Edipo, Prometeo y Narciso - Luis Chiozza - E-Book

Edipo, Prometeo y Narciso E-Book

Luis Chiozza

0,0
7,49 €

-100%
Sammeln Sie Punkte in unserem Gutscheinprogramm und kaufen Sie E-Books und Hörbücher mit bis zu 100% Rabatt.
Mehr erfahren.
Beschreibung

Entre la innumerable cantidad de personajes que habitan en las leyendas y en los mitos, hay tres que sobresalen en la obra freudiana: Edipo, Prometeo y Narciso. Cuando accedemos a las múltiples variantes proteiformes de sus "biografías", que trascurren en ese mundo particular en el que la contradicción no existe, nos encontramos con que, en todos ellos, funcionan las tres maneras de la vida, pero en Edipo predomina el corazón, en Prometeo, el hígado, y en Narciso, el cerebro. Los tres están "muy enfermos", y por eso sus historias son tragedias. Y aunque el camino "de vuelta" a la salud se divisa con claridad meridiana, también se comprende que raya en lo imposible. Más allá de los destinos funestos protagonizados por Edipo, Prometeo y Narciso, corazón, hígado y cerebro se manifiestan cotidianamente con los sinsabores del malentendido que malogra la cordialidad, la falacia que precipita en el fracaso y la paradoja que conduce al desconcierto. Cada uno de ellos es un punto de llegada que nos decepciona, pero también un punto de partida hacia nuevos horizontes que no siempre se divisan y nos llenan de inquietudes que oscilan entre el desasosiego y el sabor de la aventura. Cada minuto de la vida es una despedida que sólo se compensa caminando hacia una nueva adquisición. A veces, es un campo florecido y, otras, un misterioso portal. Con seguridad o sin ella, vivir es un andar hacia delante, abriendo un camino que se opone a la ilusión de volver.

Das E-Book können Sie in Legimi-Apps oder einer beliebigen App lesen, die das folgende Format unterstützen:

EPUB
MOBI

Seitenzahl: 95

Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Luis Chiozza

Edipo, Prometeo y Narcizo

Corazón, hígado y cerebro

Chiozza, Luis

Edipo, Prometeo y Narcizo : corazón, hígado y cerebro / Luis Chiozza. - 1a ed - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Libros del Zorzal, 2023.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-599-921-3

1. Psicoanálisis. I. Título.

CDD 150.195

Diseño de tapa: Silvana Chiozza.

© 2023. Libros del ZorzalBuenos Aires, Argentina<www.delzorzal.com>

ISBN 978-987-599-921-3

Comentarios y sugerencias: [email protected]

Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, por cualquier medio o procedimiento, sin la autorización previa de la editorial o de los titulares de los derechos.

Impreso en Argentina / Printed in Argentina

Hecho el depósito que marca la ley 11723

A mi querida e incansable hija Silvana, que ha sabido llegar a combinar sus tres maneras de la vida: estética, ética y lógica.

Acerca de la tapa

Los tres monos de la fábula china que representan no oír, no ver y no hablar aluden a las trasgresiones de Edipo, Prometeo y Narciso y, mediante ellos, a las tres maneras de la vida que los tres ejercen, pero con el predominio, en cada cual, de una de ellas. El rojo, el color de la sangre, a la manera cardíaca, en la que el sentir, el oír y la pasión se unen. El verde amarillento, el color de la bilis y de la envidia, a la manera hepática, en donde el hablar desafiando a los dioses representantes del destino y la amargura envenenada de la hiel se unifican. El gris, el color de los agrupamientos neuronales (que se denominan la sustancia gris), a la manera cerebral, en donde el ver el mundo como un reflejo en el espejo se une con el perder, al mismo tiempo, el sujeto y el objeto.

Índice

Acerca de la tapa | 5

Prólogo y epílogo | 8

Capítulo I

Metapsicología y psicosomatología | 11

Más allá de la psicología | 11

El nacimiento de una psicosomatología singular | 13

Las consecuencias de la segunda hipótesis | 19

Esbozos de una metahistoria | 20

Capítulo II

Edipo, Prometeo y Narciso | 22

Tres desenlaces | 22

Tres personajes en busca de un autor | 24

Capítulo III

Edipo | 27

El carácter ejemplar del planteo de Garma | 27

¿Qué es el complejo de Edipo? | 28

Arquitectura de un gran malentendido | 30

Tres sepultamientos en la superación del Edipo | 32

Metahistoria del cáncer | 34

El tiempo de la metahistoria y la actividad judicativa | 36

La ceguera en el preguntar y en el responder | 37

Símbolo y realidad del referente | 38

Discurso público, privado y secreto | 41

El complejo nodular de las neurosis | 44

Sobre la existencia de cultura en la natura | 45

El atractivo del incesto | 47

El futuro de la familia | 48

Los celos y el individualismo | 49

La disolución del complejo | 53

Capítulo IV

Prometeo | 54

Tres hermanas nacidas de una misma falta | 54

Una protomelancolía | 55

Formulaciones metahistóricas | 57

Idea y materia | 58

La gesta prometeica | 61

El “otro yo” de Prometeo | 63

Una pasión envenenada | 65

La desaparición del tormento | 69

Capítulo V

Narciso | 70

Acerca de lo que significa ser freudiano | 70

La cara que Narciso ve en el río | 71

¿Deberíamos rebautizar el narcisismo? | 73

Si Narciso se amara, no amaría a Narciso | 75

El objeto de amor del señor N | 77

¿Cómo es, entonces, el yo del señor N? | 79

La relatividad del “yo” | 83

La autoconsciencia y la capacidad simbólica | 84

La disolución del equívoco | 86

Capítulo VI

El portal | 87

Tentación | 87

Lo que motiva un pensamiento influye en su transcurso | 89

Pensar de una nueva manera | 90

Acerca del compromiso intelectual | 91

El entusiasmo espurio | 94

La perduración de los sueños | 95

La paradoja y el portal | 96

Prólogo y epílogo

El psicoanálisis nació como una psicoterapia, una cura que se realiza hablando (talking cure), mediante la cual el paciente lograba recuperar episodios reprimidos cuyo recuerdo le provocaba una intensa movilización afectiva. Para referirse a ese proceso, Joseph Breuer creó un término, “abreacción” (por su origen, ab-reacción significa “reacción desde”), para sustituir la antigua idea aristotélica de catarsis, que aludía a purga, limpieza y purificación. De ese modo, desde sus inicios, el psicoanálisis enfatizó la importancia de lo emocional, que la psicología cognitiva popularizó, en la década de 1970, con el nombre “inteligencia emocional”.

De esta manera, el corazón (actual representante privilegiado de los sentimientos que los antiguos atribuían al hígado, como “asiento de las pasiones”) comenzó a compartir la preminencia psicológica que poseía el cerebro. La investigación sobre los significados inconsciente de las enfermedades hepáticas (publicada en 1963 en Psicoanálisis de los trastornos hepáticos) condujo a múltiples derivaciones teóricas y, entre ellas, a reconocer una inteligencia “hepática” práctica, junto a la racional, representada por el cerebro, y la emocional, representada por el corazón. Tres inteligencias que, en proporciones que varían en cada persona, se manifiestan en los comportamientos a los que aludimos con la expresión “tres maneras de la vida”.

La cuestión redobla su importancia cuando comprendemos que, dado que hay tres capas celulares que se desarrollan en el embrión, y que evolucionan para formar todos los órganos del cuerpo, esos tres insustituibles —cerebro, hígado y corazón— son los representantes privilegiados del ectodermo, el endodermo y el mesodermo.

Entre la innumerable cantidad de personajes que habitan en las leyendas y en los mitos, hay tres que sobresalen en la obra freudiana: Edipo, Prometeo y Narciso. Cuando accedemos a las múltiples variantes proteiformes de sus “biografías”, que trascurren en ese mundo particular en el que la contradicción no existe, nos encontramos con que, en todos ellos, funcionan las tres maneras de la vida, pero en Edipo predomina el corazón, en Prometeo, el hígado, y en Narciso, el cerebro. Los tres están “muy enfermos”, y por eso sus historias son tragedias. Y aunque el camino “de vuelta” a la salud se divisa con claridad meridiana, también se comprende que raya en lo imposible.

Más allá de los destinos funestos protagonizados por Edipo, Prometeo y Narciso, corazón, hígado y cerebro se manifiestan cotidianamente con los sinsabores del malentendido que malogra la cordialidad, la falacia que precipita en el fracaso y la paradoja que conduce al desconcierto. Cada uno de ellos es un punto de llegada que nos decepciona, pero también un punto de partida hacia nuevos horizontes que no siempre se divisan y nos llenan de inquietudes que oscilan entre el desasosiego y el sabor de la aventura. Cada minuto de la vida es una despedida que sólo se compensa caminando hacia una nueva adquisición. A veces, es un campo florecido, y otras, un misterioso portal. Con seguridad o sin ella, vivir es un andar hacia delante, completamente opuesto a la ilusión de volver.

Capítulo I

Metapsicología y psicosomatología

Más allá de la psicología

Reparemos en que en la oración: “El gato saltó sobre el tejado”, se usa el lenguaje ordinario para referirse al felino. En la oración: “La palabra ‘gato’ tiene cuatro letras”, en cambio, se usa un metalenguaje para referirse al lenguaje, y por eso “gato”, en esa frase, como en esta, se debe escribir entre comillas.

La psicología indaga, estudia y reflexiona acerca de la “psiquis”, que a veces llamamos “mente” y otras veces, “alma”. La metapsicología, en cambio, estudia indaga y reflexiona acerca de la psicología.

El psicoanálisis constituye una forma de psicología que se dedica a lo psíquico inconsciente. Sostiene que lo psíquico inconsciente, en sí mismo, es incognoscible, y que se manifiesta en la consciencia mediante derivados.

Descartes dividía lo existente en una res extensa, física y material, y una res cogitans, psíquica y mental. A pesar de que las consideraba diferentes, tuvo que aplicar a la res cogitans los conceptos y métodos usados para explorar la res extensa.

En la mayor parte de su obra, Freud apoyó su teoría psicoanalítica en el dualismo cartesiano. Por eso, la metapsicología freudiana es metafísica. Imaginó un “aparato” psíquico y, aunque sostuvo que era “virtual”, lo imaginó mediante una tópica, una dinámica y una economía. Es decir que ocupaba un espacio en el cual operaban fuerzas relacionadas entre sí, que se sumaban, multiplicaban, restaban o dividían.

Freud concebía el psicoanálisis como una ciencia natural, pero en esa, su primera concepción, la naturaleza, separada de la cultura, quedaba reducida a una naturaleza física y material.

Su metapsicología fue una metafísica en una época en la cual la física, transformada por Einstein y por Plank en relativista y cuántica, inauguraba nuevos horizontes. Sin embargo, siempre afirmó que su metapsicología no constituía la base del edificio, sino su coronamiento o sus andamios, y que podía ser sustituida sin daño alguno para el psicoanálisis.

El nacimiento de una psicosomatología singular

En 1938, ya en el final de su vida, en dos trabajos (“Esquema de psicoanálisis” y “Algunas lecciones elementales sobre psicoanálisis”), publicados en 1940, después de su muerte, que ocurrió en 1939, Freud establece por fin lo que considera las dos hipótesis fundamentales del psicoanálisis.

Según lo consigna James Strachey, el insigne curador de la obra de Freud: “Tal vez en ningún otro sitio alcanza su estilo un nivel más alto de compendiosidad y claridad. Por su tono expositivo, la obra nos transmite una sensación de libertad, que es quizás lo que cabía esperar de un maestro como él al presentar, por última vez, las ideas de las que fue creador”.

La primera hipótesis, que “atañe a la localización”, señala Freud, conserva todavía los restos de su fijación intelectual fisicalista, atemperada por la idea de un aparato extenso, con imágenes “virtuales” semejantes a las que se generan mediante un telescopio o un microscopio. Permite concebir una doble inscripción de los sucesos, en dos “espacios”, uno en donde reside una representación y otro para su representante.

La segunda hipótesis parte de una idea anterior: los procesos fisiológicos forman series completas; los procesos psicológicos, en cambio, forman series incompletas, con eslabones faltantes, porque no todos los procesos fisiológicos arrojan signos de su existencia al aparato mental. El proceso de digestión y asimilación del alimento, por ejemplo, que comienza con la ingestión oral y finaliza con la excreción de orina, físicamente completo, sólo se registra de manera consciente en la primera y última parte del proceso.

Freud señala que

la equiparación de lo anímico con lo consciente producía la insatisfactoria consecuencia de desgarrar los procesos psíquicos del nexo del acontecer universal, y así contraponerlos como algo ajeno a todo lo otro. Pero esto no era aceptable, pues no se podía ignorar por largo tiempo que los fenómenos psíquicos dependen en alto grado de influjos corporales y a su vez ejercen los más intensos efectos sobre procesos somáticos. Si el pensar humano ha entrado alguna vez en un callejón sin salida es este. Para hallar una salida los filósofos debieron por lo menos adoptar el supuesto de que existían procesos orgánicos paralelos a los psíquicos conscientes, ordenados con respecto a ellos de una manera difícil de explicar que, según se suponía, mediaban la acción recíproca entre “cuerpo y alma” y reinsertaban lo psíquico dentro de la ensambladura de la vida. Pero esta solución seguía siendo insatisfactoria.

Subraya que a tales procesos físicos o somáticos concomitantes de lo psíquico “parece necesario atribuir una perfección mayor que a las series psíquicas, porque algunos de ellos tienen procesos conscientes paralelos y otros no”.

A partir de este punto, Freud suelta sus amarras cartesianas y emprende un decidido vuelo, enunciando la segunda de las dos hipótesis que considera fundamentales. Dado el énfasis con el cual la formula, precisamente esa, la segunda, constituye sin duda su tesis principal.

Dice, entonces: