Mientras me encuentro - Lía Montel de la Roche - E-Book

Mientras me encuentro E-Book

Lía Montel de la Roche

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Beschreibung

Mientras me encuentro, narra un asombroso viaje desde una adopción hasta un impactante descubrimiento en la adultez. En medio de la desconcertante verdad, la autora experimentó un proceso sanador profundo, donde la presencia de Jesús, emerge como el faro que ilumina su camino. Atravesando la oscuridad, la presencia de Jesús se convirtió en su refugio, guiándola hacia la paz interior y la restauración de su historia, tejiendo un relato de fe, perdón y renovación. Por medio de este relato, comparte los pasos cruciales que la llevaron hacia la sanación, con la esperanza de ofrecer guía a otros que llevan cargas similares en cuanto al dolor. Esta narración inspiradora busca no solo aliviar heridas, sino también ofrecer a los lectores la oportunidad de abrir sus corazones a Jesús, invitándolos a conocer el consuelo y redención en su propio viaje hacia la sanación.

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Lía Montel de la Roche

Mientras me encuentro

Encontrar la redención de Jesús en mi historia de adopción

Montel de la Roche, LíaMientras me encuentro / Lía Montel de la Roche. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2023.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-87-4648-7

1. Narrativa. I. Título.CDD A863

EDITORIAL AUTORES DE [email protected]

Índice

NOTA DE LA AUTORA

PREFACIO

INTRODUCCIÓN

CAPÍTULO 1

CARTA PARA MI MADRE ADOPTIVA

SOBRE LAS MÁSCARAS

CAPÍTULO 2

CARTA PARA HERMANA ADOPTIVA

SOBRE EL DOLOR

CAPÍTULO 3

IDENTIFICAR EL PROBLEMA

CAPÍTULO 4

SOBRE LA OSCURIDAD

CAPÍTULO 5

SOBRE LA ACEPTACIÓN

CAPÍTULO 6

SOBRE EL PERDÓN

CAPÍTULO 7

SOBRE LA FRUSTRACIÓN

CAPÍTULO 8

SOBRE SER RESILIENTE

CAPITULO 9

CARTA A MI NIÑA INTERIOR

SOBRE EL AMOR PROPIO

CAPÍTULO 10

SOBRE SER AGRADECIDOS

CAPÍTULO 11

CARTA A PADRES ADOPTIVOS

IDENTIDAD DE REINO

CAPÍTULO 12

CARTA AL LECTOR

“Pon En Manos Del Señor todas Tus Obras, Y Tus Proyectos Se Cumplirán”.

Proverbios 16: 3

“Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo, Jehová me recogerá”.

Salmos 27:10

Este libro, está dedicado especialmente; a la Lía del pasado. Por haber continuado a pesar, de que la vida dolía demasiado.

A mi esposo, amigo y compañero de viaje.

A mis hijos, mis personas favoritas en este mundo tan dañado, por hacerme la vida más hermosa.

A Liliana Ferace, quien hace muchos años, me habló del amor de Jesús, sin tomar dimensión quizás, de cuanto me estaba salvando la vida.

A mi mamá y hermana.

A Cris, por ser mi Chapulín Colorado.

A Lilian y Ramón, quienes me ayudan a cada paso del camino.

A todos los que no me han dejado aún en mis tormentas.

Y finalmente...

A mis pastores, Gerardo y Alejandra, por ser luz en mi vida.

Infinitas gracias.

Nota de la autora

Antes de comenzar, quiero darte las gracias por estar aquí.

Este es en verdad, uno de los proyectos más difíciles que me ha tocado encausar en la vida. Y me atrevo a asegurarte... que es el más complicado, por la responsabilidad que supone comunicar y por tratar temas tan sensibles como los que voy a trabajar.

Me vas a acompañar en un proceso netamente personal, de autoconocimiento y sanación.

Sabrás cosas acerca de mí, que nunca me había atrevido a contárselas a nadie.

Vas a ir notando como poco a poco me fui trasformando en la mujer que soy hoy. Como fui dejando atrás las sombras que por tantos años me persiguieron y como pude lograr que esa oscuridad se convierta en luz.

Así que aquí comienza nuestro camino junt@s.

Tengo cierta inclinación, por pensar que un libro está vivo, solo si hacemos de él nuestra posesión. Te invito, a que resaltes lo que te llame la atención y a que en todos los espacios en blanco que encuentres, tomes notas o hagas tus propias reflexiones. De ese modo, pienso que podremos sentirnos más cerca.

Gracias por acompañarme.

“No me escogieron ustedes a mí, sino que yo los escogí a ustedes y los comisioné para que vayan y den fruto, un fruto que perdure. Así el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre”.

Juan 15:16

Prefacio

Llegué a pensar que había venido a este mundo a sufrir, a pasarlo realmente mal. Creía con verdadera convicción; de que todo estaba en mi maldita contra.

Tenía la absoluta certeza de que no iba a lograr nada de lo que me propusiera.

Como una especie de maldición que cargaba sobre mis hombros.

Paradójicamente sentía con plena seguridad de que había algo más para mí, de que la vida sí podía ofrecerme otras cosas, pero tenía esa agria suerte, de encontrarme siempre, en el lugar y en la situación equivocada.

Malas compañías, malas elecciones y una carambola de infernales eventos que marcaron mi vida.

Había días en los que creía que hasta Dios me había soltado de su mano. ¡Y cómo duele! Debo decir que, ¡eso sí que duele!

Acumulé muchas horas pidiéndole a mi Dios que me salve, que me rescate de tanto sufrimiento, pero sin embargo todo parecía seguir igual. Nada cambiaba.

Era consciente de que yo estaba mal, pero no importaba, seguía adelante, con esa fuerza natural que siempre me emanó desde adentro, con ese fuego y ese huracán que forman parte de mi esencia, aunque eso haya significado haber seguido inmersa en la misma basura de siempre...

Está muy claro de que aún no estaba dispuesta a soltar mi mal.

¡Eso es! ¡Exacto! Debía aprender a soltar.

Era consciente de que no todo era real, de que muchos de esos pensamientos, sólo estaban en mi mente. Era muy inteligente para ignorarlo, pero demasiado terca como para ceder.

He pasado la mayor parte de mi vida lamentándome.

El problema de todos los males, es cuando nos acostumbramos a convivir con ellos, y yo, en este caso ¡Estaba encariñada con la piedra que había en mi zapato!

Me sentía profundamente triste, angustiada, deprimida y sin valor, pero cómoda. ¡Insolentemente cómoda!

Parece mentira... ¡Ese es mi grandísimo y constante problema! MI COMODIDAD.

Salir de la zona de confort... era mi mayor desafío. ¡Es nuestro mayor desafío! (¡Claro que te incluyo!) ¡Y urge! Esto no espera. Es ahora o nunca.

La vida es eso que nos pasa... mientras nos preocupamos por cómo solucionarla.

Entonces finalmente lo entendí...

Al final, la mayor traición, siempre... es la que puedes hacerte a ti mismo/a.

Y como todo en esta vida, se trata de las decisiones que tomamos, yo estaba a tan solo una decisión de alcanzar mi meta. La más importante de todas.

Acompáñame y te cuento.

Introducción

Prioridad N° 1–SANAR

He pasado la mayor parte de mi vida, sintiéndome completamente vacía.

Cuando decidí escribir este libro, acerca de toda la bazofia que me tocó vivir durante toda mi vida y sobre todo este último tiempo, fue porque necesitaba sanar urgente, todo aquello que aún hoy, no se me ha permitido resolver.

Por mucho tiempo, podría decirte que jugué a ser “La víctima”, víctima de la maldad y de la corrupción humana, de las injusticias de esta vida, de los designios divinos o de lo que sea, que me trajo hasta acá.

No sé quién fue el genio que dijo que la verdad no duele. ¡Eso es pura basura! Lo cierto es que ¡Sí que duele! ¡Tontas frases cliché, que lo único que hacen, es hacernos sentir idiotas!

Mi amado Jesús dijo: –¡La verdad os hará libres! –, ¡Siempre nos hará libres! Él, es el camino, la verdad, y la vida y quienes lo seguimos, debemos vivir en la verdad. Ese es el gran beneficio. Muchas veces duele, como un hierro caliente en nuestra garganta, pero al final, nos hace absolutamente libres.

Hay dolores que uno no puede medir si no los sufre en carne propia. Dolores que desgarran lo más profundo del ser. Esos dolores en los que uno siente que el alma se escapó, que ya no queda nada.

Y yo, a decir verdad, sí que he pasado muchas veces por esos “dolores”.

Creo que nací sintiendo dolor. No me pregunten cómo lo sé... sencillamente así es. A veces las cosas simplemente son y no tienen una explicación inmediata, a veces requiere de paciencia y esfuerzos. Todo a su debido tiempo. No antes, no después.

Dicen que los tiempos de Dios son perfectos. Y yo... elijo creer.

Nací tallada con una marca de fuego. Nací duelando. Y la vida en casos como el mío... se hace cuesta arriba.

Por eso, estoy segura, de que debo soltar, sanar y volver a mi eje. Realmente lo necesito. Yo si estoy en este mundo, al igual que cualquier otro simple mortal, es por algo. O eso es lo que creía hasta hace un tiempo, cuando descubrí, que el amor de Jesús, que me abrazó desde niña, aún sin merecerlo, tenía un gran propósito en mí.

El Dios; dueño del universo y de la vida en su totalidad, fijo su mirada en mí.

Una vida repleta de idas y vueltas, de momentos muy buenos y momentos extremadamente malos. Peleas, luchas, éxitos, fracasos, amor y desamor. Toda una vida a la que honestamente, yo no lograba encontrarle sentido del todo, hasta hoy.

Me he replanteado mil veces, qué es lo que debo hacer; por lo tanto, puse todo de mí para lograr encontrarme. Me costó muchísimo esfuerzo. Fue un trabajo profundo y cruel. La vida dolió y desgarró cada una de mis partes. Una a una. Tuve que rearmarme y comenzar desde cero.

Cuando comencé, fui tomando notas, escribiendo en lo que podría llamarse una especie de diario; emociones, recuerdos (de esos que duran solo instantes y que, si no los registramos, vuelven a irse), nuevas ideas y los momentos en los que, por diferentes razones, la motivación disminuía. Fui registrando absolutamente todo lo que me sucedía en el día a día.

El proceso... ¡Qué te diré!... ¡Sí!... El proceso fue duro, muy difícil... Pero ha valido completamente todo lo que he hecho. No me arrepiento absolutamente de nada.

Es que para salir de una situación que nos lastima, es totalmente necesario enfrentarla. ¡Y mira cómo es!... Después de tanto trabajo, encontré una nueva motivación. Un maravilloso propósito.

Ayudarte a ti a superar todas las cosas que tuviste que vivir, indistintamente de cuales hayan sido. Explicarte con amor y con paciencia, por qué, sin importar lo que parezca, somos los únicos responsables de nuestra felicidad, de nuestro éxito, de nuestra plenitud. (No depende de ningún modo de otra persona).

¡Es nuestra propia “responsabilidad”, crear la vida que necesitamos!

Es nuestra responsabilidad decidircuál es el camino que tomamos.

Como te dije anteriormente. Estamos a tan solo a una decisión de lograrlo.

Dicho esto... Comienzo entonces a contarte mi historia...

CAPÍTULO 1

«¡Basta ya, Señor! ¡Quítame la vida, pues yo no soy mejor que mis padres!».

1 Reyes 19: 4

ME OLVIDÉ DE MÍ

Hubo un día en el que comenzó a dar vueltas por mi mente la loca idea de escribir un libro.

José Martí Pérez, escritor y político de origen cubano, inmortalizó una de sus frases célebres: «Hay tres cosas que cada persona debería hacer durante su vida: plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro».

Inicié, como perfeccionista intrínseca que soy, a preguntarme el por qué, qué era lo que yo deseaba comunicarte. Hasta que finalmente entendí que tengo tanto para dar, tanto para comunicar, que decidí oír a todas y cada una de esas voces y aquí me encuentro.

Sentada y escribiendo.