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El amor enamorado es una comedia teatral del autor Lope de Vega. En la línea de las comedias del Siglo de Oro Español, narra un malentendido amoroso que acabará por provocar varias situaciones humorísticas y de enredo, en este caso articulado en torno al personaje del galán dn Juan, aprisionado por un crimen que no ha cometido. Una dama misteriosa empezará a visitarlo y don Juan acabará enamorándose de ella.
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Seitenzahl: 90
Veröffentlichungsjahr: 2020
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Lope de Vega
Saga
Amar sin saber a quién Lope de VegaCover image: Shutterstock Copyright © 1622, 2020 SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726616255
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com
-fol. 149v-
Salen DON PEDRO y DON FERNANDO.
DON FERNANDO Ya estamos en el castillo
de San Cervantes.
DON PEDRO Y aquí
diré lo que allí sentí,
pues aquí puedo decillo.
(Mete mano.)
DON FERNANDO ¿Con la espada respondéis? 5
-fol. 150r-
DON PEDRO Solo con acero puedo,
que es la lengua de Toledo,
a quien vós agravio hacéis.
La brevedad es de sabios,
la dilación siempre enoja; 10
respondo en sola una hoja
al libro de mis agravios.
DON FERNANDO En agravios tan pequeños
es resuelto el responder,
y hay libros que suelen ser 15
libelos para sus dueños.
DON PEDRO Sacad la espada.
DON FERNANDO Mirad
que estará la culpa en vós
y que ya estamos los dos
muy lejos de la ciudad. 20
(Sale DON JUAN DE AGUILAR, galán, de camino, como que se apea por haberlos visto.)
DON JUAN Aunque mal agüero sea,
¿cómo es posible escusallo?,
pues no es justo que a caballo
reñir estos hombres vea,
que parecen caballeros. 25
DON A tanta resolución
FERNANDO ya responde la razón,
que se infaman los aceros.
(Riñen.)
DON PEDRO ¡Ay!
DON JUAN ¡Ténganse!
DON
FERNANDO ¿Para qué?
DON JUAN Pasole todo el acero. 30
DON
FERNANDO Esto es hecho.
(Vase DON FERNANDO.)
DON JUAN ¡Ah, caballero!
No habla, el otro se fue
y confuso me dejó.
¿Qué haré? Dios contigo sea.
¿Quién habrá que ya no crea 35
que yo le he muerto? Espiró.
Vengo de Sevilla aquí
a matar un caballero
y al entrar hallo este agüero.
No lo será para mí, 40
que si me avisa y humilla
Dios con ponerme este miedo
antes de entrar en Toledo...;
quiero volverme a Sevilla.
En llegando mi crïado 45
doy la vuelta a Orgaz. ¿Qué es esto?
La mula en salvo se ha puesto.
¿Si el matador la ha llevado?
Crüel con entrambos fue
sobre pagar mal mi celo, 50
que al uno deja en el suelo
y al otro ha dejado a pie.
(Salen la JUSTICIA, ESCRIBANO y criados.)
ALGUACIL ¡Téngase al Rey!
DON JUAN Por fuerza he de tenerme,
y detenerme ya será forzoso,
pues el que dio la muerte cauteloso 55
la mula me ha llevado en que venía.
ESCRIBANO Bueno es hablar con esa gallardía.
¿Un hombre muerto en el Real camino
y nos quiere decir que ahora vino?
ALGUACIL ¡Por Dios, señor Mendoza, que el difunto 60
-fol. 150v-
es Don Pedro Ramírez!
ESCRIBANO Es sin duda,
hasta el color del rostro se le muda.
DON JUAN En desdichado y desgraciado punto
vine a Toledo.
ALGUACIL ¡Asilde bien!
DON JUAN ¡Teneos!
ALGUACIL No nos venga a vender ricos trofeos. 65
¡Muestre la espada!
DON JUAN ¡Hidalgos, poco a poco!
(Sale LIMÓN, criado de DON JUAN, de camino.)
LIMÓN Desde que vi la gente vengo loco.
¿Qué es esto?
DON JUAN ¿Dónde, necio, te has quedado?
ALGUACIL ¿Quién es aqueste mozo?
DON JUAN Es mi criado.
LIMÓN Traigo una mula enjerta en dromedario, 70
que a puros sonsonetes me ha traído
sin ver todo mudado el calendario.
ALGUACIL Asid aqueste.
LIMÓN ¿A mí, que aún no he venido?
DON JUAN Señores, si probar es necesario
mi inocencia y no basta mi vestido, 75
mis plumas, mis espuelas y mis botas,
vamos a la ciudad.
LIMÓN ¿Qué te alborotas?
Toma tu mula y vamos, pues es llano
que eres un caballero sevillano.
DON JUAN Della bajé para sacar la espada 80
y ponerlos en paz, y una estocada
anticipó, Limón, mi buen deseo:
cayó el uno y el otro, a lo que creo,
subió en mi mula y epretó de suerte
que me dejó la culpa de su muerte. 85
LIMÓN Trocar alguna joya, alguna espada,
algún caballo a otro es buen concierto,
mas no trocar la mula por un muerto.
ALGUACIL Abrevien, vayan presos; no haya estremos,
que allá podrán hablar.
DON JUAN ¡Bien medraremos! 90
La maleta y la mula me ha llevado
y por él en la muerte voy culpado
de un hombre que le vi después de muerto.
LIMÓN ¿Voy preso yo también?
ESCRIBANO ¿Eso no es cierto?
LIMÓN Pues, señores, mi mula vaya presa, 95
que si matar delito se ha llamado,
delito cometió, que me ha matado.
(Vanse.)
-fol. 151r-
(Sale LEONARDA y INÉS, criada.)
INÉS Escoge, así Dios te guarde.
LEONARDA No me mandes escoger,
que es presto para querer. 100
INÉS Para querer nunca es tarde.
LEONARDA Ya sé que la voluntad
por amorosos engaños
nunca roparó en los daños,
ni en mucha ni en poca edad. 105
INÉS Si te enternecen palabras,
aunque más lo disimules,
ponte a las rejas azules,
deja la manga que labras,
melancólica Jarifa, 110
verás al galán Audalla.
LEONARDA ¿Estudias romances?
INÉS Calla,
que ya la mora Jarifa
está diciendo a su hermana
que al moro bizarro vea, 115
que nuestra calle pasea
en una yegua alazana.
LEONARDA Después que das en leer,
Inés, en el romancero,
lo que aquel pobre escudero 120
te podría suceder.
INÉS Don Quijote de la Mancha,
perdone Dios a Cervantes,
fue de los estravagantes
que la coronica ensancha. 125
Yo leo en los romanceros,
y se me pega esta seta
tanto que de ser discreta
no tengo malos aceros.
Por la parte del amor 130
he dado en imaginar
a quién podría yo amar.
LEONARDA Ama, Inés,...
INÉS Dilo.
LEONARDA A un dotor
que te cure esa locura.
INÉS Leonarda, mal de amores 135
no lo curan los doctores.
LEONARDA ¿Pues quién?
INÉS El tiempo los cura.
Yo no he llegado a querer.
LEONARDA ¿Pues por qué me persüades
que quiera?
INÉS Las voluntades 140
me dicen que han de nacer
cuando nacen las personas.
LEONARDA No tienes qué me enseñar
si en naciendo se ha de amar.
INÉS Sin ocasión me ocasiona; 145
Don Luis de Ribera es hijo
del Corregidor, señora,
bien sabes tú que te adora.
LEONARDA A mí, Inés, él me lo dijo,
que su alma no me habló; 150
pero yerran las mujeres
en querer, como tú quieres,
quien de otra suerte nació.
INÉS ¿Pues no eres tú bien nacida?
LEONARDA Ninguna mejor, Inés; 155
mas ya la soberbia ves
de las cosas desta vida.
Es del Duque de Alcalá
deudo don Luis; tiene el pecho
de aquella cruz satisfecho, 160
que tan justo honor le da.
INÉS ¿Pues con quién te has de casar,
si tu tierno enamorado
de ti está más olvidado
que un gran señor de pagar 165
las deudas de alguna fiesta
que ha días que ya pasó?
LEONARDA Mi hermano se enamoró;
tú sabes lo que le cuesta.
(Sale DON FERNANDO.)
INÉS Él viene.
DON FERNANDO Traigo un disgusto; 170
-fol. 151v-
vengo a darte cuenta dél.
LEONARDA Déjanos, Inés.
INÉS Si en él
no soy de provecho, es justo.
(Vase.)
DON FERNANDO Leonarda, hermana discreta,
y más que hermana, Leonarda 175
amiga, porque a ser necia,
fueras solamente hermana.
Oye con atentos ojos,
porque conoce quien habla
la atención de quien le escucha 180
en los dos quicios del alma.
No se advierte en los oídos
cuando se mira en la cara;
los ojos son el espejo
que el pensamiento retratan. 185
LEONARDA ¡Qué prólogos tan notables!
¡Qué turbación tan estraña!
¿Qué tienes?, que ya te escucho.
DON FERNANDO¡Escucha por Dios, Leonarda!
Ya sabes que amé a Lisena. 190
LEONARDA Ya sé que a Lisena amabas.
DON FERNANDO Que de noche la servía.
LEONARDA Ya recelo tu desgracia.
DON FERNANDO En la nave San Cristóbal,
así creo que se llama 195
donde en la iglesia Mayor
los caballeros se embarcan
a tener conversación...
LEONARDA Ya sé, Fernando, que tratan
después de misa las cosas 200
que pasan y que no pasan.
DON FERNANDO Estábamos yo y don Pedro,
tratábase de las damas
de Toledo a quien el cielo
dio tanta hermosura y gracia. 205
Dicen que una ley dispone
que si acaso se levanta
sobre un vocablo porfía
de la lengua castellana,
lo juzgue el que es de Toledo. 210
Y que otra ley promulgaba
que en hablando de hermosura,
que entendimiento acompaña,
solo juzgarlas pudiera
una dama toledana. 215
Aquí, pues, hablando dellas,
necio, don Pedro, se alaba
de que una dama le quiere,
le favorece y regala.
Celoso yo, que bien sabes 220
que aunque los nombres se callan,
bien se ve por las razones
a quién le tiran las cañas,
respondo que hay muchos necios
que presumen que los aman 225
de quien las damas se burlan
y quieren a los que callan.
Él replicó: «Nunca tuve
sin favores confianza,
pero la dama a quien sirvo 230
yo sé que me ha dado tanta
que prefiero a algún villano
que con necias esperanzas
pretende la posesión,
que me ha dado su palabra 235
y que en la Chancillería,
de amor ejecutoriada,
la tengo y he de tener
por vínculo de mi casa.»
Yo, haciendo donaire, digo: 240
«El mentir es cosa usada
desde el principio del mundo,
pues cuando Dios preguntaba
al homicida primero:
"¿qué es de tu hermano?", con saña 245
le responde: "¿Qué sé yo?"
cuando de matarle acaba.»
-fol. 152r-
El «mentís», aunque iba envuelto,
Leonarda, en la historia sacra,
conociose por «mentís» 250
entre cuantos allí estaban,
que fue como algunos hombres
hipócritas, que con capa
de santidad, cuantas honras
topan deslustran y infaman. 255
Calló y al partirse todos,
ya cuando las doce daban,
me hizo señas como quien
con algún secreto aguarda.
La puerta de los Leones 260
fue a salir porque no hallaba
otra dentro de la iglesia
el agravio a la venganza.
Pero él, más hecho león
que los que en las basas blancas 265
de las colunas sustentan
aquellas sagradas armas,
me dijo: «Oíd, don Fernando.»
Yo respondí con voz baja:
«¿Dónde?» «Si sois caballero», 270
dijo, «en la puerta Bisagra,
o en lo alto del castillo
de San Cervantes.» La capa
tercio y digo: «Ese lugar
se cerca de peñas altas 275
y es más solo y más seguro
para sacar las espadas.»
Siguiome, paso la puente,
edificio del rey Bamba,
y al camino de Sevilla 280