Carlos V en Francia - Lope de Vega - E-Book

Carlos V en Francia E-Book

Лопе де Вега

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Beschreibung

Carlos V en Francia es una comedia teatral de corte histórico del autor Lope de Vega. Aborda las relaciones entre el reino de España y de Francia a través de una supuesta visita del Emperador Carlos V al rey Francisco I. Cada acto repasará un hecho histórico relevante en las relaciones hispano-francesas, desde la fima del Tratado de Niza a la entrada del monarca en París.

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Seitenzahl: 170

Veröffentlichungsjahr: 2020

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Lope de Vega

Carlos V en Francia

 

Saga

Carlos V en Francia Lope de VegaCover image: Shutterstock Copyright © 1995, 2020 SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726616347

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

Elenco

PACHECO CAPITÁN SOLDADO 1.º SOLDADO 2.º SOLDADO 3.º SOLDADO 4.º MEMORANSE FRANCISCO CARLOS GARCILASO JUAN LEONOR CAMILA COBOS SERNA ANDREA ALGUACIL INFANTADO BENAVENTE ALCALDE CONDESTABLE SANDE REINA BISANZÓN LIDONIO HORACIO MARQUÉS

Acto I

(PACHECO soldado, la espada desnuda, cuatro franceses sobre él y un Capitán.)

PACHECO

¡Fuera digo!

 

CAPITÁN

¡Date preso!

 

PACHECO

¿Preso un español, villanos?

 

CAPITÁN

¡Da las manos!

 

PACHECO

¿Yo, las manos?

Notable soy, honor profeso.

 

CAPITÁN

5

Mira que soy capitán.

 

PACHECO

¿Qué importa, si eres francés,

y yo español?

 

CAPITÁN

¿Tú no ves

que te matarán?

 

PACHECO

No harán.

 

SOLDADO 1.º

Déjanos darle la muerte

10

que tiene tan merecida.

 

PACHECO

Yo sabré vender mi vida.

 

SOLDADO 2.º

¡Qué temerario!

 

SOLDADO 3.º

¡Qué fuerte!

 

SOLDADO 4.º

Hasta el mismo alojamiento

de nuestro Rey se retira.

 

CAPITÁN

15

No le matéis, que ya mira

nuestro Rey su atrevimiento.

 

(MOSIUR DE MEMORANSE, caballeros y el REY FRANCISCO de Francia.)

MEMORANSE

¡Plaza, desviaos! ¿Qué es esto?

Su Majestad está aquí.

 

PACHECO

Ríndome, señor, a ti;

20

ya estoy a tus plantas puesto.

Mándame cortar el cuello

y el brazo que te ofendió.

 

FRANCISCO

¿Quién eres?

 

PACHECO

Yo.

 

FRANCISCO

¿Quién?

 

PACHECO

Aún yo,

señor, no acierto a sabello.

25

Soy español, y nací

en el reino de Toledo,

con apellido que puedo

osar decírtele a ti.

 

FRANCISCO

Mendoza te llamarás.

 

PACHECO

30

Pacheco soy.

 

FRANCISCO

¡Gran nobleza,

gran valor, gran gentileza!

¿Del duque deudo serás

de Escalona?

 

PACHECO

No, señor.

 

FRANCISCO

Pues, ¿hay Pacheco sin él?

 

PACHECO

35

Mi apellido tomé de él,

no de su sangre el valor.

 

FRANCISCO

¿Cómo?

 

PACHECO

Dio leche mi madre

al Marqués, que ya lo es;

criéme con el Marqués

40

mientras que vivió su padre.

Y todos en Escalona

Pachequillo me llamaban,

siendo niño, y me trataban

como a su misma persona.

45

Crecí, y saliendo travieso,

vine de paje a soldado,

y aunque pobre, soy honrado.

 

FRANCISCO

¿Por qué le llevaban preso?

 

CAPITÁN

Mató dos alabarderos

50

de tu guarda.

 

FRANCISCO

Pues, ¿por qué?

 

CAPITÁN

Lo que yo vi, te diré,

con algunos caballeros

que todo el suceso vieron.

 

PACHECO

¿Yo no te diré lo cierto?

 

FRANCISCO

55

Pues, di, ¿por qué los has muerto?

 

PACHECO

Porque no se defendieron.

 

MEMORANSE

El español tiene humor.

 

PACHECO

Úsase mucho en España,

y se tiene por hazaña

60

tener humores de honor.

Señor, yo llegue a jugar,

estrella con que nací,

porque del juego salí

y al juego pienso tornar;

65

que Escoto, a fe de quien soy,

me ha dicho que en los dos puntos

que nací, jugaban juntos

Venus y Marte al rentoy.

En fin, llegué donde había

70

guarda de tu real persona,

de Francia digna corona,

y del mundo monarquía.

Jugué, perdí; dije allí

luego que me levanté:

75

"Si a franceses lo gané,

con franceses lo perdí."

Díjome cierto soldado:

"Si las paces no se hicieran,

los españoles perdieran

80

lo que de Francia han ganado."

Repliqué: "El Emperador

tiene la paz por divisa,

y sólo ha venido a Nisa

a confirmalla mejor.

85

Y pues el Papa las hace

por bien de la cristiandad,

gracias a su Santidad,

de quien la concordia nace;

que si durara la guerra,

90

yo tuviera que jugar

lo que supiera ganar

con mi espada en vuestra tierra."

"Pues, ¿por qué" —me replicó—,

"no nos aguardó el marqués

95

del Vasto?" Dije: "Francés,

si el Marqués me retiró

de Piñarolo, no fue

porque le faltó valor,

mas porque estaba mejor

100

en Aste." Esto sólo hablé;

cuando, volando en el viento,

me tocó una mentís la espada,

de cuya ofensa indignada,

hizo igual atrevimiento.

105

Vinieron mil sobre mí;

entre tantos, yo no sé

a quién herí, a quién maté,

mas sé que me defendí.

 

FRANCISCO

Soldado, vos sois honrado

110

y Pacheco, y así, os doy

la palabra que fui y soy

a vuestro nombre inclinado.

Por vos y por el marqués

de Villena, id norabuena,

115

pues el marqués de Villena

vuestro dueño decís que es;

que pues yo he venido a Nisa

a hacer con el César paz,

tras el odio pertinaz

120

y la dilación remisa,

todas sus cosas es bien

que ponga sobre mis ojos.

Ya pasaron los enojos

y la enemistad también.

125

Idos libre por soldado

de Carlos y por Pacheco.

Tomad este anillo.

 

PACHECO

Hoy trueco

el ser, pues tu sol me ha dado;

y pues me ha dado tu sol,

130

tu soldado vengo a ser.

 

FRANCISCO

Yo debo favorecer

todo soldado español;

que he visto el valor que tienen

con las armas en las manos.

 

(Éntrense. Quede PACHECO. Salga un Capitán español y algunos soldados.)

CAPITÁN

135

Hoy que dos reyes cristianos

a firmar las paces vienen,

hoy que el Papa los juntó

aquí en Nisa de Provenza,

un soldado sin vergüenza

140

a romper la paz llegó.

 

SOLDADO

A dos franceses ha muerto.

 

CAPITÁN

¿Qué dirá el Emperador

si de su parte un traidor

rompe la paz y el concierto?

 

SOLDADO

145

¿Aquél es?

 

CAPITÁN

¡Date a prisión!

 

PACHECO

Españoles, ¿qué queréis,

si soy español y veis

que los maté con razón?

 

SOLDADO

¡Date al Capitán, villano!

 

PACHECO

150

No conozco al Capitán.

([Todos le acuchillen.])

¡Así los buenos se dan!

 

CAPITÁN

¡Date a prisión!

 

PACHECO

¡Meted mano!

 

CAPITÁN

¡Matadle!

 

SOLDADO

¡Muera el traidor!

 

CAPITÁN

¡Que con tal atrevimiento

155

hasta el mismo alojamiento

llegue del Emperador!

¡Matadle!

 

SOLDADO

Ya el César sale

a las voces y el rüido.

 

(CARLOS V salga y el MARQUÉS DEL VASTO y gente.)

CARLOS

¿Qué es esto?

 

CAPITÁN

Un hombre atrevido

160

con quien ni tu nombre vale,

ni las espadas que ves.

Es digno de gran castigo,

que del francés, ya tu amigo,

mató dos hombres o tres.

 

CARLOS

165

¿Por qué a la justicia suya

no te entregaste, homicida?

 

PACHECO

Por conservar esta vida

para defender la tuya;

que en Túnez, en la Goleta,

170

en Viena y en Turín,

y cuando emprendiste el fin

de la luterana seta,

te serví, aunque pobre, sólo

con mi sangre, que ésta gasto

175

por ti, dígalo el del Vasto

en Aste y Piñarolo.

Verdad es que los maté

cuando a hacer las paces vienes;

pero ¿cuál soldado tienes,

180

ni cuál español lo fue,

que sufra un mentís de Francia?

 

CARLOS

Tienes, soldado, razón;

pero el quitar la ocasión

es ahora de importancia.

185

No excuso el dar a entender

al de Francia que he sentido

que español se haya atrevido

a nuestras paces romper.

Llevadle vos, Capitán,

190

y a la vista del cuartel

de Francia le ahorcad.

 

PACHECO

Cruel

sentencia a Pacheco dan

tus manos, siempre piadosas.

 

CAPITÁN

Ea, caminad, soldado.

 

PACHECO

195

Señor, oye, aunque enojado,

pues tus armas gloriosas

para humildes y protervos

que te enojan y bendicen,

parcere subiectis, dicen,

200

et debelare superbos.

Oye, señor, así veas

tu Felipe, que ocho años

tiene ahora, rey de extraños

reinos, en que tú lo seas.

205

Así crezca y así robe

la fama en nuestro hemisferio,

que se diga que el imperio

parte con el mismo Jove.

Así el Plus ultra adelante,

210

que con este mundo mides;

así venga a ser Alcides

de donde tú fuiste Atlante:

y de Felipe produzca

otro Felipe tan bueno,

215

que a todo el mar ponga freno

y el mundo a sus pies reduzca.

Y de este Felipe venga

otro y tantos, que no acabe

el tiempo nombre tan grave

220

ni el mundo otro dueño tenga.

 

CARLOS

¿Qué quieres?

 

PACHECO

Cuando emprendieron

los franceses darme muerte,

me llevaron de esta suerte,

porque de otra no pudieron,

225

hasta el mismo alojamiento

del Rey. Salió y supo el caso,

y por ti detuvo el paso

su enojo a mi atrevimiento.

Si estimando tu persona

230

me perdonó, ¿será hazaña

que castigue el rey de España

lo que el de Francia perdona?

 

CARLOS

Él pudo como agraviado;

yo no, porque le respeto.

 

PACHECO

235

Pues dame aquese decreto

sólo en un papel firmado,

porque al de Francia le lleve,

y luego me ahorcarán,

o dígale el Capitán

240

lo que a matarme te mueve.

 

CARLOS

¡Notable español, Marqués!

 

MARQUÉS

El valor y las razones

merecen que le perdones,

y porque Pacheco es

245

un soldado muy honrado

y le he visto pelear.

 

CARLOS

De eso y del modo de hablar

le estoy algo aficionado.

¿Qué oficio podrá tener

250

acerca de mi persona?

 

MARQUÉS

La buena suya le abona;

tu lacayo puede ser.

 

CARLOS

Ya, Pacheco, estáis acá;

yo os llevo en amparo mío.

 

PACHECO

255

¡Dadme esos pies!

 

CARLOS

Ese brío

mucho contento me da.

 

PACHECO

Dadme esos pies, ¡oh, segundo

César!, porque de ellos sé

que con sólo un puntapié

260

podrán derribar el mundo.

Soy vuestro lacayo, y soy,

en ser del César lacayo,

de vuestro sol algún rayo,

pues cerca de vos estoy.

265

Y rayo vuestro, ¡por Dios

que ha de ser…!

 

CARLOS

¡Vente conmigo!

 

PACHECO

Vida en muerte, honra en castigo,

sólo pudo hallarse en vos.

 

(Vanse todos. Entren GARCILASO DE LA VEGA y DON JUAN DE MENDOZA.)

GARCILASO

En fin, llegáis ahora.

 

JUAN

Y con disgusto

270

del camino de Flandes, ya por largo,

ya por haberle hecho sin mi gusto.

 

GARCILASO

¿De qué os quejáis, pues es honroso el cargo?

 

JUAN

No pensé hallar a Carlos Quinto augusto

aquí en Provenza.

 

GARCILASO

Ya se ha puesto embargo

275

a la guerra de Francia.

 

JUAN

¿De qué modo?

 

GARCILASO

Su Santidad puso remedio en todo.

Después que Carlos, por no haber cumplido

Francisco la palabra en Madrid puesta,

por Paulo Tercio en Roma recibido

280

con tantos arcos, regocijo y fiesta,

hizo aquella oración, que al mundo ha sido

por sus graves palabras manifiesta,

su campo los nevados Alpes pasa,

por darle guerra hasta en su misma casa.

285

Nunca su Majestad mayor le tuvo:

catorce mil los españoles eran,

y doce mil italianos hubo,

que las montañas deshacer pudieran.

Por general el duque de Alba estuvo,

290

para que con el alba amanecieran

en Francia, a darle tan pesado el día,

como Carlos la noche de Pavía.

También llevaba cinco mil caballos

entre los hombres de armas y ligeros,

295

don Hernando Gonzaga, que a mirallos

paraba el sol los suyos lisonjeros;

pudo muy bien el César sustentallos,

aunque por montes ásperos y fieros,

porque la ribera que el mar lava,

300

Andrea Doria el campo sustentaba.

No quiero referirte las empresas

de Carlos contra Francia, pues no basto;

el valor, las hazañas y las presas

del duque de Alba y del marqués del Vasto,

305

ni las de Francia en la memoria impresas;

que en vano el tiempo y las palabras gasto,

pues tuvieron mil veces a Saboya

como los griegos la abrasada Troya.

Así creció la guerra, que hasta el cielo

310

mostró con mil sangrientos arreboles

la discordia fatal del francés suelo,

la enemistad y furia de españoles.

Viéronse por París, en alto vuelo,

a los lados del sol otros dos soles,

315

que el uno echaba sangre, el otro fuego,

prodigio que en el mundo se vio luego.

Mas viendo el Papa el gran rigor que había

entre aquestos dos príncipes cristianos,

y que por su rigor Italia ardía

320

Barbarroja con turcos y africanos,

trató la paz, y es hoy, don Juan, el día,

si lo quieren los cielos soberanos,

que se han de ver el rey Francisco y Carlos,

porque su Santidad viene a juntarlos.

325

En fin, le obedecieron, y han venido

a Nisa de Provenza.

 

JUAN

Y ¿ha llegado

su Santidad?

 

GARCILASO

Con gran riqueza ha sido

de Carlos recibido y alojado.

 

JUAN

Habránse a justas paces reducido.

 

GARCILASO

330

Franceses y españoles se han hablado;

unos y otros se alojan casi juntos,

sin enojarse ni mirar en puntos.

 

JUAN

¿Al César no será posible hablalle?

 

GARCILASO

¿No veis que ya salir a hablar quería

335

sobre esta paz al Papa? Acompañalle

será mejor en tan solemne día.

 

(Salga DOROTEA.)

JUAN

¡Fernandillo!

 

GARCILASO

¡Buen paje!

 

JUAN

De buen talle.

¡Fernandillo!

 

DOROTEA

¡Señor!

 

JUAN

A la hostería

vuelve, y dirás que al César acompaño.

 

GARCILASO

340

No es malo el paje.

 

JUAN

Es un suceso extraño.

 

(Quédese sola DOROTEA.)

DOROTEA

Iras de amor, estrellas enemigas,

leyes del gusto, fuerzas del deseo,

¿adónde me lleváis?, ¿dónde me veo

al cabo de tan ásperas fatigas?

345

Y tú, cruel, que a tanto mal me obligas,

que lo estoy padeciendo y no lo creo,

¿por qué me enlazas cuando no peleo,

y cuando me defiendo me desligas?

¿Dónde por tierra y mar llevas sujeto

350

un corazón tan flaco? Amor, advierte

que tienes de cobarde mal conceto.

¿Qué gloria esperas, si me das la muerte?

Mas ¡ay!, que dijo bien aquel discreto

que sólo es para amar la mujer fuerte.

 

(En una ventana LEONOR, dama, y CAMILA.)

LEONOR

355

Desde aquí podremos ver,

Camila, al Emperador.

 

CAMILA

Con razón muestras tener

afición a su valor

y a su invencible poder.

 

LEONOR

360

Apenas la causa entiendo:

pues sin nacer española,

siempre sus partes defiendo.

 

CAMILA

No eres en Italia sola,

ni de escucharte me ofendo.

365

Es Carlos el más notable

príncipe que hoy tiene el mundo.

 

LEONOR

Dondequiera que se hable

de su valor sin segundo,

de su grandeza admirable,

370

muestro tan grande afición,

respeto e inclinación,

que doy bien que murmurar.

 

CAMILA

Hoy le veremos pasar.

 

DOROTEA

Damas de Provenza son,

375

que salen a las ventanas

a ver al gran Carlos Quinto.

 

LEONOR

Por sus glorias soberanas

su persona heroica pinto

y grandezas más que humanas.

380

No cuentan de Scipión

ni Alejandro tantas cosas.

 

DOROTEA

¡Ah, damas, las del balcón!

¿Qué digo? Damas hermosas,

¿aguardan conversación?

 

LEONOR

385

Si sois español, tendremos

hoy conversación con vos;

si no, el balcón cerraremos.

 

DOROTEA

Español soy.

 

LEONOR

¡Bien, por Dios!

 

DOROTEA

¿No lo dicen los extremos?

 

LEONOR

390

Dícelo el aire de alzar

la mano al sombrero, y dar

cuerpo y pie con tal donaire;

parecéis hijos del aire

en el aire del andar.

 

DOROTEA

395

No se lo parezca, pues

que el buen aire sólo es

con las damas que requiebran;

pesados son cuando quiebran

lanzas en pecho francés.

400

Mas, ¡por mi vida!, ¿a quién son

más aficionadas? ¿Dónde

las lleva su inclinación?

 

LEONOR

A España, el alma os responde,

que es excelente nación.

 

DOROTEA

405

Pues díganlo muy de veras;

que España es reina, es señora

de cuanto bien consideras.

 

LEONOR

Español eres ahora.

¿Qué fueras si no lo fueras?

 

DOROTEA

410

Cuando no hubiera nacido

español, sólo francés,

damas, quisiera haber sido.

 

LEONOR

¿Que tanta nobleza ves

en el francés apellido?

 

DOROTEA

415

Si de aquestas dos naciones

no me hubiera hecho el cielo,

no quisiera ser.

 

LEONOR

No pones

mal tu gusto. A todo el suelo

tus méritos antepones.

 

DOROTEA

420

Español huelgo de ser;

de no lo ser, francés fuera;

de no ser francés, no hay ser

a donde mi ser cupiera;

antes dejara de ser.

 

LEONOR

425

No digas tal, que no hay cosa

como ser; que no haber sido

es la más triste.

 

DOROTEA

La hermosa

nación que en suerte he tenido,

hoy hace Carlos gloriosa.

430

Ahora veréis pasar

de quien tiembla tierra y mar.

Mas ¿queréisme dar un dedo

de esa ventana?

 

LEONOR

No puedo;

que tengo a quien dar pesar.

 

DOROTEA

435

Si vos no le recibís,

dadme licencia, y veréis

el hombre que allá subís.

 

LEONOR

¿Qué haréis?

 

DOROTEA

Matarle.

 

LEONOR

No haréis;

que no haréis lo que decís.

 

DOROTEA

440

¿Cómo no? No tengo en él,

ni en otros diez, para un tajo;

subidme al balcón, que de él

lo echaré, ¡por Dios!, abajo,

como a Lucifer Miguel.

 

LEONOR

445

Bravo sois.

 

DOROTEA

Soy español,

más pobre que el caracol;

con esto os puedo servir.

Abrid, que quiero salir

al rayo de vuestro sol.

 

LEONOR

450

¿Por qué os llaman fanfarrones?

 

DOROTEA

Porque todas las naciones,

unas de otras envidiosas,

ofenden nuestras gloriosas

empresas y altos blasones.

455

Sabemos decir y hacer,

y porque se usó el retar

en España, que es poner

con la ejecución del dar

la gloria del prometer.

460

Pero el César viene ya;

poned los ojos en quien

todo el bien del mundo está.

 

CAMILA

Éste nos dirá también

qué gente con Carlos va.

 

(Música, acompañamiento. CARLOS detrás, con el tusón por los hombros. Sin hablar se entran.)

LEONOR

465

¿Ha hecho tal hombre el cielo?

Si me enamoró su fama,

por su talle me desvelo.

Dichosa, amiga, la dama,

si tiene tal prenda el suelo,

470

que merezca en dulces lazos

aquellos gallardos brazos,

de quien tiembla el Asia, el mundo.

 

CAMILA

La tierra y el mar profundo

le ofrecen dulces abrazos.

475

Éstos serán sus amores,

al son de trompas y cajas;

que a conquistar sus favores

corren con muchas ventajas

los Césares vencedores.

480

¿De qué sirve que te agrade?

 

LEONOR

¡Ay, Camila! Si la fama

tanto a querer persuade,

¿qué hará la vista, que inflama

y a un fuego tantos añade?

 

CAMILA

485

Pues ¿cómo pones tu amor

en Carlos, emperador

de Alemania y rey de España?

 

LEONOR

No fuera de amor hazaña

si le igualara en valor.

490

Concertar desigualdades

es del amor la grandeza;

que en iguales calidades,

la misma naturaleza

concierta las voluntades.

495

Yo le quise retratado,

y ahora le quiero visto,

y de manera me agrado,

que sé que el aire conquisto

y no desprecio el cuidado.

500

Humilde soy, ya lo veo;

pero soy mujer.

 

CAMILA

¿Qué intentas?

 

LEONOR

Gozarle.

 

CAMILA

¡Extraño deseo!

Luego, ¿admitida te cuentas?

 

LEONOR

No fuera mucho trofeo.

505

Un hombre de humilde ser,

a una mujer de valor,

no la puede merecer;

y puede al mayor señor

gozar cualquiera mujer.

510

¡Ah, hidalgo! ¿Queréis llevarme

donde esta junta se ha hecho?

 

DOROTEA

Abridme y podéis fiarme

vuestro honor.

 

LEONOR

Entrad.

 

DOROTEA

(Sospecho

que éstas quieren engañarme.)

 

LEONOR

515

Entrad, español, os ruego.

 

DOROTEA

(Aquí no pierdo ni gano,

porque haré que sepan luego

que si no gano la mano,

hemos empatado el juego.)

 

(Descúbrase una cortina y sobre unas gradas se vea PAULO TERCIO en una silla con almohadas a los pies, y CARLOS QUINTOS en otra, y algunos caballeros y alabarderos a los pies de las gradas. La música es forzosa.)

PAULO

520

Mucho me pesa, Carlos, y podría

decir que a la común Iglesia pesa,

que habiéndonos juntado en aqueste día

para esta paz, que es de mi oficio empresa,

no quieras ver con desigual porfía

525

al rey Francisco, si es que el odio cesa,

pues mejor estas paces concertaran

lo que aquestos capítulos declaran.

Si él quiere verte, hijo, ¿por qué niegas

tu rostro a quien ya tienes por tu amigo?

530

¿Por qué a mis brazos disgustado llegas,

cuando con tanto amor estoy contigo?

Si por la paz universal me ruegas,

y yo el ejemplo de quien sabes sigo,

hagamos bien los dos lo que debemos,

535

porque a nuestras cabezas imitemos.

 

CARLOS

Beatísimo Padre Paulo,

de aqueste nombre Tercero,

no sin causa, pues lo eres

de nuestra paz y concierto:

540

otra vez representé,

y ahora te represento,

en tu cónclave sagrado

y apostólico colegio

los agravios que la Casa

545

de Austria, por diversos tiempos,

recibió de muchos reyes

de Francia, sin merecellos.

Ya te dije del repudio

por Carlos Octavo hecho

550

con Margarita mi tía.

Mas ¿para qué te refiero

cosas de tiempos pasados,

cuando en los presentes vemos

las muchas causas por quien

555

del rey Francisco me quejo?

Cuando a la guerra de Túnez