Los donaires de Matico - Lope de Vega - E-Book

Los donaires de Matico E-Book

Лопе де Вега

0,0

Beschreibung

Los donaires de Matico es una comedia teatral del autor Lope de Vega. En la línea de las comedias palatinas de enredo del Siglo de Oro Español, narra un malentendido amoroso a causa de celos que acabará por provocar varias situaciones humorísticas y de enredo.

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 83

Veröffentlichungsjahr: 2020

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Lope de Vega

Los donaires de Matico

 

Saga

Los donaires de MaticoCopyright © 1596, 2020 Lope de Vega and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726618440

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

LOS QUE HABLAN EN ELLA SON

CONDE DE BARCELONA SANCHO MATICO LA CONDESA ROSIMUNDA UN CAPITÁN DON RAMIRO DON RIQUELMO UN GOBERNADOR CRIADO CRIADO PRIMERO CRIADO SEGUNDO UN VENTERO UNA FREGONA CONDE BELARDO

VENTERO. En alguna escena este personaje aparece como MESONERO y HUÉSPED.

 

FREGONA. En algunas ocasiones este personaje aparece como MOZA

Jornada I

Sale el Conde luchando con una sierpe, y Riquelmo y Ramiro con sus escopetas, y dando voces de dentro, salen, y detrás de todos sale Sancho vestido de pastor rústico, con un bastón en la mano

RIQUELMO

¡Ataja, ataja; suelta esos lebreles,

y acudan tres o cuatro arcabuceros!

 

CONDE

¡Ah, que sois muchos, pero poco fieles!

¡Líbreme el cielo de tus dientes fieros,

5

bestia espantosa! ¿Nadie me socorre?

¡Llegad, llegad, valientes caballeros!

¡Llega, Riquelmo fuerte! ¡Corre, corre!

 

RIQUELMO

Temo, señor, herirte si la tiro,

y que tu sangre mis hazañas borre.

 

CONDE

10

¿Pues hame de matar? ¡Ah, don Ramiro!

 

RIQUELMO

Lleguemos juntos.

 

RAMIRO

¡Solo el cielo puede!

 

Entra Sancho, pastor

SANCHO

¿Qué voces oigo? ¡Santo Dios? ¿Qué miro?

 

CONDE

¿Muerto queréis que vuestro Conde quede?

Llegad, que el que mi vida restaure

15

le doy mi hija, y que mi Estado herede.

 

RIQUELMO

¡Dichoso el que su vida aventurare!

 

RAMIRO

Aquel seré yo. Riquelmo, tente.

 

RIQUELMO

¡Detente tú!

 

RAMIRO

¡Quien esto me quitare

quitarele la vida!

 

SANCHO

¡Oh, fiera gente!

20

¿Así a vuestro señor dejáis? ¡Cobardes!

 

CONDE

¡Ah, buen pastor!

 

SANCHO

Si el cielo te consiente

que la palabra que prometes guardes

de dar tu hija, yo daré mi vida.

 

CONDE

Al mismo Dios la doy. ¡Llega! ¡No tardes!

 

Mata Sancho la sierpe

RIQUELMO

25

¡Que ha de haber fuerza que este bien me impida!

 

RAMIRO

¿Qué? ¿No quieres soltarme?

 

RIQUELMO

¡Suelta, suelta!

Mas ya nuestra contienda se divida,

que mientras ha durado la revuelta,

aquel rústico goza la victoria.

 

RAMIRO

30

¡La sierpe yace en tierra en sangre envuelta!

 

CONDE

De Dios sea, pues es de Dios la gloria

de esta hazaña, y luego de tu mano,

de quien por siempre quedará memoria.

 

RIQUELMO

¡Oh, noble Conde! El premio soberano

35

fue causa, con envidia de gozalle,

que otro nos la ganase por la mano.

Mas ya, según se advierte por su talle,

menos te costaré la grave empresa,

pues con dineros puedes contentalle.

 

Sancho tiene el pie sobre la sierpe, y dice:

SANCHO

40

Agora no mordéis ni, haciendo presa,

me desgarráis mis antiparas pobres.

Verted ponzoña, espuma en sangre espesa.

 

CONDE

Yo haré, si puedo, que otra prenda cobres,

y que algún Rey te las envidie tanto,

45

que a la fortuna con la tuya sobres.

 

RAMIRO

Casi los ojos me humedece el llanto,

y tan corrido estoy, Conde, que apenas,

apenas a mirarte los levanto.

¡Oh! ¡Si pluguiese a Dios que las arenas

50

que en sangre de esa fiera están teñidas

lo estuvieran en sangre de mis venas!

 

CONDE

Esas palabras son agradecidas,

mas no de la manera que las obras

de quien no me las debe recebidas.

55

¡Oh, mi pastor, que nombre eterno cobras

por una hazaña tal, que a las más grandes

y hechos notables del Tebano sobras!

Dame esos brazos.

 

SANCHO

¡Oh, señor! No mandes…

 

CONDE

No me repliques.

 

SANCHO

Tu grandeza ofendes.

60

No es justo que a abrazarme te desmandes.

 

CONDE

Aquesos brazos que a mis brazos prendes

son y serán los dueños de la vida

que agora de la muerte me defiendes.

No pienso que ha de haber cosa que impida

65

la prometida fe, pues a cumplilla

cierta secreta causa me convida.

Ese rostro me espanta y maravilla.

¿Eres vasallo mío, o de otra tierra?

 

SANCHO

Puesto que tuyo soy, nací en Castilla.

70

De mis humildes padres me destierra

la fiera envidia, y de mi patria amada,

que no hay lugar seguro de su guerra.

Una montaña fuerte y celebrada

por el león restaurador de España

75

fue de mis tiernos años habitada.

Esta, como corona, ciñe y baña

un pequeño río, y a este río,

espesa enea, junco y verde caña.

Aquí, señor, el nacimiento mío

80

fue tan humilde cuanto fue dichoso,

y lo será de tu valor confío,

pues de este monstruo fiero y espantoso

vine a librar tu vida.

 

CONDE

¡Extraño caso!

 

RIQUELMO

¡Misterios son del cielo poderoso!

 

CONDE

85

Estoy de suerte, que ni muevo el paso

ni el pensamiento apenas, pues contemplo

que no has venido, ni es posible, acaso.

Contigo pienso ser un raro ejemplo

de fe inviolable, y para testimonio

90

aquesta sierpe haré colgar de un templo.

Tú poseerás en justo matrimonio

mi cara hija, de otro dueño indigna,

y con ella mi Estado y patrimonio.

Esto será después que la doctrina

95

de algún maestro tu rudeza enseñe

la militar y honrosa disciplina.

Que no hayas miedo que to coma o sueñe

segura noche, si es posible, hasta

que mi palabra al cielo desempeñe.

 

SANCHO

100

¡Oh, gran señor! Conozco que ya basta

ese agradecimiento. No procures

degenerar la sangre de tu casta.

No es justo que tu hija darme jures,

que el pedírtela yo fue porque agora

105

de mi poca nobleza te asegures.

Goza tu hija, cásala y mejora

(si hay en el mundo aventajada prenda)

tu Estado y su marido. Id en buena hora,

que me quiero volver a mi hacienda,

110

que andan traviesas por aquí mis cabras,

y temo que algún mal me las ofenda.

 

CONDE

(No es posible que son estas palabras

de rústico pastor; a mi sospecha

no he menester que más camino abras.–

115

¿Qué os parece de aquesto?

 

RIQUELMO

Que sospecha

cualquiera de los dos lo que tú mismo.

Yo digo que es figura contrahecha.

 

RAMIRO

No es este hablar de tosco barbarismo

de la naturaleza del villano,

120

mas que la luz es propia del abismo.

 

CONDE

Lo que a mí me asegura y hace llano

ser este el propio que su honra muestra

es ver el bien que deja de la mano.

Pero escuchemos, que la gente nuestra

125

ya debe de llegar, todo hombre calle.

De aquesto pido la palabra vuestra.

 

RIQUELMO

Tu nombre llaman, y responde el valle.)

 

Dicen de dentro en diferentes voces, Criado primero y segundo

PRIMERO

¡Hola! ¡Ahó, gente del Conde!

Venid, que aquí suena gente.

 

SEGUNDO

130

¿Hacia qué parte se siente?

 

PRIMERO

En este valle responde.

Descended presto acá abajo.

 

SEGUNDO

¿Por dónde?

 

PRIMERO

A mano derecha,

por esa sendilla estrecha

135

debe de ser el atajo.

 

SANCHO

Señor, gente suena. Dame

licencia, y en paz te queda,

que temo entre esta arboleda

mis ovejuelas derrame.

140

No me hurten algún chivo.

 

CONDE

De aquesta vez no te irás,

que hoy no puedes ganar más

que haber ganado un cautivo.

Cree que has de ir a mi lado.

 

SANCHO

145

No, no, señor, yo me quedo,

que hasta el agosto no puedo,

que tengo un amo igualado.

Perdone su reverencia.

 

RIQUELMO

(Sin falta que es contrahecho.

 

CONDE

150

Ya quedo más satisfecho.

Vasallo es de su inocencia.

Llevarle quiero conmigo

para ver este misterio.)

 

Dicen de dentro Criado primero

PRIMERO

Por esta parte, Silverio.

155

Echa por el cabrahigo,

y guarte de la maleza.

 

Salen los Criados

PRIMERO

¿Este es el Conde?

 

SEGUNDO

Sí, él es.

 

PRIMERO

¡Oh, señor! Danos tus pies.

 

SANCHO

Más pedidle la cabeza.

160

¿No veis qué gesto de urraco?

 

RIQUELMO

(Persuadime en este punto

a creer que este es un tonto

o un grandísimo bellaco.)

 

SEGUNDO

Señor, ¿adónde has estado,

165

que en cuantas sendas reparte

el monte, y en cualquier parte,

fuiste mil veces buscado,

y nunca supimos dónde?

Al fin, tantas vueltas dimos,

170

que a doquiera que anduvimos

aún suena el nombre del Conde.

 

PRIMERO

¡Santo Dios! ¿Qué puede ser

este fiero monstruo horrendo?

 

SANCHO

No huyáis, que está durmiendo.

175

¿Pensáis que os ha de morder?

¡Verá el miedo que le tienen!

 

CONDE

Deseoso de esta empresa,

perdime en la selva espesa

yo y los que conmigo vienen.

 

PRIMERO

180

¿Que a tal peligro te pones?–

¡Brava boca! ¡Brava espada!

 

CONDE

Criados, atravesalda

en los ñudosos bastones,

y sacarle heis muy despacio.

 

SANCHO

185

Hasta que otras bestias haya,

así a Barcelona vaya.

 

CONDE

Entre cubierta en palacio,

y aviso que a todos nieguen,

que esto no se ha de saber.

 

SANCHO

190

Antes soy de parecer

que a los muchachos la entreguen,

y démosles un buen día,

que hagan carnestolendas,

y aún es mejor que la vendas

195

para la carnicería,

y el menudo a un hospital.

 

CONDE

Hasla repartida al justo.

Vente a mi lado, que gusto

de hacerte conmigo igual.

200

¿Que porfía su mercé?

Cúmplase su voluntad,

aunque en esta soledad

pasar mi vida juré.

Vamos, y el hato que tengo

205

recogeré por aquí.

 

CONDE

No te has de apartar de mí.

 

SANCHO

Digo que a tu lado vengo.

 

Éntrase el Conde y Sancho, y los Criados quedan llevando la sierpe, y Riquelmo y Ramiro

RAMIRO

Cargad de presto. ¿Qué hacéis?

 

PRIMERO

Espérese, no nos riña.

210

¿Entiende que así se aliña?

 

RIQUELMO

¡Donosa fuerza tenéis!

 

PRIMERO

Llegue, a ver si la sopesa.

 

RIQUELMO

Quizá con la mano sola.

 

SEGUNDO