Sentir y pensar - Rosario de Acuña - E-Book

Sentir y pensar E-Book

Rosario de Acuña

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Beschreibung

Se trata de una recopilación de textos de Rosario de Acuña. Reúne la dedicatoria «Sentir y pensar» que la autora redactó en 1884 tras la muerte de su padre, al que estaba muy unida, así como varios poemas: «Decoración», «El autor», «La dama de carácter», «Entre bastidores» o «Juicio del público».-

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Seitenzahl: 34

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Rosario de Acuña

Sentir y pensar

 

Saga

Sentir y pensar

 

Copyright © 1884, 2021 SAGA Egmont

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788726687057

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.

 

www.sagaegmont.com

Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com

DEDICATORIA

Padre mío: ya hace muchos días, muchos, que no me hablas, que no me miras; el pasado se aleja de mí sin piedad, y mientras el polvo húmedo y frío de la tierra se lleva poco a poco tus humanos restos, mi vida se desliza a través de sus contadas horas buscando sin cesar el olvido, y hallando solamente el recuerdo; sí: imposible separarme de ti, imposible romper el lazo misterioso de nuestros seres que, identificados en pensamientos y en pasiones, vivían unidos por el más puro de todos los amores; tu voz no vibra ya en la terrena atmósfera, y sin embargo, allá, en las profundidades de mi cerebro, residen las ondulaciones de sus ecos; tus palabras se abren paso a través de mis ideas, y la frase que brota de mis labios es la misma que pronunciaban los tuyos, repetida por mí con el afán de escucharte en mis palabras: tus ojos ya no irradian en las diáfanas olas de la luz mundanal, y sin embargo, tu mirada, con todos aquellos hermosísimos encantos con que la hacía brillar tu noble condición, va fija y grabada en mi pupila, y vive y resplandece en el fondo del pensamiento, como si en él hubiera quedado imborrable la imagen de tus ojos; y cuando, viviendo en tu recuerdo y alegrándome con tu presencia, que tan real me parece, desciende la imaginación a los confines de la tierra, la sonrisa que sentía en mi alma al verte y al oírte se trueca en contracción de espanto y de dolor, al considerar que estamos separados por la eternidad, y que entre nosotros se amontona la podredumbre de un sepulcro y el incansable rodar de los tiempos…

Pero, ¡ay!, que vuelve la mente a no querer pensar sino en ti, y vuelvo a oírte y a verte, y a suponer que en plática cariñosa nos comunicamos, y nada basta a que se aparte mi cerebro de tan halagadora visión, y con ella se aviva el fuego de mis ideas; y con ella los horizontes del porvenir se entreabren, iluminados por algunas risueñas esperanzas; y con ella se mueve la voluntad a la lucha por la existencia; y con ella creo que para algo más que para morir nacimos; y con ella, con la suave y consoladora ilusión de que me miras cuando te veo y de que me escuchas cuando te oigo, corre mi pluma sobre las blancas hojas, y brota la palabra interpretando el pensamiento, y voy soldando en frases y en conceptos las reminiscencias de la inteligencia… ¡Qué desencanto habré de sufrir, cuando en fuerza de pasar años y años, me llegue a convencer de que para siempre te has ido! ¡Cuántos abismos llenos de crudelísima pena se irán abriendo ante mí, cuando el invierno de la vejez suceda al estío de la imaginación, y fría ya para todo recuerdo vivo y palpitante de tu breve existencia, me deje solamente con las heces de tu memoria! ¡Y cuando pierda, a impulsos del fatigoso cansancio que dan los años, tu imagen querida, y sólo encuentre al horrible fantasma de tu calavera descarnada, cuyas órbitas huecas me mostraron la sombra de la muerte, y cuya boca silenciosa nada me dirá que no parezca un sarcasmo, ¡qué helado frío penetrará en mi ser y qué horrorosa noche se irá extendiendo sobre mí, al no poder llenar el vacío en que me dejaste, ni aún con este recuerdo, que hoy es mi vida!...