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Huellas de Tania es el título de esta obra para la cual hemos indagado y compilado informaciones basadas en la vida de Haydée Tamara Bunke Bíder, Tania la Guerrillera. Damos a conocer hechos inéditos desde su nacimiento, el 19 de noviembre de 1937 en la ciudad argentina de Buenos Aires, hasta su caída en combate en el vado de Puerto Mauricio en Río Grande, Bolivia, el 31 de agosto de 1967, casi al cumplir treinta años. Precisamos algunos acontecimientos referidos a la impresionante vida clandestina y a su heroica actuación en la guerrilla del Che en Bolivia.
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Seitenzahl: 285
Veröffentlichungsjahr: 2022
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Cuidado de la edición: Tte Cor. Ana Dayamín Montero Díaz
Edición: Olivia Diago Izquierdo
Diseño de cubierta e interior: Liatmara Santiesteban García
Realización: Yudelmis Doce Rodríguez
Corrección: Catalina Díaz Martínez
Fotos: Cortesía de los autores
© Adys Cupull Reyes, 2019
Froilán González García, 2019
© Sobre la presente edición:
Casa Editorial Verde Olivo, 2019
ISBN: 9789592244788
Todos los derechos reservados. Esta publicación
no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte,
en ningún soporte sin la autorización por escrito
de la editorial. Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público. Si precisa obtener licencia de reproducción para algún fragmento en formato digital diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) o entre la web www.conlicencia.com EDHASA C/ Diputació, 262, 2º 1ª, 08007 Barcelona. Tel. 93 494 97 20 España.
Casa Editorial Verde Olivo
Avenida de Independencia y San Pedro
Apartado 6916. CP 10600
Plaza de la Revolución, La Habana
www.verdeolivo.cu
«Lo más valioso que un hombre posee es la vida,
se le da a él solo una vez y por ello debe aprovecharla
de manera que los años vividos no le pesen,
que la vergüenza de un pasado mezquino no le queme
y que muriendo pueda decir, he consagrado toda
mi vida y mi gran fuerza a lo más hermoso del mundo,
a la lucha por la liberación de la humanidad».
Nicolás Ostrovki
«...es tarea nuestra mantenerla viva
en todas las formas».
Vilma Espín Guillois
Huellas de Tania es el título de esta obra para la cual hemos indagado y compilado informaciones basadas en la vida de Haydée Tamara Bunke Bíder, Tania la Guerrillera. Damos a conocer hechos inéditos desde su nacimiento, el 19 de noviembre de 1937 en la ciudad argentina de Buenos Aires, hasta su caída en combate en el vado de Puerto Mauricio en Río Grande, Bolivia, el 31 de agosto de 1967, casi al cumplir treinta años. Precisamos algunos acontecimientos referidos a la impresionante vida clandestina y a su heroica actuación en la guerrilla del Che en Bolivia.
La flor de Río Grande, la muchacha de la guerrilla del Che como la denominan algunos; la de ojos claros que iluminaba, tocaba acordeón, guitarra y cantaba las tradicionales chacareras y tangos de su patria natal; la argentina cubanizada que quería contraer nupcias con Ulises Estrada Lescaille y tener muchos hijos; la que dejaba huellas en los lugares por donde pasaba, es nuestro compromiso, cumplido, porque ella no podía faltar como parte de la serie Semillas del Ñacahuasú que dedicamos a los guerrilleros bolivianos y peruanos. Tania vivirá en la medida en que conozcamos sus sentimientos y la razón de su en-trega a la redención de la humanidad.
No es la primera vez que escribimos de Tania. En nuestras obras La CIA contra el Che y De Ñacahuasú a La Higuera, tratamos algunos aspectos de su presencia en Bolivia, fundamentados en los testimonios que obtuvimos entre 1983 y 1987, de periodistas, escritores, artistas, historiadores, diplomáticos, religiosos, dirigentes políticos, funcionarios, militares, amigos y compañeros de lucha.
Especiales testimonios fueron los de José Castillo Chávez, Paco, y Eusebio Tapia Aruni, dos bolivianos sobrevivientes de su grupo, quienes recordaron los difíciles días en que la retaguardia estuvo cercada por el ejército y los detalles del combate de Chuyuhuaco en el cual Tania participó.
El 7 de noviembre de 2016 se cumplieron cincuenta años de la llegada del comandante Ernesto Che Guevara a la finca de Ñacahuasú, situada a 30 km de Lagunillas, capital de la provincia Cordillera, a 271 de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra y a 1085 de La Paz. Ese día Che inició su diario de campaña en Bolivia, obra que ha permitido conocer la historia del Ejército de Liberación Nacional que operó bajo su mando en aquellas zonas selváticas de Suramérica.
Tania visitó el campamento, por primera vez, el 31 de diciembre de 1966, para recibir instrucciones del Che y se marchó el 2 de enero 1967 para cumplir otra misión clandestina en Buenos Aires; luego regresó a La Paz, donde realizaba su trabajo secreto.
En marzo volvió a Ñacahuasú, llevó al francés Regis Debray, al argentino Ciro Roberto Bustos y a los peruanos Juan Pablo Chang--Navarro Lévano, Restituto José Cabrera Flores y Lucio Edilberto Galván Hidalgo. En ese mes la guerrilla contaba con dieciséis cubanos, veintinueve bolivianos y tres peruanos.
Para esta obra, nos hemos apoyado en valiosos testimonios de quienes la conocieron o compartieron con ella; entre los entrevistados en Bolivia, se encuentran los militares Mario Vargas Salinas y Arnaldo Saucedo Parada. El primero dirigía la compañía que acabó con su ejemplar vida, el segundo era jefe de Inteligencia de la Octava División. También obtuvimos el testimonio del doctor Mario Agramont, uno de los jefes de Inteligencia de la Cuarta División con sede en Camiri, y de los corresponsales de guerra bolivianos José Luis Alcázar, Edwin Chacón, Raúl Rivadeneira, Gustavo Sánchez. Con ellos visitamos los lugares vinculados a la retaguardia.
Conversamos con exagentes de la CIA, que aportaron sorprendentes informaciones, y tuvimos acceso a varias gavetas de esa organización que habían permanecido ocultas en Bolivia, lo que permitió corroborar y ampliar las anotaciones que ya habíamos obtenido.
El 15 de septiembre de 1986 en Berlín, conocimos a los padres de Tania, Erich Bunke y Nadia Bíder; nos mostraron fotos inéditas, documentos, sus calificaciones en las escuelas de Argentina y Alemania (República Democrática Alemana entonces), diplomas, medallas, discos de música, un uniforme deportivo. Querían entregárnoslos en ese momento, pero les aconsejamos que visitaran La Habana y los donaran al Museo de la Revolución.
Con una dulzura muy particular, Nadia nos contó que Tania cantaba la Marcha del 26 de Julio y que hizo la traducción al alemán. Fue una noche inolvidable, un amanecer de recuerdos en el que habló de su hija como si estuviera presente. Nos dijo que Tamara fue una niña decidida. Se ejercitaba con frecuencia, montaba a caballo, bicicleta, nadaba muy bien y tenía un buen oído musical, que a los siete años comenzó a tocar el piano y el acordeón y lo hacía con mucho sentimiento.
En otro momento narró cómo se sorprendían los alemanes al escuchar, en su voz, canciones latinoamericanas de Perú y Uruguay, aunque «siempre prefería la música y los bailes folclóricos argentinos. Ella sentía y pensaba como argentina». Supimos que le puso Tamara en memoria de su mamá. Cuando era muy pequeña le decían Tamarita, y como no sabía pronunciar su nombre completo, ante la pregunta. ¿Cómo se llama la niña? Respondía: «Ita, Ita».
Esa noche la mamá nos sugirió visitar lugares de Alemania vincu-lados a la heroica guerrillera. Después nos trasladamos a Praga y llegamos hasta Lávdi, a unos treinta kilómetros de la capital checoslovaca, donde Tania vivió, recibió entrenamiento operativo y donde se confeccionó la leyenda de Laura Gutiérrez Bauer para su trabajo clandestino.
Cuando Erich y Nadia vinieron a Cuba para entregar los objetos y documentos al Museo de la Revolución, llegaron a nuestra casa; pasados algunos años volvieron. Después de la muerte de Erich, ella vino sola, en el comedor ocupó la misma silla de la vez anterior y nos pidió, si era posible, dejar la otra vacía. Era donde Erich se había sentado. «Quiero recordarlo en ese lugar», nos dijo con voz muy queda.
Conversamos ante las imágenes de nuestra galería dedicada a la guerrilla del Che en Bolivia. Durante esa tarde de visita pudimos adentrarnos más en la vida y la historia de Tania.
Nadia afirmó que su hija quería ser como las demás muchachas, tener hijos, un hogar; pero eligió esta otra carrera, esta otra misión. Habló también de Ulises Estrada, el novio de Tania; y de los hijos de este, que ella los tenía como nietos. Nos recomendó estudiar el libro de las periodistas cubanas Mirta Rodríguez Calderón y Marta Rojas: Tania la guerrillera inolvidable.
Ello nos permitió conocer más sobre Tania, así como visitar las ciudades y lugares en Cuba donde trabajó, estudió, vivió o recibió entrenamiento operativo: Pinar del Río, Santa Clara, Cienfuegos, Trinidad, Holguín, Santiago de Cuba, el pico Turquino y la ciénaga de Zapata, entre otros sitios.
Mientras investigábamos sobre la guerrilla de 1967 en Bolivia, recorrimos la ruta de su paso por Lima, Cusco, Puno, Juliaca y Yunguyo, ya en la frontera peruana, y el cruce hasta Copacabana en territorio boliviano. Tania llegó a La Paz con la identificación de Laura Gutiérrez Bauer, el 18 de noviembre de 1964, un día antes de cumplir sus veintisiete años.
Transitamos en diferentes momentos por las vías que existían para llegar a Ñacahuasú: una de ellas, pasando por Ayo Ayo, Patacamaya, Sica Sica, Caracollo, Cochabamba, Epizana, Comarapa, Mataral, Mairana, Samaipata, Santa Cruz, Abapó, Tatarena, Caraguatarenda, Gutiérrez, Ipati, Lagunillas, Ñacahuasú, o por la de Sucre, Padilla, Monteagudo, Muyupampa y Camiri, o por los caseríos de Bella Vista, Itai, Taperillas, Ticucha, Río Grande, Masicuri y Vallegrande.
En Bolivia, Tania era conocida como Laura, Laurita; allí la recuerdan como una estrella fugaz que se logra tomar, aprisionar, traer a la tierra y mantenerla por su simpatía, por su inspiración ante la guitarra y el acordeón, por su espíritu de investigadora y porque dejó una estela imborrable en todos los que la conocieron y en los lugares intrincados de esas tierras del sur.
Entrevistamos a personas que se relacionaron con Tania en La Paz, entre ellas a un famoso pintor, Juan Ortega Leyton, artista que la ayudó y la introdujo en los medios intelectuales; también a Gonzalo López Muñoz, que por entonces era el secretario de la Presidencia de la República.
Ya en Ñacahuasú desertaron dos guerrilleros, Pastor Barreras y Vicente Rocabado, este trabajaba para los servicios secretos bolivianos, informó todo lo que vio y la presencia de una mujer en la guerrilla. El 23 de marzo comenzaron los combates y Tania quedó dentro de la zona guerrillera, fue individualizada y no pudo regresar a La Paz. Según escribió el Che, se perdieron dos años de trabajo bueno y paciente.
Cuando Che se dispuso llevar al francés Regis Debray y al argentino Ciro Roberto Bustos hasta las cercanías de la población de Muyupampa, para que salieran de la zona, decidió que Tania, el cubano Alejandro (Gustavo Machín Hoed de Beche), ambos con fiebre alta, y los bolivianos Moisés Guevara Rodríguez, con un fuerte cólico de las vías biliares, y Serapio Aquino Tudela, Serafín, con problemas en una pierna, se quedaran en un lugar cercano al caserío de Bella Vista para que no hicieran esa caminata y esperaran el retorno, todos bajo el cuidado del médico peruano Restituto José Cabrera Flores, el Negro.
También permanecieron en ese lugar los cubanos Juan Vitalio Acuña Núñez, Joaquín, al frente del grupo como jefe de la retaguardia; Israel Reyes Zayas, Braulio, y Antonio Sánchez Díaz, Marcos; los bolivianos Freddy Maymura Hurtado, Ernesto; Antonio Jiménez Tardío, Pedro; Apolinar Aquino Quispe; Walter Arancibia Ayala; Casildo Condori Cochi, Víctor; y cuatro para licenciarlos de la guerrilla: Julio Velazco Montano, Pepe; Eusebio Tapia Aruni; Hugo Choque Silva, Chingolo; y José Castillo Chávez, Paco.
Después de la separación, Che trató de localizar a la retaguardia, pero no fue posible el encuentro. Hemos reconstruido el movimiento o marcha del grupo en el que iba Tania por la intrincada zona guerri-llera, y lo incluimos en este libro. En Chuyuhuaco se quedó protegiendo las mochilas, medicinas, alimentos, pero con una ametralladora al lado. Desde esa posición participó en ese combate.
En Bolivia encontramos a un militar que conservaba su bolso, con otro pequeñito, de piel, que estaba dentro. No teníamos posibilidad de verificar la información de forma inmediata, porque casi siempre se teje la leyenda y aparecen inexactitudes en los datos o en las personas; algunas, por el interés de sentirse protagonistas o por recibir algo material a cambio, pueden falsear la verdad. Fue con los sobrevivientes que pudimos constatar la veracidad de los objetos que Tania llevaba.
Al entrevistar a Paco (José Castillo Chávez, sobreviviente), enseguida reconoció el bolso de Tania y nos precisó:«dentro llevaba otro bolsito»; se lo mostramos y también lo identificó. El bolso y una pulserita de plata que Tania le regaló a la hija de Gonzalo López Muñoz fueron entregados al Museo de la Revolución, junto con otros objetos y documentos. Y el yipi que utilizó en sus investigaciones folclóricas fue donado al pueblo cubano por el matrimonio boliviano de Hugo Nallar y Nancy Gutiérrez.
Paco y Eusebio señalaron el interés constante de la CIA y los servicios secretos bolivianos, por inducir respuestas que pudieran afectar moralmente a Tania. Al recordarla la describen como una mujer valiente, luchadora, fuerte de carácter, que discutía con sus compañeros las cosas con las que no estaba de acuerdo, sin perder la ternura y el amor con que atendía a los compañeros enfermos o heridos.
Todavía no se ha comprobado el día de su muerte, durante la emboscada del 31 de agosto no apareció su cuerpo, el cual fue encontrado días después, alejado del lugar. Al parecer la corriente lo arrastró. Algunos campesinos manifestaron que apareció fuera del río y la cabeza dentro. La posición hace suponer que logró salir, luego se arrastró hasta la orilla para tomar agua y tal vez en ese momento murió, quizás herida, muy débil, lo que indica que sobrevivió algunos días.
Trasladaron el cadáver a Vallegrande donde, según explicaron los pobladores, los guerrilleros que cayeron en esa emboscada, fueron tirados por un barranco. Una campesina los descubrió. El mal tratamiento al cadáver de Tania no fue aceptado por la población de una zona sumamente católica, pensaban que hacerle algo así a un ser humano era injusto, pecaminoso, que se podía revertir contra ellos y recibir castigos divinos.
Ante esos comentarios, el ejército se vio obligado a echar tierra sobre los cadáveres. Pero como Tania fue trasladada posteriormente, los lugareños pidieron que no hicieran lo mismo con ella. Algunas mujeres hablaron con las monjas y estas le solicitaron al coronel Andrés Sélich, comandante del regimiento militar, que no le dieran el mismo trato al cadáver de la mujer.
Según esas fuentes, el coronel respondió que no había presupuesto para el ataúd, ni para sábanas, velas, ni para nada. Entonces los vecinos, especialmente las mujeres, organizaron una colecta para darle cristiana sepultura. La actitud de las mujeres creó un estado político desfavorable para el ejército, que finalmente decidió buscar el cajón y enterrarla con honores militares. De esa forma intentaban obtener apoyo popular.
En Vallegrande siempre se dijo que fue enterrada en el cementerio municipal, adonde algunos pobladores llevaban flores o encendían velas a una tumba sin nombre. Al encontrarse sus restos a doscientos o trescientos metros del cementerio, aparecieron nuevos detalles, entre otros, que el ataúd lo habían llevado vacío; que el cadáver fue suplantado por el de un militar, a quien le hicieron los honores y el sacerdote Mario Laredo le ofició la misa, burlándose de los sensibles y religiosos pobladores de Vallegrande.
Después de los acontecimientos guerrilleros en La Higuera y Valle- grande comenzó una gran campaña contra Tania. El 5 de mayo de 1968, el Welt am Sontang, de Alemania Federal, publicó un artículo en el que se calumniaba a Tania. El periódico se hizo eco de la noticia de la deserción de un oficial de los servicios secretos de la extinta República Democrática Alemana, que haría sensacionales revelaciones y crearon una gran expectativa.
El exoficial, entre sus declaraciones, dijo que Tania había sido agente de la KGB y de los servicios secretos de la RDA, enviada a Cuba para espiar al Che, toda una historia inventada, la cual justificaban añadiendo que se había enamorado de él y abandonado la misión secreta por amor.
Trataban de calumniarla y disminuir su nobleza, ideales y la acción internacionalista. Era una infame mentira. Con esta información un oficial de la CIA llevó el periódico a La Paz, se reunió con un grupo de periodistas para mostrarles lo que se había publicado y pedirles que escribieran en torno a ello.
En Bolivia, a través del actor Mario Arrieta y su esposa, la actriz y directora de teatro María Teresa Arce, conocimos que Daniel Salamanca, secretario privado de Barrientos y funcionario de la Presidencia de la República, les comentó que, en el mes de junio de 1968, llegó a la ciudad de La Paz un oficial de la CIA para charlar con algunos periodistas previamente seleccionados. La conversación se efectuó en la casa situada en la calle 14 número 235, del residencial barrio de Calacoto y el motivo era mostrar el artículo del periódico alemán.
Días después en La Paz, el periódico El Diario, lo reprodujo íntegramente y el oficial de la CIA se volvió a reunir con los periodistas. Uno de ellos muy prestigioso, nos explicó que le instaron a que escribiera, pagándole bien, pero se negó; alegó que nadie en Bolivia iba a creer esas historias fantásticas, porque hasta en medios intelectuales, culturales y políticos de derecha, Tania había dejado una magnífica imagen. Esta fue la respuesta del oficial de la CIA:
No importan los bolivianos, son analfabetos, no saben leer; importan los europeos y los norteamericanos. Allí un por ciento va a creer, otro por ciento le convendrá creer, a otro por ciento le haremos creer y el resto dudará. Nuestro éxito consistirá en hacer de los guerrilleros unos aventureros y de Tania una mujer vulgar.1
Así comenzó la infundada campaña. Aún hay personas en diferentes países que creen que existió una relación amorosa entre los dos guerrilleros. Es toda una calumnia y difamación.
Antonio Arguedas, ministro de Gobierno (Interior) de Bolivia, en esa época, explicó a la prensa que Tania era muy inteligente y trabajó mucho tiempo entre lo más selecto de la sociedad y la política, sin que nadie sospechara de su tarea revolucionaria.
Afirmó que en sus papeles nunca apareció nada que indicara su trabajo ni la relación con la guerrilla; que los primeros indicios se lograron cuando sus agentes examinaron las maletas en un yipi estacionado en un garaje en Camiri. En el equipaje hallaron ropas, apuntes con direcciones y teléfonos de Laura Gutiérrez Bauer, pero ni se sabía que esa persona era Tania.
Expresó Arguedas que se revisaron fotografías en las que aparecía con personas de la vida social y política de Bolivia, incluso entre el presidente Barrientos y el jefe de las fuerzas armadas, general Alfredo Ovando; cartas personales; pero nada que se relacionara con los guerrilleros. Agregó que se requisaron cintas magnetofónicas con grabaciones de música y canciones folclóricas, que fueron tomadas por la CIA, que las escucharon todas y tampoco apreciaron indicio alguno.
Cuando fue allanado su apartamento en La Paz, encontraron una agenda de notas y detuvieron e interrogaron a las personas que aparecían en ella, pero todas muy bien vinculadas dentro del Gobierno y en las esferas del poder en Bolivia.
Las huellas de Tania están también en países de Europa, Holanda, Francia, Austria y la Alemania reunificada, donde estuvimos en 1992 y 1993. Este recorrido nos permitió conocer lugares relacionados con la preparación de su leyenda. Fue emotivo visitar las estaciones ferroviarias de Viena y París. En la primera comenzó a utilizar su pasaporte de Laura Gutiérrez Bauer y, en la de París, arribó con el interés de gestionar la visa para Bolivia; de igual manera dejó pistas en otras ciudades de Italia, donde estuvo durante su preparación operativa, entre ellas Bolzano, Milán, Roma, San Remo y Veintimilla.
Desde el 2007 hemos trabajado en la creación de series televisivas con dos de nuestros tres hijos, los realizadores Leandro y Liván González Cupull: el primero ingeniero en Comunicaciones y el segundo licenciado en Literatura y Lengua Inglesa, quienes han presentado sus obras en varias ciudades europeas y latinoamericanas. Esta vez se afanaron en la realización de la serie dedicada a la vida de Tania, Historia de Ita la titularon. En ella se presentan las personas entrevistadas para este libro.
Con todo este trabajo investigativo, en el terreno y entre libros existentes, estructuramos la obra en diecisiete capítulos que siguen cronológicamente la vida de Tania, a quien recordaremos junto a sus compañeros de guerrilla que integraron el centro, la vanguardia y la retaguardia de la cual ella formaba parte, al caer el 31 de agosto en la emboscada de Río Grande.
Igual sucederá cada 19 de noviembre, fecha en que nació Ita, en la ciudad de Buenos Aires. La mantendremos viva, como la joven de treinta años que compartía sus dulces y canciones con niños bolivianos y pioneros cubanos, especialmente los de Santa Clara, en el Complejo Escultórico Comandante Ernesto Che Guevara.
Tania vivirá siempre que actuemos como ella, luchando para salvar la humanidad: «Hay que salvar al mundo», decía al referirse a las guerras, injusticias y miseria.
Los autores
1 Citas como estas, sin referencia bibliográfica, constan en el archivo personal de los autores.
Narradora argentina, actriz y directora de audiovisuales. En su voz se escucha la declamación de un hermoso poema del también argentino, Alejandro Zarasgard.
Los padres de Haydée Tamara Bunke Bíder conocida como Tania la Guerrillera, se llamaban Erich y Nadia; por la represión de la Gestapo, emigraron a Argentina desde Alemania. Partieron del puerto francés El Havre con su pequeño hijo Olaf.
El día 19 de diciembre de 1935 llegaron a Buenos Aires y se casaron el 26 de ese mismo mes. Tamara nació el 19 de noviembre de 1937. La familia vivió en esa ciudad, en las calles Corrientes y Pasteur y más tarde en Sarmientos 2106. Desde marzo de 1944 hasta el otoño de 1951, estudió en la escuela Cangallo, ubicada en el 1269 de la calle Juan Domingo Perón. Tamara era muy popular en la escuela. Sus amigos querían que se cortara las trenzas, pero ella se opuso firmemente. Ahí recibió cursos de pintura, dibujo y ballet. Tenía preferencia por la música y el folclor argentinos. En su casa leía mucho y le gustaba dormir abrazada a una de sus muñecas.
Los fines de semana iba a la quinta La Perlita del Club Verein Vorwarts en la ciudad de Quilmes, donde el padre era presidente desde 1937 y entrenador de deportes, y su madre, miembro de la comisión de dirección. En este lugar la niña montaba a caballo y bicicleta; tocaba el acordeón y practicaba deportes; conquistó lauros en competencias deportivas y culturales. Ganó en carrera, tiro de pelota, salto largo y salto alto. El 18 de diciembre de 1949, Tamara obtuvo el primer premio en cuatro especialidades.
A partir de 1945, Nadia trabajó como profesora de ruso. A mediados de 1952 la familia regresó a Alemania. Antes de la partida, fueron elegidos socios honorarios de la Asociación Adelante Verein Vorwarts de la ciudad de Quilmes. Tamara no quería abandonar Argentina y tuvieron que prometerle que la dejarían regresar.
Escritor y poeta argentino, entrevistado en Buenos Aires. Compañero de estudios de Tania en la etapa de la primaria. Autor de un hermoso poema dedicado a ella.
Yo llegué a la República Argentina, procedente de Viena, en el año 1940. Pasados pocos meses me vinculé con el grupo Vorwarts, Erich Bunke era su presidente y profesor de Educación Física. Conocí después a su hija Tamara, tenía siete u ocho años, cursaba la enseñanza primaria. La relación nuestra fue realmente muy interesante. La historia de las trenzas fue muy divertida, fue una cosa totalmente casual, más bien un juego. Alguien propuso: «Córtenle las trenzas» y ella casi llora, pero no quiso ni dejó que se las cortaran. No pasó más que una discusión entre muchachos; ellos no lograron su propósito, no pudieron cortarle el cabello porque Tania no se los permitió. Su actitud de entonces era parte de la voluntad que ya sabía manifestar.
A La Perlita asistíamos, una gran parte de la actividad era cultural. En este momento es media hora de viaje, pero entonces era una hora y media. La quinta se hallaba en un enorme predio en la ciudad de Quilmes. Estaba compuesta por un galpón, donde nos cambiábamos la ropa; un espacio para el bar muy concurrido normalmente; una cancha principal en la que practicábamos hantball. El fútbol se incorporó mucho después. Había otro juego muy propio de los alemanes, que se llamaba faustbool, acá era totalmente desconocido, lo practicaban solo ellos como competencia.
Yo diría más de Bunke que de Tamara, porque Bunke, aparte de buena persona, era un camarada importante en el movimiento, sabía manejar equipos de fútbol, hantball, es decir, deportes de grupos, yo digo manejar en el buen sentido de la palabra, me refiero a que sabía interpretar las necesidades de la gente y traducirlas en acciones.
Creo que la gran estrategia de Bunke fue convivir con un sector que no era fácil, porque de manera circunstancial a La Perlita llegó un montón de gente que normalmente no hubiera llegado. Los de una primera emigración eran obreros alemanes en lo fundamental; en los años treinta hubo otra, mayormente de obreros e intelectuales, y en los años cuarenta arribó un gran sector de judíos alemanes que también llegaron a la quinta y como elección política, porque existieron otras organizaciones judías de tipo sionistas.
Lo cierto fue que en la guerra hubo una buena alianza con toda esta gente. Una vez terminada, el grupo mayoritario volvió a su clase, cosa que nosotros no lo supimos interpretar, nos desplazaron y perdimos la institución.
De Quilmes, solamente recuerdo cosas lindas, muy agradables, simpáticas, ganábamos partidos, perdíamos otros, pero supimos relacionarnos bien.
Cuando supe de la muerte de Tania, se me ocurrió hacer una poesía. No sé si es buena, a mí me gusta. La titulé con su propio nombre.1
A través de Alex Zarasgard pudimos localizar al argentino y destaca-do intelectual nacido en Viena, que se estableció en Buenos Aires en 1939, donde estudió Medicina. Fundador y vicepresidente del Ateneo Argentino, presidente del Movimiento contra el Racismo, la Xenofobia y la Discriminación Racial. Autor de treinta y cinco libros de historia, ensayos y novelas, publicados en alemán y español. Es una figura emblemática de la literatura en lengua alemana escrita por exiliados.
Nací en Viena, Austria, el 14 de noviembre 1924, judío de origen sin vinculación alguna con la actividad y pensamiento judío; pero para los nazis significaba lo mismo. Fuimos perseguidos por motivos raciales, como ellos decían, por eso, para quienes podían emigrar no existió otra salida. Como mi papá tenía una hermana aquí en la Argentina, nos vimos con la posibilidad de escapar; llegamos a Buenos Aires en el año 1939.
Me matricularon en una escuela alemana donde había un profesor de Gimnasia que, en cuanto lo vi me pareció muy a la manera de Prusia. Entonces, pensé: «Este es el capo nazi acá en la escuela». También había chicos argentinos que debían aprender el alemán. Uno de ellos, por su cuenta, había memorizado una frase: «Judíos de mierda». Al oírsela se llenó de sangre mi cabeza y lo tiré por la escalera; lo golpeaba sin percatarme de que había caído donde estaba aquel profesor. En efecto, era prusiano, se llamaba Erich Bunke.
Llamó mi atención al preguntarme ¿qué hacía?; pero el mismo chico respondió: «Es comunista, porque le dije que es judío, me golpea». «¿Cómo le vas a decir eso?», lo requirió el profesor interrogativamente y a continuación añadió con energía: «¡No lo podés ofender así!» El chico no se detuvo y le contestó: «Usted también es comunista si defiende a los judíos […] Si estuviera en Alemania, lo encerrarían en un campo de concentración». En ese momento le oí decir: «Ahí ya estuve, te podría contar cómo es eso». Así conocí al señor Bunke. No era capo nazi como había pensado, era todo lo contrario.
Los sábados y domingos íbamos a La Perlita, ahí estaba el señor Bunke de presidente. Allí había un campo de deporte, jugábamos fútbol, hantball, faustbool. Hacía toda clase de actividades, también admitía a quienes tenían conocimientos políticos o los que hacían agitación política en forma muy sensata. De esta manera se ganaba para la izquierda a mucha gente.
En una colonia de vacaciones en Córdoba, Nadia y Erich eran maestros. Tamara también estaba ahí. Participaba en equitación que es una cosa aristocrática en Europa; pero en Argentina no, los chicos tenían caballos, era muy sensacional. Se practicaba atletismo, en este deporte la mamá de Tamara era muy buena y ganaba. Recuerdo a Tamara gritando: «¡Mamá ganó! ¡Mamá ganó!»
Muchas veces, lamentablemente, los comunistas y socialdemócratas peleaban y Erick lograba que hubiera paz, que todos estuvieran contra los nazis. Era muy hábil en eso.
Se fundaron otras entidades, una de ellas fue el Teatro Alemán Independiente, que hacía teatro democrático con actores perseguidos y refugiados. Para mucha gente que no tenía cultura era muy bueno, porque el castellano no lo entendían. El teatro trabajaba con una puesta en escena por mes durante diez años. No era poca cosa, con definida tendencia democrática y cultural. La gente tenía mucha necesidad de cultura, en castellano había, pero no lo entendían.
Los Bunke iban al teatro como público, el Verein Vorwarts facilitaba eso; igual pasaba con la música, el colegio de Música —existe todavía— proporcionaba el local, los músicos... formados en el propio colegio también perseguidos y refugiados. Después esto se proyectó hacia la sociedad argentina, fue muy importante. Y es que con la música no hay dificultad para entenderse.
Venezolana, del pueblito de Altagracia en el estado Guárico. Conoció a Tania en Alemania finalizando 1956, mientras cumplía una tarea del Partido Comunista venezolano.
Yo militaba en ese partido y Tamara, una joven rubia, linda, dulce, con unas crinejas muy bonitas, era la persona con quien debíamos establecer contacto en Berlín.
A mí me alojaron en una vivienda compartida con otra compañera. Hacía un frío enorme, corría el mes de diciembre y en Berlín la calefacción era con carbón. No tenía forma de comunicarme; pero después de que Tamara vino, todo cambió.Las relaciones fueron distintas y la atención también. Siempre mostró interés en ayudarnos. Con ella conversé sobre nuestras necesidades.
Luego volvió con mucha amabilidad para ver... explicar... Nos sirvió de intérprete con las camaradas alemanas de la Federación Internacional de Mujeres, cuyo apoyo recibíamos en ese momento.
El segundo día de conversación, ya nos había hecho los contactos y verificado que todo marchaba bien. Nos sentíamos satisfechas con su atención. No se limitó a relacionarnos con la federación y colaborar con nosotras: me vio embarazada, supo que tenía una niña pequeña, a mi esposo enfermo y trató de solventar mis problemas. Él también sintió la solidaridad de los compañeros del partido alemán.
Hablaba como argentina, inmediatamente me di cuenta. Entonces le pregunté: «¿Tú como argentina qué haces aquí? Hablas muy bien el alemán». Me contó que sus padres eran alemanes —ella judía, él alemán, militantes de izquierda—; que habían salido de allí perseguidos por los nazis. Allanados de la noche a la mañana, la familia se vio obligada a emigrar y se radicaron en la Argentina, país suramericano donde ella nació.
Cuando sus padres pudieron regresar a Berlín, comenzaron a construir una nueva vida. Me dijo, que en su hogar, desde que nació, la formaron como una futura combatiente, que estaba acostumbrada a esas vicisitudes y por eso se había interesado tanto en colaborar y ayudarme.
Alemania impresionaba por sus ruinas, a la vista estaban los efectos de los bombardeos y la destrucción de Berlín.
Trabajaban muy duro en la reconstrucción de todo el país. Sus padres fueron destinados a un lugar donde no existía nada, construían esa ciudad: plaza, edificios, escuelas, mientras ella y su hermano asistían a un colegio fuera de ese lugar.
Mi sorpresa fue al pasar los años y aparecer públicamente que estaba en el movimiento guerrillero boliviano con Che Guevara.
Reconocido intérprete argentino de música folclórica, integran-te del grupo musical Los Trovadores. En un encuentro en junio de 2008, invitados por las autoridades de la ciudad de Rosario, compartimos con él. En el año 1959 asistió al Séptimo Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes que se realizó en Viena; luego con el grupo vocal del cual forma parte, fue invitado a una serie de recitales en Hungría y Alemania. En este último país conoció a Tamara. Ella le sirvió de traductora y, a modo de dedicatoria, le escribió unas palabras, cuya fotocopia nos la entregó. Dice así:
A mi compatriota Pino, como recuerdo de esos hermosos momentos, en que con mucha nostalgia te oía cantar tan magníficamente las hermosas canciones de nuestra querida patria.
Con muchos afectos de esta argentina que piensa encontrarte por nuestros pagos,
Tamara
Berlín 8.9.59
Militante comunista argentino. Autor de los libros La defensa del peronismo de 1945 a 1955; El Militante, en el que aborda su biografía e incluye su entrenamiento militar en Cuba para integrarse en la lucha guerrillera del Che en Bolivia; y La historia del tango, en defensa de la cultura argentina en Italia, donde reside.
El 21 de marzo de 1967, refiriéndose al argentino Ciro Roberto Bustos, Che escribió en su diario de campaña en Bolivia: «[…] por supuesto, está en disposición de ponerse a mis órdenes y yo le propuse ser una especie de coordinador, tocando por ahora solo a los grupos de Jozami, Gelman y Stamponi [...]».
Cuando preparamos la nueva edición de El Diario del Che en Bolivia (ilustrado), donde dice Gelman anotamos que se trataba del poeta y periodista argentino Juan Gelman; pero en una larga conversación con el reconocido poeta y en su propio testimonio, nos aclaró que existía una confusión, que no se trataba de él, sino de otra persona que no conocía. Desde ese momento comenzamos la búsqueda para identificar a Gelman.
Las últimas indagaciones señalaban que no era Gelman, como se publicó en la primera edición del diario y que retomamos en la edición ilustrada, sino Alfredo Helman, con residencia en Europa, aunque algunos informaron que había fallecido.
Con Alfredo contactamos, finalmente, en la Feria Internacional del Libro de La Habana de 2016. Encontrarlo acá fue una verdadera e importante sorpresa, porque desde hacía años tratábamos de localizarlo. Aprovechamos para rectificar ese error histórico e incluir en esta ocasión, su testimonio:
Tuve la posibilidad de conocer a Tamara en Berlín, en el año 1960. La Juventud Comunista China invitó a una delegación de jóvenes argentinos y como yo era miembro de la Juventud Comunista de Argentina fui uno de ellos.