La esclava indomable - Hervé Roullet - E-Book

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Hervé Roullet

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Beschreibung

El autor relata la extraordinaria trayectoria de una mujer sudanesa, secuestrada a los nueve años por unos traficantes de esclavos.Vendida varias veces a dueños crueles, es golpeada y torturada, hasta que un cónsul italiano la rescata providencialmente de la esclavitud. Ya en Italia, Bakhita conoce la fe cristiana y es bautizada en la Iglesia Católica. Decide consagrar su vida a Dios e ingresa en la orden canosiana. Allí recorre durante casi medio siglo un caminito espiritual parecido al de su contemporánea Teresa de Lisieux. Será canonizada por san Juan Pablo II en 2002. Esta completa biografía de Josefina Bakhita nos hace descubrir a una santa inolvidable, que vivió con heroísmo y sencillez, llevando hasta el extremo el amor al prójimo y el perdón de los enemigos.

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Veröffentlichungsjahr: 2019

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HERVÉ ROULLET

LA ESCLAVA INDOMABLE

Biografía de Bakhita, la santa sudanesa

eDICIONES RIALP, S. A.

MADRID

Título original: Joséphine Bakhita. L’esclave devenue sainte

© 2015 by Éditions de l’Emmanuel, París.

© 2019 de la versión española realizada por MIGUEL MARTÍN,

by EDICIONES RIALP, S. A.

Colombia 63, 8.º A, 28016 Madrid

(www.rialp.com)

Realización ePub: produccioneditorial.com

ISBN (versión impresa): 978-84-321-5081-4

ISBN (versión digital): 978-84-321-5082-1

No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del copyright. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita reproducir, fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

ÍNDICE

PORTADA

PORTADA INTERIOR

CRÉDITOS

INTRODUCCIÓN

I. BAKHITA, LA AFRICANA SUDANESA

1. UN POCO DE GEOGRAFÍA…

2. … Y DE CIENCIAS NATURALES

3. EL SUDÁN ESTÁ PRESENTE EN LA BIBLIA

4. UN SITIO ARQUEOLÓGICO, TESTIGO DE LAS RAÍCES CRISTIANAS DEL SUDÁN: FARAS

5. VIDA Y MUERTE APARENTE DEL CRISTIANISMO SUDANÉS

6. UN FALSO PROFETA, EL MAHDI

7. EL EVANGELIO CONTINÚA ANUNCIÁNDOSE EN LAS PRUEBAS

II. BAKHITA, UNA HIJA DE DARFUR

1. DARFUR, UN PARAÍSO PERDIDO

2. EL PUEBLO DE BAKHITA Y SU FAMILIA

3. SU RELIGIÓN Y SUS COSTUMBRES

III. LA INFANCIA DE BAKHITA

1. DE SU NACIMIENTO AL SECUESTRO DE SU HERMANA

2. SECUESTRADA Y VENDIDA

3. BAKHITA Y BINAH SE EVADEN

4. EL MERCADO DE ESCLAVOS DE EL OBEID

5. UN GENERAL SIN PIEDAD

6. LAS TORTURAS

IV. HACIA LA LUZ

1. UN CÓNSUL ITALIANO LLENO DE HUMANIDAD

2. EN RUTA PARA ITALIA, TIERRA DE ACOGIDA Y ADOPCIÓN

3. LOS ESPOSOS MICHIELI

4. REGRESO TEMPORAL A ÁFRICA

V. EL ENCUENTRO CON JESUCRISTO

1. UN TAL ILLUMINATO CHECCHINI

2. EL INSTITUTO DE LOS CATECÚMENOS DE VENECIA

VI. LOS MODELOS

1. LA ESCLAVA Y LA MARQUESA

2. VICENTE, FRANCISCO Y MAGDALENA

3. UNA MISMA LLAMADA PARA LOS POBRES Y PARA LOS RICOS

4. DANIEL COMBONI, EL AMIGO DE LOS AFRICANOS

5. COMBONI, UN PROFETA

6. EL APOSTOLADO MISIONERO EN SUDÁN

VII. LOS AÑOS CRUCIALES

1. LA DECISIÓN DE SU VIDA

2. EL GRAN DÍA DE SU BAUTISMO

VIII. LA LLAMADA A LA VIDA CONSAGRADA

1. JOSEFINA QUIERE SER RELIGIOSA

2. HACIA LOS PRIMEROS VOTOS

IX. LOS AÑOS DE TESTIMONIO MISIONERO

1. SCHIO Y SU INFLUENCIA

2. HUMILDES TAREAS

3. DOS EVENTOS IMPORTANTES

4. ENFERMERA AUXILIAR

5. UNA PORTERA POCO COMÚN

6. VOTOS PERPETUOS Y MIRADAS AL PASADO

7. MISIONERA EN EL CONVENTO

8. MISIONERA IMPROVISADA ITINERANTE

X. LA ÚLTIMA ETAPA

1. DE NUEVO LA GUERRA

2. JUBILEO Y ÚLTIMAS PRUEBAS

3. «ESTOY EN EL TABOR, NO EN EL CALVARIO»

4. ÚLTIMAS PREGUNTAS

5. «¡QUÉ FELIZ SOY!... ¡MADONNA!... ¡MADONNA!»

6. DESPUÉS DE SU MUERTE

XI. EL RECONOCIMIENTO DE SUS VIRTUDES

1. JOSEFINA ES DECLARADA «vENERABLE»

2. JOSEFINA FUE UNA VIRGEN PRUDENTE

3. JOSEFINA TENÍA SENTIDO DE LA JUSTICIA

4. JOSEFINA ERA FIEL Y FUERTE

5. LAS MIL FACETAS DE SU TEMPLANZA

6. SU FE ERA EVIDENCIA

7. NUNCA HE DESESPERADO

8. UNA CARIDAD NATURAL Y SIN ÉNFASIS

9. ALEGRÍA, E INCLUSO BUEN HUMOR

10. AL SERVICIO DEL PRÍNCIPE DE LA PAZ

11. «DEBEMOS PERDONARLO TODO, POCO IMPORTA LA OFENSA»

XII. LA GLORIFICACIÓN

1. LA ANTIGUA ESCLAVA BEATIFICADA JUNTO A JOSEMARÍA ESCRIVÁ

2. JOSEFINA ES CANONIZADA

3. GRACIAS Y CURACIONES

XIII. PATRONA DE LOS AFRICANOS OPRIMIDOS

1. «¡SI PUDIERA VOLAR HASTA ALLÍ Y PREDICAR A TODOS, A GRANDES GRITOS, TU BONDAD!»

2. UNA VISITA MEMORABLE

3. EL SUDÁN, UN PAÍS MALTRECHO

4. LA TRAGEDIA DE DARFUR

5. EL CONFLICTO INTERÉTNICO EN EL ESTADO MÁS JOVEN DEL MUNDO

XIV. «DONDE ESTÁ EL ESPÍRITU DEL SEÑOR HAY LIBERTAD»

1. UNA IGLESIA EN MARCHA, QUE LUCHA CONTRA LA ESCLAVITUD

2. «EL HOMBRE OBJETO»

3. UNA INSIDIOSA HIDRA DE MIL CARAS

XV. SANTA JOSEFINA BAKHITA, FIGURA EMBLEMÁTICA DE LOS OPRIMIDOS

1. SIERVAS DE DIOS MISIONERAS

2. «EL QUE OS DÉ MUERTE PENSARÁ QUE HACE UN SERVICIO A DIOS»

3. EL REINO DE DIOS ES JUSTICIA Y PAZ

4. «YO ESTOY CON VOSOTROS TODOS LOS DÍAS HASTA EL FIN DEL MUNDO»

CONCLUSIÓN

CRONOLOGÍA

AUTOR

INTRODUCCIÓN

JOSEFINA BAKHITA. ES UN NOMBRE AÚN poco conocido en Occidente, pero no en África. Hay biografías de ella en diferentes lenguas que cuentan los acontecimientos esenciales de su vida, pero son pocas en las lenguas europeas. Este libro quiere contribuir a dar a conocer a la primera santa sudanesa.

Su nacimiento es oscuro. ¿Quién conoce, por ejemplo, la tribu nubia de los Dajú, de la que ella formaba parte, entre los 2000 grupos étnicos africanos?

Y, sin embargo, Bakhita se ha convertido en una de las glorias de África, la patrona de los oprimidos, de todos los que se consideran nada a los ojos del mundo. Fue beatificada el 17 de mayo de 1992, 45 años después de su muerte, y canonizada en el año 2000, un primero de octubre, día en que la Iglesia universal celebra la fiesta de otra mujer entre las más conocidas: santa Teresa del Niño Jesús.

Benedicto XVI ama particularmente a Josefina Bakhita, hasta el punto de citar cinco veces su nombre en una de sus encíclicas. Sin duda percibía el mensaje actual y profético que constituye la vida misma de Josefina. En dicha encíclica, hace un poco de su biógrafo y nos la presenta como un ejemplo que expresa el primer encuentro de una persona con Dios:

Nació aproximadamente en 1869 —ni ella misma sabía la fecha exacta— en Darfur, Sudán. Cuando tenía nueve años fue secuestrada por traficantes de esclavos, golpeada y vendida cinco veces en los mercados de Sudán. Terminó como esclava al servicio de la madre y la mujer de un general, donde cada día era azotada hasta sangrar; como consecuencia de ello le quedaron 144 cicatrices para el resto de su vida. Por fin, en 1882 fue comprada por un mercader italiano para el cónsul italiano Callisto Legnani que, ante el avance de los mahdistas, volvió a Italia. Aquí, después de los terribles «dueños» de los que había sido propiedad hasta aquel momento, Bakhita llegó a conocer un «dueño» totalmente diferente —que llamó «parón» en el dialecto veneciano que ahora había aprendido—, al Dios vivo, el Dios de Jesucristo[1].

Contar la vida de santa Josefina Bakhita, o más bien escuchar cómo cuenta ella misma su vida, es cautivador, pues su recorrido terreno es poco ordinario, casi novelesco, al menos en su juventud. Pero lo importante no es eso; lo importante es que en ella las Bienaventuranzas proclamadas por Jesús en la montaña adquieren un singular relieve: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque suyo es el Reino de los Cielos; bienaventurados los mansos, porque heredarán la tierra; bienaventurados los que lloran, porque serán consolados […]; bienaventurados los limpios de corazón, porque verán a Dios; bienaventurados los pacíficos, porque serán llamados hijos de Dios»[2].

Bakhita, sin saberlo, cuando todavía no era cristiana, tomó el modelo de Jesús en su actitud de dulzura y bondad serena para con todos. Como el primer mártir, san Esteban, perdonó a sus perseguidores; como santa Teresa de Lisieux, se consideró muy pequeña.

¿Cómo contar una vida tan discreta? Felizmente disponemos de fuentes sólidas en lengua italiana, las que han sido cuidadosamente conservadas por las hermanas canossianas en Schio. Estas fuentes son principalmente el relato hecho por Josefina Bakhita, en 1910, a la madre Teresa Fabris, y el libro Historia maravillosa, escrito en italiano por Ida Zanolini en 1931, después de tres días de conversaciones con la santa. Para el periodo italiano de su vida, existen también numerosos testimonios, recogidos para su beatificación y canonización.

Preguntémonos ante todo cómo vamos a llamarla en este libro. No es sencillo, porque llevó distintos nombres a lo largo de su vida según las circunstancias: Bakhita, Moretta, Giuseppina, la Madre negra… Nosotros la llamaremos hasta su bautismo Bakhita, una palabra que significa en árabe «afortunada» y que le fue dado como primer nombre por sus captores. Luego la llamaremos Josefina, después de convertirse en «una verdadera hija de Dios», como le gustaba decir.

Evocaremos las distintas etapas de su vida buscando un equilibrio, pues es tentador detenerse largamente en su juventud, rica en acontecimientos poco comunes y, lo que es más, situada en un universo que se podría calificar de «orientalista», propicio para el relato novelado. En efecto, es el periodo durante el cual fue religiosa el que es más importante. Su recorrido tan largo de 78 años atestigua que esta humilde Hija de la Caridad fue un verdadero testigo del amor de Dios, en las modestas ocupaciones de las casas en que vivió.

Todos los que la conocieron recuerdan haber tenido una impresión muy particular, debida a su humildad, sencillez y sonrisa constante. Aunque la vida en comunidad no haya sido siempre fácil, sus hermanas la querían por su bondad y su deseo de dar a conocer a todos al Señor.

Al final de su vida, tuvo que soportar grandes pruebas de salud, pero, a pesar de todo, continuó dando un testimonio de fe, de esperanza y de caridad vivida.

[1]Spe salvi, 3. 2007.

[2] Mt 1, 1-11.

I.

BAKHITA, LA AFRICANA SUDANESA

1. UN POCO DE GEOGRAFÍA…

Se tiene la costumbre de decir que los franceses conocen mal la geografía. Es verdad que, si se pregunta a los viandantes dónde queda el Sudán, un cierto número de ellos lo situarán en África, por supuesto, pero pocos serán capaces de dar más precisiones. Pues el Sudán es un país bastante más grande que Francia. Incluso tras la creación reciente de Sudán del Sur, que ha reducido la superficie en torno a un cuarto, este país es el tercero de África en extensión, que es unas cuatro veces la de Francia.

Según las regiones, el Sudán conoce todos los matices del clima tropical. Las temperaturas se elevan allí a lo largo del año, salvo en las regiones montañosas. En Jartum, la capital, el termómetro registra medias entre las más elevadas del globo, de modo que el calor y la sequía generan a menudo un clima insoportable.

La vegetación es también diferente según las regiones: grandes bosques en las montañas, hierbas altas en las zonas pantanosas, sabanas arboladas y bosques-galería a lo largo de las corrientes de agua, desde matorrales a acacias y baobabs, de la estepa semidesértica al desierto. El valle del Nilo, que atraviesa el país de parte a parte, dibuja una estrecha cinta de verdor donde se concentra la vida humana.

Desde el punto de vista geopolítico, siete países limitan con el Sudán del Norte: el Chad, Centroáfrica, Egipto, Libia, Etiopía, Eritrea y Sudán del Sur. Este último está rodeado por seis Estados: Etiopía, Uganda, Kenia, Congo, Sudán del Norte y Centroáfrica. El Sudán está separado de Arabia Saudí y del Yemen por el mar Rojo, que baña Sudán varios cientos de kilómetros por el este.

Esta inmensa región engloba casi toda la cuenca del Nilo, cuyas dos ramas, el Nilo Blanco y el Nilo Azul, se unen en Jartum. Con sus 6700 km, es el segundo río del mundo en longitud. El Rin, tan majestuoso, no tiene más que 1 200 kilómetros.

La población se compone de árabes y de africanos negros, y se reparte en cinco regiones políticas: Norsudán, Darfur —de donde es originaria Bakhita—, el Frente del este, Abyei (o Abiyé), una pequeña región reclamada por el Sudán del Sur, los montes Nuba en el centro, y el Nilo Azul en el este. El Sudán del Sur se convirtió en un Estado independiente después del 9 de julio de 2011.

2. … Y DE CIENCIAS NATURALES

Los sudaneses gozan de un país magnífico y, en la época de Bakhita, la naturaleza estaba maravillosamente conservada. Hoy aún, la fauna del Sudán es digna del arca de Noé: según las regiones, se puede encontrar el tranquilo rinoceronte blanco, el rinoceronte negro especialmente furioso, o incluso el búfalo, poco amigable. Este primo hermano de la vaca de nuestras regiones no tiene un carácter pacífico: es en efecto un animal muy peligroso. Herido, pero aún vivo, ataca siempre. Si le cazan, el ruido de las armas no le gusta (y con razón)… Describe entonces un gran círculo y ataca por la espalda. Antes, se dice, el cocodrilo lo atrapaba por el hocico cuando iba a beber. Ahora bate el agua con la pata para expulsar a su enemigo antes de abrevar.

Se encuentran también allí manadas de antílopes de diversas especies: el bongo, por ejemplo, con su capa naranja estriada por delgadas bandas transversales, se considera uno de los animales más bellos del mundo. Pero vive solitario en el bosque y no sale más que de noche. ¿Conoces el oreotrago saltarrocas, que se parece a un gamo, aunque sus cuernos no son curvados, y que salta fácilmente cinco veces su estatura? ¿Y el facócero, que escarba la tierra dura de rodillas sobre las patas delanteras?

Otros animales visibles en nuestros zoos viven en libertad en el Sudán: gacelas de toda clase, jirafas que caminan entre las hierbas altas, avestruces de marcha extraña o, más inquietantes, disimulados tras los arbustos, algún león o guepardo, o incluso, agarrado a las ramas que dominan una poza, un leopardo al acecho, presto a atacar. Hay también hipopótamos y cocodrilos, y el famoso bec-en-sabot del Nilo, ave voraz, cazador solitario gris, de pico increíblemente fuerte que en la penumbra nos puede parecer un pterodáctilo de otra era.

El oeste y el sur sudanés no son precisamente el jardín del Edén, ni incluso un santuario biológico para animales en peligro de extinción, en razón de los furtivos y de la guerra. Para alimentarse, los combatientes han hecho una carnicería de jirafas y antílopes.

El mundo vegetal no se queda atrás. Es el reino del baobab que domina sobre todos los árboles. Sus inmensas ramas desnudas se perciben desde lejos y sirven de punto de referencia. Apenas consiguen cuatro o cinco personas, extendiendo los brazos, abarcar su gran tronco liso.

Se comprende que viviendo en contacto con tales bellezas naturales, los autóctonos adquieran la intuición de un Dios creador, de un Amo todopoderoso. Entre ellos, Bakhita percibía su propia pequeñez ante los elementos y la inmensidad de la creación. De niña, contemplaba el cielo nocturno de un esplendor absoluto, que no alteraba ni la polución ni las luces urbanas. Esta majestad inspiró al sabio de la Biblia: «Pues por la grandeza y hermosura de las criaturas se puede contemplar, por analogía, al que las engendró»; y el salmista: «Los cielos pregonan la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos»; «Es bueno entonar salmos a nuestro Dios […]. Él lleva la cuenta de las estrellas»[1].

El Sudán ha conocido presencia humana desde tiempos inmemoriales, como atestigua el descubrimiento de cantos rodados, trabajados en el paleolítico inferior. En época histórica, desde el siglo IX a. JC., reyes y reinas fueron inhumados en la necrópolis de El-Kurrú y, en el siglo VII a. JC., el reino de Taharqa, el único soberano de la dinastía citada en la Biblia[2], fue muy próspero, como atestiguan las numerosas construcciones de este faraón. En nuestros días, la región está en vías de convertirse en un destino turístico para los amantes de paisajes insólitos, de fauna y flora.

3. EL SUDÁN ESTÁ PRESENTE EN LA BIBLIA

Para designar lo que llegó a ser una parte del Sudán, las traducciones bíblicas emplean distintas palabras: «Nubia», «Koush, o «Cus», es decir «Etiopía». He aquí un ejemplo, sacado del libro de Ezequiel:

Sobrevendrá sobre Egipto la espada, habrá pavor en Cus, cuando caigan las víctimas en Egipto, se apoderen de sus riquezas y queden destruidos sus cimientos. […] Aquel día, saldrán de mi presencia mensajeros en naves para llevar el espanto a Cus que se siente segura[3].

Poco antes del comienzo de la era cristiana, los romanos hicieron una expedición contra Meroe, la capital del reino de Cus. El tratado de paz que siguió les dio la Baja Nubia. A partir del siglo IV, Nubia se hizo cristiana. Los primeros evangelizadores de Egipto y del Sudán fueron sin duda cristianos fugitivos, expulsados de sus países por las persecuciones romanas. Los Hechos de los Apóstoles nos dicen que el primer cristiano no judío fue un funcionario negro del Alto Nilo. Cuando leemos que era un «etíope», tenemos que acordarnos de que en la época helenística Etiopía correspondía a las regiones del Alto Nilo pobladas por negros, es decir, a la mayor parte del Sudán actual, entre Asuán y la confluencia del Nilo Blanco y el Nilo Azul, el antiguo reino de Cus, cuyos soberanos reinaron sobre Egipto desde el 750 al 662 a. C. Releamos un extracto de este texto, que se sitúa justo después del martirio de san Esteban:

[…] Un hombre de Etiopía, eunuco, dignatario de Candace —la reina de Etiopía— y superintendente de su tesoro, que había venido a Jerusalén para adorar a Dios, volvía sentado en su carro leyendo al profeta Isaías. Le dijo entonces el Espíritu a Felipe: «Acércate y ponte al lado de ese carro». Corrió Felipe a su lado y oyó que leía al profeta Isaías. Entonces le dijo: «¿Entiendes lo que lees?». Él respondió: «¿Cómo lo voy a entender si no me lo explica alguien?». Rogó entonces a Felipe que subiera y se sentase junto a él. […] Entonces Felipe tomó la palabra y, comenzando por este pasaje, le anunció el Evangelio de Jesús. Mientras iban por el camino, llegaron a un lugar donde había agua, y le dijo el eunuco: «Aquí hay agua, ¿qué impide que yo sea bautizado?». Mandó detener el carro y bajaron los dos, Felipe y el eunuco, hasta el agua. Y le bautizó[4].

Como dice el texto, «Candace» es el nombre de la reina entre los cusitas, del mismo modo que «Faraón» lo es para los egipcios. No se trata por tanto de un nombre propio, sino de un título de las reinas madres de Meroe, que tenían una función política determinante en un Estado donde la sucesión al trono era matrilínea[5]. La más célebre de estas candaces es Amanishakheto, reina del reino sudanés de Nubia y Meroe en el tiempo del emperador Augusto. La que se menciona en los Hechos de los Apóstoles es su hija Amatinore. Amanishakheto rechazó someterse a Roma y, en el año 20, hizo incluso una incursión en Egipto.

Fue detenida más tarde por las tropas romanas y pidió la paz; antes de regresar a su reino, concluyó con Augusto un tratado que duró más de doscientos años.

Plinio el Viejo describió también Etiopía, hacia el 77 d. C., en su Historia natural. Menciona que «este país está gobernado por una mujer, la reina Candace, nombre que, desde hace muchos años, pasa de reina a reina».

Hacia el 300, el historiador cristiano Eusebio de Cesarea alude a la importancia teológica del evento: «La predicación de la salvación progresaba día tras día, cuando una providencia trajo de Etiopía a un oficial de la reina de ese país (es costumbre antigua observada aún hoy que este pueblo lo gobierne una mujer). El primero entre los gentiles, este extranjero obtuvo de Felipe, gracias a una revelación, participar en los misterios del Verbo divino; se convirtió en el primero de los creyentes de su tierra y, al regreso a su país, fue también el primero, según la tradición, en predicar el conocimiento del Dios del universo y el advenimiento de nuestro Salvador entre los hombres, como fuente de vida. Por él se cumplía la profecía: “Que Etiopía tienda sus manos hacia Dios”[6]»[7].

4. UN SITIO ARQUEOLÓGICO, TESTIGO DE LAS RAÍCES CRISTIANAS DEL SUDÁN: FARAS

La historia del Sudán es rica y compleja, y aún peor conocida que su geografía. Sin poder entrar en el detalle de los hechos, es posible destacar algunos acontecimientos, con frecuencia trágicos, que permiten comprender el medio en que nació Bakhita y los avatares que conoció la evangelización de esta región.

Faras, conocido también por el nombre griego de Pachoras, es un sitio arqueológico de Nubia, hoy enteramente sumergido por el lago Nasser. Se ignoraba casi todo de la presencia cristiana en esta región, hasta el importante descubrimiento de los años 1960. En efecto, se encontró una catedral que se considera como la iglesia nubia más célebre. Las excavaciones de 1961 a 1964 de un equipo polaco mostraron que su construcción comenzó en 620, en la época del obispo Aetios, con embellecimientos posteriores.

Se descubrieron allí magníficas pinturas murales, bien conservadas, que se encuentran ahora en los museos de Varsovia y Jartum. De una sorprendente frescura, representan escenas bíblicas: la Natividad, la Cena, la Crucifixión, Daniel en el foso, la Virgen María, el arcángel san Miguel, los Apóstoles. Contienen también una serie de retratos de los obispos que se sucedieron en la sede de Faras. El profesor Michalowski, que dirigió las excavaciones, ha mostrado la importancia de la presencia cristiana en Nubia antes de la invasión del islam:

Hemos descubierto en Faras una basílica entera. Enterrada en la arena, había sido abandonada en el siglo XII, cuando el norte de Nubia cayó definitivamente en manos de los árabes. Esta basílica data del siglo VII. Se compone de cinco naves, algo muy raro en Nubia, donde las iglesias estaban divididas generalmente en tres naves. Está dedicada a la Virgen y a san Miguel. Sus dimensiones tienden a probar que los cristianos eran numerosos en este lugar. En un nicho lateral de la basílica, se encuentran grabados los nombres de 27 obispos, y se tienen además sus retratos pintados con un notable realismo. Cada uno de los personajes acusa su edad, su origen, sus particularidades. La mayoría de estos obispos eran africanos. Sus esqueletos, descubiertos en el cementerio cercano a la basílica, han permitido incluso establecer una conformidad perfecta entre los retratos y los cráneos examinados[8].