tan reales para aquellos seres humanos como el paso del tiempo, el día y la noche, la sucesión de las estaciones, el nacimiento y la muerte y la trascendencia del ser humano a otros planos dimensionales o existenciales tras la muerte. 1

El Mito se pierde en la noche de los tiempos y por tanto posee rasgos comunes en todas las civilizaciones humanas desde la aparición de las mismas.

Estos relatos, estas historias, son la base de las creencias religiosas y tenían como primer objetivo, aparte del religioso, enseñar y hacer comprender a los seres humanos los fenómenos de la naturaleza que no podían explicarse de forma racional y ser fuente, a la vez, de conocimiento de la comunidad y de sus individuos para poder reconocer, alertar y sobrevivir a peligros en tiempos donde el medio en el que vivían era desconocido, peligroso y mortal 2 .

El Mito también servía para educar y formar al individuo en su comunidad. Los códigos morales y éticos eran transmitidos en relatos, en historias, que primero de forma oral y luego escrita serían el corpus social de conducta y normativa moral y ética de la sociedad donde residiera ese individuo desde su nacimiento a su muerte.

Por último, el Mito era necesario para explicar el devenir del tiempo; nacimiento, crecimiento, desarrollo, muerte y trascendencia del individuo, dándole unas pautas a seguir en ese transcurrir desde la cuna a la sepultura. Estos relatos servían como medio para aceptar las visicitudes de la vida.

Así, desde lo más remoto de nuestra historia como especie inteligente el Mito sería transmitido de generación en generación. Primero de forma oral; por el chamán en las profundas cavernas y por el brujo de las primeras aldeas sedentarias, por el sacerdote en los primeros templos almacenes de trigo y en las primeras ciudades, por el augur, la sibila o la pitonisa en los oráculos, luego por escrito; por los maestros de las academias y liceos de las ricas y prósperas polis y por los escribas en las urbes desde Alejandría a Atenas, de Roma a Bizancio, por los monjes en las bibliotecas de los monasterios medievales hasta llegar a nosotros en forma de leyendas y cuentos en sus versiones tradicional antigua o moderna conformando toda una pléyade de seres fantásticos de todo tipo y condición.

El Mito será fundamental para que se forje en el futuro las diversas disciplinas artísticas y en concreto las literarias con todos sus géneros. El poema del rey Gilgamesh, la Ilíada y la Odisea de Homero, el teatro universal de autores griegos y romanos a William Shakespeare, la novela en todos sus géneros, y en especial en los de fantasía, ciencia ficción y terror, son herederos directos del Mito, en gran parte o en su totalidad. Beben de sus fuentes.

El Mito universal es nuestro acervo común como especie inteligente. Es, en definitiva, el relato, la historia, bajo muchas máscaras, de los deseos, anhelos, esperanzas y miedos de nuestra especie.

Es en el Mito, desde sus inicios en la noche de los tiempos, donde existe una división jerárquica clara de diversos seres que existen en el mundo junto a los seres humanos, a saber:

Seres superiores, llamados dioses

Son la más alta gradación de seres a ojos de los seres humanos. Poseen un poder inmenso. Son omnisapientes, omnipotentes, omniscientes, omnipresentes e inmortales. Su poder es tal que intervienen a voluntad en el día a día de los seres humanos, les reclaman cultos y rituales y son capaces de alterar las leyes físicas de nuestro universo a su conveniencia. Creadores del mundo y de los seres humanos, desean recrearse en los frágiles, débiles e ignorantes humanos y solo tras un tiempo deciden otorgar a sus criaturas los fundamentos de la civilización, por deseo o porque entre sus filas ha habido un rebelde que trae a los humanos la elevación civilizadora dejando atrás su condición de animales irracionales 3 . Los seres superiores, los dioses, en los mitos, a los mortales seres humanos los juzgaban, les ponían a prueba su fe, fidelidad y lealtad para con ellos 4 .

Seres superiores mixtos, los semidioses

Seres semihumanos y semidivinos que son mezcla, son híbridos, de la unión de dioses con seres humanos y que poseen ciertos poderes y realizan hazañas inigualables. Pueden ser fundadores de estirpes y dinastías reales, de ciudades, reinos e imperios, de cultos religiosos y mistéricos. En esta categoría podían acceder seres humanos mortales, los Héroes, que de forma excepcional por sus virtudes morales y cívicas, por su valor y sacrificio para con su comunidad y por sus hazañas igualables a la de los semidioses les eran rendidos culto, respeto y memoria histórica, y se les otorgaba una ascensión hacia la semidividad o incluso la divinidad a su muerte 5 .

Seres intermedios

Llamados de muchas formas a nivel singular y plural y que en la presente obra se les nombra seres elementales y otros seres fantásticos como forma general para distinguirlos de animales fantásticos y las dos anteriores categorías antes mencionadas. Están por debajo de los seres superiores y los superiores mixtos pero por encima de los seres humanos. Poseen poderes e inciden en los seres humanos a voluntad. Pueden ser racionales o irracionales. Son estos seres los objetos de exposición de la presente obra.

Por último,

Los seres humanos, nosotros

Una especie inteligente con grandes capacidades pero que en esta jerarquía, en el Mito, somos seres sin poderes como los de las anteriores categorías; somos frágiles, débiles, ignorantes y mortales, pero objeto de la curiosidad y la necesidad de los seres superiores, que desean y obligan a los seres humanos a que les rindan culto, devoción, respeto y sumisión 6 .

 

A partir de la Edad Media se sumaran a estas categorías, a una escala inferior, situados en el infierno, al ser humano y a los dioses, ya en un mumdo con un único dios, pero con poderes superiores a los humanos, los demonios, una hibridación entre los seres del infierno de la Biblia y la nueva denominación de los seres intermedios 7 .

Si el origen común, la raiz, de los seres intermedios llamados elementales y el resto de fantásticos se ecuentra en el Mito ¿Existe un origen u orígenes comunes para ellos?

A mi entender, y como teoría, se podría establecer un origen común de los seres elementales y otros seres fantásticos basado en la hibridación de diferentes mitologías surgidas de diversas civilizaciones y culturas humanas, en Occidente. Una serie de estratos mitológicos conformaran la futura aparición de estos seres tal como los conocemos hoy en día, su evoluciónen proviene de ellos: animista, griego clásico, romano clásico, celta, nórdico y germánico.

 

En el primer estrato mítico se encuentran los cultos animistas, en la prehistoria del ser humano. Las fuerzas de la naturaleza junto con la flora y la fauna fueron personificadas en lo que llamaríamos un espíritu universal o espíritus de la naturaleza. El ser humano dotó de personalidad al sol y a la luna, al agua y la tierra, al viento y las nubes, a los árboles, las flores y los animales. Los espíritus de la naturaleza podían favorecer o desfavorecer la caza, la pesca y la recolección, se les debía de perdir permiso para poder cazar, pescar y recolectar y los lugares donde proveer alimento eran sagrados.

 

El segundo estrato se encontrará en la Grecia clásica. Junto con los dioses, los semidioses y los héroes se encontraban los llamados daimones. El daimon era un concepto de tipo espiritual que poseía varias definiciones. Para unos significaba de forma directa una divinidad menor intermedia, tal como Homero en sus poemas así lo describe; un genio protector contra la adversidad, la mala fortuna o el hado, el fatum latino. Para otros, como Hesíodo, los daimones eran los primeros seres humanos de la mítica Edad de Oro8 que por voluntad del dios Zeus se habían convertido en protectores de los seres humanos surgidos tras el diluvio universal. Platón afirma en uno de sus diálogos filosóficos, en El Banquete, que los daimones son los intermediarios entre los dioses y los seres humanos, conduciéndo y siendo guías los primeros hacia el Hades, el inframundo, a los segundos una vez morían.

 

El tercer estrato mítico lo encontramos en la Roma clásica donde existían al menos cuatro tipos de seres, divinidades menores, que son también al igual que los daimones griegos gran parte de los orígenes de los futuros seres elementales y otros seres fantásticos.

En el panteón romano de dioses, equivalentes a los griegos, se encontraban los llamados dioses domésticos; los lares, manes, penates y genios. Los lares eran los protectores del hogar romano. Se les ofrecían alimentos y eran los custodios de la mesa, salero y vajilla del hogar, una vez al mes la familia romana realizaba rituales de libación en su honor. Estos dioses domésticos podían también ser los protectores de una ciudad o del cruce de los caminos en las calzadas entre ciudades por todo el imperio romano. Tras los dioses lares estaban los llamados dioses manes9. Eran los espíritus de los antepasados de las familias romanas. Se les honraba y veneraba para evitar que se convirtieran en lémures,10 espíritus malignos contrarios a los mortales. El siguiente tipo de dioses domésticos de los romanos eran lo penates. A ellos eran dados los primeros alimentos que se iban a poner en la mesa del hogar romano y su tradición y rituales se remontaba a la legendaria huída de Troya por parte del mítico Eneas 11 . El cuarto y último dios doméstico era el genio, llamado Juno para su culto por parte de las mujeres romanas. Era el dios personal de cada ser humano y se le representaba con la imagen de una serpiente, protegía al individuo desde su nacimiento a su muerte. Cada ciudad en la civilización romana tenía su genio también, en el caso de Roma era desconocido y no se sabía si era masculino o femenino 12 .

Existía otro ser, tanto para griegos como para romanos, que se incorporaría a los orígenes básicos para la futura evolución de los seres elementalesy otros fantásticos, es el hado. El hado, fatum en latín, era muy importante. Era el escudo contra la adversidad, otorgaba con su favor la suerte en las empresas a realizar, protegía del mal fario, de la mala suerte. De la palabra hado derivará en el futuro la palabra hada.

Espíritus de la naturaleza, daimones, lares, manes, penates, genios, hado, eran conocidos en un territorio, el romano, en el que en su máximo esplendor y extensión, en los siglos I a.e. a IV d.e, vivieron millones de habitantes 13 . Dejarían una huella profunda para la futura concepcion de los seres elementales y otros seres fantásticos en occidente.

 

Una cultura bárbara a ojos de griegos y romanos, los celtas, aportaría gran parte de su acervo tradicional para la futura concepción y desarrollo de los seres elementales y otros fantásticos.

Europa está impregnada de símbolos, mitos, festividades e historia celta. Irlanda, Gran Bretaña, Francia, el norte de Italia, el norte y centro de España son solo ejemplos en la geografía actual del continente que poseen restos, simbología y mitología, en menor o mayor grado, de la presencia cultural celta. Para los diferentes pueblos celtas el universo se dividía en cuatro niveles; el de los mortales, el de los seres feéricos, el de los héroes y el de los dioses. De todos los lugares con presencia celta será la isla de Irlanda la que contenga e irradie esos elementos míticos para la consolidación definitiva de los seres elementales y otros seres fantásticos en la Europa continental.

Así, en Irlanda, los llamados Daoine Sidhe14 fueron los primitivos habitantes míticos de la isla que, una vez derrotados por los hijos de Mil, los milesios o seres humanos, fueron al mundo subterráneo, a los bosques y prados, arroyos y lagos, a los reinos del otro lado a ocultarse. Para la mitología celta era una evidencia la existencia de esos mundos paralelos, poderosos e ignotos en los que se habían refugiado lo que serán las futuras hadas, elfos o duendes. Estos seres eran considerados mitad seres intermedios y mitad seres divinizados superiores de menor escala a los llamados Tuatah de Dannann.15

La cultura celta aportaría en Europa la riqueza de sus seres feéricos tras la caída de la Roma clásica y la ascensión del cristianismo y su hegemonía en la Edad Media, fue perfilando a los seres elementales tal como los conocemos; hadas, duendes, elfosy todo el rico y variado listado de otros seres fantásticos.

 

El quinto estrato mítico lo aportará la cultura nórdica.

La mitología nórdica establecía un universo compuesto por diversos mundos regidos por el cetro del dios Odín. Ese universo era Yggdrassil, el gran fresno, el árbol mundo, que conecta los distintos mundos existentes. 16 En ese universo de mundos existían diferentes seres elementales; elfos, enanos y otros igual de fantásticos como gigantes y trolls, que se sumaran al futuro de la conformación de los seres elementales y otros fantásticos tal como se conocen hoy en día en Occidente.

 

En la mitología germánica, por último, los enanos tendrán suma importancia en sus leyendas y se incorporaran también al acervo mítico común occidental.

Cada estrato mitológico, cada rama mítica, depositó su carga de denominación, imagenes, funciones, simbolos y poderes de estos seres fantásticos. Y cada rama, cada estrato, se mezcló de tal forma que se creó una diversidad ilimitada de seres de todo tipo y condición.