Erhalten Sie Zugang zu diesem und mehr als 300000 Büchern ab EUR 5,99 monatlich.
Los donaires de Matico es una comedia teatral del autor Lope de Vega. En la línea de las comedias palatinas de enredo del Siglo de Oro Español, narra un malentendido amoroso a causa de celos que acabará por provocar varias situaciones humorísticas y de enredo.
Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:
Seitenzahl: 83
Veröffentlichungsjahr: 2020
Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:
Lope de Vega
Saga
Los donaires de MaticoCopyright © 1596, 2020 Lope de Vega and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726618440
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
VENTERO. En alguna escena este personaje aparece como MESONERO y HUÉSPED.
FREGONA. En algunas ocasiones este personaje aparece como MOZA
Sale el Conde luchando con una sierpe, y Riquelmo y Ramiro con sus escopetas, y dando voces de dentro, salen, y detrás de todos sale Sancho vestido de pastor rústico, con un bastón en la mano
RIQUELMO
¡Ataja, ataja; suelta esos lebreles,
y acudan tres o cuatro arcabuceros!
CONDE
¡Ah, que sois muchos, pero poco fieles!
¡Líbreme el cielo de tus dientes fieros,
5
bestia espantosa! ¿Nadie me socorre?
¡Llegad, llegad, valientes caballeros!
¡Llega, Riquelmo fuerte! ¡Corre, corre!
RIQUELMO
Temo, señor, herirte si la tiro,
y que tu sangre mis hazañas borre.
CONDE
10
¿Pues hame de matar? ¡Ah, don Ramiro!
RIQUELMO
Lleguemos juntos.
RAMIRO
¡Solo el cielo puede!
Entra Sancho, pastor
SANCHO
¿Qué voces oigo? ¡Santo Dios? ¿Qué miro?
CONDE
¿Muerto queréis que vuestro Conde quede?
Llegad, que el que mi vida restaure
15
le doy mi hija, y que mi Estado herede.
RIQUELMO
¡Dichoso el que su vida aventurare!
RAMIRO
Aquel seré yo. Riquelmo, tente.
RIQUELMO
¡Detente tú!
RAMIRO
¡Quien esto me quitare
quitarele la vida!
SANCHO
¡Oh, fiera gente!
20
¿Así a vuestro señor dejáis? ¡Cobardes!
CONDE
¡Ah, buen pastor!
SANCHO
Si el cielo te consiente
que la palabra que prometes guardes
de dar tu hija, yo daré mi vida.
CONDE
Al mismo Dios la doy. ¡Llega! ¡No tardes!
Mata Sancho la sierpe
RIQUELMO
25
¡Que ha de haber fuerza que este bien me impida!
RAMIRO
¿Qué? ¿No quieres soltarme?
RIQUELMO
¡Suelta, suelta!
Mas ya nuestra contienda se divida,
que mientras ha durado la revuelta,
aquel rústico goza la victoria.
RAMIRO
30
¡La sierpe yace en tierra en sangre envuelta!
CONDE
De Dios sea, pues es de Dios la gloria
de esta hazaña, y luego de tu mano,
de quien por siempre quedará memoria.
RIQUELMO
¡Oh, noble Conde! El premio soberano
35
fue causa, con envidia de gozalle,
que otro nos la ganase por la mano.
Mas ya, según se advierte por su talle,
menos te costaré la grave empresa,
pues con dineros puedes contentalle.
Sancho tiene el pie sobre la sierpe, y dice:
SANCHO
40
Agora no mordéis ni, haciendo presa,
me desgarráis mis antiparas pobres.
Verted ponzoña, espuma en sangre espesa.
CONDE
Yo haré, si puedo, que otra prenda cobres,
y que algún Rey te las envidie tanto,
45
que a la fortuna con la tuya sobres.
RAMIRO
Casi los ojos me humedece el llanto,
y tan corrido estoy, Conde, que apenas,
apenas a mirarte los levanto.
¡Oh! ¡Si pluguiese a Dios que las arenas
50
que en sangre de esa fiera están teñidas
lo estuvieran en sangre de mis venas!
CONDE
Esas palabras son agradecidas,
mas no de la manera que las obras
de quien no me las debe recebidas.
55
¡Oh, mi pastor, que nombre eterno cobras
por una hazaña tal, que a las más grandes
y hechos notables del Tebano sobras!
Dame esos brazos.
SANCHO
¡Oh, señor! No mandes…
CONDE
No me repliques.
SANCHO
Tu grandeza ofendes.
60
No es justo que a abrazarme te desmandes.
CONDE
Aquesos brazos que a mis brazos prendes
son y serán los dueños de la vida
que agora de la muerte me defiendes.
No pienso que ha de haber cosa que impida
65
la prometida fe, pues a cumplilla
cierta secreta causa me convida.
Ese rostro me espanta y maravilla.
¿Eres vasallo mío, o de otra tierra?
SANCHO
Puesto que tuyo soy, nací en Castilla.
70
De mis humildes padres me destierra
la fiera envidia, y de mi patria amada,
que no hay lugar seguro de su guerra.
Una montaña fuerte y celebrada
por el león restaurador de España
75
fue de mis tiernos años habitada.
Esta, como corona, ciñe y baña
un pequeño río, y a este río,
espesa enea, junco y verde caña.
Aquí, señor, el nacimiento mío
80
fue tan humilde cuanto fue dichoso,
y lo será de tu valor confío,
pues de este monstruo fiero y espantoso
vine a librar tu vida.
CONDE
¡Extraño caso!
RIQUELMO
¡Misterios son del cielo poderoso!
CONDE
85
Estoy de suerte, que ni muevo el paso
ni el pensamiento apenas, pues contemplo
que no has venido, ni es posible, acaso.
Contigo pienso ser un raro ejemplo
de fe inviolable, y para testimonio
90
aquesta sierpe haré colgar de un templo.
Tú poseerás en justo matrimonio
mi cara hija, de otro dueño indigna,
y con ella mi Estado y patrimonio.
Esto será después que la doctrina
95
de algún maestro tu rudeza enseñe
la militar y honrosa disciplina.
Que no hayas miedo que to coma o sueñe
segura noche, si es posible, hasta
que mi palabra al cielo desempeñe.
SANCHO
100
¡Oh, gran señor! Conozco que ya basta
ese agradecimiento. No procures
degenerar la sangre de tu casta.
No es justo que tu hija darme jures,
que el pedírtela yo fue porque agora
105
de mi poca nobleza te asegures.
Goza tu hija, cásala y mejora
(si hay en el mundo aventajada prenda)
tu Estado y su marido. Id en buena hora,
que me quiero volver a mi hacienda,
110
que andan traviesas por aquí mis cabras,
y temo que algún mal me las ofenda.
CONDE
(No es posible que son estas palabras
de rústico pastor; a mi sospecha
no he menester que más camino abras.–
115
¿Qué os parece de aquesto?
RIQUELMO
Que sospecha
cualquiera de los dos lo que tú mismo.
Yo digo que es figura contrahecha.
RAMIRO
No es este hablar de tosco barbarismo
de la naturaleza del villano,
120
mas que la luz es propia del abismo.
CONDE
Lo que a mí me asegura y hace llano
ser este el propio que su honra muestra
es ver el bien que deja de la mano.
Pero escuchemos, que la gente nuestra
125
ya debe de llegar, todo hombre calle.
De aquesto pido la palabra vuestra.
RIQUELMO
Tu nombre llaman, y responde el valle.)
Dicen de dentro en diferentes voces, Criado primero y segundo
PRIMERO
¡Hola! ¡Ahó, gente del Conde!
Venid, que aquí suena gente.
SEGUNDO
130
¿Hacia qué parte se siente?
PRIMERO
En este valle responde.
Descended presto acá abajo.
SEGUNDO
¿Por dónde?
PRIMERO
A mano derecha,
por esa sendilla estrecha
135
debe de ser el atajo.
SANCHO
Señor, gente suena. Dame
licencia, y en paz te queda,
que temo entre esta arboleda
mis ovejuelas derrame.
140
No me hurten algún chivo.
CONDE
De aquesta vez no te irás,
que hoy no puedes ganar más
que haber ganado un cautivo.
Cree que has de ir a mi lado.
SANCHO
145
No, no, señor, yo me quedo,
que hasta el agosto no puedo,
que tengo un amo igualado.
Perdone su reverencia.
RIQUELMO
(Sin falta que es contrahecho.
CONDE
150
Ya quedo más satisfecho.
Vasallo es de su inocencia.
Llevarle quiero conmigo
para ver este misterio.)
Dicen de dentro Criado primero
PRIMERO
Por esta parte, Silverio.
155
Echa por el cabrahigo,
y guarte de la maleza.
Salen los Criados
PRIMERO
¿Este es el Conde?
SEGUNDO
Sí, él es.
PRIMERO
¡Oh, señor! Danos tus pies.
SANCHO
Más pedidle la cabeza.
160
¿No veis qué gesto de urraco?
RIQUELMO
(Persuadime en este punto
a creer que este es un tonto
o un grandísimo bellaco.)
SEGUNDO
Señor, ¿adónde has estado,
165
que en cuantas sendas reparte
el monte, y en cualquier parte,
fuiste mil veces buscado,
y nunca supimos dónde?
Al fin, tantas vueltas dimos,
170
que a doquiera que anduvimos
aún suena el nombre del Conde.
PRIMERO
¡Santo Dios! ¿Qué puede ser
este fiero monstruo horrendo?
SANCHO
No huyáis, que está durmiendo.
175
¿Pensáis que os ha de morder?
¡Verá el miedo que le tienen!
CONDE
Deseoso de esta empresa,
perdime en la selva espesa
yo y los que conmigo vienen.
PRIMERO
180
¿Que a tal peligro te pones?–
¡Brava boca! ¡Brava espada!
CONDE
Criados, atravesalda
en los ñudosos bastones,
y sacarle heis muy despacio.
SANCHO
185
Hasta que otras bestias haya,
así a Barcelona vaya.
CONDE
Entre cubierta en palacio,
y aviso que a todos nieguen,
que esto no se ha de saber.
SANCHO
190
Antes soy de parecer
que a los muchachos la entreguen,
y démosles un buen día,
que hagan carnestolendas,
y aún es mejor que la vendas
195
para la carnicería,
y el menudo a un hospital.
CONDE
Hasla repartida al justo.
Vente a mi lado, que gusto
de hacerte conmigo igual.
200
¿Que porfía su mercé?
Cúmplase su voluntad,
aunque en esta soledad
pasar mi vida juré.
Vamos, y el hato que tengo
205
recogeré por aquí.
CONDE
No te has de apartar de mí.
SANCHO
Digo que a tu lado vengo.
Éntrase el Conde y Sancho, y los Criados quedan llevando la sierpe, y Riquelmo y Ramiro
RAMIRO
Cargad de presto. ¿Qué hacéis?
PRIMERO
Espérese, no nos riña.
210
¿Entiende que así se aliña?
RIQUELMO
¡Donosa fuerza tenéis!
PRIMERO
Llegue, a ver si la sopesa.
RIQUELMO
Quizá con la mano sola.
SEGUNDO