Ausias March - Víctor Balaguer - E-Book

Ausias March E-Book

Víctor Balaguer

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Beschreibung

Ausias March, poeta y caballero valenciano, es homenajeado en esta obra de cuatro actos donde se muestra el levantamiento de Cataluña contra el rey Juan II.El drama, ambientado entre los años 1458 y 1461, muestra los acontecimientos que abrazan este periodo, desde el levantamiento de Cataluña contra el Rey Juan II, hasta la muerte de su hijo, Carlos, el príncipe de Viana. Estos acontecimientos forman el telón de fondo para el protagonista, Ausias March, poeta y caballero valenciano. Obra de teatro histórica, dividida en cuatro actos, que homenaje a la historia de Cataluña.-

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Víctor Balaguer

Ausias March

DRAMA EN CUATRO ACTOS

Representado por primera vez en el teatro del Circo de Barcelona la noche del 18 de diciembre de 1858 á beneficio de D.a Cándida Dardalla.

Saga

Ausias March

 

Imagen en la portada: Shutterstock

Copyright © 1858, 2023 SAGA Egmont

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788726688504

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.

 

www.sagaegmont.com

Saga is a subsidiary of Egmont. Egmont is Denmark’s largest media company and fully owned by the Egmont Foundation, which donates almost 13,4 million euros annually to children in difficult circumstances.

La propiedad de este drama pertenece á D. Salvador Manero, y nadie podrá sin su permiso reimprimirle ni representarle en los teatros de España y sus posesiones, ni en los de Francia y las suyas.

Los corresponsales de la librería de D. Salvador Manero son los encargados del cobro de derechos de representacion en todos los puntos con arreglo á la siguiente

TARIFA.

Teatro dé 1.a clase. 200reales. » 2.a » 120» » 3.a » 80» » 4.a » 40»

Tambien quedan autorizados los mismos corresponsales para percibir los derechos de propiedad, á tenor de la misma tarifa, en las representaciones de los dramas siguientes:

D. Juan de Serrallonga, del mismo autor.

Fueros y Desafueros, por D. Francisco Morera.

 

NOTA.—En los puntos que no hubiese corresponsal, se concederá el permiso á vuelta de correo, al que lo solicite acompañando su importe en libranzas sobre Tesorería.

DISTRIBUCION.

PERSONAJES. ACTORES.

 

Doña Brianda De Vaca. . . . D.a Cándida Dardalla.doña Juana Enriquez, esposa del rey de Aragon D. Juan II D.a Josefa Rizo.Felipe (de catorce años de edad) D.a Pepita Rizo.Ausias march. . . . . . . D. Ceferino Guerra.Hugo, Conde De Pallás. . . . D. Florencio Quintana.Pedro Destorrents , conceller en cap de Barcelona . . . . . D. Juan García.Antonio Nogueras, pronotario del rey de Aragon . . . . D. Benito Pardiñas.Enrique De Escobar, capitan de estradiotas . . . . . . . D. Francisco Pardo.Galceran de Requesens . . . D. Salvador Agues.Brant , adalid de almogaváres. D. José María Dardalla.Romadá, hombre del pueblo. . D. José Guerrero.Gabriel, panadero. . . . . D. Mariano Rosell.El bedel de Santa María del Mar. . . . . . . . . D. Damian Casals.Un capitan de guardias Dos concelleres de Barcelona que no hablan.

Caballeros.—Cortesanos.—Damas.—Soldados.—Hombres y mujeres del pueblo.

_________

La época el siglo XV. De 1458 á 1461.

El primer acto en el castillo de Monzon: los demás en Barcelona.

Las indicaciones que se hacen de izquierda y derecha deben entenderse por las del actor.

Lo que va marcado con estrellitas puede suprimirse, si el director de escena lo cree oportuno.

TÍTULOS DE LOS ACTOS.

Acto primero: — LA REINA. Acto segundo: — EL SOMATEN. Acto tercero: — LA ANTORCHA. Acto cuarto: — LA CAPELARDENTE.

_________

La decoracion del segundo acto es debida al pincel de D. Juan Ballester: la del cuarto acto, con la capelardente del príncipe de Viana, es de D. Francisco Plá.

_________

La cancion que figura cantar Ausias March en la segunda escena del acto primero, está puesta en música por Don Nicolás Manent.

_________

El autor de este drama ofrece un público testimonio de gratitud á los actores que han tomado parte en el desempeño de esta obra, pero debe hacer particular mencion de la Sra. Rizo y de los Sres. Pardiñas y Guerrero. Estos actores han desempeñado papeles ingratos, que no les correspondian, por un obsequio al autor, y para darle á este una muestra de amistad y deferencia. El autor en cambio se apresura á pagarles, si es que pagarse pueda este obsequio, dándoles públicamente las gracias.

HOMENATGE Á ÁUSIAS MARCH.

Déixam ¡ay! respirar de tas sparsas

lo dols perfum de amor. Ma fantasía

sobre de ellas volteja cada dia

com una papallona sobre flors.

Llegint tos versos, catalá Petrarca,

lo incens respiro de cent flors hermosas. . . .

Tas trovas amorosas

¡qué dolsas són, ó rey dels trovadors!

Ja may ningú sabrá pintar com pintas

la passió del amor y sòn martiri:

tos versos sòn la febre del deliri,

y sòn tos cants lo análisis del cor.

¡Qué bè parlan tos cants, richs en imatges,

al ánima que bat de amor inquieta!

Ton llibre, dols poeta,

es lo tendre breviari del amor.

Un jorn de estiu en que lo sol vestia

ab sa daurada llum camps y verdura,

d’ uns salsers abrigat per la espessura

á mon plaher jo estaba fantasiant,

y lo vent escoltaba entrel’ ramatge,

y escoltaba los coros armoniosos

dels aucellets graciosos,

de branca en branca lleugerets saltant.

De prompte, un cant, hermós com llum del alba,

y dols com del Olimpo l’ ambrosía,

fèu sentir entre tots sa melodía:

era lo cant melós del rossinyol.

Los aucellets, retuts per la hermosura

d’ aquell cant armoniós, d’ acort callaren,

y atents tots escoltaren

dels llochs ombrils á lo cantor tot sol.

Aixís cuant cantas tú, tots los poetas

t’ escoltan, encorvats sobre sas liras,

que á tots ab tos cantars atraus y admiras,

puig ets lo rossinyol dels trovadors.

Seductors són tos cants d’ amor y gloria,

hermosas són tas puras melodías. . . . . . .

Ton llibre de poesías

es un serrall de pensaments de amor.

Victar Bataguer.

_________

Á LOS SEÑORES

D. MIGUEL DE ELÍAS Y D. LUIS CUTCHET.

Mis queridos y buenos amigos: á entrambos os dedico este drama, porque quiero, por medio de un testimonio público, unir vuestros nombres al mio, como estais ya unidos á mí corazon por el lazo de la mas pura y sincera amistad.

Y á entrambos os lo dedico:

á tí, Luis, porque en nuestras luchas políticas, cobijados entrambos bajo los pliegues de una misma bandera, y sintiendo arder en nuestro corazon el fuego mismo de un comun deseo, me has sostenido, apoyado y defendido siempre, con esa proverbial lealtad montañesa que forma tu carácter:

á tí, Miguel, porque en mis horas de infortunio, en mis momentos de amargura, en mis eternos dias de prueba y de duelo, te he encontrado siempre cariñoso á mi lado, ofreciéndome en la copa de la amistad el oro puro de tu lealtad y de tu cariño.

Sea este drama para vosotros un nuevo vínculo de fraternidad que enlace nuestros corazones, como será para el público, no lo dudo, un nuevo ejemplo del amor entrañable y entusiasta que yo profeso á mi pais.

Barcelona 14 de noviembre de 1858.

 

V. B.

RESEÑA HISTÓRICA.

Escritores mas ó menos palaciegos han acusado ruidosamente á los catalanes de rebeldes. Les encontraremos en realidad rebeldes, pero rebeldes al despotismo, es decir, tenaces en la defensa de las leyes.

Luis Cutchet.

En aclaracion de mi drama, en justificacion de algunos de sus pasajes, en vindicacion de Cataluña, y en justo obsequio á aquella parte del público poco familiarizada con la história, me considero obligado á hacer preceder mi obra de una breve reseña histórica.

Apresúrome, lo primero de todo, á consignar que solo dedicaré algunos párrafos á lo que es, y ha sido, trabajo de volúmenes.

Mi reseña será, pues, trazada á grandes rasgos. Diré solo lo preciso para justificar el objeto que pone la pluma en mis manos.

A mediados del siglo XV ocupaba con gloria el trono de Aragon D. Alfonso—IV en Cataluña y V en Aragon—apellidado por unos el sabio y por otros el magnánimo. Este rey fué el que conquistó la ciudad y reino de Nápoles, quedando tan afecto á su conquista que, con harto descontento de aragoneses y catalanes, quiso en adelante habitar la tierra que fuera teatro de sus triunfos, trasladándose á las orillas del Sorrento y dejando la lugartenencia del reino de Aragon á su esposa D.a Maria, primero, y despues á su hermano Don Juan, infante de Aragon, señor de Lara y duque de Peñafiel y Montblanch, el cual habia casado en primeras nupcias con D.a Blanca, hija mayor y sucesora de Cárlos el noble, rey de Navarra, y en segundas, con Doña Juana Enriquez, hija de un almirante de Castilla.

La reina D.a Blanca, propietaria del reino de Navarra, y de la que el infante de Aragon, D. Juan, no era sino el rey consorte, murió en 1441, habiendo tenido de su matrimonio tres hijos: D. Cárlos, príncipe de Viana, D.a Blanca y D.a Leonor. Cárlos contaba ya mas de veinte años cuando murió su madre, que en su testamento le dejó heredero universal en los estados de Navarra y Nemours, rogándole, empero, no tomase el título de rey hasta la muerte de su padre Don Juan. De acuerdo con los deseos y disposicion testamentaria de su madre, D. Cárlos en sus despachos se titulaba solo príncipe de Viana, primogénito, heredero y lugarteniente por su padre.

A los tres años del fallecimiento de la reina D.a Blanca, D. Juan de Navarra casó con D.a Juana Enriquez, hija del almirante de Castilla D. Fadrique Enriquez, de la que dicen los historiadores que era jóven, dotada de singulares prendas, pero astuta, sagaz, artificiosa y altiva.

«Facilmente cautivó D.a Juana, dice un escritor, el corazon de su esposo, y tomó sobre él un ascendiente funesto. Con su ambicion y desordenado afan por intervenir en el gobierno, mas que fuese atropellando todas las consideraciones, presto dió á conocer que no era sangre real la que corria por sus venas; y en los negocios concernientes á don Cárlos de Viana, en la arrogancia, desafecto y dureza con que trató á este príncipe, harto á las claras mostró tambien que era madrastra.»

Desde sus segundas nupcias observó el rey una conducta distinta con su hijo, y en este matrimonio hay que buscar el orígen de los males que llovieron sobre Navarra y despues sobre Aragon.

D. Juan envió á su esposa á Navarra con título de gobernadora, en compañía del príncipe, bajo un sútil pretesto y esta fué la señal del rompimiento entre padre é hijo.

La ilegalidad del nombramiénto de D.a Juana y la arrogancia y desmedido orgullo de esta, exasperaron los ánimos de los navarros, celosos de sus fueros. El príncipe, cediendo al influjo de sus irritados consejeros, recordó á su padre los derechos que, por herencia y á tenor de las leyes fundamentales, le asistian para entrar en la soberanía del reino, á lo cual añadieron los navarros que era inconveniente que se les enviase á una mujer estraña para mandarles, haciendo esta injuria al verdadero y legítimo heredero.

D. Juan desoyó estas súplicas y protestas, y los navarros, llenos de cólera y brio, acudieron á las armas, rompiéndose las hostilidades entre los partidarios del príncipe de Viana, mandados por este, y los de D. Juan, mandados por él mismo. La suerte de las armas fué contraria al príncipe, el cual quedó prisionero de su padre, siendo puesto luego en libertad á instancias de las cortes de Aragon, y pasando por fin á Italia para ponerse bajo el amparo de su tio, hermano de su padre, el rey D. Alfonso V.

D. Juan, cediendo á los malos consejos de su esposa, mandó instruir un proceso á sus hijos el príncipe de Viana y D.a Blanca por contumaces y rebeldes, pero hubo de suspenderle cuando su hermano el rey D. Alfonso le requirió formalmente para que pusiese en sus manos la querella que tenia con su hijo, amenazándole, de no ser asi, con privarle de la lugartenencia de los estados aragoneses, que confiado le habia.

En el ínterin, el príncipe llegó á Nápoles siendo acogido con gran cariño por D. Alfonso, el cual hubiera sin duda acabado por pacificar el reino de Navarra uniendo al hijo con el padre, si, desgraciadamente, Dios no hubiese cortado el hilo de su vida el 27 de junio de 1458.

El príncipe quedó pues sin protector, espuesto de nuevo al rencor de su padre y á las iras de su madrastra.

El trono de Aragon, de Sicilia y Cerdeña pasó entonces á D. Juan, que habia tenido en su segundo matrimonio con D.a Juana Enriquez un hijo llamado Fernando.

El príncipe de Viana, verdadero rey de Navarra, debia ser tambien el verdadero heredero del trono de Aragon, pero D.a Juana, cuya ambicion desatentada se aumentó con el cebo de aquel nuevo cetro, quiso atropellar todos los fueros divinos y humanos á fin de que el legítimo heredero no gozase aquel bien que ella destinára ya para su hijo Fernando.

Todos los historiadores están de acuerdo en decir que despues de la muerte de su tio, el príncipe de Viana hubiera podido alzarse con el reino de Nápoles, para lo cual le brindaban con calurosas instancias los nobles de aquel reino, pero, magnánimo y grande de corazon, rechazó esta halagüeña oferta, y pasó á Sicilia.

En este punto tuvo que sostener otra lucha entre los nobles impulsos de su corazon y los deseos de aquellos magnates. Tambien alli le ofrecieron el trono y le hicieron vivas y repetidas instancias para coronarle rey de Sicilia. Tambien alli se negó.

En lo único que se ocupó fué en hacer todo lo imaginable por medio de consejeros y cartas para inclinar á la benevolencia el ánimo de su padre, que era ya rey de Aragon, y manifestar por conducto de las cortes que otra cosa no ansiaba que ver al autor de sus dias, postrarse á sus pies y obedecerle.

D. Juan, que veia con disgusto á su hijo en Sicilia, que sabia cuanta era en aquel pais su popularidad, y que temia que se alzase con el reino, aparentó mostrarse muy satisfecho con los mensajes, cartas y embajadas de Cárlos, y le dijo que pasase á Mallorca á esperar el fin de la concordia.

Obedeció el príncipe, abandonó Sicilia, y se fué á Mallorca, cuya isla, al fin y al cabo, no fué para él otra cosa que una verdadera prision, con mas ó menos apariencias de libertad. El príncipe, sin embargo, pasó por todo y vino en todo lo que su padre quiso. Consintió en entregar á su padre toda la parte de Navarra, ocupada por sus parciales, inclusa la plaza de Pamplona, y consintió en no entrar en Navarra y en Sicilia, para no dar lugar á manifestaciones de entusiasmo en ambos reinos. En cambio, el rey le volvia su gracia, amor y bendicion, le dejaba en posesion del principado de Viana y le permitia residir en cualquiera parte de su reino, escepto en los dos puntos indicados.

Firmada en Barcelona la concordia el 26 de enero de 1460 por los dependientes y embajadores de una y otra parte, el príncipe se embarcó en Mallorca y vínose á Barcelona, en ocasion en que su padre se hallaba en Navarra.

Cárlos de Viana fué recibido poco menos que en triunfo por los barceloneses, que miraban en él al heredero y sucesor del trono, aun cuando no estuviese jurado. Esto irritó al rey. Indignóse cuando supo los festejos que se le hicieran en Barcelona, y quejóse amargamente de que el príncipe hubiese salido de Palma sin su permiso.

Oficialmente hizo saber el rey su desagrado á la ciudad de Barcelona, y ordenó que solo se tratase á D. Cárlos como infante que no fuese primogénito.

«Esto era ya, de parte del rey, dice un juicioso escritor, y sobre todo despues de la concordia, mostrarse abiertamente en oposicion con las prácticas y usos mas vitales de la monarquía.»

Reuniéronse en esto cortes de aragoneses en Fraga, y lo primero que pidieron al rey fué que se jurase á D. Cárlos como príncipe de Gerona, primogénito y sucesor del trono de Aragon. El rey, imbuido por su esposa, que tenia destinado este puesto para su hijo Fernando, se negó á esta demanda.

Reuniéronse cortes de catalanes en Lérida é hicieron la misma peticion, siendo negada del mismo modo por Don Juan.

Era realmente ponerse en abierta pugna con el pais.

En esto, la reina D.a Juana, llorosa y desesperada, se presentó á su esposo y le dió á entender que el príncipe de Viana conspiraba contra él habiendo entrado en tratos secretos con Castilla para desposeerle del reino. Fácilmente dió D. Juan crédito á esta torpe calumnia, reconocida como tal por los historiadores todos, y convencido, ó aparentando convencerse de la traicion de su hijo, le envió á decir que pasára á Lérida á avistarse con él.

El príncipe, cuya conciencia estaba perfectamente tranquila, abandonó Barcelona y pasó á Lérida donde se hallaba su padre con motivo de las mencionadas cortes.

Llegó D. Cárlos, y aquel padre, instrumento de una mujer de malvadas y aviesas miras, le mandó reducir á prision.

Sucedió esto el 2 de diciembre de 1460.

El reino todo se alarmó con la inesperada nueva del encarcelamiento del príncipe.

Los representantes del pais por un lado, las ciudades por otro, los prelados, los barones, los síndicos, las municipalidades, todo el mundo acudió al rey en favor de D. Cárlos, pero el rey no quiso doblegarse ni á representaciones, ni á instancias, ni á súplicas, ni á ofertas y dádivas ( 1 ).

El disgusto fué general en todos los estados de la corona de Aragon. En todas partes se aguardaba que una provincia, que una ciudad, que un pueblo, diese la voz de alarma para seguir todos el movimiento.

No se hizo esperar.

Dióla Cataluña, que, en esto de salir en defensa de la justicia y de la razon, ha sido en todos tiempos la primera.

Barcelona nombró una comision compuesta de un crecido número de personas respetables, para que en nombre de Cataluña fuese á pedir al rey la libertad del príncipe. Don Juan recibió mal y de mala manera la embajada, y despidió con iracunda y orgullosa respuesta á los mensajeros.

Negarse á aquella justa demanda de los pueblos, era aplicar la mecha á una mina de pólvora.

Cataluña se levantó como un solo hombre, y el rey hubo de escapar de Lérida á uña de caballo, para evitar el furor del pueblo.

El pais entero se puso en armas, y al ver Don Juan el conflicto, y al verse amenazado de cerca, y al oir el grito de reprobacion y de anatema que levantó el Principado, temió las consecuencias y cedió. Mandó, pues, poner en libertad al príncipe, que estaba en el castillo de Morella, y, para poner en buen lugar á la reina, aparentó dársela á ruegos de esta. La misma reina, para bienquistarse con los catalanes, llevó su hipocresía hasta el estremo de ir á buscar á D. Cárlos á Morella á fin de acompañarlo á Barcelona, pero la Diputacion de Cataluña y el Consejo de Ciento enviaron á decirla que no se atreviese á presentarse en la capital, si no queria provocar las justas iras del pueblo.

D. Cárlos llegó pues solo á Barcelona, en donde entró el 14 de marzo de 1461, siendo recibido con el entusiasmo que fácilmente se puede presumir.

El príncipe prestó en la capital del Principado el juramento como primogénito del reino, siendo desde aquel momento reconocido por heredero del trono, y comenzando desde aquel acto á titularse Cárlos, hijo primogénito, legítimo sucesor del reino de Navarra y gobernador general de Aragon.

La revolucion catalana, que representaba la ley, la razon, la justicia y la buena causa, habia triunfado.

Desgraciadamente, su triunfo fué corto.

A los pocos meses, D. Cárlos exhalaba su último suspiro, el 23 de setiembre de 1461, en la sala mayor del palacio real de Barcelona, causando su muerte inconsolable pena al reino todo, pero en particular á los catalanes, de quienes era entrañablemente querido.