El alcalde mayor - Lope de Vega - E-Book

El alcalde mayor E-Book

Лопе де Вега

0,0

Beschreibung

El alcalde mayor es una comedia teatral del autor Lope de Vega. En la línea de las comedias famosas del Siglo de Oro Español, se articula en torno a una serie de enredos contados en tono jocoso, en este caso alrededor de la historia de una doncella que va para casada pero se rebela ante su destino.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 92

Veröffentlichungsjahr: 2020

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Lope de Vega

El alcalde mayor

 

Saga

El alcalde mayorCover image: Shutterstock Copyright © 1929, 2020 Lope de Vega and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726616514

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

EL ALCALDE MAYOR COMEDIA FAMOSA DE LOPE DE VEGA CARPIO DIRIGIDA AL DOCTOR CRISTÓBAL NÚÑEZ EN LA NOBLE Y ADMIRABLE CIUDAD DE MÉJICO

La distancia que entre los dos pone no menos que un mar tan grande y el nombre de un Nuevo Mundo, dividirá el trato, pero no la voluntad, que por medio de sus cartas de Vuestra Merced ha solicitado la mía por tanto años. Porque si bien es opinión de los [...] tantas por escrito, quiero yo presumir que está distante, pero no ausente. Y tendré por infelicidad jurisconsultos que absens dicitur qui tantum distat, ut verba loquentis non possit audire; quien escu-[...] que Vuestra Merced juzgase por ingrato mi ánimo, faltando a esta correspondencia con menos causa. Bien sé que el agradecimiento es ley de la Naturaleza, y fue sentencia de Plutarco que Civilia iura violari possunt, naturac non possunt. Con este advertimiento pienso que pago el amor y afecto que Vuestra Merced muestra a la rudeza de mis escritos, los cuales hubieran tenido más castigo si la fortuna se concertara con la pluma. No entienda Vuestra Merced aquí el aforismo del Filósofo que Ubi plurimus intellectus, ibi minima fortuna y al contrario, porque estoy más lejos de esta imaginación que Vuestra Merced de esta Corte, viviendo en Méjico. Y finalmente, se ha pasado tanta parte de la vida, que no es a propósito quejarse del largo servicio ni del corto premio. Dijo Aristóteles, en el primero libro de sus Éticas, que, por lo menos, el desdichado no se diferenció del dichoso por la mitad de la vida; yo creo que se ha de entender del sueño, y de ese he gozado tan poco, que quien hubiere vivido pocos años y dichosamente, lo fuera más que yo, cuando mi vida fuera la que tenían los hombres en la juventud del mundo. Bien es verdad que la Naturaleza (que, como Vuestra Merced sabe, se contenta con poco) anduvo tan piadosa conmigo, que con dos flores de un jardín, seis cuadros de pintura y algunos libros, vivo sin envidia, sin deseos, sin temor y sin esperanza, vencedor de mi fortuna, desengañado de la grandeza, retirado en la misma confusión, alegre en la necesidad, y, si bien incierto del fin, no temeroso de que es tan cierto. Con esta filosofía camino por donde más me puedo apartar de la ignorancia, desviando las piedras de la calumnia y las trampas de la envidia. En el número de mis amigos tiene Vuestra Merced el lugar que permite la distancia, y en el que escogí para estas comedias, le ofrecí la séptima en orden a las de esta parte. Reciba el don, aunque desigual a sus méritos, con benignidad, pues yo se le presento con amor, sin poder, en tan remotas distancias, hallar otra proporción ni acompañar de otra memoria mi agradecimiento, porque, Quando unica, tantum ratio assignari potest, illa habetur pro expresa, glos, singul . Dios guarde a Vuestra Merced como merecen sus virtudes y letras y yo deseo. –De Madrid, 9 de noviembre de 1619.

Capellán de Vuestra Merced

Lope de Vega Carpio

FIGURAS DE LA COMEDIA

DINARDO MAURICIO CAMILO BELTRÁN ROSARDA BEATRIZ VERINO PÁNFILO ANDRONIO MARCELINO PINABELO LAURENCIA SALUSTIO FULGENCIO UN RECTOR DON JUAN DON PEDRO TEODORA URBANO FABRICIO BERNARDO [DOS ALGUACILES] [UN CRIADO] [DOS ESBIRROS]

Acto I

Salen DINARDO y MAURICIO.

MAURICIO

Seguro podéis, por Dios,

dar principio a vuestra historia;

solos estamos los dos.

 

DINARDO

No pudiera tanta gloria,

5

Mauricio, serlo sin vos.

Haced que un momento estén

vuestros criados conmigo.

 

MAURICIO

Yo haré que silencio os den.

 

DINARDO

Y yo, como a tal amigo,

10

digo y aumento mi bien.

En esta insigne ciudad,

que con imperiales armas

muestra que tuvo en su frente

el rico Imperio de España,

15

vive Rosarda, Mauricio,

hija de Fulgencio y Marcia,

nobles por sangre y virtudes.

Serví, en efecto, a Rosarda,

después de darme ocasión

20

haberla visto en mi casa

una o dos veces primero,

visitando a mis hermanas.

Que nuestros padres tenían,

de mocedades pasadas,

25

amistad que confirmó

trato de hacienda y ganancia.

Al primero papel mío

respondió que le agradaba

mi intención y mi persona,

30

pero que desconfiaba

de palabras y papeles

de hombres, porque en palabras

de pretensiones de amor

es necia la confianza.

35

No me correspondería

si no es que yo se la daba

de que a pariente ni amigo,

por más que fuese del alma,

le diría este secreto.

40

Pues mira si es cosa extraña,

que lo juré y lo cumplí.

De suerte, en las sacras aras

de Amor, que hoy hace dos años

que me escribo con Rosarda,

45

sin saber la mano izquierda

lo que la derecha trata.

¿Qué dirías de este amor,

si te dijese que pasan

los papeles de trescientos?

 

MAURICIO

50

¿Trescientos?

 

DINARDO

¿De qué te espantas?

 

MAURICIO

¿Qué ordinario de Castilla

llevó al Rey de Granada,

cuando nuestro rey Alfonso

dio principio a conquistarla,

55

tan espantosa estafeta,

tanto número de cartas?

Mas ¿cómo las recibías

y de qué suerte las dabas,

sin terceros?, porque son

60

los polos en que Amor anda.

 

DINARDO

Colgaba Rosarda un hilo

de una pequeña ventana

que de su casa salía

a una calle extraordinaria,

65

donde estaba la respuesta,

y yo mi papel le daba;

el verla era los domingos,

pero al descuido el mirarla.

No con libertad de mozo,

70

como suelen muchos que aman,

que con los ojos, a veces,

dicen de su dama infamias.

Hoy, Mauricio, me escribió

que su padre la casaba

75

a gran priesa, y que temía

su desdicha y mi desgracia.

Callome el nombre del novio.

Sospecho que fue la causa

presumir de mi locura

80

que le hablara o le matara.

Pareceme que entre ti

estás diciendo: si estaban

conformes las voluntades

de estos dos, ¿para qué aguardan

85

a que los padres impidan

el casamiento que tratan?

Sino pídela, Dinardo.

Con que la historia se acaba

de estos trescientos papeles.

 

MAURICIO

90

En mi pensamiento estabas;

y pues la objeción apuntas,

responde tú mismo.

 

DINARDO

Aguarda.

Como las cosas de hacienda,

de cuentas y de finanzas

95

traen voces, nuestros padres

dieron una tarde tantas,

que llegaron a sacar,

aunque viejos, las espadas,

dándoles ocasión al mío

100

con no bien dichas palabras;

esta ira concebida

del suyo, ha sido la causa.

Por donde ya no es posible

que yo le pida a Rosarda;

105

mas tenemos concertado

que esta noche, las diez dadas,

saldrá a su puerta y conmigo

irá, Mauricio, a mi casa,

de donde a la del juez

110

iremos por la mañana,

porque a su pesar nos case.

Aquí el secreto se acaba,

y me fue forzoso hacer

de persona tan honrada

115

como voz justa elección.

Tengo padre, tengo hermanas;

no las quiero alborotar,

y así os ruego, pues se halla

libre vuestra casa ahora,

120

que en ella amanezca el alma

de este sol, que a las diez quiere

salir a abrasarme el alma.

 

MAURICIO

Lo menos que haré por vos,

en ocasión semejante,

125

será el dárosla, por Dios;

mirad si será importante

el ir por ella los dos.

No os suceda alguna cosa

de pesadumbre, si os ven.

 

DINARDO

130

Pienso que será forzosa,

y así lo será también

vuestra espada temerosa.

La noche baja y se va

pintando el cielo de estrellas;

135

la luna mengua y saldrá

más tarde a verse con ellas

que el sol que esperando está.

Idos a mudar y armar;

iré a lo mismo.

 

MAURICIO

Creed

140

que os he de servir.

 

DINARDO

Dudar

que me habéis de hacer merced,

es pedir fuego al mar,

agua al fuego, al suelo estrellas,

yerba al cielo, al sol secreto.

145

Adiós.

 

MAURICIO

Adiós.

 

DINARDO

Luces bellas,

tenelde, y tendrán efeto

mis esperanzas por ellas.

 

Vase DINARDO.

MAURICIO

¿Es posible que he podido

disimular mi pesar?

150

Basta, que yo mismo he sido

a quien trataban de dar

el bien que no he merecido.

Yo fui, Dinardo, yo fui

el que a Rosarda pedía

155

y a quien por ella dio el ‟sí”

su padre, que no sabía

que estaba empleada en ti.

Callé, porque si dijera

que yo su marido era,

160

tan loco está, que a la espada,

contra la amistad pasada,

la venganza remitiera.

Mas, pues siendo yo su amigo

usó de traición conmigo

165

en encubrirme su amor,

yo quedo libre, en rigor,

de la obligación que digo.

No me quiero declarar,

sino acudir a las diez,

170

callando, al mismo lugar,

que la industria alguna vez

la bendición supo hurtar.

Rosarda saldrá; yo haré

un justo engaño a Rosarda

175

cuando en mi poder esté.

 

CAMILO y BELTRÁN, lacayo.

CAMILO

Hasta la mañana aguarda.

 

BELTRÁN

No hay que tratar; no podré.

 

CAMILO

¡Bestia!, ¿por cuál ocasión

de mi servicio te vas?

 

BELTRÁN

180

Cosas de importancia son.

 

MAURICIO

[Aparte]

(Camilo es este, a quien más

debo amor y obligación.

A muy buen tiempo ha venido;

quiero esperar que esté solo.)

 

BELTRÁN

185

Yo pienso que te he servido,

porque no hay de polo a polo

lacayo tan bien nacido,

con grande puntualidad.

Hagamos cuenta.

 

CAMILO

El sentir

190

tu servicio y amistad

me obliga.

 

CAMILO

Y a mí, el salir

de esta famosa ciudad.

 

CAMILO

¿Qué has hecho? Que, si no es cosa

como lo creo de ti,

195

baja, infame y afrentosa,

buen dueño tienes en mí;

estate en casa y reposa.

 

BELTRÁN

¿Qué tengo de reposar

si me va la vida?

 

CAMILO

Espera,

200

¿quiérete alguno matar?

 

BELTRÁN

No, señor, que eso no fuera

parte a dejar el lugar.

Porque soy un Lucifer,

los hombres suelo comer

205

por quítame allá esa paja,

 

CAMILO

Pues las desgracias baraja,

¿quiérente acaso prender?

 

BELTRÁN

¿Por qué?

 

CAMILO

Por alguna moza

que te pida casamiento.

 

BELTRÁN

210

¡Oh, qué risa me retoza!

En cosa que se anda a tiento

y que sin lumbre se goza,

¿se puede a un hombre pedir

debida satisfacción?

 

CAMILO

215

¿Pues no es razón acudir

un hombre a su obligación,

y el honor restituir?

 

BELTRÁN

Pida, señor, el platero

que da la joya, el dinero,

220

y el mercader que midió

el paño, y, si me calzó,

sus botas el zapatero.

Porque estos y todos dan

su hacienda a vista de todos;