Psicoanalizar - Luis Chiozza - E-Book

Psicoanalizar E-Book

Luis Chiozza

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Beschreibung

Aunque parezca extraño, estas páginas, escritas en íntimo diálogo entre colegas dotados con experiencias ricas, conforman, también, un libro para principiantes, porque las guía la certidumbre de que la mente progresa y para nada sirve recorrer caminos perimidos. En Juvenilia, de Miguel Cané, el lector se entera de que el teorema de Pitágoras se enseñaba, en aquella época, a los alumnos del quinto año del colegio secundario; tiempo después, se aprendía en el primer año, pero hoy se da (lamentablemente no en la Argentina) en la escuela primaria. Esa es la idea que transmite el autor desde el comienzo y que abordó asimismo en la inauguración y en el cierre del ciclo lectivo de 2022 de la Fundación Luis Chiozza, donde "presentó" "Bases para una teoría coherente". Allí procuraba exponer lo que le parecía medular dentro del psicoanálisis y, al mismo tiempo, reconocer que otras teorías eran respetables y que, entre el cúmulo de concordancias y discrepancias, era posible colaborar, es decir, trabajar en conjunto, cuando se compartía un suficiente núcleo teórico. En Psicoanalizar. Arte y teoría, se transmite, entonces, el convencimiento de que las distintas "etapas" del arte y la técnica de psicoanalizar, que en diferentes épocas se han recorrido, constituyen experiencias enriquecedoras que continúan vivas, configurando un caudal apreciable. Desde esa riqueza, surgen, en cada colega y frente a los avatares de cada tratamiento, recursos valiosos que ayudan a "mantener el rumbo" cuando la tormenta arrecia.

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Seitenzahl: 127

Veröffentlichungsjahr: 2023

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Luis Chiozza

Psicoanalizar

Arte y teoría

Chiozza, Luis Antonio

Psicoanalizar : arte y teoría / Luis Antonio Chiozza. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Libros del Zorzal, 2023.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-599-904-6

1. Psicoanálisis. I. Título.

CDD 150.195

Diseño de tapa: Silvana Chiozza.

© 2023. Libros del ZorzalBuenos Aires, Argentina<www.delzorzal.com>

Comentarios y sugerencias: [email protected]

Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, por cualquier medio o procedimiento, sin la autorización previa de la editorial o de los titulares de los derechos.

Impreso en Argentina / Printed in Argentina

Hecho el depósito que marca la ley 11723

Para mi querido hijo Gustavodueño de un pensamiento valioso y fructífero.Nadie me ha conducido como él, con tanta frecuencia, revisar y reconsiderar lo que pienso.

Acerca de la tapa

Goethe sostuvo que poetas como él había muchos, pero también que, si por algo iba a ser recordado, sería por su teoría acerca de los colores. La concibió en la misma época en que Newton, un genio de prestigio indiscutido por su pensamiento gigantesco, sostenía su tesis de que la luz blanca se descomponía en el espectro conocido, dentro del cual distinguía tres colores primarios, rojo, amarillo y azul, y otros tantos secundarios, verde, violeta y anaranjado, mientras que el púrpura era le mezcla de los dos extremos del espectro. Goethe, en cambio, mantuvo su idea de que existían dos colores primarios, representantes ancestrales de la noche y el día, la oscuridad y la luz y, también, el crepúsculo y la aurora.

Las dos “marinas” que ilustran la tapa que compuso mi hija Silvana reproducen dos cuadros de mi padre, que representan una misma escena en dos horas distintas del día. En cuanto al fondo de color petróleo, constituye una fuerte alegoría. Como producto persistente de la descomposición de organismos antiguos, se presta para figurar lo que Freud llamaba las innumerables y antiguas formas del yo que residen en el ello, pero también la bilis estancada que dio su nombre de “bilis negra”, de melanoscolia, a la melancolía. Las burbujas amarillas, en cambio, no sólo representan la bilis saludable, sino también la emergencia de lo inconsciente en la “luz” de la consciencia, tanto el que fue reprimido como el que nunca fue consciente y forma parte de “la roca dura” que guarda lo fósil.

Índice

Acerca de la tapa | 5

Prólogo y epílogo | 10

Primera parte - La hipótesis Prometeo | 15

1 - Psicoanálisis de los trastornos hepáticos | 16

Fantasías inconscientes específicas | 16

Acerca de causas y significados | 17

El órgano hígado y el drama hepático | 19

Una primacía hepática intrauterina | 20

Una central digestiva endodérmica | 21

La materialización de las formas | 22

La ictericia neonatal | 24

La unión entre idea y materia | 25

El trauma hepático | 26

El asco, un afecto primordial | 27

La doble polaridad de lo sagrado | 28

Fantasías hepatobiliares | 29

Desde la envidia hacia la melancolía | 31

2 - El psicoanálisis es psicosomatología | 33

Lo que la palabra “psicoanálisis” designa | 33

Los dos principios fundamentales | 37

Acerca de la psicosomatología | 39

Tres maneras de la vida | 42

Acerca de la consciencia | 43

Auditivo y visual | 45

Más allá | 47

Reprimir no es inhibir | 48

Segunda parte - La hipótesis colmena | 50

3 - Sólo se puede ser siendo con otros | 51

¿Quién es el propietario? | 51

Justificación de la hipótesis | 54

Una sabiduría incomprensible | 55

¿A qué llamamos complejo? | 57

¿Por qué las dificultades arrecian? | 58

La relatividad del yo | 59

¿Relativo o ilusorio? | 60

4 - Utopías y distopías en la red | 62

El descubrimiento de un mundo | 62

Propiedades emergentes de las redes | 64

Una tela sin araña | 66

El dilema de las redes sociales | 68

Los ignorados e incontrolables perjuicios | 70

¿Por culpa de quién? | 72

El planeta prohibido | 74

Del paraíso al infierno | 75

El encuentro con la bestia | 77

La peste de Tebas | 80

La encrucijada de los caminos de Tebas | 84

La prohibición del incesto | 85

Los cuatro gigantes del alma | 88

Lo que el anhelo de prioridad esconde | 89

Deus ex machina | 91

Tercera parte - La hipótesis holográfica | 98

5 - Hacer consciente algo inconsciente | 99

Los orígenes | 99

La asociación libre y la transferencia | 100

El epílogo del historial de Dora | 101

La contratransferencia | 102

La interpretación indirecta | 103

Un episodio en la relación entre Dora y Freud | 104

Cuatro lenguajes | 109

El lenguaje de la interpretación | 110

6 - Una vez obtenido el significado… las palabras “sobran” | 112

Acerca del aquí y ahora | 112

La interpretación inclusiva | 113

La ubicuidad del presente atemporal | 114

El uso de la oportunidad | 115

La verdad sobre Sancho Panza | 116

La vocación psicoanalítica | 117

Cuando las palabras “sobran” | 118

La hipótesis holográfica | 120

Bibliografía | 121

Prólogo y epílogo

Acorde con la idea de que el origen está vivo en el presente, y el presente, otorgando un sentido al origen, es su único intérprete posible, este prefacio, escrito cuando el libro ya se ha terminado, contiene la historia de este libro, pero también el propósito al que se dirige. Es pues, al mismo tiempo, prólogo y epílogo. No es fácil, sin embargo, saber cuál es uno y cuál es otro.

En parte, usando como pre-texto el historial de Dora, introduce “casi vivencialmente” dos ideas medulares: el proceso terciario y el presente atemporal.

Aunque parezca extraño, las páginas que tienes en tus manos, escritas en íntimo diálogo con mis colegas dotados con experiencias ricas, conforman, también, un libro para principiantes, porque escribo convencido de que la mente progresa y para nada sirve recorrer caminos perimidos. Leyendo Juvenilia, de Miguel Cané, nos enteramos de que el teorema de Pitágoras se enseñaba, en aquella época, a los alumnos del quinto año del colegio secundario; yo lo aprendí en el primer año, pero hoy se enseña (lamentablemente no en la Argentina) en la escuela primaria.

En la inauguración y en el cierre del ciclo lectivo del año pasado, “presenté” “Bases para una teoría coherente”. Allí procuraba exponer lo que me parecía medular dentro del psicoanálisis y, al mismo tiempo, reconocer que otras teorías eran respetables y que, entre el cúmulo de concordancias y discrepancias, era posible colaborar, es decir, trabajar juntos, cuando se compartía un suficiente núcleo teórico.

Convencido de que las distintas “etapas” del arte y la técnica de psicoanalizar, que en distintas épocas hemos recorrido, constituyen experiencias que nos han enriquecido y que continúan vivas, configurando un caudal apreciable, escribí Jalones en la evolución de la técnica psicoanalítica, motivado por la idea de que, desde esa riqueza, surgen, en cada colega y frente a los avatares de cada tratamiento, recursos valiosos que ayudan a “mantener el rumbo” cuando la tormenta arrecia.

El próximo paso fue cobrar consciencia de que Psicoanálisis de los trastornos hepáticos, La peste en la colmena y Hacia una teoría del arte psicoanalítico contenían hipótesis que conducían a las correspondientes tesis, y que esas tesis se habían mostrado valiosas en la experiencia acumulada por numerosos colegas (en tratamientos psicoanalíticos, en ejercicios teórico clínicos, en estudios patobiográficos y en nuevas investigaciones) en sesenta años. Desde esa nueva consciencia, escribimos Tres hipótesis fundamentales y, desde allí, un compendio, Psicoanalizar, arte y teoría, que originó este libro.

Usemos ahora el pre-texto del historial de Dora.

Cuando recordamos el historial de Dora, revivimos la experiencia constituida por ese tipo particular de comprensión, tanto de una persona como de la historia de un suceso humano, que el conocimiento psicoanalítico nos brinda acerca de las intimidades de una vida. Nos encontramos, entonces, como si estuviéramos frente a un complicado tapiz cuyo dibujo, más amplio que lo que abarca la mirada y ajeno al tiempo, no tiene principio ni fin en algún punto de una línea, si no fuera porque nuestra atención se empeña en empezar por algún lado y en recorrer ciertos detalles.

De este modo, cuando guiados por algún género de interés “repasamos” el historial de Dora, tanto sea en la dirección que llevaba Freud como en alguna otra cualquiera, y seguimos, como se sigue con el lápiz el hilo de un dibujo, algún encadenamiento conceptual, sentimos que en cada entrecruzamiento de caminos “decidimos” un trayecto lineal que corta otros, abandonándolos en un “por ahora” que deshace la imagen del conjunto.

Esto ocurre cuando, desorientados ante la complejidad de la experiencia, no sabiendo a qué atenernos de inmediato, recurrimos a la actividad del pensamiento reflexivo, y nuestro proceso secundario recorre una tras otra las huellas de anteriores facilitaciones, comparando, es decir, contrastando de a pares, estas huellas mediante la memoria.

Afortunadamente, nuestra capacidad de conocer no depende sólo del proceso secundario. Mientras nuestro intelecto ejercita esta labor sometida a las leyes temporales cuyo paradigma encontramos en el discurso verbal sucesivo, nuestro proceso primario “juega” con otro tipo de facilitaciones que no son binarias ni lógicas. Son facilitaciones que pueden ejemplificarse con la contemplación simultánea de un espacio visual complejo. Nuestro proceso primario “salta”, entonces, sin cuidarse de las leyes que constituyen el juicio, de una línea a la otra y en varios puntos a la vez, en un modo aparentemente caprichoso que es travieso, o lateral, con respecto al camino del concepto.

Ni uno ni otro proceso, por sí solos, pueden constituir el intelecto. Metáfora, símbolo, pensamiento creativo nacen en la amalgama indisoluble de uno y otro. Amalgama misteriosa que también constituye la fuente del lenguaje y el escenario del teatro y del juego o la atmósfera transferencial de la sesión psicoanalítica como campo de ilusión. Ese acto de consciencia tan particular, que llamamos interpretación psicoanalítica, se ejerce precisamente cuando, mediante la atención flotante, huyendo de la dirección habitual que el juicio nos propone, recorremos la senda caprichosa de la ocurrencia absurda, para volver enriquecidos con un sentido nuevo y diferente que adquiere la estructura del pensamiento racional.

¿Qué tipo de proceso, si es que la idea de proceso se le aplica, constituye este articulado ignoto entre proceso primario y secundario que se parece al que existe entre importancia y diferencia? ¿Cuál es la arquitectura que organiza su trama? Sólo a modo de comparación se justifica que enfrentemos con el nombre de “proceso terciario” esta idea cuya conciencia nueva constituye una transformación en el “aparato para pensar” del hombre.

Sin embargo, aquello que llamamos proceso secundario, y que ya no puede ser identificado con la culminación del pensamiento ni con la única manera de la facultad de conocer, no pierde por eso su valor. Los procesos de pensamiento lógico que recorren las huellas dejan facilitaciones como influencias perdurables. Nuestra mente funciona, entonces, como el lápiz que, al seguir el laberinto de una línea, imprime con su trazo una modificación en el dibujo, reforzando una parte de la trama y destacando una figura sobre un fondo.

Nos propusimos recorrer un trayecto conceptual que atraviesa el núcleo de convergencia constituido por la neuralgia facial de Dora. Teniendo en cuenta ese propósito, hemos comparado la imagen que Freud transmite sobre Dora con la trama de un laberíntico y polifacético tapiz. No sólo porque en ese trayecto lineal abandonamos muchos hilos y cortaremos muchos círculos en algún punto arbitrario, sino también porque deseamos subrayar que no vale la pena acercarse a ese hipotético tapiz para seguir el hilo de un concepto si omitimos alejarnos nuevamente hacia algún punto desde donde la contemplación del aspecto descubierto y “remarcado”, al fundirse otra vez con la complejidad del conjunto, hace efectiva nuestra adquisición con un panorama atemporal diferente.

Primera parte

La hipótesis Prometeo

١

Psicoanálisis de los trastornos hepáticos

“Y fui el primero en distinguir,entre los sueños, los que han deconvertirse en realidad”.

Esquilo, Prometeo.

Fantasías inconscientes específicas

El pensamiento o la emoción consciente son sólo una mínima parte de lo psíquico, que anima a todos los seres vivos como una totalidad que ya está contenida en los genes y que incluye lo inconsciente.

Cuando separamos arbitrariamente un trozo de esta totalidad psíquica, solemos hablar de fantasías, sin que esta denominación adquiera un significado opuesto al de la palabra “realidad”.

Desde allí, decimos que todo proceso corporal es una fantasía cuya mayor parte es inconsciente. Lo psíquico tiene, pues, como fantasía inconsciente, una relación con el estómago, el hígado o cualquier otra parte del cuerpo, tan directa como aquella que posee con el hipotálamo o el nervio vago. Además (tal como ha señalado Weizsaecker), la dificultad para concebir las relaciones entre fantasías y neuronas o conjunto de neuronas es la misma que encontramos para concebir la relación entre fantasías y tejido cardíaco o hepático.

Pensamos que procesos corporales diferentes son fantasías diferentes, y que aquellas enfermedades que sólo se manifiestan en la consciencia como una alteración corporal son, al mismo tiempo, fantasías inconscientes que, por lo tanto, podemos considerar específicas y “propias” de esa alteración corporal. Así como sin el bacilo de Koch no hay tuberculosis, sin lo que los psicoanalistas llamamos “una fijación a la imago de una madre mala, en un sujeto en regresión oral digestiva”, no puede haber una úlcera gastroduodenal, porque en todos los sujetos estudiados se encuentra presente esa configuración psicológica descubierta por Ángel Garma. Pero ambas son condiciones necesarias, como factores o mecanismos, pero no suficientes; no son “la causa”, ya que no bastan por sí solas para provocar la enfermedad. Son factores que se encuentran presentes también en personas que no se enferman de la misma manera. Sin embargo, dado que son condiciones necesarias, basta modificarlas para modificar la enfermedad. Solemos decir, entonces, que hemos hecho desaparecer la causa, pero esto es sólo parcialmente cierto.

Acerca de causas y significados

Creo que es útil afirmar que hay enfermedades en donde la investigación anatomo-fisiológica ha obtenido resultados apreciables descubriendo condiciones necesarias, y otras en donde la investigación psicoanalítica ha obtenido también resultados apreciables en la misma forma, sin que esto signifique prejuzgar sobre el ser esencialmente somático o psíquico de una alteración patológica.

Dado que psíquico y somático son dos aspectos de una misma cosa, investigar la enfermedad desde ambos campos de la ciencia, aun en aquellos casos en que aparentemente ya conocemos “la causa”, permitirá descubrir otras condiciones necesarias cuyo conocimiento será valioso.

Desde el punto de vista psicosomatológico, un trastorno hepático es algo que ocurre en la mente y en el cuerpo, en la idea y la materia, en la forma y la sustancia, como resultado de un proceso que puede hacerse más manifiesto en el cuerpo que en la mente, o viceversa, pero que siempre compromete ambos aspectos.

La disciplina “clásica” denominada “patología médica” ha descrito enfermedades a partir de un criterio diferencial que proviene, como es natural, de su propio campo de trabajo. Partiendo de un campo de trabajo distinto, nos ocuparemos de fantasías que parecen estar contenidas en todas las enfermedades hepáticas y constituyen una condición necesaria para su formación.

Tanto dentro de la ciencia médica como fuera de ella, cuando decimos “el hígado” nos estamos refiriendo conscientemente a un órgano concreto más o menos conocido, pero inconscientemente, y más aún en el profundo inconsciente que nunca llegó a la conciencia (lo que Freud llama “inconsciente no reprimido”), el hígado representa otros significados, que surgen en la investigación psicoanalítica de los trastornos hepáticos.

El órgano hígado y el drama hepático