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«Manuela Rosas» es un folleto del escritor argentino José Mármol sobre Manuela Rosas, la hija del dictador Manuel Rosas. En él, Mármol presenta a Manuela como mediadora entre su padre y el pueblo y lamenta el egoísmo con el que su padre la utilizaba para sus propósitos políticos, así como la degradación y la frustración a las que el tirano sometía a su hija.
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Seitenzahl: 42
Veröffentlichungsjahr: 2022
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José Mármol
Saga
Manuela Rosas
Copyright © 1851, 2022 SAGA Egmont
All rights reserved
ISBN: 9788726681925
1st ebook edition
Format: EPUB 3.0
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This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.
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Al público
A la aparición de este pequeño trabajo, que dimos a la prensa el año anterior, nos sucedió lo que a la persona que describimos en él: es decir, unos nos levantaron a las nubes, otros nos bajaron al suelo.
En la prensa de París y de Londres, donde este trabajo se ha reproducido, hemos sido imparciales, justos, etcétera. En la Sala de Representantes de Rosas hemos sido tratados de criminales, de traidores, que osábamos decir que el cariñoso padre de Manuela había labrado la desgracia de su querida hija. Y es probable que en la tribuna de los salones también nos hayan censurado unos, y alabado otros. Porque hay gente que quiere por fuerza que los hijos se parezcan al padre, como generalmente lo quieren las madres. Pero la naturaleza y la historia no dicen eso, y sin la menor violencia preferimos ponernos de su parte.
De todos modos, algo hay de nuevo en nuestro escrito desde que ha movido tanto las opiniones; y mucho habrá de verdad y de justicia en él desde que ha costado lágrimas, en repetidas lecturas, a la desgraciada mujer de que nos ocupamos, y un rapto de furor salvaje a su bondadoso padre, que dio orden a su diputado Irigoyen de tratarnos amablemente, y con la elocuencia federal, en la libérrima asamblea de que Scribe, o Bretón de los Herreros, habrían podido sacar inspiraciones admirables.
Nuestros Rasgos biográficos sobre Manuela no pueden dar una exacta idea de la vida de esa joven, y este trabajo es incompleto por lo mismo. Necesitamos estar en Buenos Aires, muchas confidencias y muchos datos, para hacer un cuadro fiel de su vida; porque en la vida de una mujer hay circunstancias, secretos, pasiones y frivolidades, que sólo son perceptibles muy de cerca, pero que una vez percibidos descubren el primer hilo de agua por el cual se puede llegar a la fuente caudalosa de su vida moral.
Un trabajo completo y de ese modo será publicado alguna vez por nosotros.
Entretanto, hoy hacemos la tercera edición del primer ensayo sobre esa vida en nuestro país, tan histórica sin merecerlo, tan estudiada sin quererlo ser.
Mármol
1851.
Montevideo, 1850.
He ahí un nombre conocido de todos, pero que indistintamente lo han aplicado, unos a un ángel, otros a un demonio. Pues esa mujer, que ha inspirado ya tantas páginas en su favor y tantas en su daño, puede contar, entre los caprichos de su raro destino, el no haber sido comprendida jamás, ni por sus apologistas, ni por sus detractores.
En buena hora los aduladores de su padre quieran adormirla embriagada con el incienso de sus lisonjas; y dibujarla, idealizándola, con rasgos extravagantes, algunos mercenarios escritores que, en la Europa como en la América, han pretendido formar un cielo, un aire, un sol donde subir y colocar la diosa bellísima de su imaginación, que ellos se empeñan en llamar Manuela Rosas, de Buenos Aires, en 1840, 45, etcétera.
En buena hora también, los adversarios poco reflexivos del dictador argentino, se afanen en presentar a su hija como un modelo de perdición.
Unos y otros no habrán hecho más que falsificaciones de un personaje que pertenece ya a la historia argentina; y, como tales, sus pinturas apasionadas pasarán inapercibidas más tarde, ante el ojo frío y desinteresado del historiador.
Emprender un trabajo circunspecto y tranquilo sobre esa mujer, es hoy una empresa con más dificultades de lo que parece al primer examen; no por el trabajo en sí, sino por las vulgaridades con que se habrá de luchar, en una época en que el vulgo de las ideas y de los hombres predomina con admirable superioridad entre nosotros; quiero decir, en Buenos Aires y Montevideo.
Arrostrando, pues, ese inconveniente, vamos a ocuparnos de Manuela Rosas, en un sentido nuevo, y más racional que aquéllos que se han adoptado antes para hablar de ella.