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Es la historia de un joven santiaguero incorporado a la lucha guerrillera, quien se ganó el sobrenombre de El enfermero, pero fue herido varias veces y hasta salvó la vida gracias a sus hermanos de fila. La primera misión militar internacionalista de Cuba es un tema que ha sido poco abordado, a pesar de que constituye un ejemplo de entrega y solidaridad incondicionales hacia un país amigo. En 1963, Argelia fue el escenario de esta operación, en la cual se demostró valentía, audacia, disposición combativa y un gran conocimiento militar por parte de sus participantes.
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Seitenzahl: 87
Veröffentlichungsjahr: 2024
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Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares delCopyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público. Si precisa obtener licencia de reproducción para algún fragmento en formato digital diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos,www.cedro.org) o entre la webwww.conlicencia.comEDHASA C/ Diputació, 262, 2º 1ª, 08007 Barcelona.Tel. 93 494 97 20España.
Edición:Elier Ramírez Cruz
Diseño de cubierta:Yudelmys Doce Rodríguez
Diseño interior y realización:Yudelmys Doce Rodríguez
Corrección:Yuliet Caballero López
Fotos:Archivo personal del autor y otras publicaciones periódicas
Cuidado de la edición:Tte. cor. Ana Dayamín Montero Díaz
Conversión a ebook:Grupo Creativo Ruth Casa Editorial
© Juan Noel Estévez Haudú, 2023
© Sobre la presente edición:
Casa Editorial Verde Olivo, 2024
ISBN: 9789592246867
El contenido de la presente obra fue valorado
por la Oficina del Historiador de las FAR.
Todos los derechos reservados. Esta publicación
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de la editorial.
Casa Editorial Verde Olivo
Avenida de Independencia y San Pedro
Apartado 6916. CP 10600
Plaza de la Revolución, La Habana
www.verdeolivo.co.cu
De andar pausado y venerable
la quijotesca sombra se desplaza
acompañando al hombre de fugaz mirada.
¡Cuánta historia adorna sus arrugas!
¡Cuántos hechos históricos en ellas se refugian!
Y es tanta la paz que nos ofrece
que nadie se imagina con que fuerza
ese anciano de cuerpo tembloroso
fue portador de ideas tan sagradas
para habitar ciudades inseguras.
Mirar la muerte cada día cara a cara.
librar combates en desiguales topes,
ganarse la montaña de la patria
con el pensamiento puesto en el Turquino
y en la luz inconfundible del Moncada
transitar por las rutas de Martí
Gómez, Céspedes, los Maceo
Y otros tantos que en el bregar surgieron,
regando con su sangre la estrella solitaria
hasta lograr el triunfo tan ansiado
y alcanzar al final un enero sin patadas.
Ya no es el guerrillero fusil el que acompaña
al vigoroso brazo y ya las barbas
no tienen el olor de las batallas.
En la tranquila tarde de verano
donde el tiempo va marcando sus pisadas
camina por las calles junto al pueblo,
caminando su incansable caminata
y en el tumulto vivo de la ciudad amada
se mezcla con la vida que al parecer acaba.
y en ese lento caminar el hombre siempre avanza,
bastón con guayabera coronado por las canas.
¡Oh pecho combatiente cargado de medallas!
que hablan de tu gloria y de tus cien hazañas
mirando tus raíces crecer en las murallas,
en el obrero firme que día a día trabaja,
en el soldado insomne cuidando de la patria,
hasta en el estudiante que el educador prepara,
cuidando que tu antorcha jamás esté apagada
para alumbrar caminos, librando otras campañas
guerrillero del tiempo, lucero del mañana.
Juan Noel Estévez Haudú
EnRaíces de un mismo troncoel combatiente NoelEstévez, que se ganó el sobrenombre de el Enfermero,por haber prestado servicios de la especialidad, nos deja ver, en interesante y ameno relato, las peripecias, sacrificios y andares de la Columna No. 9 (luego renombrada Columna No. 19) José Tey, operando en la Sierra de la Gran Piedra y toda esa zona montañosa hasta Ramón de las Yaguas, donde atacó y tomó el fortificado cuartel de la tiranía. Destaca como se desarrolló el fiero combate que con bravura dieron losbisoños combatientes de la recién creada columnaguerrillera, y como resultaron heridos de gravedad varios compañeros, amén de los que cayeron para levantarse solo ante la historia patria como ejemplo para las nuevas generaciones de cubanos.
Relata como él resulta gravemente herido cuando, dejando su puesto sanitario con la mochila de medicamentos, avanza disparando con un revólver sobre el cuartel hasta ser alcanzado en varias partes de su cuerpo por las balas enemigas.
Resulta impresionante el pasaje donde refiere los esfuerzos del compañero Wicho Calvo para llegar hasta él y rescatarlo de una segura muerte y como, con el auxilio de otros combatientes es trasladado hacia la retaguardia a orillas del caudaloso Baconao, donde, junto a otros heridos, logra sobrevivir al combate triunfal en que es tomado el cuartel envuelto en llamas de donde emergen los guardias y masferreristas llenos de pavor, olvidando su altanera y abusiva conducta e izando bandera blanca.
No menos impresionante resulta el traslado de los heridos más graves, entre ellos el autor, a través de las tupidas lomas, por un destacamento de rebeldes y campesinos voluntarios que van venciendo los obstáculos de la porfiada naturaleza hasta llegar a El Desierto (inmediaciones de la Gran Piedra), donde vendría el auxilio médico, solicitado por el jefe de la columna a la querida Vilma Espín. Mientras tanto son atendidos solícitamente por la familia compuesta por Nivaldo Rodríguez, Tito, el Arriero y su esposa, quienes conmovedoramente brindan su humilde hogar para acoger a los heridos, mientras ellos se ubican en el secadero de café. Resulta desgarrador el relato de cómo muere antes de llegar el médico, el valiente y audaz Idalberto Lora, cuyas heridas eran mortales por necesidad, según diagnosticó el Dr. Juan Manuel Morán Arce, quien, esquivando a las fuerzas enemigas que operaban en la zona, logró llegar hasta El Desierto y prestar su ansiado auxilio.
Es notorio el decidido apoyo de los campesinos de toda esta zona a los rebeldes, a los que reconocen como sus libertadores, que retan la oprobiosa tiranía batistiana, desde el baluarte montañoso y el llano solidario. Así, con su cotidiana eficiencia logran Anita, Esther María, Eduardo y Marcia llevarlos hasta la Clínica Sagrado Corazón situada en los altos de Quinteros a la entrada de la rebelde ciudad de Santiago de Cuba y qué decir de la reacción de Esther María, que logra vencer los reparos del director de la clínica hasta lograr que sean atendidos los heridos, quienes después fueron refugiados en la casa de una familia en la carretera de El Caney, ante la inminencia de su captura por los desaforados esbirros.
Luego, cual macabra leyenda, se nos explican las medidas para salvar los heridos y cómo ante la posibilidad de la muerte, cavan en el patio la fosa que no llegaría a ser compartida por Noel y el inocente can que serviría de camuflaje.
En la etapa final del Viacrucis se ve a dos activas colaboradoras, Margarita y Carmen Castilla Mas, haciéndose cargo del traslado del autor, de regreso a las filas combatientes del Segundo Frente, donde,asombrados, las reciben sus compañeros. Ya aquí, en el territorio liberado, se nos muestra, otra vez heroico, el Enfermero Noel, auxiliando a los combatientes y campesinos con medicamentos y con su ejemplo, hasta que salió más fuerte el sol oriental anunciando la conquista de la libertad que, a sangre y fuego, lo-graron los rebeldes, bajo la dirección del Comandante en Jefe Fidel Castro. Valorando el heroísmo y la valentía del compañero combatiente Noel Estévez, evocamos el alma de hierro que antes exhibió el piloto soviético Mereseiev, quien, habiendo perdido sus dos piernas, como resultado de las grandes heridas recibidas en combate, volvió a volar. Mirad jóvenes estos ejemplos, dignos de imitar en aras de la patria agradecida.
Belarmino Castilla Mas Fallecido
Comandante del Ejército Rebelde
Dr. en Ciencias Históricas
Hacía aproximadamente tres semanas desdeque la Dirección Nacional del Movimiento 26 deJulio, considerando que las condiciones en todo el país estaban suficientemente creadas, había convocado a una huelga general revolucionaria mediante el documento Manifiesto del Movimiento 26 de Julio al pueblo, fechado el 12 de marzo de 1958 y firmado por Fidel Castro Ruz y Faustino Pérez Hernández. Con la participación del Frente Obrero Nacional (FON) y las Milicias Clandestinas se lleva a cabo un paro, apoyado por acciones armadas que propiciaran la caída de la odiosa tiranía batistiana, que tendría como fecha de realización el 9 de abrilde 1958. No obstante, ese día, después de haberse producido levantamientos, ataques armados e intentos de paros en algunas ciudades, la falta de organización, coordinación y armas suficientes para enfrentar cualquier contratiempo, propició una sangrienta respuesta por parte del régimen que abortó la acción revolucionaria, haciéndola fracasar.
Los cuerpos represivos actuaron con bestialidad en todo el país y envalentonados por el fallo, descargaron todo su odio y violencia contra los luchadores clandestinos. Las ciudades fueron estremecidas por la férrea persecución delos militares, donde, el hecho de ser joven y sospechoso, de nosimpatizar con el gobierno, eran credenciales suficientes para ser detenidos, torturados y asesinados por cualquier esbirro.
El terror y la inseguridad se hacían sentir confuerza en todas partes. Las calles de Santiagode Cuba no escaparon a la ira del tirano, dondedespués de controlada la situación, cada día, cada noche y cada madrugada, el tétrico ulular de las sirenas de los carros patrulleros disputándose las víctimas, daban fe de su traslado hasta los calabozos de la policía y del cuartel Moncada desde donde, acto seguido, eran tirados en distintos puntos de las afueras de la ciudad, sin vida, desfigurados, con mutilaciones, llenos de golpes y disparos, y en ocasiones, junto al cuerpo destrozado, dejaban un petardo o latón con combustible que justificara su muerte inmerecida.
Los combatientes procedentes de la lucha irregular en Santiago de Cuba, todos fogueados en las acciones contra los órganos represivos, actuaban día y noche en difíciles condiciones, unas veces armados, otras teniendo como único recurso la sorpresa. Realizan, además, de ma-nera individual o en pequeños grupos de dos o tres participantes todo tipo de acciones, sabotajes o propagandas, a raíz del fracaso de la referida huelga. Después de haber participado de forma organizada y colectiva en el ataque al cuartel de Boniato,1