La Habana. Capital épica de la Revolución Cubana - Abel Enrique González Santamaría - E-Book

La Habana. Capital épica de la Revolución Cubana E-Book

Abel Enrique González Santamaría

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Para entender los conflictos del presente, hay que conocer las claves de la historia de la nación cubana y su interrelación con los aconteceres de un mundo en que estamos involucrados. En este sentido, queda un enorme trabajo pendiente. Asentado en referentes documentales este libro propone un recorrido diacrónico, abarcador de diversos campos que llega hasta nuestros días. Incita a releer el pasado. Invita a seguir investigando, a difundir los resultados de acercamientos emprendidos desde distintos puntos de vista y aproximar a los jóvenes al descubrimiento de un universo apasionante (Graziella Pogolotti).

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Seitenzahl: 405

Veröffentlichungsjahr: 2024

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Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares delCopyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público. Si precisa obtener licencia de reproducción para algún fragmento en formato digital diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos,www.cedro.org) o entre la webwww.conlicencia.comEDHASA C/ Diputació, 262, 2º 1ª, 08007 Barcelona.Tel. 93 494 97 20España.

Edición: Isora Gutiérrez Romero

Diseño de cubierta e interior: Claudia Gorrita Martínez

Realización: Claudia Gorrita Martínez

Corrección: Magda Dot Rodríguez

Cuidado de la edición: Tte. cor. Ana Dayamín Montero Díaz

Imágenes de cubierta e interior: Luis Joa,Estudio Revolución,Verde Olivo,Granma,Juventud Rebelde,Bohemia,Cubadebatee internet

Conversión a ebook:Grupo Creativo Ruth Casa Editorial

 

 

©Abel Enrique González Santamaría, 2019

© Sobre la presente edición:

Casa Editorial Verde Olivo, 2024

 

 

ISBN: 9789592247260

 

 

Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, en ningún soporte sin la autorización por escrito de la editorial.

 

 

Casa Editorial Verde Olivo

Avenida de Independencia y San Pedro

Apartado 6916. CP 10600

Plaza de la Revolución, La Habana

[email protected]

www.verdeolivo.co.cu

 

Índice de contenido
Una historia de sesenta años
Honrar cinco siglos de historia
1959-1969
¡Jamás defraudaremos a nuestro pueblo!
8 de enero de 1959: entrada de Fidel a La Habana
Y la disyuntiva nuestra sería: ¡Patria o Muerte!
4 de marzo de 1960: explosión del vapor La Coubre
Cuba entre los países de más bajo índice de analfabetismo en el mundo
22 de diciembre de 1961: ¡Cuba territorio libre de analfabetismo!
Porque esta gran humanidad ha dicho: ¡Basta! y ha echado a andar
4 de febrero de 1962: Segunda Declaración de La Habana
Saber cumplir el deber, esforzarnos por trabajar cada vez mejor
28 de septiembre de 1963: aniversario tercero de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR)
Hasta el último papelito
4 de mayo de 1964: creación de la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado
¡Partido Comunista de Cuba!
3 de octubre de 1965: constitución del primer Comité Central del Partido Comunista de Cuba y lectura de la carta de despedida del Che
Ver cómo se acrecienta la solidaridad de los pueblos entre sí
Del 3 al 15 de enero de 1966: primera conferencia Tricontinental
Hasta la victoria siempre, Che querido
18 de octubre de 1967: velada solemne en memoria del comandante Ernesto Che Guevara
La política exterior del Gobierno Revolucionario la dictan los principios
10 de octubre de 1968: centenario del inicio de las luchas por la independencia de Cuba
Una Revolución tiene que sustentarse en una estructura económica
2 de enero de 1969: aniversario décimo del triunfo de la Revolución
1970-1979
No haremos los diez millones
19 de mayo de 1970: recibimiento de once pescadores cubanos secuestrados y anuncio del revés de la zafra de los diez millones
La batalla contra las actividades antisociales y delictivas debe igualmente ser una batalla de todo el pueblo
6 de junio de 1971: aniversario décimo de la creación del Ministerio del Interior
¡Hay que levantar una gigantesca ola de solidaridad alrededor del hermano pueblo chileno!
13 de diciembre de 1972: concentración popular de solidaridad con el pueblo de Chile y con el presidente Salvador Allende Gossens
De cada cual según su capacidad, a cada cual según su trabajo
15 de noviembre de 1973: decimotercer congreso de la Central de Trabajadores de Cuba
Nuestro pueblo trabaja para hoy, pero trabaja aún más por el porvenir
31 de enero de 1974: inauguración de la escuela vocacional Vladimir Ilich Lenin
Nuestro pueblo expresa hoy la seguridad en el futuro
Del 17 al 22 de diciembre de 1975: primer congreso del Partido Comunista de Cuba
¡Y cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla!
15 de octubre de 1976: despedida de duelo de las víctimas de la nave de Cubana de Aviación destruida en pleno vuelo
Dos formas de integración: la incorporación a planes estatales y la cooperativa
17 de mayo de 1977: clausura del quinto congreso de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (Anap)
Por la solidaridad antimperialista, la paz y la amistad
Del 28 de julio al 5 de agosto de 1978: onceno festival mundial de la Juventud y los Estudiantes
Somos herederos de culturas que crearon tanta belleza y poesía, tanta ciencia y tanta conciencia que sus frutos no podrán ser destruidos
3 de diciembre de 1979: primer festival internacional del Nuevo Cine Latinoamericano
1980-1989
La construcción del socialismo es tarea de hombres y mujeres libres
19 de abril de 1980: marcha del pueblo combatiente desfila frente a la embajada de Perú
Desarrollar al mismo tiempo las dos tareas: fortalecer la defensa y fortalecer la economía
16 de abril de 1981: ceremonia militar en el vigésimo aniversario de la proclamación del carácter socialista de la Revolución y Día del Miliciano
Aspiramos a una fuerza intelectual revolucionaria de primera línea
4 de abril de 1982: aniversario veinte de la fundación de la Unión de Jóvenes Comunistas y clausura de su cuarto congreso
Aplicábamos a Granada el mismo principio que practicamos con todos los países y movimientos revolucionarios
14 de noviembre de 1983: despedida de duelo de los caídos en combate frente a las tropas estadounidenses en Granada
Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedras
8 de diciembre de 1984: clausura del quinto congreso de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (Feem)
Feliz Revolución la que tiene héroes con música en el alma y palabras para conservar y transmitir los combates, los esfuerzos y los sueños
12 de febrero de 1985: premio literario Casa de las Américas al testimonio Contra el agua y el viento
Rectificar los errores y las tendencias negativas
2 de diciembre de 1986: clausura de la sesión diferida del tercer congreso del Partido Comunista de Cuba
Los centros de investigación se están convirtiendo en un ejemplo para todo el pueblo
7 de septiembre de 1987: acto de inauguración del Centro de Inmunoensayo
La cultura es, ante todo, una forma de vida
Enero de 1988: cuarto congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac)
¡Sabremos ser capaces de seguir su ejemplo!
7 de diciembre de 1989: despedida de duelo de los internacionalistas cubanos caídos durante el cumplimiento de honrosas misiones militares y civiles
1990-1999
Hemos elegido a plena conciencia: ¡socialismo, pase lo que pase!
5 de marzo de 1990: informe central al quinto congreso de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC)
Nuestro país vivirá días de sano esparcimiento, de alegría y de fiesta en estos Panamericanos
Del 2 al 18 de agosto de 1991: oncenos Juegos Panamericanos
Luchar por esta causa de Cuba hoy, es luchar por una causa justa para todo el mundo
27 de noviembre de 1992: encuentro con los pastores por la paz
Estamos en el momento más difícil de nuestra historia
16 de diciembre de 1993: publicación de ensayo de Cintio Vitier Bolaños
La Revolución ha sido la obra más trascendente de la cubanía
Del 22 al 24 de abril de 1994: primera conferencia La nación y la emigración
¡Y vean cómo se comporta el pueblo de la capital!
5 de agosto de 1995: marcha juvenil contra el bloqueo
Se declara ilícita la Ley Helms-Burton, inaplicable y sin valor ni efecto jurídico alguno
24 de diciembre de 1996: aprobación de la Ley de Reafirmación de la dignidad y soberanía cubanas
Los artefactos explosivos que han estallado en los últimos meses en los hoteles, todos fueron organizados desde los Estados Unidos
Del 8 al 10 de octubre de 1997: debates en el quinto congreso del Partido Comunista de Cuba
Al dejar esta amada tierra, llevo conmigo un recuerdo imborrable de estos días y una gran confianza en el futuro de su patria
Del 21 al 25 de enero de 1998: visita pastoral a Cuba del papa Juan Pablo II
Una modesta contribución de Cuba a la unidad e integración de los pueblos
15 de noviembre de 1999: inauguración de la Escuela Latinoamericana de Medicina (Elam)
2000-2009
Revolución es unidad, es independencia, es luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y para el mundo
1.o de mayo de 2000: concepto de Revolución
El mundo no tiene salvación si no sigue una línea de paz y de cooperación internacional
11 de septiembre de 2001: posición política de la Revolución Cubana ante los trágicos hechos ocurridos en los Estados Unidos
El socialismo y el sistema político y social revolucionario es irrevocable, y Cuba no volverá jamás al capitalismo
26 de junio de 2002: aprobación de la Ley de Reforma constitucional
¡Queremos demostrar lo que todos proclamamos: que un mundo mejor es posible!
14 de febrero de 2003: clausura del quinto encuentro sobre Globalización y problemas del desarrollo
Cooperación y solidaridad que se exprese en planes especiales para los países menos desarrollados en la región
14 de diciembre de 2004: creación de la Alternativa Bolivariana para las Américas (Alba)
Esta Revolución puede destruirse, los que no pueden destruirla hoy son ellos
17 de noviembre de 2005: aniversario sesenta del ingreso de Fidel a la Universidad de La Habana
La unidad monolítica de pueblo, ejército y partido, es nuestra principal arma estratégica
2 de diciembre de 2006: aniversario cincuenta del desembarco de los expedicionarios del yate Granma, Día de las FAR y celebración del cumpleaños ochenta del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz
Transitar aceleradamente hacia la informatización de la sociedad cubana
Del 12 al 16 de febrero de 2007: duodécima convención y feria internacional Informática 2007
Solo el partido comunista, garantía segura de la unidad de la nación cubana, puede ser digno heredero de la confianza depositada por el pueblo en su líder
24 de febrero de 2008: sesión constitutiva de la séptima legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular
La unidad y la resistencia frente a cualquier obstáculo se convierten en las principales banderas de combate para todos los tiempos
1.o de mayo de 2009: acto político y desfile por el Día Internacional de los Trabajadores
2010-2019
En Cuba el ballet es un arte del pueblo
Del 28 de octubre al 7 de noviembre de 2010: aniversario cincuenta del festival internacional de Ballet de La Habana
La Revolución no dejará a ningún cubano desamparado
Del 16 al 19 de abril de 2011: sexto congreso del Partido Comunista de Cuba
Aquella explosión de trova juvenil como parte de la riqueza artística de la nación
Diciembre de 2012: aniversario cuarenta del movimiento de la Nueva Trova
Continuaremos avanzando con decisión en la implementación de los acuerdos del sexto congreso del partido, sin prisas, pero sin pausas
21 de diciembre de 2013: clausura del segundo periodo ordinario de sesiones de la octava legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular
Hemos acordado con el Gobierno de los Estados Unidos el restablecimiento de las relaciones diplomáticas
17 de diciembre de 2014: regreso a la patria de los héroes cubanos e inicio del proceso hacia la normalización de los vínculos entre Cuba y los Estados Unidos
Y aquí estamos hoy, ¡oh, patria amada!, ¡oh, bandera dulce, por la cual tantos lucharon!
24 de febrero de 2015: acto por el aniversario ciento veinte del reinicio de la Guerra de Independencia y de condecoración a los cinco héroes
Fidel es Cuba
Del 26 de noviembre al 4 de diciembre de 2016: duelo nacional con motivo del fallecimiento del Comandante en Jefe de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz
Los principios que sustentaron la Revolución de Octubre continuarán siendo los nuestros
7 de noviembre del 2017: centenario de la Gran Revolución Socialista de Octubre
Esta legislatura defenderá a la Revolución y continuará el perfeccionamiento del socialismo
Del 17 al 19 de abril de 2018: sesión constitutiva de la novena legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular
La acumulación de acontecimientos históricos en La Habana es motivo de orgullo en su aniversario quinientos
8 de enero de 2019: aniversario sesenta de la entrada triunfal de Fidel a La Habana
Bibliografía mínima
Datos de autor

Una historia de sesenta años

Más de medio siglo ha transcurrido desde la Revolución del primero de enero. A pesar de contribuciones parciales, queda mucho por delante para historiar sistemáticamente un proceso que involucra a Cuba y se imbrica inevitablemente con lo sucedido en el ancho mundo.

La victoriade los guerrilleros sobre un ejército armado y asesorado por los Estados Unidos fijó la mirada de todos sobre esta isla del Caribe, apenas conocida como productora de azúcar y tabaco. Periodistas de todas partes acudieron a La Habana. Desde entonces, parabien o para mal, hemos sido objeto de permanente observación,dado el enfrentamiento con los Estados Unidos que representa mucho más que un diferendo. Implica la defensa de la soberanía ante el apetito de una potencia que se propuso apoderarse del país desde que surgiera como nación.

El proyecto descolonizador de la Revolución Cubana se gestó en circunstancias teóricas particulares. Concluida la Segunda Guerra Mundial, se reconfiguró el diseño geopolítico del planeta. Se sen-taron las bases de un mundo bipolar. Por una parte, se expandía el campo socialista. A la hasta entonces solitaria Unión Soviética se añadían, hacia el oeste, un conjunto de naciones y, hacia el este emergía la Revolución China. Por otra parte, el poder de los Estados Unidos se había financiado con la guerra y desplazaba a los imperios tradicionales.

Nacían a la independencia política numerosos países, antiguas colonias de las naciones europeas conformaban buena parte de lo que habría de denominarse tercer mundo. Procurarían buscar alianzas a través del movimiento de países no alineados. Argelia, Vietnam, el Congo y los territorios portugueses de África seguían luchando por la independencia.

Con el célebre discurso de Fidel, el más largo de la historia en las Naciones Unidas, Cuba sentaba las pautas de lo que debería ser un verdadero movimiento de liberación nacional. El imperio contratacó. En ese sentido, la caída de Lumumba resultó ejemplar. Cuba derrotaba la invasión de Playa Girón. Argelia y Vietnam alcanzaban la independencia.

En la América Latina, aquejada por las consecuencias del subdesarrollo y la dependencia, el proceso cubano despertaba inquietudes y aspiraciones. El Gobierno de Kennedy trató de paliar la situación con el impulso de la Alianza para el Progreso, pálida e ineficaz respuesta a los planteamientos de Fidel respecto de los recursos necesarios para lograr un auténtico desarrollo. Mientras la Unión Soviética proponía la coexistencia pacífica, grupos guerrilleros aparecieron aquí y allá.

Consecuente con sus ideas, el Che marchó a Bolivia. Su caída marcó un punto de giro. La contraofensiva de la derecha instauró dictaduras. Llegado a la presidencia por la vía electoral, tampoco Salvador Allende resultó aceptado. Derribado por Pinochet, Chile devino lugar propicio para imponer, de la mano de los Chicago boys, un brutal experimento neoliberal.

Por su parte el derrumbe de la Unión Soviética y del campo socialista en la Europa del Este, tuvo consecuencias de dimensión inconmensurable. Inclinó la balanza hacia un mundo unipolar, arrastró las izquierdas al desconcierto, aceleró el desarrollo del imperialismo dominado por el capital financiero, y sostenido en una ideología neoliberal. Desató una cultura de la violencia, acrecentada progresivamente a partir del ataque contra las torres gemelas de Nueva York.

El Medio Oriente se convirtió en barril de dinamita que se extiende hasta el África del Norte con las invasiones de Afganistán, Irak y las intervenciones en Libia y Siria. En el límite de la desesperación, los emigrantes acuden a cualquier recurso y el Mediterráneo se convirtió en el cementerio marino de Paul Valéry.

Se han perdido valores que constituyeron patrimonio de la humanidad. El terrorismo se expande. Emigración y terrorismo desatan el ultranacionalismo, la xenofobia y propician el renacer de tendencias fascistas. Con la subida al gobierno de movimientos progresistas, laAmérica Latina se presentaba como zona de paz y ofrecía una alternativa frente a las corrientes hegemónicas. En fecha reciente, el panorama ha variado. Todo empezó en Honduras, siguió en Paraguay y ha continuado en la Argentina, el Brasil, Ecuador. Por vía electoral en Chile ocurre una recuperación del legado pinochetista.

Para Cuba, el derrumbe del socialismo europeo tuvo repercusiones de extrema gravedad. En un abrir y cerrar de ojos, la Isla perdió la mayor parte de sus mercados. Afrontamos el periodo especial y, bajo la conducción de Fidel logramos sobrevivir. Una generación ha crecido en esas difíciles circunstancias. Para ella y para todos nosotros, resulta imprescindible desentrañar los procesos que hemos vivido.

El andar de la historia no se da en línea recta. Ocurre en medio de renovadas contradicciones. Adoptada por el Movimiento 26 de Julio, la línea insurreccional condujo al triunfo. El compromiso con el pueblo exigía el cumplimiento del programa del Moncada. La reforma agraria afectó a los grandes terratenientes y a los latifundios estadounidenses.

Las represalias no se hicieron esperar. Reducción de la cuota azucarera y el suministro de petróleo a través de los monopoliosShellyStandard Oilcon el propósito de que, carente de electricidad, el país regresara a la era de las cavernas. Frente a cada una de estas medidas, el país reaccionó con respuestas que llevaron a la nacionalización de las grandes empresas estadounidenses, incluidos bancos y centrales azucareros.

En esa coyuntura, la Unión Soviética ofreció los recursos necesarios para garantizar la continuidad de la vida y la implementación de políticas de desarrollo. Se produjo el desembarco por bahía de Cochinos. Los milicianos que marcharon al combate sabían ya que estaban defendiendo una patria de los humildes, por los humildes y para los humildes. Vencida la invasión, era previsible un ataque militar directo por parte del ejército de los Estados Unidos.

Dado ese contexto, la instalación de cohetes soviéticos constituía una forma de contención y abría la posibilidad de negociar garantías de invulnerabilidad de la Isla y la devolución de la base naval de Guantánamo. Con el acuerdo precipitado entre ambas potencias atendiendo a razones geopolíticas, la amenaza de invasión siguió pendiendo sobre Cuba, cercada además, por la instauración del bloqueo que no ha cesado. Sin embargo, el día del asesinato del presidente Kennedy, hecho todavía envuelto en el misterio, Fidel estaba recibiendo a un enviado de este. El gesto sugería la posible apertura de un diálogo.

En medio de tan complejo panorama internacional, la Revolución Cubana avanzó en el cumplimiento del programa del Moncada. La reforma agraria entregó la tierra al campesino que la trabajaba. Desa- pareció la imagen dramática de la infancia devorada por parásitos y las altas cifras de muertes infantiles. Se extendió paulatinamente la electricidad a todo el país.

Se universalizaron la enseñanza y los servicios médicos. El sistema de becas garantizó el acceso a la educación con igualdad de oportunidades hasta el nivel de las universidades. La reforma urbana eliminó los alquileres leoninos y ofreció las vías para obtener la propiedad de la vivienda. La reforma universitaria impulsó el desarrollo de la ciencia. Todos ellos constituyeron beneficios tangibles logrados en menos de un lustro.

Al producirse la invasión por Playa Girón, un pueblo estuvo dispuesto a defender esas conquistas con las armas que le fueron entregadas.La radicalización del proceso determinó que se desgajaran de la sociedad, sectores hasta entonces privilegiados. Marcharon al exilio, en un primer momento, los cómplices de la dictadura y los malversadores del erario público. Partieron luego los grandes terratenientes, los dueños de inmuebles y una parte de la burguesía subordinada a los intereses norteños.

Seguros estaban que la Revolución antimperialista no se mantendría en el poder más allá de unos pocos meses. Numerosas acciones se diseñaron para derribar el socialismo cubano: sabotajes, atentados, campañas desestabilizadoras, respaldo político y logístico a grupos armados en distintas zonas del país.

La unidad del pueblo se fortalecía en el proceso de constitución del partido, según una concepción original diseñada por Fidel, mediante la elección de trabajadores ejemplares y la participación directa de las masas, con el propósito de cerrar el paso a tendencias sectarias.

En tan difíciles circunstancias había que ejecutar un programa económico. En su huida, los malversadores habían dejado el país sin reservas monetarias.Por lo cual, algo más tarde, el Che asumiría la presidencia del Banco Nacional para frenar la evasión de divisas.

Al analizar la composición de la sociedad cubana, Carlos Rafael Rodríguez señaló la ausencia de una auténtica burguesía nacional. Dependiente de los intereses estadounidenses, la nuestra se definía por su carácter importador. No supo aprovechar la posibilidad de invertir su capital en el desarrollo industrial, de acuerdo con las posibilidades abiertas por el triunfo de la Revolución.

La condición monoproductora, sometida al arbitrio de un mercado dominante, condicionó la situación crítica con el brusco corte de la cuota azucarera pactada históricamente con los Estados Unidos. Consecuencia también de la dependencia histórica, en Cuba escaseaban los economistas. La carrera se introdujo en la Universidad de La Habana con la reforma universitaria de 1962. La Isla pudo contar, sin embargo, con la generosa colaboración de economistas latinoamericanos agrupados en torno a la Cepal, de orientación desarrollista, inspirados en el pensamiento de Celso Furtado y Raúl Prebisch.

Desde el Ministerio de Industrias, el Che contrató con los países socialistas instalaciones industriales para diversificar la producción.A pesar de no disponer siempre de la tecnología más avanzada, semantuvieron funcionando durante muchos años. Con notable previsión, fundó el Icidca, instituto de investigación encargado de explorar las posibilidades de multiplicar los beneficios de la caña. Pensaba que, algún día podrían ofrecer, por su alto valor agregado, beneficios superiores a los tradicionales procedentes del azúcar crudo.

Era un modo de crear empleo y reducir la subordinación de un producto destinado a un mercado inestable. Sin embargo, la auténtica independencia política tenía su correlato en la real independencia económica. La dirección del país se propuso alcanzar en breve plazo la zafra que llegara a los diez millones de toneladas, a fin de convertir el país en árbitro del mercado internacional. El esfuerzo fue gigantesco, pero la meta no se logró. Con todo, se produjeron ocho millones y medio de toneladas, la cifra más alta de nuestra historia. El esfuerzo implicó costos que repercutieron en el conjunto de la economía.

Consecuente con el principio de no mentir jamás, el 26 de julio de 1970, en la Plaza de la Revolución, Fidel presentó un profundo análisis autocrítico. Recibió el respaldo del pueblo. Se planteó entonces la posibilidad de ingresar al Came. La integración al mercado socialista se orientaba hacia una progresiva división internacional del trabajo, mediante la cual cada país contribuiría de acuerdo con su mejor potencial productivo.

El intercambio se regía por precios que equilibraban de manera favorable el valor del azúcar o del petróleo, al margen de los vaivenes del mercado especulativo. El balance de la década no puede soslayar la contribución cubana en el campo del pensamiento revolucionario y las consecuencias de una política cultural definida en las Palabras a los intelectuales, de Fidel.

Al considerar la experiencia histórica acumulada por el socialismo y las realidades de una época signada por los desafíos de la descolonización, los dirigentes de la Revolución sentaron las pautas de un pensamiento original. La concepción de la lucha insurreccional con base guerrillera para alcanzar la toma del poder se afincaba en la situación concreta de los países colonizados con escaso desarrollo del proletariado industrial y una población campesina en grado extremo de precarización.

La creatividad en el campo de las ideas manifestadas por Fidel y el Che conforman un legado indispensable para la izquierda contemporánea. El tema colonial pasó a ocupar un sitio preferente. En la actualidad la plataforma neoconservadora se sustenta en la subordinación neocolonial del planeta. De ahí su rechazo a toda propuesta multilateral.

El debate sobre el papel de los estímulos materiales y morales implica un alcance conceptual cuya amplitud no llegó a entenderse entonces. La fórmula producción más conciencia contiene una perspectiva crítica aplicable a la desmovilización de la clase obrera del primer mundo, al retroceso de las izquierdas en la América Latina y a los retos que nos impone la coyuntura actual.

En el primer año de la Revolución se fundaron instituciones culturales que tendrían importante repercusión nacional e internacional. Así fue con el Icaic, la Casa de las Américas, la Imprenta Nacional. El Ballet Nacional recibió merecido respaldo y el Teatro Nacional contribuyó al rescate de la tradición popular mediante la legitimación del folclor afrocubano, origen de la fundación del Conjunto Folclórico Nacional. Por primera vez, la danza moderna encontró espacio para impulsar sus múltiples vertientes.

Los teatristas pudieron desempeñarse como profesionales y los escritores encontraron vías para la publicación de sus obras. Se trataba, por una parte, de favorecer la creación artística y, por otra, de poner las expresiones de la cultura al alcance de las grandes mayorías. En junio de 1961, Fidel ratificaba el concepto de una política inclusiva, democrática, libre de normativas dogmáticas en el orden de la creación artística. Abría paso a un amplio proyecto de formación artística y el nacimiento de la Uneac, asociación unitaria de los escritores y artistas.

La década del ochenta anunciaba señales de cambio en el panorama internacional, premonitorias del derrumbe de la Unión Soviética y del socialismo en la Europa del Este. Cuba reformuló su estrategia defensiva en lo militar y en 1986, Fidel planteó los lineamientos de la rectificación de errores y de tendencias negativas. Reivindicó rasgos esenciales del pensamiento del Che entrelazados con el suyo, sintetizados en la fórmula: producción más conciencia, batalla económica más trabajo político.

En la propia década, amplias convocatorias trajeron a La Habana a economistas y políticos de América Latina para analizar los problemas derivados de la impagable deuda externa, advertencia lúcida ante el creciente poder ejercido por el mundo financiero, el riesgo que implicaban los compromisos contraídos con el FMI en el contexto de la influencia ejercida por el neoliberalismo y su consecuencia, las brutales políticas de ajuste.

El derrumbe de la Europa socialista cancelaba el equilibrio inestable sostenido por la bipolaridad durante la guerra fría. En los Estados Unidos, el Gobierno de Ronald Reagan sancionaba las formulaciones políticas elaboradas por los tanques pensantes neoconservadores, plasmados en los documentos de Santa Fe. Proponían un planeta sometido a su dominio imperial.

La Unión Europea se extendió rápidamente hasta las fronteras de Rusia. La expansión acelerada la debilitó en el orden interno. Devino un conglomerado más heterogéneo con riesgos frecuentes de fragmentación. Renunció a sus políticas de bienestar y adoptó fórmulas de ajuste que acentuaron las grietas entre el eje más desarrollado, su periferia y los países del sur. En lo económico, las corporaciones trasnacionales desplazaron la influencia de las burguesías nacionales.

El derrumbe de las torres gemelas de Nueva York justificó la instauración de políticas basadas en el ejercicio de la violencia. La invasión de Irak desató el terrorismo a escala internacional, la emigración masiva y la demonización sin precedentes de los países del tercer mundo. Se construyó un cuerpo doctrinario que sustenta el fin de la historia en un mundo bajo el dominio único del imperialismo estadounidense, la muerte de las ideologías, la desaparición de las utopías y el enfrentamiento entre civilizaciones.

Como siempre, en tan dramáticas circunstancias, Cuba sorprendió al mundo. Todos pronosticaban que, con el derrumbe de la Unión Soviética, la Revolución llegaría a su fin. Para cubrir el acontecimiento, acudieron numerosos periodistas. También llegaron políticos y representantes de una izquierda desconcertada, para sugerir modalidades de renuncia a nuestros principios. En situación crítica por la súbita y brutal caída de los mercados, la opción fue resistir.

Sobrevino el periodo especial con carencias de toda índole e interminables apagones eléctricos. El costo fue alto en términos de sufrimiento, de desgaste de valores, de emigración juvenil. La introducción de la doble moneda plantea problemas de difícil solución. Pero la Isla preservó su soberanía y sus principales conquistas. Como consecuencia de las durísimas políticas de ajuste aplicadas según las enseñanzas de los Chicago boys con el apoyo de sus discípulos nativos, surgió un grupo de gobiernos progresistas encabezados por el venezolano Hugo Chávez, que se propusieron restaurar las bases de la unidad latinoamericana y enfrentar la pobreza extrema e implantar políticas de desarrollo social, así como definir a la América Latina en términos de zona de paz.

Fidel condujo el proceso sin perder nunca el rumbo estratégico. Planteó que la cultura, razón de la identidad y del destino de la nación, tendría que ser lo primero en salvarse. Estableció un diálogo cercano e interactivo con los escritores y artistas. A riesgo de deteriorar las relaciones diplomáticas con el Gobierno venezolano, fue el primero en detectar las cualidades excepcionales del comandante Hugo Chávez. En precarias condiciones económicas, apostó con acierto en favor del desarrollo biotecnológico. Fijó la mirada en los jóvenes e impulsó la educación universitaria.

A la luz de la contemporaneidad, definió el concepto de Revolución. Cuando se resquebrajaron sus fuerzas físicas, siempre soldado de la Revolución, propició un tránsito armónico. Articuló la continuidad histórica y los cambios necesarios. Su discurso en el Alma Mater constituye la síntesis de un legado ajustado a los tiempos y afincado en la fidelidad a los principios, en la necesidad de no sacrificar nunca los lineamientos estratégicos a favor de los apremios de la táctica.

Al llegar a La Habana, el 8 de enero de 1959, Fidel afirmó su compromiso fundamental de lealtad con el pueblo. Ante la magnitud de la manifestación popular sostuvo, premonitorio, que algo similar se repetiría tan solo cuando llegara la hora de su desaparición física como respuesta a esa fidelidad irrenunciable. El duelo, el recorrido de Occidente a Oriente, constituyeron conmovedoras expresiones masivas sin precedentes en la historia. No fue una despedida, sino un rencuentro con los valores esenciales del proceso que hemos vivido.

Ahora bien, el milenio avanza con una secuencia acelerada de acontecimientos. La prepotencia imperial se manifiesta en violación de los principios del derecho internacional en un contexto de desenmascarada derechización con impúdicos rasgos fascistas. Los adelantos de la tecnología se aplican al dominio del espacio extraterrestre, al empleo de la inteligencia artificial al servicio de la guerra y a la manipulación de las conciencias mediante el cultivo de la desmemoria, la transformación de la realidad en espectáculo y el descrédito de los políticos, con el consecuente cultivo de un falso apoliticismo.

Al asumir la conducción del país, el general de ejército Raúl Castro trazó una estrategia orientada atemperar el diseño económico, con indispensables modificaciones estructurales, a las exigencias de la contemporaneidad, sin renunciar por ello a los fundamentos del proyecto revolucionario, garantía de la soberanía de la patria y de la justicia conquistada. Ha sentado las bases del necesario relevo generacional y ha enfatizado en la formulación de las bases jurídicas de un Estado de derecho.

Todo cambio genera contradicciones. Ellas marcan el curso de la historia. Para superarlas en el sentido dialéctico del término, hay que mantener el oído pegado a la tierra, favorecer el intercambio de ideas y rescatar, en toda su complejidad, la memoria histórica. La constitución aprobada en un amplio proceso democrático avanza por ese camino. Requerirá un intenso trabajo legislativo complementario.

Para entender los conflictos del presente, hay que conocer las clavesde la historia de la nación cubana y su interrelación con los aconteceres de un mundo en que estamos involucrados. En este sentido, queda un enorme trabajo pendiente. Asentado en referentes documentaleseste libro propone un recorrido diacrónico, abarcador de diversos campos que llega hasta nuestros días. Incita a releer el pasado. Invita a seguir investigando, a difundir los resultados de acercamientos emprendidos desde distintos puntos de vista y aproximar a los más jóvenes al descubrimiento de un universo apasionante.

 

Graziella Pogolotti

Honrar cinco siglos de historia

Hace quinientos años el reino de España estableció la última de sus siete primeras villas coloniales en la isla de Cuba, nombrada San Cristóbal de La Habana. El 16 de noviembre de 1519 ocurrió el tercer y definitivo asentamiento citadino junto al entonces Puerto de Carena. Casi un siglo después, el 8 de octubre de 1607, por Real Cédula, la ciudad fue reconocida como capital oficial de la colonia. Se convirtió en el centro comercial español, donde sus flotas hacían escala para seguir rumbo a la Península cargadas de grandes riquezas saqueadas de sus colonias de México, el Caribe y Perú.

La privilegiada posición geográfica de Cuba que permitía el acceso a las más importantes vías de comunicación y a las rutas comerciales del Caribe, más la calidad de sus puertos y su ubicación para el establecimiento de puntos defensivos de la región, despertaron el interés por poseerla; que se va manifestando, en mayor o menor medida, en el transcurso de las guerras de rapiña europeas en el continente americano, durante los siglosxvi,xviiyxviii. La Isla se debatía entre el medieval imperio español, la apetencia de poder de la metrópoli francesa y las ambiciones capitalistas de la potencia británica, por lo cual estas dos últimas escenificaron intervenciones y agresiones a La Habana.

Una nueva potencia emergía a solo noventa millas de las costas cubanas: los Estados Unidos de América. Desde que se independizaronde Gran Bretaña, sus dirigentes desarrollaron una política de Estado que reflejaba el consenso de las élites que controlaban el poder de la nación. En su visión geopolítica, desde el primer instante, tuvo incorporada la pretensión de apoderarse de Cuba. Esa proyección se mantuvo invariablemente en el tiempo y aplicaron diversas fórmulas, desde la compra hasta la intervención.

Estimulado por esas apetencias expansionistas, en 1823 el entonces secretario de Estado John Quincy Adams, quien dos años después asumiría como sexto presidente de ese país (1825-1829), delineó la denominada “ley de gravitación”, la cual comparaba a Cuba con una fruta madura, o sea, que sería inevitablemente anexada a los Estados Unidos, una vez desgajada del tronco colonial español. En su mensaje al ministro de ese país en Madrid, el 28 de abril de 1823, dejó constancia de tal aspiración:

Estas islas por su posición local son apéndices naturales del continente norteamericano, y una de ellas, la isla de Cuba, casi a la vista de nuestras costas, ha venido a ser por una multitud de razones, de trascendental importancia para los intereses políticos y comerciales de nuestra Unión. La dominante posición que ocupa en el golfo de México y en el mar de las Antillas, el carácter de su población, el lugar que ocupa en la mitad del camino entre nuestra costa meridional y la isla de Santo Domingo, su vasto y obligado puerto de La Habana, que hace frente a una larga línea de nuestras costas privadas de la misma ventaja, la naturaleza de sus producciones, y la de sus necesidades propias, que sirve de base a un comercio inmensamente provechoso para ambas partes, todo se combina para darle tal importancia en la suma de nuestros intereses nacionales, que no hay ningún otro territorio extranjero que pueda comparársele, y que nuestras relaciones con ella sean casi idénticas a las que ligan unos con otros los diferentes Estados de nuestra Unión.1

Esa visión de Quincy Adams puede considerarse como el postulado central de la geopolítica estadounidense hacia Cuba que perdura en la actualidad. En ese periodo La Habana se convirtió en la ciudad de mayor actividad comercial en todas las Antillas; tenía fama por su opulencia, incluso, superior a las ciudades del país norteño. Su economía registraba un significativo crecimiento sustentado en las producciones derivadas de la caña de azúcar (azúcar cruda, mieles, aguardiente y ron), tabaco torcido, café, cera, miel de abejas, cobre y maderas preciosas.

Para ese Gobierno el mar Caribe y el golfo de México, con los territorios que los rodean, era la zona de expansión más apetecida. De ahí que, impidió —mediante amenazas— las expediciones que se preparaban en 1825 por fuerzas mancomunadas de Simón Bolívar, el Libertador, y el presidente mexicano Guadalupe Victoria para independizar a Cuba y Puerto Rico. Las islas debían quedar en manos de la débil España hasta que los Estados Unidos estuviesen listos para conquistarlas.

Mientras tanto, en Cuba ocurrieron varios acontecimientos socioculturales durante el siglo xviii que posibilitaron el desarrollo intelectual de la sociedad criolla, la formación de la conciencia nacional, el surgimiento de los ideales patrióticos y la realización de las primeras conspiraciones separatistas, los que influyeron años más tarde en el pensamiento independentista y en la formación de la nacionalidad cubana. Entre esos sucesos se destacan las fundaciones del seminario conciliar de San Basilio Magno, en Santiago de Cuba (1722); el colegio de San Carlos, que más tarde se fundió con el de San Ambrosio en La Habana (1773) y asumió los dos nombres; así como la real y pontificia Universidad de San Gerónimo de La Habana (1728).

Es precisamente en estos dos últimos donde se formaron varios hombres, muchos de los cuales resultarían con el paso del tiempo, cubanos ilustres, próceres de la independencia. Destacan Félix Varela y Morales (1788-1853), José de la Luz y Caballero (1800-1862), Carlos Manuel de Céspedes del Castillo (1819-1874) y Rafael María de Mendive y Daumy (1821-1886).

En 1838 Céspedes obtuvo el título de Derecho y treinta años después en el oriente del país, echó a un lado la toga para iniciar las luchas por la independencia y erigirse en Padre de la Patria. Mendive culminó idéntica carrera en 1844 y se destacó por su patriotismo y amplia creación literaria. Fue durante varios años el maestro y protector de quien se convertiría en el más universal de los cubanos: José Martí Pérez.

Durante las guerras de los Diez Años y la Chiquita desarrolladas en Cuba, las administraciones estadounidenses de ese periodo —Andrew Johnson (1865-1869), Ulysses Grant (1869-1877) y Rutherford Hayes (1877-1881)— nunca reconocieron la beligerancia del Ejército Libertador ni las instituciones existentes. Tampoco asumieron la supuesta neutralidad que decían mantener ante el conflicto, por elcontrario, beneficiaron a España, al obstaculizar por todos los medios posibles los esfuerzos de los hijos de esta tierra para combatir, con gran desventaja, a la potencia ibérica.

Más tarde, al reiniciarse la guerra por la independencia en 1895, el demócrata Grover Cleveland en su segundo mandato (1893-1897) no varió la posición asumida hasta entonces, incluso retomó la idea de apropiarse de este territorio. Mantuvo como primera opción la compra, pero de nuevo España se negó. El Apóstol, el Héroe Nacional, José Martí, alertó reiteradamente que la posible intervención de los Estados Unidos en el conflicto, provocaría la sumisión de la Isla a los designios de un nuevo imperio. De ahí la importancia que le otorgaba a la Revolución Cubana como contención a la anexión de los pueblos de nuestra América, dígase al norte revuelto y brutal que los desprecia.

Preparadas las condiciones para intervenir en la contienda, “apareció” un pretexto. El 15 de febrero de 1898, el acorazado estadounidense Maine explotó en el puerto de La Habana, lo cual provocó su hundimiento; falleció la mayoría de los tripulantes, excepto la generalidad de sus oficiales, quienes estaban en tierra. Sin esperar los resultados de las comisiones investigadoras, el Gobierno de William McKinley (1897-1901) intervino militarmente en la contienda. Aprovechaba que el Ejército Libertador tenía casi ganada la guerra.

Entonces, engañó y traicionó a los cubanos. A sus espaldas, el 10 de diciembre de 1898, reunidos en Francia, los representantes de España y los Estados Unidos suscribieron la paz, refrendada en el Tratado de París. En ninguno de sus artículos se mencionó la independencia de Cuba, y a pesar de que ponía fin a la dominación española, le otorgó al vecino del norte el derecho de libre intervención y de ocupar militarmente la hasta ese momento colonia.

Posesionado de la nueva adquisición eliminó las tres instituciones representativas del pueblo: el Partido Revolucionario Cubano, disuelto por su delegado, Tomás Estrada Palma, en diciembre de 1898; la Asamblea de Representantes, en profunda crisis, extinguida en abril de 1899; y el Ejército Libertador, desaparecido tras dramático licenciamiento de sus miembros. Además, el 2 de marzo de 1901 aprobó una provisión en la Ley de Presupuesto del ejército, donde establecía que la constitución cubana debía llevar un apéndice, en virtud del cual, le concedía el derecho de intervención en la Isla y la cesión de parte de su territorio para estaciones navales o carboneras.

Inmediatamente, su secretario de Guerra envió una carta a la Constituyente cubana donde exigía que la adición debía ser aprobada en su totalidad sin ninguna aclaración, pues así aparecía en la Ley de Presupuesto de su país; caso contrario, las fuerzas militares no serían retiradas de Cuba. De esta forma, el Gobierno de McKinley impuso por la fuerza la Enmienda Platt como apéndice de la nueva constitución, donde quedó plenamente condicionada la soberanía cubana.

Así nació la república en 1902, como una neocolonia de los Estados Unidos, que mantuvo su dominio político, económico y militar por muchos años, interrumpido únicamente durante ciento veintisiete días, cuando se estableció el Gobierno cubano denominado de los cien días, durante la Revolución de 1930. Tras el fracaso revolucionario, la administración yanqui potenció a Fulgencio Batista Zaldívar, quien de sargento taquígrafo emergió con grados de coronel y fue nombrado jefe del Ejército Nacional. Los militares se adueñaron de la nación; aumentaron las persecuciones contra el pueblo y los atropellos, asesinatos…, fueron constantes.

Esa situación se mantuvo e incluso aumentó a inicios de la década del cincuenta. El Gobierno de turno incrementó la represión, clausuró programas de radio, cerró periódicos, asaltó sindicatos y se hundía en la corrupción. Contra esos abusos se proyectó el Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo), organización política de masas donde participaban campesinos, obreros y pequeñoburgueses. Su líder político Eduardo René Chibás Rivas alcanzó gran arraigo popular por su incansable denuncia contra la corrupción imperante en el país.

El 10 de marzo de 1952 —dos meses antes de las elecciones y cuando los ortodoxos eran favoritos para ganar la presidencia de la república— Batista rompió el orden constitucional con un golpe de Estado. Comenzaría la más sanguinaria tiranía sufrida por el país y una de las más repulsivas de la historia de América Latina y el Caribe. Recibió el apoyo incondicional de los presidentes estadounidenses y sus gabinetes, tanto del saliente Harry S. Truman (1945-1953), como del sucesor Dwight Eisenhower (1953-1961).

A solo unas horas del cuartelazo, Fidel denunció públicamente el carácter dictatorial de este, el que calificó de zarpazo contra el pueblo. Consideró que las vías legales para la lucha estaban agotadas. Un grupo de jóvenes abandonó las filas ortodoxas y liderados por él, prepararon las condiciones para desencadenar la insurrección popular y la Revolución nacional liberadora. Comenzó la organización de un movimiento revolucionario. Al que se unieron otros obreros, empleados y estudiantes.

El joven Fidel se había destacado por sus posiciones revolucionarias desde la etapa estudiantil en la Universidad de La Habana, donde se graduó de Derecho en 1950. El destacamento que logró nuclear sumaba mil doscientos seguidores. Desde los locales del Partido Ortodoxo en Prado 109, en la capital, organizó los entrenamientos militares. Con ciento sesenta de ellos concibió, organizó y dirigió, los asaltos a los cuarteles Moncada, de Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes, de Bayamo, el 26 de julio de 1953.

Desde la concepción militar aquella acción armada fue fallida. Muchos fueron masacrados, otros condenados a prisión. Pero marcó el inicio de la etapa hacia la liberación definitiva del proceso revolucionario cubano; la cual se enfrentaría con un programa, resultado del alegato de autodefensa del líder ante el juicio que se le siguió, el 16 de octubre de 1953, el que trascendió como La historia me absolverá. En mayo de 1955, Batista ante la presión popular y a fin de mejorar su imagen, declaró una amnistía general y liberó a esos revolucionarios, tras diecinueve meses de encierro.

Los jóvenes de la Generación del Centenario, calificativo dado a aquellos valientes por ocurrir las acciones en el año del centenario del natalicio de José Martí, el 12 de junio de 1955 antes de salir para el exilio en México, restructuraron el movimiento, eligieron su dirección nacional y lo nombraron Movimiento Revolucionario 26 de Julio. Concibieron una amplia representación de la sociedad.

Rápidamente la organización creció; confluyeron obreros que carecían de filiación política o habían militado en algún partido políticode la pequeña burguesía, campesinos, profesionales, intelectuales,estudiantes, los elementos más progresistas y revolucionarios de la pequeña burguesía y de la clase media. El pensamiento revolucionario se fue radicalizando, y en ello contribuyó el estudio de la Historia de Cuba; que había comenzado en la prisión, luego en la preparación de la guerra y más tarde se extendió hasta las montañas.

El movimiento revolucionario de la década del cincuenta fue consecuencia de un proceso originario, donde la conciencia política de los sectores sociales que participaban iba en ascenso. El pensamiento y acción de las luchas de 1868, 1895 y 1930 como máximos exponentes de la liberación nacional, se interrelacionaron con las ideas de Marx y Lenin, como teoría científica para interpretar los problemas del país y fundamento esencial de la liberación social.

La mayoría de la población cubana vivía en la pobreza. De algo más de seis millones de habitantes, tres millones quinientos mil vivían en cabañas y barracones, sin las menores condiciones de habitabilidad; más de seiscientos mil con aptitudes para el trabajo no tenían empleo; tres millones de personas no disfrutaban de luz eléctrica; 37,5 % de la población era analfabeta, o sea, no sabía leer ni escribir; setenta por ciento de los niños en las zonas rurales no tenía maestros y el noventa y cinco estaba afectado por parasitismo. La mortalidad en este grupo etario era muy alta y el promedio de vida muy bajo; el dos por ciento de los habitantes padecía de tuberculosis.2

Para esa época, la United Fruit Company y otras compañías dominaban el azúcar cubano; y empresas estadounidenses prevalecían en la refinación de petróleo, minería, ferrocarriles, turismo, comunicaciones, electricidad, producciones farmacéuticas y químicas, el caucho y la banca. Existía gran diferencia entre el campo y la ciudad.

La Habana con solo diez por ciento de la población del país, concentraba ochenta por ciento de las construcciones, sesenta y dos de los salarios e ingresos, setenta del consumo eléctrico, setenta y tres de los teléfonos y sesenta de los automóviles. En lo social existían desigualdades extremas y un virulento racismo. Las playas y otras instalaciones públicas estaban segregadas, los negros no podían entrar. Los descendientes de africanos, que constituían casi la mitad de la población, tenían los peores empleos y se veían impedidos de ascender en la escala social dada la injusta distribución de las profesiones.

Era total la subordinación a los Estados Unidos. Como recordó el ministro cubano de Relaciones Exteriores Raúl Roa García, el sueño patriótico y martiano fue traicionado durante la república:

La oligarquía criolla arrastró a Cuba a dos guerras mundiales, sacrificó su derecho a percibir un justo precio por el azúcar y entregó sus riquezas naturales a la explotación de industriales y financieros norteamericanos. En los congresos y conferencias internacionales, la voz y el voto de los delegados cubanos eran puros regüeldos de las voces y votos de los delegados norteamericanos. A tal grado llegó la incondicional adhesión de la clase dominante a la política imperialista.3

El triunfo de la Revolución Cubana, a cinco años, cinco meses y cinco días después del Moncada, cambió radicalmente esa triste realidad. El presidio, exilio, la travesía del yate Granma, la lucha en la Sierra Maestra y en las ciudades, consolidó el prestigio del Movimiento 26 de Julio y removió la conciencia de las masas. Para los Estados Unidos constituyó una ruptura de su hegemonía en América Latina y el Caribe.

¿Cómo pudo sobrevivir y desarrollarse la Revolución Cubana en sus primeros sesenta años? ¿Qué agresiones y amenazas tuvo que enfrentar? ¿Cuáles fueron sus principales conquistas y desafíos políticos, económicos, sociales, ideológicos, científicos y culturales? ¿Cómo ha respondido el pueblo cubano ante el llamado de la dirección histórica de la Revolución en cada etapa? ¿Cuáles son los retos que enfrentará el país para los próximos años? ¿Qué importantes acontecimientos ocurrieron en La Habana?

Respuesta a estas y otras interrogantes encontrará el lector en el presente volumen, que ofrece —con mirada martiana y fidelista— un breve recorrido por la historia cubana, durante los sesenta años después del triunfo de la Revolución, tras siglo y medio del inicio de las luchas por la independencia. Se reseñan importantes acontecimientos ocurridos en La Habana, que también pudieron haber sucedido en cualquier otra provincia del país, porque Cuba es una sola nación.

La capital vibra en la vida cultural del país y ha inspirado cientos de obras para cine, teatro, televisión, radio, artes plásticas, danza y música. En la literatura no falta en los versos de poetas cubanos y en buena parte de la mejor tradición narrativa, recuérdese Cecilia Valdés de Cirilo Villaverde, Paradiso de José Lezama Lima, El siglo de las luces de Alejo Carpentier Valmont, y muchas otras. En diciembre de 1982 La Habana Vieja y su sistema de fortificaciones coloniales fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Organización de Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (Unesco).

En su territorio guarda los restos de setenta generales del Ejército Libertador, presididos por el Generalísimo Máximo Gómez Báez. No lejos del ambiente urbano se conserva el mausoleo que protege los restos del mayor general Antonio Maceo y su fiel ayudante, capitán Panchito Gómez Toro; símbolo de equilibrio unitario de la nación, Martí en Oriente, Maceo y Gómez en La Habana.4