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El animal de Hungría es una comedia teatral del autor Lope de Vega. Adscrita al subgénero de «comedias de héroe salvaje», narra la historia de Rosaura, una mujer que, tras haber sido raptada por su tía, la Reina Teodosia de Hungría, llegará a convertirse ella misma en reina del país.
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Seitenzahl: 101
Veröffentlichungsjahr: 2020
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Lope de Vega
Saga
El animal de HungríaCover image: Shutterstock Copyright © 1617, 2020 Lope de Vega and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726616927
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
Sale TEODOSIA, vestida de pieles, y LAURO, tras ella, con unvenablo.
TEODOSIA Valedme ligeros pies
que otras veces me habéis dado
la vida con interés
del fin con que la he guardado,
que no porque vida es. 5
LAURO ¡Detente, monstruo espantoso!
TEODOSIA ¡Oh, mancebo generoso!,
—fol. 130v→
¿no te da, el verme, temor?
LAURO Es el natural valor
más que el temor poderoso: 10
soy noble, aunque humilde miras
mi traje.
TEODOSIA ¿A qué empresa aspiras?
LAURO A matarte o a prenderte.
(Descubre el rostro, apartando los cabellos.)
TEODOSIA ¿Matarasme desta suerte?
LAURO ¡Santo Dios!
TEODOSIA ¿De qué te admiras? 15
LAURO De ver tu rara belleza.
¿Es posible que ha crïado
la varia naturaleza,
en este monte nevado,
tal rostro en tanta fiereza? 20
Tú, de quien los labradores
huyeron por tantos años:
más que para dar temores
eras para hacerte engaños
y para decirte amores. 25
Dame de ti misma nuevas
si es bien que este amor me debas;
que, en lo exterior que se mira,
o eres la hermosa Filira
o aquella sfinge de Tebas: 30
¿es posible que has robado
tanto pan, tanto ganado?
TEODOSIA Mi sustento procuré.
LAURO Temor de villanos fue...
TEODOSIA Solo temor me ha guardado. 35
LAURO Cuando con alas te viera,
pensara que eras harpía:
cielo en rostro, en cuerpo fiera,
y, en las armas y osadía,
con Hércules compitiera. 40
Y si te viera en la mar,
pensara que eras sirena
para cantar y encantar.
TEODOSIA Lo que mi desdicha ordena,
no pudo el tiempo escusar. 45
Bien sé que no has de dejarme,
pues te atreviste a seguirme
y, siguiéndome, mirarme;
y ansí, quiero apercebirme
a obligarte y declararme. 50
LAURO Hablas a mi pensamiento.
TEODOSIA Estame, mancebo, atento.
LAURO No solo yo lo estaré:
pero cuanto aquí se ve;
hasta las aves y el viento. 55
TEODOSIA Yo soy la reina Teodosia,
mujer, ¡que nunca lo fuera!,
de Primislao, rey de Hungría.
LAURO Señora, ¿tú eres la Reina?
TEODOSIA Detente, por Dios, mancebo, 60
hasta que mi historia sepas;
que aunque es pública en el mundo,
quiero que de mí la entiendas.
Recién casada y venida
a Hungría, de Ingalaterra, 65
sentí soledad notable
de mi tierra en tierra ajena.
Rogué al Rey que me trujese
una hermana más pequeña,
con licencia de mi padre, 70
por consolarme con ella.
Partió el Rey, trujo a Faustina,
y, por el camino, ciega
del valor de Primislao,
a envidiar mi bien comienza. 75
Llegó a Hungría y mi alegría
hizo a su venida fiestas,
aunque ella en su corazón
hacía a mi muerte exequias.
Entristeciose conmigo 80
cuanto me alegré con ella;
de su tristeza en mi casa
echaba culpa a la ausencia.
Creció la envidia y los celos
hasta que, cayendo enferma, 85
mi esposo la visitaba,
—fol. 131r→
que era la salud más cierta.
Finalmente cierto día
le dijo que, en mi primera
edad, amé al rey de Escocia, 90
y que estaba descontenta
de tenerle por marido;
para lo cual, por mil letras,
le persuadía viniese
con dos personas secretas 95
donde, para que me hablase,
le daría entrada y puerta,
de noche, por un jardín;
y que si con gente inglesa
y suya venir quisiese, 100
le daría la cabeza
de Primislao, mi marido,
como de Scila se cuenta.
Creyolo el Rey, que era fácil,
y porque vio contrahechas 105
algunas cartas, o acaso
porque ya adoraba en ella,
avisando a dos crïados
de confïanza, a estas sierras
me trujeron para echarme 110
a las más feroces bestias.
Juntaron muchas y, en fin,
me dejaron en las presas
de sus dientes, una noche,
y entre sus uñas sangrientas. 115
Volvieron a Primislao
diciéndole que era muerta.
Pero mirando los cielos
mi desdicha y mi inocencia,
permitieron que, a mis pies 120
mansos y humildes, las fieras
me halagasen y me diesen
consuelo entre tantas penas.
Cobré aliento y con algunas
me fui, mancebo, a sus cuevas, 125
donde por sus propias manos
comí el fruto destas selvas.
Pasados algunos meses,
las pieles de las ovejas,
cabras y otros animales, 130
de mil que trujeron muertas,
curé al sol, y hice vestidos
con que bajé de la sierra
a ver gente y buscar pan
por las humildes aldeas. 135
Los pastores, que no habían
visto una fiera tan nueva,
dieron en hüir de mí;
aunque, en las verdes riberas
deste arroyuelo que lava 140
los troncos desta alameda,
cogí un villano una tarde,
de quien supe, aunque por fuerza,
que se casó con mi hermana
el Rey: perdona que vengan 145
lágrimas a interrumpir
las palabras a la lengua.
LAURO Con justa causa tus ojos,
como mar de tantas penas,
en el nácar de sus niñas 150
crían tan hermosas perlas.
Pero prosigue tu historia...
TEODOSIA Parió Faustina contenta
dos o tres veces, y todos
sus hijos dicen que llegan 155
a cumplir un año el día
que me echaron a las fieras,
y que no pasan de allí;
y espero que también sea
en esta ocasión; que dicen 160
que el parto de un hijo espera
porque está pronosticado.
LAURO No llores; que si te dejas
llevar, señora, del llanto
a tan profunda tristeza, 165
vendrás a acabar la vida
antes que venganza veas
de una hermana tan crüel;
—fol. 131v→
que tan injustas ofensas
deben de cansar el cielo, 170
cuyas divinas orejas
sin duda están a tus voces
en esta ocasión abiertas,
pues permitió que saliese,
en tal ocasión como esta, 175
a caza por estos montes;
y que bastasen las fuerzas
de mi valor a seguirte,
pues no hay hombre en esta tierra
que de la cueva en que vives 180
ose acercarse una legua:
suplícote que a mi casa,
no lejos desta alameda,
vengas a vivir conmigo;
que, si por vivir secreta 185
en estos oscuros montes
sin humano trato albergas,
mejor podrás en mi casa,
donde solamente quedan
crïados míos que labran 190
estos campos y estas huertas.
Estoy recién heredado
de mis padres, que Dios tenga:
podré servirte con joyas
y con vestidos de seda; 195
descansarás de los años
que entre esas pieles te acuestas,
bebiendo salobres aguas,
comiendo silvestres yerbas.
¿Qué respondes?
TEODOSIA Que mi suerte, 200
que a tanto mal me condena,
descubrirá presto al Rey
y aquella tirana reina
que vive esta vida triste;
y aunque me está bien perderla, 205
por no perder lo esperado,
permíteme que la tenga,
donde ya por las costumbres
no siento tanto las penas,
y dame, pues eres noble, 210
palabra y fe verdadera
que no dirás a ninguno
que soy Teodosia.
LAURO No creas
que seré tan inhumano:
sólo te pido licencia 215
para verte y regalarte.
TEODOSIA Podrás venir a mi cueva
cuando quisieres; mas mira,
hidalgo, que solo vengas.
Y dime tu nombre.
LAURO Lauro. 220
TEODOSIA Y es muy justo que lo seas
para que, de tantos rayos,
segura la vida tenga
a la sombra de tus hojas.
LAURO Gente parece que suena: 225
echa por aqueste arroyo
y yo por estas acequias.
TEODOSIA Los cielos te guarden, Lauro.
LAURO Teodosia, el cielo te vuelva
a tu marido a tus brazos, 230
tu corona a tu cabeza.
TEODOSIA Quien deja a Dios sus venganzas,
tales esperanzas tenga;
que nunca sucede bien
a quien vengarse desea. 235
(Éntrense; y salen SELVAGIO y BARTOLO, alcaldes, LLORENTE y BENITO: todos villanos.)
SELVAGIO Siéntense todos primero
que el concejo se proponga.
BARTOLO Alto los asientos ponga,
por orden, el pregonero;
y no entiendan en la Corte 240
que nos ganan en saber
concejo y cabildo hacer
para lo que al pueblo importa.
SELVAGIO Siéntese, Llorente, aquí.
LLORENTE Téngolo a mucho favor. 245
—fol. 132r→
SELVAGIO Demás de ser regidor,
podéis estar junto a mí,
porque os tengo voluntad.
BARTOLO Benito, sentaos también.
BENITO Donde quiera estaré bien: 250
el concejo escomenzad.
SELVAGIO Primeramente querría
que un médico se trujese,
y salario se le diese;
que no es bien que cada día 255
vayan con los orinales
las mujeres a la Corte;
que más se paga de porte
que acá costaran los males.
Y como el pulso no va 260
en la orina (y todo es nada
porque toda alborotada
es fuerza que llegue allá)
querría que aquí viviese
y cara a cara curase, 265
y que el pueblo se animase
a que salario se diese;
porque es sin ver el doliente
el pretendelle curar
lo mismo que sentenciar 270
en ausencia un delincuente.
BARTOLO Tiene Selvagio razón:
médico se busque luego
LLORENTE Lo mismo os ruego.
BENITO Y yo os ruego
que no pongáis dilación: 275
que es el médico, aunque diga
el pueblo de su virtud,
alcalde de la salud
que sus delitos castiga.
BARTOLO También a mí me parece 280
que haya en aqueste lugar
un maestro de danzar;
que por momentos se ofrece
con las danzas ocasión.
LLORENTE A fe que en lo cierto dais; 285
y pues de danzas tratáis,
y con tanta devoción
celebráis el santo día
de Dios, ¿qué fiestas tenéis?
SELVAGIO Los autos; que ya sabéis 290
que es la mayor alegría.
BENITO ¿Quién los compone?
SELVAGIO El barbero,
que ha sido medio escolar.
LLORENTE ¡Váyanle luego a llamar!
BARTOLO Idlo a llamar, pregonero. 295
SELVAGIO Después que se hacen las fiestas
de Dios con tal devoción,
mejores los años son.
BENITO Pues háganse buenas estas;
que yo quiero de mi parte 300
ayudar al gasto bien.
(Entra el BARBERO.)
BARBERO ¿Los regidores también?
PREGONERO Todos me mandan llamarte.
BARTOLO Dios guarde a vuesas mercedes.
BENITO ¡Oh, Pablos, albéitar nuestro, 305
que por acertado y diestro
sangrar al Gran Turco puedes!,
¿cómo va de las sangrías
de las ninfas del Parnaso?
BARBERO Trabajo en sangrarlos paso; 310
que no hay vena los más días.
SELVAGIO ¿Cómo de los autos va?
BARBERO Yo no los hago.
SELVAGIO ¿Por qué?
BARBERO Porque no hacellos juré,
y lo voy cumpliendo ya. 315
Si queréis historia humana
de la dama y el galán
que peregrinando van
por senda segura y llana:
yo lo haré. Pero otra cosa 320
que, por ser alta y sutil,
ponga en confusión a mil:
hoy cesa en verso y en prosa;
y aun las humanas, muy presto,
—fol. 132v→
también las pienso dejar, 325
por no me ver censurar
ni ser a nadie molesto.
Yo fui primero inventor
de la Comedia en Hungría;
que las que primero había 330
eran sin gracia y primor.
Y tras haber enseñado
el estilo que hoy se ve,
y corregido el que fue,
de Vega me he vuelto en Prado; 335
que cuando vengo a tener
fruto de mil escritores,
hay mil que dejan las flores
y andan buscando alcacer.
Es fuerte cosa que intente 340
dar gusto a toda el aldea,
y que un inorante sea
curioso y impertinente.
No quiero tener oficio
que a muchos ha de agradar 345
pudiéndome yo ocupar
en más seguro ejercicio;
que hay hombre que piensa aquí,
y más si entiende un soneto,
que no puede ser discreto, 350
y no dice mal de mí.
Comprar quiero unos antojos
para mirar a lo sabio,
torciendo a lo falso el labio
y encapotando los ojos. 355
A los que merced me han hecho