Fornos - Salvador Rueda - E-Book

Fornos E-Book

Salvador Rueda

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Beschreibung

Fornos es un largo poema estructurado en seis cantos del autor Salvador Rueda. En él apreciamos las potentes imágenes sensoriales a las que gusta de acudir Rueda, así como sus tendencias modernistas, dentro de un hilo conductor con tintes autobiográficos que refleja de manera lírica la época del autor en Madrid.

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Seitenzahl: 42

Veröffentlichungsjahr: 2021

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Salvador Rueda

Fornos

POEMA EN SEIS CANTOS

a la juventud PRECIO: UNA PESETA

Saga

Fornos

 

Copyright © 1896, 2021 SAGA Egmont

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788726660241

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.

 

www.sagaegmont.com

Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com

Eestimonio de afecto y admiración á mi ilustre amigo y paisano el Ilustrísimo Dr. D. Rafael Conde y Luque.

Salvador.

ADVERTENCIA

Titulo Fornos este poema, porque esa palabra ha venido á ser en España algo así como un sinónimo de El Café, y porque, además, es

eufónica y simpática para mi oído y la creo digna de titular una obra de arte. Y ahí acaba toda la relación que tiene mi poema con el más brillante café de Madrid y de España, toda vez que el público de mi obra no es el de ningún establecimiento determinado: es el público en general.

Acaso el lector encuentre un poco extremado algún pasaje de este poema: es recurso puesto con plena conciencia mía, toda vez que estoy persuadido de que en Madrid hay grandes centros de inteligencia, de ilustración, de virtud, de caridad; pero he creído necesario dar más sombra que luz á esta producción, para que el grito de alarma sea mayor. Si en algo contribuyo á hacer que se vaya extinguiendo el vicio nacional que combato, se verá satisfecha la única aspiración que tuve al escribir este poema.

FORNOS.

CANTO PRIMERO

Metido entre las sábanas del lecho,

no presa del ensueño ó del marasmo,

sino mirando, pensativo, al techo

y latiendo de vida y de entusiasmo,

Julio Olivares, licenciado en leyes,

que emprenderá á la aurora su viaje

hacia Madrid, estancia de los reyes,

para investirse de doctor el traje,

ardiendo en juvenil desasosiego,

ya vivir en la corte se imagina,

siendo competidor, por lo elocuente,

de Cicerón, el águila latina,

y de un fingido tribunal enfrente

que para oirlo en su discurso calla,

pausado se incorpora y lanza luego

una oración de cláusulas de fuego

que tienen el zumbar de la metralla.

A la luz de una lámpara de rosa,

mientras forma el discurso imaginario

el orador de frase esplendorosa,

vese el torso del joven solitario

que se destaca en curva poderosa,

bajo la cual, la sangre como un río

corre del corazón cual de una fuente,

y denota el tremendo poderío

del organismo sólido y valiente.

Mueve Julio los brazos afanosos

al lanzar las hipérboles doradas

y los vivos apóstrofes briosos

que llegan sólo á oir las almöhadas,

y es tan grande su ardiente fantasía

que, aunque solo, contempla las tribunas;

al acusado con la faz sombría;

á las damas copiadas en las lunas

de que él puebla el salón abrillantado¡

al juez ensimismado

con birrete de rico terciopelo

que escucha al orador sugestionado,

cuando pide exaltado

justicia y bien al tribunal del cielo;

la ansiosa muchedumbre

en el salón atónita y suspensa

escuchando tronar en la defensa

la oratoria de párrafos de lumbre:

todo lo evoca Julio en su deseo,

las mesas, el estrado, el rey, el solio,

y se siente un magnífico Tirteo

digno del consagrado Capitolio.

Y es que lleva Olivares en las venas

la elocuencia española rutilante

con sus figuras de esplendores llenas,

y de su acento la armonía brava

era de esas imágenes compendio,

relámpagos sublimes que lanzaba

de entre las llamas de su propio incendio.

¡Hoguera eran sus ímpetus! La gloria

mirándole de lejos, le tendía

sus alas de colores rutilantes;

—«¡Acércame tu frente!» —le decía,

y él, al oir su acento, estremecía

como un arpa sus músculos vibrantes.

Nunca tuvo el mancebo novia alguna,

como no fuera el idëal ardiente

de hacerse proclamar en la tribuna,

con su palabra, espíritu eminente.

Era uno de esos seres portentosos

que pronto de la fama se hacen dueños,

que sólo son artistas prodigiosos

y encastillados viven en sus sueños.

Bajo del sol de su abrasada tierra,

al nacer, infundióle bizarría

y aliento generoso cuanto encierra

la savia de la noble Andalucía.

La vid dió á sus arterias ardimiento;

al canto inclinación, los ruiseñores;

diafanidad al alma, el firmamento;

los jardines, amor á los colores;

y dió á todo su ser resplandecencia

el sol, que fué su frente trasporando

y le encendió la luz de la elocuencia.

¡Sagrado joven! En el pecho graba

dos lemas con pasión: familia y gloria;

sacrificó su padre la fortuna,

la mísera fortuna por la historia

que aguarde á Julio alzando en la tribuna

la voz que el mundo retendrá en memoria,

y sabe el hijo agradecido y bueno,

alma de sentimientos delicados

á quien llena una angustia verdadera,

¡que con sangre del padre están comprados

los libros que componen su carrera!

¡De su padre y de Rosa! la muchacha

hermana suya, angelical y linda

y tanto como linda vivaracha,