El príncipe Perfecto. Segundo tomo - Lope de Vega - E-Book

El príncipe Perfecto. Segundo tomo E-Book

Лопе де Вега

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Beschreibung

Primer tomo de El Príncipe Perfecto, una comedia teatral del autor Lope de Vega. En la línea de las comedias famosas del Siglo de Oro Español, narra un malentendido amoroso a causa de celos que acabará por provocar varias situaciones humorísticas y de enredo.

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Seitenzahl: 89

Veröffentlichungsjahr: 2020

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Lope de Vega

El príncipe Perfecto. Segundo tomo

 

Saga

El príncipe Perfecto. Segundo tomoCopyright © 1623, 2020 Lope de Vega and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726617344

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 3.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

—fol. 1r→

Dedicada a don Álvaro Enríquez de Almansa, Marqués de Alcañices, Gentilhombre de la Cámara de su Majestad y su montero mayor, caballero del hábito de Santiago y Señor de la casa de Almansa y su tierra

En tanto que con diferentes rimas celebra mi ignorancia el claro nombre de Vuesa Señoría, promesa que cumpliré sin falta, ofrezco a Vuesa Señoría la Segunda parte del príncipe perfecto, el Rey don Juan el II de Portugal, espejo verdaderamente de toda perfección, y por quien dijo bien Plutarco: Que los Reyes —fol. 1v→ eran ministros de Dios para el cuidado y salud de los hombres, y para que de los bienes que les dio, parte guardasen y parte distribuyesen. El nuestro, que Dios guarde, es tan divino ejemplar en tan tiernos años que pudiera escusar la historia propuesta, a no ser justo proponer estas excelentes acciones en mayores progresos, a todo heroico Príncipe. Pues vemos de su entendimiento y de su anticipada prudencia tales efetos porque sin ella (como dijo Lipsio) la fuerza y las riquezas son inútiles; y de su valiente ánimo tales bríos referidos de Vuesa Señoría con tanto gusto, mostrándome las lanzas y sus resplandecientes hierros vestidos de sangre, con que hace pedazos en el campo tan bravas fieras. Pues de la caza a la milicia hay tan poca distancia que por preludio de la guerra fue de los persas tan alabada, y así la llamó Natal Conde en su primero libro de Venatione.

Dura batalla de Marte.

 

Y lo sintió Cicerón, llamándola Semejanza de la diciplina bélica. No se despreciaron de enseñarla Platón y Jenofonte, cuyo ejercicio, para descansar de los cuidados de la República, fue tan acepto al emperador Antonino, aunque era filósofo como refiere Julio Capitolino. Y ansimismo Lampridio de Severo y Diodoro de Alejandro, hombre que no se olvidó de la caza cuando conquistaba el mundo. Los —fol. 2r→ daños encarecen muchos con los ejemplos que cuenta de Adriano y de su caballo, Elio Esparciano y las Corónicas de España del Rey Fabila. Pero los mismos peligros tiene la guerra inescusable si llega la ocasión al generoso Príncipe, como se vio en Carlos V, matando en Túnez por sus manos el Moro, que tenía entre los pies del caballo aquel hidalgo sevillano que conocía el Cefar. Y no se debe mirar, ni es justo, por el provecho cierto, el peligro dudoso; y así fue opinión de Plinio el mayor: Que agradan más las cosas que se buscan con peligro; porque allí sintió Quintiliano, que consistía más el afecto. Ni se entienden los gastos que reprehende San Agustín con los reyes soberanos, en cuya monarquía grande no imponen necesidad, antes conveniencia de su grandeza, autoridad y pompa, siendo uno de los mayores adornos a la admiración de los estranjeros, de quien con más cuidado son advertidas las Cortes. No querría que lo fuese mi atrevimiento de Vuesa Señoría, viendo hablar en la caza un hombre, desde que nació, solo inclinado a las Musas. Pero estando el ejemplo tan presente en el gusto con que Vuesa Señoría las mira y celebra, y tal vez por su entretenimiento las honra con sus versos, tendré disculpa y confesaré la envidia de los que pueden ocupar algunas horas en este belicoso ejercicio. Lea finalmente —fol. 2v→ Vuesa Señoría el Príncipe perfecto, pues aunque este nombre no viniera aquí tan a propósito, era fuerza decir que lo era Vuesa Señoría en todas cuantas acciones se debe a sí mismo un caballero de tan heroicas partes, y a quien nuestro señor guarde, como deseo.

 

Capellán de Vuesa Señoría

Lope de Vega Carpio.

—fol. 3r→

Figuras de la comedia

EL REY DE PORTUGAL. LA REINA. EL PRÍNCIPE DON ALFONSO1.   LOPE DE SOSA. EL PRIOR. DON GUTIERRE. DON NUÑO. EL CONDE DON FERNANDO. DOÑA LEONOR. UN LETRADO. TRISTÁN. MADANELA, villana.UN MAESTRESALA. OCTAVIO. MELO. MENDO. ÁLVARO. BRITO, villano.[MARGARIDA, mujer de Álvaro. ] [UN PAJE.] [SILVA.] [UN ALCALDE.] [UN CRIADO.] [FERNANDO.] [JULIA.] [PORCELO.] [ALBERTO.] [LA PRINCESA.] [GUZMÁN DE SIDONIA.] Los músicos.

Acto I

Sale el PRÍNCIPE DON ALFONSO, vistiéndose; LOPE DE SOSA, con la capa y la espada, y un PAJE, con el espejo, y los músicos y el CONDE DON FERNANDO.

 

DON ALFONSO Estrecho viene este cuello:

muestra el espejo, Tristán.

TRISTÁN Antes está muy galán:

rízate un poco el cabello.

DON ALFONSO ¡Qué cosa para mi padre! 5

DON FERNANDO Puesto que el Rey, mi señor,

procede con el rigor

que es bien que a un príncipe cuadre,

no todo se ha de poner

en aquella ejecución 10 que pide su perfección

DON ALFONSO ¿Y no es justo obedecer?

DON FERNANDO Lo mismo corre en los reyes

que en las leyes.

DON ALFONSO Bien le imitas.

DON FERNANDO Es común cosa que escritas 15

están con sangre las leyes,

pero el discreto jüez

ablanda con su piedad

aquella riguridad.

DON ALFONSO ¡Ensanchen más otra vez 20

estos puños, que la mano

toma sangre si se aprieta!

LOPE DE SOSA Dijo una cosa discreta

Julia al gran César romano,

porque un día la riñó 25

del vestirse poco honesto

—fol. 3v→

y otro día más compuesto

vestido y rostro sacó:

«Ayer a gusto venía

de mi marido, señor, 30

y hoy vengo al vuestro.»

DON En rigor

ALFONSO mejor un hombre se cría

con estos justos preceptos.

Dadme la capa y la espada.

LOPE DE ¿Cuál destas joyas te agrada? 35

SOSA ¡Y déjate de conceptos!

(Una salva.)

DON Dadme esas dos cadenillas.

ALFONSO ¡Hola, vosotros cantad!

(Póngaselas.)

TRISTÁN Si hoy sales por la ciudad

DON

ALFONSO perdonen las almohadillas. 40

¿No se hará mucha labor?

TRISTÁN Los ojos te llevarás.

DON

ALFONSO ¿Ahora tiemplas?

MÚSICOS No es más de la prima.

DON

ALFONSO Di a Leonor...

MÚSICOS En la fuente está Leonor,

lava el cántaro llorando

sus amigas preguntando:

«¿Vistes por allá mi amor?».

«No lo hemos visto, Leonor.» 45

LOPE DE ¿Has oído cierta glosa 50

SOSA a esta canción?

DON

ALFONSO Dila a ver.

TRISTÁN Poeta debe de ser

el galán Lope de Sosa.

LOPE DE Leonor a su amor buscando,

SOSA y de amor la mayor prueba,

agua a la fuente sacando,

más que en el cántaro lleva

la restituye llorando.

El curso murmurador 55

aumenta con sus enojos 60

pues que buscando su amor

con dos fuentes de sus ojos

en la fuente está Leonor.

Sus amigas que la veen

están de verla admiradas 65

y ella se guarda tan bien,

que hay lágrimas envidiadas

cuando son por querer bien.

La fuente se está alegrando

de las perlas que atesora 70

y ella, en fin, disimulando,

porque no piensen que llora

lava el cántaro llorando.

Mas viéndose retratar

del agua como de espejo, 75

por él quiere preguntar:

quiere mudar de consejo,

que no es remedio el llorar.

Como se aumenta callando

lo que el corazón inflama, 80

quiere descansar hablando,

porque descansa, quien ama,

sus amigas preguntando.

Fuera de que es natural

al amoroso accidente, 85

descansa en remedio igual,

que decir lo que se siente

mucho disminuye el mal.

Comunicando el dolor,

el alma en descanso está, 90

y así les dice Leonor:

«Si el mío veis por acá,

¿vistes por allá mi amor?»

«Tu amor, le responden ellas,

habemos visto, serrana, 95

en esas lágrimas bellas

con que toda la mañana

llora el sol por dos estrellas.

Puede ser que a tu pastor

olvido, Leonor, detenga: 100

porque fuera de tu amor,

amor que este nombre tenga

no le hemos visto, Leonor.»

DON

ALFONSO ¿Quién la hizo?

LOPE DE Un criado tuyo.

SOSA

DON ¿Eres tú?

ALFONSO

LOPE DE Pienso que sí, 105

SOSA de mi padre lo aprendí: todo aqueste estilo es suyo.

DON Fue, señor, don Juan de Sosa,

FERNANDO —fol. 4r→

un valiente trovador.

DON Quísole el Rey, mi señor, 110

ALFONSO por su espada y por su prosa.

LOPE DE Embajador fue a Castilla

SOSA para aqueste casamiento.

DON

ALFONSO Heredas su entendimiento.

LOPE DE SOSA Mi amor a tus pies se humilla. 115

DON Ponte, Lope, este diamante

ALFONSO y vosotros proseguid la canción, pero advertid que esta mañana se cante.

 

(Sale el REY, en comenzando a tañer, y suspéndanse todos.)

 

REY DE PORTUGAL ¿Está Alfonso levantado? 120

LOPE DE SOSA Sí, señor.

REY DE En el rüido

PORTUGAL lo pude haber conocido

aun antes que hubiera entrado.

DON Deme Vuestra Majestad

ALFONSO la mano.

REY DE Y la bendición. 125

PORTUGAL ¿Quién son estos?

DON Todos son

ALFONSO criados.

REY DE PORTUGAL ¡Cantad, cantad!

DON No, señor, que ya vestido

ALFONSO no es razón que canten más.

REY DE Bueno presumo que está. 130

PORTUGAL Alfonso, ¿cómo has dormido?

DON

ALFONSO A tu servicio muy bien.

REY DE Campo, Príncipe, pareces

PORTUGAL que con música amaneces,

mas bien es que te la den. 135

¿Has tomado espadas ya?

DON No, señor.

ALFONSO

REY DE ¿Ni la lición

PORTUGAL de letras?

DON Las ocho son:

ALFONSO presumo que tiempo habrán.

REY DE PORTUGAL ¿Lope de Sosa está aquí? 140

LOPE DE Sí, señor.

SOSA

REY DE PORTUGAL ¿Qué le enseñáis?

LOPE DE Cuando vós presente estáis,

SOSA más os oye a vós que a mí.

REY DE PORTUGAL ¿Qué leéis?

LOPE DE SOSA De cielo y mundo.

REY DE PORTUGAL ¿A quién tenéis por autor? 145

LOPE DE SOSA A Aristóteles, señor.

REY DE PORTUGAL ¿Qué parte?

LOPE DE El libro segundo.

SOSA Que era noble calidad, la luz, ayer enseñaba

y si los celestes cuerpos 150

entre sus esferas andan

naturalmente o se mueven

en círculo pues se engañan

los que con tal opinión

afirman que tienen alma. 155

Dijimos también, señor,

qué diferencia se halla

entre la naturaleza

angélica soberana

y nuestra alma.

REY DE PORTUGAL ¿Pues cuál es? 160

LOPE DE Ser unible al cuerpo el alma

SOSA y componer una cosa