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Jorge Risquet es de esos hombres imprescindibles en el proceso revolucionario y partidista cubano. Fue un gran apoyo para Fidel en todos los asuntos sobre las misiones internacionalistas en Angola, fue también un hombre de Partido y símbolo de la Revolución Cubana. La autora relata, a modo de biografía, vivencias compartidas con su protagonista. Y cuando el recuerdo no ha sido suficiente, amigos, compañeros, familiares… unidos en su intenso quehacer, acudieron con sus testimonios. De gran valor documental es la papelería, atesorada por cuanto presenta su línea de pensamiento patriótico, revolucionario y partidista. La selección cuidadora y variada de esta constituye la segunda parte de este libro. Las imágenes, agrupadas con intención temática, son un valioso argumento gráfico.
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Seitenzahl: 528
Veröffentlichungsjahr: 2024
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Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público. Si precisa obtener licencia de reproducción para algún fragmento en formato digital diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos,www.cedro.org) o entre la webwww.conlicencia.comEDHASA C/ Diputació, 262, 2º 1ª, 08007 Barcelona. Tel. 93 494 97 20 España.
La presente obra obtuvo el premio de biografía en el Concurso 26 de Julio, 2021.
Edición:Olivia Diago Izquierdo
Diseño de cubierta:Diana Ochagavía Castañeda
Diseño interior y realización:Diana Ochagavía Castañeda
Corrección:Catalina Díaz Martínez
Fotos:Archivo personal de la autora, de la Casa Editorial
Verde Olivoy otras publicaciones periódicas
Cuidado de la edición:Tte. cor. Ana Dayamín Montero Díaz
Conversión a ebook:Grupo Creativo Ruth Casa Editorial
© Limbania Jiménez Rodríguez, 2023
© Sobre la presente edición:
Casa Editorial Verde Olivo, 2024
ISBN: 9789592246775
Todos los derechos reservados. Esta publicación
no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte,
en ningún soporte sin la autorización por escrito
de la editorial.
Casa Editorial Verde Olivo
Avenida de Independencia y San Pedro
Apartado 6916. CP 10600
Plaza de la Revolución, La Habana
[email protected]/www.verdeolivo.co.cu
A mi muy querido, inolvidable Jorgito
Conversé en distintos momentos con Iraida Aguirrechu,
Isora Gutiérrez y Dolores Guerra
acerca de la estructura de esta obra;
ellas me hicieron interesantes sugerencias.
Reynold Rassi, Matías García Mesa y mis hijos Jorgito
y Nancyta me aportaron informaciones necesarias;
también Matías ayudó en la digitalización de numerosos escritos.
Mi nieto Fidelito me trasladó cada vez
que fue necesario a diferentes gestiones,
y me aseguró disponer de la laptop para avanzar.
Damiley de Alvaré y José Luis Herrera me apoyaron
en cuestiones de comunicación digital,
igual que Patricia Funtanellas en el uso de la computadora.
Isabel Martín, Emiliano Manresa y Piero Gleijeses leyeron
con atención e interés la primera versión
y me estimularon para continuar.
Los entrevistados aportaron sus invaluables recuerdos,
y muchos compañeros contribuyeron
a la búsqueda de datos y otros aseguramientos siempre necesarios,
como Igor Lópes y Luis Orlando López.
A Nancyta correspondió todo lo relacionado con la reproducción,
ella puso en mis manos la primera copia de este libro
y después lo entregó a concurso.
Con esmero, valiosas sugerencias y mucha paciencia conmigo,
trabajó la edición Olivia Diago Izquierdo
y Ana Dayamín MonteroDíaz
acogió con entusiasmo la publicación de esta obra.
A todos mi gratitud sin límites.
A quien comience la lectura de esta narración le expreso mi agradecimiento de antemano y algunas ideas respecto a su concepción y preparación.
Este libro lo preparé, en primer lugar, pensando en los descendientes de Jorge Risquet Valdés Saldaña, que son también los míos. Conocí su quehacer revolucionario y por largos e intensos años compartimos muchos de los hechos relatados en esta obra.
Hace varios años ya, cuando emprendí este trabajo, recordé una vieja conversación con mi buena e inolvidable amiga Asela de los Santos. Reflexionábamos acerca de la influencia de los padres en la educación de sus retoños y constatábamos que muchas veces, en el proceso revolucionario actual, por exceso de trabajo, de responsabilidades, incluso de discreción o de innecesaria modestia, se hablaba poco de lo hecho —o de lo que se estaba haciendo— y, por tanto, los hijos no conocían muy bien a sus progenitores. Esta idea, por mucho tiempo, la guardé en mi memoria.
Dos personas, Francisco García Elóseguis, periodista, y Gloria María León Rojas, historiadora, se interesaron en escribir sobre él. Tras mucho insistir, tanto Panchito como Gloria, lograron reconstruir, respectivamente, en sendos libros —Cien días después del Granma y Del solar a la Sierra— su detención, tortura y prisión bajo la dictadura batistiana, y los primeros veintiocho años de su vida. Él no quiso que ella intentara escribir algo a partir de 1959, porque pensaba que Fidel y Raúl debían ser los primeros biografiados. Además, le sugirió que debía hablar de sus compañeros, porque consideraba que su historia era la de muchos luchadores entregados a una causa, unidos por un ideal, por iguales sueños. No le gustaba hablar de sí mismo, aunque a veces lo tuviera que hacer al narrar o analizar hechos en los que participó; sí era partidario de la divulgación de la historia patria, sentía devoción por sus inspiradoras, hermosas y heroicas páginas, mortificándose cuando incorrectos enfoques, omisiones o deficiencias al escribirla la afectaban. Y qué decir de su admiración por los tantos hijos de esta tierra que la hicieron.
La primera parte de este libro contiene una biografía, pequeña, porque setenta y dos años de bregar revolucionario necesitarían muchas páginas las cuales requerirían la consulta de una cantidad inconmensurable de documentos, gran parte de ellos clasificados; numerosas entrevistas y un tiempo más amplio del que creo disponer. No deseaba tampoco escribir un texto muy extenso ni agotar el tema, sí, presentar una obra que permita conocer al biografiado en diferentes momentos de su vida. La información está basada en artículos, reportajes, entrevistas, discursos, libros, documentos, papelería particular y algún video, no todos los existentes. De sumo valor resultaron los testimonios de algunos de sus compañeros, varios compartieron tareas con Risquet en distintas épocas y lugares. Traté de reflejar su labor dentro de una obra colectiva, cual fue su deseo expreso.
La segunda parte la conforma una selección de escritos, una muestra representativa de cuanto escribió, que fue mucho, a lo largo de decenas de años.
La idea inicial al emprender el trabajo fue la selección de escritos, la que en sus últimos años le pasó por la mente hacer, pero nunca se decidió a emprenderla. Me pareció importante comenzar con una síntesis biográfica, que no resultó tal. Era conveniente, diría más, imprescindible —aunque fuera de forma escueta—, hacer referencia a los antecedentes históricos de su lugar de nacimiento, los hechos que nutrieron sus saberes, pensamientos y sentimientos, el medio y las condiciones en que transcurrieron su existencia y su accionar para que el lector conociera al autor de escritos de temas diversos que tenía ante sí. Este relato pretende un acercamiento a su extensa y multifacética vida.
En la redacción procuré utilizar sus expresiones, sus palabras, en varios asuntos tomadas de entrevistas y otros materiales, como si se tratara, a veces, de una conversación. Quise ser objetiva, huir de la apología, no sé si lo logré. Deficiencias, errores y defectos tenemos todos, si sobresale lo positivo, aquello que no lo es puede ocupar su lugar, un segundo plano. Él mismo decía que solo no se equivocan los que no hacen nada.
Los apasionados son los primogénitos del mundo.
José Martí
Cuba fue colonia española durante cerca de cuatro siglos, signados por la opresión, la explotación, la casi extinción de su población nativa, la esclavitud de un millón (o algo más) de africanos, la discriminación social, racial. No obstante, es innegable que por su posición geográfica le correspondería una atención importante, la llave del mundo la llamaron.
Hubo conspiraciones e intentos separatistas frustrados, denuncias de los males de la colonia, antes del estallido del 10 de octubre de 1868. Durante treinta años los cubanos lucharon por su independencia y soberanía —a costos inenarrables— y a punto de lograrlas intervinieron los norteamericanos (que ya en el orden económico ostentaban bastante poder para la época) y cuyo objetivo desde la tercera década del siglo xix era el de América para los americanos y Cuba la fruta madura que, por ley natural, política en alusión a la ley física de gravitación, caería en sus manos. La Doctrina Monroe1 cercana a los doscientos años de concebida (medio dormida a veces, vigente siempre) mantiene adeptos que inspirados en esta trazan sus acciones imperiales, cada vez más agresivas y prepotentes en nuestros días. En esencia, dicha doctrina argumenta la política norteamericana hacia América Latina, la cual fue anunciada por el presidente James Monroe en su mensaje al Congreso el 2 de diciembre de 1823. «El propósito de Estados Unidos es establecer frente a las potencias europeas, “sus derechos” a tener el predominio en las Américas. Se oponía a todo intento de colonización europea de los países ya independizados, pero sí por EE. UU. Aceptaba la permanencia de colonias por cuanto en esos momentos no tenía fuerzas suficientes para apoderarse de esos territorios». ¡Qué mejor ejemplo que el de Cuba!
En tres guerras los cubanos enfrentaron a los colonialistas españoles y a punto de obtener la victoria en la de 1895 intervinieron los yanquis.
Y en ese devenir ocurre el proceso de transculturación, de formación y desarrollo de la nacionalidad cubana.
Siguieron los años de ocupación norteamericana y la implantación de una constitución lastrada por la Enmienda Platt. La república naciente, la neocolonia, arrastró males anteriores y adquirió los impuestos por la nueva metrópoli.
Ocurren en la etapa, por distintas circunstancias, arbitrariedades, persecuciones, detenciones, nueva ocupación yanqui, heridos, muertes, dictadura.
El movimiento obrero crece, muestra su inconformidad y repudio mediante protestas, paros, y va forjando sus gremios y organizaciones para enfrentar la explotación de que era víctima.
Los antecedentes citados los conoció con más amplitud,de pequeño y de adolescente, el niño que vino al mundo el 6 de mayo de 1930 en la casa familiar situada en la calle Naranjito, entre Perla y Asunción, en el barrio habanero Los Pinos. Lo nombraron Nilo Risquet de Jesús Valdés Saldaña. La familia y conocidos siempre lo identificaron por su segundo nombre.
En el Registro del estado civil Sur Habana aparece su certificado de nacimiento con estos datos: Solicitud 194656, Tomo 91,Folio 265, Inscripción 265 con fecha de asiento 15 de marzo de 1931. Fecha de nacimiento 6 de mayo de 1930, a las 4 de la tardeen la calle Subirana 74. Al triunfo de la Revolución fue conocido por Jorge Risquet o Jorge Risquet Valdés, se asumía que Risquet era apellido; el Jorge provenía de uno de sus seudónimos de la clandestinidad. Al Segundo Frente llegó como Jorge García. Más adelante, a partir de su condición de diputado, escribían Valdés-Saldaña, como apellido compuesto. La omisión de su segundo apellido causó no pocas molestias a su mamá quien le ripostaba como si fuera su culpa «acuérdate que tienes madre». En 2012 se reconoció oficialmente como Jorge Risquet Valdés Saldaña, trámite necesario para rectificar los errores que tenían los carnés de identidad de sus hijos.
Cinco bisabuelos españoles, dos chinos (culíes) y una africana, más sus abuelos blancos y mestizos, forman sus antecedentes genealógicos.
Sus progenitores, habaneros, fueron José Ramón Valdés Valdés, Mongo, hijo menor de cinco de una pareja formada por chino y mulata; él, Marcelo, proveniente de Cantón, y ella, Rosalía, natural de La Habana. Sus abuelos paternos fueron criados en la Casa de Beneficencia o Casa Cuna de la cual salieron casados.2 Su mamá, Flora Saldaña Rueda, hija de cubanos blancos: Florencio, de La Habana, y Julia, de Matanzas; ambos descendientes de emigrantes españoles.
Fragmentos del discurso pronunciado por Risquet el 12 de agosto de 1983, en la Plaza Ignacio Agramonte de la Universidad de La Habana, al conmemorarse el aniversario 50 de la victoria popular contra la tiranía machadista, caracterizan la situación cubana en el año de su nacimiento bajo esa propia dictadura, y años después.
Machado es una figura que, aunque tuvo participación en laguerra del 95 y ostentaba el grado de general, sus antecedentes noestán claros. Se le atribuyen negocios y enriquecimiento ilícitos, odio al pueblo; represión, siendo secretario de gobernación del presidente José Miguel Gómez. Elegido presidente ennoviembrede 1924, fue reelegido, fraudulentamente también, en 1928 —modificación de la constitución, mediante— y es conocido como uno de los tiranos más aborrecibles, entre algunos otros en Latinoamérica, por aquellos años. Del mencionado discurso cito:
Es pues, este, un marco apropiado para celebrar el cincuentenario del derrocamiento de aquel sátrapa, instalado y protegido por el gobierno norteamericano para remachar las cadenas de la explotación de los monopolios yanquis que aherrojaban a Cuba desde el nacimiento mismo de la república burguesa en 1902..
La revolución del 33, importante jalón en la lucha contra la opresión del imperialismo y la oligarquía, no fue fruto del azar histórico, ni tampoco el simple arreglo de cuentas con un sanguinario tirano.
Fue la más lógica consecuencia de los heroicos y prolongados esfuerzos de nuestro pueblo durante las guerras de independencia; de la frustración y la amargura provocadapor la intervención imperialista, que escamoteó la victoriamambisa; de las banderas contra la penetración económica y la dominación política yanquis, su Enmienda Platt en nuestra Constitución, sus bases navales en nuestro suelo, que enarbolaron los patriotas en el primer cuarto de siglo. Fue la continuación de la lucha iniciada en La Demajagua en 1868, reiniciada en 1895, y fue, a su vez, antecedente e inspiración de las históricas batallas que, dos décadas después, renovaron su impulso liberador frente a los muros del Moncada y prosiguieron y culminaron la lucha ya secular de nuestro pueblo con la victoria del primero de enero y la instauración del primer Estado socialista en el continente americano.
Más adelante refiere el accionar de las masas entre 1925 y 1935. Y cita de la conferencia La decadencia cubana, de 1924, de don Fernando Ortiz: «El 53 % de los habitantes de Cuba es analfabeto[…] El 68 % de los niños cubanos no entra en los colegios […] En 1900 el 16 % de la población iba a la escuela; hoy solo se matricula el 5 %. […] Los robos crecen a razón del 10 % anual». Estos números, por supuesto, no pueden verse como simples cifras, tenían impactante repercusión social.
Y continúa su discurso de aquel 12 de agosto:
Surgido a la vida política a la sombra de la primera intervención norteamericana, Machado comenzó a adquirirnotoriedad por la crueldad con que reprimió el movimiento obrero y popular y aplastó el levantamiento de los independientes de color siendo secretario de Gobernación.3
La respuesta de la clase obrera y de su Partido de vanguardia se haría sentir un año más tarde, cuando la huelga general de marzo de 1930 estremeció la conciencia nacional y constituyó un punto de partida para acciones de mayor envergadura y amplitud del estudiantado y otras capas sociales.
[…]
Mas, si feroz fue la saña con que el tirano se dio a la caza de lo mejor, más puro y honesto de nuestro pueblo, mucho más brutal fue el tratamiento al incipiente movimiento comunista.
[…]
El año 1933 había sido precedido por una oleada de huelgas del proletariado azucarero, aglutinado en el Sindicato nacional de obreros de la industria azucarera. La conmoción política se agudiza cuando en el mes de abril estalla un movimiento insurreccional en el oriente del país, organizado por el aguerrido luchador antimperialista Antonio Guiteras Holmes.
[…]
Así, mientras a espaldas del pueblo se urde la bochornosa componenda entreguista que satisfacía tanto los intereses de Washington y de la oposición burguesa, comolas apetencias del propio dictador Gerardo Machado, en lascalles se hacía cada vez más tangible la profundización de la crisis político-económica.
Relata cómo se desarrollaba la repulsa popular hasta llegara la huelga general que derroca al dictador el 12 de agosto de 1933; la reacción popular, el 4 de septiembre y las medidas de beneficio popular adoptadas bajo la acción de «la más descollante figura de aquella etapa», Antonio Guiteras, secretario de Gobernación en la administración de Grau. Mas, el rumbo que iba tomando aquel gobierno, no grato a los Estados Unidos, contrario a los intereses yanquis y a las ambiciones de poder del sargento Fulgencio Batista, devenido coronel y jefe del ejército, causaron su caída en enero del 34. Es impuesto el gobierno Batista-Mendieta, servil a las órdenes del embajador yanqui.
Como figuras señeras en las luchas apuntadas, señala a tres verdaderos líderes, quienes ofrendaron sus vidas a una noble causa: Julio Antonio Mella, Antonio Guiteras y Rubén Martínez Villena.
El poder real lo ostentaba el jefe del ejército, Fulgencio Batista, quien estableció gobiernos de profundo contenido reaccionario y represivo. Más tarde, por circunstancias nacionales e internacionales, imprimió un giro a la situación con varias medidas de algún beneficio popular. Por otro lado, estaba el interés de los amos, del imperialismo, que quiso borrar las huellas de las tiranías y —sin perder su esencia hegemónica— cambiar su imagen por la del «buen vecino». Asimismo, el movimiento popular empezó a recuperarse, creció el rechazo al fascismo, cobró fuerza el apoyo a la República española habiéndose movilizado unos mil cubanos para combatir en defensa del pueblo español.
Algunas trascendentales acciones favorables a la población fueron la fundación de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) y la convocatoria a una asamblea constituyente que elaboró la Constitución del 40.
El sargento-coronel obtuvo la presidencia en las elecciones —no directas— del 10 de octubre de 1940, a las cuales se presentó con un programa demagógico y una coalición de la que formó parte el partido de los comunistas, apoyo que ha sido causa de críticas, incomprensiones y rechazo, incluso de militantes. El Partido había realizado un cambio de táctica para lograr más acercamiento a las masas. No obstante, siempre mantuvo su línea unitaria y de frente único, su antimperialismo, la lucha por la independencia económica y la soberanía del país.
Fundamentó su decisión en el hecho de que la CSD (Coalición Socialista Democrática), aunque también tenía en su seno partidos burgueses reaccionarios, presentó un programa de gobierno popular y antifascista que permitiría,en las condiciones de un sistema burgués, la satisfacciónde algunas de las más importantes demandas populares, mucho más en tanto aceptaba la participación deURC (Unión Revolucionaria Comunista o PURC, Partido Unión Revolucionaria Comunista). El cumplimiento de dicho programa dependería en buena medida del éxito que pudiera tener el Partido, trabajando intensamente desde dentro, para convertir en realidad la plataforma de gobierno.4
De hecho, varios destacados comunistas, como Blas Roca Calderío y Lázaro Peña González, por citar solo dos, fueron elegidos representantes a la Cámara. Asimismo, resultaron electos varios alcaldes y concejales comunistas en algunas de las seis provincias de entonces.
En el prólogo al libro, Blas Roca:Virtud y ejemplo,5 Risquet escribió:
Sentí mucha satisfacción cuando trabajé por la candidatura Marinello presidente; Lázaro Peña, vice, en 1948. Para sorpresa y alegría mías, en la zona de Río Feo, provincia de Pinar del Río, que como cuadro político visitaba dos veces al mes, esta candidatura, la mejor del medio siglo republicano, resultó triunfadora. ¿No habría sido esa fórmula la mejor en 1940?
Es oportuno subrayar que el Partido Comunista era pequeño, inexperto, influido por lineamientos internacionales no ajustados a las realidades del país, con parte de sus militantes poco preparados en el orden teórico y muy combatido, anatematizado. Buena parte de su quehacer lo desarrolló en condiciones de semiclandestinidad o clandestinidad completa.
Los padres de Risquet eran de origen humilde. El oficio de Ramón, el único que realizó en toda su vida, fue el de tabaquero y el de su mamá, despalilladora; es decir, ambos ligados a la elaboración del tabaco, una de las principales y pocas industrias del país. Tenía buena calificación y eso le permitió laborar en centros de renombre; pero por sus posiciones a favor de demandas obreras, de enfrentamiento a las injusticias y reclamo de derechos, lo despedían —su nombre aparecía en una lista negra— por lo cual debía deambular por chinchales, pequeños talleres de pocos empleados, y enfrentar desocupaciones frecuentes.
Su mamá contaba que había comenzado a trabajar como despalilladora —quitar el nervio central a la hoja de tabaco— casi niña, sin tener la edad requerida y cuando pasaba algún inspector debía esconderse dentro de un tanque o barril donde almacenaban el producto.
Hacia mediados de la séptima década del sigloxixcomenzó aaparecer un significativo oficio entre los tabaqueros: el lector detabaquería; primero en una fábrica y poco a poco en otras. Un año antes, según noticias, hubo en 1864 un lector en la villa de Bejucal.
Acerca de esta práctica existen diferentes versiones. La periodista Marta Rojas, en un artículo suyo, señala como fuente importante los estudios de don Fernando Ortiz y destaca: «En La Habana la lectura se introdujo en 1865. La mesa de tabaquería fue, según dijo Martí, tribuna avanzada de libertad».6Enalgunos momentos las lecturas sufrieron suspensiones, prohibiciones,vetos a materiales y libros por parte de las autoridadesespañolas. En los tabaqueros emigrados en diferentes ciudades de Estados Unidos, el Héroe Nacional cubano hallócontribución y respaldo para la lucha independentista, fueron un puntal de esta.
El lector era pagado por los trabajadores quienes, además de la prensa, escogían los libros que debían leerse, generalmente novelas. La aprobación o el placer por lo que escuchaban lo manifestaban los oyentes golpeando las chavetas (especie de cuchilla de hoja ancha con que recortaban —moldeaban— las hojas de tabaco) sobre la mesa de trabajo; constituía una suerte de aplauso. El insigne escritor Alejo Carpentier al respecto escribió: «(…) los obreros de tabaquerías —que se costean lectores públicos para burlar la monotonía del trabajo— tienen especial apego a Los miserables».7
Señala la periodista en el mencionado trabajo:
«Ello ocurrió a partir del siglo xix. Para entonces había un lector que insuflaba cultura y contribuía, además, a la organización que condujera a los cubanos a conquistar su independencia. Ahora, 153 años después, esa labor de difusión creada en las tabaquerías cubanas ha adquirido el rango de Patrimonio Cultural de la Nación y aspira a ser también Patrimonio Intangible de la Humanidad».
Las lecturas diarias en las tabaquerías, sin duda, contribuyeron a elevar en sentido general la información, el vocabularioy la cultura de los obreros de un sector laboral con tradiciones deluchas y demandas de sus derechos. Por tanto, no es de extrañarque a la educación de la familia Valdés Saldaña se unieran comentarios diversos que los menores iban captando; añádase, la formación en principios morales, ideas de rechazo a la miseria, la discriminación, las injusticias de aquella sociedad tan desigual. Más tarde, sus viejos, hacia 1945-1946 militaron en el partido de los comunistas. Sus dos hermanas pertenecieron a la Juventud Socialista (JS) y la mayor, Xiomara, fue muy activa en labores políticas e influyó en el hermano con sus pláticas y ejemplo. En el hogar había interés por la lectura, contaba Risquet que a su mamá le gustaba que le leyeran novelas y que él, por irse a jugar o acabar rápido, se saltaba párrafos, lo cual le valía un regaño o protesta porque ella seguía bien el hilo de la trama y se percataba de la falta.
José Ramón y Flora tuvieron siete hijos, cinco en común y dos de anterior relación de ella. Se llamaron Yolanda, Sergio, Rolando, Xiomara, Risquet, Roberto y Zonilda. Tres fallecieron de poca edad por enfermedades sociales curables y de dos, ya jóvenes veinteañeros, la tuberculosis fue la causante. La única hermana que sobrevivió a las condiciones de pobreza fue Zonilda, quien vivió setenta y cuatro años y fue la madre de sus seis sobrinos.
Ella desempeñó labores informales para contribuir al sustento familiar, como doméstica, vendedora ambulante, hasta que logró empleo fijo en una fábrica de medias en Guanabacoa. Era sociable, comunicativa, narradora de cuentos con mucha gracia y capaz de poner en práctica diversas iniciativas para sobrellevar las penurias hogareñas sin perder la alegría de vivir. Puedo afirmar que esta última particularidad fue una característica familiar. Estar en alza, como decimos hoy. Creo que tal don lo aportó Flora, sin olvidar que tenía sus resabios, pero fuemuy combativa, justa e intransigente con la politiquería. A sus padres, Risquet los llamaba Vieja y Viejo; Zoni les decía mima y pipo.
Mongo era calmado en sus reacciones, aunque si algo le molestaba se le notaba en la expresión, el tono de la voz y lo que dijera; comunicativo, buen cocinero; todos aficionados y buenos jugadores de dominó, un entretenimiento frecuente en los pocos ratos de distracción. Los papás jugaban de compañeros; a ella, perder la malhumoraba siempre, protestaba; más, si lo ocasionaba algún desliz de su compañero, quien defendía con ardor su jugada.
La vida familiar era armónica, de respeto, con relaciones de bondad y buenos modales entre sus miembros. No obstante, podía ocurrir algún exabrupto por una queja o disgusto cuando la sobrevivencia se tornaba muy difícil, casi insostenible. Risquet rememoraba su niñez y adolescencia con gran cariño hacia sus progenitores y hermanos.
Sus primeros años transcurrieron sin juguetes y el tiempo libre lo dedicaba a jugar con pelotas caseras, a las bolas y la quimbumbia —entretenimientos de pobres— con los amiguitos del barrio. El juego era descalzo porque los zapatos había que cuidarlos para la escuela. Los obsequios del Día de Reyes siempre eran un jueguito de carpintero: martillo y serrucho de hierro colado y lata. Solo recordaba un regalo del padre, un guante de pelota, modesto, en cierta ocasión que dispuso de mejor salario. Las niñas se entretenían con yaquis, rondas y cuquitas, si acaso.8
La mayor parte de sus primeros quince años los vivió encuartos de diferentes solares, casi siempre en el barrio del Cerro; alguna pequeña casita cuando la situación económica lo permitió o en la modesta, vieja, pero amplia casa natal de Los Pinos.La causa de las mudanzas era para evitar el desahucio o el propio desahucio por la imposibilidad de pagar el alquiler en épocas de desempleo del padre.
El calzado y la ropa eran también limitados; el único uniforme escolar había que lavarlo y plancharlo cada día —hacer la paloma se decía en aquel tiempo—, porque los escasos recursos había que destinarlos al alquiler y la alimentación, inestable en general. Una sopa de ajos con pan o un arroz amarillo con camarones secos, que casi había que encontrarlos con una lupa,podía constituir el almuerzo o la comida de frecuentes días.Cuando el padre carecía de trabajo confeccionaba en la vivienda sus propios tabacos y salía a venderlos para buscarse unos quilos para la subsistencia diaria. Flora contaba que cuando algún vecino cocinaba algo, cuyo aroma difundía el aire, el Viejo solía decir: «¡Qué rico está ese olor para comerlo con pan!»
A pesar de esas condiciones, los padres se esforzaron porque los muchachos siempre fueran a la escuela, cambiante junto con el domicilio. Eran exigentes en cuanto a puntualidad, comportamiento, cumplimiento de las tareas. Ellos aquilataron lo que, en aquella sociedad explotadora, fragmentada en clases sociales antagónicas, significaba poseer alguna preparación —un oficio— para enfrentar la vida de forma honesta.
La enseñanza primaria la cursó en diferentes centros y la concluyó en la Escuela Pública no. 77, ubicada en Chaple y Esperanza, en el Cerro, del distrito escolar de La Habana, en el curso 1941–1942, con excelentes notas y el primer expediente en el aula, resultado acostumbrado durante los años de primaria. Ello le permitía la admisión en la enseñanza secundaria, pero de ese nivel no había ningún centro en el barrio y, además, por las limitaciones de matrícula, la entrada estaba en buena medida subordinada a los rejuegos politiqueros de la época. No obstante, realizar correctamente el examen de ingreso, su nombre no apareció en la lista de los seleccionados. «Lo consideré un hecho doloroso, indignante, pero no me desmoralizó», diría.
Para paliar algo la economía doméstica, a Flora se le ocurrió habilitar una escuelita en su cuarto del solar —idea bien acogida entre los moradores— y que Xiomara y Risquet impartieran clasesa los niños de allí que por falta de ropa o de zapatos no asistían ala escuela. El pago era módico, quince, veinte, treinta centavos al mes. Él decía que obtuvo su primer ingreso económico a los once años. Comenzaron con unos pocos muchachos y llegaron a tener entre veinte y veinticinco alumnos. ¡Cuánta satisfacción experimentaron los «maestros» al saberse contribuyentes del pago del alquiler! Él impartía Matemática, en ocasiones Dibujo y Escritura, y ella Lenguaje o Español. La escuelita funcionó cerca de tres años, mañana y tarde, alternándose los maestros en dependencia de su horario escolar. Flora velaba por el buen comportamiento de los chicos.
En la etapa vacacional, Lopo Rodríguez, un profesor comunista, quien le dio clases en quinto y sexto grados, lo preparó en las asignaturas de Matemática y Español correspondientes a séptimo y octavo grados con vistas a la posibilidad de continuarestudios si ocurría algún cambio en la situación familiar. «Quería ingresar al instituto, no podía resignarme a la idea de quedar en medio del camino», expresó en una ocasión.
Un día en la calle, de casualidad se encontró un volante en el que anunciaban cursos de inglés, de mecánica de radio y de telegrafía, gratuitos. Se ofrecían en un club martiano organizado por la Juventud Revolucionaria Cubana (JRC). Los maestros eran voluntarios y se ausentaban con frecuencia, por lo cual los alumnos no progresaban lo suficiente.
Sin perder tiempo matriculó y enseguida formó parte de la directiva del club. En unas notas escritas muchos años después, él rememoraba:
La juventud cubana tuvo una actitud protagónica en el despertar de la conciencia nacional, aplastada por la Enmienda Platt, a partir de la década del veinte.
[…]
Desde 1928 existió la Liga Juvenil Comunista como organización juvenil del PCC. Hacia fines de esa década y principios del cuarenta, se disolvió la Liga y se crearon organizaciones juveniles amplias, la Hermandad de jóvenes cubanos y la Asociación de jóvenes del pueblo, que se fundieron en la Juventud Revolucionaria Cubana. A ella me incorporé yo en febrero de 1943.
Aún no había cumplido trece años cuando tomó una decisiónque marcaría su destino. En una entrevista manifestó: «Conociendo el drama de aquella etapa, me di cuenta de que solo había dos caminos para alguien con algún coraje: meterse a gánster o a luchador. Una existencia mediocre no valía la pena».9
Entre las actividades desplegadas por la Juventud Revolucionaria Cubana pueden citarse: organización de la escuela, formación de coros, grupo teatral y de deporte (voleibol), venta de la revista Ahora, participación en manifestaciones antifascistas, recaudación de fondos para mantener el club, organización de brigadas de salvamento cuando el ciclón de 1944…
La JRC, de frente amplio, la había creado el Partido Socialista Popular en 1941. «Eran los años de la guerra contra el eje nazifascista y su consigna fundamental era “Cero Hitler en 1943”», según la cita mencionada.
Afirmaba que al inicio sus motivos del ingreso a la asociaciónno fueron revolucionarios o políticos, sino los de aprender algo,hacerse de un oficio para vivir. El revolucionario surgiría en la práctica. Para regocijo suyo, la pequeña biblioteca que había en el local del club fortaleció su afición a la lectura, la que además de distracción, le proporcionó información, cultura y el despertar de su conciencia. Recordaba haber leído textos sobre la revolución mexicana y su reforma agraria, de historia de Cuba (tema que siempre le apasionó), novelas comoLos miserablesde Víctor Hugo yLa madrede Máximo Gorki, una obra que lo marcaría por siempre.
Asimismo, le resultó impactante El amanecer del capitalismo y la conquista de América.10 Confesaba que estos lo llevaron al comunismo. Por convicción se hizo revolucionario y llama la atención que un adolescente, un jovencito, se interesara en obras de cierta complejidad. Cierto es que en el hogar existía un ambiente de rebeldía, que tuvo contactos con militantes como su profesor de sexto grado y otros; en general, poseía un nivel alto para su escasa edad.
El análisis de esas lecturas lo ayudó a comprender, a explicarse las causas de algunas situaciones que conocía y vivía él y la sociedad de la cual formaba parte. Las ideas que fue desarrollando, poco a poco, se completaron al adentrarse en el estudio del marxismo, las cuales le permitieron entender qué era el capitalismo y, por consiguiente, la necesaria lucha para su eliminación. Defraudado en sus esfuerzos de estudios, de lograr una profesión comprendió que ya no era su interés resolver su problema individual, sino luchar contra las condiciones que afectaban a muchos como él. Así tomó como decisión el oficio de revolucionario para dedicar su vida a la lucha por el socialismo.
En sus quehaceres por esos tiempos, tuvo su primer enfrentamiento a la Policía, tenía catorce años. Existía el plan de desalojar a los moradores del solar la Siguanea, del barrio, y los miembros de la JRC con los de la Juventud Auténtica se propusieron impedirlo. Movilizaron a los militantes y con una banderacubana se colocaron firmes, decididos, al frente del inmueble. A los militares —cuatro oficiales— encargados de desocupar las viviendas, pese a las amenazas que profirieron, no les quedó otra opción que la de retirarse. Quizás la firmeza de los jóvenes o algún resto de vergüenza les impidió usar la fuerza para cumplir su cometido.
También, en tres ocasiones, él y otros compañeros fueron sorprendidos por la Policía pintando letreros con frases contra el gobierno y contra la guerra; detenidos la última vez, los liberaron por ser menores de edad, con severas advertencias al presentarse un padre en la estación policiaca. Risquet decía que los solares eran baluartes de lucha y que con los jóvenes auténticos solían realizar acciones conjuntas.
El inicio de su lucha en la adolescencia transcurrió durante el año y meses finales de la presidencia de Batista (1940-1944) y mientras en el viejo continente tenía lugar la Segunda Guerra Mundial. También serán contra la dictadura de Batista los años finales de su lucha en la neocolonia y entre una y otra, ocho años contra los dos gobiernos auténticos (1944-1952).
Por esa época ya se hablaba de los planes del Partido de crear su organización juvenil con objetivos, normas, principios, métodos propios… comenzaba la labor de proselitismo y estructuración de los militantes. En 1944 se constituyó la Juventud Socialista (JS). En el barrio del Cerro, donde se había desarrollado una amplia labor organizativa, se creó un comité con unos mil militantes y Risquet fue electo segundo secretario, pocas semanas después, quedó al frente de la organización. Durante el proceso de creación de la JS fue desapareciendo la Juventud Revolucionaria Cubana.
Algunas líneas de trabajo de la Juventud Socialista en diferentes momentos estuvieron encaminadas a la lucha contra la guerra, el fascismo, por la paz; solidaridad con Puerto Rico, con Guatemala; contra la guerra en Corea. Internamente al apoyo a los obreros opuestos a la mecanización del tabaco (significaba desocupación), contra el aumento del pasaje público, a favor del trabajo con las muchachas por su emancipación, la forja de sentimientos antimperialistas y de unidad con otros luchadores. Líneas ajustadas al momento histórico, pues sus quince años de existencia transcurrieron bajo condiciones de legalidad, semilegalidad, y clandestinidad durante la tiranía batistiana de 1952 a 1958.
El primer congreso de la Juventud Socialista se realiza entre el 5 y 7 de octubre de 1945. Risquet fue uno de los delegados y el miembro más joven del recién constituido ComitéNacional. Flavio Bravo Pardo, dirigente de este, dio muestrasde una gran audacia y de una acertada política de cuadros en una organización juvenil, al proponerlo en esa dirección. Había apreciado las cualidades que ya despuntaban en el joven de poco más de quince años.
A principios de 1946, Luis Más Martín, segundo secretario de la dirección nacional de la Juventud Socialista, visitó su casa para hablar con su padre (por ser menor de edad) y le planteó que la dirección nacional había decidido que él trabajara en su sede como cuadro profesional. Él estaba presente, pero sin opinar. El Viejo le argumentó lo de las clases, la ayuda económica que representaba, que todavía no tenía un oficio; pero Más Martínlogró convencerlo con las «perspectivas» de la lucha, que adquiriría un oficio, el de periodista, y una remuneración mensual de veinte pesos, la cual resultó inestable e incompleta, casi siempre diez pesos, por ser muy apretada la situación financiera de la organización. No obstante, el joven se sentía feliz por ser «revolucionario profesional».
Desde mayo de 1945 habían creado su órgano de prensa, el Magazine Mella, un nombre simbólico para una revista juvenil de variado contenido: denuncia, divulgación, orientación, defensa de los intereses de los jóvenes, cultura, deporte y entretenimiento. Podían leerse noticias, entrevistas, reportajes, artículos… sobre asuntos nacionales e internacionales. Salía semanal o quincenalmente, según se pudiera. En alguna oportunidad la circulación resultó interrumpida por falta de recursos. Cuando adquirieron equipos de impresión, al ser propios, fue posible la regularidad de la publicación.
A Risquet le asignaron como tarea la edición de un boletincito mensual de organización interna y «garantizar la salida del Magazine Mella», algo que le costó trabajo entender. «Me explicaron que la bobina de papel se adquiría en un almacén, se llevaba a picar en hojas para la imprenta plana a un lugar llamado Mitchell, el plomo se pasaba en los linotipos del periódico Noticias de Hoy, los grabados se hacían en el taller de Veguita, en el periódico El Crisol, y el Magazine se tiraba en una imprenta en La Habana Vieja, propiedad de un republicano español. […] mi aprendizaje de periodismo nada tenía que ver con la redacción ni el formato ni el aspecto gráfico», comentó en cierta ocasión.
Dicha situación duró poco, pues lo nombraron miembro del consejo de dirección que presidía Flavio Bravo y la directora, recién nombrada, era Magdalena Serra Roblejo, Cuquita. Es de suponer que, a un joven inteligente, con buena preparación básica, alguna práctica en la enseñanza, amplio vocabulario, con facilidades para la expresión oral y escrita, aficionado a la lectura, muy pronto le interesara el contenido de la revista y comenzara sus pininos periodísticos.
Más adelante lo designaron jefe de redacción. «Yo no sabía nada de periodismo, ni de nada», dijo una vez; lo menos que hacía era escribir, no tenía experiencia ni dominio del idioma, pero asumió la tarea que desempeñó hasta 1948 cuando pasó a director hasta 1951. Comentaba que había aprendido el oficio haciéndolo, «a la vocación le faltaban cultura y técnica», grande sería el esfuerzo autodidacto, pero aprendió a concebir y planificar una edición, dirigir el trabajo del formatista, solicitar dibujos y fotos a los encargados de obtenerlos, seleccionar escritos, solicitar artículos a los colaboradores, prestar atención a los títulos y tipo de letra… hasta «dar luz verde al impresor». Fue en estos menesteres que se inició el periodista autodidacto, «me hice en la práctica».
También se ocupaba del empaquetamiento, distribución y cobro de la publicación que, en ocasiones, por las limitaciones de dinero no tuvo salida regular y su venta no cubría los gastos. El Magazine tenía dieciséis páginas y al principio salió a dos colores. Su primer reportaje fue sobre las condiciones de vida y laborales de los jóvenes y trabajadores en general en la zona azucarera y cafetalera de Taguasco. Esta profesión la sentía como propia, le gustaba y la declaraba siempre ante la solicitud de llenado de algún documento o síntesis biográfica.
Durante los años de dictadura batistiana Mella no dejó de publicarse. La Juventud Socialista dispuso de dos casas debidamente enmascaradas para su reproducción, de modo que si una era descubierta, la salida no se afectara. Asimismo, había una estrecha compartimentación entre los miembros de la dirección nacional de la Juventud, colaboradores y el equipo de redacción. Cada quien conocía solo su parte. De igual forma decenas de casas en La Habana se ocupaban, algunas para empalmar y distribuir, otras para la distribución del Magazine en las provincias y en la capital. Cuando el vil asesinato de Frank País, jefe nacional de Acción del Movimiento Revolucionario 26 de Julio, el Mella tuvo una salida diaria durante una semana, denunció el hecho y desplegó una importante propaganda revolucionaria. Esta revista luego del triunfo revolucionario continuó publicándose hasta 1965.
Durante el gobierno del primer presidente auténtico, Ramón Grau San Martín, hubo una política de cariz democrático en los dos primeros años, quizás por mantener el prestigio ganado con las medidas beneficiosas de su mandato de los Cien Días, (aunque el artífice de estas fue Antonio Guiteras), entiéndase respeto a la Constitución y derechos ciudadanos, de beneficios económicos, intervención de la Compañía de Electricidad, buenas relaciones con los sindicatos; pero pasado ese tiempo dio un giro antipopular con medidas reaccionarias: golpes al movimiento obrero, asesinatos de líderes obreros y campesinos como Jesús Menéndez Larrondo y Niceto Pérez García.
Su sucesor, Carlos Prío Socarrás, continuó sus pasos. Ambos mandatos se caracterizaron por la violencia, la corrupción, el gansterismo, el surgimiento de pandillas, asesinatos, represión del movimiento sindical, anticomunismo y aumento de las inversiones norteamericanas para mayor dependencia económica de la nación.
El Partido Revolucionario Cubano (Auténticos) tenía una composición heterogénea, con dos tendencias principales, una devisos democráticos y otra, antipopular, defensora de sus prebendas, corrupta, ligada a fraudes y negocios para su beneficio. De la primera se desprendió Eduardo René Chibás Ribas, quien había luchado contra Machado con proyectos de cambios dirigidos a combatir los males del país, lo cual le valió muchos miembros al Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxos), que él creara. Muy combativa fue su organización juvenil en la que militaron Fidel Castro Ruz y parte de los combatientes del Moncada. Los ortodoxos admitían a todos los que apoyaran su programa, pero no concertaban alianzas con otros partidos u organizaciones.
La figura de Chibás despertó esperanzas, simpatías, sus alocuciones radiales tenían muchos seguidores; pero al no poder demostrar acusaciones de robo e inmoralidades contra un dirigente gubernamental, se suicidó. La afectación que causó tal hecho a su partido, fue grande; no obstante, se mantuvo su popularidad y ocupaba el primer lugar en las encuestas con vistas a las elecciones previstas para junio de 1952.
La Juventud Socialista se mantenía en la calle, denunció a los gobernantes, el latrocinio, exigía el rompimiento con el gobierno fascista de Franco en España, apoyó las demandas obreras y estudiantiles. La propaganda ocupó un lugar principal en su quehacer y en la mayor parte de los años del autenticismo, Risquet desenvolvió sus tareas en elMagazine Mellay en la atención por la dirección nacional a la provincia de Pinar del Río, dividida para ese trabajo en dos zonas, Artemisa por su producción azucarera y Pinar por la tabacalera. Alternaba los fines de semana para ir a una u otra; asimismo, se ocupaba de siete barrios habaneros.
Algunas de sus actividades constan en fichas preparadas por el historiador Felo Ramírez, tomadas del periódico Hoy.
22 de febrero de 1949, municipio Cabañas. Con la asistencia de Risquet Valdés, secretario de Propaganda del comité nacional de la Juventud Socialista que se halla de recorrido por la provincia pinareña se efectuó una reunión donde quedó constituido el comité de dicha organización en el central Merceditas.
Y la noticia menciona a los elegidos y que en el barrio Ceiba se efectuó también otra reunión. El reportero, por correo, fue Catalino Brito. Del 3 de septiembre de 1949 es esta, del municipio Guanajay:
Acto organizado en Guanajay por la J.S. en pro del estadio […].
Usaron de la palabra en este acto Bienvenido Ortega, organizador de la Juventud Socialista, Risquet Valdés dirigente nacional de la propia organización y nuestro compañero Celso Enríquez, quienes se refirieron a la honda necesidad de la juventud de Guanajay de contar con un estadio municipal. Los jóvenes socialistas de Guanajay vienen luchando desde hace tiempo por la construcción del estadio municipal, haciendo porque se apruebe la moción que existe en el ayuntamiento de la localidad, presentada por el PSP [Partido Socialista Popular] la cual ha sido entorpecida por los concejales del gobierno y por el propio alcalde.
En este acto quedó constituido un comité que luchará ampliamente por la aprobación de dicha moción.
Sin detallar contenido otra ficha reseña: «Importante reunión de la Juventud Socialista de Artemisa con la participación del dirigente nacional de la organización, Risquet Valdés». Y del 15 deabril de 1950, también en Artemisa, aparece otra: «Amenazan de muerte a jóvenes del central Pilar. Al dirigente nacional Risquet Valdés y a Manuel Canciano por cuanto denunciaron al dirigente cetekario Bernardo Cruz».11
«Manifiesto de la J. Socialista: Fuera Bernardo y demás traidores cetekarios».
«¡Rechazamos la limosna de los seis días que estipula el decreto oficial! Exigimos el pago total de la superproducción que será de más de 15 días, que se le pague la semana de 44x48 horas de los agrícolas inmediatamente».
«¡La promesa de Bernardo no es más que una maniobra patronal para burlar el pago de la semana de 44x48!»
«Trataron de sorprender a Risquet y Canciano invitándolosa montar en el jeep, pero los jóvenes se negaron y la emprendieron a piedras y palos contra los cetekarios».
Un artículo suyo titulado «Ya hubo un 12 de agosto», publicado en agosto de 1950, constituyó una contundente denuncia al gobierno de Carlos Prío Socarrás, del cual afirmó: «corrupto, criminal, integrado por una camarilla podrida, con los mismos males que Machado, entreguista, sometido al imperialismo, dispuesto a enviar cubanos a la guerra de Corea […]». El escrito fue considerado subversivo y llevó a juicio a todo el consejo de dirección y redacción delMella,entre ellos, Flavio Bravo, Antonio Núñez Jiménez, Raúl Valdés Vivó, Marcos Behemaras Suárez, Adigio Benítez Jimeno y al director-autor. Fueron encausadosunos veinte compañeros, entre estos, cuatro camagüeyanos de la Juventud Socialista detenidos cuando vendían la revista en la calle.
Decía él que lo de subversivo no pudo ser demostrado en el juicio, que otra cosa hubiera sido si los hubiesen juzgado como un insulto o una injuria al presidente de la República.
Los miembros de la Juventud Socialista al igual que los jóvenes y el pueblo todo, desempeñaron un importante rol a través de diferentes acciones, para expresar su desacuerdo cuando el gobierno de Carlos Prío Socarrás convino con los Estados Unidos enviar veinticinco mil combatientes a la guerra de Corea, a pelear junto a los norteamericanos, compromiso y decisión que concitó una amplia repulsa popular y no pudo ser cumplida por el presidente.12
De igual forma enfrentó el desarrollo de la guerra fría (contraria a las ideas progresistas, agresiva, represiva, criminal) desatada en 1947 por el imperialismo contra la Unión Soviética, los nacientes países socialistas y contra el comunismo. En Cuba tuvo brutales expresiones como despidos laborales, asaltos a locales sindicales, la persecución y prisión de líderes y asesinatos de dirigentes obreros y militantes del Partido, entre otros luchadores. Por citar uno, Jesús Menéndez, vilmente baleado por la espalda, quien había logrado importantes conquistas como el diferencial azucarero.13
La situación económica familiar de Risquet seguía crítica, porlo cual pidió autorización para la búsqueda de otro empleo sin abandonar sus responsabilidades en la dirección de la organización. Enterado de que el sindicato de trabajadores de automóviles(dirigido por comunistas) preparaba la salida de una revista, solicitó trabajo y lo aceptaron como jefe de redacción con un sueldo deochenta pesos mensuales.Automóvilse nombraba la publicación.Este empleo le dio la posibilidad de brindar apoyo a su hogar, perosu permanencia allí fue corta debido a un nuevo nombramiento,pues en el año 1951 lo designaron presidente de la Juventud Socialista en la provincia de Matanzas, con el objetivo de fortalecer el trabajo de la organización, que según él «tenía mayor arraigo en Cárdenas, seguida por Matanzas, Colón, Bolondrón, Jovellanos, Jagüey Grande y otras localidades».
Para la nueva tarea debía coordinar, preparar y realizar reuniones, recorrer diferentes centros laborales y estudiantiles con el interés de explicar a los jóvenes lo relacionado con el trabajo de la Juventud; captar simpatizantes, organizar comités, establecer relaciones con otras organizaciones. Se movía por los municipios, a veces a caballo por las colonias cañeras y los centrales azucareros, dormía donde lo cogiera la noche y comía si había algo que ingerir en esos lugares.
En Matanzas, por su condición de dirigente de la organización juvenil del Partido, Risquet integró el Comité Ejecutivo provincial del Partido Socialista Popular, dirigido por Arnaldo Milián Castro, del cual diría: «Era un cuadro muy experimentado, de origen obrero; quien sufrió prisión durante la dictadura machadista. De carácter afable, campechano, pero exigente; sabía orientar y distribuir las tareas y controlar la marcha del trabajo en cada frente. Aprendí de sus enseñanzas, aunque fue poco más de un año de relación con él».
Imbuido en esas tareas lo sorprendió el golpe de Estado de Batista el 10 de marzo de 1952, al enterarse temprano en la mañana por la emisora Cadena Oriental de Radio. Tras rápidocontacto con la dirección del Partido en la provincia salió aencontrarse con dirigentes de otras organizaciones. «Me dediqué a localizar a los dirigentes juveniles y estudiantiles del Instituto de Segunda Enseñanza, la Escuela Normal para Maestros, la Escuela Profesional de Comercio y la de Artes Plásticas, y acordamos hacer declaraciones por la radio local de repudio al golpe de Estado batistiano».14
Todos la firmaron y él la leyó por la emisora Radio Matanzas, la cual poco tiempo después fue tomada por una patrulla del ejército con armas largas. Esa mañana del 10 de marzo de1952, a pocas horas del cuartelazo, comenzó su lucha contraBatista.
Desempeñó su responsabilidad en la provincia yumurinahasta el mes de mayo en que fue llamado a la capital para asignarle otras funciones.
Cuando se produjo el golpe de Estado, la Juventud Socialistaapoyó la actividad combativa de los universitarios que, dirigidos por su organización (FEU) pidieron armas al presidente Príopara marchar a Palacio a enfrentar la acción que lo derrocó, peroeste no reaccionó.
El plan golpista venía denunciándose por diferentes personalidades y organizaciones, sin que el gobierno adoptara ninguna medida. El pueblo fue sorprendido, conmovido y las reacciones variaron: el Partido Socialista Popular y su organización juvenil de inmediato condenaron el golpe y llamaron a la unidad y defensa de los derechos del pueblo. El periódicoNoticias deHoy, órgano de los comunistas, salió el 11 de marzo con un artículo al respecto.
«Revolución no, zarpazo» constituyó un manifiesto denunciade Fidel Castro, subrayando los objetivos del pronunciamiento militar, la situación del país y aseveraba: «Hay tiranía otra vez, pero habrá otra vez Mellas, Trejos y Guiteras. Hay opresión en la patria, pero habrá libertad otra vez, algún día».15
Batista y sus secuaces de inmediato abolieron la Constitución, disolvieron el Congreso y los partidos políticos, iniciaron la persecución a combativos militantes, destituyeron alcaldes,suspendieron en la radio trasmisiones de programas de tipo político, prohibieron reuniones y mítines, al tiempo que realizaban detenciones y encarcelamientos de figuras prestigiosas, así como impusieron otras medidas antipopulares como aumento de precios, rebajas de salarios, robo de tierras a campesinos, todo en favor de la oligarquía. Asimismo, concertó préstamos con los norteamericanos y favoreció su mercado. El golpe significó la instauración de un régimen tiránico que oprimió y ensangrentó al pueblo hasta el 1.º de enero de 1959.
Los revolucionarios rechazaron la agresión, pero sus tácticas de lucha variaban. Los comunistas abogaban por un frente único que movilizara a las masas, el restablecimiento de la Constitución y la convocatoria a elecciones; pero los prejuicios, su aislamiento y persecuciones a militantes, les impedían alcanzar esos objetivos. Mas, ante la feroz persecución de que eran víctimas, enfrentaron a la tiranía con su accionar ante las masas, sus propios métodos y publicaciones.
La FEU y los estudiantes en general protagonizaron diversas actividades, algunas con heridos y desenlaces fatales. Después, en 1955, surgió el Directorio Revolucionario, al que ingresaban estudiantes afines a su línea de lucha armada, de golpear arriba, el cual admitía a miembros de otros sectores no estudiantiles. Importante fue su respaldo a la huelga de los azucareros, en diciembre de 1955, quienes reclamaban el pago del diferencial azucarero, escamoteado por años.
La clase obrera realizó huelgas, paros, reclamos de sus derechos por vías diferentes, mas, todos infructuosos.
Fidel vio más lejos, desarrolló su propia concepción; tras profundos análisis concluyó que a la tiranía debía oponerse la violencia revolucionaria y su línea la vía armada, la insurrección, sería la correcta. Existían las condiciones objetivas, faltaban las subjetivas y con firmeza, decisión e inaudita discreción se dedicó a crear su propio movimiento. Todo su tiempo estaba en función de fundamentar ideas, aunar fuerzas, conseguir recursos, preparar a los futuros combatientes.
Y vino el Moncada, la prisión, la lucha clandestina, el exilio, elGranma,la armada en las montañas, la victoria… No es propósito argumentar ni detallar la historia, las luchas contra Batista, bien conocida, investigada y escrita —por supuesto, no agotada— sino subrayar que la vida le dio la razón a Fidel.
La nueva función asignada a Risquet consistió en representar a su organización en la Federación Mundial de Juventudes Democráticas, (FMJD), con sede en Budapest, Hungría. Fue el relevo de Abelardo Adán García, quien se ocupaba de esta tarea desde hacía tres años.16
Antes de partir hacia su nuevo destino realizó un recorrido por países del área. Viajó a México, Guatemala, El Salvador (clandestino), Costa Rica (semiclandestino) y Panamá, donde podríaencontrar dificultades. En El Salvador conoció y recibió apoyo deSchafik Jorge Hándal,17presidente de la Asociación General de Estudiantes Universitarios; una fraternal amistad surgiría entonces entre ambos luchadores. El propósito de este periplo era explicar a las organizaciones juveniles y de estudiantes el objetivo del Congreso Internacional por los Derechos de la Juventud, convocado por la Federación Mundial de Juventudes Democráticas y crear comités de apoyo con vistas a la participación de delegaciones en el citado encuentro programado para principios de 1953 en Viena, capital austríaca.
Fue a mediados de 1952 que la Federación lanzó la iniciativa en respuesta a una proposición de la juventud obrera de una refinería de azúcar de Holanda. El llamado contenía la lucha por la paz, las libertades democráticas, el trabajo, la educación, la cultura, el deporte y contra la bomba atómica.
Refiriéndose a esta tarea él aclaró en una conferencia que en México el trabajo de crear el Comité Preparatorio para organizar la participación en el Congreso le había llevado un mes por la diversidad de tendencias políticas y organizaciones existentes; en Guatemala calculaba que podría lograrlo en una semana, pero permaneció dos.
[…] para disfrutar de aquel clima de libertad y encontrarme en un país que hacía la reforma agraria, que había un gobierno progresista, toda aquella efervescencia; dije, déjame quedarme un rato para coger un poco de aire de libertad y ver aquellas transformaciones revolucionarias que soñaba para Cuba, interés por el problema indigenista, que no era un problema que nos tocaba a los cubanos […] pero tanto necesita nuestra América […] dos semanas con un gran entusiasmo.
Sean comprensivos con mi romanticismo de entonces,tengan en cuenta que tenía veintidós años cuando aquello,hoy tengo tres veces más, de todas formas, me emociono cuando leoLa niña de Guatemalao el libro que tiene Martísobre Guatemala o escritos hechos en ese año y pico que estuvo en Guatemala, por su elocuencia, que fue la época deGarcía Granado que era el padre de la Niña de Guatemala,y de Rufino Barrio como gobernante, en aquel país se hicieron reformas, hicieron muchas cosas positivas en aquella época del siglo pasado.18
Salió hacia Europa en agosto, en barco hasta Francia. De estepaís viajaría a Austria y seguiría a Budapest. En septiembre, ya estaba en la capital húngara donde residiría y en la Federación.Lo responsabilizaron con la atención a América Latina, decisióntomada por su procedencia geográfica.
La Federación Mundial de Juventudes Democráticas trabajaba porque en los países miembros se organizaran eventos juveniles y se eligieran representantes al encuentro internacional. Elcongreso cubano fue convocado el 12 de octubre de 1952, previa constitución de su Comité Preparatorio;19llamaba a la unidad, sin distinción de ideas políticas, religiosas u otras, el objetivo central era la lucha por los derechos de la juventud.
Los días 26, 27 y 28 de enero de 1953, año del natalicio cien de José Martí, fue realizado en Cuba el Congreso por los derechos de la juventud, el Congreso Martiano. Tuvo diferentes actividades de apoyo, como la marcha de la flor y la bandera quesalió del cementerio Santa Ifigenia en Santiago de Cuba, recorrióel país a lo largo de la Carretera Central hasta su arribo al ParqueCentral de La Habana, el 28 de enero. Su responsable fue Francisco Peñalver García, Pancho, de la Juventud Socialista.
Al congreso asistió una amplia representación de jóvenes, trescientos undelegados de distintas procedencias y setenta y seis delegadosfraternales, representantes de organizaciones juveniles del país. Este evento formó parte del movimiento de apoyo a la citada conferencia internacional.
Durante su desarrollo proclamó las ideas martianas y condenó a la tiranía. Entre otros temas, abordó los derechos de la juventud, declaró al imperialismo yanqui responsable de los males del país, señaló el peligro de la carrera armamentista y su amenaza para la paz.
Los congresistas en vísperas del centenario, el día 27, organizaron la marcha de las antorchas desde el lugar de reunión, local del sindicato de los yesistas, hasta la Fragua Martiana. El 28, al llamado de la FEU, se realizó otra marcha de las antorchas desde la Universidad hasta el Parque Central. En este desfile participaron los futuros moncadistas, quienes no pasaron inadvertidos por su disciplina y marcialidad.
La delegación cubana elegida a la conferencia estuvo presidida por el joven estudiante universitario Raúl Castro Ruz y la integraban Fidel Domenech Benítez, dirigente de la Juventud Socialista en Santiago de Cuba, y Gustavo González, un joven obrero de Artemisa. Participó también Abelardo Adán García. Celebrada esta,partieron a Budapest, ciudad donde se conocieron Raúl y Risquet, deahí todos siguieron a Bucarest para participar en la constitución delComité Preparatorio del IV Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, que tendría lugar en esa ciudad entre julio y agosto de ese año.20El llamamiento al Festival lo firmó por Cuba, Raúl Castro.
Entre los meses de mayo y junio de 1953, Risquet hizo un recorrido por Brasil, Argentina, Chile, Panamá, Guatemala y México con el objetivo de divulgar los resultados del Congreso de la Federación… y promover el IV Festival entre las organizaciones juveniles, comunistas (algunas clandestinas) o progresistas, estudiantiles, religiosas, culturales, deportivas, sindicales, entre parlamentarios, y que se crearan comités nacionales de promoción, así como el compromiso de trabajar por el envío de delegaciones al evento. De este periplo escribió:
Estando en la Universidad Católica de Chile […] era objeto de una apabullante polémica en la que la palabra [frase] «cortina de hierro» era la más mencionada.
Del fondo del salón salió una voz poderosa, una magnífica intervención de apoyo a mis pronunciamientos que logró más o menos neutralizar el barraje. Al finalizar el debate me dirigí a saludarlo. Cuál no sería mi sorpresa, era Schafik Hándal. Lo conocí en el verano de 1952 cuando visité El Salvador. Era entonces dirigente de la organización estudiantil universitaria (AGEUS) y de su publicación semanal. Era, además, responsable del trabajo juvenil por el Partido Comunista, aunque no públicamente. Hándal me contó que la situación en El Salvador se había agudizado en extremo, que pudo escapar a la persecución cruzando la frontera hondureña, hacerse allí de un pasaporte del país y conseguir una beca de estudios en Chile para terminar la carrera.
La fraternal amistad seguiría entre ambos luchadores, estrechándose luego del triunfo revolucionario en Cuba.