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Los bandos de Sena es una comedia teatral del autor Lope de Vega. En la línea de las comedias palatinas de enredo del Siglo de Oro Español, narra un malentendido amoroso a causa de celos que acabará por provocar varias situaciones humorísticas y de enredo.
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Seitenzahl: 94
Veröffentlichungsjahr: 2020
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Lope de Vega
Saga
Los bandos de SenaCopyright © 1635, 2020 Lope de Vega and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726618402
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
-fol. 114r-
-fol. 114v-
Salen TEODORA, dama, en hábito de caballero, con una cruz de San Juan, FABIO y RUFINO.
FABIO Esta es Sena.
RUFINO ¡Ciudad bella!
TEODORA ¡Y república estremada!
FABIO ¡Qué lustre se mira en ella!
RUFINO ¡Qué fuerte!
FABIO ¡Qué torreada!
TEODORA ¡Oh, cuánto me alegro en vella! 5
RUFINO Es la patria dulce cosa.
FABIO Da su memoria placer.
RUFINO Es el centro en que reposa.
TEODORA Vaya Rufino a saber
de una posada famosa. 10
FABIO Parte, y dos cosas advierte.
RUFINO ¿Cuáles?
FABIO Que sea limpia y clara.
RUFINO Voy.
(Vase.)2
TEODORA ¡Oh ciudad noble y fuerte!
¡Oh patria! En fin, ¿quién pensara,
Sena, que volviera a verte? 15
FABIO Por hacerme igual favor
al que en Nápoles me hiciste,
Lelio3 , mi amado señor,
y porque me prometiste,
satisfecho de mi amor, 20
que luego, en llegando a Sena,
me dirías una historia,
de graves sucesos llena
que dieron fin a tu gloria
como principio a tu pena, 25
te suplico la refieras,
pues que ya habemos llegado.
TEODORA ¡Ay, Fabio! Si consideras
cuánto te quedo obligado,
¿por qué mi quietud alteras? 30
Quien descubre su secreto
de libre se hace sujeto,
mas, pues yo lo prometí,
escúchame atento.
FABIO Di,
que nueva lealtad prometo. 35
TEODORA En esta ciudad famosa,
de tantos ingenios patria,
que con república libre
es tan célebre en Italia,
hubo dos linajes nobles, 40
que su grandeza ilustraban
con mil notables varones
por las letras y las armas:
de Montanos era el uno,
sangre antiquísima y clara, 45
y el otro de Salinuenes,
gloria y honor de su patria.
Quiso la varia fortuna
que se trazase una caza
entre los más principales 50
destas dos ilustres casas.
Gallardos salen al campo,
que a competencia se a[r]maban
de plumas y de colores
e instrumentos de Diana; 55
los caballos, de ligeros,
con adornos de oro y plata,
ser ciervos y no caballos
por el monte imaginaban;
los perros, de mil colores, 60
saltando la yerba ensartan4
perlas de blanco rocío
en las agudas carlancas.
Todos gritan, todos corren,
-fol. 115r-
como al darse una batalla 65
los soldados acometen
al son de trompas y cajas.
Matan un ciervo tan grande
que la cabeza enramada
veinte y dos puntas tenían, 70
y allí entre todos le acaban.
Comienza luego entre todos
una cuestión ordinaria
sobre qué perro, y quién
fue dueño de aquella hazaña, 75
y, sobre decir los unos
que era el lebrel de su casa,
y contradecir los otros,
vienen a malas palabras,
de palabras a las obras, 80
pues, sacando las espadas,
más ha de veinte años, Fabio,
que no se han vuelto a las vainas.
Allí murieron algunos,
luego los amigos tratan 85
de seguir a sus amigos,
y la ciudad desdichada
se divide en bandos toda,
matan hombres, queman cajas,
destruyen campos y haciendas, 90
las calles en sangre bañan.
La familia Selinuena
venció la parte Montana
porque fue más poderosa
y fuerte que la contraria; 95
mataron al padre mío
un Viernes Santo en la plaza,
porque apenas tales días
su privilegio gozaban;
Constancio, un hermano mío, 100
con las dolorosas ansias
de ver en su sangre envueltas,
Fabio, las paternas canas,
con algunos deudos suyos
hizo tan crüel venganza, 105
que el corazón del traidor
comió sin llegar la Pascua.
La ciudad, y el magistrado,
puesta aquella noche en arma,
quiso hacer un gran castigo 110
en las dos sangres tiranas;
mi hermano se puso en cobro,
y al dejar su amada casa
tropezó conmigo (¡ay cielos!,
¡cuán tiranamente me ama!), 115
y mirando que yo sola,
que soy mujer...
FABIO ¡Cosa estraña!
TEODORA Repórtate.
FABIO ¿Qué me dices?
TEODORA ¡Fabio, escucha! ¡Fabio, calla!
FABIO ¿Mujer?
TEODORA Guárdame secreto. 120
FABIO Yo cumpliré la palabra
si me diesen mil tormentos.
TEODORA En fin, viendo que quedaba
desamparada y mujer,
y que la patria contraria 125
no perdonaba los niños
en los brazos de las amas,
de cinco años me sacó
de Sena, mi amada patria,
vistiome en hábito de hombre, 130
y por Flandes y Alemania
me trujo, hasta que dio vuelta
después de algún tiempo a Italia.
Pasose a Malta después,
y en las galeras de Malta 135
hizo tan honrados hechos,
que le dieron la Cruz Blanca;
era el caballero Lelio
su nombre, y yo me llamaba
Fabricio, mas la Fortuna 140
tuvo envidia de su fama.
Murió Constancio, y yo, triste,
sus obsequias celebradas,
tomé sus propios vestidos
y pasé otra vez a5 Italia, 145
y fingiendo ser mi hermano,
-fol. 115v-
todos, como ves, me llaman,
Fabio, el caballero Lelio.
FABIO ¿A qué efeto, o por qué causa?
TEODORA Porque con este disfraz, 150
segura de más desgracias,
veré en Sena qué fin tuvo
la enemistad destas casas,
si ha quedado algún pariente
o alguna hacienda de tanta 155
como mis padres tenían,
o si los bandos se hablan,
de los que quedaron dellos,
las parcialidades guardan,
para que, si estoy segura, 160
diga mi nombre a mi patria.
FABIO Notable industria y disfraz
que nadie podrá entender,
y con que podrás saber
si hay guerra o si están en paz, 165
si tienes hacienda o no,
o cuál amparo te queda.
TEODORA Como descubrirme pueda
si la enemistad cesó,
viviré, Fabio, en mi tierra, 170
y en mi traje natural.
¿Qué es esto?
FABIO Entre este jaral,
que el paso a aquel monte cierra,
entró un perro, y me parece
perdiguero.
TEODORA Sí será. 175
FABIO A su dueño he visto ya.
¡Gallardo, por Dios, se ofrece
con un arcabuz al hombro!6
TEODORA Habrá perdices aquí.
FABIO ¡Buen hombre de campo!
(Entre POMPEYO, como se pinta aquí.)7
TEODORA Ansí 180
a los cazadores nombro.
¡Por mi vida que es galán,
y que el traje lo es también!
FABIO ¡Bien me agrada!
TEODORA A mí también.
POMPEYO ¿Parados a ver me están? 185
Yo quisiera, caballero,
ya que por verme os paráis,
con que a la caza mostráis
afición, que la que espero
hubiera salido aquí. 190
TEODORA Y yo me holgara de ver
un tiro a ese brío hacer.
(Aparte.)8
¡Mas no había de ser en mí!
POMPEYO ¿Sois aficionado?
TEODORA Soy
en estremo aficionado. 195
¡Buen arcabuz!
POMPEYO Estremado,
y si os agrada os le doy,
que otros dos tengo tan buenos
para serviros.
TEODORA No sé
qué agradecimiento os dé 200
desa afición por lo menos,
y no habiendo precedido
el haberos obligado,
si no es con haber mostrado
sin haberos conocido 205
a vuestro talle afición.
POMPEYO Tengo a mucho esa merced.
Aunque soy pobre, creed
que tengo gran corazón.
TEODORA ¡Buena llave!
POMPEYO Labra aquí 210
un lilio9 con gran primor.
Tomalde, por Dios, señor,
y servíos dél y de mí.
TEODORA Cuando conmigo trujera10
algo a que poder ferialle, 215
aun me atreviera a tomalle,
pero no de otra manera.
POMPEYO Agravio me hacéis notable,
y el decir que os agradé
poco en no tomar se ve 220
cosa tan vil.
TEODORA No se hable
del valor de prenda tal,
que la estima de ser vuestra
-fol. 116r-
el mucho que tiene muestra,
y que no la tiene igual. 225
FABIO Una banda de perdices
se ha levantado.
POMPEYO En el suelo
no las tiro.
TEODORA ¿Pues?
POMPEYO Al vuelo.
TEODORA Detente.
POMPEYO ¿Por qué lo dices?
TEODORA Porque lejos han parado, 230
y tengo qué te decir.
POMPEYO Si hay en qué os pueda servir,
haré cuenta que he tirado.
TEODORA Yo soy de Sena.
POMPEYO ¿Por Dios?
TEODORA Es sin duda.
POMPEYO Daros quiero 235
dos abrazos.
TEODORA (Aparte.11
Yo primero
saber de cuál de los dos
es este hidalgo parcial,
porque yo soy Salinuene,
y si es Montano me viene 240
para lo que pienso mal.)
¿Han por ventura cesado
dos bandos que en esta tierra
veinte años se12 hicieron guerra?
POMPEYO Bien a mi costa han parado, 245
pues de todo el bando mío
no hay más que yo, y una hermana
que tengo.
TEODORA ¡Cosa inhumana!
POMPEYO Pero en el cielo confío,
que me ha de dar algún día 250
venganza.
TEODORA ¿No está en vós muerto
el fuego?
POMPEYO Sí está, por cierto,
que yo soy ceniza fría
de tanto incendio pasado.
TEODORA ¿Y el otro bando está bien? 255
POMPEYO Sangre le cuesta también,
pero mejor ha quedado,
porque hay tres o cuatro casas
de gente muy poderosa.
Mi padre, menos dichosa 260
en estas montañas rasas,
esa casa me dejó
que miráis, en las postreras
de Sena, que en las primeras
de sus ciudadanos vio 265
ese campillo, esos prados
solo en memorias se cuenta
de tanta grandeza y renta.
TEODORA ¿Qué valdrá?
POMPEYO Dos mil ducados.
Destos como y visto agora, 270
destos mi hermana sustento,
que es la lástima que siento.
TEODORA ¿Mora aquí?
POMPEYO En la ciudad mora,
que allá tenemos los dos
una casa razonable. 275
TEODORA (Aparte.13
¡A mi fortuna mudable
estoy temiendo, por Dios!
Mas, pues es fuerza, sabré
si es mi parte, que me agrada
de suerte que estoy turbada. 280
¡Tiemblo del cabello al pie!
Deseo que sea contrario
y que pariente no sea,
no porque mi sangre vea
libre de incendio tan vario, 285
sino porque aquí dejé
otros hermanos pequeños
entre mal seguros dueños,
y si aqueste dellos fue,
pesarame que los ojos 290
hayan al alma engañado,
pues que por ellos ha entrado
a darme dulces enojos,
que, desde que peregrino
con algún entendimiento, 295
no he tenido pensamiento
que de amor siga el camino.)
En fin, señor, vuestro bando
ha14 parado solo en vós,
pero cuál es de los dos 300
saber estoy deseando,
que soy dellos y salí
muy niño desta ciudad.
-fol. 116v-
POMPEYO ¿Que desta parcialidad
procedisteis?
TEODORA Señor, sí. 305
POMPEYO Pues sabed que soy Montano,
si sois Salinuene15 vós.
TEODORA De un bando somos los dos.
Deteneos, dadme la mano.
POMPEYO ¿Montano sois?
TEODORA Es sin duda. 310
POMPEYO ¿De quién sois hijo?
TEODORA Después
os lo diré, si no es
que la fortuna se muda,
y con igual libertad
ricos y pobres hablamos. 315
POMPEYO ¿Que otra columna tengamos
de nuestra parcialidad
en mancebo como vós,
tan caballero y soldado?
Seáis mil veces bien llegado. 320
TEODORA Mil años os guarde Dios.
POMPEYO Volveré a mi hermana loca
si os llevo, hacedme placer,
que nos vamos a comer
juntos. La sangre os provoca. 325
¡No me lo neguéis, por Dios!
TEODORA ¿Quién fue vuestro padre?
POMPEYO Enrico
Montano.
TEODORA Tened, os suplico,
que somos primos los dos,
que fui hijo de su hermano 330
Silvio Montano.
POMPEYO ¿Hay ventura