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- Herausgeber: SAGA Egmont
- Kategorie: Für Kinder und Jugendliche
- Sprache: Spanisch
- Veröffentlichungsjahr: 2022
Villa Cornelia es un lugar apacible y seguro para las gallinas. Hasta que un día, una de ellas se da cuenta de que alguien ha reemplazado uno de los huevos que estaba empollando por otro huevo... pero de oro. Y no es la única gallina a la que le sucede este hecho tan singular. La gallina Cloti, que además de detective es la gallina más trepidante del planeta, se pondrá a investigar inmediatamente.A pesar de parecer despistada, en realidad, Cloti es muy observadora e inteligente, gracias a lo cual es capaz de resolver los enigmas y misterios más escalofriantes. ¿Preparados para acompañar a Cloti en otra de sus emocionantes aventuras?-
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Seitenzahl: 38
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Luisa Villar Liébana
El misterio de los huevos de oro
Saga
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Copyright © 2008, 2021 Luisa Villar Liébana and SAGA Egmont
All rights reserved
ISBN: 9788728101070
1st ebook edition
Format: EPUB 3.0
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Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com
Un Huevo de Oro
Villa Cornelia era un lugar apacible.
El mundo de las gallinas y sus vecinos era tranquilo y apacible, y en Villa Cornelia la vida transcurría apacible y sosegada. Especialmente en verano, cuando muchos de sus habitantes se iban de vacaciones.
Aunque, precisamente en verano, ocurrieron los sucesos del <<huevo de oro>>.
En el barrio de La Granja, las gallinas mayores se pasaban durmiendo la mayor parte del día, los jóvenes se bañaban en la piscina, y los pollos veteranos picoteaban en el suelo según una antigua afición, así se divertían.
Los días transcurrían felices, hasta que a la señora Ruth le ocurrió algo muy extraño.
Había empollado en su cesta cinco hermosos huevos durante veintiún días, ni uno más ni uno menos, como correspondía. Y llegó la hora de la eclosión, la hora en que los pollitos rompen el huevo con sus picos y salen al mundo.
La señora Ruth esperaba el gran momento, deseosa de ver aparecer a sus cinco pollitos.
No sólo ella, toda la familia observaba la cesta en silencio, esperando ver como cinco nuevos y pequeños miembros, rompían el cascarón y abrían los ojos al mundo.
Sólo que no aparecieron cinco, sino cuatro, el quinto huevo no se rompió, y el bebé polluelo no salió.
Esperaron durante un buen rato observándolo y observándolo, hasta que comprendieron que nada saldría de él. La gallina Dora, prima de la señora Ruth, lo tomó entre sus manos y se dio cuenta de que no era como los demás, pesaba demasiado.
No sólo ocurrió esto.
Buscando en el armario unas toallas para los bebés recién nacidos, Dora encontró una nota que decía:
Señora Ruth: deje el huevo en la cesta, en la habitación
donde está, y no hable de ello con nadie. Si habla no verá a su
polluelo. Si sigue mis instrucciones, en dos semanas, antes de que
los pollitos nazcan, volverá a tener en casa su huevo, y yo me
llevaré el mío.
Obviamente alguien había cambiado un huevo por otro. La familia se alborotó. Pensaron denunciar el extraño asunto, mas decidieron no hacerlo para no poner en peligro la vida del pollito. No sabían quien estaba detrás de aquello, ni lo que podía suceder.
La nota hablaba de devolver el huevo antes de que los pollitos nacieran. Pues bien, ya habían nacido y el quinto huevo no estaba en la cesta. El que se lo había llevado no había cumplido su palabra. La señora Ruth se sintió tan angustiada que pidió que llamaran a Cloti.
Cloti era una gallina muy especial, la gallina más trepidante del planeta.
Parecía despistada pero, en realidad, era muy observadora. Su mente lo analizaba todo. Y, con su aguda inteligencia, era capaz de resolver los enigmas y misterios más escalofriantes.
Era delgada y esbelta, y tenía grandes ojos negros. En verano vestía pantalón vaquero y camiseta, lo más cómodo para el trabajo, se peinaba con las plumas cortas y un remolino en el flequillo.
Y, aunque no era demasiado presumida, nunca le faltaba su adorno preferido: un par de pendientes.
Se presentó en casa de la señora Ruth, y observó el huevo.
Era blanco, por eso todos lo habían confundido con uno de los otros.
Cloti no lo confundió, a ella no se le escapaba ningún detalle. Se dio cuenta de que no sólo pesaba demasiado, también brillaba más de la cuenta. El color blanco podía ser una capa de pintura o esmalte. No se equivocó. Rascó la capa blanca, y debajo apareció un brillo dorado. Cloti llegó a la conclusión de que se trataba de un huevo de oro.
-Es de oro –dijo.
El asunto era sorprendente.
Hasta las gallinas más viejas de la familia quedaron alucinadas. Nunca en su larga vida habían visto algo así. La pobre Ruth había estado empollando un huevo de oro.
