Primero y segundo Isaac - Pedro Calderón de la Barca - E-Book

Primero y segundo Isaac E-Book

Pedro Calderón de la Barca

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Beschreibung

Primero y segundo Isaac es uno de los autos sacramentales más célebres de Calderón de la Barca. La obra tuvo cierta relevancia en América y fue representa en Perú en 1682. Fragmento de la obra Acto único (Sale la Duda, como trayendo por fuerza tras sí al Lucero.) Lucero: ¿Adónde, Duda, me llevas? Duda: No me admiro que te turbe, siendo plenitud de ciencias (que es lo mismo que querube) en quien todavía es fuerza duren 5 reliquias de aquellas altas plenitudes, ver que la duda te arrastre. Lucero: Es verdad, porque yo pude en aquella primer lid en que comunero puse 10 los ejércitos en arma de vicios y de virtudes, perder gracia y hermosura; la ciencia no, que la tuve como dote natural 15 y así tras mí me la truje. Conque, como has dicho, es fuerza que dude ver que tú lugar en mi pecho ocupes, siendo tú la Duda. Duda: Pues ya que una vez me introduje 20 en él, arrójame dél, si de tan sabio presumes, con responderme.

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Pedro Calderón de la Barca

Primero y segundo Isaac

Barcelona 2024

Linkgua-ediciones.com

Créditos

Título original: Primero y segundo Isaac.

© 2024, Red ediciones S.L.

e-mail: [email protected]

Diseño de cubierta: Michel Mallard.

ISBN tapa dura: 978-84-1126-042-8.

ISBN rústica: 978-84-9816-453-4.

ISBN ebook: 978-84-9953-414-5.

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar, escanear o hacer copias digitales de algún fragmento de esta obra.

Brevísima presentación

La vida

Pedro Calderón de la Barca (Madrid, 1600-Madrid, 1681). España.

Su padre era noble y escribano en el consejo de hacienda del rey. Se educó en el colegio imperial de los jesuitas y más tarde entró en las universidades de Alcalá y Salamanca, aunque no se sabe si llegó a graduarse.

Tuvo una juventud turbulenta. Incluso se le acusa de la muerte de algunos de sus enemigos. En 1621 se negó a ser sacerdote, y poco después, en 1623, empezó a escribir y estrenar obras de teatro. Escribió más de ciento veinte, otra docena larga en colaboración y alrededor de setenta autos sacramentales. Sus primeros estrenos fueron en corrales.

Lope de Vega elogió sus obras, pero en 1629 dejaron de ser amigos tras un extraño incidente: un hermano de Calderón fue agredido y, éste al perseguir al atacante, entró en un convento donde vivía como monja la hija de Lope. Nadie sabe qué pasó.

Entre 1635 y 1637, Calderón de la Barca fue nombrado caballero de la Orden de Santiago. Por entonces publicó veinticuatro comedias en dos volúmenes y La vida es sueño (1636), su obra más célebre. En la década siguiente vivió en Cataluña y, entre 1640 y 1642, combatió con las tropas castellanas. Sin embargo, su salud se quebrantó y abandonó la vida militar. Entre 1647 y 1649 la muerte de la reina y después la del príncipe heredero provocaron el cierre de los teatros, por lo que Calderón tuvo que limitarse a escribir autos sacramentales.

Calderón murió mientras trabajaba en una comedia dedicada a la reina María Luisa, mujer de Carlos II el Hechizado. Su hermano José, hombre pendenciero, fue uno de sus editores más fieles.

Personajes

La Duda

Leví, villano

El Lucero

Rubén, villano

Abrahán, viejo

Batuel, viejo

Isaac

Celsa, villana

Eliazer

Teuca, villana

Simplicio, villano

Habra, villana

Lauro, villano

Rebeca, pastora

Adán

Músicos

David

Niño

Un Ángel

Niña

Sumario

Créditos 4

Brevísima presentación 7

La vida 7

Personajes 8

Acto único 9

Libros a la carta 85

Acto único

(Sale la Duda, como trayendo por fuerza tras sí al Lucero.)

Lucero ¿Adónde, Duda, me llevas?

Duda No me admiro que te turbe,

siendo plenitud de ciencias

(que es lo mismo que querube)

en quien todavía es fuerza duren 5

reliquias de aquellas altas plenitudes,

ver que la duda te arrastre.

Lucero Es verdad, porque yo pude

en aquella primer lid

en que comunero puse 10

los ejércitos en arma

de vicios y de virtudes,

perder gracia y hermosura;

la ciencia no, que la tuve

como dote natural 15

y así tras mí me la truje.

Conque, como has dicho, es fuerza que dude

ver que tú lugar en mi pecho ocupes,

siendo tú la Duda.

Duda Pues

ya que una vez me introduje 20

en él, arrójame dél,

si de tan sabio presumes,

con responderme.

Lucero Sí haré.

¿Qué me quieres?

Duda Que me escuches.

¿Conoces aqueste monte 25

a cuya eminente cumbre

listada a volantes de sombras y luces,

de hebreo tocado se sirven las nubes?

Lucero De siete montes en quien

quiso Jebús que se funde 30

la Salén, ciudad de Dios,

porque de dos nombres use

—Salén y Jebús— el que

Jebusalén la pronuncie,

éste es Calvario, a quien 35

en tradiciones comunes

dio este blasón del cadáver

de Adán la parte que ilustre

cupo, como a mayorazgo,

a Set; de donde se arguye 40

(por ser de su calavera

la tumba que le sepulte),

el ser Calvario su nombre.

Duda Pues ése que a escalar sube

estrechando el viento con la pesadumbre 45

de sus verdes pompas los campos azules,

teatro hoy del mayor, más grave

espectáculo que esculpe

en los cuadernos del tiempo

del tiempo el veloz volumen, 50

de mi razón de dudar

motivó las inquietudes

tanto que aun cuando no fuera

yo aquella pasión que infunde

en los ánimos discordias 55

siempre que a elegir acude,

pues a dos partes afecta

a ninguna se reduce,

sino la tranquila paz

del ánimo, que no sufre 60

cuestiones en la elección,

dudara el pavor que incluye.

Mira cuál será para que la apures,

duda, que aun certeza te hiciera que dudes.

Abrán (que «padre excelso» 65

la frase hebrea traduce;

y si pronuncia Abrahán

«padre de la muchedumbre»),

después que por obediencia

de su Dios se destituye 70

de casa y patria y saliendo

de Ur, ciudad de Caldea huya

a tierra de Canán, donde

tan peregrino discurre

que el vulgo de sus ganados, 75

que valles y montes cubre,

en ajenos lindes es fuerza que busque

prado que la paste, redil que la oculte;

en Sara, su anciana esposa

(de cuyo nombre se induce 80

misterio también, pues Sara

sin más letra se construye

«dominatriz» o «señora»;

y como Sarra articulen

se añade al «señora» ser 85

«señora de los perfumes»,

siendo el buen olor la fama

que al cielo en aromas sube),

tuvo un hijo, a quien, temiendo

que su deseo la burle, 90

llamó Isaac, que decir quiere

«risa», como que la anuncie

ser risa del siglo que en sus senectudes

conciba cuando era tiempo que caduque.

Este, pues, hermoso infante 95

en sus jóvenes costumbres,

ejemplo creció de todas

sus iguales juventudes

tanto, que al culto de Dios

atento, sin que disculpe 100

que en sus juegos Ismael

de unos idolillos use,

no lo recató de Sara.

Y viendo cuánto deslustre

la esclava sangre de Agar 105

la noble que en su hijo luce,

le delató ante su padre,

que oyó apenas que le acuse

de idólatra cuando al punto

de sí y de su casa lo excluye, 110

porque aun en los padres, como Dios se injurie,

no ha de haber amor que la fe no frustre.

Dejemos que, desterrado

Ismael, hacer procure

en los montes de Farán 115

bando aparte, donde usurpen

en sucesivas edades

—que aun el tiempo no destruye—,

su culto a Dios, agarenas

y ismaelitas inquietudes; 120

y vamos a que creciendo

Isaac manso, afable y dulce

hasta cinco lustros casi

—pues veinte y cuatro años cumple—,

le manda Dios a Abrahán 125

que en ese seno lugubre

del Monte de la Visión

(nombre que se le atribuye

por una señal del fuego

con que el sitio le descubre), 130

se le sacrifique, siendo

cuando él mismo lo ejecute

su mano la misma que el acero empuñe,

encienda la arista y la leña junte.

Bien presumirás tú agora 135

que solamente se funde

mi duda —como primera