Juan de Dios y Antón Martín - Lope de Vega - E-Book

Juan de Dios y Antón Martín E-Book

Лопе де Вега

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Beschreibung

Juan de Dios y Antón Martín es una comedia teatral sacra del autor Lope de Vega. En la línea de los textos teatrales cristianos del Siglo de Oro Español, se articula en torno a ciertas escenas de la vida de un santo, en concreto de San Juan de Dios y la relación con sus hermanos.

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Seitenzahl: 103

Veröffentlichungsjahr: 2020

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Lope de Vega

Juan de Dios y Antón Martín

 

Saga

Juan de Dios y Antón MartínCopyright © 1965, 2020 Lope de Vega and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726617498

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

HABLAN EN ELLA LAS PERSONAS SIGUIENTES

JUAN DE DIOS UN LABRADOR UN CAPITÁN [FRANCÉS] MENDOZA CALAHORRA LEONOR EL CONDE DE OROPESA EL DUQUE DE ALBA UN GENERAL FRANCÉS DOÑA MARÍA ISABEL esclava VELASCO gentilhombre PEDRO MARTÍN hidalgo MARÍN soldado DON LUIS [capitán español] ANTÓN MARTÍN DOS CIUDADANOS DOS DAMAS DAMA DAMA UN CABALLERO SU CRIADO DOS NIÑOS UN LOQUERO UN RECTOR DOS O TRES LOCOS [DOS MÚSICOS] [UN VEINTICUATRO] [MARQUÉS DE TARIFA] [DON RODRIGO] [caballero] [DOÑA INÉS] [dama] [DOÑA JUANA] [dama] [DOÑA ELVIRA] [dama] [DOÑA BEATRIZ] [dama] [DOÑA ANA OSORIO] [dama] [LA OTAÑEZ] [prostituta] [GODÍNEZ] [rufián] [HERNANDO DE SOMONTES] [hidalgo] [EL ARZOBISPO DE GRANADA] [FRANCISCO] [estudiante] [SEBASTIÁN] [gentilhombre] [UN PROCURADOR] [SALVATIERRA] [pobre] [TORRIJOS] [Pobre] [PORTILLO] [pobre] [SERÓN] [pobre] [DON LUIS] [gentilhombre] DON ALFONSO [gentilhombre] [CAPOTE] [rufián] [LA FRAILA] [prostituta] [FINARDO] [hidalgo] [RISELO] [gentilhombre] [FENISA] [dama] [EL DEMONIO] [UN DOCTOR] [UN CRIADO] [UN PAJE] [UN ENFERMERO] [EL REY FELIPE II] [EL PADRE DE LAS MUJERES PÚBLICAS] DOS ÁNGELES [MARTÍN] [soldado] [UN MOZO] [UNA MUJER] [LA CARIDAD] [TRES POBRES]

Acto I

Salen un LABRADOR, y JUAN DE DIOS en hábito de pastor.

LABRADOR

¿Tú soldado?

 

JUAN

Yo soldado.

 

LABRADOR

¿Qué dices?

 

JUAN

Lo que has oído.

 

LABRADOR

Detente, que vas perdido.

 

JUAN

No pienso guardar ganado;

hoy se acaba, mayoral,

el oficio de pastor.

 

LABRADOR

Sin duda que el atambor

fue causa de tanto mal.

 

JUAN

Esto tenedlo por cierto,

que yo del monte venía,

donde contento vivía,

al hielo, al sol descubierto,

por pan y sebo a la villa,

cuando en escuchando el son,

y viendo tanto Guzmán.n

de media azul y amarilla,

sentí bullirme en los pies

un no sé qué, de manera

que me iré con la bandera

adonde vaya el Francés;

y al fin del mundo, y es poco,

tras aquel son celestial.

 

LABRADOR

Míralo bien.

 

JUAN

Mayoral,

no hay que mirar.

 

LABRADOR

¿Estás loco?

 

JUAN

Hagamos cuenta, y creed

que no puedo más conmigo.

 

LABRADOR

¿Qué cuenta he de hacer contigo?

 

JUAN

Mayoral, mucha merced

me habéis hecho en vuestra casa;

mas ¿cuál es más justa ley,

serviros a vos o al Rey?

 

LABRADOR

Allá verás lo que pasa,

¿piensas que es todo llevar

por el monte los corderos?

 

JUAN

Pues ¿qué trabajos más fieros

podéis, mayoral, contar

de la guerra y del soldado,

que pasa un triste pastor?

Toca la caja.

Perdonad, que el atambor

segunda vez me ha llamado;

hoy marcha la compañía.

Si algo en remuneración

de mis servicios, que son

por toda la vida mía

(pues niño vine a serviros

de Portugal, donde soy),

me queréis dar, pues me voy,

no tengo más que deciros.

 

LABRADOR

Ahora bien, yo he conocido,

Juan, que tu buen natural

(que, en efecto, en Portugal

debes de ser bien nacido),

te lleva a cosas mayores,

pues que por las armas dejas

los prados y las ovejas

y los amigos pastores.

Parte en buena hora a la guerra.

No te quiero detener;

y Dios te deje volver

con bien a esta misma tierra

o al lugar en que naciste.

Nuestro Conde de Oropesa,

que para la justa empresa

que en estas cajas oíste,

ayuda al emperador

Carlos Quinto, que Dios guarde,

con la gente que esta tarde

marcha para dar favor

a Fuenterrabía, a quien

en Francés piensa tomar,

hoy quiere verla marchar.

Conmigo a escribirte ven,

que yo te daré una espada

que en mi mocedad tenía,

cuya guarnición solía

ser, aunque antigua, dorada,

y te buscaré un sombrero.

 

JUAN

Echarme he a vuestros pies.

 

LABRADOR

Si, retirado el Francés,

lo que de Carlos espero,

y la nobleza de España

que a resistirle camina,

amor a volver te inclina

a tu ganado y cabaña,

aquí mi casa tendrás.

 

JUAN

Del bien que en ella me hicistes,

que el ser que tengo me distes,

no me olvidaré jamás.

Priesa me da el atambor;

no me mandéis detener;

la espada habré menester.

 

LABRADOR

Vamos, soldado pastor.

 

JUAN

¡Adiós, monte! ¡Adiós, ganados!

 

LABRADOR

Dios te haga capitán.

 

JUAN

Soy yo muy pobre, y serán

pobres también los soldados.

 

Vanse, y salen una CAJA, y BANDERAS, y SOLDADOS en orden; CALAHORRA, soldado, y MENDOZA, y LEONOR, de hombre, con arcabuz, y el capitán JUAN FÉRRIZ, y el CONDE en alto.

CONDE

Lucida y como, en fin, de vuestra mano

sale, a mi parecer, la compañía,

para servir a Carlos soberano.

 

CAPITÁN

Seguro puede estar Vueseñoría

que puede retirar al Francés sola;

ni la verá mejor Fuenterrabía,

que por mucho que España se acrisola,

ninguno le ha de dar más brava gente.

 

CONDE

Toda la juventud noble española

marcha a servir al Rey alegremente;

la empresa es generosa y de importancia,

mostrad, amigos, corazón valiente,

y aunque os parezca larga la distancia,

marchad de suerte, que al llegar no vea

retirada la cólera de Francia.

 

CAPITÁN

El de Alba, dicen que su brazo emplea

en esta empresa por primera hazaña.

 

CONDE

El Duque de Alba espero yo que sea

toda la gloria y el valor de España.

 

Quítese el CONDE, y salga JUAN con sombrero, capotillo y espada.

JUAN

Sospecho que vengo tarde,

porque ya marchando van.

Soldado, un momento aguarde,

¿podré hablar al capitán?

 

LEONOR

Pues ¿por qué no?

 

JUAN

Dios le guarde.

 

LEONOR

¿Qué le queréis?

 

JUAN

Ser soldado.

 

LEONOR

¿Vos?

 

JUAN

Pues ¿no lo puedo ser?

¿Parézcole muy quebrado?

 

LEONOR

No, mas que debéis de haber

guardado negro ganado.

 

JUAN

Negro no, mas blanco sí,

y yo pienso que de mí

los buenos soldados se hacen

mejor que de los que nacen...

pero dejémoslo ansí,

que también nace el valor

entre holanda y terciopelo;

pero, en efecto, un pastor,

que duerme entre nieve y hielo,

hará una guarda mejor.

 

LEONOR

¿Decislo porque me veis

de pocas carnes, hidalgo?

Pues con aquestas que veis,

por cuatro robustos valgo,

y puedo sufrir por seis.

 

JUAN

¿Vos?

 

LEONOR

Yo. Pues ¿qué presumía

la bestia con sus respuestas,

que la guerra consistía

en llevar arcas a cuestas,

o en la fina valentía?

No mueve las cuchilladas

la robusta complexión

ni las espaldas armadas,

sino el fuerte corazón

y las carnes aceradas;

lo que sufriere un pastor

por tosca naturaleza,

sufre un hidalgo valor.

 

Salga el CAPITÁN, CALAHORRA y MENDOZA.

CAPITÁN

Marchen con toda presteza.

 

CALAHORRA

Ya van marchando, señor.

 

CAPITÁN

¿Qué haces, Leonor, aquí?

 

LEONOR

Hablo con este soldado.

 

CAPITÁN

¿Soldado?

 

JUAN

Nunca lo fui,

mas vengo determinado,

si os queréis servir de mí.

 

CAPITÁN

¡Buena persona!

 

CALAHORRA

¡Extremada!

 

MENDOZA

¿Qué tiempo tendrá la espada?

 

JUAN

En verdad, que me decía

mi amor, que ser solía

antiguamente dorada.

 

LEONOR

Y la plumilla ya es barro;

¿es de gallo?

 

JUAN

¿No es mejor

que de gallina?

 

CALAHORRA

¡Bizarro

soldado!

 

MENDOZA

¡Gran defensor

del Vizcaíno y Navarro!

 

CAPITÁN

Ahora bien, llevadle allá,

dadle arcabuz, y alistadle.

¿Tú piensas quedarte acá?

 

LEONOR

¿Y cuéstame tan de balde,

que puedo quedarme ya?

 

CAPITÁN

Mira, Leonor, que la guerra

no es como andar alojada

por los pueblos de esta tierra.

 

LEONOR

Mal conoces esta espada

y el brío que el alma encierra.

No tienes, aunque tuvieses

a Aquiles, soldado igual;

rendiré dos mil franceses.

 

CAPITÁN

El arcabuz te hace mal,

y querría que le dieses

a este bisoño.

 

LEONOR

No más

de para marchar.

 

CAPITÁN

Sea ansí.

¡Hola!

 

JUAN

¡Señor!

 

CAPITÁN

¿Llevarás

este arcabuz?

 

JUAN

Señor, sí.

 

LEONOR

Pues toma.

 

JUAN

Muestra y verás.

¿Qué es todo aquesto?

 

LEONOR

El fogón.

 

JUAN

¿Es por donde se da fuego?

 

LEONOR

Sí.

 

JUAN

¿Y aquesto?

 

LEONOR

Es el cañón;

ponle al hombro, y marcha luego.

 

JUAN

¿Cómo?

 

LEONOR

De la caja al son.

 

JUAN

A ver.

 

LEONOR

De aquesta manera.

 

JUAN

Voy.

 

LEONOR

Mi ropa fuera mejor.

 

JUAN

Monte, adiós, hasta después,

que me lleva el son los pies,

y los ojos la bandera.

 

Vanse, y salen DOÑA MARÍA, una dama de Requena, e ISABEL, criada.

MARÍA

Dame, Isabel, la labor.

 

ISABEL

Codiciosa te levantas.

 

MARÍA

En ocupaciones tantas,

no tiene lugar amor.

 

ISABEL

Parece que huyes de él.

 

MARÍA

Temo su daño.

 

ISABEL

Estas son

las almohadillas.

 

MARÍA

Lición

contra su madre cruel,

que llaman ociosidad.

Aquí conmigo te asienta.

 

ISABEL

¿Cuántos hilos?

 

MARÍA

Doce cuenta.

 

ISABEL

Prevenid la tempestad

es de buenos marineros.

 

MARÍA

¿Llaman a la puerta?

 

ISABEL

Sí.

 

MARÍA

Pues mira quién está allí.

 

ISABEL

Mas que son los caballeros

que te suelen visitar.

 

MARÍA

Conversación enfadosa.

 

ISABEL

No nos faltaba otra cosa;

Velasco te quiere hablar.

 

MARÍA

¿No le dijeras que estaba

ocupada?

 

ISABEL

Ya se entró.

 

Sale VELASCO, gentilhombre.

VELASCO

¿Estorbo, por dicha, yo?

 

MARÍA

Pues ¿díjoos algo la esclava?

 

VELASCO

No, mas pienso que entendí

que estábades ocupada.

 

MARÍA

Tomad silla, que no es nada;

acabando estaba aquí

unos negros deshilados.

 

ISABEL

(Y no quiere entretenerse;

hipócrita quiere hacerse

por engañar sus cuidados.)

 

VELASCO

¿Cómo estáis?

 

MARÍA

No me he sentido

buenas; mil achaques traigo.

 

VELASCO

Pésame, pero si caigo

en la ocasión por que han sido,

¿no me diréis la verdad?

 

MARÍA

¿Han llamado?

 

ISABEL

Y aun se entraron.

 

Sale PEDRO MARTÍN, un hidalgo.

PEDRO

Los celos no me engañaron,

que es luz y dan claridad.

Vuestras mercedes estén

muy en buen hora.

 

MARÍA

¡Hola, silla!

 

ISABEL

(Ya juzgaba a maravilla

que este faltase también.)

 

PEDRO

¿Siempre ha de estar ocupada

vuestra merced, mi señora,

en la labor?

 

MARÍA

Tomé agora

la almohadilla y la almohada,

por ser labor de una amiga.

 

PEDRO

¿Cómo estáis?

 

MARÍA

Para serviros.

 

PEDRO

Yo quería persuadiros

a que con menos fatiga

tratéis de vuestra salud.

 

VELASCO

¿Vuestra merced ha mirado

en que estoy aquí sentado?

Y si no por mí, en virtud

de la casa donde estoy...

 

PEDRO

El sol que me ha deslumbrado

pienso que me ha disculpado;

y fuera de aquesto, soy

corto de vista en extremo.

 

VELASCO

Que nace esta cortedad

de la misma voluntad,

o lo sospecho o lo temo.

¿Buen modo de cortesía

es estar un hijodalgo

de las prendas que yo valgo,

pues es notoria la mía,

tan cerca de esta señora,

a quien he venido a ver,

y entrar, y hablar, y tener

asiento y plática agora,

sin advertir que está aquí,

ni hacer más caso que hiciera

si algún mal nacido fuera?

 

PEDRO

Ya os he dicho que no os vi;

porque yo no soy tan necio

que, cuando por vos no fuera,

lo que en esta casa viera,

tratara con tal desprecio.

De que seáis tan hidalgo

y bien nacido, estoy cierto,

pero en todo aqueste puerto,

y si hasta Valencia salgo,

tengo yo la estimación

que merece un caballero,

y así pienso que prefiero

a los que en duda lo son;

ni es a propósito aquí

decir que sois bien nacido,

si acaso no habéis temido