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Contrariamente a lo que indica su subtítulo, este volumen del autor Salvador Rueda no contiene ensayos literarios, sino una serie de poemas en los que apreciamos varios de los rasgos distintivos del autor: el gusto por el costumbrismo que retrata el ambiente rural andaluza de su época, las potentes imágenes sensoriales, un incipiente modernismo en el estilo y una plasticidad tan pictórica como musical en las metáforas.
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Seitenzahl: 57
Veröffentlichungsjahr: 2022
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Salvador Rueda
(ENSAYOS LITERARIOS)
Saga
Renglones cortos
Copyright © 1880, 2022 SAGA Egmont
All rights reserved
ISBN: 9788726660081
1st ebook edition
Format: EPUB 3.0
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This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.
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JOSÉ GALVEZ Y ARIAS
El presente libro, que coma una pequeña prueba de mi amistad te dedico, constituye por decirlo así, mi primer paso en el espinoso camino de las letras.
Un año hace que empecé á escribir y un año hace tambien que con tu sano consejo y apoyo, con la fé en el alma y la esperanza en Dios, vivo entregado al mundo de las ideas, un año que vivo pendiente de la pluma, que como dice en su Quijote el inmortal Cervantes, és la lengua del alma.
Tú, que estás en pormenores de la triste y azarosa vida que me tocó en suerte y sabes cuán necesaria es para el que se dedica á este género de trabajos la tranquilidad de espíritu, comprenderás fácilmente, dada la pobreza de mis facultades, la titánica lucha que he necesitado sostener contra mis aflicciones para na desmayar en la empresa.
Cumplo, pues, un deber sacratísimo colocando su nombre en la primera página de este menguado hijo de mi pobre ingénio, y haciendo constar públicamente migratitud al jóven poeta D. Narciso Diaz de Escovar por su protectora ayuda durante mis primeros ensayos poéticos; gratitud que se estiende largamente á mi cariñoso amigo el elegante escritor D. Antonio Rapela, sin cuya cooperacion valiosa y desinteresada no hubiera podido ver éste libro la luz pública.
De tu benevolencia espero que aceptes este recuerdo de tu amigo del alma
S. Rueda.
El autor de este libro, teniendo en cuenta, mas que los intereses literarios y los suyos propios, el deseo de dar á la amistad que le profeso espléndido pago, me impone la obligacion, árdua y gratisima, de escribir el prólogo ó proémio que le presente al público, docto y severo al par, de la ilustrada Málaga.
Una y otra vez he dicho al Sr. Rueda, en la intimidad de nuestras conversaciones, que acaso el público dé en la flor de preguntarme, como al quidam de sabrosa anécdota, ¿y á usted quién le presenta?; pero él se tiene en tan poco teniéndome á mí en tanto, que todas las humanas fuerzas no han sido parte á separarle de su tenáz empeño.
Resígnome, pues, ante la dulce tiranía de la amistad y voy á cumplir cerca del lector, esta embajada que me confía el poeta, y de que acaso tengan ambos que arrepentirse.
Si el Sr. Rueda me hubiera consultado antes de poner en manos del cajista sus manuscritos, yo le hubiera dicho, con todas las veladuras de las buenas formas, pero en castellano claro, sinó castizo, que aplazára indefinidamente la publicacion de su obrita.
Alcanzamos una época de perplegidad, de indecision de dudas. No importa que las robustas voces de varones insignes canten con estro elevadísimo, consiguiendo fijar la atencion de las absortas muchedumbres; en literatura como en las artes plásticas y gráficas, como en política, el gusto puede decirse que está en pleno Génesis. El realismo lleno de esplendentes filigranas artísticas, en que Campoamor inspira sus doloras, el romanticismo místico,—si es propia la frase—de Velarde, y la estruendosa lírica de Nuñez de Arce, no han conseguido, hasta la fecha, dominar la corriente del gusto, encauzarla, ni dirigirla.
En esta época, pues, que puede llamarse caótica, la publicacion de un libro mas, que contenga en sus páginas las primeras lágrimas sonoras de un jóven poeta, los primeros gritos de un alma sencilla, y las fantasias primeras de una imaginacion ardiente pero inesperta, es una empresa por todo estremo peligrosa y en la que entran por mucho las contingencias del fracaso.
El Sr. Rueda, sin embargo, con admirable instinto de poeta, ha salvado lo que yo creía casi insuperable, y ha hecho un libro, que si no es la obra de un sábio, es, indudablemente, un inspirado arpegio, una nota feliz, que barrunta con don profético, acabados, conmovedores cantos, para un porvenir próximo; que, por otra parte, se ofrece al Sr. Rueda, bellamente coloreado por las tintas dulcísimas de la esperanza.
Ha hecho mas el Sr. Rueda; ha hecho un libro agradable; porque distinguiéndose su musa por la ingenuidad y discrecion con que canta las cosas mas íntimas, ha logrado verter verdaderos torrentes de lirismo, sin que el lector pueda en justicia quejarse de ese petrarquismo empalagoso que hace insoportables á veces las poesías amatorias.
Hoy no puede el autor de este libro presentarse al público que ha de juzgarle, mas que como un jóven lleno de aspiraciones nobilísimas. Late en él, sin embargo,—y aun á riesgo de ofender su modestia lo pongo en letras de molde—un verdadero espíritu de poeta. Sus arranques tienen a valentía del génio y todo el calor de la inspiracion.
Cuando en su Delirio del poeta, desea ver desde las vertiginosas alturas infinitas
el abismo insondable
sacudido por hórrida tormenta
su lira vibra magistralmente pulsada.
Con feliz espresion, con originalidad indisputable, llama el Sr. Rueda á esta mísera vida que nos ha cabido en suerte en la lotería del acaso,
la danza turbulenta
de los seres que oscilan confundidos
en la tierra gigante;
y el lector ha de convenir con el crítico; que estas figuras retóricas, cometidas con verdadera conocimiento de causa, denotan que en el cerebro del Sr. Rueda se ha firmado ese pacto esencial entre la inspiracion que delira y el discernimiento que razona.
Hay en el autor de este libro algo y aun algos de lo que llamamos quid divinum en la culti-parla literaria. Así, por ejemplo, cuando dá oídos á la voz grandilocuente que le habla de un destíno superior, y le traza con mas fantasía que fidelidad, el apoteosis de los talentos del poeta, el señor Rueda esclama con verdadero fuego de hombre ins pirado:
Chispas de soles alzará mi paso;
ricas guirnaldas colgarán las nubes
en torno de mi asiento;
y las arpas del viento
cantándome á compás de los querubes,
ensalzarán la espléndida victoria
de mi númen fecundo,
y el eco de mi gloria
resonará en los ámbítos del mundo
Un detalle digno de tenerse en cuenta. En el Sr. Rueda no ha influido la manía becqueriana que informa hoy todas las pasiones poéticas.
Algunas composiciones de este género, contiene el libro de que me ocupo, pero todas ellas demuestran que el Sr. Rueda no siente el género, ni lo ama, ni lo comprende.