El misterio de la flauta mágica - Luisa Villar Liébana - E-Book

El misterio de la flauta mágica E-Book

Luisa Villar Liébana

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Beschreibung

El teatro de Villa Cornelia se está preparando para la gran actuación de Paparini, el famoso cantante de ópera. Pero de pronto el público entra en pánico cuando se da cuenta de que alguien ha robado sus joyas durante la actuación. Entonces entran en escena Cloti, la gallina detective, y su asistente Matías Plun, el conejo, para resolver el misterio.A pesar de parecer despistada, en realidad, Cloti es muy observadora e inteligente, gracias a lo cual es capaz de resolver los enigmas y misterios más escalofriantes. ¿Preparados para acompañar a Cloti en otra de sus emocionantes aventuras?-

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Luisa Villar Liébana

El misterio de la flauta mágica

 

Saga

El misterio de la flauta mágica

 

Copyright © 2008, 2021 Luisa Villar Liébana and SAGA Egmont

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788728101094

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

www.sagaegmont.com

Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com

LA FLAUTA MÁGICA

En Villa Cornelia todo estaba preparado para el estreno de La Flauta Mágica, la famosa obra operística. Era la primera vez que se representaba en la Villa y se había creado una gran expectación.

La compañía tenía múltiples compromisos y sólo se había programado una función. Al día siguiente, los cantantes partirían para actuar en otro lugar, por eso, a pesar del mal tiempo anunciado nadie quería perderse el estreno. Todo el mundo deseaba ir al teatro aquella noche.

En la taquilla, hacía días que un cartel anunciaba:

<<Agotadas las localidades>>

 

La expectación era máxima. Sobre todo para ver al gran Paparini, el famosísimo cantante de ópera.

Paparini tenía una garganta privilegiada. Era de los pocos cantantes que daban el do de pecho, incluso cuando no aparecía en la partitura. Nadie se lo quería perder y las damas deseaban comprobar, además, si se trataba de un galán tan apuesto como se decía.

Matías, aficionado al bell canto; la ópera, había conseguido dos entradas, una para él y otra para Cloti. A ella le gustaba la música tecno, pero estaba seguro de que esta vez lo acompañaría.

La llamó por teléfono.

-Aquí la agencia de detectives –respondió Cloti.

-Eh. Corta, que soy Matias –dijo el ayudante.

Le explicó lo de las entradas y le preguntó si lo acompañaría al estreno.

-Es que no sé qué ponerme –dudó la superdetective.

Se citaron en el teatro bien maqueaditos como correspondía al acontecimiento musical. Y esa era la cuestión, precisamente, que Cloti no tenía la clase de ropa elegante que la gente se ponía para asistir a los grandes acontecimientos.

Cloti era una gallina muy especial, la gallina más trepidante del planeta. Parecía despistada, pero en realidad era muy observadora. Siempre lo observaba todo. Y, con su aguda inteligencia era capaz de resolver los enigmas y misterios más escalofriantes.

Tenía una agencia de detective y su ayudante era Matías Plun, enamorado de ella, o eso creía.

-¿Qué me dices de la habitación de los disfraces? –le sugirió el enamorado ayudante.

La agencia contaba con una habitación de los disfraces que utilizaban cuando la investigación de algún caso lo requería. Cloti entró en ella y eligió un vestido largo y escotado a pesar de la nevada que se preveía y caía ya.

Se puso una capa sobre los hombros y un collar de esmeraldas resplandeciente. No era auténtico y se notaba, pero no encontró nada mejor para el escote.

Tampoco encontró los pendientes compañeros del collar, y se puso unos suyos de oro de verdad que guardaba para las ocasiones especiales.

-¡Qué bella estás! –exclamó Matías al verla en la entrada del teatro, el lugar de la cita. Me va a dar un patatús si sigo mirando ese collar de esmeraldas.

-Déjate de pamplinas –le cortó el rollo Cloti-. Se ve a la legua que el collar es falso. Es el de la habitación de los disfraces. Esta noche no te pongas pelma, por favor. Hemos venido para ver al gran Paparini.

Matías notaba que iba a bajarle la moral de un momento a otro. Cloti era a veces algo radical y cortaba sin contemplaciones.

En fin. Así era la vida de los enamorados no correspondidos. Como la suya, siempre con el corazón hecho puré.

Entraron en el teatro entre un montón de gente, todos guapísimos y abrigados con abrigos, capas, abrigos, bufandas y sombreros, y se animó al ver contemplar el ambiente.

¡Qué bonito estaba el teatro! Espléndido, maravilloso. El vestíbulo iluminado, la gente con sus mejores galas y adornos, el ambiente era sensacional.

Matías llevaba un esmoquin nuevo y una capa, cuyos hombros se habían vuelto blancos por la nieve. Y se había perfumado de manera especial.

Dejaron las capas en el guardarropa, entraron en la sala de butacas, y comenzó la ópera.

Las luces se apagaron y una flauta empezó a flotar sobre el escenario en medio de la oscuridad. ¡Oh! ¡Qué atmósfera más misteriosa! Cuando sonaron los primeros compases musicales, en la sala se oyó un suspiro de relajación. Era una música sublime.

Y llegó el momento esperado. ¡La aparición del gran Paparini!

-¡Es realmente guapo! –exclamó Cloti.

El pelo del cantante. color caoba, era abundante, y tenía un gran bigote. ¡Eh! Aquella abundante mata de pelo caoba no era suya, usaba tupé. Bueno. De todas formas resultaba bastante atractivo. Cuando una luz iluminó la flauta, Paparini empezó a cantar, y Cloti se durmió.

Se había dormido tan plácidamente, que Matías tenía miedo de que empezara a roncar.

Llegó el gran momento. Cloti iba a perderse el do de pecho de Paparini.

-¡Eh! –le dio un codazo Matías.

Nada, que no despertaba. Al fin despertó, el cantante dio el do de pecho.

-Dooooooooooooooooooooooooooooo.

Y se volvió a dormir.

-¡Bravo! ¡Bravísimo! ¡Maravilloso! –el teatro se venía abajo de tantos aplausos.

-¡Que lo repita! ¡Que lo repita! –le pedían.

Paparini no lo repitió y el telón bajó, la obra había acabado.

Matías consultó el reloj. Habían pasado dos horas desde que entraron en la sala y Cloti seguía dormida. Para una vez que iba a la ópera se dormía como una marmota.

Los aplausos continuaban, el telón bajó y subió repetidas veces, hasta que poco a poco, la gente fue abandonando la sala.

Antes, Matías había despertado a Cloti.

-Eh, que esto se ha acabado, que nos vamos. Despierta.

Y al fin despertó.

-¡Ah! ¡Qué sueñecito me he echado! No hay nada como venir a la ópera para echarse un buen sueñecito –exclamó la detective recogiendo ya las capas del guardarropa.

-No estoy de acuerdo –se enfadó Matías-. La ópera es uno de los espectáculos más bellos del mundo y te lo has perdido.

-Lo siento. Es que ha durado tan poco.

-Dos horas –puntualizó el ayudante.

A Cloti se le había antojado una función muy corta. Cómo se había quedado dormida…

-Sopa. Te has quedado completamente sopa –le recordó Matías.

-Me alegra haber visto a Paparini –comentó ella-. Es bien guapo. Yo creía que era más viejo, y nada de eso. ¡Qué galán! Está como un queso. Oye Matías, ¿no notas algo?

-Algo como qué –preguntó el ayudante todavía enfadado.

Cloti no sabía qué era exactamente, pero había notado algo raro, aunque seguramente no se trataría de nada, debía de estar grogui de tanto dormir.

Matías la acompañó a su casa.

-Esto…, estoy pensando que tú y yo haríamos una buena pareja –dijo despidiéndose ante la verja del jardín.