Pentateuco - Samuel Pagán - E-Book

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Samuel Pagán

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Beschreibung

El Pentateuco, o La Torá o Ley de Moisés contiene el corazón del mensaje de la Biblia donde se revela su importancia teológica en las famosas palabras del Shemá: "Oye, Israel: El Señor, nuestro Dios, el Señor uno es" (Dt 6.4). Este libro es una interpretación sobria, balanceada, asequible y entendible del mensaje del Pentateuco, el cual facilita, en gran manera, el proceso de actualización del mensaje de la Ley de Moisés.

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SAMUEL PAGÁN

Decano del Florida Center for Theological Studies en Miami (Florida). Profesor de Biblia y Literatura Hebrea en el Colegio Universitario Dar al-Kalima en Belén (Israel). Ha sido director del departamento de traducción de la Biblia de la United Bible Societies en las Américas.

El Dr. Samuel Pagán es profesor de Biblia y literatura hebrea en el Colegio Universitario Dar al-Kalima en Belén; ha escrito más de 30 libros y cientos de artículos entorno a diversos temas teológicos, exegéticos, bíblicos y pastorales.

Ha trabajado en varios proyectos de traducción de la Biblia, ha editado cinco Biblias de estudio en castellano y escribe regularmente en diversos periódicos en torno a temas educativos y referente al Oriente Medio.

Ha servido, además, como profesor titular y visitante de Biblia en diversos seminarios en su natal Puerto Rico y en Estados Unidos, Europa, América Latina, África, Asia y el Oriente; y ha sido decano y presidente de varias instituciones teológicas de educación superior.

Posee un bachillerato en ingeniería química, maestrías en divinidad y teología, doctorados en literatura hebrea y sagrada teología y estudios post-doctorales en arqueología y geografía bíblicas, lingüística y antropología.

Don Samuel es ministro ordenado de la Iglesia Cristiana. En la actualidad vive en Jerusalén junto a su esposa Nohemí.

Dedicatoria

Dedico este libro a mis nietos Samuel Andrés, Ián Gabriel y Matthew Alexander y a mi nieta Natallie Isabelle.

Espero que amen, disfruten y compartan el mensaje de la Biblia, y que vivan a la altura de las enseñanzas de la Ley del Señor.

Contenido

Portada

Portada interior

Datos biográficos

Dedicatoria

Abreviaturas y símbolos

Prefacio

La Ley de Moisés

La revelación divina

Nuestro estudio

Agradecimientos

Capítulo 1: Introducción

En el principio

La narración de la Torá

Narración, historia y teología

Valores espirituales y teológicos

Personajes y protagonistas

Las mujeres

Los pobres

Géneros literarios

Capítulos y versículos

El texto hebreo

Versiones antiguas

Traducciones de la Biblia al castellano

Diversos métodos para el estudio del Pentateuco

Capítulo 2: El mundo del Pentateuco

La región de Palestina

Rutas antiguas

Imperios y naciones vecinas de Israel

Arqueología y Biblia

Los mitos antiguos

Instituciones sociales

Relaciones familiares

Capítulo 3: Historia y teología

Narración de la historia bíblica

Naturaleza y particularidades de las narraciones

Repeticiones, duplicados y estilos

La teología bíblica

Metodologías de estudio

Conceptos de Dios

Algunas implicaciones contextuales

Capítulo 4: La Torá o el Pentateuco

La Torá

Características temáticas y literarias

Ambiente histórico y teológico del Pentateuco

Composición y autoría del Pentateuco

Interpretación del Pentateuco

Capítulo 5: El libro de Génesis

El libro

Estructura literaria de la obra

La historia primigenia o de los orígenes

Los dos relatos de la creación

Las consecuencias del pecado en la humanidad

El diluvio

La torre de Babel

La historia de los patriarcas y las matriarcas de Israel

Las narraciones en torno a Abraham

Las narraciones de Isaac y Jacob

Las narraciones de José

Las matriarcas

Capítulo 6: El libro de Éxodo

El nacimiento de Moisés y el contexto egipcio

El libro de Éxodo

Las posibles fechas del éxodo

La figura de Moisés y su proyecto de liberación

Las plagas y la Pascua

El cruce del mar Rojo

La revelación en el monte Sinaí

Los pactos en la Antigüedad

Los Diez Mandamientos

Principales pactos de Dios en la Biblia

Leyes para la construcción del Tabernáculo

El becerro de oro

Capítulo 7: El libro de Levítico

El libro y los levitas

Estructura y temas de importancia

Diversos tipos de sacrificios

Consagración de los sacerdotes

Leyes sobre la pureza e impureza

Establecimiento del día de la expiación

El Código de Santidad

Las fiestas judías y los días sagrados

Las bendiciones y las maldiciones

Lecturas cristianas del libro

Capítulo 8: El libro de Números

El título del libro y su naturaleza teológica y literaria

La permanencia en el monte Sinaí

Peregrinar desde el monte Sinaí hasta las llanuras de Moab

Viaje desde Cades hasta las llanuras de Moab

Significación teológica del libro

Capítulo 9: El libro de Deuteronomio

El título del libro y su carácter religioso

Estilo, estructura, contenido y redacción

Primer discurso: Moisés le recuerda al pueblo las promesas de Dios

Segundo discurso: Los Diez Mandamientos

El Código deuteronómico

Tercer discurso: Bendiciones y maldiciones

Los últimos días de Moisés

La teología de la elección

Bibliografía

Obras generales en torno a la Biblia

Enciclopedias, geografías y diccionarios bíblicos

Comentarios e introducciones al Antiguo Testamento

Ediciones de la Biblia

Historia y geografía del antiguo Oriente Medio

Créditos

Títulos de la colección

Abreviaturas y símbolos

Símbolos que representan los libros de la Biblia

1. LIBROS CANÓNICOS

Abd

Abdías

Am

Amós

Ap

Apocalipsis

Cnt

Cantar de los cantares

1 Co

1 Corintios

2 Co

2 Corintios

Col

Colosenses

1 Cr

1 Crónicas

2 Cr

2 Crónicas

Dn

Daniel

Dt

Deuteronomio

Ec

Eclesiastés

Ef

Efesios

Esd

Esdras

Est

Ester

Ex

Éxodo

Ez

Ezequiel

Flm

Filemón

Flp

Filipenses

Gl

Gálatas

Gn

Génesis

Hab

Habacuc

Hag

Hageo

Hch

Hechos

Heb

Hebreos

Is

Isaías

Jer

Jeremías

Jl

Joel

Jn

Juan

1 Jn

1 Juan

2 Jn

2 Juan

3 Jn

3 Juan

Job

Job

Jon

Jonás

Jos

Josué

Jud

Judas

Jue

Jueces

Lc

Lucas

Lm

Lamentaciones

Lv

Levítico

Mal

Malaquías

Mc

Marcos

Miq

Miqueas

Mt

Mateo

Nah

Nahúm

Neh

Nehemías

Nm

Números

Os

Oseas

1 P

1 Pedro

2 P

2 Pedro

Pr

Proverbios

1 R

1 Reyes

2 R

2 Reyes

Ro

Romanos

Rt

Rut

1 S

1 Samuel

2 S

2 Samuel

Sal

Salmos

Sof

Sofonías

Stg

Santiago

1 Ti

1 Timoteo

2 Ti

2 Timoteo

Tit

Tito

1 Ts

1 Tesalonicenses

2 Ts

2 Tesalonicenses

Zac

Zacarías

2. LIBROS DEUTEROCANÓNICOS

Bar

Baruc

Eclo

Eclesiástico

Jdt

Judit

1 M

1 Macabeos

2 M

2 Macabeos

Sab

Sabiduría

Tob

Tobías

Abreviaturas y símbolos generales

a. C.

antes de Cristo

AEC

antes de la era común

AT

Antiguo Testamento

a. m.

ante meridiem (lat.: ‘antes del mediodía’)

c.

aproximadamente, circa

cf.

confer (lat.: ‘compara’)

cm

centímetros

DC

deuterocanónico

d. C.

después de Cristo

DEC

después de la era común

ed., eds.

editor, editores

etc.

etcétera

g

gramo

gr.

griego

heb.

hebreo

ibid.

ibibem, el mismo autor y la misma obra

id.

idem, el mismo autor

kg

kilogramo

km

kilómetro

l

litro

lit.

literalmente

m

metro

m.

meridies (lat.: ‘mediodía’)

ms., mss.

manuscrito o manuscritos

n.

nota

NT

Nuevo Testamento

orig.

texto original

p. ej.

por ejemplo

p. m.

post meridiem (lat.: ‘después del mediodía’)

reimp.

reimpresión

rev.

revisión

s., ss.

siguiente o siguientes

LXX

versión griega del at, Septuaginta

TM

texto masorético

trad.

traducción

v., vv.

versículo o versículos

Vg.

versión latina de la Biblia, Vulgata

vol., vols.

volumen o volúmenes

Abreviaturas de obras académicas

Las abreviaturas de documentos y obras académicas que se incluyen en este libro se fundamentan principalmente en las recomendaciones de Schwertner, InternationalesAbkrzungsverzeichnis für Theologie und Grenzgebiete, 2 Berlín y Nueva York: W. de Gruyter, 1991.

Prefacio

Oísteis que fue dicho a los antiguos: «No matarás», y cualquiera que mate será culpable de juicio. Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga «Necio» a su hermano, será culpable ante el Concilio; y cualquiera que le diga «Fatuo», quedará expuesto al infierno de fuego.

MATEO 5:21-22

La Ley de Moisés

La importante frase, «Oísteis que fue dicho a los antiguos», que en el Evangelio de Mateo se incorpora como parte del llamado Sermón del monte (Mt 5:1-7:28), es una alusión a la Ley de Moisés. En el contexto de esas enseñanzas, que constituyen el fundamento de su mensaje, Jesús de Nazaret explora y expande el significado y la interpretación del mensaje del Pentateuco. La base fundamental de sus palabras fueron las antiguas revelaciones del famoso legislador israelita, aplicadas a su contexto inmediato. Tomó el corazón de la Torá y las enseñanzas de Moisés y las actualizó para que sus discípulos descubrieran y disfrutaran las implicaciones transformadoras del mensaje bíblico.

Jesús se ubica, de esa manera, en la gran tradición de maestros judíos y rabinos que afirmaban y celebraban la Ley y destacaban la importancia de la alianza de Dios con su pueblo. Esa comprensión teológica amplia y ese intenso entendimiento pedagógico de las enseñanzas mosaicas, se ponen claramente de manifiesto, inclusive, en la literatura deuterocanónica o apócrifa (Ecl 24:23-29), en la cual se indica directamente que la Ley fue promulgada por Moisés, es herencia del pueblo de Jacob, y está llena de sabiduría; además, declara que está llena de sensatez e instrucción.

En efecto, la Ley de Moisés contiene el corazón del mensaje de la Biblia, que revela su importancia teológica en las famosas palabras del Shemá: «Oye, Israel: El Señor, nuestro Dios, el Señor uno es» (Dt 6:4). Este mensaje pone de relieve la doctrina primordial de la revelación bíblica: ¡Dios es uno! Y esa gran afirmación teológica y monoteísta, se convirtió en el núcleo principal del mensaje de los profetas y sacerdotes, y también de Jesús de Nazaret y sus discípulos.

En cierta manera, en mensaje general de la Biblia se asocia con el estudio, la revisión, el análisis y la actualización de esa enseñanza básica de la Torá. Los profetas presentaban sus oráculos al pueblo para declarar las bendiciones asociadas a la fidelidad y obediencia a la Ley y al pacto que se llevó a efecto en el monte Sinaí, a la vez que promulgaban el juicio divino que se desprendía de las actitudes de infidelidad y rechazo a la revelación divina, de acuerdo con sus expresiones mosaicas.

Desde esta perspectiva histórica y teológica, la Ley de Moisés es un componente indispensable y fundamental en la revelación bíblica, y su estudio y comprensión es determinante para el entendimiento adecuado y la valoración justa del mensaje de los profetas y para aquilatar adecuadamente el ministerio transformador de Jesús de Nazaret.

La revelación divina

Los creyentes, las iglesias y las sinagogas estudian el Pentateuco desde la perspectiva de la fe. Ese entendimiento afirma que la Biblia es parte de la revelación de Dios a la humanidad. Las Sagradas Escrituras no solo son recuentos de las intervenciones de Dios en medio de la historia del pueblo de Israel, sino que constituyen el corazón de la revelación divina a la humanidad. Y de una forma singular, la Biblia es, a la vez, palabra de Dios y palabra humana.

En efecto, la revelación de Dios se hace realidad y se transmite por medio de las palabras de autores humanos que intentan comunicar el mensaje divino. Dios habla por medio de hombres y mujeres, que utilizan el lenguaje para transmitir ideas, conceptos, enseñanzas, historias, poemas, leyendas, leyes… Y por esa singular razón, es menester comprender la naturaleza misma del lenguaje humano, para también entender adecuadamente el mensaje divino.

La revelación de Dios

El Dios del Antiguo Testamento, de acuerdo con los relatos bíblicos, escogió revelarse al pueblo de Israel en medio de la historia, específicamente decidió manifestarse en las vivencias reales y cotidianas de la comunidad, al revelar la Ley y establecer un pacto o alianza con el pueblo, que era el claro objeto de su amor y misericordia.

Hablar es una característica singular de las personas. Las palabras, los mensajes y las comunicaciones son parte esencial en la vida, pues le permiten a la humanidad afirmar su existencia. Las comunicaciones entre las personas, y con Dios, son parte vital de esa existencia, pues es una manera de afirmar la vida. Quizá esa capacidad de comunicación es la que más acerca a las personas a lo eterno, pues es una manera concreta de reflejar «la imagen y semejanza de Dios». Los hombres y las mujeres, hablan, escuchan, atienden, entienden, analizan, hacen pausas en la comunicación, responden… Ciertamente, las palabras son un vínculo indispensable en el desarrollo de convivencias estables, saludables, respetuosas, responsables y dignas.

El lenguaje humano tiene varias funciones que no debemos ignorar, y que pueden identificarse y estudiarse. Hay un propósito informativo esencial en el cual transmitimos hechos, cosas, sucesos, y también interpretamos lo que hemos visto o experimentado. Además, la comunicación nos permite expresar sentimientos profundos e interpelar personas.

En hebreo, la palabra dabar significa, a la vez, palabra pronunciada y acontecimiento (Gn 22:1; 1 R 2:41). Por esa razón, tanto dabar como logos, en griego, pueden traducirse como palabras o suceso. El sentido bíblico de estas expresiones incluye las ideas de palabra, obra, decir y hacer. Y esa palabra bíblica inspira y promueve el diálogo y la respuesta.

La Biblia es Palabra de Dios que se transmite por medio de las comunicaciones de las personas. La revelación divina se divulga a través de esas palabras humanas, que informan, pero que también forman, transforman y reforman. La Biblia en general y el Pentateuco en particular contienen la Palabra divina dirigida a la gente y a los pueblos en medio de sus vivencias cotidianas. Es Palabra creadora (Gn 1-2) y liberadora (Ex 3-15), y también expresión que llama a los patriarcas y a las matriarcas de Israel (Gn 12), y establece pactos con el pueblo (Ex 20). No es una palabra para el entretenimiento, sino el mensaje que fomenta la conversión y la renovación.

La revelación divina se hace realidad mediante el lenguaje humano, que facilita los procesos de comunicación. Esa revelación, que es la manifestación extraordinaria del amor, la misericordia, los juicios y la voluntad divina, se transmite a través de los documentos escritos que se han preservado en las Sagradas Escrituras. El Pentateuco, en esa tradición literaria, afirma que la revelación divina es salvadora, dialogal, universal, comunitaria, familiar, personal, histórica y escatológica.

Nuestro estudio

No son pocos los estudios serios y efectivos de la Biblia en general y del Pentateuco en particular. Esa popularidad se relaciona directamente con la importancia que tienen los cinco libros de Moisés en el desarrollo y el estudio de las Sagradas Escrituras; particularmente, en sus formulaciones teológicas. Y nuestro análisis va a beber de esas buenas fuentes académicas y pastorales, tanto judías como cristianas, para presentar al lector o lectora el estado actual de los estudios en torno a la Ley de Moisés.

Mi objetivo fundamental es poner a la disposición de los lectores y las lectoras de esta obra una presentación sobria, balanceada, asequible y entendible del mensaje del Pentateuco. Mi meta es colaborar con el proceso de comprensión, asimilación, disfrute y actualización del mensaje de la Ley de Moisés. Y mi finalidad es identificar algunas pistas para la interpretación y aplicación de las enseñanzas de la Torá en las comunidades de fe de habla castellana.

No es la primera vez que estudio y publico algún material en torno al Pentateuco o la Torá. Lo he hecho para biblias de estudio y también para una introducción a la Biblia hebrea o el Antiguo Testamento, y cada vez que pondero este material descubro nuevos ángulos teológicos, encuentro detalles de gran significación espiritual y disfruto implicaciones noveles de estas tradiciones antiguas de la historia del pueblo de Israel.

Invito al lector y lectora de esta obra a llegar a las narraciones y leyes del Pentateuco con ojos frescos y mentes dispuestas. Estos relatos antiguos cobran vida propia frente a nosotros cuando estudiamos nuevamente las enseñanzas de Moisés a la luz de la historia del pueblo de Israel y en relación con los desafíos que presenta la sociedad contemporánea a las iglesias y los creyentes. Nuestra finalidad es incentivar y propiciar este proceso de estudio, comprensión y actualización del mensaje de la Torá.

Agradecimientos

Para completar nuestro estudio, debemos reconocer que no han sido pocas las personas a las que debo agradecer su colaboración efectiva. En primer lugar, a mis estudiantes en el Seminario Teológico Fuller, que escucharon por vez primera las reflexiones y enseñanzas que se incluyen a continuación. También debo expresar mi agradecimiento a Alfonso Triviño, de la Editorial clie, que con paciencia y firmeza me incentivaba a completar esta obra en el tiempo adecuado y previsto. Y a Nohemí, que siempre lee y edita mis escritos con los ojos del amor y los de la criticidad. ¡Muchas gracias!

Y para culminar este prefacio, debo citar uno de los poemas más antiguos de la Biblia, que se incluye en medio de las narraciones en torno a la liberación de los grupos israelitas de las tierras de Egipto. Es un poema que cantaron Moisés, María y el pueblo, y revela las gratitudes y la confianza que tenían en las intervenciones divinas en el momento oportuno. Afirman que Dios debe ser bendecido, pues se cubrió de gloria y liberó a un pueblo oprimido y herido por el faraón de Egipto y sus ejércitos:

Cantaré yo al Señor, Porque se ha cubierto de gloria; ha echado en el mar al caballo y al jinete.

ÉXODO 15:1, 21

Junto al poeta bíblico, me uno a esas alabanzas, pues Dios echó al mar los caballos y los guerreros que intentaban mantener al pueblo del Señor cautivo en la ignorancia y oprimido por la falta de conocimiento…

Dr. Samuel Pagán

Semana Santa 2014

1

Introducción

Cuando Jehová Dios hizo la tierra y los cielos, aún no había ninguna planta del campo sobre la tierra ni había nacido ninguna hierba del campo, porque el Señor Dios todavía no había hecho llover sobre la tierra ni había hombre para que labrara la tierra, sino que subía de la tierra un vapor que regaba toda la faz de la tierra. Entonces el Señor Dios formó al hombre del polvo de la tierra, sopló en su nariz aliento de vida y fue el hombre un ser viviente.

GÉNESIS 2:4b-7

En el principio

Todo comenzó con la visión de un grupo de tribus nómadas en las tierras de Egipto que entendieron haber recibido en una especial revelación divina la orden de salir de la opresión que sufrían en Egipto y liberarse del cautiverio que experimentaban en la sociedad liderada por el faraón. Y esa salida extraordinaria, de acuerdo con los relatos del libro del Éxodo, se constituyó en el núcleo básico que con el tiempo llegó a convertirse en el Pentateuco, para los creyentes cristianos e Iglesias, y en la Torá, para los judíos en sus sinagogas. El recuerdo de un acto significativo y redentor de liberación nacional se convirtió en el fundamento de una extraordinaria obra literaria, que es, el día de hoy, respetada y apreciada igualmente por creyentes y no creyentes.

En efecto, el Pentateuco, y también la Biblia hebrea, es el testimonio elocuente de un pueblo que descubre su identidad y su razón de ser en lo que ellos entienden que son actos divinos de liberación. Esos eventos salvadores los apoyan en su deseo de salir de la opresión y llegar a las nuevas tierras de Canaán, en efecto promisorias, y asentarse y vivir como el resto de las naciones en el Oriente Medio antiguo.

El recuento de esas experiencias significativas de liberación nacional se presenta en diversos géneros literarios para llegar de ese modo a los diferentes sectores del pueblo y también responder a las necesidades variadas de la sociedad. Los actos divinos referentes a la emancipación del pueblo de Israel se articulan en himnos, narraciones, cuentos, leyendas, proverbios, parábolas, leyes, oráculos… Y del estudio sobrio de esas piezas literarias se desprende un gran conocimiento de la vida del pueblo hebreo y judío, en sus diversos períodos históricos.

La gran mayoría de los lectores del Pentateuco lo hace por razones religiosas. La Torá es reconocida como documento sagrado en las sinagogas y las iglesias, y respetada en las mezquitas. Ese particular aprecio se revela inclusive en las formas de disponer el libro, que lo presentan e imprimen como una obra eminentemente religiosa: escrito en dos columnas, encuadernado en negro y, en ocasiones, con bordes dorados. El presupuesto implícito, espiritual y religioso básico, detrás de este acercamiento, es que en esta singular obra literaria se encuentran enseñanzas que no se descubren en otro tipo de literatura.

El valor religioso del Pentateuco, y de la Biblia hebrea, sin embargo, no agota las posibilidades interpretativas ni los apetitos intelectuales de los lectores contemporáneos. Hay quienes llegan a sus páginas para disfrutar una pieza literaria que está a la par con otras obras clásicas del mundo antiguo: por ejemplo, las tragedias griegas o las grandes contribuciones literarias de la Edad Media, de Shakespeare o de Cervantes.

Inclusive, hay quienes se acercan a sus mensajes desafiados eminentemente por sus importantes contribuciones a la civilización occidental. Ciertamente, no son pocos los literatos contemporáneos que toman del Pentateuco ideas, conceptos, mensajes, personajes, valores y enseñanzas, y las ponen en diálogo con la sociedad actual. Es común, por ejemplo, que la gente de diferentes estratos sociales y niveles académicos, en sus diálogos más íntimos, se refieran sin inhibiciones a Adán, Eva, Noé, Abraham, Sara, Moisés…

La narración de la Torá

Aunque, en el idioma hebreo, los sentidos fundamentales de la palabra torah son, primordialmente, «enseñanzas», «instrucciones» o «leyes» (Sal 19; 119), una lectura somera de los textos pone en evidencia que el mensaje del Pentateuco o la Torá se presenta generalmente en relatos. Y esa gran narración, que incluye trama, personajes principales y secundarios, puntos culminantes, valores y enseñanzas, comienza al inicio mismo de la historia de la humanidad y culmina con la llegada de los hijos e hijas de Israel a la frontera de la tierra que Dios mismo le prometió a su pueblo.

La narración del Pentateuco puede dividirse en temas, capítulos o episodios. De acuerdo con los textos bíblicos, Dios creó al mundo y a la humanidad en seis días, y luego tomó un descanso. Dios crea al hombre, Adán, lo ubica en un jardín paradisíaco y, posteriormente, crea a Eva, su mujer, como un complemento indispensable para superar la soledad. Ellos tenían acceso a todo lo creado, excepto a un árbol específico cuyo fruto estaba prohibido.

En ese contexto idílico, la narración incorpora las acciones siniestras de una serpiente astuta, que no solo habla, sino que tiene poder de convencimiento y persuasión. Y de una conversación íntima, en la cual se ponen en tela de juicio la justicia y la sabiduría divina, Eva y Adán desobedecen las instrucciones de Dios y son expulsados del jardín del edén.

Al salir del edén, Adán y Eva tienen hijos, surge el primer fratricidio y la desobediencia humana se extiende por el mundo. Esas actitudes de maldad se extendieron por el mundo conocido y Dios decide terminar con esas actitudes impropias y pecaminosas con un diluvio general que exterminó a la humanidad. Solo se salvaron Noé, su familia inmediata y los animales que entraron en la embarcación especialmente construida con ese propósito salvador. De esa manera comienza una nueva época en la Biblia, que también se vio herida por la confusión de los lenguajes en la construcción de una torre en Babel.

La narración del Pentateuco prosigue con el llamado de Dios a Abram (que posteriormente se transformaría en Abraham), que estaba en Mesopotamia. Dios le prometió que sería padre de una gran nación si obedecía y se movía a Canaán. De esa forma, Abraham y Sara salieron de su ciudad, que le brindaba seguridad y estabilidad, para asentarse definitivamente en las nuevas tierras. Y en medio de ese peregrinar, siendo ya adultos avanzados en años, tienen hijos, nietos y familia, que se convirtieron en los antepasados del pueblo de Israel.

Con el tiempo, y debido a una crisis económica y a la hambruna en Canaán, los descendientes de Abraham llegaron y se asentaron en Egipto, donde prosperaron y vivieron; pero, con el tiempo, las autoridades egipcias sintieron que la comunidad de los antepasados de Abraham, llamados ahora israelitas, constituían una amenaza para el desarrollo y la estabilidad del reino e iniciaron una campaña persecución y matanza de niños. Sin embargo, y por el gesto heroico de unas mujeres parteras, un niño se salvó, Moisés, que con el tiempo se convirtió en el líder máximo de su comunidad.

Moisés organizó a los israelitas para salir de Egipto, huir de la persecución y llegar a unas tierras que Dios les había prometido. Fue un viaje difícil y complejo por el desierto, que probó la fe y la perseverancia del pueblo. En medio de ese peregrinar, en el monte Sinaí, Dios le revela a Moisés su Ley en unas tablas de piedra. Y esa revelación se convirtió en el punto focal de la teología bíblica.

Los israelitas que salieron de Egipto, según la narración del Pentateuco, eran muchos: ¡Como 600 000 hombres, sin contar las mujeres ni los niños! Transitaron el desierto de forma errática y con muchas dificultades, problemas y crisis, pero, en medio de todas esas calamidades, Dios reveló su voluntad. En primer lugar, los Diez Mandamientos, y, luego, una serie de leyes que regulaban la vida del pueblo. Las leyes tenían implicaciones en diversos órdenes: por ejemplo, en áreas religiosas, sociales, políticas, económicas, sexuales, familiares, cúlticas, espirituales, éticas, morales, interpersonales, internacionales…

La vida del pueblo en el desierto fue muy difícil. Tanto la salida de Egipto como el peregrinar antes de llegar a las orillas de Canaán, estuvieron marcados por dificultades sociales, religiosas, políticas y militares. Y de esas dinámicas complejas y contradictorias, la figura de Moisés sale como un líder indiscutible en la historia nacional.

La sección final de las narraciones del Pentateuco ubica al pueblo de Israel, y específicamente a Moisés, en las llanuras de Moab, y luego en el monte Nebo. Y desde el monte, el famoso legislador y líder israelita tiene la oportunidad de ver en la distancia las tierras que Dios había prometido al pueblo. Su discurso final fue para recordarle a la comunidad que la llegada a las tierras de Canaán era parte del plan divino. Afirmó que los israelitas debían cumplir con las responsabilidades y obligaciones relacionadas con la Ley en medio de las nuevas tierras que iban a habitar.

Moisés muere a los 120 años y lo entierran en una tumba desconocida. Josué le sucede, y se convierte en el líder que llevó al pueblo de Israel a las conquistas iniciales en Canaán.

Narración, historia y teología

Evidentemente, las narraciones del Pentateuco se han dispuesto como una gran historia de los orígenes del pueblo de Israel. La finalidad de los escritores y redactores de la obra es presentar la historia nacional de forma coherente y organizada. El objetivo es indicar que Dios ha estado trabajando en medio de su pueblo, desde los momentos iniciales de la historia hasta su llegada a Canaán. Posteriormente, esta misma teología continúa en la Biblia hebrea hasta llegar al exilio en Babilonia y la posterior liberación y retorno del pueblo judío a las tierras de sus antepasados.

Una lectura cuidadosa de estas narraciones descubre que los relatos que se incluyen en el Pentateuco no solo hacen afirmaciones teológicas explícitas, sino que tienen una ideología implícita. Cada una de las narraciones articula no solo conceptos de Dios que responden a diversos momentos de la historia nacional, sino que presentan concepciones del mundo y percepciones de la naturaleza que no pueden obviarse si se desea profundizar en el mensaje de las Escrituras, particularmente para entender los libros de la Ley de Moisés.

De fundamental importancia es comprender que aunque las narraciones de la Torá o el Pentateuco tienen un estilo «histórico», el propósito de los relatos es esencial y esencialmente teológico. Los autores y redactores de estas narraciones no articulan el mensaje bíblico desde las comprensiones históricas y científicas actuales, sino que desean afirmar que detrás de los acontecimientos naturales, históricos, personales y familiares está la mano divina guiando al pueblo y organizando los eventos. Para entender la teología del Pentateuco, es de medular importancia comprender que la secuencia de los acontecimientos que se presentan en las narraciones escriturales tienen una finalidad espiritual: ¡Dios está al control de la historia humana!

En este sentido, la historia bíblica debe ser entendida como «historia de la salvación», que es un buen término para describir adecuadamente las narraciones que se han incorporado en el Pentateuco. Lo que intenta afirmar el mensaje de la Torá, es que el Dios intervino en la historia humana, creó el cosmos y la humanidad, llamó a Abraham y a Sara, salvó a Moisés, reveló su Ley, estableció un pacto y acompañó al pueblo por el Sinaí, y cumplió su promesa de liberar al pueblo de Egipto y llevarlo a Canaán, que era la tierra prometida.

Esta «historia de la salvación», que ciertamente afirma el poder de Dios, pone de manifiesto una serie de criterios literarios implícitos que debemos identificar y tomar en consideración para aquilatar y comprender de forma efectiva las narraciones y los relatos del Pentateuco.

1. Se trata de unas formas literarias específicas e intencionales, no son relatos que nacen de manera casual o accidental. Se redactan y cuentan para afirmar algún detalle histórico, teológico, étnico, familiar, cultural, social o político.

2. Las narraciones no son solo la presentación de eventos, sino que incluyen su valoración e interpretación. En estas «historias» se incluyen evaluaciones y actualizaciones que permiten leer y recitar los relatos en diferentes períodos y contextos.

3. Los relatos evalúan los acontecimientos de acuerdo con sus causas morales. La articulación de los eventos incluye su valoración ética y sus implicaciones.

4. Estas narraciones provienen de la memoria colectiva de la nación o de algún grupo étnico. El propósito es destacar algún aspecto de la nación, no enfatizar las experiencias de vida de individuos.

5. Los relatos que se incluyen forman parte de las tradiciones literarias del pueblo y juegan un papel importante en el desarrollo de la identidad nacional. Estos relatos le brindan al pueblo sentido de pertenencia histórica, nacional y étnica.

La redacción de esos relatos bíblicos proviene de diferentes momentos de la historia nacional, desde la época patriarcal hasta el período postexílico. Algunas narraciones se originan en la época que describen o, quizá, en períodos posteriores en que se intentaba comprender la historia nacional. Su redacción final, posiblemente, se llevó a efecto en el exilio en Babilonia o posteriormente a esta época, pues ese fue un momento crucial en la historia del pueblo en el que se necesitaba afirmar la identidad nacional en medio del mundo politeísta en el cual vivía el pueblo judío.

Una peculiaridad que se descubre al leer el Pentateuco es que en medio de las narraciones se incluye una serie de poemas, de diferente longitud, que llegan con diferentes propósitos. Esos poemas, además de interrumpir momentáneamente, le brindan cierta belleza literaria a los textos. Dependiendo el contexto, desean destacar sentimientos, afirmar enseñanzas, subrayar ideas o conceptos de importancia, o quizá, simplemente, se hayan incluido con fines estéticos, que ciertamente propician la memorización del mensaje.