3,99 €
Petra y Pedro representan una parte del ser humano que todos llevamos dentro y en donde todos somos iguales. Ambos, por separado, son eso que a veces, y para referirse cada cual a sí mismo (o sí misma), denominamos uno (o una). En ellos está cifrado el carácter fundante que atribuimos a las piedras, acerca de cuyas historias pretendemos ignorarlo todo, aunque también es cierto que, desde otro punto de vista, sabemos y reprimimos lo que pretendemos ignorar. Nuestro cuerpo (y no sólo el mundo) es el lugar en el cual por fuerza estamos e inevitablemente somos, sin posibilidad alguna de sentirnos vivos y separados de nuestra existencia corporal. En el mundo tenemos dificultades que conllevan logros y fracasos, y en el cuerpo, límites que nos permiten algunos placeres o que se traducen en malestares y dolores. Así, comparando el transcurrir de la vida con un viaje que emprendimos al nacer, de inmediato sobresale una primera parte que reúne las reflexiones que nos acompañan, y una segunda, en la que se reúnen conceptos que establecen categorías que nos ayudan a movernos. Por eso, la primera parte de Pedro y Petra está dedicada a "Mi cuerpo, los otros y yo", los tres interlocutores con los cuales, inevitablemente, todos dialogamos. En la segunda, "Las enfermedades que sufrimos", se reúne un elenco de aquello que encontramos ocupándonos de lo que nos sucede. Acerca de las enfermedades que sufrimos, en la tercera parte se resume lo esencial de algunas investigaciones realizadas en la Fundación Luis Chiozza.
Das E-Book können Sie in Legimi-Apps oder einer beliebigen App lesen, die das folgende Format unterstützen:
Seitenzahl: 57
Veröffentlichungsjahr: 2024
Luis Chiozza
Pedro y Petra
Psíquicamente enfermos, sí, pero... ¿en qué forma?
Chiozza, Luis Antonio
Pedro y Petra : psíquicamente enfermos, sí, pero... ¿en qué forma? / Luis Antonio Chiozza. - 1a ed - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Libros del Zorzal, 2024.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-599-949-7
1. Psicoanálisis. I. Título.
CDD 150.195
Diseño de tapa: Silvana Chiozza.
© 2024. Libros del ZorzalBuenos Aires, Argentina<www.delzorzal.com>
ISBN 978-987-599-949-7
Comentarios y sugerencias: [email protected]
Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, por cualquier medio o procedimiento, sin la autorización previa de la editorial o de los titulares de los derechos.
Impreso en Argentina / Printed in Argentina
Hecho el depósito que marca la ley 11723
Índice
Prólogo y epílogo | 6
Primera parte | 9
Mi cuerpo, los otros y yo | 10
Mis tres interlocutores | 10
Segunda parte | 20
Las enfermedades que sufrimos | 21
Tercera parte | 29
Patosomatosis investigadas en nuestra fundación | 30
“Situado en una nebulosa lejana hago lo que hago, para que el universal equilibrio de que soy parte no pierda el equilibrio”.
Antonio Porchia
Prólogo y epílogo
Petra y Pedro no forman parte de mi familia, de mi grupo de pertenencia, ni de mis amistades o de mis conocidos. Los concibo como personas imaginadas limitándome a pensar que sólo tienen lo que todos los seres humanos tenemos en común. Que viven, como todos nosotros, instalados en su cuerpo, al que le pasan cosas en algunas de sus partes o en alguno de sus órganos. Pero además a ellos les pasan cosas con los otros y consigo mismos. También pienso que les pasan cosas con el mundo, con la sequía o con la lluvia, y que llegan a creer, a veces, que acontecimientos como esos también tienen intenciones.
De más está decir que Petra y Pedro representan una parte del ser humano que todos llevamos dentro y en donde todos somos iguales. Ambos, por separado, son eso que a veces, y para referirse cada cual a sí mismo (o sí misma), denominamos uno (o una).
Entre las innumerables posibilidades pude haber elegido a Eloísa y Abelardo, célebres protagonistas de un amor medieval prohibido en el siglo xi, pero elegí a Petra y Pedro, por el carácter fundante que atribuimos a las piedras y porque acerca de sus historias pretendemos ignorarlo todo, aunque también es cierto que, desde otro punto de vista, sabemos y reprimimos lo que pretendemos ignorar.
Nuestro cuerpo (y no sólo el mundo) es el lugar en el cual por fuerza estamos e inevitablemente somos, sin posibilidad alguna de sentirnos vivos y separados de nuestra existencia corporal. En el mundo tenemos dificultades que conllevan logros y fracasos, y en el cuerpo, límites que nos permiten algunos placeres o que se traducen en malestares y dolores.
Entre los libros pendientes de escritura, habría que redactar uno para ellos, con la forma y las palabras que a Petra y Pedro les pueden hacer falta. Se supone que un libro así, escrito para Petra o para Pedro por un médico que llegó a ser psicoanalista, debería contener, para justificarse, algo que a ellos les pueda interesar. ¡Tarea difícil!, porque eso sucedería si Petra o Pedro creyeran que necesitan encontrar algo que les falta “en serio” o, tal vez, en el caso de que sintieran que nada de eso necesitan, podrían quizás conservar todavía la curiosidad con la que vinieron al mundo. Necesidad y curiosidad constituyen los motivos que nos conducen a leer un libro.
El desasosiego que nos quita la tranquilidad nos llena de preguntas, y una de las formas de encontrar respuestas es buscarlas en los libros, pero la experiencia enseña que muchas veces, para encontrar la solución buscada, debemos atravesar dificultades nuevas que parecen alejarnos de aquello que nos proponemos.
Comparando el transcurrir de la vida con un viaje que emprendimos al nacer, de inmediato sobresale una primera parte que reúne las reflexiones que nos acompañan, y una segunda, en la que se reúnen conceptos que establecen categorías que nos ayudan a movernos. Dedicaremos la primera parte de Pedro y Petra a “Mi cuerpo, los otros y yo”, los tres interlocutores con los cuales, inevitablemente, todos dialogamos. En la segunda, “Las enfermedades que sufrimos”, reunimos un elenco de aquello que encontramos ocupándonos de lo que nos sucede. Acerca de las enfermedades que sufrimos, agregamos luego una tercera en la que resumimos lo esencial de algunas investigaciones realizadas en nuestra fundación.
Primera parte
Mi cuerpo, los otros y yo
Mis tres interlocutores
Mi cuerpo
Entre los sufrimientos que la vida nos depara, lo que sucede en nuestro cuerpo ocupa un lugar sobresaliente. Un niño pequeño, que siente, quiere y piensa, ve los movimientos de su mano delante de sus ojos antes de saber que ve algo suyo. Pero cuando come un caramelo lo hace con el cuerpo y con el alma. Porque llamamos cuerpo a la parte física del alma, que se oye, se ve, se huele, se gusta y se toca, y llamamos alma a la vida que tienen los seres que viven.
Un astrónomo y un filósofo le preguntaron a un físico famoso: “¿Qué es esta piedra que tengo en la mano?”, y lo que contestó (incluyendo química, física, mineralogía, geología, psicología y algo más) fue mucho más allá de lo que esos dos intelectuales esperaban. El físico dijo que una piedra es una vibración de partículas atómicas; una interacción momentánea de fuerzas; un proceso que por un breve período logra mantenerse en equilibrio antes de caer nuevamente en pedazos; un capítulo fugaz en la historia de las interrelaciones entre los elementos del planeta; una huella heredada de la antigua humanidad. Pero también un arma utilizada por los muchachos de la calle; un ejemplo para una discusión entre intelectuales; un fragmento de una partición del mundo que depende de las estructuras perceptivas de nuestro cuerpo más que del mismo mundo, y muchas otras cosas. En resumen: una piedra es un nudo complejo en el infinito juego de espejos constituido por la realidad.
Si eso puede pensarse acerca de una piedra, ¿cuánto más podrá decirse acerca del conjunto de significados que un órgano del cuerpo humano puede despertar?
Hablemos del corazón, por ejemplo. ¿De cuál corazón hablaremos? ¿De la víscera que el matarife extrae de su víctima o del que funciona en su pecho mientras ejecuta su labor? ¿Del que encuentran el cardiólogo y el cirujano o del que examina en la autopsia el médico legista? ¿Del que se manifiesta en la ternura de una abuela o del que enciende el rubor en las mejillas de una ingenua doncella? ¿Del que late en el pecho de maratonista o del sagrado corazón como cáliz que opera el milagro de la transustanciación del vino en sangre?
El psicoanálisis ha procurado indagar, junto con la lingüística y la literatura, en lo que todos esos corazones tienen en común.