www.mi vida tv.cu - Julia Mirabal - E-Book

www.mi vida tv.cu E-Book

Julia Mirabal

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Beschreibung

Libro de entrevistas que da una visión del mundo artístico y cultural entoda su complejidad.Analiza los hacedores de programas cultuales, deportivos, funcionarios emprendedores, actores y actrices de cine, comediantes y otros que dan un panorama diverso del mundo creativo cubano de los últimos años.

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Seitenzahl: 213

Veröffentlichungsjahr: 2023

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Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, com-prendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público. Si precisa obtener licencia de reproducción para algún fragmento en formato digital diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) o entre la web www.conlicencia.com EDHASA C/ Diputació, 262, 2º 1ª, 08007 Barcelona. Tel. 93 494 97 20 España.

Imagen de cubierta: La opinión que te acaricia, acrílico sobre lienzo, cortesía del pintor cubano Maykel Herrera.

Edición y corrección: Lic. Aldo R. Gutiérrez Rivera

Diseño de cubierta, interior y emplane: Seidel González Vázquez (6del)

Fotos: Fotogramas de Sitio del Arte

Epub: Valentín Frómeta de la Rosa y Ana Irma Gómez Ferral

© Julia Mirabal Blanco, 2021

© Sobre la presente edición: Editorial enVivo, 2023

ISBN: 9789597268383

 

 

Instituto Cubano de Radio y Televisión

Ediciones enVivo Edificio N, piso 6, Calle N, no. 266, entre 21 y 23

Vedado, Plaza de la Revolución, La Habana, Cuba

CP 10400

 

Teléfono: +53 7 838 4070

[email protected]

www.envivo.icrt.cu

https://www.icrt.gob.cu/tv/

Índice de contenido
Portada
Portadilla
Legales
Colaboradores
Prólogo
Introducción
CUANDO TODO ERA EN VIVO
Mirta Muñíz
Enrique Pineda Barnet
Odalys Fuentes
Ernesto Piñero, El Yoqui
Germán Pinelli
Roberto Ferguson
Abraham Maciques
PROTAGONISTAS
Raquel Revuelta
Fela Jar
Aurora Pita
Gladys Zurbano
Asenneh Rodríguez
Alden Knight
Natalia Herrera
Natasha Díaz
José Antonio Espinosa
Enrique Molina
Verónica Lynn
José Antonio Rodríguez
Coralia Veloz
Miriam Socarrás
Monse Duany
Luis Alberto García
Samuel Claxton
80 AÑOS DE RADIO PROGRESO
Eduardo Rosillo
Aurora Basnuevo
Mario Limonta
LAS TELENOVELAS
Rudy Mora
CANTAR, BAILAR, ACTUAR
Rosita Fornés
HACER REIR ES ALGO MUY SERIO
Carlos Ruiz de la Tejera
LA DECLAMACIÓN
Luis Carbonell
PARA LOS NIÑOS
Vicente González Castro
Gastón Joya
Gaspar González
INFORMACIÓN TELEVISIVA: LA MÁS INMEDIATA
Freddy Moro
Néstor Santamarina
Rolando del Barrio
Armando Morales
Héctor Ochoa
Eva Rodríguez
Aida Rodríguez
José Rubiera
Caridad Bermúdez
Maribel Acosta
TV, MÁS ALLÁ DE LA PANTALLA
Mara Roque
Ángel Calderín
COMPONER PARA LA TELEVISIÓN
Frank Fernández
Sergio Vitier
Polito Ibáñez
EL ESPECTÁCULO MUSICAL EN TV
Héctor Quintero
Tomás Morales
Cristy Domínguez
Julio Pulido
Víctor Torres
Gloria Torres
LA MÚSICA EN TV
Miguel Patterson
Francisco Caturla
Merceditas Valdés
Federico Arístides Soto, Tata Güines
Omara Portuondo
Eduardo Ramos
Beatriz Márquez
Jorge Reyes
Juan Formell
UN CANAL JOVEN
Canal Habana
Epílogo

Colaboradores

 

Adrián Alcober

Aleida Piñero

Bárbara Sánchez Novoa

Cristóbal González

Dagmar Herrera

Daynelis Rodríguez

Eduardo Herryman

Felicia Martínez

Ibet García

Ilén González

Karen Brito

Leandro Valdés

Liz Laura George

Mailyn Camilleri

Maya Quiroga

Yonni Casi

Prólogo

 

Siempre he pensado que, tal vez, el periodismo es otra forma de la ficción. Ningún acontecimiento puede ser abarcado en toda su dimensión y el periodista debe escoger un punto de vista y un conjunto de instantes fraccionados y yuxtapuestos o enlazados y construir una noticia como se arma una ficción.

Quizás por eso algunos periodistas inquietos se niegan a las prácticas de solamente graficar las imágenes con un locutor que ejerce una influencia semántica sobre el suceso y acuden a formas más novedosas del periodismo.

Julia Mirabal es una de esas periodistas inquietas que tratan de establecer estructuras de periodismo audiovisual más allá de las prácticas de los años sesenta del siglo pasado.

Infatigable ha sido su trabajo como periodista. Ha publicado en la agencia Prensa Latina, Bohemia, Juventud Rebelde, Trabajadores, Romances (1972-1979, como Jefa de Redacción), Muchachas, Pionero, Zunzún, Salsa cubana, La Jiribilla, etc. También ha obtenido una multiplicidad de premios y distinciones en eventos nacionales e internacionales.

En función de su labor periodística ha viajado a la Unión Soviética, Angola, Islas Guadalupe, Martinica, Suiza, Panamá, Brasil, Francia, República Dominicana, Antigua y Barbudas, Colombia, Estados Unidos, Alemania, Dinamarca, España y Suriname. Destaca en su profusa y rica vida laboral, haber desarrollado una importante labor internacional y nacional en la reseña de las expresiones cubanas negras de ascendencia africanas.

Ahora nos presenta un texto escrito. Un libro de entrevistas. De entrevistas realizadas desde un programa televisivo, en el marco de la celebración del nacimiento de la televisión en Cuba. Después del triunfo de la Revolución en 1959 surge el eurocomunismo, se inicia la descolonización de África enel Congo y Senegal, empieza la llamada Guerra Fría, los milicianos derrotan la invasión en Playa Girón, Yuri Gagarin va al cosmos, Mao Tse Tung emprende una revolución cultural en China, se crea la Unión Europea, los militares bolivianos asesinan al Che Guevara, los afrodescendientes comienzan a luchar por su identidad, ocurre la Primavera de Mayo y nacen los hippies.

Es también el momento de películas como La Dulce Vida, Psicosis y La Aventura, y del nuevo cine en el campo socialista. Surgen en la música: The Rolling Stones, The Beatles, The Byrds, The Supremes, Bob Dylan, Led Zeppelin y Pink Floyd; el movimiento del rock en países como México, Argentina y Uruguay; y en Cuba la Nueva Trova con Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Noel Nicola y otros.

En ese momento hay una ruptura de la televisión cubana con su matriz de influencia, cuando las teorías sobre los medios de comunicación cambian radicalmente y el concepto de la industria cultural se expande a todas las esferas creativas. Tal vez esta circunstancia hizo posible la existencia de una televisión pública en la que comenzara una pluralidad de perspectivas estéticas, a la vez que se mantenían algunas de las anteriores prácticas de creación y producción, y se abrieran nuevos espacios culturales con una mirada de modernidad.

Surge la visión del mundo artístico y de producción cultural desde una complejidad holística. Julia Mirabal mira desde ese espectro amplio y diverso, en un concepto que involucra la generación de ideas y de conocimiento y abarca arte, diseño, publicidad, gastronomía, educación, informática y telecomunicaciones, entre otras especialidades.

En ese ámbito, Julia Mirabal en www.mi vida tv.cu. Entrevistas desde la televisión, no se circunscribe solo a personalidades del mundo televisivo, sino también a otros creadores. Esta multiplicidad de visiones es uno de los logros de su texto, que transita por antiguos publicitarios, realizadores de programas deportivos, funcionarios emprendedores, actrices de cine y televisión, actrices y actores afrodescendientes, divas de programas, obras musicales, comediantes, directores de programas para niños y adolescentes, realizadores de marionetas, periodistas, funcionarios, camarógrafos, reporteros, locutoras, meteorólogo, músicos, guionistas, bailarines, coreógrafos, directores de orquesta, cantantes, diseñadores y productores.

Julia Mirabal ha sabido captar en esta diversidad de enfoques una de las características de los medios creativos cubanos. Y con ello produce una construcción fractal que ella va enhebrando en una obra muy singular y representativa, atractiva para el público en general y críticos, investigadores e historiadores.

Eliseo Altunaga

Introducción

 

Hay quienes piensan que la televisión y el cine comenzaron a morir con la llegada de los nuevos medios, pero es que siempre ha habido algo nuevo en el mundo del audiovisual. Desde la radio, el cine silente, el cine en blanco y negro, luego el cine a color, y, por el camino, apareció la televisión… Su hermano mayor, el teatro, no ha muerto. Nada ha podido suplir el encanto de apreciar la buena puesta en escena de una pieza teatral y disfrutar in sito el esfuerzo del actor por llegar a su público. O participar, como si fuéramos el único ser sobre la Tierra, del estreno de una película en complicidad con ese entorno oscuro. El cine, además, se reinventa con las proyecciones en 3D y los intermediarios espejuelos o con el sonido estéreo que te demuele los huesos junto con los del protagonista.

La televisión es la compañera de la casa, ahora cuando las pantallas, ya no son tan pequeñas. La serialidad de emisiones convoca cada día a apreciar lo que se sabe efímero. Es la apertura al mundo. Es la inmediatez, el entretenimiento, aunque a este último se le anden subvirtiendo algunos contenidos. Y ese es uno de los retos de la televisión hoy en cualquier lugar del planeta y en Cuba, por supuesto.

Siempre he dicho que aquí en este pedazo de Caribe se inventó la televisión muy temprano, en octubre de 1950, el quinto país en el mundo. Y por ser Cuba en esa época, laboratorio de Estados Unidos, incluso llegamos a tener televisión a color poco después que ellos: la segunda en el orbe.

El hecho de nacer antes nos dio la oportunidad de experimentar, aunque fuera presionados por la competencia. En esta isla surgieron las radionovelas y las telenovelas; se realizaron spots publicitarios con las mejores voces, efectos y agrupaciones del momento; espectáculos musicales; programas humorísticos y de participación; noticieros; y trasmisiones del juego nacional: la pelota. En fin...

Y hablando de televisión, un 17 de julio de 2003 nació Sitio del Arte bajo ese signo. La visualidad de los televidentes había cambiado, por tanto, su puesta en pantalla debía responder a las nuevas maneras de mirar el audiovisual. Por otra parte, las informaciones culturales no contaban con el tratamiento jerárquico necesario en los diversos espacios. De hecho, no existían segmentos temáticos ni personalizados. Todo ello me llevó, a finales de los años 1980, a crear un espacio de cine dentro del noticiero estelar de los domingos. No me pareció suficiente y comencé otro llamado Arte, en el Noticiero de Televisión del Cierre; por último, un tercero, Arte Meridiano ―antecedente indiscutible de Sitio del Arte―,en el noticiero Al Mediodía, este último desde 1995 hasta 2003.

La aparición de Sitio del Arte constituyó todo un reto: desacralizar un tanto el concepto televisivo y sonoro que le endilgaba cierta formalidad y rigidez a los informativos, a la vez que sostener un montaje dialógico con otros géneros audiovisuales como losspots publicitarios, los videoclips, la «imperfecta» y al mismo tiempo eficaz imagen de Internet. Además, avanzar más allá de los discursos establecidos ycuidar al máximo los contenidos, promover la reflexión y el debate, muchas veces más allá de «lo cultural» y con un alcance ético y sociopolítico.

Se trataba, también, de darle un uso «más atrevido» a las nuevas tecnologías dentro de los géneros informativos, sin pretender, como afirma el francés Escarpit en su texto Responsabilidad social del lenguaje periodístico: «[...]dar todos los hechos, porque simplemente no basta; lo esencial es cómo se dan los hechos, cómo se tratan los acontecimientos», pues opina el investigador español Mariano Cebrián Herreros: «[...] la selección de los hechos supone ya una valoración […] y esto impone al informador un conocimiento adecuado de la realidad». Y entonces digo yo: «El periodismo no es una profesión, es una pasión». Quien no sienta esa pasión…

Cultura es política y viceversa, y la alta política de nuestros días tiene un amplio basamento mediático, por lo que este condicionamiento no se puede ignorar.

Llegaron los 60 años de fundada la televisión y todos los que de una manera u otra contribuimos a su nacimiento y continuidad, nos sentimos deudores. Me complace sobremanera saber que, desde los informativos, nació este programa, como permanente homenaje, que no es un noticiero, que no es una revista, que invita a la experimentación y a la creatividad, que quiebra las rutinas productivas de esta área y que, por tanto, provoca el asombro y hasta la incomprensión de directivos que no logran encasillarlo o asumirlo como un producto nato y necesario para esta época, pues logra rescatar a un público, quizás no mayoritario, pero sí que se mantenía hasta ese momento distanciado de la televisión.

Muchas de las personas que forman parte de este libro han sido entrevistadas en Sitio del Arte; otras, que lamentablemente ya no están físicamente, me han acompañado a lo largo de mi carrera como periodista de la televisión, principalmente, pero también de otros medios. Eso sí, todas, absolutamente todas, son historias de vida contadas desde la televisión. El colectivo joven, muy joven, de Sitio del Arte, muchos de ellos estudiantes o recién graduados, han contribuido con su creciente sagacidad periodística, a que cada noche de jueves, lunes, martes y sábado, el asiduo televidente encuentre en esos 27 minutos la información útil sobre el mundo cultural.

Ahora bien. Los invito a imaginar que estamos en un programa estelar de la televisión cubana, donde todas las personalidades que verán a continuación cuentan anécdotas muy interesantes de sus vidas vinculadas a la televisión, y que hay quien dirige todo esto ―o poncha, como decimos en el argot del medio―, y otros que acomodan luces en las parrillas, adecuan micrófonos, mueven cámaras... Ya estamos listos para comenzar. Silencio. Preparados. Ahí viene la señal. Dice el coordinador:

«Estamos en el AIRE»

CUANDO TODO ERA EN VIVO

 

Mirta Muñíz

Directora de televisión

Bueno, los audiovisuales comenzaron realmente con la televisión, al menos para mí. Porque lo primero fue la radio, o sea, comencé a trabajar en Unión Radio. Llegó la televisión y la iniciamos no solo con programas variadosen vivo y grabaciones musicales, sino también con comerciales. Por eso cuando me preguntas sobre los audiovisuales tengo que hablar de los programas y los comerciales, ya que con ambos me inicié en la TV desde el primer día que salió al aire.

En radio hice de todo. Como Unión Radio era una emisora pequeña, lo mismo escribías comerciales, por ejemplo, los de la pelota, con Felo Ramírez y René Molina, que operabas un subcontrol, hacías locución o dirigías un programa dramatizado con Marcelo Agudo. Ahí se aprendía de todo.

De ahí se derivó la televisión: Unión Radio Televisión fue el primer Canal que salió al aire, mientras que Goar Mestre estaba construyendo un gran edificio para poder traer ese medio a Cuba, partiendo de la CMQ. Entonces Gaspar Pumarejo decidió hacer lo mismo, pero introdujo la televisión en la Isla antes que Mestre, no porque tuviese más dinero, sino porque era un promotor y se alió con los señores Humara y Lastra, que representaban en Cuba a la RCA Víctor.

Una noche ―cuando no se trabajaba de noche; trabajar de noche fue usual después de la Revolución― me vinieron a buscar a mi casa de parte de Pumarejo y me preguntaron si yo hablaba inglés, porque él iba a tener una reunión al día siguiente con unos señores de Estados Unidos en el restaurante El Patio, que estaba en Prado, y quería saber si yo le podía servir de intérprete. Acepté.

Almorzamos juntos y Pumarejo les planteó la posibilidad de que le dieran los equipos necesarios para inaugurar la televisión antes que Mestre. Le dijeron que sí, que iban a desmontar un Estudio y eran equipos de uso que podían mandar inmediatamente a Cuba. Cuando preguntaron: «Bueno, ¿dónde se instalará la televisión?», Pumarejo respondió rápidamente: «En Mazón y San Miguel». Yo le dije: «¿En Mazón y San Miguel?». Allí estaba la casa de Pumarejo, donde él vivía con su esposa y sus hijos. «Sí, allí», me respondió. En Mazón y San Miguel comenzamos la televisión, en la casa de Pumarejo.

Entonces los americanos dijeron: «Bueno, vamos a firmar los convenios y les mandamos los equipos». Al día siguiente me volvió a llamar Pumarejo: «Te mudas para Mazón y San Miguel, que vamos a preparar la casa para montar la televisión». Y así sucedió con un grupo de nosotros: un técnico que se llamaba Anderes, otros pocos más y yo.

Lo primero que hice en televisión fue organizar un comercial de los cigarrillos Competidora Gaditana. Fue la primera imagen que salió al aire. Era un primer animado, muy sencillo, con una musiquita de Ñico Saquito. Claro, antes habíamos hecho algunas pequeñas cosas. Por ejemplo, el día de la inauguración me tocó atender a la prensa y ayudar en la organización.

Yo participé en todo lo que fue echar a andar los Estudios, porque hicimos dos Estudios: uno en el comedor de la casa y otro en el patio. En este último se hacían las aventuras, en vivo, y a veces se escuchaba cuando pasaba un carrito que tocaba la campana vendiendo helado... ¡Era así! De esta manera hacíamos televisión.

El comedor era un buen Estudio, bastante grande, donde se desarrollaban programas de tensión como El hombre flaco, que interpretaba Reynaldo Miravalles; había un programa de aventuras; la pelota, que fue muy importante desde la radio, de donde venían los narradores Felo Ramírez y René Molina. También realizábamos muchos programas humorísticos y otros con niños. Había mucho talento y muchas ganas de hacer.

Mi especialidad durante años fue la publicidad, lo que más he realizado en mi vida. Después pasé a trabajar en la agencia de publicidad McCann-Erickson, que inicialmente era una mixta entre Guastella y McCann-Erickson, se separaron y yo me quedé en la segunda. Allí me desempeñaba como jefa de radio y televisión. La agencia llevaba marcas muy reconocidas como Coca Cola, Esso y Menen, que sí tenían mucho peso en la televisión, y que patrocinaban espacios enteros con sus comerciales, pero yo también tenía que ver con los programas.

Esos fueron los primeros 9 o 10 años de la televisión. Después vino el Comandante y mandó a parar. En la nueva etapa de la Revolución, y los que fundamos la televisión en el año 1950 somos dos veces fundadores, porque la fundamos de nuevo en 1959: trabajamos con nuevos objetivos y perfiles.

En esa etapa yo seguí realizando publicidad. Fui jefa de divulgación y jefa de la programación infantil, una época maravillosa de mi vida que no olvido, porque trabajé con personas increíbles como Consuelito Vidal, Erdwin Fernández, Celia Torriente y Enriqueta Almanza. En ese tiempo el director era Marcos Behmaras, una persona muy importante para la televisión y para mi vida. También estaba Amaury Pérez.

Nosotros decidimos que los programas infantiles no eran menos que los demás y necesitábamos que los mejores actores, directores..., los mejores, estuviesen en estos programas: Tía Tata cuenta cuentos, Amigo y sus amiguitos, Sombras chinescas, El Circo, Las aventuras. En este último, Erick Kaup fue el maestro.

Se hicieron aventuras maravillosas en medio del mar, que no era más que una palangana con agua, porque no teníamos otra cosa; pero la imaginación suplía la falta de recursos, eso creo yo. ¿Tú sabes? Era el talento de toda esa gente. Estos programas estuvieron entre los más importantes. Es un género que me parece imprescindible para el medio y estaba casi extinguido. Nosotros lo rescatamos para la televisión.

En la programación dramática también hubo programas muy destacados como La comedia del domingo, Teatro ICR... Yo dirigí varios Teatro ICR, como Tania, de Arbuzov, con Margarita Balboa; Vidas privadas, de Noel Coward, y Yerma, de García Lorca, con Consuelito Vidal, Erdwin Fernández, Sergio Corrieri y hasta Christy Domínguez interpretó el personaje de la Loca. Fue el primer largometraje filmado para la TV cubana, que dirigimos Amaury Pérez y yo. Fue un tremendo y bonito esfuerzo.

Se hacían muchas cosas. Considero que también se hacen ahora. No quiere decir que todo lo bueno se hizo antes y que todo lo malo se hace ahora. No estoy de acuerdo con aquellos que se quedan con la añoranza de lo que fue. Yo creo que lo más significativo fue la base. La televisión cubana nació con una base de vocación nacional, como nació la radio también. La radio con sus radionovelas, sus aventuras, sentó las bases de un modo de comunicarse con el pueblo: un modo muy cubano, legítimo y muy creativo. Me parece que la televisión nació también así, con una vocación de cubanía, de creatividad, con una vocación de lo propio; no queríamos copiar otros patrones: queríamos hacer lo nuestro.

Realmente los spots comerciales tenían esa vocación de cubanía. Trabajábamos con los músicos cubanos el jingle, que es el musical de los comerciales y que no se usa mucho en estos momentos. Entonces, siempre era cubano.

Tengo una anécdota con Benny Moré.

Un día viene Benny y me dice: «Mirta, tengo un comercial para la Coca Cola». Yo le digo: «Bueno, a ver ¿qué dice?». Y me canta: «¡Caballero qué calor, Coca Cola, por favor!». Y le dije: «Benny, eso no es para la Coca Cola, pero espérate vamos a hacer una cosa…» y llamamos a Salvador López, quien era un redactor de textos de la OTPLA, que se acababa de ir de Bacardí y Hatuey para Cristal, y teníamos mucha comunicación, pues juntos trabajamos la mezcla del ron con cola, es decir, el Cuba Libre.

Salvador López y yo nos comunicábamos para ver qué íbamos a hacer o para saber qué estábamos haciendo. Le dije: «Salvador, aquí tengo al Benny. Tiene algo que creo es para ti». Me respondió: «Vamos a vernos en la bodega de 5a y F». En ese lugar del Vedado antes se tomaban traguitos y se jugaba cubilete para definir quién pagaba. Y fuimos allí con el Benny y de ahí salió el famoso jingle: «¡Caballero qué calor, si no fuera por Cristal! A este calor que tortura. Póngale punto final». Era muy Benny Moré, era muy Salvador López, era muy cubano.

Debo decir que nosotros en Cuba no solo hacíamos los comerciales para Cuba, sino también para América Latina. Eso poco se sabe. Muchas campañas internacionales se traían a Cuba para latinizarlas, porque eran muy estadounidenses y éramos los únicos capaces de cambiar esa idea general que ellos tenían y darle el contenido cubano, que era muy aceptado en América Latina. Hacíamos comerciales para Nicaragua, Venezuela, El Salvador y México, e incluso programas. Había un programa aquí que se llamaba Esso Agrícola y se grababa acá en Cuba. Se le sacaban 16 copias para ser distribuidas por América Latina.

La radio y la televisión en Cuba encontraron un modo de hacer que no era del estilo de Estados Unidos y yo creo que con eso influimos en otras televisoras de otros países. Puede parecer un poco chovinista esto que digo, pero lo hago con mucha sinceridad y honestidad. Los cubanos somos muy creativos, todos, incluidos los cubanos de la radio y la televisión. Trabajamos con micrófonos, con luz o sin luz, con lo que haga falta y lo hacemos siempre igual, por lo menos esa es la vocación de la radio y esa es la vocación de la televisión, y en esa vocación debemos educar a los jóvenes, no mirando al Norte sino mirando al Sur.

He tenido muchos momentos desagradables en mi vida profesional, porque no ha sido fácil luchar contra algunos conceptos. Por ejemplo, el concepto de publicidad que aún hoy no ha sido entendido y es una pena, porque nos perdemos una herramienta. La técnica no tiene ideología, la tienen los hombres que dominan la técnica. Es decir una técnica de comunicación no hay por qué despreciarla. ¿Porque fue inventada por los estadounidenses? ¿Porque fue usada de manera espuria? No, el hombre es quien mejor maneja la técnica. Es el que mejor sabe para qué la usa.

Considero que la técnica que yo aprendí de comunicarme en la publicidad, la he aplicado a la tarea de la Revolución, porque la técnica es como el fusil que es bueno si defiende su tierra y es malo si es el terrateniente que desarraiga al hombre. Aún hoy esto no se entiende totalmente. Una batalla que hace muchos años hay en mí país y no tengo ningún temor de decirlo, porque esa es la realidad, porque no podemos despreciar la técnica.

Me mantengo activa. He hecho muchas cosas últimamente. Estoy sobre todo escribiendo. Tengo un libro en proceso y otro muy importante que acaba de salir y que habla sobre estos temas: Mi profesión a debate. Además, estoy asesorando una empresa brasileña y sigo participando en la ferias, sobre todo en la Feria Internacional de La Habana y el Festival del Habano.

No quiero parar. Tengo 80 años, pero mientras la cabeza funcione voy a seguir. Con este impedimento que tengo ahora para caminar, un día mi hijo me dijo: «Mami, ayudarte a caminar te ayuda cualquiera, a pensar no, mientras puedas pensar sigue pensando, no pares». Entonces yo atiendo a muchos estudiantes que están preparando sus tesis. Hay algunos que han venido aquí a filmarme, porque están realizando sus tesis filmadas y todo, cosa esta que es muy interesante. Me gusta mucho conversar con los jóvenes. Me gusta mucho que me pregunten, preguntarles yo a ellos para no envejecer, aunque no me siento vieja.

Realmente, me alejé de la televisión, porque pensé que no se podía hacer más de lo que nosotros soñábamos hacer. Llegó un momento en la televisión en que no se valoraba lo mismo que dije antes: la técnica. Vamos a hacerlo así, porque sí. Y las cosas no se hacen así porque sí. Son así, porque tienen un modo de hacerse y el que no sabe puede estar en la televisión, pero sabe que tiene que aprender, si no, no puede estar. Puede no saber, pero tiene que oír a los que saben.

Hace unos días cuando hablábamos de los 60 años de la televisión, yo decía que debían hacer un consejo de ancianos y que nos dejen hablar un poquito, porque queremos hablar para mejorar la televisión. Queremos brindarles nuestras experiencias, nuestro saber, porque muchas personas como yo, que somos los sobrevivientes ―no como los de Titón, no―, que somos los sobrevivientes de la televisión, la amamos y yo creo que todo lo que queremos es dar lo que sabemos, lo que tenemos y lo que podemos, para que la televisión cubana sea cada vez mejor y sigamos siendo la mejor televisión de América Latina, como lo hemos sido siempre. No tenemos por qué dejar de serlo; talento y gente hay.

Debemos escuchar. Aprender a escuchar. Los que no son del medio, los que no conocen de televisión, escuchar y seguir trabajando en función de seguir siendo la mejor de América Latina y competir aún con los «americanos». No tengo ningún miedo a competir con ellos. En lugar de recibir programas de ellos, vamos a hacer los nuestros, van a ser tan buenos que nos los van a querer comprar.

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