El vaquero de Moraña - Lope de Vega - E-Book

El vaquero de Moraña E-Book

Лопе де Вега

0,0

Beschreibung

El vaquero de Moraña es una comedia teatral del autor Lope de Vega. En la línea de las comedias palatinas del Siglo de Oro Español, se articula en torno a una serie de enredos contados en tono desenfadado.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 102

Veröffentlichungsjahr: 2020

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Lope de Vega

El vaquero de Moraña

 

Saga

El vaquero de MorañaCopyright © 1603, 2020 Lope de Vega and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726617405

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

HABLAN EN ELLA LAS PERSONAS SIGUIENTES

CONDE DE SALDAÑA FERNANDO, [guarda] ÍÑIGO VELASCO LUCINDA, pastora ARSINO, pastor DON FERNANDO, [caballero viejo] DOÑA ANA, su hija MARINA, Infanta CELIO, criado DON BERMUDO, Rey de León CONDE DE CASTILLA RODULFO, criado UN SECRETARIO TIRRENO, villano gracioso DON FÉLIX UN SOLDADO DON JUAN UN CAPITÁN UN ALFÉREZ [DOS CAZADORES]

El Conde de Saldaña actúa también de Antón.

Acto I

Sale el CONDE DE SALDAÑA con prisiones, y salen FERNANDO, ÍÑIGO y VELASCO, guardas.

 

CONDE

¿Que está el Rey tan enojado?

 

ÍÑIGO

Conde, ¿no tiene razón,

si a su hermana habéis gozado?

Doblado os han la prisión.

 

FERNANDO

5

Las guardas os han doblado.

 

VELASCO

Yo pienso que vuestra muerte

se acerca.

 

CONDE

Es mancebo fuerte,

y aunque Rey, no imita a Dios.

 

ÍÑIGO

En tratándole de vos,

10

fuego por los ojos vierte.

 

CONDE

Íñigo, si no perdona

un Rey cuando amor me obliga,

¿qué laurel le galardona?

 

ÍÑIGO

Conde, un rey que no castiga,

15

mucho tiembla la corona.

 

CONDE

Un delito por amor

merece ser perdonado.

 

ÍÑIGO

No se castiga el error,

que el amor ha disculpado,

20

sino del Rey el honor.

 

CONDE

Cáseme, que bien merezco

a su hermana.

 

ÍÑIGO

No lo hará;

de buena parte os ofrezco

que el Rey enojado está.

 

CONDE

25

Injustamente padezco.

Si le igualo y le ofendí,

ya con esto satisfago,

dándole su honor en mí,

que muerto, menos le pago

30

lo que vivo recibí.

 

FERNANDO

Después que en el monasterio

metió el Rey a doña Elvira,

precia vuestro cautiverio.

 

CONDE

La vil venganza y la ira

35

son indignas del imperio.

Y qué, ¿es ya monja?

 

FERNANDO

Sí;

esta mañana lo oí

al capitán de la guarda.

Conde pues ya mi sentencia tarda

40

si a doña Elvira perdí.

 

FERNANDO

Tened, buen Conde, sosiego;

que el tiempo acaba la injuria,

al castigo aplaca el ruego;

cometa es del Rey la furia,

45

resplandece y muere luego.

Vos gozaréis vuestra prenda

con mucho amor y amistad.

Sale un CRIADO con una fuente y un panecillo en ella, y dentro de él un papel, y un cuchillo, y una caja de conserva, y un paño de manos.

 

ÍÑIGO

¿Qué es aquesto?

 

CRIADO

La merienda

del Conde.

 

ÍÑIGO

En buen hora entrad.

 

CRIADO

50

¡Oh, quiera Dios que lo entienda!

 

CONDE

Vete, Mendoza, allá afuera,

que no lo quiero.

 

CRIADO

Señor,

mira que te importa.

 

ÍÑIGO

Espera,

veré lo que es.

 

CRIADO

¡Gran rigor!

 

ÍÑIGO

55

Cualquier cosa os altera.

 

CRIADO

Esa es una caja.

 

ÍÑIGO

Bien.

 

CRIADO

Y ese un panecillo entero.

 

ÍÑIGO

¿Traes cuchillo?

 

CRIADO

Sí, también.

 

ÍÑIGO

Consentirlo esta vez quiero;

60

otra vez no se lo den,

ya saben que está mandado.

 

CONDE

Muestra, comeré un bocado.

Toma el panecillo, y ve el papel, diciendo.

¡Cielo!

 

CRIADO

Te encargo el secreto.

 

CONDE

Entretenlos.

 

CRIADO

Yo os prometo

65

que traigo vino extremado.

 

ÍÑIGO

No quiere el Conde beber.

 

FERNANDO

Si él no bebe, a la redoma

le digo mi parecer.

 

CRIADO

Que beba o no beba, toma,

70

que afuera hay bien que comer.

Lee el papel el CONDE.

 

CONDE

“El Rey te quiere cortar

la cabeza. Intenta dar

a las guardas este vino,

cuyo efecto peregrino

75

enloquece hasta matar,

por poco que beban de él.

Sal del castillo seguro;

caballos hay junto al muro.

Don Juan, tu amigo fiel,

80

los mandó poner, te juro.”

¿No beben los camaradas?

 

CRIADO

Aguardan a que tú bebas.

 

CONDE

Siempre, Mendoza, me enfadas,

cuando tengo malas nuevas,

85

con comidas excusadas.

Beban por amor de mí

los amigos, y traerás

agua para mí.

 

CRIADO

Eso sí,

y tendrás que llorar más.

 

ÍÑIGO

90

Yo bebo y te brindo a ti.

 

CONDE

¡Ah, cielo! ¡De mí te duele!

Si en el peligro mayor

mostrarse tu piedad suele,

aligera mi temor

95

para que alentado vuele.

 

FERNANDO

Tu ayuda estoy esperando.

 

ÍÑIGO

Pruébalo, ¡por Dios!, Fernando;

verás un licor divino.

 

FERNANDO

Basta saber que es divino

100

y que le estoy esperando.

 

CONDE

¡Mendoza!

 

CRIADO

¡Señor!

 

CONDE

¿Es cierto

que esto vuelve un hombre loco?

 

ÍÑIGO

De que es sin duda te advierto.

 

CONDE

¿Cómo, bebiendo tan poco,

105

puede hacer tan grande efecto?

 

FERNANDO

Bebed dos tragos, Velasco.

 

VELASCO

¡No trajérades un frasco,

y no aquesta gota sola!

 

FERNANDO

¡Qué bien el vino enarbola!

 

VELASCO

110

¡Bravamente alegra el casco!

Empiezan a estar borrachos.

¡Oh, cómo me arde la testa!

 

ÍÑIGO

Todo el mundo se me anda.

 

CONDE

Ya la furia manifiesta.

 

FERNANDO

Háganme una cama blanda

115

en medio de esta floresta.

 

VELASCO

Tráiganme un caballo a mí.

 

ÍÑIGO

Yo soy el Gran Taborlán.

 

FERNANDO

Yo el Gran Turco.

 

VELASCO

Yo el Sofí.

 

CONDE

¡Buenos, por mi vida, van!

 

CRIADO

120

¡Huye, señor!

 

CONDE

Ven tras mí.

Huyen el CONDE y el CRIADO.

 

ÍÑIGO

Ninguna cosa está queda

de cuantas miro en el mundo;

todo anda, todo rueda.

 

FERNANDO

¡Oh, laberinto profundo!

125

Si más entra, más se enreda.

¡Qué bravamente ha llovido!

¡Deslizadero está el suelo!

 

ÍÑIGO

Por no sembrar, me he perdido;

arrebol hay en el cielo,

130

los planetas han reñido.

Que cuando Marte se enoja,

mata cuantos se le antoja,

pues que si acaso la luna

padece humedad alguna,

135

todo lo pudre y remoja.

 

VELASCO

Siempre fue floja de orina.

 

FERNANDO

Mas detenido está el sol.

 

VELASCO

Échenle una melecina.

 

ÍÑIGO

Venus se pone alcohol,

140

Mercurio es una gallina.

 

VELASCO

¿Cuál es más fiero animal?

 

ÍÑIGO

La mujer.

 

FERNANDO

No dice mal.

 

VELASCO

¿Y tras la mujer?

 

ÍÑIGO

El vino.

 

VELASCO

¿Y más sabroso?

 

ÍÑIGO

El tocino

145

asado, magro y sin sal.

 

VELASCO

Y ¿qué fue lo que pasó

con Medoro? ¿Algún Roldán?

 

ÍÑIGO

Quejose que le tomó

de las alforjas un pan,

150

cuando por Francia pasó.

 

VELASCO

Yo lo oí de otra manera,

que diz que en un bodegón

le derribó la espetera,

que era en aquella ocasión,

155

angélica, mondonguera.

Mal hizo en se lo pagar.

 

ÍÑIGO

Por eso pasó la mar

y se revolvió en París.

Salen el CAPITÁN de la guarda y el SECRETARIO.

 

CAPITÁN

¡Qué sesuda gente oís!

 

ÍÑIGO

160

Bien podéis, señor, entrar.

 

CAPITÁN

¿Cómo las puertas tenéis

abiertas? ¿Qué es del portero?

 

ÍÑIGO

Ahí está ya, ¿no le veis?

 

CAPITÁN

¿Qué es del Conde, majadero?

 

FERNANDO

165

¿Quién sois, que el Conde queréis?

 

SECRETARIO

¿Al Capitán de la guarda

desconoces?

 

VELASCO

Ansí, aguarda.

¿Y tú?

 

SECRETARIO

Soy el Secretario.

 

VELASCO

Que llevéis es necesario,

170

silla el uno, el otro albarda.

 

SECRETARIO

Capitán, locos están.

 

CAPITÁN

Sin duda dado les han

algo, pues que no parece

don Manrique.

 

VELASCO

Aquí se ofrece

175

a buen tiempo el Capitán.

Vámonos a ser soldados.

 

CAPITÁN

Son hidalgos, son honrados;

la traición del Conde ha sido.

Todos han enloquecido.

 

SECRETARIO

180

No merecen ser culpados.

Bien, le notificaré

la sentencia.

 

CAPITÁN

Aquestos llevo

al Rey. ¡Ay, traidor sin fe!,

pero culparle no debo.

 

SECRETARIO

185

A gran ocasión se fue.

 

VELASCO

¿Dónde llevan a Fernando?

 

FERNANDO

A la guerra.

 

CAPITÁN

Entrad callando.

 

ÍÑIGO

Hablad muy bajo con ella,

que es Angélica la bella.

 

FERNANDO

190

Yo soy Medoro.

 

VELASCO

Yo Orlando.

Vanse. Salen el REY DON BERMUDO de León, y RODULFO, criado.

 

REY

¿Por dónde o cómo se ha ido

del monasterio mi hermana?

 

RODULFO

Culpa de la guarda ha sido;

falta desde esta mañana.

 

REY

195

Pierdo, Rodulfo, el sentido.

 

RODULFO

Por las tapias de la huerta

se tiene por cosa cierta

que la sacaron amigos

del Conde.

 

REY

¡Ay, cielos testigos!

200

¿No estuviera mejor muerta?

Si la piedad, que es tan justa

en el pecho de los reyes,

no diera venganza injusta...

 

RODULFO

Hay mucha sangre en la leyes;

205

de ella, el que es tirano gusta.

Mejor has hecho, señor.

 

REY

Yo haré en el Conde rigor

de la sentencia más fuerte.

 

RODULFO

¿Qué más que darle la muerte

210

por un delito de amor?

Ya le habrán notificado

la sentencia.

 

REY

¡Vive Dios,

que ha de ser hoy degollado!

Y de no lo estar los dos,

215

culpo al Consejo de Estado.

Haz que desde la prisión

le saquen luego a la plaza.

“¡Por traidor!” diga el pregón.

 

RODULFO

Si tu enojo le amenaza,

220

tu piedad le da el perdón.

 

REY

Rodulfo, nunca resistas

a un rey con razón airado.

 

RODULFO

Antes con toda tu furia

soy a decirte obligado

225

que de tu enojo desistas.

 

REY

Para no hablar a mi gusto,

no estés cerca de los reyes,

aunque te precies de justo,

que sé también que no hay leyes

230

de darle a reyes disgusto.

Pensaré, pues que te vas,

que eres amigo del Conde.

 

RODULFO

No le quise mal jamás,

pero tu ofensa responde

235

que no le he de tratar más.

Salen el CAPITÁN y el SECRETARIO.

 

CAPITÁN

El Conde, excelso Rey, dando a las guardas

veneno, con que ha vuelto su jüicio,

favorecido de don Juan, su amigo,

a la raya camina de Castilla.

 

REY

240

¿Qué dices?

 

CAPITÁN

Lo que pasa.

 

SECRETARIO

Cuando entraba

para notificarle la sentencia,

hallé las guardas locas, y las puertas

abiertas del castillo; y dicen muchos

que en la cava, o el foso de la torre,

245

el portero se ha visto despeñado;

y que unos labradores que segaban,

vieron al Conde en un caballo huyendo,

la cadena del pie sobre el estribo,

y don Juan a su lado.

 

REY

¿Quién?

 

SECRETARIO

Su primo.

 

REY

250

¿Puédese esto sufrir? ¿Habrá cordura

en un pecho real para que muera

con modestia entre tanto agravio y daño?

¿Qué dice mi hermana?

 

CAPITÁN

Que ya es ida.

Escribe a León desde Castilla luego,

255

que no acoja en su tierra a don Manrique.

 

RODULFO

¿Qué importa, si se pasa a la del Moro?

Lo que importa es seguille. Salgan luego

cien hombres de León, que no es posible

que no le alcancen antes de la raya.

 

CAPITÁN

260

Yo le traeré.

 

RODULFO

Podrás si al viento igualas.

 

CAPITÁN

¿Es ave el Conde?

 

RODULFO

Diole amor sus alas.

Vanse. Salen LUCINDA y ARSINO, pastores.

 

ARSINO

Mucho se tarda Tirreno

en venir de la ciudad.

 

LUCINDA

No temas, que, a la verdad,

265

habrá dormido al sereno.

Él tiene allá sabidos.

 

ARSINO

Malicia es tuya.

 

LUCINDA

¿Por qué?

¿No ha tres días que se fue,

y andan los bueyes perdidos?

 

ARSINO

270

Y tú, ¿qué menos entre ellos?

 

LUCINDA

¿Soy yo vaca?

 

ARSINO

Eres mujer.

 

LUCINDA

Y aun por eso, he de temer

de ir por el prado con ellos.

Como conocen mi mengua,

275

no hay novillo que responda

ni al rüido de mi honda,

ni a los silbos de mi lengua.

Como ya me han quillotrado,

no es más hablar con un buey

280

que si hablase con un rey

cuando está repantigado.

 

ARSINO

A la he, que sé mejor

que no tú por qué lo has hecho.

 

LUCINDA

¿Por qué?

 

ARSINO

Porque en ese pecho