Erhalten Sie Zugang zu diesem und mehr als 300000 Büchern ab EUR 5,99 monatlich.
El vaquero de Moraña es una comedia teatral del autor Lope de Vega. En la línea de las comedias palatinas del Siglo de Oro Español, se articula en torno a una serie de enredos contados en tono desenfadado.
Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:
Seitenzahl: 102
Veröffentlichungsjahr: 2020
Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:
Lope de Vega
Saga
El vaquero de MorañaCopyright © 1603, 2020 Lope de Vega and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726617405
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
El Conde de Saldaña actúa también de Antón.
Sale el CONDE DE SALDAÑA con prisiones, y salen FERNANDO, ÍÑIGO y VELASCO, guardas.
CONDE
¿Que está el Rey tan enojado?
ÍÑIGO
Conde, ¿no tiene razón,
si a su hermana habéis gozado?
Doblado os han la prisión.
FERNANDO
5
Las guardas os han doblado.
VELASCO
Yo pienso que vuestra muerte
se acerca.
CONDE
Es mancebo fuerte,
y aunque Rey, no imita a Dios.
ÍÑIGO
En tratándole de vos,
10
fuego por los ojos vierte.
CONDE
Íñigo, si no perdona
un Rey cuando amor me obliga,
¿qué laurel le galardona?
ÍÑIGO
Conde, un rey que no castiga,
15
mucho tiembla la corona.
CONDE
Un delito por amor
merece ser perdonado.
ÍÑIGO
No se castiga el error,
que el amor ha disculpado,
20
sino del Rey el honor.
CONDE
Cáseme, que bien merezco
a su hermana.
ÍÑIGO
No lo hará;
de buena parte os ofrezco
que el Rey enojado está.
CONDE
25
Injustamente padezco.
Si le igualo y le ofendí,
ya con esto satisfago,
dándole su honor en mí,
que muerto, menos le pago
30
lo que vivo recibí.
FERNANDO
Después que en el monasterio
metió el Rey a doña Elvira,
precia vuestro cautiverio.
CONDE
La vil venganza y la ira
35
son indignas del imperio.
Y qué, ¿es ya monja?
FERNANDO
Sí;
esta mañana lo oí
al capitán de la guarda.
Conde pues ya mi sentencia tarda
40
si a doña Elvira perdí.
FERNANDO
Tened, buen Conde, sosiego;
que el tiempo acaba la injuria,
al castigo aplaca el ruego;
cometa es del Rey la furia,
45
resplandece y muere luego.
Vos gozaréis vuestra prenda
con mucho amor y amistad.
Sale un CRIADO con una fuente y un panecillo en ella, y dentro de él un papel, y un cuchillo, y una caja de conserva, y un paño de manos.
ÍÑIGO
¿Qué es aquesto?
CRIADO
La merienda
del Conde.
ÍÑIGO
En buen hora entrad.
CRIADO
50
¡Oh, quiera Dios que lo entienda!
CONDE
Vete, Mendoza, allá afuera,
que no lo quiero.
CRIADO
Señor,
mira que te importa.
ÍÑIGO
Espera,
veré lo que es.
CRIADO
¡Gran rigor!
ÍÑIGO
55
Cualquier cosa os altera.
CRIADO
Esa es una caja.
ÍÑIGO
Bien.
CRIADO
Y ese un panecillo entero.
ÍÑIGO
¿Traes cuchillo?
CRIADO
Sí, también.
ÍÑIGO
Consentirlo esta vez quiero;
60
otra vez no se lo den,
ya saben que está mandado.
CONDE
Muestra, comeré un bocado.
Toma el panecillo, y ve el papel, diciendo.
¡Cielo!
CRIADO
Te encargo el secreto.
CONDE
Entretenlos.
CRIADO
Yo os prometo
65
que traigo vino extremado.
ÍÑIGO
No quiere el Conde beber.
FERNANDO
Si él no bebe, a la redoma
le digo mi parecer.
CRIADO
Que beba o no beba, toma,
70
que afuera hay bien que comer.
Lee el papel el CONDE.
CONDE
“El Rey te quiere cortar
la cabeza. Intenta dar
a las guardas este vino,
cuyo efecto peregrino
75
enloquece hasta matar,
por poco que beban de él.
Sal del castillo seguro;
caballos hay junto al muro.
Don Juan, tu amigo fiel,
80
los mandó poner, te juro.”
¿No beben los camaradas?
CRIADO
Aguardan a que tú bebas.
CONDE
Siempre, Mendoza, me enfadas,
cuando tengo malas nuevas,
85
con comidas excusadas.
Beban por amor de mí
los amigos, y traerás
agua para mí.
CRIADO
Eso sí,
y tendrás que llorar más.
ÍÑIGO
90
Yo bebo y te brindo a ti.
CONDE
¡Ah, cielo! ¡De mí te duele!
Si en el peligro mayor
mostrarse tu piedad suele,
aligera mi temor
95
para que alentado vuele.
FERNANDO
Tu ayuda estoy esperando.
ÍÑIGO
Pruébalo, ¡por Dios!, Fernando;
verás un licor divino.
FERNANDO
Basta saber que es divino
100
y que le estoy esperando.
CONDE
¡Mendoza!
CRIADO
¡Señor!
CONDE
¿Es cierto
que esto vuelve un hombre loco?
ÍÑIGO
De que es sin duda te advierto.
CONDE
¿Cómo, bebiendo tan poco,
105
puede hacer tan grande efecto?
FERNANDO
Bebed dos tragos, Velasco.
VELASCO
¡No trajérades un frasco,
y no aquesta gota sola!
FERNANDO
¡Qué bien el vino enarbola!
VELASCO
110
¡Bravamente alegra el casco!
Empiezan a estar borrachos.
¡Oh, cómo me arde la testa!
ÍÑIGO
Todo el mundo se me anda.
CONDE
Ya la furia manifiesta.
FERNANDO
Háganme una cama blanda
115
en medio de esta floresta.
VELASCO
Tráiganme un caballo a mí.
ÍÑIGO
Yo soy el Gran Taborlán.
FERNANDO
Yo el Gran Turco.
VELASCO
Yo el Sofí.
CONDE
¡Buenos, por mi vida, van!
CRIADO
120
¡Huye, señor!
CONDE
Ven tras mí.
Huyen el CONDE y el CRIADO.
ÍÑIGO
Ninguna cosa está queda
de cuantas miro en el mundo;
todo anda, todo rueda.
FERNANDO
¡Oh, laberinto profundo!
125
Si más entra, más se enreda.
¡Qué bravamente ha llovido!
¡Deslizadero está el suelo!
ÍÑIGO
Por no sembrar, me he perdido;
arrebol hay en el cielo,
130
los planetas han reñido.
Que cuando Marte se enoja,
mata cuantos se le antoja,
pues que si acaso la luna
padece humedad alguna,
135
todo lo pudre y remoja.
VELASCO
Siempre fue floja de orina.
FERNANDO
Mas detenido está el sol.
VELASCO
Échenle una melecina.
ÍÑIGO
Venus se pone alcohol,
140
Mercurio es una gallina.
VELASCO
¿Cuál es más fiero animal?
ÍÑIGO
La mujer.
FERNANDO
No dice mal.
VELASCO
¿Y tras la mujer?
ÍÑIGO
El vino.
VELASCO
¿Y más sabroso?
ÍÑIGO
El tocino
145
asado, magro y sin sal.
VELASCO
Y ¿qué fue lo que pasó
con Medoro? ¿Algún Roldán?
ÍÑIGO
Quejose que le tomó
de las alforjas un pan,
150
cuando por Francia pasó.
VELASCO
Yo lo oí de otra manera,
que diz que en un bodegón
le derribó la espetera,
que era en aquella ocasión,
155
angélica, mondonguera.
Mal hizo en se lo pagar.
ÍÑIGO
Por eso pasó la mar
y se revolvió en París.
Salen el CAPITÁN de la guarda y el SECRETARIO.
CAPITÁN
¡Qué sesuda gente oís!
ÍÑIGO
160
Bien podéis, señor, entrar.
CAPITÁN
¿Cómo las puertas tenéis
abiertas? ¿Qué es del portero?
ÍÑIGO
Ahí está ya, ¿no le veis?
CAPITÁN
¿Qué es del Conde, majadero?
FERNANDO
165
¿Quién sois, que el Conde queréis?
SECRETARIO
¿Al Capitán de la guarda
desconoces?
VELASCO
Ansí, aguarda.
¿Y tú?
SECRETARIO
Soy el Secretario.
VELASCO
Que llevéis es necesario,
170
silla el uno, el otro albarda.
SECRETARIO
Capitán, locos están.
CAPITÁN
Sin duda dado les han
algo, pues que no parece
don Manrique.
VELASCO
Aquí se ofrece
175
a buen tiempo el Capitán.
Vámonos a ser soldados.
CAPITÁN
Son hidalgos, son honrados;
la traición del Conde ha sido.
Todos han enloquecido.
SECRETARIO
180
No merecen ser culpados.
Bien, le notificaré
la sentencia.
CAPITÁN
Aquestos llevo
al Rey. ¡Ay, traidor sin fe!,
pero culparle no debo.
SECRETARIO
185
A gran ocasión se fue.
VELASCO
¿Dónde llevan a Fernando?
FERNANDO
A la guerra.
CAPITÁN
Entrad callando.
ÍÑIGO
Hablad muy bajo con ella,
que es Angélica la bella.
FERNANDO
190
Yo soy Medoro.
VELASCO
Yo Orlando.
Vanse. Salen el REY DON BERMUDO de León, y RODULFO, criado.
REY
¿Por dónde o cómo se ha ido
del monasterio mi hermana?
RODULFO
Culpa de la guarda ha sido;
falta desde esta mañana.
REY
195
Pierdo, Rodulfo, el sentido.
RODULFO
Por las tapias de la huerta
se tiene por cosa cierta
que la sacaron amigos
del Conde.
REY
¡Ay, cielos testigos!
200
¿No estuviera mejor muerta?
Si la piedad, que es tan justa
en el pecho de los reyes,
no diera venganza injusta...
RODULFO
Hay mucha sangre en la leyes;
205
de ella, el que es tirano gusta.
Mejor has hecho, señor.
REY
Yo haré en el Conde rigor
de la sentencia más fuerte.
RODULFO
¿Qué más que darle la muerte
210
por un delito de amor?
Ya le habrán notificado
la sentencia.
REY
¡Vive Dios,
que ha de ser hoy degollado!
Y de no lo estar los dos,
215
culpo al Consejo de Estado.
Haz que desde la prisión
le saquen luego a la plaza.
“¡Por traidor!” diga el pregón.
RODULFO
Si tu enojo le amenaza,
220
tu piedad le da el perdón.
REY
Rodulfo, nunca resistas
a un rey con razón airado.
RODULFO
Antes con toda tu furia
soy a decirte obligado
225
que de tu enojo desistas.
REY
Para no hablar a mi gusto,
no estés cerca de los reyes,
aunque te precies de justo,
que sé también que no hay leyes
230
de darle a reyes disgusto.
Pensaré, pues que te vas,
que eres amigo del Conde.
RODULFO
No le quise mal jamás,
pero tu ofensa responde
235
que no le he de tratar más.
Salen el CAPITÁN y el SECRETARIO.
CAPITÁN
El Conde, excelso Rey, dando a las guardas
veneno, con que ha vuelto su jüicio,
favorecido de don Juan, su amigo,
a la raya camina de Castilla.
REY
240
¿Qué dices?
CAPITÁN
Lo que pasa.
SECRETARIO
Cuando entraba
para notificarle la sentencia,
hallé las guardas locas, y las puertas
abiertas del castillo; y dicen muchos
que en la cava, o el foso de la torre,
245
el portero se ha visto despeñado;
y que unos labradores que segaban,
vieron al Conde en un caballo huyendo,
la cadena del pie sobre el estribo,
y don Juan a su lado.
REY
¿Quién?
SECRETARIO
Su primo.
REY
250
¿Puédese esto sufrir? ¿Habrá cordura
en un pecho real para que muera
con modestia entre tanto agravio y daño?
¿Qué dice mi hermana?
CAPITÁN
Que ya es ida.
Escribe a León desde Castilla luego,
255
que no acoja en su tierra a don Manrique.
RODULFO
¿Qué importa, si se pasa a la del Moro?
Lo que importa es seguille. Salgan luego
cien hombres de León, que no es posible
que no le alcancen antes de la raya.
CAPITÁN
260
Yo le traeré.
RODULFO
Podrás si al viento igualas.
CAPITÁN
¿Es ave el Conde?
RODULFO
Diole amor sus alas.
Vanse. Salen LUCINDA y ARSINO, pastores.
ARSINO
Mucho se tarda Tirreno
en venir de la ciudad.
LUCINDA
No temas, que, a la verdad,
265
habrá dormido al sereno.
Él tiene allá sabidos.
ARSINO
Malicia es tuya.
LUCINDA
¿Por qué?
¿No ha tres días que se fue,
y andan los bueyes perdidos?
ARSINO
270
Y tú, ¿qué menos entre ellos?
LUCINDA
¿Soy yo vaca?
ARSINO
Eres mujer.
LUCINDA
Y aun por eso, he de temer
de ir por el prado con ellos.
Como conocen mi mengua,
275
no hay novillo que responda
ni al rüido de mi honda,
ni a los silbos de mi lengua.
Como ya me han quillotrado,
no es más hablar con un buey
280
que si hablase con un rey
cuando está repantigado.
ARSINO
A la he, que sé mejor
que no tú por qué lo has hecho.
LUCINDA
¿Por qué?
ARSINO
Porque en ese pecho